Económicamente Estructuralistas e ideológicamente peronistas

Por MOPEBO Argentina


Creo que llego la hora, con miras al Bicentenario, de iniciar el debate sobre el país que queremos construir para nuestros hijos, mi generación acabo de cumplir 46 años, se ha formado con la cultura de las crisis y siempre la culpa la tiene OTRO, desde chico que escucho y en muchos casos repito que nuestra nación es subdesarrollada en virtud a su ubicación en el hemisferio, lejos de los principales mercados de consumo; pero Australia , Singapur , Chile y Brasil mismo no están mucho mas cerca de estos mercados , también otras de las excusas es que nuestro problema es el mercado interno , que no promueve nuestras economías de escala , pero volviendo a ejemplos conocidos como Australia , Chile , Suiza , holanda y muchos países mas tienen menor cantidad de habitantes y su realidad actual es significativamente diferente a la nuestra , otra de las excusas que escuche , es que el problema de los argentinos es que mayoritariamente venimos de inmigrantes latinos ; la ultima crisis financiera ha demostrado que los descendientes de sajones no son mejores que los latinos , y podemos seguir con enumerando muchas mas causas de nuestra injusta situación , pero casualmente todas ella son incontrolables siendo una ves mas el fundamento que sustenta nuestros deporte nacional , que es Tirar la pelota afuera , pero en realidad nuestro verdadero es que los desequilibrios regionales continúan siendo una de las mayores causas del retardo económico y de la injusticia social en la Argentina , y que solo mediante un perfecto equilibrio entre producción primaria , industrialización ( incorporación de trabajo argentino) ,distribución y consumo ( domestico e internacional) reflejan la unidad de la dinámica económica y tal unidad no puede excluir a ninguna de las partes y sobre toda a las PYMES , que son los motores del desarrollo local y las economías regionales .
Es por eso que los Integrantes del Movimiento Peronista Bonaerense y el Centro de Estudios Regionales somos y Bancamos al estructuralismo ; pero lógicamente este tipo de teorías económicas son desconocidas para la mayoría de los argentinos , por lo tanto trataremos de realizar un breve resumen de las principales directrices y su relación con nuestra republica :
La corriente Estructuralista, es la primera concepción económica que surge desde los países en vías de desarrollo con el fin de estudiar las causas del subdesarrollo , en contraposición a el resto de las teorías cuyos orígenes son los países en donde nació el capitalismo o en periodos donde esas sociedades capitalistas tuvieron dificultades , países como Argentina , Brasil y Chile , han sido sus principales promotores , siendo el economista argentino , nacido en salta Raúl Prebisch , junto con el chileno Osvaldo Sunkel y el Brasileño Celso Furtado sus principales adherentes .
Esta corriente que tuvo como principal promotor y responsable de su difusión en el continente a la CEPAL (Comisión Económica para America Latina), analiza a la economía a través de los grandes agregados como producción, consumo, inversión, gasto, etc, en consonancia con los Keynesianos partiendo de la concepción del sistema económico, o sea desde la totalidad para poder derivar en el análisis de laguna de las partes .El punto de partida para esta corriente es el análisis estructural de las economías como sistemas productivos-distributivos que pertenecen a cada sociedad con características históricamente determinadas .

