“LOS CONDENADOS DE LA TIERRA”


“Donde existe una necesidad nace un derecho”
EVA PERON


El título refiere al libro de Franz Fannon, argelino, médico, siquiatra que describió con precisión las conductas sociales y la expresión de la violencia de los pueblos colonizados. Allí analizó las conductas de los sectores desplazados en ese proceso, aquellos que no aceptaron las leyes de los colonizadores, creando sus propios mecanismos de subsistencia, estando fuera de la lógica de integración social que pretendía el poder, elaborando esos sectores, sus propias pautas de conductas, ajenos al funcionamiento del sistema dominante. Los denominó Fannon con la categoría marxista de Lumpenes, refiriendo aquellos sectores que por debajo socialmente del proletariado en el planteo de Marx, generalmente marginales y desplazados, dedicaban sus actividades generalmente hacia lo ilícito, incluso ejerciendo violencia horizontal entre pares, la primer etapa de la violencia del marginado.

En este sentido del análisis, para tratar de entender en nuestro país los acontecimientos de sectores sociales que buscan visibilizarse, podemos acudir al manejo del poder del panóptico de Michael Foucault en su libro “Vigilar y Castigar”, que tiende al análisis certero de las formas de opresión del poder político por sobre la población en todas sus variantes. Sin dudas quienes visualizan al poder desde la óptica de su propia realidad marginal, del desplazamiento social y desde la humillación, es decir desde el lugar del “otro” tendrán una imagen similar a la planteada en ambos casos, apareciendo en el imaginario como el puño férreo del monstruo bíblico del Leviatan, descripto por Thomas Hobbes, describiendo al Estado.

Imaginemos por un momento a aquellos sectores sociales, integrados con trabajo estable y proyecto de vida hasta que entró a sangre y fuego el sistema neoliberal como verdadera fuerza de ocupación,, siendo expulsados en forma violenta por la lógica economicista neoliberal del 76 y luego del 90 que entre otras cosas planteaba que “achicar el Estado es agrandar la Nación”, mientras millones de compatriotas eran arrojados a las banquinas de la historia, invisibilizados por una sociedad que aplaudía la convertibilidad y el viaje al exterior, mientras destrozaba familias enteras y endeudaba al país en un pensamiento mágico de modernidad supuestamente sin costo ni sacrificios, de golpe con una decisión política aplaudida por los factores de poder y elogiada por el mundo “civilizado”, mientras condenaba a las mayorías populares argentinas a la pauperización absoluta y el empobrecimiento.

Esa ruptura cultural, de la cultura del trabajo a la cultura de subsistencia, dejó un legado a las nuevas generaciones, cuyo destino lejos de aspirar a la movilidad social, lucharon por su sobrevivencia del día a día, no como quisieron sino como pudieron, aún en el delito. Fácil es la condena desde el adentro, desde “nosotros” que sólo reconocemos en los “otros” todos los males sociales, desde un afuera que no nos compromete como actores sino con mirada simplemente de testigos de la historia. Juzgamos y estigmatizamos la pobreza asociada al delito, no entendemos los códigos sociales de los sectores marginales a nuestra sociedad, ni sus conductas, ni sus prioridades, aún sus propios mecanismos de relacionamiento social, con sus pautas de conducta, diferentes a la nuestras, por necesidad y también por incomprensión.

Lo vivimos diariamente frente al dolor del abandono y la pobreza, juzgamos y marcamos como forma de alejar de nosotros la responsabilidad de situaciones que lastiman y duelen. Lo vemos con los niños en situación de calle, con los migrantes hermanos latinoamericanos, con quienes duermen en las veredas transitadas, con quienes no hablamos, no cruzamos palabras ni miradas, queriendo no ver la peor cara de nuestra sociedad. Lo primero que hacemos es clamar por el gobierno y su solución como si ésta fuese mágica, o por exigir la expulsión de los migrantes, en una suerte de discriminación que nunca debió anidar en la sociedad argentina, mayoritariamente alineada con la Patria Grande Latinoamericana.

Define la UNESCO desde Naciones Unidas, que los tiempos de recuperación económica después de una crisis lleva una década, la social y la cultural de arrasamiento de los valores identitarios como el trabajo, la solidaridad, el compromiso, rehacer el destino común en el país, lleva 30 años. Es mucho mas rápido destruir que construir un sistema social solidario, integrar al imaginario común de los argentinos que existe un camino a recorrer, que incluso la propiedad privada tiene que tener un compromiso social que hasta la Iglesia promueve, que sólo el amor y la comprensión pueden construir la felicidad del pueblo, nunca el rencor social ni el desprecio por el “otro”.

Debe ser duro para muchos sectores, vecinos, de nuestra comunidad, convivir con sectores, también vecinos nuestros, con culturas propias construídas por años de marginación e injusticia, que cuando se expresan lo hacen desde sus necesidades, desde sus conceptos y de su forma de vida, producto sobreviviente de un mundo hostil. En especial los jóvenes que han convivido y crecido con padres sin trabajo, que han debido sobrevivir en medio de la basura y sin esperanzas ni proyecto de vida, después de haber sido sus mayores, obreros calificados, con sueños para sus hijos, anhelos para su familia, apostando a la movilidad social ascendente, con la historia cultural que dejó el peronismo en el país, destruída en un instante por una lógica socialmente criminal como el neoliberalismo. Esa fue la invasión cultural en nuestro país, que no necesitó ejército invasor, ni bandera ni banda, como no lo necesitaron los ingleses después de las experiencias militares de invasión, abortadas en el siglo XlX, pero pudieron sin embargo después, dominar nuestro país a través de testaferros domesticados por décadas, hasta los procesos populares de Rosas, Yrigoyen y Perón.

La penetración cultural y económica determinó los procesos políticos y sociales que llevaron a la indigencia y a la pobreza a millones de argentinos. No fue la vagancia ni el desánimo, ni la falat de capacidad del hombre argentino, no fueron los sinverguenzas los que se expulsó del cuerpo social, fueron trabajadores, los cabecitas negras de Evita que fueron a engrosar las villas miserias llamadas eufemísticamente “asentamientos”. Es mas, los sinverguenzas siguieron gobernando hasta el 2001 y desencadenaron una crisis de la cual tenemos poca memoria aún por haber descendido al infierno tan temido de la disolución nacional, cuyas secuelas aún estamos reparando.

Recordar estos temas para reflexionar es un ejercicio doloroso por la realidad cotidiana que nos toca vivir, en un país en crecimiento, con ampliación del mercado del trabajo como pocas veces en la historia, con una dinámica económica envidiable y con mejoramiento de los indicadores sociales reconocidos en el país y en el ámbito internacional. Sin embargo la realidad nos golpea desde lo que nos falta avanzar, que es mucho aún por delante, con hipotecas sociales a levantar en el tiempo y sin prestarse a los juegos del poder económico, que siempre está dispuesto a ofrecer soluciones simples y rápidas, casi mágicas que solemos comprar acelerada e improvisadamente. No hay soluciones desde un Estado represor ni desde un Mercado liberal como ordenadores sociales. Si las hay desde una reflexión profunda en lo estratégico que permita definir un mecanismo de reinserción social de justicia para todos los argentinos y los hombres de buena voluntad que quieran habitar el suelo patrio.

Una reflexión final, quien no se siente parte, no está obligado, quien ha sido marginado, desplazado, humillado, empujado junto a sus hijos, termina en manos de los lúmpenes que hacen de la violencia un ejercicio entre pares, atacan a los mas débiles, los explotan y los estafan, aprovechando que son parte de ellos ejerciendo una violencia horizontal, como la descripta por Fannon, hasta que logran canalizar sus aspiraciones socialmente, con objetivos superiores al de la simple subsistencia del día a día, en un proyecto de país que los contenga. El gobierno solo no puede garantizar ese camino sino es un camino del conjunto del pueblo argentino, con conciencia social y solidaridad activa y militante que selle la reinserción social, repare el abismo socialmente siniestro dejado por los casi treinta años de sometimiento cultural, económico y social, desde 1976 hasta el 2003.


JORGE RACHID
CABA, 20/12/10
jorgerachid2003@yahoo.com.ar

LA DISCRIMINACION Y LA INGENIERIA SOCIAL


Un artículo de Jorge Rachid


La Patria es la América (Simón Bolivar)

La xenofobia y la discriminación son manifestaciones tempranas de proyectos a largo plazo, verdaderos preámbulos de modelos sociales de construcción, que antecedieron los “progroms” del stalinismo, el holocausto del nazismo, la consolidación del sionismo en Israel en su ataque al pueblo Palestino, la división étnica previa a la disgregación de Yugoeslavia y la etapa anti islámica de Bush con cuya excusa invadió Irak, Afganistán y amenazó a Irán.

Alguien podrá decir que la exageración invade el análisis ya que la Argentina es un pueblo, cuya raíz criolla y de los pueblos originarios, fue fundida a las corrientes inmigratorias europeas, africanas y asiáticas, que también fueron perseguidas a su llegada a principios del siglo XX por las familias “decentes” de la Liga Patriótica, que mataban y expulsaban a aquellos que reclamaban sus derechos como seres humanos, llegando a votar la famosa Ley de Residencia, el monumento a la discriminación que avasallaba la dignidad humana. Los perseguidos eran nuestros abuelos, habitantes de conventillos, explotados y expoliados por las mafias que los manejaban, como hoy en las villas miserias que circundan la ciudad y el conurbano.

La mentalidad Country de la discriminación, verdadero hito de la cultura dominante neoliberal, hasta desconoce la historia de nuestro país, donde la actual Bolivia y Perú fueron cuna de nuestros intelectuales y patriotas de la Revolución de Mayo, Chuquisaca, Potosí entre otras forjadoras de las ideas de Castelli, Moteagudo, Moreno en sus aulas y su pasión libertaria en aquella época, llamada liberal por la encendida prédica libertadora. Los delegados del Alto Perú se pueden encontrar en mayoría entre los Congresales de Tucumán en nuestra declaración de la Independencia, Fueron del actual Paraguay y Uruguay desde donde colaboraron para recuperar Buenos Aires de las invasiones inglesas. Fueron todos países de nuestra América profunda quienes se conmovieron y acompañaron la gesta de Malvinas. Sin embargo denostamos a nuestros hermanos Latinoamericanos, acariciando sueños europeístas e imperiales.

Quienes dicen que la inmigración descontrolada genera delito y tráfico, debemos decirles que menos del 2% de los presos en cárceles argentinas son extranjeros, y que la mayoría de ellos son europeos ligados al narcotráfico. Quienes plantean que quitan trabajo a los argentinos ignoran que los trabajos realizados por los inmigrantes de países limítrofes no sólo son los que permitieron aumentar nuestra riqueza, sino que además realizan trabajos como las cosechas manuales, los empleos domésticos y la construcción que no cesan de ser requeridos. Es verdad que muchos de los contratantes desearían que estuviesen, esos inmigrantes por siempre indocumentados, ilegales para evadir derechos laborales y aportes, Hoy están visibilizados y con DNI, evitando el trabajo esclavo y la explotación.

El Mercosur como anticipo del UNASUR, declaró la libre transitabilidad de las fronteras, con igualdad de derechos para todos los habitantes en un avance importante para la unidad de los pueblos, como soñaron San Martín , Bolivar, Artigas y tantos otros patriotas. Quienes defendemos la integración como bien supremo en la construcción de la Patria Grande Latinoamericana lo hacemos desde el convencimiento que no se puede separar un ideal compartido por los pueblos, de enfrentar las dificultades comunes de cualquier crecimiento, evitando la xenofobia y la discriminación. Debatir estos temas de cara a la sociedad nos permitirán comenzar a desmontar la cultura neoliberal que hizo del individualismo de cualquier tipo un paradigma del éxito personal o sectorial, con desprecio por el “otro”, a quienes los griegos denominaban “los bárbaros” por ser extranjeros. Pertenecer al sistema o no pertenecer, es lema del consumismo, la educación privada, la medicina prepaga, la tarjeta de crédito. Todas herramientas de separación social, de desintegración , de diáspora social, fragmentación total de las instituciones y las políticas, en definitiva del canibalismo. El viejo lema cumplido”divide y triunfarás”.

