Malvinas y la construcción de una nueva agenda nacional. Por Antonio Muñiz

 No cabe duda que ya hay mucho material escrito sobre Malvinas, y muchos muy buenos. Pero en este breve artículo no pretendemos hacer una historia de la guerra, ni un racconto de los derechos argentinos sobre el territorio malvinense. No pretendemos escribir desde un nacionalismo exacerbado, ni una arenga patriótica sobre la isla.

Nuestro modesto objetivo es poner sobre la mesa ideas y objetivos que nos permitan diseñar una estrategia de recuperación de las islas y de todo el mar austral ocupado por las fuerzas de la OTAN. Elementos que permitan reenfocar la consideración del tema, tanto por parte de los argentinos como de los británicos.


Hace casi doscientos años estos territorios argentinos fueron ocupados por la fuerza, y su población fue desalojada por una flota bajo el pabellón inglés. Su recuperación no puede ser solo un anhelo y una esperanza, debe ser un objetivo estratégico de nuestro, de esta generación y de las futuras.

Hablar de Malvinas es en principio hablar del “imperialismo” europeo, en esta caso el Británico, que durante más de 500  años han asolado al mundo (América Latina, Asia o África ) ha devastado recursos naturales, masacrado y esclavizado pueblos enteros, saqueos, piratería, destrucción de culturas.

Con esa lógica imperialista de saqueo y esclavización se ha construido el capitalismo y el poderío europeo y luego el norteamericano, primo hermano del Inglés.

La apropiación de las Malvinas por la fuerza, el sostenimiento de la ocupación y la recurrente negativa británica a tratar pacíficamente la cuestión son parte de esa lógica histórica.

Así la ocupación de Malvinas, la base militar de la OTAN en esos territorios, la negativa a negociar, no son hechos aislados, ni un capricho británico ni a un problema exclusivamente argentino. Por el contrario forman parte de una estrategia de dominación imperial,  basados en criterios e intereses geopolíticos.

Si queremos recuperar Malvinas, Argentina debe entrar en el juego grande de la matriz geopolítica que rige el mundo de hoy. Más allá de las buenas intenciones, de los derechos incuestionables sobre las islas, más allá del apoyo incondicional de la mayoría de los países del mundo, Inglaterra no reconocerá los derechos sobre las islas mientras Argentina no comience a jugar en el concierto grande de las naciones desarrolladas.

Pocos parecen advertir que lo que hoy la Patria necesita es la construcción de una agenda de futuro para todos los argentinos.

SI algo mostró las últimas elecciones, pero ya es un problema estructural de larga data, es la falta de debate  serio sobre  los problemas argentinos. El debate político no pasa de acusaciones sin fundamento, mentiras, fotos o anécdotas sin mayor trascendencia en la vida diaria de los argentinos. La dirigencia, y no solo la política,  parecen carecer de rumbo, pérdida en la gritería histérica de los medios de prensa, las campañas de troll y las “fake new”.

Históricamente las elites gobernantes han negado la cuestión Malvinas, pero también por sobre todo, a temas geopolíticos centrales como la cuenca del Paraná – Rio de la Plata, el Mar Argentino y la Antártida. Hoy algunos de estos temas en están hoy en el ojo de varias discusiones políticas estratégicas, pero tengamos claro que planteamos este debate en un país que siempre dio la espalda al océano y a sus grandes riquezas.

Romper con la visión liberal de país.

Es evidente hoy  el fracaso  de la visión liberal de ver solo la Pampa Húmeda y su cabeza de Goliath, la ciudad de Buenos Aires. Esa visión porteño céntrico sirvió a los interés imperiales y a las clases dependiente y usufructuarias a esa posición colonial. Así se ha construido un país fragmentado, con un norte pobre, un sur desierto y ocupado por latifundistas de origen extranjero, y un centro rico sojero y agroexportador. Un país sin industrias, basado en los servicios y las actividades extrativistas que no generan trabajo, que es más, destruyen trabajo. No es de extrañar que en un modelo así tengamos más de la 40 % de la población en la pobreza y la indigencia.