Así mismo define que las principales causas del subdesarrollo de nuestros países son:
El escaso desarrollo industrial.
La abundancia de Trabajadores no calificados.
Las dificultades para mantener en el tiempo un adecuado nivel de crecimiento adecuado.
Alta dependencia por sus características de productor y exportador de comoditis a los mercados internacionales.
Alto grado de concentración de la propiedad del capital y los recursos naturales.
Esta corriente latinoamericana pone énfasis en la limitación impuesta por la disponibilidad de divisas de los países subdesarrollados, ya que el acceso a las divisas mas que el ahorro interno (Vía reducción del consumo y alta presión tributaria) es el factor determinante del crecimiento económico en los países de la periferia .En nuestros países las exportaciones son pocos diversificadas y predominantemente de origen primario y, por ende los ingresos derivados de estas muy concentrados normalmente en empresas multinacionales que manejan los mercados en condiciones monopsomicas.
A nivel macro se destaca la imperfección del mercado, ya que la estructura de precios relativa en el libre mercado es ineficaz en la asignación de recursos debido a la tenencia concentrada de la tierra , el capital y a la tecnología atrasada basada en trabajo poco calificado , por lo tanto lo que influye de una manera determinante en el funcionamiento del sistema económico son las formas de la organización de la producción y como se distribuye el producido del proceso , consideramos que si no hay una política de fortalecimiento y desarrollo de las PYMES , que contribuyen a que el mercado acepte la soberanía del consumidos al existir un gran numero de oferentes , las pocas y grandes empresas terminan imponiendo como se distribuye lo que se produce y en ultima instancia como se consume .
Estas condiciones macro y micro, contribuyen a favor de una presencia fuerte del estado, ya que el desarrollo no es una tendencia natural, sino una consecuencia de la política que se siga. El estado debe planificar, gobernar la acumulación de capital y dirigir la inversión productiva tanto en infraestructura como en el desarrollo de las cadenas de valor y grandes proyectos productivos industriales.
Los neo estructuralistas sostenemos que una estrategia de industrialización sustentable como política de estado y no simplemente de un gobierno, traería consigo la incorporación de tecnología autóctona y la capacitación de la fuerza laboral, además de conseguir un desarrollo independiente, evitando de esta manera los deterioros de los términos de intercambio.
El primer presidente que impulso esta corriente en su gobierno, fue el General Juan Domingo Perón, a través de una política de sustitución de importaciones y desarrollo de una oferta exportable con valor agregado nacional , a tal fin creo en mayo de 1946 el IAPI en la orbita del BCRA , logrando de esta manera que el nivel de participación de los trabajadores en la renta nacional , supere el 50% , y por ejemplo que nuestra republica sea la uno de los 3 primeros países en producir y exportar aviones a reacción , después de EE.UU. y URSS ; luego con el Golpe del 55 todos sabemos como siguió la historia , otros de los intentos de implementar esta estrategia , fue durante el 3er gobierno del General con el pacto económico y social que instrumentaron Bel Gelbar y Rucci . También durante la presidencia de Raúl Alfonsín se inicio esta estrategia, siendo inclusive promulgada la ley 23.101 (ley nacional de promoción de exportaciones) en 1984, que promocionaba las exportaciones de origen industrial NO tradicionales, la cual fue suspendida por el otrora ministro de economía Domingo Cabalo , en los últimos años se esta intentando de alguna manera construir una estrategia en este sentido , pero no alcanza con una estrategia de sustitución de importaciones , debemos evolucionar y pasar al próximo escalón que es de la política de Sustitución de Exportaciones ; pero ya vimos como ha reaccionado el sector mas concentrado de la economía ; por lo tanto y a toda Vos los integrantes nosotros Bancamos la Teoría Estructuralista como herramienta para el desarrollo de nuestra Nación y el bienestar de nuestro pueblo .

Que le saquen la careta al monstruo que tienen escondido.