Los acontecimientos de Villa Soldati son una expresión del desprecio por las políticas sociales por parte del gobierno de la Ciudad, que lejos de tomar los problemas y resolverlos, se intenta desplazarlos de responsabilidad, adjudicando a terceros sus propias limitaciones que son centralmente ideológicas. Porque es ideológico, es decir un sistema de ideas basado en la construcción de un modelo social de exclusión con rasgos primitivos de política social prebendaria defectuosa. Que nadie lo atribuya a la falta de capacidad, porque sería pensar que quieren hacer las cosas bien, pero no pueden. No, es simplemente tratar la pobreza como un problema de subsidios, no un problema de dignidad, menos aún como un problema de los Derechos Humanos. Es desprecio desde la idea, que pobres habrá siempre y que la responsabilidad de esta administración es intentar ocultar el problema, taparlo, hacer beneficencia, mostrarse agredido por la realidad, como si la pobreza la sufriesen los sectores de gobierno que hablan de ella. Entre la Villa y el Country es la vida de los funcionarios que se expresan en términos de “ellos” y “nosotros” en la máxima expresión de la discriminación, pese a ser hijos de inmigrantes acogidos con solidaridad en sus tiempos de miseria.

Cada uno de nosotros es el otro, cada dolor es nuestro, compartido no sólo en la muerte o en el lamento tardío de la tragedia ya consumada. La solidaridad no es un hecho intelectual y menos aún para quienes ejercen responsabilidades, que parecen relatar los acontecimientos como testigos de la historia, pese a ser responsables de la misma.

Por último un párrafo para la violencia, para quienes creen que pueden resolver sus problemas o sus responsabilidades a fuerza de represión, tanto de las fuerzas policiales como la llamada justicia por mano propia. El uso de la fuerza está reservado al Estado y debe ejercerlo con la prudencia y responsabilidad de actuar frente a compatriotas, hacia sus hermanos, evitando desbordes, previniendo, llevando paz donde hay alteración. Quienes no entiendan estas premisas deben ser separados de las fuerzas, ya que la democracia y la paz son instancias a fortalecer en acciones cotidianas como parámetros de vida. Los que asuman sus propias reivindicaciones personales o sectoriales con vendettas y violencia que nos hace avergonzar como seres humanos, deberán dar cuenta a la Justicia. La vida es lo máximo que tenemos a ofrendar los seres humanos y no puede ser arrebatada en términos de venganza, persecución racial, ideológica ni religiosa. Esa es una sociedad caníbal. Alguien tratará de comparar estas afirmaciones con el delito cotidiano, nada mas alejado de la realidad. Quienes ejercen violencia social se creen con derechos superiores a otros seres humanos, pretenden ejercer autoridad punible. Todavía recordamos esas imágenes de los muertos de la Semana Trágica, con los chicos bien, armados, persiguiendo inmigrantes obreros, también recordamos el mecanismo de ejecución encapuchados de los negros norteamericanos en manos del Ku Klux Klan, que a todos nos enardecía y emocionaba hasta el llanto de impotencia.

Construir un destino común incluye a los hermanos latinoamericanos, ese destino debe integrar todos los sectores sociales, reinstalar la movilidad social ascendente, abrir nuestras cabezas a las nuevas realidades desalojando concepciones neoliberales, individualistas y xenófobas que nos llevan a la confrontación social y a la disgregación.

Sólo una sociedad solidaria, contenedora e integradora nos hará libres. Libres en nuestras decisiones, en nuestra soberanía nacional impidiendo ataduras externas, condicionamientos y diseños externos de país. Libres en nuestras capacidades y en nuestras oportunidades, generando nuevas condiciones de vida. Aumentará una sociedad solidaria la autoestima y el afecto social disminuido por años de denigración y desvalorización del hombre argentino. Los argentinos fuimos protagonistas de gestas históricas, hoy la defensa de la democracia popular, la justicia social y el bienestar de nuestro pueblo son parte de esa historia a construir en el marco de los nuevos paradigmas de identidad nacional y latinoamericana, que impregnarán la vida de los argentinos las próximas décadas

JORGE RACHID
jorgerachid2003@yahoo.com.ar
CABA, 14/12/10

LA DISCRIMINACION Y LA INGENIERIA SOCIAL


Un artículo de Jorge Rachid


La Patria es la América (Simón Bolivar)

La xenofobia y la discriminación son manifestaciones tempranas de proyectos a largo plazo, verdaderos preámbulos de modelos sociales de construcción, que antecedieron los “progroms” del stalinismo, el holocausto del nazismo, la consolidación del sionismo en Israel en su ataque al pueblo Palestino, la división étnica previa a la disgregación de Yugoeslavia y la etapa anti islámica de Bush con cuya excusa invadió Irak, Afganistán y amenazó a Irán.

Alguien podrá decir que la exageración invade el análisis ya que la Argentina es un pueblo, cuya raíz criolla y de los pueblos originarios, fue fundida a las corrientes inmigratorias europeas, africanas y asiáticas, que también fueron perseguidas a su llegada a principios del siglo XX por las familias “decentes” de la Liga Patriótica, que mataban y expulsaban a aquellos que reclamaban sus derechos como seres humanos, llegando a votar la famosa Ley de Residencia, el monumento a la discriminación que avasallaba la dignidad humana. Los perseguidos eran nuestros abuelos, habitantes de conventillos, explotados y expoliados por las mafias que los manejaban, como hoy en las villas miserias que circundan la ciudad y el conurbano.

La mentalidad Country de la discriminación, verdadero hito de la cultura dominante neoliberal, hasta desconoce la historia de nuestro país, donde la actual Bolivia y Perú fueron cuna de nuestros intelectuales y patriotas de la Revolución de Mayo, Chuquisaca, Potosí entre otras forjadoras de las ideas de Castelli, Moteagudo, Moreno en sus aulas y su pasión libertaria en aquella época, llamada liberal por la encendida prédica libertadora. Los delegados del Alto Perú se pueden encontrar en mayoría entre los Congresales de Tucumán en nuestra declaración de la Independencia, Fueron del actual Paraguay y Uruguay desde donde colaboraron para recuperar Buenos Aires de las invasiones inglesas. Fueron todos países de nuestra América profunda quienes se conmovieron y acompañaron la gesta de Malvinas. Sin embargo denostamos a nuestros hermanos Latinoamericanos, acariciando sueños europeístas e imperiales.

Quienes dicen que la inmigración descontrolada genera delito y tráfico, debemos decirles que menos del 2% de los presos en cárceles argentinas son extranjeros, y que la mayoría de ellos son europeos ligados al narcotráfico. Quienes plantean que quitan trabajo a los argentinos ignoran que los trabajos realizados por los inmigrantes de países limítrofes no sólo son los que permitieron aumentar nuestra riqueza, sino que además realizan trabajos como las cosechas manuales, los empleos domésticos y la construcción que no cesan de ser requeridos. Es verdad que muchos de los contratantes desearían que estuviesen, esos inmigrantes por siempre indocumentados, ilegales para evadir derechos laborales y aportes, Hoy están visibilizados y con DNI, evitando el trabajo esclavo y la explotación.

El Mercosur como anticipo del UNASUR, declaró la libre transitabilidad de las fronteras, con igualdad de derechos para todos los habitantes en un avance importante para la unidad de los pueblos, como soñaron San Martín , Bolivar, Artigas y tantos otros patriotas. Quienes defendemos la integración como bien supremo en la construcción de la Patria Grande Latinoamericana lo hacemos desde el convencimiento que no se puede separar un ideal compartido por los pueblos, de enfrentar las dificultades comunes de cualquier crecimiento, evitando la xenofobia y la discriminación. Debatir estos temas de cara a la sociedad nos permitirán comenzar a desmontar la cultura neoliberal que hizo del individualismo de cualquier tipo un paradigma del éxito personal o sectorial, con desprecio por el “otro”, a quienes los griegos denominaban “los bárbaros” por ser extranjeros. Pertenecer al sistema o no pertenecer, es lema del consumismo, la educación privada, la medicina prepaga, la tarjeta de crédito. Todas herramientas de separación social, de desintegración , de diáspora social, fragmentación total de las instituciones y las políticas, en definitiva del canibalismo. El viejo lema cumplido”divide y triunfarás”.

Los acontecimientos de Villa Soldati son una expresión del desprecio por las políticas sociales por parte del gobierno de la Ciudad, que lejos de tomar los problemas y resolverlos, se intenta desplazarlos de responsabilidad, adjudicando a terceros sus propias limitaciones que son centralmente ideológicas. Porque es ideológico, es decir un sistema de ideas basado en la construcción de un modelo social de exclusión con rasgos primitivos de política social prebendaria defectuosa. Que nadie lo atribuya a la falta de capacidad, porque sería pensar que quieren hacer las cosas bien, pero no pueden. No, es simplemente tratar la pobreza como un problema de subsidios, no un problema de dignidad, menos aún como un problema de los Derechos Humanos. Es desprecio desde la idea, que pobres habrá siempre y que la responsabilidad de esta administración es intentar ocultar el problema, taparlo, hacer beneficencia, mostrarse agredido por la realidad, como si la pobreza la sufriesen los sectores de gobierno que hablan de ella. Entre la Villa y el Country es la vida de los funcionarios que se expresan en términos de “ellos” y “nosotros” en la máxima expresión de la discriminación, pese a ser hijos de inmigrantes acogidos con solidaridad en sus tiempos de miseria.

Cada uno de nosotros es el otro, cada dolor es nuestro, compartido no sólo en la muerte o en el lamento tardío de la tragedia ya consumada. La solidaridad no es un hecho intelectual y menos aún para quienes ejercen responsabilidades, que parecen relatar los acontecimientos como testigos de la historia, pese a ser responsables de la misma.

Por último un párrafo para la violencia, para quienes creen que pueden resolver sus problemas o sus responsabilidades a fuerza de represión, tanto de las fuerzas policiales como la llamada justicia por mano propia. El uso de la fuerza está reservado al Estado y debe ejercerlo con la prudencia y responsabilidad de actuar frente a compatriotas, hacia sus hermanos, evitando desbordes, previniendo, llevando paz donde hay alteración. Quienes no entiendan estas premisas deben ser separados de las fuerzas, ya que la democracia y la paz son instancias a fortalecer en acciones cotidianas como parámetros de vida. Los que asuman sus propias reivindicaciones personales o sectoriales con vendettas y violencia que nos hace avergonzar como seres humanos, deberán dar cuenta a la Justicia. La vida es lo máximo que tenemos a ofrendar los seres humanos y no puede ser arrebatada en términos de venganza, persecución racial, ideológica ni religiosa. Esa es una sociedad caníbal. Alguien tratará de comparar estas afirmaciones con el delito cotidiano, nada mas alejado de la realidad. Quienes ejercen violencia social se creen con derechos superiores a otros seres humanos, pretenden ejercer autoridad punible. Todavía recordamos esas imágenes de los muertos de la Semana Trágica, con los chicos bien, armados, persiguiendo inmigrantes obreros, también recordamos el mecanismo de ejecución encapuchados de los negros norteamericanos en manos del Ku Klux Klan, que a todos nos enardecía y emocionaba hasta el llanto de impotencia.

Construir un destino común incluye a los hermanos latinoamericanos, ese destino debe integrar todos los sectores sociales, reinstalar la movilidad social ascendente, abrir nuestras cabezas a las nuevas realidades desalojando concepciones neoliberales, individualistas y xenófobas que nos llevan a la confrontación social y a la disgregación.