Es perogrullo decir que la geografía, sus recursos naturales  y su lugar en el mapa mundial condicionan a un país. Pero también su cultura, su historia, su población van caracterizando una identidad, una personalidad, un modo de ver el mundo y como insertarse en él. Más en un mundo globalizado, caracterizado por el poder concentrado algunas potencias y sobre todo de las grandes corporaciones empresarias, muchas veces más poderosas que muchos estados.

La división internacional del trabajo siempre colocó  a la Argentina en una posición de país medio, agroexportador de commoditys y esta posición condicionó históricamente la visión, la identidad y el proyecto de país de nuestras clases dirigentes tradicionales.

Si queremos modificar la realidad que nos condiciona, debemos también modificar nuestra visión de país, construir otro modelo, de carácter popular y nacional, debemos empezar a pensarnos de nuevo desde nosotros, situados aquí y ahora, de nuestra historia, y no desde una visión externa con libretos de Banco Mundial o el FMI.

En principio podemos observar donde está ubicado nuestro país, su extensión, sus límites, sus recursos humanos y naturales, etc, y podemos empezar a sacar alguna conclusiones que nos fueron negadas o poco divulgadas, a pesar de que están ahí, ante nuestros ojos.

Argentina es un país bi continental, ocupa la parte sur de América, desde el trópico de Capricornio hasta el polo Sur, ocupando una parte, proyección natural, del continente Antártico

En sintonía  con esta visión se sancionó la Ley 26.651 que establece la obligatoriedad de utilizar el mapa bicontinental de la República Argentina. De este modo, los mapas elaborados por el Instituto Geográfico Nacional muestran una Argentina completa, con  la Antártida Argentina en su real proporción con relación al sector continental e insular.

También allí puede verse claramente la inmensidad del mar argentino, su litoral marítimo y toda su zona insular marcada por las Islas Malvinas. Para tener una idea aproximada de la inmensidad de ese mar, el litoral marítimo mide 4.725 km de longitud.

El mar argentino constituye uno de los recursos naturales más significativos de nuestro país. Es un gran proveedor de alimentos, de puestos de trabajos asociados y posee un gran potencial hidrocarburífero. Asimismo, la productividad primaria de los espacios marítimos argentinos cumple un papel destacado en la captación del dióxido de carbono atmosférico, factor clave en el combate al Cambio Climático. Particularmente la plataforma continental patagónica y el talud, absorben grandes cantidades de dióxido de carbono atmosférico y contribuyen a mitigar los efectos del calentamiento global. El mar también es un elemento clave del comercio exterior, casi el 80 por ciento de nuestras exportaciones se transporta por vía marítima.

Pero además, lo cual le da una posición estratégica, tanto comercial como militar,  la Argentina posee también las bocas orientales de 3 pasajes naturales que comunican el océano Atlántico con el Pacifico: el Estrecho de Magallanes, el Canal de Beagle y el Pasaje Drake.

Esta realidad geopolítica muestra y explica el porqué de la ocupación ilegal de las Islas Malvinas por parte de Inglaterra y el asentamiento de una gran base militar de la OTAN en su suelo.

En las dos guerras mundiales del siglo XX, las Malvinas mostraron  su valor estratégico como base para el control y abastecimiento de las potencias aliadas en el Atlántico Sur y en el cruce hacia el océano Pacífico.

Su posición estratégica permite controlar toda la región, además de explotar sus recursos naturales, sobre todo pesca y petróleo, además de  limitar  la proyección argentina hacia la Antártida y justificar las reclamaciones inglesas sobre el territorio antártico.

También aquí vemos que Argentina puede y debe pensarse como un país bio oceánico con acceso al pacifico. Más teniendo en cuenta que la centralidad económica, comercial y política se va trasladando desde el Atlántico norte al Pacifico, dado el crecimiento comercial  de la zona Asia Pacifico, siendo China el motor de esa actividad y destino de muchas de nuestra exportaciones. Hoy nos encontramos en un marco global de conflicto entre China y el sudeste asiático versus EEUU por la hegemonía mundial, tanto comercial, tecnológico y en algún momento militar. Todos los pronósticos le ponen fichas a China y la dan por ganadora por la supremacía global en el término de no más de 25/30 años.