por Orlando Barone

¿Cuál es el modelo de país que proponen los que se oponen al modelo del Gobierno? ¿Qué modelo imaginan, planean y especulan? Si el actual modelo no les gusta, los perturba, los damnifica y los ofende, qué otro modelo los atrae, los satisface y beneficia? Los opositores tienen que sacarse la careta y sacarle la careta al presunto modelo que mantienen en reserva. Y escamotean de la vista del público. Se agotó el tiempo de la crítica total al modelo en ejercicio: nada más fácil que desaprobar y objetar. O que proponer fantasías cuando la cama está lejos. Ha llegado la hora de desembuchar el supuesto modelo alternativo. Los indicios más reveladores y más nítidos aparecieron con el caso Redrado y la defensa vaticana del Banco Central. Y también se amplifican con la alegría que les depara el triunfo en Chile de Piñera, con los fallos judiciales en contra del modelo en operaciones, y con la idea retrospectiva de reubicar a los Derechos Humanos en la valija del desván y a los actores inhumanos en el limbo del olvido. Ya se sabe: a la oposición este modelo no le sienta. ¿Pero cuál es el que le calza de medida y por qué no lo muestra de una vez en lugar de demorar su sinceramiento? Con la soja sola y el tambo ad hoc no basta. Tampoco con la iniciativa privada privadísima. Ya pasó en el umbral de los noventa cuando el modelo que ganó la confianza de la gente se sacó la careta y “no los voy a defraudar” se convirtió en “los voy a despojar”. A nadie puede ocurrírsele que haya compatriotas que sientan nostalgia de ese modelo. Aunque nadie está a salvo de añoranzas de placeres a costa del dolor. ¿O si? Todo modelo de gobierno es ideológico. Se sabe ya empíricamente cuál es el del actual y qué cosas no incluye este diseño. No incluye el ajuste a la inversión pública, no incluye la exclusión o la opción del desempleo ni la vocación por esterilizar el Estado o esterilizar la producción y alentar los malabares secretos financieros. Es transparente. No incluye la revolución. No fantasea con actores sociales que no abundan. No plantea espejismos amateurs ni corazonadas adolescentes. Es pura carpintería, con dosis de impureza artesanal y de imperfecciones de estilo. Pero este modelo no hace cirugía mayor con anestesia ni promueve mutilar el Estado ni jibarizar el valor de la moneda. Este modelo es éste. A quienes no les gusta: ¿Cuál otro modelo les gusta? Por el rechazo al actual deben de estar imaginando un modelo totalmente opuesto. Deschávense. Confiesen. El monstruo ya no se aguanta en los camarines. El predador está con hambre. Sáquenle la careta. Desnúdenle la cara al modelo que planean.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 27 de Enero de 2010 en Radio del Plata.

Que le saquen la careta al monstruo que tienen escondido.

por Orlando Barone

¿Cuál es el modelo de país que proponen los que se oponen al modelo del Gobierno? ¿Qué modelo imaginan, planean y especulan? Si el actual modelo no les gusta, los perturba, los damnifica y los ofende, qué otro modelo los atrae, los satisface y beneficia? Los opositores tienen que sacarse la careta y sacarle la careta al presunto modelo que mantienen en reserva. Y escamotean de la vista del público. Se agotó el tiempo de la crítica total al modelo en ejercicio: nada más fácil que desaprobar y objetar. O que proponer fantasías cuando la cama está lejos. Ha llegado la hora de desembuchar el supuesto modelo alternativo. Los indicios más reveladores y más nítidos aparecieron con el caso Redrado y la defensa vaticana del Banco Central. Y también se amplifican con la alegría que les depara el triunfo en Chile de Piñera, con los fallos judiciales en contra del modelo en operaciones, y con la idea retrospectiva de reubicar a los Derechos Humanos en la valija del desván y a los actores inhumanos en el limbo del olvido. Ya se sabe: a la oposición este modelo no le sienta. ¿Pero cuál es el que le calza de medida y por qué no lo muestra de una vez en lugar de demorar su sinceramiento? Con la soja sola y el tambo ad hoc no basta. Tampoco con la iniciativa privada privadísima. Ya pasó en el umbral de los noventa cuando el modelo que ganó la confianza de la gente se sacó la careta y “no los voy a defraudar” se convirtió en “los voy a despojar”. A nadie puede ocurrírsele que haya compatriotas que sientan nostalgia de ese modelo. Aunque nadie está a salvo de añoranzas de placeres a costa del dolor. ¿O si? Todo modelo de gobierno es ideológico. Se sabe ya empíricamente cuál es el del actual y qué cosas no incluye este diseño. No incluye el ajuste a la inversión pública, no incluye la exclusión o la opción del desempleo ni la vocación por esterilizar el Estado o esterilizar la producción y alentar los malabares secretos financieros. Es transparente. No incluye la revolución. No fantasea con actores sociales que no abundan. No plantea espejismos amateurs ni corazonadas adolescentes. Es pura carpintería, con dosis de impureza artesanal y de imperfecciones de estilo. Pero este modelo no hace cirugía mayor con anestesia ni promueve mutilar el Estado ni jibarizar el valor de la moneda. Este modelo es éste. A quienes no les gusta: ¿Cuál otro modelo les gusta? Por el rechazo al actual deben de estar imaginando un modelo totalmente opuesto. Deschávense. Confiesen. El monstruo ya no se aguanta en los camarines. El predador está con hambre. Sáquenle la careta. Desnúdenle la cara al modelo que planean.

