Un dos mil diecinueve tan lejos y una crisis tan cerca.


En dos años y medio de gobierno la sociedad civil esta movilizada en contra las políticas económicas del macrismo. Desde diciembre a la fecha, hubo numerosas marchas contra el macrismo y el FMI, que han ido poniendo limites a todo el gobierno.
Los errores en su política económica y el amplio rechazo social a los programas de ajuste están llevando a una crisis de envergadura. El gobierno  está varado y ha perdido la iniciativa. Navega en aguas muy densas, fracturado su frente interno, roto su relato que lo unía a algunos sectores sociales, sin promesas y sin horizonte, solo propone un programa de ajuste permanente. Después, en algún momento, en el futuro aparecerán los “brotes verdes”, la bonanza como premio a tantos sacrificios. Un mensaje que ya no  convence, a pesar del empeño de los medios militantes de construir ese relato y convencer  a la sociedad.

Esta realidad ha llevado al gobierno nacional a una caída vertiginosa en cuanto a imagen, aprobación e intención de votos: imagen negativa 60%, intención de votos que no alcanza al 30%, limite crítico para cualquier gobierno, según los politólogos.
El escenario es muy complejo, todos los esfuerzos del macrismo por recuperar lo perdido choca contra la realidad, la crisis económica continua y todos los pronósticos auguran su profundización. Lo peor para la estrategia del gobierno es que el plan de ajuste; negociado con el FMI,  afecta principalmente a la masa de votantes que permitieron su triunfo en 2015, jubilados, docentes, trabajadores calificados, pequeños comerciantes, industrias y de servicios, etc.
El escenario local es complejo y la única esperanza es que el año próximo, con mejores cosechas y precios internacionales,  el campo lidere una recuperación. Algo improbable; el valor de la soja hoy está en los 310 dólares, muy por debajo de los precios que tenía en la década pasada.
El escenario internacional se está complicando mucho, la guerra comercial ya declarada entre EEUU y China, Europa y Rusia en danza,  más los conflictos bélicos en medio Oriente, que pueden escalar en una guerra regional y hasta global.
Este escenario, no correctamente leído por el gobierno macrista, de cierre de mercados y alta volatilidad financiera ponen en jaque la economía argentina. The Economist, diario prestigioso en temas de economía internacional publico hace unos días que Argentina se encuentra muy debilitada para hacer frente a cualquier turbulencia en los mercados financieros.
El acuerdo con el FMI, lejos de solucionar los problemas, los agudizó, al imponer un ajuste brutal sobre la economía real también  generó  un fuerte rechazo social, que se está viendo estos días en las calles.  EL acuerdo con el FMI solo les dio un poco más de aire, un poco más de tiempo, antes de la próxima corrida cambiaria y más grave, una corrida bancaria,

El marketig, el “coucheo” de dirigentes, la comunicación política simplificada en fórmulas de buenos deseos, repetidas hasta el cansancio y el sonsonete de una prensa mercenaria y corrupta, que intenta tapar la realidad con discursos, gritos y debates armados, hoy ya no alcanzan.
El mal humor social crece a medida que pasan los días.
Todo hace prever que el ajuste se hará sentir en los próximos meses, por ende escalara la protesta social. Al gobierno solo le queda la represión de la protesta, al carecer ya de políticas de negociación y/o cooptación de los sectores opositores: pero la represión agudizara la protesta, en un ciclo espiralado de violencia política callejera.

Nadie en la política y en su sano juicio quiere eso, demasiada sangre ha corrido ya sobre las calles de la argentina. Sin embargo es un escenario posible dada la precariedad política del macrismo, la falta de consensos políticos para llevar adelante un plan de ajuste como el que planea.

