La historia sin fin


 "La política es conflicto, pero también la capacidad de aunar y conducir fuerzas diversas". Perón

“Un clima de rebeldías individuales puede durar indefinidamente sin afectar al régimen que las provoca. Solamente cuando la rebeldía está coordinada y encauzada en un movimiento de liberación adquiere eficacia necesaria para luchar con éxito”.  J. W. Cooke

Latinoamérica vive una etapa de grandes convulsiones políticas  y sociales. Por un lado nuevamente está siendo agredida por las políticas imperialistas de EEUU, aliadas a las oligarquías locales. Nada nuevo bajo el sol, como en los 70 los golpes cívicos – mediáticos - militares están agrediendo a los gobiernos democráticos de la región. Golpes palaciegos, contra Lugo, Zelaya o Dilma, la proscripción y cárcel de Lula en Brasil, los ataques, por ahora infructuosos, contra el gobierno Bolivariano de Venezuela, o ahora el golpe militar, con una feroz represión sobre los sectores populares que resisten, en Bolivia.
Por el otro hay un hartazgo de los pueblos, que se está viendo en las calles de Chile, Colombia, Haití o Ecuador,  hacia un modelo neoliberal colonialista  imperante en esos países
La región estuvo gobernada desde los noventa por movimientos que pueden ser caracterizados como nacionales y populares, encarnados en figuras fuertes como Chávez, Lula, Kirchner, Correa o Evo, mostraron un camino distinto y exitoso, de integración social, crecimiento económico y autonomía política. Estos movimientos, aun en retirada, mantienen una presencia política importante. No sin contradicciones internas, avances y retroceso, aciertos y errores, conservan un gran apoyo popular
Los proyectos nacionales y populares  son cuestionados tanto por derecha  como por la izquierda. Ya que son  alternativas políticas que pueden y tienen por objetivo disputar poder real, apoderarse de los recursos  y las estructuras del estado y construir un discurso hegemónico, para trasformar a la sociedad  y hacer efectivos los derechos de las mayorías populares.
Caracterizar a estos movimientos no es tarea sencilla ni neutral, porque en cada país asumen características particulares, debidas a la historia, a la praxis de cada pueblo y sobre todo a la construcción y los liderazgos que se dan en cada país.
Por derecha son denostados con el calificativo de “populismos”, término despectivo,   que termina no definiendo  nada, pero con connotaciones de gobierno demagógico, corrupto, clientelistico, que no respeta las reglas de la economía y la política, como el establishment  lo impone. Por izquierda, sobre todo desde el marxismo europeísta, se los define como movimientos burgueses, gatopardistas,  conservadores del sistema, etc.
Por supuesto que esta falta de comprensión de la izquierda y su subestimación de los movimientos nacionales y populares  no es nueva, por el contrario es  la siempre presente visión eurocéntrica que les impide ver el contenido revolucionario del nacionalismo popular en nuestros países. En países colonizados y agredidos por los intereses imperiales el nacionalismo popular es revolucionario.
En general estos movimientos abrevan en experiencias similares anteriores, como el Varguismo, el peronismo o el cardinismo. el Apra peruano, el sandinismo, etc, y en todas las experiencias revolucionarias y anti imperialistas del continente. Este hilo muestra una continuidad histórica que une a todas estas experiencias.
Como todos o casi todos los procesos políticos latinoamericanos se encarnan en la presencia de un liderazgo muy fuerte y definido. La figura del “caudillo” siempre presente en la historia de nuestros países.
Además podemos definirlos por la movilización de masas populares, que representan una alianza de clases bajas, medias y la pequeñas burguesías urbanas y/o rurales, unidas por un sentimiento nacional anti imperialista, con una apelación y construcción de un sujeto “pueblo”, como baluarte  y depositario de  valores trascedentes.  Por el contrario siempre se construye antagonismo con la oligarquía y aquellos sectores sociales o económicos que son aliados de los intereses imperiales.  En cuanto al programa socio económico en general los movimientos populares pueden caracterizarse como anti imperialistas, anti oligárquicos, democráticos, comprometidos en profundizar las formas de democracia directa y participativa, industrialistas, basado en el desarrollo de un fuerte mercado interno, salarios altos y derechos laborales para las clases trabajadoras, fuerte presencia del estado y nacionalización de los sectores básicos de la economía.
Existe una distinción importante entre el nacionalismo popular en los países de América Latina con respecto a fenómenos similares en el mundo, este nacionalismo no es agresivo, ni xenófobo  ni expansionista,  como si lo fue siempre el europeo y el norte americano, tampoco es aislacionista. Por el contrario el proyecto central es la integración política y económica de los países de la “Patria Grande”.

La construcción del Movimiento Popular

El peronismo siempre se pensó a sí mismo como un movimiento de liberación nacional y social, relegando al partido a una mera herramienta electoral. Sin embargo, también, cuando era el momento de presentar listas, estas trataban de reflejar el espíritu movimientista en la construcción de un frente electoral que superara las estrechas paredes del Partido Justicialista.
Perón pensaba al primer peronismo como una alianza entre los trabajadores  industriales y agrarios, la  “burguesía nacional”, la iglesia y el ejército. Esta alianza se rompe  y se produce el golpe militar de 1955. No vamos a entrar analizar las razones de esa ruptura y sus consecuencias, ya que mucho se ha escrito sobre ello. Si un dato que tendrá influencia sobre el futuro, el abandono del peronismo de gran parte de la clase media y la pequeña burguesía, que habían crecido al calor de las políticas de JDP, pero que migraron en una búsqueda de republicanismo abstracto  y ascenso social. Esta clase media busco distintas alternativas políticas, todas infructuosas, apoyo al frondizismo,  a Illia o al golpe de Ongania, todas  experiencias fracasadas, Solo volvió a encontrar su camino cuando los sectores juveniles de esa clase media se volcaron al peronismo a principios de los setenta, conformando una experiencia política, infinitamente rica,  a pesar de su trágico final, producto de la represión del golpe cívico militar.
La idea movimientista siguió siempre en la base de toda construcción peronista, aun en la etapa fallida de la renovación peronista.
NK vuelve a retomar esta idea pero ya desde el gobierno, la famosa transversalidad que planteaba y que llevó  a Cobos a la vice presidencia fue una iniciativa de conformar un frente político y social que ampliara la base electoral del PJ.  La experiencia  permitió  que CFK ganara con un 54 %. 
El Frente para la Victoria fue  una experiencia altamente exitosa, por supuesto llena de contradicciones, como toda construcción política mayoritaria. Fue una herramienta de construcción del gran movimiento  nacional. La deserción de Cobos, no marcó  el quiebre de este proyecto de transversalidad, como lo quisieron ver muchos; el  éxito lo marcó   la sumatoria de miles de jóvenes, clase media y pequeña burguesía al peronismo, aunque muchos lo hicieron desde distintas experiencias y organizaciones políticas no peronistas.