Carta abierta leída por Orlando Barone el 27 de Enero de 2010 en Radio del Plata.

La UCR

Por Raúl Isman

“Hace rato la UCR definió ser vocera de las corporaciones y eso lo reflejaron en cada una de las votaciones en el Parlamento. Entonces es coherente que Cobos sea su candidato".
“Hay sectores progresistas en la UCR que por una cuestión de no irse del partido se quedan a pelear desde adentro. Siempre fuimos dos sectores.
Pero esos sectores no son los que conducen hoy la UCR. No hay un proyecto propio”.
Diputada Silvia Vazquez. Hablaba de la U.C.R. de hoy. Parece referirse a la de siempre.


Introducción
Tal vez desde los orígenes de la organización nacional date esa atávica costumbre de los partidos políticos argentinos, consistente en negar- desde su propia práctica- lo que indica el nombre de la fuerza de marras. Por ejemplo es sabido que en la década de los ‘90 ni el Frente Grande era grande así como tampoco articulaba espacios realmente frentistas, ni la Unión Cívica Radical era radical (nunca lo fue); ni el Partido Justicialista (peronismo) alentaba la justicia y muchos menos la Unión de Centro Democrático hacia algo para desmentir que de democrática tenía sólo el nombre. En rigor era muy de derecha y ni siquiera jamás estuvieron al menos unidos. La historia argentina es muy explícita en semejantes desvaríos, por caso un partido muy conservador se denominaba Demócrata Progresista y recibieron el nombre de Socialista y Comunista destacamentos que, en los años 45 y 46, hicieron el triste rol de apoyatura plebeya e izquierdista de la más rancia oligarquía antipopular. Como se ve, la grotesca enfermera troskosaúrica Vilma Ripoll o el estulto piquetero maoista Juan Carlos Alderete (quienes delirantemente creían hacer una revolución agraria, al tiempo que servían como toscos preservativos de la oligarquía) no inventaron nada en ese deleznable juego de embellecer desde la izquierda a la peor reacción.
En las siguientes notas- cuyo título equivale al primer verso de la marcha radical- iremos por un análisis que pudiere trascender algo más que las coloridas pero superficiales palabras con las que hemos iniciado el presente trabajo. Buscaremos a lo largo de la historia, más que centenaria, con que el radicalismo fatiga el sistema político nacional la respuesta acerca de si la U.C.R. guarda coherencia con los enunciados de su discurso o este es nada más que un taparrabos justificatorio de una práctica sedicéntemente antipopular. Recordemos que, desde el punto de vista etimológico, la voz radical implica una actitud de infatigable consecuencia (es decir, sin dobleces) en la búsqueda de objetivos programáticos o valores sustantivos y trascendentes. Algo que la U.C.R. se guardó casi siempre de hacer, como veremos. Desde lo puramente discursivo, inscripto se halla en su matriz constitutiva el apego a la constitución, a las formas jurídicas y a la defensa irrestricta de la democracia entendida ciertamente en su sentido más puramente procedimental; por lo tanto, vacía de contenido. No obstante durante el primer mandato de Yrigoyen, diversas provincias fueron intervenidas por el ejecutivo mediante el poco constitucional recurso del decreto; cuando la carta magna ordena taxativamente que el llamado remedio federal debe ser votado por el parlamento. El doble discurso es, sin dudas, una constante partidaria. Cierto es que por aquellos tiempos el Senado era dominado por la oligarquía conservadora, clase con la cual la U.C.R. mantuvo más acuerdos que diferencias a lo largo de su existencia. En consecuencia nuestro análisis verificará- de modo sintético, por cierto- si la condición de radical constituye una práctica consecuente en el derrotero del partido o en su defecto no pasa de ser un discurso formal que encubre realidades muy diferentes.

