Encuentro de la militancia - CRISTINA 2011






El pasado sábado 28 de mayo se realizó el "Encuentro de la militancia. Cristina 2011" en la dependencia Fonseca de la Facultad de Bellas Artes de la UNLP, ubicada en 10 y diagonal 78 en la ciudad de La Plata.

Por la mañana el encuentro contó con la presencia de los principales referentes de las organizaciones convocantes donde la consigna que acompañó esta iniciativa se denominó ”Juntos construimos la victoria”.

Por la tarde, luego del almuerzo, se trabajó en comisiones donde los resultados tradujeron y sintetizaron el debate de todos los compañeros. Ya en el plenario de cierre se destacó el rol de la juventud, los desafíos de cara al 2015, la profundización de la coordinación entre las agrupaciones presentes y mayor espacio político dentro del proyecto nacional. Además se destacó la importancia de la formación de cuadros para la capacitación en todos los niveles.

El “Encuentro de la Militancia Cristina 2011” reunió a los compañeros de la provincia y la ciudad de Buenos Aires para debatir acerca de los desafíos políticos de este momento de nuestra patria.

A 5 meses de las elecciones nacionales, en las que se definirá la profundización o el retroceso del Proyecto Nacional, los militantes tenemos que conocer claramente cuáles son los desafíos que enfrentamos y estar organizados para garantizar una campaña que lleve el mensaje de la Presidenta y del modelo a cada rincón de nuestro país, refirio Federico Martelli, referente de MUP Kolina.

Por su parte Antonio Muñiz expresó, al cierre del encuentro, su beneplacito por haber sido invitado y manifestó que solo la militancia activa en la calle es la garantia del triunfo en 2011. Remarcó que " solo un publo movilizado, conciente de sus derechos es la garantia, no solo de la victoria sino tambien de la profundización del modelo en marcha."

Cabe mencionar que participaron de esta instancia política KOLINA- MUP – CAUSA POPULAR – SI EVITA VIVIERA – MOVIMIENTO 8 DE OCTUBRE – ADN NACIONAL Y POPULAR – JUVENTUD PORTEÑA y la AGRUPACIÓN JOHN WILLIAM COOKE – MOVIMIENTO LAUTARO - MOVIMIENTO ANÍBAL VERÓN

Encuentro de la militancia Cristina 2011.



El Encuentro de la Militancia Cristina 2011 pretende reunir a los compañeros de la provincia y la ciudad de Buenos Aires para debatir acerca de los desafíos políticos de este momento de nuestra Patria.

A 5 meses de las elecciones nacionales, en las que se definirá la profundización o el retroceso del Proyecto Nacional, los militantes tenemos que conocer claramente cuales son los desafíos que enfrentamos y estar organizados para garantizar una campaña que lleve el mensaje de la Presidenta y del modelo a cada rincón de nuestro país.

Se presentó el Centro de Estudios Causa Luján






Luján, 24 de mayo de 2011; alrededor de 100 (cien) personas entre militantes y vecinos de lujan concurrieron a la presentación del centro de Estudios, el mismo fue impulsado por la agrupación peronista Causa Popular. La cena se realizó bajo la consigna Pensar en Luján, con micrófono abierto y con absoluta libertad distintos vecinos de Lujan manifestaron sus preocupaciones y compartieron sus ideas para contribuir a pensar en un Luján mejor.

El presidente del Centro de Estudios, Miguel A. Nuñez, y Antonio Muñiz, dirigente y fundador de Causa Popular, presentaron el Centro de Estudios Causa Luján; se trata de una iniciativa de Causa Popular que procura crear un ámbito de discusión y debate para que los vecinos de Luján se sumen a debatir ideas y a contribuir a la formación de proyectos para un Lujan mejor.