Un cambio de época:

El mundo ha cambiado en esta primeras dos décadas  del siglo XXI. 
¿Es el final de una etapa histórica?
Es difícil decirlo y analizarlo  porque nos falta perspectiva histórica. Estamos viviendo ese proceso, somos espectadores, pero también actores en esta nueva construcción. Pareciera que estamos en una brutal crisis mundial. No solo económica, sino política. Los síntomas de descomposición del viejo orden mundial parecen evidentes, sin embargo es prematuro pensar que está muerto.
La crisis argentina del 2001 donde crujió todo el sistema capitalista local, las sucesivas crisis en el centro de poder mundial, EEUU y Europa, las guerras y el terrorismo en  Medio Oriente, con su secuela de muerte y millones de refugiados que avanzan hacia Europa, la salida del Gran Bretaña de La Unión europea, el fracaso evidente de la experiencia de la Europa Unida, que poco a poco va creando monstruos ultranacionalistas dentro de las fronteras de cada país. Una crisis económica que genera el crecimiento de experiencias políticas que creíamos desaparecidas como el nazismo, con racismo, xenofobia, aislamiento, etc. Vivimos en un capitalismo en crisis, incapaz de dar respuesta a los sectores medios y populares.
La asunción de Donald Trump como presidente de EEUU marcó  también la profundidad de la crisis dentro del mismo centro imperial.
Votado por los sectores populares norteamericanos y odiado por el establishment político, mediático, financiero, pero rodeado por un gabinete de ricos, muy ricos y reaccionarios de derecha, hacen un difícil pronóstico hacia el futuro.
En principio en estos dos años de mandato todo parece indicar que  EEUU se va cerrando sobre sí misma, por lo menos en lo económico y comercial. Pareciera que EE.UU. vuelve a su vieja política pre primera guerra mundial de aislarse  y cerrarse al mundo.
Lamentablemente este cerrarse sobre sí mismo implica también un cerrarse sobre su patio trasero. En una etapa de decadencia, EEUU vuelve a sus viejas políticas del Destino Manifiesto y el Gran Garrote sobre los países de América asegurándose recursos naturales y energéticos de la región, además de mercados para sus productos.
En estos días estamos viendo una nueva escalada de políticas imperialistas y colonialista, por parte del DE yanqui, siempre aliado a grupos oligárquicos de cada país: el golpe militar contra la democracia boliviana muestra una vez más la  peor cara de las políticas norteamericana para la región, No solo derrocan gobiernos democráticos y populares, sino que también ejercen una feroz represión interna contra esos movimientos, sus dirigentes y sus pueblos.

Un escenario complejo

El escenario latinoamericano es complejo. El nuevo gobierno popular argentino, si bien llega legitimado por el amplio triunfo sobre el anterior y sus políticas neoliberales de los últimos cuatro años, enfrenta un escenario regional hostil, agudizado en estos días por el triunfo del candidato de la derecha uruguaya,   Lacalle Pou y  su posible alineación con las políticas de Bolsonaro y Trump para la región.
Por el otro lado enfrenta internamente  a sectores políticos, económicos y mediáticos,  muy poderosos, que han crecido al amparo de las políticas neoliberales de los últimos años. Estos grupos, seguramente alentados y algunos caso financiados por el DE de EEUU,  se preparan para resistir cualquier cambio en las políticas o modificación de sus privilegios. El ejemplo más perverso son sectores de la burguesía agro pecuaria que amenaza con un lockout patronal ante cualquier intento del nuevo gobierno de imponer una suba de retenciones. Y detrás de todo este escenario,  la deuda externa,  que el próximo gobierno sufrirá como una gran restricción a cualquiera de sus políticas destinadas a modificar el status quo.
La pregunta que surge es como enfrentar, desde la legitimidad  de un gobierno electo,  un escenario con  tantas y complejas acechanzas. La respuesta está en nuestra historia y la praxis política de nuestro pueblo. Es necesaria la construcción y fortalecimiento de un gran movimiento de liberación nacional y social, que de respaldo a las políticas populares del próximo gobierno.
Pero como en toda construcción política hay que pasar de la idea al hecho concreto.
Es tarea de todos poner esfuerzo en esta construcción de un proyecto nacional,  popular y revolucionario. Hay que recuperar el espíritu y la  lógica  movimientista, debe ser nacional, abierto, participativo, poli clasista, que nuclee a todos y a todas aquellos que quieran una Argentina justa, libre, soberana, unidos en un programa  de acción común y un sueño y una mística compartidos.
Debe ser un  espacio que tenga vocación fundacional, de desmontar a la vieja Argentina moldeada en la estructura legal y económica del Liberalismo,  y construir una nueva Argentina, sobre bases sólidas y duraderas.
La historia no terminó,  como nos decía Fukuyama allá por los noventa, los hombres y los pueblos construyen día a día su historia por lo tanto mientras exista el hombre siempre habrá historia y política a su alrededor.
El imperativo de la hora nos impone generar políticas de fortalecimiento de las organizaciones populares, definir un rumbo claro y preciso, dialogar con el pueblo para no perder el rumbo, evitar que de la crisis sigan lucrando los personeros de siempre, que en nombre de la república y las instituciones saquean nuestra riqueza, no permitir el paso de experiencia políticas golpistas,  autoritarias, xenófobas, y violentas como alternativas mesiánicas y salvadoras.
Debemos pensar la Argentina para los próximos 50 años, buscando en nuestras raíces e historia, pero lanzados al  futuro, Insertos en un mundo caótico y cambiante.  Pensar situados en el aquí y ahora, desde nosotros y nuestra historia  construir nuestro futuro.

Antonio Muñiz
Noviembre 2019

La decadencia del imperio americano.