La historia maestra de la vida:De los orígenes a los primeros gobiernos
La frase del escritor romano Cicerón resulta sin dudas apta para titular y analizar el sintético derrotero histórico de la fuerza que- ya entrando en la segunda década del siglo XXI- se siente en condiciones de volver a paladear las mieles del poder. No hay que olvidar que las dos últimas ocasiones en que llegó al ejecutivo nacional (Raúl Alfonsín, 1983-1989 y Fernando De La Rua, 1999-2001) debió abandonar el gobierno en condiciones ruinosas para el país y su pueblo, lo cual debilitó ostensiblemente al radicalismo. Por tal motivo es bueno instalar la polémica acerca de la trayectoria del partido, debatir sus logros y sus virtudes; pero también acerca de sus inocultables defectos. Sin dudas se trata de un balance que todo elector conciente y crítico deberá realizar de cara a los comicios del 2011, tenida cuya campaña electoral ya (pre) calienta en las gateras.
La U.C.R nació a comienzos de la década de 1890- en 1891 para ser exactos- impulsada por destacamentos desplazados de la elite terrateniente argentina por lo más excluyente de la oligarquía en alianza con sectores emergentes de clase media. La razón de ser de la fuerza era resistir y transformar el modo de gobernar de la oligarquía terrateniente centrada en el fraude. Y en tal cometido fue relativamente radical. No obstante, cuando se funda el partido, sus dos máximos dirigentes eran Leandro N. Alem e Hipólito Yrigoyen; respectivamente tío y sobrino, que sintetizaban en sus figuras dos orientaciones muy distintas. Se cuenta que Alem se sentía orgánicamente ligado al mitrismo; lo cual lo alejaba de toda perspectiva nacional, por un lado. Y por el otro, de combatir el fraude de modo consecuente. Es decir que la traición anidaba en el partido desde sus orígenes. Seamos claros, el tránsito de la inconsecuencia hacia la vulgar traición se halla- como el huevo de la serpiente- inscripto en el código genético de todo “buen” radical o (dicho de otro modo) que el bautismo existencial de los políticos boiniblancos es un hecho de traición. Como se ve, Julio Cesar Cleto “Isacariote” Cobos el 17 de julio de 2008 no hizo más que confirmar una vez más tradiciones ancestrales en la U.C.R.
Por cierto que desde tales lejanos orígenes se destacó en su composición original una desviación que persiste hasta nuestros días. Se trata de creer que la solución a todos los problemas es de índole moral o como mucho, política. Así, cuando Hipólito Yrigoyen llegó al gobierno, careció de intensiones o visión para transformar la condición pastoril y agroexportadora de la estructura económico-social; ya que bastaba con que la “causa” pudiera imponerse contra el “régimen falaz y descreído” para que la Argentina recuperase su rumbo de “grandeza”. Otro ejemplo fue cuando asumió Raúl Alfonsín, tiempo en que el remedio de todos los males consistía en rezar el preámbulo de la constitución nacional y declamar “con la democracia se come, se cura y se educa”… para beneplácito del poder económico que resultaba invisibilizado de semejante modo. En efecto, los entonces denominados “capitanes de la industria”, elevaban sus preces con el jurídico salmo, al tiempo que presionaban al poder político en función de maximizar sus ganancias. Por otra parte, cuando lo necesitaron se llevaron puesto al gobierno de Alfonsín. Por no hablar de cuando Fernando De La Rua pretendía hacer creer a la sociedad argentina que el problema era la corrupción y no el modelo neoliberal. Una gestión honesta solucionaría las carencias populares en tal visión. Por cierto que la probidad moral es factor ciertamente necesario, pero no suficiente. También es preciso impulsar cambios económicos sociales y culturales, además de los ético-políticos. Por desgracia la decepción provocada por la U.C.R. a comienzos del siglo XXI vino acompañada- nadie debería