Luego de la presentación del Centro de Estudios los presentes, todos vecinos del partido de Lujan, compartieron sus preocupaciones e inquietudes. Entre otros temas se escucharon manifestaciones sobre la problemática de la seguridad, la necesidad de crear fuentes de trabajo para que los lujanenses puedan quedarse en Luján, la necesidad de trabajar sobre la problemática de la juventud, las necesidades de desarrollar actividades en las áreas ligadas a la cultura y a la educación, las dificultades del tránsito vehicular, las distintas problemáticas barriales, la necesidad de contar con ámbitos de participación en el gobierno municipal, el deseo de un gobierno local compuestos por lujanenses que conozcan la problemática local.
Para el cierre de las exposiciones el Dr. Miguel Angel Prince se dirigió a los presentes manifestando su agradecimiento y recalcando la iniciativa de Causa Popular de crear este ámbito de participación ciudadana; como un vecino más manifestó su anhelo de un próximo gobierno de lujanenses y para lujanenses y recalcó la necesidad de la participación y del apoyo de los vecinos para construir el Lujan que todos deseamos.
Llegado el 25 de mayo con un brindes por la Patria y por Lujan culminó la presentación.

Vargas Llosa, el liberalismo y lo que no se dice

Ricardo Forster
El paso de Vargas Llosa por la Feria del Libro constituyó, como lo señaló algún cronista inclinado a la utilización de metáforas religiosas, una suerte de misa profana de las huestes del liberalismo vernáculo. Cita de honor a la que no podían faltar quienes se identifican con el pensamiento político del escritor peruano que, haciendo gala de una inusual cortesía no exenta de astucia, prefirió internarse por los caminos, más conocidos por él, de la literatura, que de ese otro lenguaje, el de la política, con el que suele ser mucho más pedestre y rudimentario a la hora de defender sus posiciones.

La literatura utilizada, por el escritor peruano, como sinónimo de ejercicio de la libertad y de osadía creadora, como fuente inagotable de recursos que nos permite, a los seres humanos, desprendernos de los caminos cerrados y de las opciones dogmáticas. Algo, claro, hay de verdad en esta afirmación que, proviniendo de quien viene, sin embargo guarda otra significación si es que la leemos, a su intervención, dentro de un encuadre mayor. Ese que surgió a partir de la descalificación, hecha por Vargas Llosa y por el coro de escribas de la corporación mediática y por los amigos de la banalidad y la simplificación, de quienes se habían “atrevido”, vaya herejía imperdonable ante la llegada del sacerdote del ultraliberalismo, a destacar su visión reaccionaria de la actualidad argentina y latinoamericana.

En coro, y siguiendo un libreto previamente acordado, se apresuraron a tachar de “censores”, de “inquisidores” y, bajo la genealogía más refinada del escritor peruano, de “comisarios políticos” a quienes se ocuparon de recordar la cita con la derecha contemporánea que venía a cumplimentar Vargas a la Argentina, del mismo modo que se atrevieron, también, a mostrar esa otra genealogía que, desde antaño, une al liberalismo local con las diversas formas de la violencia dictatorial y/o los proyectos regresivos y antipopulares. Por eso no fue casual que la noche del sábado siguiente a la exposición del autor de La fiesta del Chivo en la Feria del Libro, convocados por Carta Abierta, escritores, artistas, actores, dramaturgos, cineastas, académicos, historiadores y ensayistas acompañados de una multitud que colmó la sala Jorge Luis Borges dejando otro tanto afuera, diera testimonio de que algo inédito y profundo está ocurriendo en el país. Que ya no es posible descargar una andanada de frases que nos remiten al horror del neoliberalismo pero para seguir exaltándolo como lo hizo el peruano escribidor, sin que se le pueda salir al cruce abriendo un debate que en la década del ’90 era inimaginable, ahí donde la monotonía del discurso único dominaba la escena social, política y cultural. Carta Abierta, todos aquellos que participaron de esa magnífica convocatoria, expresaron la potencia de un nuevo tiempo argentino y allí, en esa noche del sábado, se pronunciaron discursos que confrontan con altura y refinamiento intelectual contra las versiones cada vez más paupérrimas de una derecha que sólo reproduce sus decires gracias a la cadena nacional que construye la corporación mediática, trinchera última de las derechas continentales y caja de resonancia de las ideas vetustas de Vargas Llosa.