“La historia de la humanidad, es la historia de la lucha de los pueblos contra los imperios”. JDP, La Hora de los pueblos

La agudización de los ataques de Washington contra lo que el Consejero de Seguridad Nacional John Bolton denominó el nuevo “eje del mal” en la región  (Cuba, Venezuela y Nicaragua) y la actual ofensiva   golpista  contra el gobierno boliviano y la situación de resistencia de su pueblo hace necesario generar los debates ante estas situaciones donde el principio de autodeterminación de los pueblos está siendo avasallado brutalmente.
En indudable que la nueva ofensiva de EEUU sobre la región tiene ya varios años, en ese marco deben entenderse los golpes “blandos” contra Manuel Zelaya en Honduras (2009). Fernando Lugo en Paraguay (2012) y Dilma Rousseff (2016) y la posterior persecución de Lula y su proscripción que permitió el triunfo de un militar  caricaturesco, pero por ende peligroso, afín a las políticas imperiales de Washington.
También en ese marco deben entenderse los procesos de Ecuador, donde hubo una persecución hacia los dirigentes leales al ex presidente Correa, estando detenido,  en un proceso grotesco, el actual vicepresidente por el delito de “sedición”. Todo orquestado por el actual presidente Lenin Moreno, en contubernio con la embajada yanky  y los poderes facticos, judicial, medios y económicos de ese país.
Haití agredida y saqueada hasta el límite y su pueblo en las calles luchando por sobrevivir, lleva más de 50 muertos bajo las balas de un ejército armado por EEUU.
El pueblo chileno en lucha también contra el modelo neoliberal y el gobierno de derecha de Piñera, brutalmente reprimido, con prácticas de represión aberrantes, toleradas y hasta avaladas por EEUU y sus países aliados.
El rotundo fracaso de las políticas agresivas contra Venezuela, para derrocar a Maduro, pero sobre todo apropiarse del rico subsuelo venezolano y así domesticar al resto de la América del Sur, llevó  a la ofensiva brutal contra el gobierno boliviano y su pueblo.  
Es necesario comprender distintas dimensiones de la actual ofensiva imperial estadounidense y de los enormes desafíos y riesgos que suponen para Nuestra América. La agresión imperial pone nuevamente en riesgo la  región, convirtiéndola en  una zona de guerra.
Reivindicar los principios de “no intervención” y “autodeterminación de los pueblos”, ante la desembozada agresión contra nuestros países, es una tarea urgente para todas las fuerzas democráticas, populares y antiimperialistas  de todo el mundo y, en particular, de Nuestra América.

Avances y retrocesos

El sistema mundial se encuentra en plena crisis histórica.
Las profundas transformaciones de la economía mundial: globalización productiva, revolución científico-técnica,  primacía de la lógica de acumulación financiera, concentración de del capital, monopolización, etc, que se iniciaron a principio de los ochenta han llevado a EEUU y sus aliados a la cúspide de su poder imperial, sobre todo luego de la caída del muro de Berlín y del comunismo.
Sin embargo también este proceso beneficio a otro gran jugador,  China, que hoy le disputa la hegemonía económica y militar. Junto a China, volvió al ruedo, como potencia, Rusia, más la India y nuevos jugadores nucleados en los Brics.
También el proceso de globalización está en crisis y muestra fisuras importantes, sobre todo luego del crac financiero de 2008 en EEUU que hizo temblar todo el andamiaje de los países centrales.
Aun dentro de los países centrales y más aún en Latinoamérica, los pueblos se están expresado su hartazgo frente a un modelo que no da respuesta a las necesidades de su población, revuelta populares se están dando en la misma Europa, pero también en Medio Oriente, África, Asia, por razones de subsistencia,  el precio de los alimentos,  de los combustibles,  o mayor libertad y mejores condiciones de vida.
Así el orden  impuesto al mundo por EEUU y el capitalismo occidental está en crisis, y es más,   ha llevado al mundo a situaciones límites.
Hoy enfrentamos crisis profundas en diversas áreas y regiones: climática ambiental, económica productiva, financiera, conflictos bélicos, etc.

“América Primero”.

Con el triunfo de Donald Trump se produce un cambio de las correlaciones de fuerzas en Estados Unidos y por ende de sus políticas. Con Trump vuelven las viejas políticas nacionalistas, industrialistas, de cerrarse sobre sí mismo, por supuesto,  con contradicciones internas,  en detrimento de los sectores globalizadores.
Detrás del eslogan “Estados Unidos primero”, se encuentran los diversos actores internos perdidosos con la globalización, los industriales que producen para el mercado interno, los  sectores obreros “blancos” en general que vieron perder calidad de vida en los últimos treinta años, aquellos que ve como un peligro la subordinación de EEUU a organismo internacionales, acuerdos multilaterales, y el surgimiento de nuevo liderazgos en el mundo que ponen en cuestión el lugar de EEUU.

Si bien EEUU tiene un sector industrial basado en la investigación, el desarrollo y la innovación productiva, líder en el mundo, también hay sectores que han quedado retrasados,  estos sectores están pidiendo  la adopción de políticas “proteccionistas” y nacionalistas como las que expresa el trumpismo.
También importantes sectores militares ven como una amenaza para la seguridad nacional la desindustrialización de los Estados Unidos y vienen presionando para una política contraria al globalismo.

La política del gran garrote.

A grande rasgos podemos decir que en Estados Unidos están en lucha dos grandes estrategias imperiales.
Por un lado, las fuerzas globalizadoras internacionalista, practicado por la gestión Obama y sostenido por la mayor parte de las transnacionales, las redes financieras globales y el establishment liberal, todo apoyado en las instituciones globales, FMI, Banco Mundial, OMC, etc, mega acuerdos comerciales, expansión y centralización militar.
La estrategia de estos grupos es construir  un poder supranacional, que garantice la hegemonía y la capacidad de acumulación capitalista, en beneficio del centro hegemónico y pueda imponerse y subordinar  a los periféricos.  
En cambio Trump, busca “recuperar” la hegemonía estadounidense en el sistema mundial como Estado-nación y fortalecer el polo angloamericanoeuropeo con vértice en Washington para, desde ahí, librar las luchas contra las potencias emergentes, en especial China.
Dentro de esta estrategia global y en cerrarse sobre sí mismo, su viejo “patio trasero”, Latinoamérica, cobra de nuevo valor.
En ese sentido vuelven las políticas de seguridad hemisféricas, enmarcadas en la doctrina Monroe y exacerbando el intervencionismo en la región frente a cualquier alternativa que desafíe  los intereses de Washington.
La políticas de Trump con respecto a América Latina debe ser vistas en la lógica imperial en la doctrina del Destino Manifiesto, la política del gran garrote,  que llevaron a anexar al mitad  de los territorios mejicanos en la guerra de 1846, apropiarse de los restos del imperio español en la guerra de 1898, de la Doctrina Monroe (1904), las intervenciones y ocupaciones militares en el Caribe, Centroamérica y Colombia/Panamá, Granada y los golpes sangrientos durante los 60y 70, todos prohijados por intereses norteamericanos.
Queda claro que EEUU se cierra sobre sí mismo y por ende sobre América Latina, para frenar su declive global.
Su política de relanzar su hegemonía imperial, basada en la apropiación y saqueo de los recursos, minerales estratégicos, petróleo, gas, biodiversidad, fuerza de trabajo y mercados, etc, está chocando con las experiencia políticas de los países de la región.
La ascensión de Gobiernos populares durante los primeros quince años del siglo XXI, han sido experiencias exitosas que permitieron un crecimiento económico y desarrollo importante, con la inclusión de amplios sectores populares al mercado laboral y de consumo.
Estas experiencias populares exitosas, a pesar de la fuerte oposición interna y externa que sufrieron, muestran un camino distinto al que quiere imponer nuevamente el imperialismo.
América Latina sigue siendo un territorio de lucha contra los imperios colonizadores, como los fue en los últimos 500 años.
Y para terminar esta breve reseña sobre la realidad política vuelve vigente como siempre las palabras de Juan Domingo Perón en “La Hora de los pueblos”, que nos marca un camino de resistencia, la construcción de una gran movimiento de unidad nacional, liberación política y social.
Anteponer los  antagonismos políticos o de clase en la lucha contra el imperialismo, esto es inseparable del pensamiento de Perón,
 “De cuanto venimos hablando se infiere que el problema argentino es un poco el problema del mundo,….., y que consiste en la liberación en lo internacional y en las reformas estructurales en lo interno.  Sin esas reformas indispensables no habrá paz interior estable y duradera como impone una convivencia creadora, y sin liberación no habrá ni justicia social, ni independencia económica, ni soberanía nacional, factores indispensables de la grandeza nacional, y no saldremos nunca de nuestra triste condición de "subdesarrollados", en tanto seamos tributarios de la explotación imperialista”. JDP