Sólo una sociedad solidaria, contenedora e integradora nos hará libres. Libres en nuestras decisiones, en nuestra soberanía nacional impidiendo ataduras externas, condicionamientos y diseños externos de país. Libres en nuestras capacidades y en nuestras oportunidades, generando nuevas condiciones de vida. Aumentará una sociedad solidaria la autoestima y el afecto social disminuido por años de denigración y desvalorización del hombre argentino. Los argentinos fuimos protagonistas de gestas históricas, hoy la defensa de la democracia popular, la justicia social y el bienestar de nuestro pueblo son parte de esa historia a construir en el marco de los nuevos paradigmas de identidad nacional y latinoamericana, que impregnarán la vida de los argentinos las próximas décadas

JORGE RACHID
jorgerachid2003@yahoo.com.ar
CABA, 14/12/10

La vigencia del pensamiento peronista

Algunas verdades relativas del kirchnerismo

Por Rafael Antonio Bielsa

El pueblo movilizado puede ser organizado, y para ello es necesario compartir ideas, que luego se transformarán en consignas y finalmente en vínculos sólidos y permanentes.

El título remite inevitablemente a “Las 20 verdades peronistas”, y está bien que así sea, porque no es algo que yo haya querido eludir, sino en todo caso provocar. La verdad peronista 13ª decía que “Un gobierno sin doctrina es un cuerpo sin alma.” Sin adentrarme en tales extremos de filosofía política, es mínimamente cierto que una doctrina es algo necesario para vertebrar un sujeto político y social. Y siempre se empieza por algo.
Respecto de “Las 20 verdades peronistas” se ha suprimido el artículo “las”, que connota un número cerrado, debido a que –por el contrario– estas “algunas” están abiertas a la revisión y a la discusión de quienes compartimos el espacio (y también –si fuera el caso– de quienes no lo comparten).
Se ha añadido el adjetivo “relativas” por dos razones: porque con ese pudor se refería habitualmente Néstor Kirchner a su propio pensamiento y es pertinente el reconocimiento. Luego, porque se reitera en este punto el espíritu de la enumeración que continúa: lejos de la pretensión de que la honestidad, la buena fe y la sinceridad que informan estos preceptos configuren una verdad objetiva, la idea es que –colectivamente- otras perspectivas sobre lo mismo los enriquezcan sumando sus voces. El pensamiento popular argentino del siglo XXI tiene un aporte esencial para brindar en esta dirección.
Mucho más interesante que discutir si Néstor Kirchner poseía y practicaba estas verdades –puesto que se las asigno y me hago cargo, curándome en salud–, es enriquecerlas o refutarlas con la discusión desde las ideas.
El primer plano discursivo parte de la pregunta: ¿con qué valores se pretende gobernar y luego se gobierna? Hay que observar atentamente cómo se construye poder, porque luego se gobernará del mismo modo. Pasemos a algunas “verdades relativas” del kirchnerismo.
1) La política y la militancia son un modo de vivir más que un medio de vida.
2) Todos somos irrepetibles en nuestra pequeñez; algunos pocos en su trascendencia; las mayorías populares en la construcción de un modelo nacional de crecimiento con equidad.
3) La acción política requiere decisión, voluntad y unidad dentro del espacio.
4) Lo que vence al tiempo es la conciencia del pueblo. El trabajo militante es vital para la transformación de la experiencia cotidiana en conciencia colectiva.
5) Para un militante del campo popular, no hay nada mejor que el pueblo. Milita mirando las enseñanzas del pasado, la trascendencia del presente y las exigencias del futuro. Su preocupación primaria no son las elecciones venideras sino las próximas generaciones. Ser militante es una condición permanente; conducir es una función transitoria.
6) La militancia es una realización constante y rigurosa.
7) Las grandes mayorías populares, inmensamente generosas en su gratitud e injustamente a la intemperie en sus carencias, deben ser para los militantes una fuente de conocimiento y una herida que no cierra: aprender del aire libre de sus expresiones y responder con toda la convicción de nuestras posibilidades. No prometer más, sino comprometernos todavía más.
El siguiente vector de reflexión responde al interrogante: ¿cuál es la esencia del kirchnerismo en tanto peronismo del siglo XXI?
8) El kirchnerismo es una corriente de pensamiento que en materia de política internacional adhiere a los lineamientos del multilateralismo y el sudamericanismo. En política doméstica es policlasista, popular en lo político y nacional en lo cultural, estratégicamente incluyente y socialmente inclusiva. El concepto de soberanía política incluye el fortalecimiento de los lazos con los pueblos que se nos asemejan histórica, social y políticamente y la inserción dentro del mundo desde esa concepción. El concepto de independencia económica incluye la fortaleza la fiscal, la financiera, y planificar la organización económica privilegiando el interés general de nuestros trabajadores y productores. El país debe diversificar sus exportaciones añadiéndoles valor y multiplicar sus mercados considerándolos no sólo desde el punto de vista comercial. El concepto de justicia social comprende la seguridad alimentaria, la inclusión educativa y la asistencia sanitaria. El kirchnerismo asume que la versión más actual de la disputa por el poder es la disputa por el saber.
El tercer punto para la discusión se apoya en la siguiente pregunta: ¿cómo se piensa, se lidera y se afianza un proceso de transformación basado en el crecimiento con inclusión social?
9) Un proyecto nacional se construye, no se notifica. Se lo conduce, no se lo sacrifica. Se lo comparte, no se lo atesora. De lo contrario, no va a ser nacional y quedará en proyecto.
10) El kirchnerismo es la armónica interrelación entre la voluntad, la revalorización del Estado como ente de cultura inseparable del pueblo y la inclusión social como objetivo permanente.
11) Siempre es mejor discutir sobre los principios ordenadores que carecer de ellos.
12) El kirchnerismo debe transmitir a los compañeros que están a tiempo para ser lo que podrían haber sido.
13) El compromiso no es escindible de la militancia kirchnerista: en consecuencia, el militante con funciones gubernamentales es capaz de alcanzar metas que nunca tuvo en mente.
14) Aun en el caso de que los instrumentos de intervención y la correlación de fuerzas parezcan insatisfactorios, la decisión del kirchnerismo es siempre hacerse cargo de los problemas.
15) Lo táctico requiere de la misma habilidad que lo estratégico. No es necesario fascinar para convencer.
16) Es imprescindible no caer en la tentación de repetir las mismas conductas que desplegamos en los momentos de mayor éxito. Todos los logros son transitorios, y por lo tanto el proceso de cambio debe ser permanente.
17) La organización que no se sacude los fantasmas queda presa de ellos.
18) Es más importante la fuerza que la conducción logre imprimir a la rueda que los palos que intenten ponerle.
19) Lo estratégico debe estar en permanente debate. Lo táctico es resorte de la conducción, que no tiene la obligación de consultar previamente sus decisiones pero sí la de informar con posterioridad las razones.
20) La imaginación de lo improbable pero posible es tarea de la política. La administración de las existencias es cometido de los ministerios.
Los medios de comunicación y grupos de presión autodenominados “críticos”, que rechazan la calificación de “opositores”, han tratado con invariable sarcasmo la expresión “modelo kirchnerista”. Sin embargo, ese modelo en acto produjo que cuando desapareció físicamente Néstor Kirchner se alzaran movilizaciones espontáneas que, no por imprevistas para dichos sectores, dejaron de ser multitudinarias.
El pueblo movilizado puede ser organizado, y para ello es necesario compartir ideas, que luego se transformarán en consignas y finalmente en vínculos sólidos y permanentes. Con ese propósito fueron escritas estas líneas insatisfactorias y preliminares.

La inflación, el miedo y la política

Por Ricardo Forster|

Pensar críticamente la cuestión no menor de la inflación es intentar ir más allá de un fenómeno económico; es tratar de desarticular un viejo recurso del poder concentrado en el interior de nuestras sociedades de mercado, recurso que busca invisibilizar las causas reales del aumento de precios para transferirlas hacia el orden político. Una manera artera de proyectar la amenaza de lo indiscernible, una suerte de regreso de los dioses dormidos que se lanzan, ávidos de sangre, sobre los ciudadanos-consumidores que, horrorizados ante lo que no comprenden, suelen volverse carne de cañón de distintas propuestas autoritarias y antidemocráticas.
La querella alrededor de la inflación jamás es neutral ni inocente, encierra, dentro de sí, el conflicto que suele atravesar a la sociedad y que siempre tiene que ver con la distribución de los ingresos y de la renta. Hay una “política” que el poder concentrado, que las grandes corporaciones (y la mediática es una de sus principales piezas), utilizan para debilitar los procesos democráticos en especial cuando estos, como el que vivimos los argentinos desde mayo de 2003, apuntan hacia el corazón del litigio por la igualdad. Los precios, sus aumentos, son como descargas de artillería contra los intereses populares. La recreación de la memoria del miedo, herramienta utilizada a destajo por el capitalismo neoliberal, encuentra en la subordinación de la política a la economía una de sus estrategias preferidas, en particular cuando los fenómenos económicos se convierten, por el arte de magias negras, en fenómenos que se escapan a los simples mortales para mutar en fuerzas descomunales que, como huracanes arrasadores, amenazan con llevarse los últimos restos de lucidez que le quedan a la sociedad.

Néstor Kirchner logró algo decisivo: invertir la inercia del poder omnisciente de las corporaciones para reinaugurar un tiempo democrático atravesado por las políticas de la reparación y la equidad. Contra esa decisión histórica es contra la que se alzan las fuerzas reaccionarias, la oposición y el establishment económico. Es ahora a Cristina Fernández a quien le toca, en el interior de una coyuntura potenciada por la reconstrucción de antiguas memorias de la equidad y por la marca excepcional dejada por el nombre de Kirchner, despejar, en la conciencia del pueblo, la trama que se oculta detrás de esta “guerra de precios”.

Nuestro país tiene un raro privilegio: haber sido uno de los contados casos de la historia del siglo XX que atravesó la terrible experiencia de la hiperinflación, una experiencia que suele dejar marcas imborrables en el cuerpo social y en lo más profundo del inconsciente colectivo. El recuerdo, siempre paradigmático, de la devastación económica alemana como escalón previo al triunfo del nazismo, nos ofrece una clara muestra de las potenciales consecuencias de vivir un período hiperinflacionario.

Todo se subvierte cuando estalla la economía y los precios entran en una carrera loca hacia el abismo; pero lo que realmente se quiebra no es el orden económico (en general a esos períodos de crisis galopante suelen suceder reacomodamientos en la concentración del capital), sino la trama de la convivencialidad entrelazada con ese otro núcleo insustituible de las sociedades modernas que es la política democrática. El frenesí alucinante de un mercado enajenado se traduce, de inmediato, en el debilitamiento de los lenguajes de la representación y en la pérdida de la legitimidad política allí donde lo que suele emerger es un reclamo de orden y saneamiento autoritario de una sociedad que parece desquiciada por fuerzas que se vuelven, para el común de los mortales, indescifrables, jeroglíficos incomprensibles que amenazan con devorar la vida cotidiana hasta convertirla en una guerra de todos contra todos.

