Vicentín y una burguesía fallida.



En estos días hay un debate en Argentina sobre la intervención del Estado Argentino al grupo empresarial Vicentín, un conglomerado que tiene como eje central la elaboración de alimentos y la exportación de granos.
Sin entrar en muchos detalles que hacen a la historia y que condujeron al grupo empresario al concurso de acreedores y casi segura quiebra, queda claro que los dueños tradicionales tuvieron, en el mejor de los casos, una conducta poco prudente del manejo financiero. Estas políticas que la llevaron a sobre endeudarse con bancos estatales y una práctica, también común, de financiarse, difiriendo pagos a proveedores y clientes. O sea, están en una situación de “paga dios”.
Más grave aun cuando existen serios indicios de vaciamiento y fuga de capitales, lo cual agrava y da origen a la situación antes descripta.
El estado, con buen criterio, sale a intervenirla y planea su expropiación, con el objetivo básico que la empresa siga en funcionamiento, preservando los puestos de trabajo, asegurando el pago de sueldos, el cobro por parte de miles de productores de granos, que quedaron entrampados en la estafa, más los proveedores que ya habían dado por perdida las acrecencias.
Dos datos más, la quiebra de Vicentín sería un golpe muy duro al entramado productivo de la provincia de Santa Fe, además de afectar un área estratégica para el interés nacional, como es la producción de alimento y la exportación de granos.



La medida contó  con la aprobación de  los trabajadores directos y de los grupos productores y proveedores, sin embargo surgió una ola de rechazo alimentada por parte de partidos políticos opositores,  algunas entidades empresarias y potenciada, como siempre, por la prensa mercenaria de los medios concentrados.
Surge aquí una paradoja, o no tanto, ¿porque el empresariado concentrado sale en defensa de empresarios, con prácticas delictivas, que se apropió con la complicidad  de funcionarios del Banco Nación, de ingentes créditos, cuando ya la empresa estaba en situación de cesación de pagos? ¿Porque el empresariado, los políticos de Cambiemos o los economistas neoliberales argentinos aplauden este capitalismo de saqueo? Porque esos grupos levantan el fantasma del estado, el comunismo o la “venezuelizacion”, cuando el Estado  actúa con políticas destinadas al bien común?
Tal vez una de las razones es que las practica fraudulentas de los empresarios de Vicentín, no sean una excepción, sino una regla de comportamiento para casi toda la burguesía concentrada.
Hace décadas que existe una frase en los ámbitos populares, “empresas pobres, pero empresarios ricos”. Y esto indudablemente marca una cultura empresarial en la gran burguesía tradicional. Su lógica fue siempre negocios fáciles y seguros, con poca o nula competencia, hacer viable su actividad vía subsidios del estado, créditos a tasa promocionales, elusión y evasión de impuestos y la especulación vía fuga de divisas. Los grande capitanes de la industria ha hecho así su fortuna, sobre todo a partir del golpe del 76 y las reformas neoliberales de la década del noventa.
En el caso concreto de la exportación de granos, sobre todo  a través del puerto de Rosario y Santa Fe, se caracteriza por la falta de controles por parte del Estado, sobre qué y cuanto se exporta y por ende cuales son los impuestos a pagar. Con la excusa de la sequía, en el 2018 el presidente de la Nación eliminó una serie de controles y regulaciones al comercio de granos, lo  solo beneficio a los 5 grandes exportadores y a los productores más concentrados, renunciando al poder de control que el estado debe tener sobre ese sector estratégico.
La presencia de una empresa estatal en el sector granífero permitirá controlar una operatoria poco trasparente,  con herramientas para limitar la triangulación, o el contrabando vía empresas fantasmas en Paraguay, o la sub declaración de exportaciones, el abuso de precios de transferencia, y diversas maniobras para fugar divisas y evadir impuestos vía empresas “offshore” en Uruguay o Panamá.
Es urgente instrumentar la presencia de controles del estado en toda la operatoria portuaria a la vera del Paraná  y a su vez el control de la hidrobia Paraguay – Paraná. Esto permitirá evitar situaciones de puertos libres y zonas liberadas, no solo por parte de las empresas exportadoras, sino también toda una gama de delitos que operan en la región, al amparo de legislaciones demasiado benévolas y nula presencia del control estatal, como el contrabando y el narco tráfico.
Es indudable que el comportamiento de la burguesía tradicional concentrada muestra un comportamiento, no por conocido, menos preocupante. Es la incapacidad de atar sus proyectos de desarrollo empresario a los destinos, objetivos e intereses nacionales. Lamentablemente este sector muestra una vez más  una lógica de  capitalismo de saqueo, que se convierte en un lastre para el resto de la comunidad. Es necesario tener claro y actuar en consecuencia que cualquier proyecto de desarrollo y re industrialización verá  a este sector en la vereda de enfrente, en la medida que no acople sus intereses, hoy trasnacionalizados, a los intereses nacionales.