Antonio Muñiz
20 de noviembre de 2019

El ocaso de occidente.


“La noche de la miseria y la injusticia cubren las tierras del Sur. Y actualmente es más cerrada  porque Occidente nunca  fue tan poderoso como ahora.” Jean Ziegler. El odio a Occidente. 

-¿Cuál es el significado actual de "Occidente"?



Ante todo, es una definición de un  territorio delimitado geográficamente,  podríamos describirlo como la región euroatlántica o euroamericana.
Sin embargo, Occidente puede y debe ser definido  por sus valores, historia política y económica, su cultura.
Por largos siglos, la civilización occidental se fue forjando y fue a la vez extendiendo su influencia sobre otras regiones del mundo. Es indudable también que la configuración actual del orden mundial fue producto de la expansión política, económica, cultural, técnica y territorial de los países centrales que hoy lideran “Occidente”.
Desde luego, hoy reconocemos que Occidente exportó al resto del mundo logros científicos tecnológicos, una cultura, una visión del mundo y de la realidad, exportó  valores y principios como la libertad, el imperio de la ley, el respeto por los derechos humanos, la democracia. Aunque también es justo decirlo esos valores fueron usados internamente y negados a otros países. También que en nombre de esos principios destruyeron culturas milenarias, suprimieron otras religiones, saquearon la riqueza y sojuzgaron a  sus pueblos, en una despiadada expansión económica, con lógica imperial de saqueo.
Hubo dos grandes herramientas donde se asentó el predominio de “occidente” sobre el resto del mundo, el capitalismo y el libre comercio y otro cultural, la supuesta supremacía del hombre blanco sobre el resto de la humanidad, de la “verdad” de su religión, el cristianismo, y de sus logros culturales artísticos y científicos.

Quinientos años de historia

“La dominación de occidente es la peor de la historia humana tanto en su duración como en su extensión planetaria” Edgar Morin
Desde hace más de 500 años, los occidentales dominan el planeta. El hombre “blanco” no es más que el 12 % de la población mundial y nunca pasó  del 24%. O sea una minoría dominante, sin embargo un dominación feroz, efectiva y altamente organizada.
Hubo cuatro etapas de dominación. La primera la conquista y saqueo de América a partir de 1492.
Las naciones europeas, España y Portugal, principalmente saquearon los recursos naturales, en especial el  oro y la plata, ocuparon las tierras, masacraron a la población indígena y destruyeron sus civilizaciones, varias de ellas muy avanzadas. Los sobrevivientes fueron cargados de cadenas y esclavizados en las minas o en los campos.
Esta exacción de la riqueza natural de América,  la explotación brutal del indígena y el comercio, sirvió para financiar el desarrollo del capitalismo europeo, sobre todo el desarrollo industrial de Inglaterra, que poco a poco fue desplazando  a España de su hegemonía mundial.
En este pasaje de crecimiento de Inglaterra fue consecuencia de la segunda fase de dominación, el tráfico de esclavos. Una América despoblada por la matanza de su población original necesitaba mano de obra esclava, Inglaterra monopolizo el tráfico de población negra de África hacia las grandes plantaciones del sur de Cuba, Brasil, Norteamérica, etc.
Estos barcos desembarcaban su carga humana y volvían a los puertos británicos cargados de mercadería de las Américas. Esto más la piratería “institucionalizada” con las patentes de corzo de la Corona Británica, permitió primero el dominio de Inglaterra del control de los mares y luego el control del comercio mundial.
Siguió un tercer sistema de dominación, el sistema colonial, que a través de la ocupación militar de los territorios organizó  estados coloniales subordinados a sus metrópolis.
El sistema colonial español en América cae, como consecuencia de la  decadencia   de España, en las primeras décadas del siglo XIX, sin embargo África y muchos países asiáticos sufrieron la agresión y la anexión colonial durante los siglos XIX y XX. Este sistema permitió una explotación más intensiva de los países ocupados, no solo de sus recursos naturales si no sobre todo de la sobre explotación de su mano de obra, en muchos casos esclava.
Cabe acotar que la penetración de esos territorios no solo fue militar, también se hizo en nombre de la religión cristiana y “valores altruistas”  como llevar la civilización a esas tierras bárbaras.

Por último, tal vez la más brutal de las etapas, la actual.  Donde la civilización occidental capitalista se adueñó del planeta, través de una ideología perversa, el neoliberalismo, y los avances  técnicos que han permitido la “globalización”. El neoliberalismo y el libre mercado son la avanzada de un proyecto político, económico y social de dominación global, por parte de los países centrales, las grandes compañías trasnacionalizadas y el gran capital financiero. Este sistema de dominación y saqueo  tiene varios gendarmes que lo hacen viable, el FMI, el Banco Mundial, la OMC, organismos multilaterales al servicio del nuevo/viejo sistema de dominación.

Tal vez la cumbre de su poder sea también el punto de declive.

Entre la razón y la locura.