olvidarlo- por rebajas salariales para estatales, docentes y jubilados; para lo cual se desencadenó finalmente un baño de sangre con más de treinta muertes aún impunes; mientras que el discurso anti-corrupción funcionaba como música de fondo para que los sectores dominantes realizaran una fuga de capitales de escasa equivalencia en nuestra historia. En este punto lo central reside en comprender que el referido discurso es un recurso al cual echa mano el poder real para invisibilizar a los verdaderos causantes de la miseria del pueblo e ilegitimar todo proyecto alternativo al dominante.
Durante los comienzos partidarios, la fuerza liderada por Hipólito Yrigoyen supo dar cauce a las ansias de democratización de lo que se denominaba “pueblo”; es decir sectores básicamente de las emergentes clases medias urbanas y clases sociales más pobres ubicadas en regiones agrarias. Los miembros de la clase incipiente de obreros industriales- sector formado centralmente por inmigrantes- de las grandes ciudades (Buenos Aires y Rosario) no adherían al radicalismo y; en general, canalizaban hacia el anarquismo y el socialismo su voluntad de lucha y participación en la nueva sociedad. La presión radical contra el fraude sistemáticamente practicado por la elite dio por resultado la sanción de la Ley Sáenz Peña, que permitió la primera elección de un presidente sin recurrir a la grotesca tergiversación en los resultados que era de rigor. Así, en 1916 fue electo Hipólito Yrigoyen, quién desde la primer magistratura hizo honor al defecto que mencionáramos más arriba de la U.C.R. Y a otro más que desarrollaremos a continuación. Se trata de algo en lo que el radicalismo ha incurrido hasta el hartazgo, cada vez que ha llegado al gobierno. Cuando el poder real de la sociedad se pone en contradicción y tensión con el sistema político, fatalmente la fuerza boiniblanca se muestra dócil y sumisa frente a la reacción. E implacable con el pueblo. Durante los primeros tiempos de la gestión yrigoyenista, el presidente intentó mediar en los conflictos entre el movimiento obrero y las patronales. Pero un conjunto interno y externo de causas provocó el alerta de los verdaderos dueños del poder. Mencionaremos en breve síntesis como los conflictos de trabajadores navales y ferroviarios habían incidido en el suministro de bienes argentinos hacia Gran Bretaña (alertando y tensionando a las cámaras empresariales de rigor) y el efecto (simbólico) de la revolución rusa en las clases dominantes de todo el mundo. En nuestro país el temor de los poderosos al “maximalismo” y al bolchevismo se volvió tan real como desproporcionado en lo referente a sus alcances reales. En tal contexto hacia enero del año 1919, al desencadenarse la semana trágica el gobierno desató una represión ilegal contra la clase obrera y los inmigrantes que sólo pudo ser igualada en términos masivos por el propio Yrigoyen, cuando impulsó métodos de guerra civil no menos ilícitos contra los trabajadores rurales en la provincia patagónica de Santa Cruz. En la ciudad de Buenos Aires la Policía fue desbordada por la lucha obrera y el orden social fue confiado al ejército. La fuerza represiva- comandada por el general yrigoyenista Luis J. Dellepiane.- fue implacable con los trabajadores. Pero no atinó a detener a miembro alguno de las fuerzas de choque civiles derechistas que realizaron salvajes progroms (prohibidos por la ley), confundiendo deliberadamente a judíos con rusos. De allí mediaba sólo un paso para empalar a los descendientes de Moisés, convertidos en rápida metamorfosis por la arbitraria brutalidad de las legiones derechistas en bolcheviques. Ninguno de estos delitos fue si quiera investigado. Como se ve se trata de prácticas escasamente republicanas y nada democráticas, pese a que la U.C.R. recurre a reivindicar ambas condiciones como constitutivas de su identidad. En cuanto a alentar la impunidad de los crímenes de la derecha no podía ser de otra manera; ya que Manuel Carlés, organizador de una de las citadas organizaciones reaccionarias (la Liga Patriótica Argentina) pertenecía, al propio partido del presidente; bien que a otra fracción que el primer mandatario.