Los procesos de inflación galopante son vividos, por las sociedades, como brutales interrupciones semejantes a catástrofes naturales, aunque con una distancia no menor: a diferencia de esas catástrofes que provienen de la naturaleza, la que genera el desquicio de la economía y amenaza el bolsillo de los ciudadanos es el producto, así se dice desde las usinas mediáticas, de acciones identificables, de políticas y de políticos que son denunciados, muchas veces por los mismos causantes de la inflación a través de un ardid narrativo, como gestores del mal, como los responsables que deben ser removidos del poder para que vuelva la calma y la normalidad. Lo que casi nunca es denunciado como causante de la inflación es el poder económico que suele actuar desde la opacidad y la astucia que lo caracteriza allí donde logra invisibilizar su responsabilidad directa. La terrible experiencia del gobierno de Alfonsín está allí para recordarnos lo que puede hacer el establishment económico para desestabilizar y finalmente destituir a las autoridades democráticas. No hay espectáculo más nauseabundo que ver de qué modo los grandes causantes del aumento desorbitado de precios se muestran ante la opinión pública como simples víctimas de algo que ellos suelen desencadenar para apuntalar sus propios intereses corporativos y garantizar, de ese modo, su absoluto predominio en la disputa por la renta.

Extraño fenómeno psicológico por el cual una crisis económica tiene como una de sus principales consecuencias no la denuncia y el rencor contra los que hegemonizan el poder del capital, los que fijan los precios y se transforman en los beneficiarios de la especulación, sino que el odio suele volcarse hacia la política, en especial cuando esta se despliega como parte de la experiencia democrática (o hacia sectores vulnerables como los extranjeros o las minorías). La desesperación por la caída al vacío se traduce en rechazo de la política y de los políticos para dejar paso, muchas veces, al frenético reclamo de mano dura y orden capaces, según este imaginario, de sanear el desquicio económico producido por la malversación del sistema de partidos. La experiencia de la Alemania de Weimar y su bancarrota están allí como señal ominosa de las respuestas que suele dar el “sentido común” de los ciudadanos ante situaciones de aguda crisis inflacionaria (allí el chivo expiatorio, junto al sistema de partidos propio del orden democrático, serían los judíos). Lo primero que se debilita es la democracia y la idea de lo político como escenario para el procesamiento de los conflictos. Por eso, la inflación siempre se cruza con la política; su núcleo no responde a tecnicismos que sólo pueden descifrar los especialistas, sino que atraviesa la puja decisiva (como la que hoy estamos viviendo) por el modelo de sociedad.

En las últimas tres décadas, la Argentina ha sufrido algunas heridas devastadoras que dejaron sus marcas profundas en el cuerpo social y cultural; nuestro presente, de un modo u otro, todavía sigue atravesado por esas heridas. La primera y más brutal fue, sin dudas, la infligida por la dictadura militar inaugurada en marzo de 1976. El terror de Estado se desplegó con una intensidad inédita en la historia nacional dejando no sólo un saldo de miles de muertos y desaparecidos sino también marcando a fuego, desde la lógica del horror, la vida de nuestra sociedad (las diversas formas de violencia que todavía insisten entre nosotros están aquí como muestra de una persistencia nunca saldada del todo y vuelve imprescindible la profundización, que viene desarrollándose desde 2003, de una genuina política de la memoria asentada en la justicia). La segunda herida, de otras características, fue la producida por la fallida aventura malvinense, una aventura llevada adelante por una dictadura exhausta pero apoyada por una vastísima parte de nuestra sociedad que, una vez consumada la derrota y desplegada la crónica de la vergüenza, buscó, como otras veces, despegarse de sus propias responsabilidades y complicidades para proyectar fuera de sí el mal del engaño, la improvisación y la impunidad que caracterizó la invasión de las islas un 2 de abril de 1982. Bañarse en las aguas puras de la inocencia ha sido una constante de muchos sectores de la sociedad que suelen eludir, rápidamente, sus responsabilidades efectivas.

La tercera herida es la que parece regresar hoy a través de la alarma inflacionaria multiplicada por el aparato mediático y convertida, por ese discurso del engaño, en el centro pecaminoso de un proceso al que se pretende horadar y deslegitimar en lo que tiene de virtuoso; es aquella que se produjo hacia el final del gobierno de Alfonsín y que llevó a nuestro país a contemplar los bordes del abismo hiperinflacionario. De esa experiencia traumática, desoladora y subvertidora del tejido social, emergió el menemismo, la convertibilidad y todas sus consecuencias. Ninguna sociedad sale indemne de una experiencia de esa naturaleza que la deja en estado de absoluta disponibilidad, sin recursos propios, inerte ante el ejercicio de alternativas brutales en su supuesta terapéutica (allí está aquella frase anticipatoria del futuro ministro de la convertibilidad: “Cuanto peor mejor”, dejemos que la hiperinflación se devore toda posibilidad de resistencia social hasta el punto de romper cualquier memoria reivindicatoria de derechos e igualdades tan cara a la historia social argentina). Los efectos de la hiperinflación no se agotan ni desaparecen cuando se sale de ella; todo lo contrario: permanecen en lo más recóndito de las prácticas culturales, se vuelven núcleos que habitan zonas de nuestro inconsciente listos a derramarse sobre nuestra cotidianidad ante cualquier coyuntura en la que los precios comienzan a moverse.

Lo sabe cierta prensa que representa los intereses de la derecha vernácula: el fantasma de la inflación tiene consecuencias políticas directas, su regreso pone en vilo no sólo a los actores sociales y económicos, sino que debilita al poder político, lo somete, de nuevo, al miedo que emerge de ese fantasma profundamente arraigado en los lenguajes del imaginario de época. Junto con el espectro que regresa lo que también se expresa con fuerza es la sospecha, nunca acallada del todo en amplios sectores de nuestra sociedad, de la política y de los políticos como fuente de todos los males y en especial esos que llevan hacia el infierno en el que los precios se desbocan y la vida de todos los días parece entrar en una espiral indetenible que amenaza con arrojarnos al más profundo de los abismos.

Es contra ese discurso de la catástrofe contra el que se deben desplegar las acciones de un gobierno, el que hoy encabeza Cristina, el primero en décadas, que no sólo reabrió el litigio por la igualdad a favor de los débiles y de los incontables, sino que también se plantó con firmeza y decisión ante el eterno chantaje de las corporaciones económicas. En la politización de la economía sigue estando la clave, como lo vio Kirchner, de la profundización de un proyecto más igualitario.

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(D)evaluación en la escuela

Por Gabriel Brener
Se acerca fin de año y se pone bravo el asunto de los exámenes. Comienzan a circular todo tipo de especulaciones (que parecen más deportivas o financieras que escolares) que cuántas me llevo, que mejor arriesgo estas dos porque esta otra creo que zafo, que no hiciste nada en el año y en los últimos 100 metros te crees Gardel?, que la de lengua no me aprueba ni que le recite 100 años de soledad de memoria, que si no aprobás olvidate de ...( lista de objetos, permisos y respuestas a una innumerable colección de deseos y/o contratos a término).

En sintonía con el verano, se calienta todo tipo de ambientes: el del aula que se transforma en un intenso ámbito de negociaciones, el de las familias, que levanta temperatura con un combo explosivo de promesas y presiones en danza. Momento difícil para muchos pibes, no menos fácil para docentes y directivos, también para las familias…
Aprovecho entonces para abordar el tema de la evaluación en la escuela, un asunto bastante controversial. Por ser tan cotidiano y omnipresente y al mismo tiempo muy poco debatido y por eso ausente. Uno podría pensar: en la escuela se evalúa todo el tiempo, que así no, que sentate, que no alcanzás los objetivos, que tenés un uno, que no demuestra interés, que hay que ser como fulano, que te esfuerces más, y toda palabra o cualquier mirada docente siempre parecen estar evaluando. Todo esto es cierto, pero a veces confundimos los tantos.

Creemos que evaluación es sinónimo de control, y al quedar esclavos de esa idea todo se reduce a una cuestión de cálculo, de especulación. Y en esta lógica todo lo que se enseña, cualquier cosa que se aprende, adquiere valor en el mercado escolar en tanto y en cuanto sea medible. Lo que cuenta es el resultado, sin importar como cada quien llegó a obtenerlo. Obsesión resultadista que no le pertenece solo a la escuela, no hay más que observar el mundo del deporte más popular de nuestro país, promediando la mitad del campeonato local, solo por los resultados vuelan por el aire casi la mitad de los directores técnicos; y si en un par de fechas el goleador no convierte poco importa como esté jugando. Resultadismo que en la radio y la TV mide el saber de los participantes por el acierto de las respuestas. Vivimos en una sociedad en la que cotizan alto las respuestas y las preguntas parecen valer muy poco. Unas dan sensación de fortaleza, de convicción, las otras suelen asociarse al ignorante. Las respuestas van en sintonía con una sociedad y una escuela acostumbradas a las certezas de un relato universal único y eficaz. Algunos tipos de preguntas son la más clara evidencia del quiebre de esos universales.
Si se trata de aprender, de conocer más y mejor, será cuestión de poner en duda cierto tipo de preguntas, especialmente aquellas que vienen con sus respuestas de antemano. Y apostar a las preguntas que inquietan, que mueven a construir antes que a dar algo por hecho, o también esas preguntas que nos permiten transformar una situación difícil en un problema, que formulado con claridad habilita un gran primer paso para posibles soluciones.
Habrá que tener cuidado con la vocación resultadista que solo enaltece el éxito del fin que justifica cualquier medio. Y que condena la derrota, transformando cualquier equívoco en castigo. Desesperación por el 4 en una época, en otra por el 6, a veces por el 7…

Aquí cobran protagonismo las notas, la calificación como mera especulación. Se convierten en un fin en sí mismo “exactamente igual que el dinero para muchas personas. A los alumnos que obtienen mejores notas (o más dinero) se les considera como los mejores, independientemente de cómo y por qué los han conseguido” . Es necesario siempre valorar el resultado, pero en idéntica proporción con el proceso que lo hace posible, y entonces habrá que interpretar al error como fuente de aprendizaje y no solo de sanción.

Una aclaración: esta columna, en el día que comienza diciembre y los exámenes, no quiere interpelar a quienes están en el medio del partido, sean alumnos o profes, pero si al resto de la tribuna, la platea y demás espectadores que también padecen la tensión de un trámite que a veces parece interminable… Aunque sin dudas estas líneas están especialmente pensadas para quienes están jugando el partido, pero luego de que concluya este primer tiempo de diciembre, de modo tal que puedan contribuir a revisar y mejorar aquello que acontece en las escuelas.
Para finalizar, quiero señalar que una diferencia clave para pensar la evaluación está relacionada con el sentido de lo que se enseña y lo que se aprende en la escuela. La evaluación que solo persigue resultado final (ignorando recorridos) suele estar asociada al control. Aquella evaluación que atienda tanto a un producto como al proceso que lo hizo posible y que le permita a una persona dar cuenta de lo que sabe pero también de lo que no sabe, es más probable que tenga un sentido pedagógico más interesante para conocer el mundo y hacerse de los mejores medios de orientación para vivir en el.


1 Sorel Jansen y Jesper Jensen El libro rojo del cole. Ed. Nuestra cultura, Madrid 1977 pág.104

[Columna de Educación del miércoles 1 de diciembre de 2010, en el programa Uno nunca sabe, por las mañanas de la Radio AM 750. Buenos Aires. Argentina.]

* Gabriel Brener es Lic. Educación (UBA) y Especialista en Gestión y Conducción del Sistema Educativo (FLACSO). Capacitador y asesor de docentes y directivos de escuelas. Co-autor de “Violencia escolar bajo sospecha” 2009 Ed. Miño y Dávila Bs As.

Alerta


Por Daniel Brión *

Desde muy chico siempre me gustó la idiosincrasia, la militancia y los cánticos del querido pueblo uruguayo. Reivindiqué sus luchas, las luchas del pueblo uruguayo, más allá de los apoyos que sus gobiernos liberales o dictaduras hayan dado –históricamente- a las dictaduras y a los vende patria en nuestro país.