 En 2008, la locura y voracidad del capitalismo financiero global arrastró  al mundo a una crisis que devoró en semanas miles de millones de dólares en valores patrimoniales. Este salvajismo bancario creo en los países centrales  miles de desocupados, pero en los países periféricos arrojó  a millones a la pobreza y el hambre.
Si hablamos de hambre en los países periféricos, en especial de África y Asia los números son terroríficos y lo que es peor, en aumento. Según Naciones Unidas  dos mil doscientos millones (2200) de personas viven en la pobreza extrema, de los cuales  ochocientos (800) millones viven en situación de hambre crónica.
Latinoamérica no escapa a este flagelo, numerosas poblaciones sufren el hambre como un problema crónico. Quizás Haití sea el ejemplo mayor donde las hambrunas generalizadas llevan a su gente a alimentarse de tierra y fango;  pero numerosas regiones de América Latina sufren estos males, sobre todo las comunidades de pueblos originarios.
¿Por qué,  si el mundo cuenta con los recursos naturales y la tecnología para producir alimentos para toda la humanidad,  existe hoy el hambre?
 La explicación es simple, la producción y la distribución de alimentos ha sido monopolizado por cuatro o cinco empresas tras nacionalizadas  que se lo han apropiado en su beneficio. También grandes cantidades  de granos, azúcar, trigo o maíz  son destinados a la fabricación de biocombustibles.
Esta es una de las causantes de los aumentos desmedidos de los precios de los alimentos básicos para los países en desarrollo.
También en los países del sur sufren las consecuencias de la crisis climática, que afecta sus cosechas y sus ciclos productivos. La voracidad de la lógica depredadora del capitalismo, además esta destruyendo y contaminando amplias zonas del planeta, donde antes florecía la vida.
Estas hambrunas han provocado masivas migraciones de del países del sur hacia la puertas del mundo desarrollado, así, sobre todo Europa se ve “invadida” por grandes contingentes de hombres y mujeres que  golpean a sus puertas en busca de una posibilidad de futuro para sus hijos.

Estas situaciones de pobreza extrema y crónica cusan millones de muertes por año, según Naciones Unidad unos 40 millones de personas mueren de hambre por año o por enfermedades ligadas a la desnutrición, aparecieron  enfermedades que creíamos desaparecidas (tuberculosis, malaria, fiebre amarilla, etc, que causaron  más de 9 millones  de muertes, muchos por la ingestión de aguas contaminadas  o el Sida, enfermedad controlada en Occidente pero que hace estragos en la población africana. O nuevas enfermedades altamente contagiosas como el ebola, cuyo origen al igual que el sida aún se dudan.
El monopolio mundial de los medicamentos que ha convertido a las medicinas  en un bien suntuario, de imposible acceso para los sectores populares. Agravado esta situación que los laboratorios no producen muchos medicamentos ni investigan nuevos productos sino garantizan altas ganancias. Es decir que muchas enfermedades de hoy podrían curarse si hubieran la medicinas correctas. Y si faltara un poco más de ignominia los países del sur reciben anualmente millones de dólares en ayuda humanitaria, compuesta por medicamentos vencidos y a veces falsificados.

Todo está perversión se debe a la lógica del capitalismo occidental, donde todo es una mercancía, donde todo tiene un precio, menos la vida humana.

EEUU,  el petróleo y las guerras



EEUU es la economía más poderosa del  mundo, su industria es la más creativa, dinámica y competitiva: EEUU produce el 25% de los bienes que se producen en el planeta en un año.
Esta poderosa maquinaria vive del petróleo como insuma básico.
Pero la producción interna es de 8 millones de barriles diarios pero el consumo es de 20 millones, por lo que requiere que esa diferencia sea importada desde países periféricos.
En general las zonas donde hay petróleo y recursos energéticos son regiones de alta inestabilidad y conflictos políticos y bélicos, por lo que EEUU despliega grandes contingentes militares y fuerte presencia diplomática, con países donde gobiernan dictadores corruptos, regímenes donde no existen los derechos humanos ni la democracia.  
Loa aliados naturales de EEUU son países como Israel, Arabia Saudita, Uzbekistan, Nigeria, Kuwait, etc, todos países denunciados por Amnesty Internacional como regímenes violadores de los DDHH. En esta lógica imperial de saqueo deben entenderse los ataques militares a Irak, Afganistan, Libia o Siria y  el porqué  de la importante presencia militar en todo Oriente Medio y parte de África. También la ofensiva contra Venezuela y ahora el golpe de estado contra el gobierno de Bolivia, tienen detrás el olor a petróleo y otros recursos energéticos.

La corrupción como modo de control

Una de las herramientas de dominación utilizadas sobre los países del Sur, es la corrupción de las clases gobernantes. Un método costoso, pero muy eficaz.
Destruye el vínculo de confianza entre los ciudadanos y sus gobernantes. Gangrena y debilita el estado. El estado débil, desacreditado e ineficaz es la herramienta perfecta para el libre accionar de las empresas multinacionales en el saqueo de los recursos en cada país. Las multinacionales pueden apoderarse sin mayores problemas de las empresas públicas y sus reservas de recursos sin el control molesto de un Estado.
Las prebendas, las comisiones, o la exacción directa de las arcas del estado, el narco tráfico, las ayudas humanitarias, que luego son desviados hacia las elites, etc, son mecanismos usados para controlar a la mayoría de los gobiernos de África y algunos de Asia y Latinoamérica.

La emergencia climática - ambiental

Lo datos existentes muestran  la extraordinaria gravedad de la situación ambiental, una dramática emergencia climática, y la amenaza real contra la vida misma en el planeta.
Hay que considerar que la humanidad y el medio ambiente forman un sistema integrado dotado de una gran sinergia, por ello, cualquier alteración climática no puede considerarse como algo aislado, sino  también  como una amenaza a los  demás factores medioambientales: ecosistemas, hábitats, biodiversidad, etc., todo lo cual  potencia la amenaza contra los humanidad.
Estos pronósticos apocalípticos no nos hablan de una fecha lejana, por el contrario,  de un futro cercano, en 20/30 años se  agudizara la situación hasta límites muy peligrosos.  
Esta realidad no deja en claro que es necesario  realizar ya cambios urgentes y radicales  en el funcionamiento de la sociedad y  sobre todo en la matriz productiva global.

"La tercera guerra mundial ya comenzó"

Durante una rueda de prensa el Papa Francisco destacó que se vive “en un mundo en guerra. ¡Por todas partes!”,
“Alguien me decía que estamos en la Tercera Guerra Mundial, pero a trozos, a capítulos”, refiriéndose a las crisis internacionales que tienen lugar actualmente.
“Alguna vez se hablaba sobre la guerra convencional, ahora ya no cuenta. No digo que las guerras convencionales sean algo bueno, para nada. Pero hoy la bomba mata tanto al inocente como al culpable, al niño con la madre, mata a todos”, evaluó.
El papa señaló que debería “espantar” el nivel de crueldad al que llegó la humanidad, sin mencionarlos  puntualmente de refirió a los 10 o más conflictos bélicos que existen hoy en el mundo, el conflicto entre israelíes y palestinos y  la reciente ofensiva que Israel desató sobre Gaza, en la que murieron más de 2,000 personas, en su mayoría civiles, incluidos 541 niños y 250 mujeres.
Además  en esa región, Siria está sumida desde hace más de tres años en un una cruenta guerra civil que impactó en los países vecinos como el Líbano, Turquía, Kurdistan, Irak, etc,  donde el avance de grupos islámicos  produjo el retorno de los bombardeos indiscriminados  de Estados Unidos.
Además de los conflictos mencionados, la guerra en Afganistán es la más larga en la que participó Estados Unidos: en octubre se cumplirán 13 años de la invasión al país centroasiático tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
En África hay al menos una decena de países afectados por conflictos bélicos: Libia, Mali, República Centroafricana y Sudán del Sur. Nigeria, Somalia, etc.