Es conveniente y necesario avanzar en proyectos conjuntos con Chile, para poder exportar nuestros productos por sus puertos sobre el Pacifico y ellos por los nuestros en el Atlántico. Existen proyectos como el Corredor Bioceánico Ferroviario San Francisco que involucra a Catamarca, La Rioja y la Región de Atacama que avanzan en el proyecto clave para la economía regional, ya que permitirá exportar la producción del Norte Grande hacia el Pacifico. Existen otros proyectos similares y complementarios a lo largo de la cordillera. La clave en este proceso es la integración entre nuestros países.

También en ese proceso de integración, no solo con Chile, sino con toda Latino América, existe el proyecto chino de un ferrocarril que atraviese trasversamente Sudamérica desde las costas peruanas hasta el atlántico brasileño, pasando por Bolivia y Paraguay. La extensión del ramal Belgrano Carga hasta Bolivia permitiría la conexión con el ferrocarril chino, pero además movilizara el comercio y la producción del NE argentino.

Queda claro que esta proyección de país  bicontinental y bi oceánico nos marca algunos ejes claros de la política exterior argentina: la unidad, integración y complementariedad con los países de la región sudamericana, una fuerte presencia en el Atlántico Sur y la Antártida.

Tengamos claro que, más allá de lo declamativo, Uruguay y Chile siguen dando sustento y viabilidad a la ocupación británica. Por ende es fundamental promover mayor integración económica y política con Chile, complejo dada la lógica anti argentina de la derecha chilena, pero no imposible. Avanzar en un proceso de integración,  que se fundamente en los intereses comunes, y no en la competencia por migajas de territorio.

Algo similar pasa con el puerto de Montevideo, un “enclave inglés”, que permite la llegada de abastecimiento a los barcos que van con suministros hacia Malvinas.

Es imperioso  impulsar una relación estratégica con países de la región que compartimos intereses comunes, Chile, Brasil, Uruguay, Sudáfrica, etc. y otros como China y Rusia, con intereses comerciales en la zona y que ven con preocupación la ocupación de la Malvinas y el mar adyacente  por parte de la OTAN.

Debemos desarrollar  una política exterior que tenga claro la defensa de la soberanía argentina sobre esos territorios y  la explotación racional y sustentable del gran potencial marítimo, en materia de biodiversidad, preservación del medio marino, recursos naturales, energía y vías de navegación, entre otros. Impulsar la exploración sistemática y la gestión sustentable de este patrimonio constituye un objetivo nacional de carácter estratégico.

La iniciativa Pampa Azul, votada por el Congreso y ejecutada por el gobierno nacional, forma  parte de una política de Estado en el sentido correcto, ya que promueve la investigación científica y los desarrollos tecnológicos que permitirán preservar y gestionar efectivamente esos recursos, contribuyendo así a fortalecer la soberanía nacional sobre el mar.

En ese sentido el actual gobierno nacional lleva adelante el establecimiento de áreas marinas protegidas, de una amplia zona de veda pesquera, el Plan de Acción Nacional para Prevenir, Desalentar y Eliminar la Pesca Ilegal, no declarada y no reglamentada, el régimen de administración por cuotas Individuales transferibles de captura (CITC) y la aplicación de un enfoque ecosistémico en la pesca y la exploración y explotación sustentables de recursos no renovables. Otro desarrollo trascendente es el sistema satelital SAOCOM que brinda una valiosa fuente de información sobre las zonas costeras y el océano. Estos son algunos de los pilares de la política nacional de protección de nuestros recursos marítimos.

Ocupar el territorio:

Como decíamos más arriba la visión neo liberal de país nos llevó a abandonar la Patagonia, al mar Argentino y la Antártida. Es necesario mirar el sur argentino, la Patagonia, zona rica en recursos, pero casi desierta.