Antonio Muñiz

Argentina 2050. Modelo para armar


La llegada del gobierno de Alberto Fernández abrió  la esperanza de que un nuevo modelo de país inclusivo, productivo, generador de riqueza y conocimientos fuera posible.
El nuevo gobierno heredó una crisis económica y social producto de la mala praxis del gobierno macrista, tal vez el peor y más corrupto en la historia. Es por ello que AF se preparó para enfrentar un escenario muy complejo donde los dos ejes centrales eran la renegociación de la deuda externa generada por le macrismo y atender la emergencia social y alimentaria, también heredada. Sin embargo la vida te da sorpresa, y a poco de iniciar la gestión se desató  la pandemia global de Covid19, que puso al mundo en cuarentena.
Rápidamente el gobierno de AF puso en marcha políticas de prevención extrema; a contramano de los países centrales, se privilegió la salud por sobre la economía y los negocios. Hasta el momento la estrategia ha dado muy buenos resultados, al calor de la estadística global; se puede ver el desastre sanitario y por ende económico en EEUU, Brasil, Chile, o Ecuador, etc, que  han llevado una estrategia contraria.

Mirar hacia adentro.

Es indudable que el colapso de la economía global, dado el fracaso ya evidente y la inviabilidad histórica mostrada por el modelo neoliberal hegemónico más el golpe dada por la pandemia del covi19 han puesto patas para arriba todo el sistema mundo que nos regia en las últimas cuatro o cinco décadas.
Argentina necesita, y es la oportunidad, cambiar drásticamente su proyecto  de país,  debatir otros modelos  alternativos de desarrollo para abandonar el ya caduco, basado en la exportación de materias primas, en la lógica extrativista de la explotación de los recursos naturales no renovables, servicios y sobre todo la financiarizacion de la economía, en detrimento de la economía real de bienes. Este modelo imperante desde 1976, ha entrado en crisis, pero en el medio dejo más del 50 % de población en la pobreza y la indigencia, un aparato productivo monopolizado y extranjerizado, un país endeudado y una sociedad desintegrada.
Es previsible una baja sostenida en los próximos años de los precios de los commoditys agropecuarios que exporta Argentina; además para agravar aún más la situación externa futura, el proyecto Vaca Muerta, entra en una situación de inviabilidad con los precios internacionales del petróleo en caída. Fue y es riesgoso creer que un proyecto como Vaca Muerta y la explotación de combustibles fósiles pueden ser la salvación ante la crisis económica del país. Si queda una enseñanza de este fracaso es que es inviable para un país y sobre todo para Argentina, basarse en una explotación de recursos naturales, con una lógica puramente extrativista, cuando el país no maneja los precios, por lo que queda dependiente de los mercados internacionales, ayer de la soja o el trigo, y en este caso del petróleo. Se apostó  muy fuerte a Vaca Muerta, siguiendo la lógica de las petroleras, y se fracasó, generando una mayor dependencia de los combustibles fósiles, mientras se renunciaba a generar otras fuentes energéticas renovables.
Lo mismo sucede con otras explotaciones estrativistas como la minería. La mayoría de las veces se trata de explotaciones contaminantes del agua, del aire y de la tierra, que pagan poco o nada al erario público en impuestos. En el caso de las mineras que por tener una ley de estabilidad fiscal por treinta años desde la década del noventa, solo pagan, por ejemplo en el caso del oro, 4 pesos por dólar ingresado y a las provincias le paga el 3% sobre lo que las empresas declaran por declaración jurada. Argentina exportó,  en 2018, 62 toneladas de oro por 2442 millones de dólares, es mayor el ingreso por la exportación de oro que las tradicionales de carne.
Todas estas actividades operan con alta rentabilidad,  pero son verdaderos enclaves que agreden  el medio ambiente,  sin efecto multiplicador sobre el trabajo y la economía. Es claro ver esto cuando se analiza el impacto sobre la mano de obra local, se verá que en general es muy escasa y en otros es expulsiva de la población del lugar.