El Papa Francisco afirmó algo que explica claramente la situación  “tantas veces, con la excusa de detener a los agresores, las potencias se han apropiado de los pueblos y han realizado verdaderas guerras de conquista y saqueo”.

¿Cuál es la salida?  ¿Hay salida?

Samir Amin sostuvo y desarrolló  la tesis de los cinco monopolios sobre los cuales el Occidente capitalista mantiene un férreo control y  no puede ceder si quiere  mantener su liderazgo.
Se trata de:
1)      Monopolio en el acceso a los recursos naturales.
2)      Control de la tecnologías,
3)      Control de los flujos financieros,
4)      Control de los medios de comunicación,
5)      Control de las armas de destrucción masiva (nuclear, química, biológicas, etc),

Según este autor es el control estratégico estos recursos lo que permitió conservar su hegemonía, a pesar de ceder capacidad industrial desde mediados de los setenta del siglo XX.
Este ceder capacidad industrial, también forma parte de una estrategia de  aprovechar los salarios de subsistencia de los países periféricos, a fin de bajar costos y maximizar utilidades de las casas matrices. El ejemplo más evidente son las maquiladoras, en la  frontera mejicana con EEUU.

En otras palabras este monopolio les permitió  a los países centrales seguir apoderándose de la renta y los excedentes de los países periféricos.

Siguiendo a Amin , la disputa por el control de estos cinco monopolios muestran por donde están las puertas de salida.
Está de más decir que muchas  de las categorías con las que analizamos la realidad no son las mismas que hace 40/50 años, es necesario revisar la teoría económica y política en función de la nueva configuración del mundo globalizado, pero también desde nosotros, pensarnos situados en un continente  agredido y saqueado durante 500 años.

El sistema de dominación mundial se haya extendido y muy fuerte en su hegemonía global, sin embargo hay vientos contradictorios dentro del mismo sistema.
“Este sistema  de dominación  genera riqueza en los países centrales y pobreza  en los países del sur”  Jean Ziegler. El odio a Occidente. 
Estas contradicciones hacen a este modelo de dominación inviable en el mediano y largo plazo. Hoy  a pesar de su hegemonía global muestra signos de debilidad y decadencia. Múltiples acechanzas lo amenazan, algunas internas, inherentes al mismo modelo y otras externas, las luchas de los pueblos por su liberación e independencia política y económica.
La lucha por la nueva hegemonía mundial entre EEUU y China,  el surgimiento de otros competidores fuertes como Rusia, India y todo el Grupo Brics, el predominio de intereses financieros bancarios de carácter usurarios y depredadores, que pone en peligro el sistema global, como pasó en 2008, con la crisis de la Leman Brother, la crisis de los países europeos, agudizada por la salida de Inglaterra de la Unión, las contradicciones dentro de EEUU, entre globalizadores y los que quieren cerrarse detrás de sus fronteras,  los conflictos bélicos locales, con el peligro de una escalada regional o mundial, el levantamiento de los pueblos en muchos países, etc, muestran un mundo en crisis y por ende de oportunidades.
Sin embargo el camino de salida para los países emergentes como Argentina y varios países Latinoamericanos, es largo y sinuoso, llego de acechanzas y amenazas.
Los países centrales tienden a sancionar fuertemente cualquier osadía de romper el status quo. Los ataques a Venezuela y Bolivia en estos días tienen que ver con castigar el atrevimiento de intentar controlar y usar en propio beneficio  sus recursos petróleo, gas, litio, etc, y poner en el gobierno a figuras dóciles y serviles a los intereses imperiales.

En ese marco y con riesgos constantes los países emergentes deben:

1.      Iniciar un proceso de fortalecimientos de las instituciones del Estado, reconstruir el estado es la piedra basal de un proceso de insubordinación ;

2.      Empoderar al pueblo, organizar la participación activa e ir construyendo una democracia directa y social;

3.      Integración en bloques regionales y continentales, los países latinoamericanos no tienen destino individualmente, sin una unidad férrea. La balcanización de América Latina, inducida por el imperialismo inglés y las oligarquías locales tuvo un objetivo de dominación. Esa lógica de desmembramiento del continente sigue hasta nuestros días. No fue casual que las primeras medidas de los gobiernos neoliberales que avanzaron en estos países fue desmontar todo el andamiaje de integración, CELAG, UNASUR,  Mercosur, etc;

4.      Una política exterior fuerte, de unidad de los países emergentes en bloques como lo fueron “los países no alineados” que marcó  toda una época y más recientemente el “Grupo de los 77 más China”, Utilizar los organismos internacionales para denunciar y promover alternativas al modelo vigente.

5.      Controlar y nacionalizar la explotación de los recursos naturales, a través de empresa estatales, sociales o cooperativas, el capital extranjero podría ser participe, pero en carácter minoritario, aportando tecnología y con restricciones para el retiro de utilidades;

6.      Controlar y poner límites al flujo de capitales especulativos, a la deuda externa y a la fuga de capitales, estas son una de las vías de apropiación de la renta financiera,  muchas veces, como el argentino, lindante en la usura;

7.      Defender nuestra moneda. Desdolarizar la economía. Emanciparse de la moneda imperial, es decir de la moneda impuesta por el capitalismo global;

8.      Desarrollar tecnologías propias, producir un salto tecnológico, aprovechando las oportunidades que nos da la nueva revolución industrial; 

9.      Garantizar la soberanía alimentaria, industrialización de nuestros recursos naturales, destinadas primero a satisfacer las necesidades internas y exportar excedentes; 

1.  Fortalecer el mercado interno y los espacios de economía popular y social;

1.   Democratizar el acceso a la información, generar y  multiplicar  espacios de socialización de la información y al mismo tiempo limitar los monopolios informativos y mediáticos;


Antonio Muñiz
Noviembre de 2019


Argentina en la encrucijada .


Argentina enfrenta, una nueva vez más, un cambio de gobierno en medio de una crisis económica y social compleja y de difícil pronóstico.
El gobierno que se va, pese a contar con amplios apoyos en el mundo empresarial, en los organismos internacionales, y ganar legítimamente en una segunda vuelta, nunca pudo encontrar un  rumbo claro ni generar un proyecto de país integrado y sustentable. Quedó  enredado en sus limitaciones políticas e ideológicas y en su lógica de “negocios para los amigos”, su impericia,  sus errores y “horrores” lo llevaron a un acuerdo con el FMI que condenó  el destino de su gobierno.  Al completar cuatro años de gestión no puede mostrar ningún logro significativo y con una gestión económica que muestra números de catástrofe, tanto en inflación, déficit fiscal, endeudamiento, pobreza, indigencia, primarización de la economía, etc.
 La ciudadanía  expresó su repudio en las elecciones nacionales, donde el gobierno perdió de manera aplastante frente a una coalición amplia centrada en el peronismo y en las figuras de Alberto Fernández y Cristina Fernández.