No es casual que la ocupación británica sobre Malvinas, pero también sus pretensiones silenciosas pero efectivas de ocupar la Patagonia o parte de ella. Durante doscientos años compañías inglesas, muchas de ellas ligadas directamente a la Corona Británica han ido comprando a precios viles y en otras ocupando tierras fiscales o desplazando a las poblaciones mapuche- tehuelches originarias. Así puede verse una Patagonia desierta, ocupada y explotada por intereses foráneos y donde existen hoy pista de aterrizaje para aviones de porte grande, con el peligro que ello conlleva en situaciones de guerra. Ya en la guerra de Malvinas sufrimos acciones militares desde el continente, ayudando con información al ejército inglés. Hoy podemos ver en el caso del multimillonario Lewis , que se ha apropiado de grandes extensiones, se ha robado un lago completo y en su territorio solo impera las leyes que el impone.

Una política soberana nos exige poner límites a la extranjerización de tierras, y en forma conjunta al saqueo y desalojo de las tierras de las comunidades originarias. Como complemento es fundamental un programa de asentamiento de población en toda la región, promoviendo el acceso a la tierra, a la vivienda, y al desarrollo productivo.

Esta lógica de ocupar los espacios, sobre todo el espacio marítimo, nos obliga a desarrollar una marina mercante nacional, que pueda dar respuesta a un proyecto de país con una gran capacidad exportadora. El desarrollo de una marina mercante, nos llevara a su vez al desarrollo de una industria naviera nacional, donde, por ejemplo Astilleros Rio Santiago puede ser un polo de desarrollo importante.

Como ejemplo de una de las actividades a propugnar, debemos pensar y planificar con carácter nacional el desarrollo de una industria pesquera, desde una flota de pesca importante hasta factorías donde se agregue valor a la producción ictícola producida. Esto permitirá el desarrollo de toda una red de ciudades portuarias, no solo en pesca, sino también industrialización, turismo y comercio en todo el litoral marítimo. Una red de puertos desde Buenos Aires y vía el Canal Magdalena conectar todos los puertos bonaerenses y patagónicos, culminando con la obra  de conexión marítima de Tierra del Fuego con el continente.

Es claro que se requerirán políticas internas y globales que  entre otras cosas,  deberán   fortalecer de las actividades productivas, buscando la industrialización de los productos hoy simples commoditys, tanto en la producción de alimentos, como en el agregado de valor a la producción minera, petróleo y gas. También requerirá inversiones importantes en logística rutas y sobre todo líneas férreas, en todos los casos con fuerte presencia estatal. Vaca Muerta es una oportunidad de desarrollar el área energética y la exportación  de gas y petróleo. Esta pendiente la construcción del gasoducto que conecte con el con Brasil y con amplios regiones locales que hoy no cuentan con el servicio.

La Patagonia debe ser una tierra de promesa, trabajo y vivienda para muchos argentinos, por lo debemos pensar y planificar polos de desarrollo en toda la región, favoreciendo el trasporte, la logística, la instalación de industria, en especial aquellas que puedan agregar valor a la producciones locales,  el acceso a la vivienda, etc.  Pequeñas ciudades con recursos y posibilidades de crecimiento y desarrollo.

En este proceso de desarrollo patagónico Argentina cuenta con dos socios importantes, que ayudarían a nuestro país en el juego internacional, Rusia y China. Las inversiones de ambos países, sobre todo China, pueden ser un acelerador de este proceso. Aun están pendientes las dos represas en Santa Cruz, cuyo financiamiento por parte de China está asegurado. También hay, hoy en carpeta, importantes inversiones rusas para el sector energético en la Patagonia.

Acelerar estas acciones y sumar otras es un camino rápido para romper la dependencia económica e iniciar un camino de desarrollo sostenido.

Síntesis:

Nuestra mirada debe ver más allá de la clásica mirada al territorio continental. Para ello debemos desarrollar la Patagonia y pensar el Mar Argentino como fuente de riqueza y desarrollo. Ocupar los espacios marítimos y terrestres, desarrollar las industrias ligadas a la explotación de los recursos marítimos, desarrollar los recursos energéticos,  profundizar nuestra presencia en la Antártida,  trabajar para ser una potencia marítima.