 Sin Estado  y planificación participativa no habrá desarrollo,  ni sociedad incluyente:        
                                                                                        
Si nos proyectamos al futuro podemos ver que Argentina tiene actualmente 45 millones de habitantes y se estima que alcanzará que para 2050 alrededor de 54 millones.
La edad promedio estimada en el país es de 32,5 años y se proyecta que para 2060 sea de 43 años. Es decir que tendremos por entonces una pirámide poblacional envejecida, similar a países de Europa hoy, con lo cual esto agudizara problemas ya existentes sobre todo el previsional y los gastos de salud. Esta tendencia poblacional nos muestra además una limitación al desarrollo, carecemos de escala suficiente. Esto nos obliga a pensar un modelo de integración, sobre todo con los países de la región, pero también nos limita a que el modelo proyectado debe basarse en salarios altos con máximo empleo, a fin de ampliar y potenciar el mercado local y regional.
Descartadas las inversiones extranjeras orientadas al sector productivo como motor del desarrollo, dado el cierre de las economías y las crisis en cada país. Ya esa táctica neo desarrollista planteada por el macrismo permitió ver su inviabilidad, tendencia hoy agudizada con la pandemia. Teniendo claro también que la burguesía argentina tiene vicios de origen, taras ideológicas y una incapacidad de conducir un proceso sostenido de reindustrialización. A lo largo de la historia la burguesía nacional defeccionó  en varias oportunidades históricas  y nada hace prever que cambien su conducta. Con el agravante de que muchos de sus negocios trasnacionalizados quedaran  golpeados por las secuelas de la pandemia y la crisis global.
Es por ello que es vital el rol que asuma en la próxima etapa el Estado;  es necesario que este sea el motor del proceso re industrializador, volver a un Estado Desarrollador, en todos los ámbitos de los servicios públicos y en aquellas áreas estratégicas,  que lidere  el proceso, como orientador de las fuerzas económicas y del trabajo, dador de premios y castigos, que instrumente la táctica basada en los objetivos estratégicos definidos en la etapa previa de la planificación participativa.
Está clara la necesidad de una planificación estratégica para potenciar el  desarrollo nacional y regional, que permita  generar riqueza con  una inclusión social plena y utilización inteligente de los recursos naturales; es decir lograr un desarrollo sustentable.

La planificación debe basarse en un criterio participativo, donde sea la comunidad en su conjunto la que fije los objetivos y la estrategia para su concreción.  Este proceso de planificación participativa debe basarse en la premisa de tres ejes complementarios: crecimiento económico,  inclusión social y protección ambiental. Sin el cumplimiento de estos tres objetivos simultáneamente no existe desarrollo sustentable.  Estos objetivos, deben a su vez pensarse con otros tres ejes trasversales: soberanía nacional, desarrollo federal y perspectiva de género.  

En principio es necesario de retomar los esfuerzos para poner en marcha el golpeado aparato productivo nacional, reiniciando el proceso de  industrialización.  Seguramente el camino más rápido y lógico en poner en  marcha el aparato productivo, hoy semi parado, y luego avanzar en todas las industrias relacionadas al agregado de valor a las materias primas exportables, granos, carne, minerales, petróleo, energía, etc, potenciando las cadenas de valor, generando empleos y exportándolos con mayor valor agregado.
En este esquema es importante el rol tanto de las mipymes y de la empresa cooperativa, en todos sus niveles y categorías.
La apropiación de los recursos de la comunidad a partir  algunos instrumentos cooperativos y su re direccionamiento hacia el bien común, puede ser una salida a muchos problemas y carencias sociales así como también una vía de acumulación de capital en manos de la comunidad toda.
Por el otro el sector mipymes es un sector dinámico, que puede rápidamente coordinar y aunar recursos humanos y económicos en una unidad productiva flexible.  En este sector la creación de puestos de trabajo requiere una baja inversión por puesto,  comparada con la gran empresa. Por lo que es una salida en una estrategia de creación de empleo.
En este nuevo escenario surgen nuevos desafíos, producto, por un lado, del descalabro económico y financiero y los cambios políticos y sociales que dejara la pandemia a nivel local y global. Por otro lado las nuevas tecnologías están generando cambios en los procesos productivos y en el  mundo del trabajo, con el surgimiento de nuevas modalidades de trabajo y nuevos sectores que aún no han sido regulados apropiadamente. Las más evidentes, porque estamos conviviendo con ellas, son  el delibery, uber, tele trabajo, educación a distancia, etc.
Cuando hablamos de desarrollo industrial debemos considerar nuestra principal restricción externa: la imposibilidad para generar los dólares necesarios que necesita nuestra economía. Esto es lo que nos lleva a crisis recurrentes y limita los campos en los cuales podemos invertir como nación. Esto sucede, por ejemplo, con nuestra industria automotriz, que tiene carácter deficitario en dólares.
Por ello es necesario planificar actividades de exportación que generen los dólares necesarios para afrontar los compromisos externos, las importaciones de bienes intermedios e insumos con destino a la industria local, la importación de bienes para el consumo final y el turismo al exterior, y la demanda de dólares para el ahorro personal, que rompan la lógica de las crisis recurrentes y el endeudamiento externo.