En 2015 el gobierno de CFK entregó  su gobierno en una situación económica, relativamente estable, desendeudado, con índices de crecimiento bajos, pero de crecimiento, y en general todas las variables económicas manejables, salvo la más compleja, pero estructural,  restricción externa de la falta de dólares en la economía.
El gobierno macrista no solo no solucionó ninguno de los problemas heredados, sino por el contrario profundizó todos y creó nuevos y más graves.
Más allá de la impericia, errores y soberbia ideológica que nos llevaron a esta situación hubo una corrupción generalizada en todos los estamentos gubernamentales, que la justicia deberá investigar  en los próximos meses, pero hay además limitaciones estructurales que debemos analizar y resolver para terminar con este ciclo de fracasos y crisis periódicas.  

El potencial argentino.

El fracaso de la nueva experiencia neoliberal nos muestra una vez más,  que, si bien,  Argentina es un país rico, con abundantes recursos naturales, agro alimentos, minería, energía, etc,  estas riquezas no alcanzan para generar  un modelo económico de desarrollo integrador e inclusivo.
Quedó  claro, una vez más,  que con un modelo basado en la exportación de commoditys agro-minero y servicios es imposible darle una repuesta a los 45 millones de argentinos.
Argentina es un país con una matriz productiva heterogénea, con fuerte presencia del sector industrial. La industria manufacturera genera  más de 1.300.000 puestos de trabajo, casi el 20% de la población económicamente activa. La industria no solo es el principal empleador, sino también el que paga mejores salarios y el que presenta mejores índices de formalidad. Cada puesto industrial directo genera, además, 2,5 empleos indirectos.
Contrario a los que se cree el 25,1 % de las exportaciones son manufacturas de origen industrial, un 38,5 % manufacturas de origen agropecuario, solo un 29,5 % de productos primarios y un 6,6 de petróleo y energía. (Datos enero 2019),
Con esta realidad actual, a pesar de las políticas de desindustrialización llevadas en las últimas décadas por las políticas neoliberales, Argentina cuenta con la capacidad, la historia y la estructura para lograr un proyecto de desarrollo integrado y  jugar un rol más significativo en el comercio mundial.

¿Cuál es la estrategia para lograr esos objetivos de desarrollo?

 

Si bien es cierto que el mundo está en un proceso muy convulso, con la lucha por la hegemonía global, entre EEUU y China como telón de fondo y una fuerte recesión en el comercio mundial, existen para Argentina oportunidades.
Desde la generación del 80, aunque el debate ya estaba en la sociedad desde la época colonial, hubo un conflicto permanente entre dos modelos de país, un modelo agro exportador, asociado al puerto de Buenos Aires y sometido a las lógicas y necesidades del imperialismo inglés, contra un modelo industrializador, sustentado por Moreno y sobre todo Belgrano primero, más tarde por muchos caudillos del interior y más tarde por figuras como Alberdi o Pellegrini,
Gran parte de nuestra guerra civiles durante el siglo XIX, se explican por la lucha entre la burguesía comercial porteña, asociada con sectores oligárquicos provincianos, más los intereses comerciales y financieros británicos, contra los sectores populares del interior que defendían un modelo económico pre industrial, pero autónomo y generador de trabajo.
Esa  dicotomía entre campo o industria, entre ser un país agro exportador o un país industrializado recorre toda nuestra historia.

El próximo 10 de diciembre se inicia un nuevo gobierno de orientación peronista con clara vocación industrialista, movilizador de todos los recursos  y a favor del desarrollo del mercado interno.
Hay que dar por superada la disyuntiva entre campo o industria, la lógica próxima debe ser campo industria, minería y servicios integrados en un proceso de agregar el mayor valor posible a toda nuestra producción,
Para eso, se necesita una política industrial muy fuerte, que agregue valor a la producción primaria pero a su vez fomente el desarrollo sectores productores de bienes de media y alta tecnología.
Debemos aprender de la experiencia de los países centrales la aplicación de  políticas de desarrollo industrial extendidas, de largo plazo, que ponen el objetivo central en la generación de valor a través de la innovación científica y tecnológica permanente. Estas iniciativas integrales deben ser  de articulación público-privada. En todo proceso industrializador es clave la participación del Estado

Restricciones estructurales

La historia económica argentina muestra crisis cíclicas de expansión y frenos, conocidos como “stop and go”.
Muchos economistas siguiendo el pensamiento de Marcel Diamand hablan de una matriz productiva  desequilibrada, que en periodos de crecimiento industrial aumenta la demanda de dólares para la importación de máquinas y equipos, productos intermedios, etc, que se destinan a la industria. A mayor crecimiento mayor es la demanda de dólares. Esto lleva a un punto en el que se produce una crisis externa por la falta de divisas con fuertes presiones devaluatorias sobre el peso.
Esta restricción  se vio claramente en la última etapa del gobierno de CFK, cuando el proceso de industrialización había tocado un techo y se manifestaban fuerte presiones contra el peso, con una fuerte demanda de dólares, no solo para financiar el proceso sino también el ahorro de ciertos sectores medios,  más la apropiación y fuga de divisas por parte de los bancos y los grupos concentrados. La respuesta natural del gobierno fue poner restricciones a la compra venta de divisas y una administración férrea de las importaciones.
En una economía como la Argentina la única manera de generar dólares es a través del comercio internacional o el endeudamiento externo.
El gobierno de Macri, en sus comienzos levantó  “el cepo” cambiario y comenzó a generar una fuerte deuda externa, no para financiar un proceso industrializador, ni para desarrollar infraestructuras básicas, sino para financiar gastos corrientes y para peor financiar la fuga de capitales, que llegó  a límites pocas veces vista. Este endeudamiento irresponsable, rayano en lo delictivo, volvió a generar una crisis externa con fuertes y reiteradas devaluaciones, de 9,50  pesos en diciembre de 2015 a 60 pesos en octubre de 2019, altísimas tasa de interés que permitieron la bicicleta financiera y pingues ganancias para los operadores,  alta inflación, recesión, fuga masiva y perdida de reservas, para terminar poniendo nuevamente restricciones muy duras a la compra venta de dólares.
Si observamos el desempeño de las exportaciones argentinas las ventas argentinas al mundo son un 30 % más bajas que en 2011, cuando alcanzaron un pico de casi 83.000 millones de dólares.
Esto puede explicarse por la crisis recesiva en el comercio mundial, la crisis en Brasil, nuestro principal socio comercial, la caída de los precios de los commoditys, etc., pero también muestra la pésima gestión del gobierno macrista en el área, no tuvo ninguna política fomento de las exportación y usó las importaciones de bienes finales para por un lado frenar los precios internos, desarticular las industrias menos competitivas y beneficiar directamente a sus socios amigos de las cámaras de importadores. 
En contrario a lo anterior  en el último año,  con la crisis y la recesión instalada, la balanza comercial alcanzó 12 meses consecutivos de superávit: llegó a u$s1.168 millones en agosto de 2019. Las exportaciones subieron en agosto un 7,5% interanual a u$s5.568 millones, mientras que las importaciones cayeron un 30,3% a u$s4.400 millones.
“La trayectoria superavitaria de la balanza comercial es consistente con la contracción económica que experimenta el país desde 2018". Según el CIPPEC , "la economía argentina padece una dinámica que se repite hace décadas: la “trampa de crecimiento interrumpido”. Es decir el fenómeno de “stop and Go” del que hablamos líneas más arriba.
“Cuando el crecimiento se interrumpe, las importaciones caen rápidamente, mientras que las exportaciones se mantienen o incluso crecen producto de la corrección cambiaria. La Argentina se encuentra en esta fase del ciclo, tal y como muestran las cifras del saldo comercial de agosto”
Pero el país necesita dólares para funcionar, solo para el pago de capital e intereses de la deuda en 2020 se deberá pagar unos 45.000 millones por año. Una cifra imposible de pagar,  por eso el nuevo gobierno ya ha entablado negociaciones con el FMI para refinanciar la deuda a mayores plazos