En esas políticas de estado es crucial desarrollar en todos los ámbitos una política exterior que tenga como ejes centrales: la cuestión de soberanía de las Islas Malvinas, una  política activa y constante sobre los océanos y la Antártida y la integración y la unidad latinoamericana.

Por último, para cerrar, sabiendo que el listado de acciones es muy largo,  se requerirá de una planificación permanente centralizada y una ejecución descentralizada, de acciones y correcciones permanentes en búsqueda del objetivo de una Argentina líder en América Latina y actor importante en el concierto de las naciones.

Creemos que tarde o temprano las islas serán recuperadas por nuestro país. La ocupación colonial  es cada vez más anacrónica, y los reclamos deben ser cada vez más fuertes, pero solo sucederá si Argentina rompe con el pesado lastre de décadas de neoliberalismo, y avanza en un proceso rápido de desarrollo de sus recursos naturales y de toda su potencialidad productiva.

 

«Lo que la semana nos dejó « Editorial

 

En este presente aciago que nos toca vivir, la realidad se bambolea entre la tragedia cotidiana, un mundo al borde del caos y el ridículo de la política interna.

En principio el Frente de Todos está al borde de la fractura: el experimento electoral de Cristina, muy exitoso a la hora de ganar una elección, muestra su impotencia a la hora de gobernar. Esta experiencia política podría terminar de la peor manera, según auguran y desean sus  opositores.




La crisis del FDT parece centrarse en el rumbo económico. El acuerdo con  el FMI marco un quiebre entre el ala moderada, ligada a AF  con el kirchnerismo más duro, liderada por CFK y su hijo máximo Kirchner.

La discusión es ideológica y profunda, se debate el rumbo del país en los próximos años y medio, entre dos modelos distintos y a veces antagónicos.

También es cierto que hay mucha hojarasca en el medio del debate, muchas posiciones que se parecen al libreto de un teleteatro  de baja calidad y por supuesto como siempre un campo orejano para los que medran y sacan ventaja.

Los números de la economía parecen indicar índices de crecimiento del PBI, empleo, disminución de la pobreza, inversiones productivas, envidiables, en un país que fue quebrado y saqueado por la  gestión anterior y luego azotado por una pandemia que castigó  muy fuerte la economía global.

A esa situación económica y productiva hay que sumarle la guerra ruso ucraniana, que ha hecho temblar la económica y la política mundial. Se abre, es cierto un escenario complejo, lleno de acechanzas para nuestro país, pero también es una oportunidad, dado el aumento de valor de nuestros commoditys.  Se abre también un nuevo orden mundial, más abierto y multipolar, donde Argentina puede insertarse con ventajas competitivas.

La reciente votación en las Naciones Unidas, alineándose con EEUU para sancionar a Rusia, mostro una gran miopía por parte de la cancillería, además de romper un larga tradición de nuestra política de no alineación y de no injerencia en las políticas de los  pueblos. La abstención junto a México y Brasil era el camino correcto, manteniendo la neutralidad. Esta contradicción es grave, causo daño dentro del mismo FDT pero también daño la relación con una potencia amiga como Rusia, donde hace pocas semanas el mismo presidente AF había reconocido y habían firmado acuerdos de cooperación e inversión económica.

Pero volviendo al tema económico, también es cierto que no todas son rosas, un inflación arrastrada del 50%, y una proyectada para 2022 cercana al 60%, con índices de pobreza extrema y salarios muy bajos, aun en sectores dinámicos y de empleo formal, muestra un escenario preocupante. Los argentinos conocemos el daño en el tejido político y social que causa una inflación prolongada. Los resultados adversos en las elecciones del año anterior donde el frente gobernante perdió más de 4 millones de votos, muestran un panorama preocupante de cara a la elecciones del 2023.

El presidente Fernández sostiene a Guzmán, asediado por el kirchnerismo e incluso por funcionarios subordinados, a la espera de la evolución de los precios. La continuidad de la inflación  en estos valores son insostenibles en el mediano y corto plazo,  podrían marcar un punto de inflexión en la interna del Gobierno.

El presidente Alberto Fernández, cada vez más esmerilado.