Saltando etapas:

Es importante considerar  que un proceso de industrialización por sustitución de importaciones, tal cual ha sido el modelo utilizado en nuestro país corre con la desventaja que se hace lento y pareciera nunca alcanzar los estándares internacionales, por ello es necesario pegar un salto cuali y cuantitativo, o sea saltar etapas y posicionarnos en las áreas claves.
Según los expertos estamos viviendo las postrimerías de la tercera revolución industrial, basada  en la integración de las computadoras y las tecnologías automatizadas en los procesos de producción, las redes y las telecomunicaciones también están presentes. Según otros expertos opinan que ya estamos en el comienzo de la cuarta revolución. Esta está basada en las tecnologías conectadas a internet (internet de las cosas, inteligencia artificial, "big data", la nube, robótica, realidad aumentada, drones, etc.), y que también se denomina Industria 4.0 o industria inteligente.
 “La quinta revolución industrial será mucho más rápida y más escalable, y será adoptada por mucha más gente. Todas las personas en el planeta experimentarán una revolución personal. La impresión en 3D, los "wearables", asistentes virtuales, robots, autos sin conductor, entre otros, todo estará disponible y hará las vidas más simples, rápidas y productivas. Los actuales avances en inteligencia artificial y computación cognitiva están haciendo que los sistemas puedan analizar datos en tiempo real para completar funciones más complejas, asociadas a la resolución de problemas, que en el pasado se creyó que eran el dominio exclusivo de la mente humana, como también se creyó en algún momento de nuestra historia que la tierra era el centro del universo. Lo cierto es que estamos en presencia de etapas iniciales de una revolución industrial 5.0, lo que en palabras simples implica una mayor y estrecha colaboración entre las tecnologías inteligentes y los seres humanos y no la sustitución de este último. Las nuevas tecnologías inteligentes presentarán a las personas distintas opciones factibles, para así guiar sus decisiones sobre cómo proceder de la mejor manera. En este entorno 5.0 de colaboración entre personas y tecnologías inteligentes, todos los procesos se ejecutarán más rápido, las decisiones serán mejores y los resultados serán mucho mayores”. (Andrés Silva Aranciba)
Comparando la cuarta revolución con la quinta, pareciera que la gran diferencia es que la cuarta se queda más a nivel de la industria y la quinta llega hasta la sociedad en general, es decir que impactará la vida de todos los seres humanos.
Es por ello que será necesario y posible planificar el desarrollo industrial potenciando aquellos  sectores intensivos en tecnología, espacial, nuclear, 4 y 5G, biotecnologías, robótica, IA, farmacéuticas, software,  nuevos materiales, etc. 
Tienen varias ventajas, pero una es que requieren menor inversión inicial de capital y que con poca inversión adicional se puede generar nuevos empleos: en contraste con la industria tradicional que requiere ingentes sumas de inversión para la creación de puestos de trabajo.
“La economía del conocimiento, conformada por sectores vinculados a la alta tecnología, al software, a la educación, a la investigación científica, al desarrollo, la robótica, las telecomunicaciones, y las audiovisuales, entre otras, es una industria que atraviesa cada vez más a todas las ramas de la economía, para potenciar su productividad”.
“Asimismo, la industria del conocimiento ya es el tercer complejo exportador de la economía, después del complejo sojero y el de la industria automotriz, que facturó 6088 millones de dólares el año pasado, con mayor valor agregado, y por lo tanto, con un mayor margen superavitario”. El sector contaba con “un total de 437.000 puestos de trabajo, a fines del 2019”.  (Verónica Tenaglia). (1)
Por último, otra ventaja de  la quinta revolución industrial está enfocada a la " economía circular " ecológica y sostenible. Todo se recicla y nada sobra. Este concepto de una eco industria verde es imprescindible para  un planeta de recursos finitos, que  todo se aproveche y nada se deseche.
Queda claro que un proceso de desarrollo  como el aquí resumido requiere en principio un fuerte consenso de la comunidad, esto solo se puede lograr con una activa participación de todos los actores sociales, económicos, del conocimiento, de la cultura, etc, en la fijación de los  objetivos estratégicos, en segundo lugar un rol muy activo del Estado, por un lado invirtiendo en educación, en formación laboral y en ciencia y tecnologías. Hay que plantear  una revolución educativa que prepare a toda la población para el salto tecnológico. Por eso la educación debe ser pensada como un proceso continuo, pero que a su vez  cubra a toda la población, y no solo a los jóvenes, que por supuesto deben ser los sujetos directos y más importantes, aunque no los únicos.
El estado también debe asumir un rol emprendedor, por supuesto que no se trata de volver al estado burocratizado de antaño, sino a uno dinámico y controlado por la participación de comunidad en su conducción. Por ello será necesario en este proceso cambiar y modernizar la estructura legal y gerencial de las empresas del Estado
El estado deberá llevar adelante la política de desarrollo orientando sus recursos a los objetivos planteados, utilizar su poder de compra para el fomento de áreas, empresas o regiones, y emprender,  por si o asociados con los privados,  aquellos proyectos estratégicos o de punta. Argentina cuenta con experiencias importantes en este tipo de proyectos tecnológicos, casos concretos la CNEA y todo el desarrollo en energía nuclear, lo mismo que  INVAT, con el desarrollo de pequeños reactores, así como tecnología satelital.