Llama la atención que el gobierno esté siendo atacado por “fuego amigo”, las corridas cambiarias fueron productos de fugas de divisas echas por bancos como el JP Morgan, o el Deustch, ambos con funcionarios de primera línea en el gobierno, o la negativa de la Sociedad Rural de pagar retenciones, o liquidar los dólares de las últimas cosechas.
También es notorio, por ahora solo son operaciones de prensa, la construcción de candidatos y escenarios de reemplazo del presidente Macri, tanto para 2019 o en un escenario anticipado. Las operaciones de instalar a Lavagna como “piloto de tormenta de la crisis”, o la auto postulación de De la Sota como presidente de transición, las notas periodísticas como la de Fidanza en “La Política Online”, titulada “Rescatando al soldado Macri”, Rosendo Fraga y hasta el mismo Pagni, pidiendo a  gritos un acuerdo con el “peronismo racional”, léase gobernadores amigos, legisladores del peronismo federal y el Frente renovador de Sergio Massa, aun este último con sus tropas algo raleadas, en busca de apoyo y consenso para llevar adelante el ajuste. Todo lo anterior muestra la debilidad del gobierno de Macri, pero además la falta de confianza en su liderazgo por parte de los círculos del poder para afrontar lo que se viene.
Estos sectores temen un escenario 2001, de caos y violencia, pero más temen que al calor de una crisis profunda resurja la figura De CFK, tal como muestran las últimas encuestas. Por eso también algunos medios alientan una anti política, un “que se vayan todos”, un “todos son iguales”, etc. Un juego peligroso, en una crisis terminal similar al del 2001, la falta de dirigencia política que pueda rápidamente encauzar el conflicto puede llevar a una situación generalizada de violencia y anarquía.
Es interesante ver como los medios de prensa se apropian de los nombres y las palabras para la construcción de su relato: así el  algunos gobernadores, el bloque de Pichetto, más los diputados del Bloque Federal, más Massa y Barrionuevo son el “Peronismo”. En su relato el kirchnerismo no es peronismo, es mas no existe, no lo consideran. No es un actor en esta etapa. Un delirio total que muestra la ceguera ideológica de los grupos que hoy manejan el país.
Guste o no. CFK muestra hoy una intención de votos cercana al 40 %  en la provincia de Buenos Aires y una proyección nacional que estaría cercana al 27 % y creciendo.
Es probable que como dicen algunas encuestas tenga un techo electoral, producto de 12 años de gestión y el desgaste por medio de la calumnia, la mentira y la injuria de una prensa hostil y también la persecución por parte del Poder Judicial al servicio del gobierno y las corporaciones. Pero también los sondeos  vienen mostrando un lento, pero persistente crecimiento en su imagen al calor de la crisis, siendo la única figura que capitaliza la caída del gobierno.
Igualmente, en cualquier de los dos casos CFK es y será en 2019 un actor central de la política argentina, siendo candidata o gran electora en una fuerza opositora.

Algunos  gobernadores peronistas, apremiados por cajas deficitarias, el pago de sueldos y alguna obra pública han ido acompañando al macrismo. En algunos casos ese utilitarismo de apoyo se vio aceitado por debilidades ideológicas y otros por afinidades  con el modelo macrista. Sin embargo conociendo el ADN peronista, ninguno de ellos acompañara al macrismo al cementerio, seguramente irán despegándose rápidamente, antes que la crisis los arrastre también a ellos. Salvo por ahí Urtubey, que tiene su proyecto atado al macrismo y es más, espera sucederlo, siendo la cara prolija y peronista del ajuste. Según allegados cree que puede capitalizar el descontento y sumar muchos de los votos del macrismo.
Sergio “Ventajita” Massa juega el mismo juego pero intenta despegarse del macrismo, pero seducir al poder económico y las corporaciones que puede ser el candidato del modelo, cuando esta etapa estalle por los aires. El inconveniente de Massa es que se ha convertido en una figura poco confiable. Sus idas y vueltas, sus errores políticos, lo han hecho perder posiciones.
Larreta, Vidal y el, por ahora el caído en desgracia, Marcos Peña, son las figuras alternativas que tiene el macrismo de cara a las elección  de  2019.  Podrían serlo si se llegara a 2019 con cierta normalidad, sin embargo puede que una crisis se los lleve también a ellos,
Hay muchos jugadores en danza pretendiendo la presidencia dentro un espacio peronista opositor, Sola, Rodriguez Saa, Rossi, De la Sota, Capitanich, etc, pero juegan el juego que CFK les deja jugar. Cualquiera de ellos necesita su bendición para serlo.


