Por Eduardo Anguita
Director de Miradas al Sur.
Gobierne quien gobierne después de las elecciones presidenciales, la Argentina estará en condiciones de no ser un país dependiente, si por país dependiente se entiende la injerencia en las decisiones financieras y políticas.
Hasta hace poco, cada vez que una misión argentina viajaba a Nueva York para algo trascendente, Clarín publicaba en tapa amenazas o medidas del juez Thomas Griesa, donde se radicó la causa de los tenedores de bonos argentinos en default. De hecho, la última noticia en relación a ello fue de principios de abril de este año, cuando dos fondos de inversión –llamados buitres– reclamaron “el incumplimiento de pagos”. En efecto, EM Limited y NML Capital habían logrado que Griesa resolviera que los fondos del Banco Central argentino depositados en la Gran Manzana “pudieran ser embargados”.
Dos meses después, el 66% de los bonistas aceptaron sumarse a la oferta del gobierno y la historia de los bonistas rebeldes que podían hacer que la Argentina temblara quedó como una mala pesadilla guardada en el arcón de los recuerdos. Desde ya, el diario de Héctor Magnetto no podía quedarse sin ninguna noticia de tapa para castigar a la presidenta Cristina Kirchner en este viaje, donde además de participar de la sesión anual de Naciones Unidas tenía en la agenda nada menos que asumir la presidencia del Grupo de los 77.
El domingo, Clarín estampó en tapa una bravata judicial. Esta vez no surgía de Nueva York sino de La Plata. El juez Elvio Sagarra dictaba el viernes una “medida cautelar” para impedir en todo el territorio nacional lo resuelto por el Ejecutivo en cuanto a que Cablevisión no podía utilizar la licencia de Fibertel, tal como lo viene haciendo el Grupo Clarín. Alguna vez habrá que reformar ciertas capacidades de la justicia que permiten a un juez de primera instancia, cualquiera sea su distrito, pueda arrogarse funciones de lo que en algunos países se llama Tribunal Constitucional. Lo cierto es que la jueza federal de Mendoza Olga Pura de Arrabal logró con una cautelar mantener congelada una ley del Congreso. Eso sí, cuando el caso llegó a la Corte, la votación fue 7 a 0 y la ley está vigente. No son pocos los magistrados que actúan en sintonía con las políticas de Clarín y ajustan sus resoluciones a medida de las tapas de Clarín.
PRESUPUESTO Y SOBERANÍA. La realidad es que la salida del default, la confirmación de Mercedes Marcó del Pont en el Banco Central y los resultados económicos del primer semestre del año son la prueba más contundente de que la Argentina puede debatir su presupuesto 2011 sin nubarrones a la vista y con la posibilidad de cancelar sus compromisos financieros sin turbulencias. El proyecto, que ya empezó a tratarse en comisiones en Diputados prevé cancelar los alrededor de 9000 millones de dólares de intereses con recursos corrientes, mientras que los alrededor de 6500 millones de dólares de amortización de capital se prevé pagarlos con reservas excedentes del Banco Central. Es muy difícil que sectores opositores asuman la cerril actitud de sabotear el pago con reservas excedentes porque el único sentido sería intentar que se reduzca el superávit fiscal y que, eventualmente, el Ejecutivo tenga que tomar préstamos a altas tasas para cancelar obligaciones externas.
Lo cierto es que 2011 será un año electoral y la Argentina logró algo por lo que pregonaba a cuatro vientos Raúl Scalabrini Ortiz, entre otros: soberanía a la hora de las decisiones y el rumbo económico.
Un detalle no menor respecto del presupuesto y la dependencia externa. El plan de obras públicas para el próximo año es ambicioso y contempla fondos por unos 12 mil millones de dólares. Ambicioso pero no electoralista. Está a tono con los recursos y las necesidades de mediano plazo y no para capturar votos como ya empezó a batir parches La Nación. Casi el 90% del plan se cubrirá con recursos corrientes y apenas 1500 millones con créditos blandos del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo, que dicho sea de paso reciben las contribuciones de la Argentina todos los años para ser parte de esas instituciones financieras. Ninguna de las obras financiadas surge por decisión ajena al país.
Cabe reparar en que gobierne quien gobierne después de las elecciones presidenciales, la Argentina estará en condiciones de no ser un país dependiente, si por país dependiente se entiende la injerencia en las decisiones financieras y políticas. Sin embargo, salir de la estructura de la dependencia es afianzar un modelo en el cual la ciencia y la tecnología, la diversidad productiva y la capacidad industrial tengan un rol importante. Las siguientes preguntas no son ociosas: ¿Cuál es la alianza social que puede sacar al país de la periferia? ¿Qué sectores políticos pueden representar ese conglomerado de intereses nacionales y populares? ¿Quiénes tienen el liderazgo interno y externo como para darle rumbo a los pasos por dar? En cuanto a la primera pregunta, el crecimiento del empleo y del mercado interno en estos años son la primer muestra de que producir más no requiere de esclavizar sino todo lo contrario. Y eso va a contramano de la intoxicación ideológica que dejó el neoliberalismo y que todavía tiene colonizada a buena parte de la sociedad argentina. En segundo lugar, el Frente para la Victoria da muestras de ser un emergente político con arraigo histórico, pero también con una lectura realista del momento que atraviesa Latinoamérica y el mundo. Y, por último, si era preciso mostrar que la Argentina tiene un lugar en el mundo, es bueno reparar en que la presidenta y el ex presidente se encuentran hoy ante los foros más importantes del planeta y han ganado, para la Argentina, un protagonismo destacado.
G-77. Hoy, Cristina Kirchner asumirá la presidencia del Grupo de los 77, un histórico espacio de países creado en 1964, en plena Guerra Fría, que se constituyó cuando se llevó a cabo la primera Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), con el fin de agrupar la voz de las naciones más pobres. Hoy nuclea a 132 países –con la presencia de China– y es un espacio para la diplomacia de temas claves, que van desde las condiciones del comercio de commodities hasta el calentamiento del planeta. Si la Argentina había logrado hace poco un lugar en el G-20, este otro paso demuestra que la diplomacia nacional pudo dar otro paso decisivo. Los especialistas en política internacional destacan que es la primera vez que se elige para presidir el G-77 a una nación que integra el G-20. Y lo que hoy diga Cristina será tomado, por muchos, como la palabra que surge de una experiencia concreta –y exitosa– de cómo salir del default con principios de justicia social. La mención del norteamericano Barack Obama días pasados sobre las Madres (en obvia alusión a las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo) le pone, además, la cuota de respaldo moral a este camino y al reconocimiento que está obteniendo.
Latinoamérica vive un momento excepcional. Las elecciones en Venezuela demuestran, de modo palmario, que Hugo Chávez es un demócrata cabal. Los medios que atacan al gobierno bolivariano ya preanuncian un fracaso en las presidenciales de 2012, al tiempo que lo acusan de dictador. No reparan en que su caudal de votos sigue siendo mayoritario ni tampoco en que hay transparencia democrática. De Brasil, a pocos días de las elecciones, se puede decir que la candidata Dilma Rousseff está a un paso de ganar en primera vuelta, pese al bombardeo de los grandes medios. El protagonismo de los líderes populares de la región no sólo cuenta con apoyo popular sino que, además, en este momento de crisis en los países centrales, Latinoamérica es un continente observado con mucha atención. <
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