El pueblo uruguayo también supo luchar contra ellas, supo poner el pecho –y otros atributos- enfrentándolos. Cada vez que voy a Montevideo y me acerco a ese Cerro maravilloso, a las barriadas populares (Uruguay no es Punta del Este ni los balnearios de moda) El Uruguay es Villa del Cerro, Casabó, La Teja, Barrio Sur, Cordón, Lezica, Cerrito de la Victoria, Manga y tantos otros.

De hecho mi mujer es uruguaya (de Villa del Cerro), me encanta ir –decía- caminar por la calle y no por la vereda, que me saluden los colectiveros cuando pasan, que me traten con afecto de barrio, me recuerda a mi niñez en Nuñez, cuando las familias se sentaban con sillas en la vereda y compartían el pan y la bebida con otros vecinos mientras los chicos jugábamos en la calle, corríamos, casábamos mariposas, la comunidad permanecía organizada, pese a la dictadura que golpeo fuerte en 1955.

Pero la prédica de los representantes de los intereses foráneos durante mas de cincuenta años dio sus frutos y todo lo que acabo de recordar se esfumó y se fue transformando poco a poco en una sociedad que exacerbó el individualismo, la desinformación histórico-política, nos alejó de esa felicidad.

Pero la generación del amor, esta generación es la que ha comenzado a recuperar las banderas de lo colectivo, de lo social, de que nadie “se salva” solo si no lo hace en el conjunto de la sociedad, se va recuperando la conciencia política de un “que se vayan todos” impuesto por intereses golpistas de disolución nacional, por una recuperación de la política, del debate sin censura, de la libertad y la democracia.

Dicen que se busca revancha, están equivocados, jamás se buscó revancha, si se hubiera buscado revancha los habríamos ido a buscar donde se escondieran para torturarlos, picanearlos en sus genitales, despellejarlos, hacerles el submarino seco, violar a sus hijas y regalar sus nietos, tirarlos semidormidos desde aviones al Río de la Plata, no se hizo absolutamente nada de eso, no se buscó revancha, se buscó justicia. Se los puso en manos de la justicia para que los juzgue, si esa justicia demora décadas para dictar sentencias habría que analizar el por qué tanta demora de esos jueces, pero reitero que eso no es revancha, es la búsqueda de la justicia y la verdad como única manera de acallar las voces de la historia, a la que no basta negar para que desaparezca.

Claro que muchos no lo pueden digerir, tampoco lo comprenden, entonces cada vez que algún personaje público (político, artista, deportista, lo que fuere) enfrenta con sus dichos los dichos de algún gorila de turno se lo acusa de intolerante y de no aceptar el pensamiento ajeno, ¿pero acaso el pensamiento a favor de este país que estamos construyendo no es respetable?, ¿o hay que escuchar únicamente el pensamiento de los opuestos, las cartas en contra del propio país remitidas a embajadas extranjeras, los insultos, las agresiones de los “que piensan diferente” y no poder opinar en contra porque si lo hacemos, si enfrentamos sus dichos, se nos acusa de ser intolerantes...? Corporativamente salen a apoyar a esos “pobres pensadores” y nos acusan de ser intolerantes.

La oposición es tan tolerante que inician una reunión de Comisión en la Cámara de Diputados de la Nación diciendo que piden que todo lo que se diga se tomado con calma, que no haya reacciones nerviosas, etc., etc., y minutos después la misma diputada que dijo eso al iniciar la reunión le pega una trompada a otro diputado enojada por lo que dijo... ¿eso es tolerancia?

Este es otro fenómeno extraño, cuando somos gobiernos se nos pide –casi se nos exige- la consulta con la oposición, la intervención de ésta en el gobierno, su activa participación institucional, etc., si no lo hacemos somos intolerantes, dictadores, y no se cuantos epítetos más.

Cuando ellos han sido gobierno, casi siempre han accedido al mismo de la mano de alguna dictadura a la que le prestaron los funcionarios, o con el peronismo proscripto, esa amplitud política –que a nosotros se nos exige- se transformó en el Decreto 4161/56 (Aramburu y Rojas), Plan de Conmoción Interna del Estado (CONINTES) (Frondizi), Decreto/Ley 2713/63 (Guido), Doctrina de la Seguridad Nacional (Videla y demas), TODOS REPRIMIAN LA ACTIVIDAD PERONISTA Y/O SINDICAL PERONISTA EN EL PAÍS. Han sido fundamentalmente nuestros compañeros quienes han caído victimas de las dictaduras luchando por la democracia y la soberanía popular.

Esa es la amplitud de quienes nos exigen ser amplios.

Hay que permitir que “la señora Legrand” diga frente a cámara suelta de cuerpo –y de lengua- que “la gente dice que Kirchner no estaba en el cajón... que era muy chico el ataúd para que el entrara allí...” Eso sí cuando opinaron algunos “medios” sobre la muerte de su propio hijo salió al cruce a decir que no hay que hablar de los muertos, que hay que dejarlos descansar en paz. . .

¿Que gente dice eso señora? Será la gente que usted trata, el círculo que la rodea, ahí si imagino escuchar esas frases, así como el ex desdentado ruralista festejó con un “brindis con vino y whisky” diciendo “Volvé Néstor, te olvidaste de Cristina”, así como antes escribieron viva el cáncer y brindaron con champaña la muerte de Evita. No la escuche hablar de eso señora. Y pide que intervenga la Presidenta por los dichos de un actor, ¡ que tremendo ego !, realmente cree que SU tema, SU enojo, por lo que le dicen es un tema nacional y pretende ensuciar al gobierno en ello, QUE EGO, para eso están los tribunales señora, si la ofendieron recurra al Poder Judicial, allí es donde se debe ventilar su tema, la Presidenta está gobernando para todos los argentinos, claro, usted se confunde, no está acostumbrada a la división de poderes, añora usted otros sistemas . . .

De eso no dijo nada la “Señora”.

Para mí y para los que así pensamos, PUEBLO no es “la gente”, suena asquerosamente repugnante oír -desde la campaña de De La Rúa- que cada vez que se refieren al PUEBLO lo llamen la gente, a nosotros nos enseñó el Grl. Perón que lo mejor que tenemos ES EL PUEBLO y definió al mismo como “La sociedad Nacional, vale decir: la Población Orgánicamente Estructurada mediante los vínculos esenciales de toda sociedad humana y a través de lazos que nacen de una común tradición histórica” . . . agregando: “La masa es un mero conjunto de individuos inorganizados. Un Pueblo se convierte en masa cuando se disocia, perdiendo sus estructuras naturales e históricas” (del Catecismo Peronista) justamente hablar de gente y no de pueblo es querer transformar a ese pueblo en una masa de gente, claro que a mi parecer, no al de quien así, premeditamente –me parece, lo hace y lo hizo.

La muerte del compañero Néstor Kirchner mostró como ese pueblo acompañó no sólo en el dolor de la muerte, acompañó por la continuidad del modelo, por la fuerza a la presidenta, por el camino –sin retorno- recorrido en estos años, le gritaba a la cara a la oligarquía que no estaba dispuesto a dar ni un paso atrás.

Todos los vimos, recuperamos la calle en forma pacífica, sin agresiones, sin heridos, sin muertos, era la marcha de un pueblo en paz, pero decidido a enfrentar a los enemigos de siempre y apoyar a su presidenta pidiéndole que continúe el camino iniciado. Es este el primer gobierno que aplica lo que el Gral Perón nos enseñó, vivir en una Patria Económicamente Libre, Políticamente Soberana y Socialmente Justa.

Económicamente Libre desde que nos ha librado del F.M.I. imposibilitándole su intervención en la determinación de políticas económicas recesivas, evitando que el único ajuste posible fuera por medio de los trabajadores, reduciendo sus ingresos y los puestos de trabajo. Basta recordar a Martínez de Hoz contando como un logro (entre tanto daño que ocasionó) como habían reducido los kilómetros de vías férreas en el país y el número de trabajadores en nuestros ferrocarriles, a Alfonsin nombrando a Raúl Prebisch (quién nos inició como deudores con el F.M.I siendo Ministro de Economía de Aramburu y Rojas –donde encontramos el huevo de la serpiente del proceso neoliberal en Argentina-) o a Cavallo en como nacionalizó la deuda externa y privatizó todo lo que tenía al alcance de la mano, y tantos otros que continuaron esa línea. Se ha conseguido negociar con el Club de París sin la intervención del F.M.I. por primera vez en la historia del organismo.

Políticamente Soberana, esa independencia económica nos lleva indefectiblemente a la soberanía política y podemos continuar construyendo la América grande que soñaron nuestros Patriotas, el ABC del Grl. Perón hoy se ha ampliado a toda la región, pero económicamente es la misma filosofía, le dijimos en la cara a los Estados Unidos de América (fíjense que es el único país que no tiene nombre propio, ellos se creen América por eso no se han puesto un nombre definido de país), nos lleva a poder definir una política de redistribución de la riqueza totalmente diferente a las gestiones anteriores.

Socialmente Justa, asignación universal por hijo, redistribución mas equitativa, escuelas, mejoramiento de las condiciones laborales, paritarias, plus adicional para los jubilados, la parte mas difícil de las tres se va concretando paso a paso, la acción social va reemplazando a la beneficencia y nuevamente cuando se piensa en los pobres NO SE PIENSA EN POBRE, como también nos enseñó Evita.

Pero así como nosotros vemos todo esto, el enemigo de siempre también lo vio, por eso aumentó su oposición, por eso pretende gobernar con un régimen parlamentario en un sistema presidencialista, por eso niega votar un presupuesto, la ley de tabaco –cuyos fondos van al ANSES-, le saca gestión administrativa a la presidenta, denuncia corrupción y después se desdice fracturándose ellos mismos en el intento, las mística/agoreras de siempre salen nuevamente como Moisés en Egipto a anunciar siete plagas que nos arrasaran, pero su bastón sigue igual, no cambia, las aguas del río siguen cristalinas, no llegan las langostas, ni el granizo, ni inundaciones, ni mueren nuestros primogénitos, se continúa avanzando, reivindicando la verdadera historia, pensando en un país mejor, en un pueblo feliz, en gobernar para todos a pesar de muchos.

Algunos que en otras épocas funcionaron como Comandos Civiles (predecesores de los grupos de tareas) casando peronistas en la Facultad de Derecho de la UBA y vaya a saber uno en cuanto sitio mas, que en los 90 fueron admiradores de las políticas de privatizaciones y de Cavallo, que abren sus puertas periodísticas a todo el marco opositor y dan “cátedra” pretendiendo imponer su mentalidad reaccionaria contrarrevolucionaria (ojo entendiendo revolución como “El establecimiento del orden social mediante la restauración del estado en sus funciones comunitarias, utilizando como instrumentos la Doctrina y el Movimiento, una doctrina que responde a las exigencias constantes del orden natural y a las necesidades históricas de determinada comunidad” Gral Perón – Catecismo Peronista) se atrevieron a decir que quienes concurrieron al velatorio de Néstor Kirchner eran solo unos miles de jóvenes fanáticos, al igual que lo hicieron con Hitler otros miles de fanáticos cuando comenzó a surgir en aquel entonces, ellos sí tienen derecho a decir lo que quieran, para eso no hay problema, pero cuidado, nadie los contradiga porque entonces seremos acusados, nuevamente, de intolerantes.

Atacan a la Presidenta, atacan a los Ministros, atacan a los legisladores, denuncian, denuncian y denuncian, luego no prospera ninguna de esas denuncias, pero cual reaccionarios que son responden a modelos similares que decían miente, miente, miente y algo quedará. . .