Antonio Muñiz
10 de junio 2020

Romper los tabúes del neoliberalismo.



“El pueblo aprendió que estaba solo y que debía pelear por sí mismo y que de su propia entraña sacaría los medios, el silencio, la astucia y la fuerza”   Rodolfo Walsh, Un oscuro día de justicia, 1973

¡La traición de la “intelligentzia”! Esa es la primera en el orden de las culpas. La primera que debemos evitar” (Jauretche, 2004)

Mucho se viene hablando y escribiendo en estos días sobre la crisis que asola la civilización. Una crisis económica, política y social, pero agravada en estos días por una pandemia global de difícil pronóstico. Hay intelectuales y políticos que  expresan un pensamiento apocalíptico, otros más optimistas auguran una etapa de cambios positivos, una nueva era para la humanidad. Muchos de estos últimos hablan de una sociedad nueva, organizada en nuevas formas de producción y de relacionarse con el otro en sociedad y  como tal de relacionarnos con el ecosistema global,
Sin abandonar la utopía de un “otro mundo posible”, está claro que la  historia no está escrita ni predeterminada. La escriben los hombres, día a día, ladrillo a ladrillo. La historia es arcilla maleable del hacer humano, la política es su herramienta.
El mundo atraviesa una etapa de  profundos conflictos, el neoliberalismo, como ideología dominante desde hace cuatro décadas, ha sumido al mundo en continuas crisis. Su lógica de acumulación por desposesión ha hecho que  los países periféricos sufran y subsidien  las crisis globales inherentes al sistema, para permitir a los centrales y las grandes corporaciones concentradas que se apropien de los recursos de los países más débiles. Está claro que el neoliberalismo es una lógica política y económica de dominación imperial. La crisis, reales o ficticias, obligan a los países periféricos a políticas de ajuste permanentes, saqueo de sus recursos, pérdida de soberanía y de calidad de vida de su población, todo en beneficio de las metrópolis imperiales.
Lo novedoso de esta etapa es que la crisis financiera, viene arrastrándose desde 2008. Esa crisis pegó de lleno  en el seno del capitalismo global, poniendo en riesgo toda la estructura. Hoy la pandemia puede estar dándole el tiro de gracia al modelo neoliberal.

Pensarnos situados:

Es necesario pensar esta etapa desde nuestro “aquí y ahora”, pensarnos “situados”, como planteaba Kusch, en nuestra realidad argentina y sud americana.
Citando a Jauretche “aparece el relato liberal de nuestro pasado, la falsificación de la historia, los medios de comunicación, la enseñanza enciclopedista y/o eurocéntrica, etc, que van conformando una colonización pedagógica”. “La mentalidad colonial enseña a pensar el mundo desde afuera, y no desde adentro”.
Jauretche siempre hablaba de dos Argentinas paralelas; "una, la de la realidad, que se elabora al margen de los estratos formales, y otra, la de las formas, que intenta condicionarla y contenerla en su natural expansión: la intelligentzia pertenece a ésta y siempre reacciona de la misma manera y en conjunto..." Por "intelligentzia", Jauretche entendía esa intelectualidad corrompida, que a cargo del "aparato de colonización pedagógica", trabajaba para impedir la formación de una conciencia nacional. En su libro, Filo, Contrafilo y Punta, explica que la diferencia entre inteligencia e "intelligentzia" no tiene nada tiene que ver con ideas políticas, económicas o sociales, sino con comprometerse o no comprometerse con el país. Es decir, poco importa que quienes se integren a las filas de la "intelligentzia" sean de derecha, izquierda o centro; lo importante es que defiendan la subsistencia de la vieja estructura cultural e impidan que ocupen el escenario otra voces que pueden expresar el país real.
En este sentido para poder interpretar las posibilidades políticas que nos permite la época, y para no quedar entrampados, como muchas veces ocurrió, en los paradigmas del pasado, sepultados bajo las ruinas del mundo que se derrumba debemos pensar en una crítica al pensamiento neoliberal dominante.
Gracias a Dios el coronavirus puso patas para arriba todos los paradigmas daban sustento del pensamiento neoliberal globalizador, ahora hay que someter a muchos de ellos a una mirada crítica.
Debemos desmontar el aparato ideológico e instrumental del neoliberalismo que permitió y permite nuestra situación colonial, pero también sacarnos de encima muchos de los tabúes, creencias y hábitos que hemos adquirido durante la etapa.  (Fernández Savater, 2018)