Pero volvamos a las opiniones políticas de nuestro ilustre visitante. Todo en él parece sudar liberalismo de la más vieja estirpe pero bien condimentado con su actual reinvención neoliberal. Sus respuestas suelen ser antológicas por la simplificación que operan de la realidad histórica y de la compleja trama del presente allí donde se dedica, con particular empeño, a denostar cualquier forma de estatismo, intervencionismo keynesiano, socialismo o populismo (jugando con la intercambiabilidad de los conceptos y de las experiencias que, eso es obvio, no han sido ni iguales ni intercambiables a lo largo de la historia contemporánea), mientras reivindica, sin un solo atisbo de reflexión crítica, la marcha inmaculada de los cultores de la libre empresa y del libre mercado. Claro que para eso tiene que devastar a la propia tradición liberal de la que se dice deudor gozoso, para quedarse exclusivamente con ese núcleo ideológico-económico que en nuestro país, para no ir más lejos, siempre se acomodó entre los pliegues de las noches dictatoriales haciéndolo, por supuesto, en nombre de la única libertad que han conocido y conocen: la de un mercado depredador de los intereses populares y productor de una espantosa acumulación de injusticias y desigualdades.

Pero tampoco, en la extensa reivindicación de la “libertad” y de sus raíces liberales (afirmadas como las únicas que merecen ese nombre), aparece la más mínima mención a la depredación que la expansión del capital-liberalismo ha generado en su recorrido histórico: silencio ante la complicidad originaria con la industria más próspera del siglo XVIII, la esclavitud de los negros africanos trasladados masivamente a América (es extraño que el mismo autor de El sueño del celta, libro en el que no deja de mostrar con gran elocuencia los horrores del colonialismo liberal en el África y en Sudamérica, se muestre, en su faceta política, como un ferviente partidario de esa misma lógica explotadora; tarea, tal vez, para un psicólogo desentrañar las vicisitudes esquizoides o de personalidad múltiple del escribidor); el papel de “amables” exportadores de las ideas ilustradas junto con las diversas formas de genocidio cultural y material que nacieron de la matriz del imperialismo europeo cuya brújula orientadora llevaba el norte de la libre empresa y el libre mercado; y sus consecuencias, más cerca de nosotros, a partir de la implementación del Consenso de Washington y de la sistemática destrucción de lo que quedaba de nuestros Estados y de las antiguas memorias de la equidad y el bienestar. A todo eso un prolífico opinador político como lo es Vargas Llosa simplemente lo dejó sin nombre. Paradojas de la época que tengamos que recurrir a su literatura para leer su contracara, ese otro rostro del sufrimiento y la explotación desplegados en nombre de la ideología que tanto defiende.

En Vargas, oficiante del culto de la libertad más extrema (esa que garantiza la circulación “libre” de las mercancías –al menos si provienen de los países dominantes– pero que se ocupa sistemática y violentamente de impedir la libre circulación de los cuerpos, en especial esos cuerpos de seres humanos empobrecidos y hambrientos que provienen de geografías saqueadas por esos mismos países que se ofrecen a los ojos del mundo como portadores de los ideales democráticos y liberales). Nada de recordarnos las tropelías de los imperios europeos en el África ni las de los hijos de Washington y Jefferson, paradigmas del republicanismo liberal, en nuestro continente. Nada de interrogarse por los vínculos permanentes que los seguidores, entre nosotros, de Adam Smith (aunque nunca intentaron imitar su genuina vocación democrática) tuvieron con los golpes militares y las consecuentes dictaduras desencadenadas como fuego purificador contra los desvíos populistas. ¿Conocerá Vargas Llosa al ingeniero Álvaro Alsogaray o al ilustre José Alfredo Martínez de Hoz? Suponemos, porque le reconocemos su conocimiento de nuestros asuntos, que sabe muy bien quiénes fueron esos señores y qué intereses representaron en nombre, claro, de la libertad de mercado y de los nuevos profetas formados en la Universidad de Chicago. La violencia de la que fueron sistemáticos cómplices, su apoyo ideológico a la mayor destrucción de las libertades que haya conocido nuestro país, no merecieron, de parte de nuestro literato tan festejado y adulado por los poderosos y sus lacayos, ninguna mención, ni siquiera como nota a pie de página. Sólo silencio. ¿Sabrá acaso Vargas que la dictadura más sanguinaria que conoció la Argentina fue, en el terreno económico, liberal? ¿O apenas fue una extraña casualidad? ¿Sabe, el escribidor, que los golpistas del ’55 se reclamaban como genuinos liberales? ¿O que el ultramontano de Onganía, a la hora de darle forma a la economía, dejó de lado sus convicciones reaccionarias y apeló, una vez más, a los ideólogos del liberalismo económico como Adalbert Krieger Vasena? Quizás, estimado lector, sobreestimamos lo que Vargas sabe de nosotros y, desconociendo las tropelías de nuestros “liberal-demócratas”, siempre tan atentos a proteger las libertades y los derechos ciudadanos, le pedimos demasiado al reclamar una historia más honesta de las marcas que las enseñanzas mercadolátricas dejaron entre nosotros. ¿Será, acaso, que la historia del liberalismo argentino ha sido siempre, salvando honrosas excepciones, una historia de violencias y declinaciones de la propia libertad en nombre, supuestamente, de su defensa?