Ahora también atacan al Presidente de TELAM el querido compañero Martín García, ponen en su boca cosas que él no ha dicho, pero omiten mencionar las que él si dice cuando cuenta que somos la generación del amor, que no hay héroe válido si no es el héroe en grupo, que escuchemos a todos los que están el campo nacional, mas allá de las pequeñas diferencias que existan en la practica, defiende que la única línea que nos debe separar es la que ponga a los nacionales de un lado y al resto del otro. Dicen que no tiene experiencia en manejar una agencia de noticias, que debe renunciar, se olvidan que desde 1998 maneja una red de noticias que llega a mas personas que la venta diaria del propio multimedio Clarín y que se llama red nac&pop (red nacional y popular). Pero como no van a atacar que exista una agencia de noticias que levante noticias nacionales, hechos concretos de realización de un gobierno nacional y popular y no trance con la oligarquía ni invente gacetillas que afiancen la mentira opositora ni avale la oligarquía, lo atacan porque les molesta, les jode a sus intereses.

Causa hasta gracia ver como pretenden imponer sus “soluciones” quienes fueron los que nos llevaron a la situación de disolución nacional en la que estuvimos en el 2001, resulta llamativo verlos hablar de tolerancia a los intolerantes, de democracia a quienes apoyaron y hasta incitaron a todas las dictaduras, ver escribir cartas tratando de enlodar al país a quien cuando fue fiscal en el Chaco en la última dictadura no escribió ni una línea para que se investigue el caso de Margarita Belén ocurrido mientras era fiscal, dice que su nombramiento no lo hizo la dictadura (¿?) si hasta se lo creyéramos a pesar de ver la resolución que la nombra, ¿como podría explicar su abstención en la investigación del hecho?, hablan de cómo manejar la economía los que nos llevaron a la hiperinflación, de cómo redistribuir quienes renunciaron como Ministros de Economía cuando provocaron la reacción al tratar de reducir los salarios y desemplear al pueblo, hablan de corrupción los reyes de la BANELCO, sinceramente QUE CARADURAS .

A esta altura se habrán comenzado a preguntar por qué hablé al principio del Uruguay, explico entonces, ese pueblo por medio de su cantar popular: el candombe y la murga, siempre ha entregado en sus letras mensaje sociales, Zitarrosa, Los Olimareños, Viglietti, Araca La Cana, Falta y Resto, Curtidores de Hongos, tantos otros . . . así lo hacen oír, y precisamente quería dejarles la letra de una canción de “La Falta” que refleja bien este presente, se llama Alerta (música de Julio Julián, Benjamín Medina) un fragmento de la despedida de 1985:

“Que cantará la Falta, preguntaron algunos.
ahora, supuestamente, ya no caben sus cantos de denuncia.
si la paloma vuela y el halcón volvió al nido,
quizás alguno piense que esta murga… renuncia…
¡ ALERTA !
¡ ALERTA !
Mientras un sueño de futuro se acentúa
y un país liberal se profetiza
el tiempo de los lobos continúa
y entre la gente caminan sus cultores
¡ ALERTA !
Agazapado y en el anonimato
garantizándose su propia suerte
está intacto el aparato
¡ ALERTA !”

Por eso compañeros, ALERTA, ahora más que nunca ALERTA, ni un paso atrás, a no abandonar la calle que recuperamos, la calle del amor, la del apoyo, la calle peronista, nacional y popular, a enfrentar tanto agorero, y ALERTA.

En fin, compañeros, espero que comprendan lo que deseo transmitirles, la cosa esta dura, se va a poner más difícil aún, van a venir a atacar con todo esta política nacional y popular, por eso el mensaje de la murga uruguaya nunca tan vigente

¡ ALERTA !

Noviembre 2010

* Presidente del IMPEU, Instituto por la Memoria del Pueblo, hijo de Mario Brion, fusilado en los basurales de José León Suárez en 1956 por la revolución fusiladora, autor del libro "El presidente duerme", que narra aquellos sucesos.

La Osadía de una “Colonia de Segundo Orden”

Por José Luis Muñoz Azpiri (h) *
El día 1º de febrero de 1849, la reina Victoria de Inglaterra inauguró con un discurso, ante el cuerpo diplomático, las sesiones del Parlamento. Se sabía que la oposición encabezada por el diputado Benjamín Disraeli – quien escribía aún su apellido “d´Israeli” con apóstrofo- tomaría como blanco de su ataque al ministerio, la conducción de las relaciones exteriores. El discurso fue cauto y sobremanera reservado en lo relativo a la política internacional, hecho que no pasó inadvertido para el cuerpo diplomático. Causó extrañeza la omisión de la cláusula usual de que Su Majestad seguía recibiendo las seguridades de la amistad de los demás países, y que al rey de las Dos Sicilias se le diese simplemente el título de rey de Nápoles, designación que parecía preparar, en el ánimo de los mariscales de corredor, el reconocimiento de la separación de Sicilia a favor de cuya insurrección Francia e Inglaterra se habían mostrado siempre inclinadas a intervenir por medio de sus escuadras. Resultó notable, a la vez, que no hiciese ninguna alusión a la ruptura e interrupción completa en que se hallaban las relaciones con España, y sobre todo, a la cuestión con el Plata.

Las últimas noticias que habían llegado a Londres sobre las gestiones del ministro Henry Southern en Buenos Aires, en procura de una conciliación con Rosas, eran decepcionantes; la Confederación Argentina se negaba a transigir. La reina, el presidente del consejo de ministros, Russell y el secretario de estado, Palmerston, no podían refrenar su temor ante la divulgación de dicha novedad, en tanto, los “tories” acaudillados por Disraeli, se felicitaban por una noticia que les permitiría continuar ejercitándose en el arte de crecer en importancia, acorralando al gobierno con pedidos de explicaciones y censuras.

El 24 de enero, luego de un mes de anhelosa espera, llegó la primera información argentina en un velero que partiera el 27 de noviembre del año anterior, de Buenos Aires, y alcanzara Inglaterra “con el extraordinario viaje de menos de sesenta días aunque tocase, como es costumbre, en el Janeiro”, según aviso de Manuel Moreno a Arana. Ninguna nota trajo, con todo, del gobierno argentino para la legación, ni de Southern para el Foreing Office, el cual no podía explicarse “la causa de esta falta”. Conducía solamente copias de la correspondencia cambiada, desde el 17 de octubre hasta el 23 de noviembre, entre el gobierno de la Confederación y Southern, quién había arribado al Plata en los primeros días de octubre de ese año. El texto trascripto descartaba todo optimismo. Para entonces, ya había remitido Moreno a Buenos Aires, artículos de algunos diarios europeos, entre ellos, uno del “Courier del Havre” con referencias adversas al punto de vista argentino, y otro, del “Morning Herald”, de Londres, donde un lector pedía se izase la bandera del protectorado francés en Montevideo.

La oposición inició el ataque la misma noche del discurso de la reina. Se produjo una “importante y extraordinaria discusión”, cuyo texto reprodujo el “Times”, del día siguiente. El temible jefe de las bancadas “tories” habló extensamente contra los actos del gobierno en Europa y América, que pedía fueran severamente censurados, entre los cuales incluyó, de un modo especial, los del Río de la Plata. Despertó sorpresa esta última actitud, ya que, en anteriores sesiones, se había referido al incidente americano de un modo “bastante conveniente”, según la opinión de Moreno, quién prefirió usar de dicha expresión en vez del adjetivo “acertado”, que escogiera en un principio.

“La Confederación Argentina, una colonia de segundo orden…” comenzó el diputado opositor ante la estupefacción de una cámara donde las ostentaciones de violencia y crudeza oratorias eran desusadas.

Benjamín Disraeli [imagen], el autor del discurso, a quienes los íntimos llamaban “Dizzy” (“vertiginoso”), era un orador áspero y sarcástico, aunque excesivamente florido, carecía de rivales en el arte del ataque frontal y resultaba temible por el ímpetu de sus epigramas y la fuerza que proveía a sus argumentos. “Dandy insolente, de rebuscado atuendo” (1), procedía de una familia de israelitas italianos y había escrito novelas de éxito donde presentaba cándidos idilios adolecentes, sazonados con generosas ideas políticas liberales, que sostendría en la práctica, escogiendo por esposa a una viuda adinerada, doce años mayor que él, y desertando de las filas de los “whigs” para pasarse a las del proteccionismo y la aristocracia. De joven, había intervenido en especulaciones sobre minas sudamericanas, acerca de las cuales había publicado un folleto convincente e inexacto – creíase en Inglaterra, en tiempos de Canning, que emancipado el Nuevo Mundo de España, la próxima ruta de los veleros cargados de oro, tendría como punto de destino a Londres – y, habiendo perdido, en una baja del Stock Exchange, la suma de siete mil libras, quedó arruinado y desacreditado, conservando desde entonces una instintiva repulsión por las cosas de América del Sur y un hábito acentuado a vivir rodeado de acreedores. Vestía levita verde oscuro y un chaleco blanco, materialmente cubierto de cadenitas de oro, y usaba una sedosa cabellera rubia, desflecada en tirabuzones de oro que enloquecía a las lectoras de sus romances. Era un personaje frívolo, contradictorio y brillante.

“Una colonia de segundo orden, recientemente rebelada de España – prosiguió el orador – ha querido también imitar lo que se ha hecho en Madrid; ha repelido seis misiones, algunas del más alto rango, y, últimamente a hecho el ultraje a Inglaterra de no recibir a su ministro y rechazarlo poco menos que con insultos…”

Russell y Palmerston soportaban el chubasco pensando en el pobre ministro “recibido con insultos”, en el continente lejano, aunque, conocedores de la composición histológica de la epidermis de Southern, meditaron en que no resultaba apropiada la preocupación. Resolvieron no darse por enterados de la embestida y mantener un silencio heroico acerca del Plata. El primer ministro respondió al discurso omitiendo referirse para nada al gobierno de Buenos Aires; presentaba un aspecto desolado, al hablar ante la mesa roja, enfundado en una levita negra anticuada. Era líder de los “whigs” y aborrecía las aventuras internacionales que complicaban su programa político liberal. Palmerston calló, igualmente, durante la segunda noche del debate, rebatiendo con todo, las demás partes de la interpelación de los “tories” y conquistando una inmensa mayoría de votos a favor del gobierno.

Disraeli, iracundo, se revolvía en su sitial. Su sanción contra la “indócil” colonia hubiera podido ser quizá la que se aplicara más tarde con los afganos y los zulúes, y que Rudyard Kipling, el cantor del imperio que él mismo posteriormente fundara, sintetizaría en la recomendación: “Sacad los cañones y matad”. Pero los cañones habían sido sacados tres años antes, en 1845, y habían matado profusamente, con alegría feroz; cuatrocientos argentinos yacían muertos por los obuses y la metralla, de cara a las estrellas, en las barrancas de Obligado. Era un remedio ineficaz, sin embargo: la guerra con la Confederación estaba perdida, y los muertos de las barrancas comenzaban a vivir una vida inmortal en el país al cual habían servido de admonición y baluarte.

(1) “Cambridge History of English Literature”.


* José Luis Muñoz Azpiri (h) es periodista, escritor e investigador. Autor de numerosos ensayos sobre diversas especialidades, es egresado de la Escuela de Defensa Nacional y ha realizado estudios superiores de Ciencias Antropológicas e Historia en la Universidad de Buenos Aires y la Universidad del Salvador, respectivamente. Colaborador de diversos medios nacionales y del exterior, ha recibido numerosas distinciones, entre ellas, la máxima distinción de la Comisión Permanente de Homenaje a Juan Facundo Quiroga: la Gran Cruz “Religión o Muerte”. Miembro de la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación, actualmente se desempeña como director del área de prensa y difusión del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas “Juan Manuel de Rosas”. Coautor de “Malvinas, la otra mirada” y autor de numerosos trabajos sobre historia y antropología, su último libro es “Soledad de mis pesares. Crónica de un despojo”.