Economía y política. La falacia principal el: “Mercado”.

La modernidad neoliberal ha escindido  el terreno de la economía y la política, buscando convertir a la economía en una ciencia autónoma, con sus propias leyes y lógicas. Así con la primacía de la economía, lo político queda circunscripto a algunas esferas de lo estatal y el ciudadano ejerce su  derecho político solo en el momento de votar. 
En esta lógica  todos los hombres están obligados a aceptar al Dios-mercado como único verdadero, a cumplir sus preceptos y a practicar su culto. Su doctrina son las ideas neo liberales y su credo,  “la mano invisible”,
La mano invisible tiene la capacidad de armonizar estos comportamientos individuales, que buscan siempre lo mejor para cada persona de manera egoísta y convertirlos en un bien general para toda la comunidad.
Para sintetizar queda la muy cuestionada conclusión: “El interés general deviene de la suma de los intereses particulares”.
Así aquellos que osen violar las normas del mercado, serán ex comulgados y condenados por herejes, populistas, socialistas, etc.
La “democracia” burguesa, liberal, representativa y occidental,  institucionaliza esta  situación. Pone lo social y sobre todo lo político bajo al orbita de economía y sus “leyes naturales” y los dictámenes del mercado. Así a pesar de los graves problemas que nuestras sociedades soportan, la respuesta del sistema es la despolitización de la sociedad, la negación del conflicto social, el vacío de contenidos de muchos debates, un discurso light, sin mayores ideas ni profundidades. Los problemas se van a resolver  en la economía, en “la gestión eficiente” de los Ceos.
Lo más grave es que muchos sectores de “izquierda” y “progres” han ido comprando este discurso y lo toman como propio. Para ver el bochorno de esto es la izquierda socialdemócrata europea  que se convirtió en adalid y defensor del neo liberalismo, tirando por la borda más de 200 años de lucha populares.
No es casual, como decíamos, que  la modernidad  despolitizó  a la sociedad, circunscribiéndola a lo meramente electoral. Esta primacía de lo electoral desplaza al hombre, sujeto protagonista de la historia, a un mero rol de votante. Pero esta lógica electoralista desplaza también los debates de fondo en la sociedad: la educación, la salud, el acceso a la energía, la vivienda, el transporte, la seguridad popular, etc.
Ya no “existe”  el pueblo organizado, empoderado, peleando poder y legitimando liderazgos, construyendo poder. El protagonismo pasa así de liderazgos populares a liderazgos mediáticos, a aparatos políticos, a organizaciones civiles, sociales y religiosas de dudosos fines y oscuros financiamientos. El político profesional reemplaza al dirigente y al militante, los armados puramente electorales reemplazan a los partidos políticos, con abundantes fondos para campaña publicitaria.  El debate  es mal visto y lo reemplazan grupos de “opina todo”, que solo gritan, pelean, insultan, con una total falta de expresión de ideas. Esta nueva forma de “debate político” está regida por el rating, siendo imposible en ese formato un debate serio y profundo de los problemas.
No es casual la  despolitización de la sociedad, es la lógica de control político y social del neo liberalismo  actual.
El sistema intenta que no nos sintamos parte de una nación, de un pueblo, ni que pertenezcamos a una clase social, ni que sepamos que vivimos en un país colonizado, oprimido y empobrecido; anula todo pensamiento crítico, nos niega un pensamiento que nos coloque en una visión global, superadora de nuestro propio egocentrismo.
Es necesario superar la lógica neoliberal, expresada en algún momento por Margaret Thatcher, “no existe la sociedad, solo existen los individuos”; y por ende cualquier atisbo de privilegiar lo colectivo es claramente demonizado como un avance sobre la libertad individual.
En estas sociedades neoliberales las clases sociales se diluyen, se difuminan sus límites. Muchos conceptos quedan sin significado claro “patria” “colonia”, “imperialismo”, “pueblo”, “comunidad” etc; sin estos conceptos es complejo construir un pensamiento colectivo que pueda explicar la realidad y por ende construir nuevas alternativas sustentables
“En el Estado moderno capitalista los ciudadanos son hacinados en todo tipo de agrupamientos: se les clasifica, primeramente y ante todo como familias, pero también como votantes, contribuyentes, consumidores,  inquilinos, padres, pacientes, asalariados, fumadores y abstemios, etc...” Holloway 1994.