Si CFK no es candidata, ¿sus votos son transferibles a algún otro candidato que ella apoye?, difícil saberlo, porque el kirchnerismo duro tiene un componente cerrado y sectario, pero el grueso es peronista y este electorado tiene una mayor fidelidad y verticalidad con la figura del líder.
2019 está muy lejos y la crisis demasiado cerca, cualesquiera sean tiempos futuros, viviremos  la lenta  agonía del proyecto macrista, y un  seguro triunfo de una alianza opositora, capaz de cabalgar la crisis y empezar a restaurar los daños que esta gestión causo al país y a su gente.

La política es construcción humana, por lo tanto esa alianza opositora amplia, que pueda tomar el gobierno pero sobre todo gobernar después, está todavía en pañales, si bien esta todo dado, las grandezas y las miserias humanas también juegan y condicionan la política.

Antonio Muñiz
11 de julio de 2018

Sin unidad no hay salida,



“La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer.”  Bertold Brecht
Renacerá mi pueblo de su ruina y pagaran su culpa los traidores”    Pablo Milanes

Argentina vive hoy, de la mano del gobierno macrista y el siempre presente FMI,  políticas de ajuste permanente de nuestra economía, acompañados por una voraz deuda externa y su consecuente fuga de capitales.
En dos años y medio el modelo capitalista financiero globalizante endeudó al país en 150 mil  millones de dólares, pero a su vez, en una mezcla de impericia, mala praxis y corrupción nos han sumido en una devaluación permanente, inflación y recesión. El modelo muestra hoy su agotamiento económico, pero sobre todo político, ya que en su voracidad extrema y su avaricia, la derecha neoliberal es incapaz de generar un proyecto de país que integre y contenga a la mayoría de los argentinos. Por el contrario es expulsivo; los sectores medios y de los trabajadores no tienen lugar.
Es evidente que el proyecto macrista está agotado, que corre en tiempo de descuento, que vamos hacia una crisis, que dejará daños profundos en el tejido social, económico, político y moral.
Como toda política imperialista de saqueo esta dejará tierra   arrasada, con millones de pobres, miles de industrias quebradas, una deuda eterna que nos condicionará por décadas, pero sobre todo dejará una república en ruinas, con instituciones caducas, desprestigiadas y corrompidas. La justicia, la fuerzas de seguridad, las empresa mediáticas, el periodismo mercenario, son solo ejemplo de la decadencia argentina. El neoliberalismo, transforma todo lo que toca en muerte y destrucción.
En este escenario es necesario generar una fuerza política nacional  que enfrente al modelo, que de la pelea desde la calle pero también desde la lucha ideológica y cultural, por la hegemonía, pero sobre todo por el poder.
Es necesario apelar a un concepto muy sensible en nuestra historia; la unidad nacional