La experiencia argentina en tiempos de crisis internacional

Por Arturo H. Trinelli
Un informe del JP Morgan publicado por el Diario La Nación el 10 de octubre de 2000 afirmaba que la economía argentina era la más estancada del mundo en aquél año. Con un aumento en su PBI de apenas 0,5%, el análisis internacional Global Data Watch elaborado por ese banco preveía que la Argentina sería el país con menor crecimiento a escala mundial, a partir de un pobre rendimiento de sus indicadores macroeconómicos proyectados en el corto plazo. Por entonces ni los más pesimistas preveían la debacle económica posterior, que conduciría a las jornadas de diciembre del 2001, los asesinatos en las calles y la declaración del default.

Hoy los desequilibrios financieros amenazan a las principales economías del mundo. Actualmente, hablar de ajuste, crisis, déficit y desocupación parece lo más común en el discurso de los dirigentes de los países industrializados. Así como la Argentina durante los noventa había naturalizado la posibilidad de achicar el Estado, despedir trabajadores, privatizar empresas y desmantelar su industria nacional, ahora algunos países del primer mundo aparecen como las principales víctimas de ese modelo de especulación financiera y sus poblaciones, desacostumbradas a padecer las consecuencias de economías que tradicionalmente posibilitaban altos estándares de vida, hoy asisten perplejas a un contexto de crisis general que hasta el momento sólo conocían por referencias ajenas.

Algunos de esos países están atravesando esta crisis con penosas consecuencias. Irlanda ha sido el caso más resonante, pero en los últimos meses muchos otros vienen sufriendo los efectos de la especulación financiera.
El mes pasado, Francia vivió gran cantidad de protestas por la reforma jubilatoria que impulsaba el Presidente Sarkozy, donde miles de personas reclamaban por la ampliación de la edad jubilatoria mínima de los 60 a 62 años, y de 65 a 67 años la edad para cobrar una pensión completa. Con un crecimiento previsto para el año que viene de apenas 1.6%, el Gobierno estará obligado a revisar su gasto público si pretende evitar mayores costos sociales.

La canciller alemana Angela Merkel impulsó hace unos meses un presupuesto que fue el más duro desde la Segunda Guerra Mundial. Se prevén ahorrar 11.200 millones de euros, con ajustes presupuestarios en casi todos los sectores de su economía. Para ello, entre otras cosas se modificará la política de subsidios a desempleados y personas con derecho a ayuda para el alojamiento, y se reducirán los subsidios por hijos. Estos ajustes le permitirán al Gobierno encarar la última parte del año con un aumento de su PBI de 2.2% en relación al primer trimestre.

España vive en la actualidad una muy delicada situación económica, con recesión hace dos años y una desocupación que, según el FMI, alcanza casi el 20%. La situación de su vecino Portugal no es menos preocupante: el pobre crecimiento de los últimos tiempos ha generado una deuda pública de 161.000 millones de euros (unos 220.000 millones de dólares), es decir más del 82% de su PBI, según sostuvo en declaraciones recientes Joao Cravinho, director del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo. En ese contexto, el parlamento portugués se dispone a votar un presupuesto de austeridad que incluye baja de salarios y alza de impuestos, para recortar el déficit de 7.3% del PBI al 4.6%, lo cual ha provocado una huelga masiva con un acatamiento que en el país no se vivía desde 1988.

Por su parte, el Gobierno británico acaba de anunciar en el Parlamento la mayor reducción del gasto público desde la Segunda Guerra Mundial, un plan que prevé recortar beneficios y eliminar medio millón de puestos de trabajo en el sector estatal de aquí a cinco años. El Ministro de Economía, George Osborne, ordenó recortes de gastos por 83.000 millones de libras (130.000 millones de dólares) hasta 2015 y una suba de impuestos que, según afirmó, serán necesarios para contener el déficit fiscal del país, que el año pasado llegó a 255.000 millones de dólares. La idea del gobierno del primer ministro conservador David Cameron es la de reducir el rojo británico del 11 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) a un 3 por ciento. Esto provocó la lógica reacción de sindicatos que han estado reclamando y manifestando su malestar por el ajuste.

El Gobierno de Obama vive hoy por hoy también una delicada situación económica, que le lleva a financiar su déficit comercial a través de emisión monetaria, lo que está impulsando una “guerra de divisas” que en la última Cumbre del G-20 fue la principal discusión entre las principales potencias. El tema principalmente enfrenta a EE.UU. y a China, que resiste las presiones norteamericanas para apreciar su moneda, y muchos especialistas ya están hablando de un problema sin solución en el corto plazo.

Un ejemplo desde Latinoamérica

Los casos se multiplican y las crónicas que nos hablan de la delicada situación en el resto del mundo ya son parte de la agenda diaria. En paralelo, el deterioro en los sistemas políticos es muy fuerte, con caída de popularidad en la mayoría de los casos, donde España e Irlanda aparezcan quizás como los más emblemáticos.

Todos estos países han sido víctimas del capital financiero especulativo. La desregulación de la actividad financiera ha demostrado ser un obstáculo fundamental al crecimiento y parece ser incompatible con el comportamiento ordenado de las relaciones económicas internacionales. El camino siempre ha sido el mismo: orientar la economía hacia la exportación, de manera de conseguir la mayor cantidad de recursos posibles para hacer frente a los pagos internacionales. Pero esto al mismo tiempo plantea el interrogante de quién absorberá la producción de esos países que buscan salir de la crisis o evitar el default vía sistemáticos ajustes que deprecian su demanda interna. El peligro conduciría así a un callejón sin salida: si se produce para vender más y fortalecer el comercio exterior, pero al mismo tiempo todos los países afectados por la crisis deprecian salarios o expulsan trabajadores, los incrementos impositivos que se proyectan para viabilizar pagos de deudas externas o equilibrar presupuestos no tendrían lógica alguna.

En realidad, lo que se observa es que la línea ortodoxa que propone evitar la cesación de pagos vía ajuste estructural de la economía conduce al estancamiento productivo, el deterioro de los liderazgos políticos y el aumento de la conflictividad social, entre los efectos más visibles.

En ese sentido, la Argentina tiene algo para mostrarle al mundo. Su experiencia de debacle económica y notable recuperación en apenas un puñado de años debería ser tomado como ejemplo de cómo se puede crecer cuando hay una decisión política concreta de tomar las riendas de la política económica y ejercerla con soberanía. En primer lugar, intentando eliminar los condicionamientos estructurales para lograr un progresivo margen de autonomía en las decisiones, sin perder de vista lo esencial: resulta mucho más útil y necesario para la economía mundial el gasto de un trabajador o la construcción pública de infraestructura que la defensa de las elevadas tasas de ganancias de los bancos. Así, entendiendo al consumo interno como elemento central del modelo económico, se puede continuar retroalimentando el mercado financiero y sus estruendosas ganancias. La Argentina lo ha logrado: es el país que tiene una de las políticas sociales más inclusivas de Latinoamérica (con medidas como la Asignación Universal por Hijo que representa el 0.6% de su PBI, transformándose en el país que más recursos destina a tal fin entre aquellos que han implementado medidas semejantes), quien ha incorporado a más de 2.500.000 nuevos jubilados al Sistema Previsional, registrando la tasa de cobertura más importante de Latinoamérica, pero también es el país en donde los banqueros registran mejores ingresos. Así, según el último informe de bancos del BCRA, las entidades bancarias ganaron $ 1.069 millones en septiembre, y acumulan en los primeros nueve meses del año un resultado positivo de $ 7.746 millones, lo que implica un incremento de más del 31% respecto del mismo período de 2009.

La experiencia argentina entonces es emblemática y aleccionadora: la mejor manera de salir de la crisis es recuperar el control político de la economía. Logrado eso, nuestro país apostó al crecimiento aplicando dos estrategias en paralelo. Por un lado, eliminando los condicionamientos externos (reestructurando su deuda externa exitosamente) y por otro lado incentivando el mercado interno y el consumo doméstico como principal elemento de recaudación y reactivación económica. Se trata de un modelo exitoso que es esencialmente redistributivo y al mismo tiempo garantiza un buen rendimiento de su actividad financiera. Son estrategias que a la luz de los resultados parecen mucho más exitosas que continuar confiando a las leyes del mercado el bienestar de los países y las personas.

* Politólogo UBA-CLICeT

Siempre más política


Por Hernán Invernizzi, escritor y periodista
contacto@miradasalsur.com


Las medidas de gobierno, en sintonía con las necesidades sociales y los reclamos ciudadanos, fueron las claves de la construcción de poder de Néstor Kirchner, una manera de hacer política que continúa la Presidenta a un mes de la muerte de su marido.

Hay una especie de euforia. Muchos no paran de celebrar que las encuestas le dan cada vez mejor a la Presidenta. Se invierte una enorme cantidad de tiempo y energía en aplaudir que a partir de la muerte de su marido, Cristina nunca había tenido tan alta intención de voto.

Los sondeos dan tan pero tan bien, que bastaría con no hacer ninguna macana para ganar las próximas elecciones. Sobre esa base, hay quienes hacen cálculos simples, al estilo de “hagamos esto o aquello para subir un poco más”, o: “no hagamos tal o cual cosa, así nos mantenemos en el mismo nivel”. Este optimismo ingenuo podría convertirse en un problema.

Hasta sus más frenéticos adversarios admitieron que Néstor Kirchner revalorizó la política en una sociedad en la cual “política” se había convertido en una mala palabra.

Si se admite aquello, entonces la insistencia en aclamar los resultados de las encuestas –y el consiguiente cálculo de proyectar políticas en función de esos resultados– podría convertirse en una negación de lo mismo que se dice valorar.

Como los sondeos de opinión sólo ofrecen fotos en blanco y negro, veamos un resumen posible de la película.

Hace apenas unos años. La valoración de Kirchner se apoyaba en diverso tipo de medidas: los cambios en la Corte Suprema, el llamado desendeudamiento, la política de Derechos Humanos, su estilo personal, la política exterior, etc. La Presidenta sumó sus propios méritos a esa herencia positiva.

Pero la llamada “crisis del campo” fue un punto de giro que afectó la relación del proyecto K con parte de la sociedad.

Durante la crisis de la Resolución 125, el matrimonio K fue ferozmente criticado por toda clase de fuerzas políticas (inclusive propias) porque esa política dividía a la sociedad y debilitaba “el modelo”. Las encuestas cayeron a un abismo. Nunca midieron tan mal. Por lo tanto, debían cambiar de política. Era la hora de negociar.

Muy por el contrario –y a pesar de las modificaciones introducidas por Diputados a la 125–, mantuvieron esa política y se bancaron la estrepitosa caída de imagen que denunciaban los sondeos de opinión.

El siguiente punto de giro fueron las elecciones. Y las perdieron. O no ganaron. Como dijo el ex presidente la noche del 28 de junio, les habían ganado por un cachito así... Y era cierto. Pero el problema estaba en los millones de argentinos que no los habían votado. Eran muchos.

Los críticos de la política hacia “el campo” se sintieron justificados. Al final, ellos habían tenido razón. Las estadísticas lo habían anticipado y las elecciones lo habían confirmado. Por lo tanto, los K tenían que ajustar, negociar, corregir el modelo, etc.

Sin embargo, pocos días después de las elecciones, Kirchner apareció en una reunión de Carta Abierta en Parque Lezama. Era su primera aparición pública después de la derrota. Y en vez de hablar sobre una foto, habló sobre una película. Dijo, en síntesis, que había que “profundizar el modelo”, que iba a “caminar el país”, en fin, que tenían que avanzar.

Y cuando tantos esperaban que el matrimonio K se ajustara a las pretendidas consecuencias de los números... hicieron todo lo contrario: reestatización de las Afjp, nueva ley de medios, ley de matrimonio igualitario, etc.

La foto de la crisis con el campo pasó a la foto del resultado electoral. Pero la película es una sucesión de fotos en movimiento. Y de aquellas dos fotos negativas poco a poco pasaron a las fotos positivas.