Romper la lógica pendular:

Es fundamental que Argentina rompa esta lógica pendular,  cambie el eje de su mirada sobre los problemas económicos que padece históricamente. La mirada neoliberal de apertura indiscriminada, primarización de la economía y apropiación y fuga permanente de la renta acumulada por los argentinos mostró su inviabilidad histórica.  Una política económica “ofertista” y posterior derrame mostró  también su falacia.
Como decíamos anteriormente el próximo gobierno encarara  un proceso de industrialización acelerada, creemos que tampoco puede funcionar en el mediano y largo plazo políticas de desarrollo basada en la industrialización por sustitución de importaciones, (ISI).

Hacia la planificación estratégica participativa. 

Si bien las urgencias del corto plazo son complejas y requerirán tiempo y esfuerzo es necesaria una planificación estratégica  para lograr una argentina desarrollada. Una planificación de este tipo no puede pensarse para el periodo de un gobierno sino como un proyecto a 20/30 años.
Esta planificación deberá ser consensuada y elaborada con una alta participación de todos los actores involucrados. Debe ser un proyecto de país, en el que  las mayorías populares se sientan parte y beneficiarias del mismo.
Las oportunidades de inversión y desarrollo para Argentina son muy promisorias, si la comunidad toda asume un compromiso de llevar adelante estas políticas y acciones.
Por supuesto, competir con bienes industriales y con valor agregado en un mundo donde la frontera tecnológica se corre día a día, es difícil.
En una muy breve síntesis podemos decir que. Argentina debe pensarse a sí misma dentro de la Patria Grande continental, no por un tema ideológico, sino de oportunidades de negocios, aprovechar un mercado ampliado, mejorando nuestra escala de producción;
aprovechar las oportunidades que deja la expansión china sobre los países de Latinoamérica. China puede ser un buen socio para el desarrollo de energía, transporte, tecnologías, comunicaciones,  financiero y además de un mercado importante para nuestros alimentos elaborados;
y en este orden un gran eje debe estar puesto en el desarrollo de una industria alimenticia de escala mundial, para ello se deberá agregar valor a la producción de agro pecuaria;
incentivar a las industrias que producen para el mercado interno, como textiles, metal mecánica, marroquinería, que ocupan rápidamente mano de obra;
fomentar una minería sustentable, que no destruya el medio  ambiente, pero agregándole valor, es muy necio exportar minerales sin industrializarlos, ya que la utilidad que deja es muy poca. El litio en el norte, por ejemplo, es una oportunidad para desarrollar tecnologías y fábricas de baterías;
los yacimientos de Vaca Muerta son otra oportunidad de generar una industria petroquímica a partir del petróleo y el gas;
reformular el sistema bancario financiero, con una orientación clara que los ahorros de los argentinos deben ir a financiar el consumo, la vivienda y la producción  no al servicio de la especulación y la fuga;
Capacitar mano de obra en el uso de nuevas tecnologías, esta debe ser una tarea conjunta del estado y las empresas para lograr recursos humanos altamente capacitados;
Cualquier estrategia de desarrollo no puede basarse en bajos salarios, Argentina no es un país de oriente. Por el contrario debe pensarse en altos salarios, mayor productividad, con un mercado interno importante;
Argentina aún está a tiempo de adaptar sus políticas e instituciones a la llamada Cuarta Revolución Industrial (4RI), es decir, el conjunto de nuevas tecnologías (como la Inteligencia Artificial, Internet de las Cosas, Big Data, la impresión 3D y los sensores inteligentes, entre otras) que están cambiando la forma en que producimos, consumimos y trabajamos;
Y por último es fundamental la creación y fortalecimiento de un sector pyme industrial y de servicios, que sea líder en el proceso de industrialización.
El estado deberá cumplir un rol central en este proceso, deberá ser un socio activo de las empresas, deberá administrar premios y castigos, llevar adelante la planificación participativa de estas políticas, ser el articulador entre los organismos públicos y privadas para promover las investigaciones científicas y tecnológicas pero también su transferencia hacia a las empresas, generar una banca pública al servicio de los objetivos planificados y un orientador de los bancos privados hacia la financiación de las pymes y las actividades productivas, un promotor de venta de nuestros productos en el exterior a través de las diversas estructura que posee y en la organización de misiones de negocios.
Por último  y tal vez el más importante,  es necesario romper el tabú neoliberal, es necesario recuperar el Estado empresario, para que esté presente allí donde el capital privado no puede o no quiere estar o donde las necesidades estratégicas lo requieran.
La puesta en marcha de este proceso requerirá un cambio cultural y aptitudinal muy importante, ya que para su éxito se requiere la puesta en marcha de toda la comunidad en los objetivos fijados.
El tren de la historia vuelve a darnos otra oportunidad, subámonos a él.

ANTONIO MUÑIZ
NOVIEMBRE DE 2019

Foro en defensa del Proyecto Nacional y Popular

El Secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, fue el invitado especial del primer Foro en Defensa del Proyecto Nacional y Popular, que contó con más de 250 militantes.