Roberto Feletti, Secretario de Comercio, alineado con CFK y vasta experiencia en la función pública marco el quid de la cuestión, «El Ministerio de Economía tiene que bajar líneas claras de política económica que reduzcan la volatilidad y preserven ingresos populares, si no esto se va a poner feo», subrayó.

Feletti viene bregando por el desacople de los precios internos de los externos de nuestros commoditys sobre todo alimentos (retenciones), que están teniendo un alza sostenida a nivel de precios internacionales y que de trasladarse  a los precios internos puede ser un efecto de nafta al fuego sobre los ya muy altos índices inflacionarios.

Feletti responsabilizó a Guzmán por la falta de políticas anti inflacionarias, lo cual es cierto y sostenido por muchos analistas. La falta de una política de precios e ingresos está más allá de las decisiones de la secretaria de comercio. Una política anti inflacionaria requiere acciones de estado donde todo el gobierno se alinee en esos objetivos.

Feletti fue consiente que en las últimas semanas desde diversos sectores del gobierno y del establishment estaban tratando de esmerilarlo  y cargarle la culpa del fracaso de  los controles de precios. Así salió rápidamente a marcar su posición.

En ese mismo orden hubo declaraciones tanto de Máximo Kirchner con de Axel Kicilioff  que planteó que «no da más la situación social» en el Conurbano y en el interior provincial.

Este debate está enmarcado también por lo que indican diversas encuestas que  muestran que en el país se ha instalado prácticamente una sensación de escepticismo estructural en la población sobre su futuro, un descredito de toda la clase política, donde no se salva nadie.

Estamos en un “que se vayan todos”? Es difícil decirlo, ya que tampoco, hoy por hoy, estamos en la situación del 2001. Pero el crecimiento de figuras “payasescas” como Milei o Spert, si bien alentados por grupos del poder, marcan que algo está fallando en la representación política.

También las figura principales del gobierno están sufriendo un desgaste en la opinión pública. AF no ha podido capitalizar el éxito de las campañas contra el Covid, ni en las medidas para sostener la actividad económica durante la cuarentena. El rápido crecimiento post pandemia se deben en muchos casos al sostenimiento de los puestos de trabajo, subsidiados por el estado durante bastante tiempo.

Muchos errores propios, indecisiones, un gabinete muy pobre, sin experiencia, con una visión y una agenda política muy porteño céntrica,  lo fue limitando en su accionar. Además AF arrastra una visión que ya había mostrado en la gestión de NK y sobre todo de CFk, su aversión al conflicto, sobre todo con los grupos de poder. Por ahí es necesario recordar que abandona el gobierno de Cristina en el 2008, cuando esta agudiza el conflicto con el Campo y con Clarín.

Ha habido muchas ocasiones donde a AF se lo ve dubitativo, cediendo siempre a las presiones de los grupos de poder. Esta semana circuló  con insistencia la idea de un bono, un plus salarial, para todos los trabajadores que compense rápidamente parte de la pérdida del salario.  Sin embargo la presión de la UIA y la CGT hizo que se diera marcha atrás y se privilegien las paritarias. Un papelón que desdibuja la imagen presidencial, cuando el sentido común indica que se podrían haber hecho amabas cosas, un bono a cuenta de futuros aumentos paritarios.

EL conflicto entre el presidente y su vice y las apariciones de algunas figuras llevan a ribetes tragicómicos, si no estuviera en juego el destino del país.

La continua campaña de desprestigio llevada a cabo contra el presidente, por propios y extraños, y muchas veces el mismo es víctima de sus errores y de los errores del fuego amigo, no le hacen bien al espacio que representa. La falta de liderazgo, mostrarse débil y dubitativo como se muestra en los últimos días, le hace mucho daño a él, a su gestión y al sistema democrático. Tampoco estas internas palaciegas le hacen bien a la figura de CFk, por el contrario, también ella pierde consenso y es acusada y cargará el sambenito de no haber dejado gobernar a su presidente y la culpa del fracaso de la coalición.

Sería un error histórico que la figura política más grande de las últimas décadas, con el mayor grado de acumulación popular dentro del espacio nacional, quede prisionera de internas menores.