Esta clasificación y agrupamiento tiene por objetivo parcializar las luchas populares y amoldarlas a las formas “encorsetadas” de  la democracia burguesa.  Parafraseando a Jauretche, nos hacen pelear, como a los perros del matadero, por las achuras, mientras ellos se llevan a carne y el cuero de la vaca. 
Y a su vez el sistema  construye un “otro”, un enemigo, la contracara de la “gente buena y decente”, los choriplaneros, lo piqueteros, los pobres, los pibes chorros, el extranjero, y todo lo que queda afuera del sistema. Este se alimenta del odio, por eso cultiva la “grieta” permanente en la sociedad. Porque además de asentarse sobre el odio, el sistema se nutre del miedo al otro.
En el mismo proceso electoral se trata a la población como una masa indiferenciada de "votantes",…,y  se les define aritméticamente y no como miembros de clases o comunidades. …..  la institución del sufragio secreto es la expresión suprema de la naturaleza privada de la opinión política. Mediante el voto individual  se (pretende) canalizar el conflicto social en  un acto individual, una elección privada entre alternativas no siempre diferenciadas”. (Hicks)
El hombre deja de ser un ciudadano total con obligaciones y derechos, para pasar a ser un “ciudadano” solo cuando deposita el voto.
Más claro y más crudo, como siempre, Duran Barba expresaba el pensamiento del neoliberalismo, “El hombre común es un “chico de 9 años, que no ha llegado al pensamiento abstracto, solo le llegan por las  emociones” ().  Así los actos políticos son actividades de jardín de infantes, con globos y baile.
Esta forma de ver la política hace renunciar a toda pretensión de transformar o modificar algo de la realidad.
Todo esto lleva a una frustración de los sectores populares, ya que no tienen respuestas a sus necesidades. Comienza así un sentimiento anti democrático y hacia las políticas y los políticos,  a su vez abonado por los medios de comunicación y sus opinadores rentados con mensajes constantes denostando la política.
Esta pérdida de expectativas sobre la democracia y en la política lleva a la búsqueda de alternativas, lamentablemente la historia muestra que muchas veces las salidas a las crisis son opciones de derecha, autoritarias, xenófobas y fascistoide. El caso Brasil es más que evidente, la crisis del PT y el fracaso de su progresismo lavado, sobre todo en la etapa de Dilma, la crisis de todo el sistema partidocratico brasileño, la corrupción en todos los estamentos del Estado, la cooptación del poder judicial como herramienta de control político, permitió el triunfo de un candidato caricaturesco, pero políticamente peligroso y con él, el resurgimiento del viejo partido militar, responsable de la larga dictadura militar (1964/1985)
En Argentina, salvo los 12 años de gobiernos populares (2003/15) donde la política tomó  cierta primacía, a partir de 2016 se volvió rápidamente a privilegiar la economía, quedando  el estado, ajustado e ineficiente, como un único camino para la política y lo electoral como el único espacio de lucha.
El triunfo en diciembre de 2019 de una amplia coalición popular con base en el peronismo y encabezado por Alberto Fernández abrió otra etapa, con intenciones de superar los estrechos límites políticos del neoliberalismo, con el agravante que debe enfrentar de entrada una crisis económica muy grave y la renegociación de la deuda externa, en condiciones de ya de default, ambas heredadas de la pésima gestión macrista. 
En  una etapa convulsionada como esta los movimientos populares  deben articular la política de otra forma, es necesario retomar la política como eje central, profundizar la relación directa con los sectores populares y sus organizaciones  para poder llevar adelante la política en todos los ámbitos y momentos. Sin descuidar lo electoral por supuesto, pero entendiendo la política como una acción permanente.
Será necesario construir mucha fortaleza política,  generar nuevos liderazgos, y esto solo se puede lograr articulando con las organizaciones populares (sindicatos, cámaras empresarias, organizaciones de base, sociales, clubes, agrupaciones estudiantiles, y toda expresión de la comunidad organizada),  la lucha política debe ser claramente una lucha por el poder  y para ello hay que abandonar ciertos infantilismos izquierdosos de subestimar la lucha por tomar los resortes del estado. Así como la siempre presente opción de los gobiernos populares por sumar y dejar en las estructuras del estado a cuadros de la derecha neoliberal, que reconvertidos en “cuadros técnicos”, se convierten en “quinta columnas”, que terminan ´por hacer fracasar los procesos populares. En la historia de los gobiernos populares y sobre todo en los gobiernos peronistas sobran los ejemplos de esta práctica nefasta.