En la provincia de Santa Cruz, la lucha de peones rurales contra las condiciones de explotación- que no diferían mucho de la esclavitud infame sobreviviente en los E.E.U.U. aproximadamente media centuria antes- provocó una cacería humana desarrollada por el ejército, en la cual muchos trabajadores fueron asesinados a sangre fría, cuando ya se habían rendido. Como en el caso de la semana trágica, el radicalismo operó de acuerdo con la oligarquía para silenciar la masacre y propulsar la impunidad. Cualquier lector interesado puede ampliar las consideraciones que hemos hecho con los magníficos trabajos de Julio Godio (La semana trágica) y Osvaldo Bayer (Los Vengadores de la Patagonia Rebelde), textos que aportan documentación irrefutable y no dejan lugar a dudas en lo que hace a la interpretación que hemos seguido. Para ir cerrando el parágrafo es preciso destacar tres cuestiones aquí.
1) La primera es que las matanzas radicales contra los trabajadores fueron, desde el punto de vista de la masividad, peores que las ensayadas por la dictadura genocida (1976-1983). En efecto, los criminales procesistas reprimían de modo más selectivo; lo cual no los hace menos imputables que los represores de 1919 y 1921. De La Rua dejando el poder en un baño de sangre no hizo más que continuar una tradición ancestralmente radical.
2) La segunda es que prácticamente el conjunto del partido se abroqueló para garantizar la impunidad de los crímenes, bloqueando toda intentona judicial o parlamentaria de investigación posterior. El respeto a la legalidad, las instituciones y la propia Constitución Nacional (recordemos, constitutivo de la identidad partidaria) se lo metieron donde les cupiere en aras de la conveniencia política.
3) Tal vez el cerril gorilismo (antiperonismo) de la U.C.R. se halla originado en que Yrigoyen no supo, no pudo o no quiso darle a los obreros rurales más que las balas asesinas del ejercito. Y apenas poco más que dos décadas después, el entonces coronel Juan Domingo Perón estatuyó un ordenamiento legal (el célebre estatuto del Peón) y además puso gran parte de los recursos de su área para hacerlo cumplir, lo cual obligó a los terratenientes a respetar condiciones de vida mínimamente dignas para los trabajadores agrarios. En tal sentido, el mentado gorilismo no sólo encuentra sus raíces en la historia. También resulta claramente la opción discursiva de una fuerza que se pone resueltamente del lado de los más poderosos de la sociedad y en la vereda de enfrente del pueblo trabajador; al cual no tiene otro deseo que defenestrar ya que para solucionar su problemática debe enfrentar al poder real. Y tal orientación le es vedada a todo buen radical.
La fuerza creada por Leandro N Alem atravesó los tres primeros períodos en el gobierno con una escisión entre radicales yrigoyenistas y antiyrigoyenistas (más derechistas). Pero se hace muy difícil visualizar diferencias sustantivas entre ambas fracciones: más allá del hecho que los segundos se hallaban mucho más ligados a fracciones terratenientes y la perspectiva del dos veces presidente se acercaba a las clases medias. El “galerita” (oligarca) Marcelo T. de Alvear, presidente entre 1922 y 1928, fundó la petrolera nacional (Y.P.F) y durante su mandato se dio un debate acerca del perfil económico del país. Pero ambos dirigentes tuvieron igual transigencia con los núcleos duros del poder real; lo cual le valió a Yrigoyen ser desplazado por un golpe de estado el 6 de septiembre de 1930. Digamos a modo de conclusiones del parágrafo que aparecieron durante toda la etapa (1891-1930) desviaciones decisivas del radicalismo que fueron una marca constante el la fuerza. A saber.