Por ahora dentro del FDT, todo es incertidumbre. Si bien hay movidas para acercar a las partes a una mesa de diálogo, que pueda cerrar la interna y darle certeza a una acción de gobierno. Hubo en esta semana reuniones y contactos entre los gobernadores del FDT, tratando lograr consenso para sentar a las partes a un acuerdo, pero también consolidar un grupo de poder que pueda terciar en la disputa.

 

Cuando restan -en principio- algo más de 12 meses para que la campaña electoral de 2023 ingrese en instancias decisivas con miras a las PASO, algunos movimientos interesantes ya comenzaron a producirse tanto en el oficialismo como contábamos más arriba, como en la oposición.

El crecimiento de la figura de Milei, como figura opositora opaca al ala más dura de Juntos. Las posiciones extremas, y en muchos casos ridículas, llevan la discusión política a ribetes extremos, y obliga a toda la dirigencia de cambiemos a correrse cada vez más a la derecha, con lo cual además los aleja de sectores de centro que su momento acompañaron o podrían acompañar en un futuro. El mismo Macri esta con un discurso cada vez más extremista y llego esta semana a una foto con el presidente Trump.

El surgimiento de una extrema derecha, liberal en lo económico, pero muy autoritaria en lo político, tensa las internas dentro de JXC. Ya los radicales, a través de Morales levantan banderas de autonomía y marcan límites, por ahora es no a Milei y no a una re elección de Macri. Veremos hasta donde el viejo radicalismo nacional y popular existe en las bases y en los cuadros y no ha sido cooptado para siempre por el pensamiento neoliberal.

Lilita Carrió ha elegido el perfil bajo, pero por ahora se expresa a través de algunas de sus colaboradoras,  ha marcado distancia de Macri y mantiene un discurso de defensa de las instituciones,

También Patricia Bulrich corrida de la escena por esos sectores más duros salió con declaraciones sobre que Macri no será candidato en 2023, mientras que el actual jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, se mostró bastante más enérgico que de costumbre al cuestionar las manifestaciones piqueteras en la Capital Federal.

Si bien en quien más mide en las encuestas dentro del PRO, Rodríguez Larreta no la tiene tan fácil, flanqueado por derecha y por el centro se mueve en un equilibrio muy inestable. Por ello en un encuentro con jóvenes de su espacio expresó: “No jodamos más con esa boludez de halcones y palomas, vamos a ganar la elección en 2023”  «Si no estamos juntos, no ganamos una elección en la puta vida», se expresó el jefe de gobierno porteño en un acto de la juventud PRO. Pidió unidad en la oposición y criticó con dureza al kirchnerismo.

 

Finalmente, comenzó a perfilarse un espacio donde puedan cobijarse aquellos dirigentes que  no encuentran su lugar dada  la polarización extrema, un espacio que supere la grieta. En las primeras reuniones se sumaron Gerardo Morales, Juan Schiaretti, Florencio Randazzo, Rogelio Frigerio, Emilio Monzó y Juan Manuel Urtubey, entre otros, con perspectivas de sumar más voluntades.

Motorizados por la «crisis social y económica», se juntaron esta semana a compartir un asado en San Isidro,  donde conversaron sobre el «volumen político necesario que debe tener el próximo Gobierno para encarar» diversas reformas.

«No hay en esta instancia especulación electoral ni candidaturas», aclararon  fuentes cercanas a los participantes del mitín. «La idea es que sea un espacio de encuentro y reflexión, y va a tener periodicidad», agregaron. En términos similares se expresó Randazzo en las últimas horas. Habrá que ver cómo evoluciona la propuesta.

Como en el ajedrez, el gobierno juega con las blancas y tiene la iniciativa, veremos si en los próximos días hay llamada y un espacio de discusión entre el presidente y su vice y como serán los cambios que AF planea para después de Semana Santa.

No hay demasiado tiempo. La crisis está a la vuelta de la esquina.

 

Antonio Muñiz

Foro en defensa del Proyecto Nacional y Popular

El Secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, fue el invitado especial del primer Foro en Defensa del Proyecto Nacional y Popular, que contó con más de 250 militantes.