Los movimientos populares deben ir por el estado, arrebatárselo a los sectores oligárquicos. Tomar el Estado para transformarlo.

Se requiere construir un estado fuerte y organizado, que pueda llevar adelante el proceso de reindustrialización acelerada, como estado empresario, pero también como regulador de la economía, como estado que lleve adelante y conduzca el desarrollo económico y social.  No se trata de volver al viejo estado burocrático, sino de un estado ágil y  eficiente, pero fuerte, para enfrentar y poner límites a los grandes intereses económicos. Hay que refundar el estado bobo, neoliberal, por un nuevo Estado Desarrollador.
Hay que animarse a decir lo “políticamente incorrecto”, aquellos que se calla, expresar la voz de los sectores que están afuera del sistema, aquellos que nadie quiere expresar, construir una voz colectiva desde lo nacional y popular, aunque este discurso espante algunos votos “progres”.
Por ejemplo es claro en la política actual que  no es viable pensarla sin considerar el conflicto como inherente a la misma. En todo caso podrá discutirse como se resuelve el conflicto pero no negarlo. El neoliberalismo con su lógica de apropiación por desposesión, solo puede generar procesos de violencia para llevar adelante su saqueo y por ende va a generar resistencia y lucha de los sectores populares.  El conflicto es inherente a cualquier sociedad humana, es la esencia que da origen a lo político y a la política, pero el colonialismo y su versión actual el neoliberalismo lleva el conflicto al límite.  
El objetivo de sociedad más justa,  de igualdad e inclusión, lleva aparejada una lucha, casi nunca pacifica,  por la apropiación de los excedentes que esa economía produce para volcarla en el bien común.
Es necesario la construcción de fuertes consensos sociales y políticos que de sustento a estas políticas de redistribución del ingreso y pongan límites a los grandes grupos económicos que se sienten dueños de esa porción de la riqueza y a su vez permitan desmontar todo el “aparato legal del coloniaje”, que permite y avala “legalmente” y “culturalmente” el coloniaje y el saqueo.
En el caso argentino existe una larga tradición de participación ciudadana, a partir de consejos económicos sociales, donde los actores discuten y debaten las acciones gubernamentales en cuanto a salarios, precios, condiciones de trabajo, etc. Es conveniente en esta etapa profundizar la apuesta hacia un gran consejo de la comunidad donde se puedan fijar y consensuar los grandes objetivos nacionales y planificar las acciones tácticas.  Igualmente se requiere una fuerte presencia del estado como dador de premios y castigos, como ejecutor de las acciones planificadas. A su vez hay que recuperar el rol del estado empresario en las áreas estratégicas de la economía y en los servicios públicos.
Toda apelación a una burguesía nacional que ate sus intereses a los de una Argentina desarrollada e inclusiva está condenada al fracaso y la frustración. El gran empresariado argentino es una burguesía fallida, saqueadora, que ha atado sus intereses con los intereses del imperio y sus socios locales, la oligarquía.
También otra falacia es apostar a “una lluvia de inversiones extrajeras”: estas no existen y menos en el mundo post pandemia. Las inversiones que podrían venir tienen solo una lógica especulativa, de rápidos negocios y fuga o ir a financiar actividades extractivistas de saqueo de nuestros recursos. En ambos casos solo sirven para perpetuar la dominación, la primarización de nuestra economía y la pobreza generalizada.
También debemos resignificar el concepto de democracia. La democracia formal no da respuestas a las necesidades de la población. Esta falencia lleva al descredito de la misma, abriendo el camino a expresiones de derecha fascistoide. Los movimientos populares debemos apropiarnos de la democracia, pero profundizarla hacia formas de  democracia directa y social. Ampliar los límites de la democracia participativa hacia los sectores populares, empoderar a esos sectores, hacerlos sujetos de derechos y obligaciones ciudadanas y artífices de su destino es el paso obligado hacia sociedades más integradas. 
 La tares es ardua y compleja, pero es ahora. Hay que ir desmontando la vieja Argentina que muere y sembrar las semillas de una nueva estructura política, social, legal y económica que de forma y sustentabilidad a la Nación Argentina que queremos

ANTONIO MUÑIZ
JUNIO 2020

Foro en defensa del Proyecto Nacional y Popular

El Secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, fue el invitado especial del primer Foro en Defensa del Proyecto Nacional y Popular, que contó con más de 250 militantes.