¿Qué es verdaderamente la unidad nacional? ¿Es posible?
La consigna de unir a los argentinos tiene una larga historia en la política argentina.
La usó el radicalismo yrigoyenista, Forja en su lucha en la década infame, Perón escribió y la desarrollo, tanto en su gobierno como en la resistencia. El Perón, de la tercera presidencia, tan incomprendido,  hizo su último esfuerzo de consolidar una unidad nacional que pacificara a los argentinos y pudiéramos enfrentar la oleada golpista que asoló Latinoamérica a principios de los setenta.
Si bien es cierto que varios de los golpes militares en argentina la usaron como consigna y justificación de las asonadas, es una bandera del nacionalismo popular en sus diferentes vertientes.
Sin embargo el concepto de nación, patria, etc., post Malvinas,  fue poco a poco siendo descalificado, a partir de cierto progresismo de izquierda, que no entiende lo nacional y sobre todo a partir de la ofensiva del capitalismo imperialista de vaciar de contenidos nacionales, de negar su historia, olvidar las luchas populares, en los países sometidos. La ocupación y el saqueo imperialista vienen siempre de la mano de una colonización cultural que mine cualquier idea de pueblo y nación.
Como decía Bertold Bretch “Qué tiempos serán los que vivimos, que hay que defender lo obvio”.
Parece de perogrullo pero es indudable que Argentina necesita construir una fuerza política que tenga como premisa la defensa de la Patria y de su pueblo. Y que esa fuerza política tiene que tener como Norte la Unidad nacional, inserta en la Patria Grande latinoamericana.
La Unidad nacional para enfrentar al imperialismo y sus siempre dispuestas clases oligárquicas aliadas, pero insertos en la unidad continental.  La  historia nos muestra que los proyectos de liberación crecen y se desarrollan cuando son continentales. Un proyecto individual está condenado al fracaso.
La unidad nacional no es una cuestión abstracta, por el contrario es un acto de construcción política e ideológica. Debe ser multi sectorial, poli clasista e ideológicamente amplia. Requerirá de la participación activa del conjunto de los actores políticos y sociales que puedan expresar el más amplio abanico ideológico y cuyo objetivo es la construcción de un proyecto nacional y popular que sintetice los destinos de la patria y de su pueblo.
Debe ser una convocatoria a todos los argentinos que sienten amor por la Patria y creen que su destino está atado al resto de su comunidad, que nadie se salva solo, como dice el evangelio o que  “Nadie se realiza en una comunidad que no se realiza”, un viejo apotegma peronista. Bajo esta premisa amplia solo quedan afuera los mismos de siempre, las oligarquías, las empresas que lucran con el saqueo, todos aquellos argentinos que privilegian el interés personal por sobre el conjunto de los argentinos.
Esa construcción debe abrevar en nuestra historia, en las luchas populares, desde los caudillos federales, el yrigoyenismo, el peronismo, la resistencia y la  lucha del “Perón vuelve”, el kirchnerismo, todas expresiones, con aciertos y errores, del gran movimiento nacional y popular que viene desde el comienzo de nuestro ser como nación. No para hacer “arqueología” de las ideas, sino para hacer una nueva síntesis que nos permita lanzarnos hacia el futuro.
Las luchas de los últimos meses contra el  modelo neoliberal van plasmando un programa de gobierno alternativo: defensa del empleo y la producción nacional, fortalecimiento del mercado interno a través del aumento real de los salarios, recuperación de la inversión productiva, en desarrollo social, educación, ciencia y tecnología, poner freno al saqueo de nuestros recursos naturales, poner límite al endeudamiento irresponsable del macrismo,  soberanía en nuestras relaciones internacionales, etc,
Es necesario, además, la recuperación plena del estado de derecho, oscurecido por la ilegal detención de más de treinta presos políticos, siendo Milagro Sala el caso más emblemático y el  cese de las operaciones de persecución político-judicial - mediática hacia los dirigentes opositores.
Otro eje debe pasar por la democratización de los medios de comunicación. El monopolio del grupo Clarín, ha ido consolidándose en estos días, convirtiéndose en la empresa de mayor facturación en la argentina.
Una democracia no puede funcionar junto a una justicia corrupta, envilecida y cooptada por los servicios de inteligencia y los intereses de las corporaciones, ni tampoco con un monopolio mediático, el “verdadero poder”, dueño y señor de la información y las mentes de muchos argentinos.
Por supuesto este es un programa de emergencia, para paliar la crisis, en el mediano y largo plazo es necesario producir un cambio en la matriz productiva, dejando atrás el modelo agro exportador y desmontar todo el aparato legal, cultural y económico del neoliberalismo, que son herramientas de dominación.
Es necesario ir fortaleciendo y enriqueciendo este programa, ampliar las bases sociales y políticas,  generar consensos mínimos e ir dándole forma política a ese movimiento de unidad nacional.
Los nombres y los candidatos por ahora son lo de menos. La lucha ira generando también los nuevos dirigentes que encabezaran y llevaran adelante este proyecto.
El neoliberalismo nos conduce nuevamente hacia el caos. Será responsabilidad nuevamente de las fuerzas populares sacar a nuestro pueblo de su ruina. Hay que reconstruir la unidad nacional en un  un proyecto de liberación nacional y social. Sin unidad nacional no tenemos salida, sin unidad nacional no hay futuro.
Antonio Muñiz
3 de julio de 2018

Foro en defensa del Proyecto Nacional y Popular

El Secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, fue el invitado especial del primer Foro en Defensa del Proyecto Nacional y Popular, que contó con más de 250 militantes.