De la misma manera que sus respuestas cuando se le preguntó por el apoyo de los grandes sacerdotes del neoliberalismo –Friedrich von Hayek y Milton Friedman– a la dictadura de Pinochet, rayaron en lo ridículo y en lo impresentable al desconocer la profunda relación entre la política económica del pinochetismo, sus “métodos” para imponerla una vez interrumpido violentamente el proceso democrático, y las ideas y recomendaciones de tan ilustres ideólogos.

Pero claro, Vargas, como no podía ser de otro modo, vino a hablar de literatura, a ofrecernos una clase magistral de didactismo estético combinado con una puesta en acto del verdadero espíritu democrático y libertario. Y lo hizo rodeado de sus aduladores, de aquellos que se dedican, con insistencia digna de mejor causa y con pocos éxitos por lo que se ve en lo que viene aconteciendo en nuestro continente sudamericano, a desgarrarse las vestiduras en nombre de la libertad (palabra que usan a destajo sin siquiera ruborizarse ante tanto cinismo y tanta complicidad con quienes efectivamente la mancillaron en nuestro pasado reciente). Para Vargas, como para ellos, la brutalidad del Consenso de Washington que le dio letra y recursos a la mayor política de desigualdad material que conoció la historia latinoamericana, la insistencia criminal del FMI en ofrecernos sus recetas mientras sigue desmoronándose una parte de Europa, Estados Unidos multiplica exponencialmente su déficit fiscal y se rebelan los pueblos árabes contra sus impúdicas recomendaciones que apadrinaron a los regímenes autoritarios, no merecen ni la más leve autocrítica. En nombre de la sacrosanta libertad de mercado no han hecho otra cosa que justificar las más viles formas de explotación y de saqueo, pero todo ello bien envuelto en retórica liberal y democrática.

Es bueno que Vargas Llosa, escritor prolífico que, como él lo ha dicho, ha sabido cobijar distintas personalidades en su larga trayectoria, se haya dedicado a hablar de literatura. Es bueno, también, que los que lo han escuchado, dentro y fuera de la Feria del Libro, no pierdan de vista de qué modo se cuela la política cuando se habla de literatura y, sobre todo, que no pierdan de vista que no alcanza con nombrar la palabra “libertad” para ser dignos de su nombre allí donde tanta hipocresía termina por convertirla en un sonido ahuecado.

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Municipalismo y Participación ciudadana


El pasado 4 de mayo se realizó una charla debate organizada por el Centro de Estudios Causa Luján y la agrupación Causa Popular. El Profesor Marcel Pavka, especialista en el tema brindó una amena charla donde contó experiencias de distintos municipios sobre distintas herramientas de gestión municìpal que promueven la participación popular en la toma de decisiones de los gobernantes.
Analizó por ultimo distintos modelos de implementación del Presupuesto participativo, donde los vecinos son quienes deciden en que y como se invierten los recursos en su barrio y o localidad.

Foro en defensa del Proyecto Nacional y Popular

El Secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, fue el invitado especial del primer Foro en Defensa del Proyecto Nacional y Popular, que contó con más de 250 militantes.