Hace apenas tres meses. Hace tres meses la empresa Fara y Asociados realizó uno de los sondeos más amplios y rigurosos de los últimos años: 8.000 encuestas domiciliarias en una docena de municipios del Gran Buenos Aires. La investigación incluye una enorme masa de datos acerca de diversos temas. Acá interesan la llamada “imagen positiva (o negativa)” y la “intención de voto”.

En cuanto al primer asunto, la encuesta exponía que los dos dirigentes políticos con los mayores índices de “imagen positiva” eran Néstor y Cristina –dos meses antes del miércoles 27 de octubre...

En cuanto al segundo asunto, la investigación proponía diversos “escenarios” posibles: elecciones entre Kirchner, Cobos, Macri, etc.; o entre Cristina, Alfonsín, etc.

En cualquier escenario, siempre ganaban la primera vuelta Néstor o Cristina, siempre con por lo menos el 35% de los sufragios y siempre le sacaban una diferencia de más del 10% al segundo. Esto en agosto de 2010...

Esa investigación comenzó a conocerse en septiembre y confirmaba una tendencia que ya habían advertido todas las empresas del ramo. Una tendencia que medios y dirigentes opositores trataban de ocultar. Una tendencia sin la cual no se puede entender todo lo que ocurrió a partir del 27 de octubre de 2010.

A partir de ahora. Antes de la muerte de Kirchner las encuestas volvieron a ser favorables al matrimonio K. La mejora de la imagen pública y el crecimiento de la intención de voto son anteriores y no posteriores a la muerte del ex presidente. No es su inesperado fallecimiento lo que provoca estos datos. En realidad, su muerte estalló como un volcán cultural que, entre otras consecuencias, confirmó y aceleró una dinámica de crecimiento anterior.

Entre marzo de 2008 y fines del 2009, estaban en el horno. A principios de 2010, apoyado en aquellas palabras de Parque Lezama, comenzó el repunte. Aquel breve discurso al aire libre fijó a sus seguidores la línea a seguir. En esa oportunidad el ex presidente no habló de estadísticas, de investigaciones o sondeos de opinión. Todavía con la brasa de la derrota entre las manos, habló de profundizar un modelo, habló de hacer política, de caminar el país.

El bendito “modelo” a profundizar podrá gustar más o menos. Pero lo que no se podrá negar es que después del paso atrás, dieron dos pasos adelante sobre la base de la coherencia con lo que creían que tenían hacer.

Siguieron una estrategia. Y es esa tenacidad política lo que explica que pasaran del fin del kirchnerismo en 2009, al 50% de intención de voto a fines del 2010.

28/11/10 Miradas al Sur

El kirchnerismo y la revolución cultural


Por Aritz Recalde *

Desde el año 2003 el país está transitando por una profunda transformación cultural, que subvierte de raíz muchos de los valores y de las concepciones hegemónicas liberales y neoliberales. El renacer de una nueva cultura es producto de la reconstrucción de la conciencia nacional, que resurge tras el letargo político producido como resultado de la derrota popular con la dictadura de 1976. La revolución cultural en marcha atraviesa gran parte del tejido social y se encarna además, en acciones de gobierno como son la ley de servicios audiovisuales, el programa científico y universitario estatal, la promoción del matrimonio igualitario o en la recuperación de la conciencia histórica a partir de la política de derechos humanos, la galería de los patriotas latinoamericanos, el contenido de los actos del bicentenario o en la sanción del feriado recordatorio de la Vuelta de Obligado. A partir de éstas y otras medidas, la revolución cultural va desandando el programa neoliberal y el contenido de sus instituciones.

El neoliberalismo que caracterizó la cultura durante los años ochenta y noventa, fue impuesto a partir de la aplicación de una seguidilla de acciones militares inauguradas en 1955 y profundizadas desde 1976. Una vez acabada la etapa militar del proyecto neoliberal, el programa se organizó en instituciones públicas y privadas que transmitieron los valores de los grupos de poder antinacionales. No era la primera vez en la historia del país y la región, en que este modelo de sociedad se implementara por el método de la violencia. El liberalismo del siglo XIX se aplicó a partir de las batallas Caseros de 1852, de Pavón en 1861 y por intermedio de la Guerra del Paraguay de 1865-70. Su imposición en el siglo XX y de manera similar al XIX, se valió de los golpes de Estado y las acciones militares de 1955, de 1966 y particularmente, de 1976. Lo que fuera el contenido y la finalidad de la infame participación en la guerra del Paraguay, tuvo en el siglo XX su consonancia en la intervención de la Argentina en Nicaragua en 1977. Tras los asesinatos ejecutados dentro del país y en América Latina durante los siglos XIX y XX, la oligarquía, los grupos concentrados y el imperialismo, aplicaron la etapa cultural y de institucionalización del orden liberal. Caído Rosas, se organizó la arquitectura liberal con la Constitución de 1853 reformada en 1860 o con el código civil de Vélez Sarfield. Los intelectuales orgánicos al proyecto porteño difundieron su visión del país por intermedio de la historia oficial de Mitre o con el Facundo de Sarmiento, que oficiaron como textos fundacionales de la oligarquía portuaria para justificar su programa agrícola dependiente. Además y complementándose, Mitre nos legó un órgano de prensa con el diario La Nación.

La finalidad de la batalla de Caseros en el siglo XX puede ser comparada con el golpe de 1955 y lo mismo ocurre con los resultados de Pavón, que se acercan estrechamente al proyecto aplicado desde 1976. El terrorismo y la guerra de policía promovidas por Mitre por intermedio de Paunero y de Arredondo o por Sarmiento, son el antecedente directo de los asesinados y los desaparecidos por parte de los comandos de tareas de Videla en el siglo XX. El liberalismo necesitó de los asesinatos para imponerse y aplicó el terror contra el pueblo, bañando de sangre el país para traer la “civilización” o en el siglo XX, para terminar con el “comunismo”. Videla tuvo y de manera similar a Mitre con Rufino Elizalde o con Velez Sarsfield, a sus intelectuales orgánicos en las personas de José Alfredo Martínez de Hoz o en Domingo Cavallo. Sin desconocer la distancia intelectual y temporal que existe entre ellos, ambos compartieron la tarea de promover los cambios institucionales, políticos y culturales para aplicar el liberalismo extranjerizante y agroexportador.

Muertos sus adversarios políticos y refundadas las instituciones, estos dirigentes se abocaron a llenarlas de contenidos. La historia oficial que justificó el terrorismo aplicado desde 1955, la escribieron figuras como José Luis Romero, Gino Germani o Jorge Luis Borges, desde sus cátedras o cargos durante los gobiernos de facto o democráticos. A casi un siglo de distancia, la “civilización” venía a poner orden frente a la barbarie, pero ya no eran Rosas y los colorados del monte, sino Perón y la CGT. La oligarquía y el imperialismo en 1976 y de manera similar al siglo XIX, también tuvieron su proyecto institucional, su ley de reforma financiera y su apertura económica.

A los asesinatos de opositores, la persecución de simpatizantes o de “barbaros”, le siguió la organización de las instituciones y la imposición cultural. Luego del exterminio de los rivales del siglo XIX, transcurrió la calma de los cementerios bajo el ciclo político que va de Roca al Centenario. La oligarquía educó a los hijos de los caudillos asesinados, intentando convencerlos de que sus padres estaban bien ejecutados. Lo mismo ocurrió en la etapa que va de Videla a De La Rua, que fue un momento en el cual el neoliberalismo triunfante se impuso desde las instituciones culturales. La teoría de los dos demonios, la desmalvinización, el fin de la historia, las relaciones carnales con EUA o la extranjerización de la cultura, fueron transmitidos como valores y verdades incuestionables por el aparato de la colonización pedagógica. Las montoneras y los caudillos denigrados por Sarmiento y por Mitre en el XIX, fueron los “subversivos y los terroristas” del siglo XX, desacreditados y difamados por la escuela liberal o por el historicismo social que ocupó las instituciones universitarias desde la época de la libertadora y a partir de la apertura democrática de 1983.

Yrigoyen y Perón, ambos a su manera y en su tiempo, enfrentaron al liberalismo, a la oligarquía, al imperialismo, a su proyecto económico, a sus leyes y a sus valores. Desde el año 2003 el país y de manera similar al proceso de mediados del siglo XX, es parte de un renacer de la conciencia histórica y de la cultura nacional. Estamos ingresando, como a mediados de los años cuarenta, en una profunda revolución cultural. La crisis del año 2001 fue una bisagra que expresó la fragmentación de los valores del liberalismo y la eclosión de una nueva cultura nacional.

Desde el 2003 se está combatiendo la conciencia pastoril y dependiente de la oligarquía terrateniente, al cuestionarle el proyecto económico de país. El gobierno está apoyando la industria y con ello, el símbolo de la dependencia nacional y de la republiquita agroexportadora, cruje frente a la aparición de un pensamiento vigoroso, que se apuntala y se proyecta en una economía sólida y prospera, que genera empleo, desarrollo y sindicatos. La nación se afirma con la industria, que es un paso fundamental e irremplazable de la soberanía política y cultural. El INVAP o Atucha II, son dos importantes símbolos del renacer y de la refundación de las grandes metas y epopeyas científicas nacionales, que son hijas directas de la industrialización.

Otro paso fundamental en la lucha contra los valores neoliberales, se está ejecutando con la política de los derechos humanos y con la reivindicación de la militancia de los años setenta. Dichas medidas ofician como un acto de revisionismo histórico que pone en tela de juicio el proyecto de la oligarquía y se la sienta en el banquillo de los responsables de la tragedia nacional. Se está terminando la justificación del terrorismo liberal difundido bajo las frases del “algo habrán hecho” o de la “teoría de los dos demonios”.

Caen los valores neoliberales y además, están siendo debilitadas sus instituciones de transmisión de la cultura. La ley de servicios audiovisuales y el apoyo del gobierno a los medios públicos y no comerciales, están construyendo una pluralidad de voces, frente a la tiranía mediática de los oligopolios comerciales. Los grupos mediáticos, los factores de poder concentrado y el aparato de prensa del extranjero, ya no están solos.

El gobierno está derribando los valores de la oligarquía y sus instituciones. La sanción de la ley de matrimonio igualitario es revolucionaria en el plano del derecho y además, lo es en el plano cultural.

A este paquete de medidas, se le suma la justicia social del subsidio universal, las jubilaciones o las paritarias, que modifican la conciencia del pueblo en lo que respecta a sus derechos. En este marco, la política de integración regional busca romper con la dependencia y el europeísmo de los sectores medios y genera los puentes hacia una refundación cultural nacional latinoamericana.

La vertiginosa transformación cultural se organiza en torno de la recuperación de la conciencia histórica y a partir de un fuerte cuestionamiento de la tradición liberal. La interpretación historiográfica de José María Rosa, Arturo Jauretche o de Norberto Galasso, desfiló en el bicentenario, ocupa la galería de los patriotas latinoamericanos y se consagró con el feriado del 20 de noviembre.

La revolución económica, política y cultural de los años cincuenta, fue la materia a partir de la cual se conformó la conciencia nacional del activismo de los años sesenta y setenta. Desde el 2003 está naciendo una nueva generación de jóvenes que es educada en un país industrial y en el contexto de una revolución cultural. A partir de aquí, el proceso iniciado afirma la conciencia histórica del pueblo argentino y anticipa el renacer de una nueva generación política liberadora, en la antesala de la consumación de la conciencia nacional.

noviembre de 2010

* Editor del blog www.sociologia-tercermundo.blogspot.com

Foro en defensa del Proyecto Nacional y Popular

El Secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, fue el invitado especial del primer Foro en Defensa del Proyecto Nacional y Popular, que contó con más de 250 militantes.