a) La traición constituye una marca indeleble de la identidad partidaria. Desde el pro-mitirsimo de Alem hasta la felonía de Cobos, pasando por el golpismo de la U.C.R en el ’55 y las largamente debatidas inconsecuencias de Frondizi o Alfonsín, la figura de Judas Isariote debiera estar incorporada al panteón radical.
b) Uno de los aspectos que los actuales radicales dejan en las cenagosas aguas del olvido es el uso y abuso por parte del presidente Yrigoyen del clientelismo político como modo de construcción. En efecto, se denomina de este modo al intercambio de favores hacia los ciudadanos (votantes) a cambio de apoyo político. El historiador británico David Rock origina en dicha característica el raquitismo de nuestras clases burguesas; ya que estimula una mentalidad no competitiva. El radicalismo utilizó el clientelismo a lo largo de diversas épocas de su historia; pero resulta demonizado si el que lo gestiona es un gobierno peronista. Puede verse como el doble discurso es irrescindible de la condición radical. Las dos restantes conclusiones ya las hemos mencionado, pero las reiteramos.
c) En el primer radicalismo prevaleció- y se mantuvo constante en toda si historia- una mirada puramente política y ética acerca de los problemas nacionales y populares. Por el contrario, es preciso aportar una visión más abarcadora en lo económico, social y cultural para aportar soluciones en favor de la nación y de su pueblo.
d) La U.C.R. jugo relativamente autónoma del poder real de la sociedad- en aquellos tiempos la elite terrateniente y el capital británico- mientras dichos núcleos dominantes no se hubieren encrespado. Pero cuando la derecha dijo basta, el radicalismo disciplinadamente se alineó con la reacción. Las cuatro son características consustanciales e inescindibles del partido.
Entregolpes: de la década infame a la
caída del primer peronismo
El golpe del 6 de septiembre de 1930 significó el cierre de la “primavera” yrigoyenista y el inicio de una etapa de autogobierno oligárquico por medio de la imposición autoritaria (Uriburu) y poco después por fraude (gobiernos posteriores presididos por Justo, Ortiz y Castillo). Entre 1930 y 1945 se verificó de modo coagulado y sintético tanto lo mejor como lo peor de la U.C.R. Nadie puede negar lo abnegado de la resistencia radical hacia los atropellos de la elite. Los levantamientos militares en procura de la refundación democrática, las denuncias del fraude, la prédica de los núcleos yrigoyenistas agrupados a posteriori en F.O.R.J.A. (Fuerza de orientación radical de la Joven Argentina nacida en 1935) fueron sin dudas lo mejor del partido. Pero no puede dejar de consignarse que agruparon a franjas minoritarias del mundo radical, universo que en sus sectores mayoritarios fue en todo funcional a la oligarquía. La llamada “Alvearización” del radicalismo fue el nombre que la historiografía nacional le dio al proceso por el cual el radicalismo fue (casi definitivamente) conducido por su ala derechosa. No sólo levantaron la abstención contra el fraude; también participaron alegremente de muchos negociados de los que contribuyeron a que toda la etapa se denominase “década infame”. Por el contrario y muy particularmente en F.O.R.J.A. debe destacarse la voluntad y la vocación por mantener vigente el pensamiento nacional, Dicha prédica- sintetizada en la defensa del patrimonio y la identidad nacional en un marco de estricta defensa de la democracia- engarza luego con el mejor peronismo. Pero agrupó, como ya se dijo, a un número muy pequeño de radicales.
Cuando emergió el movimiento peronista se verificó inmediatamente otra desviación insuperable para la U.C.R.. Se trata del hecho que si la fuerza nacida el 17 de octubre de 1945 se colocaba por izquierda; el radicalismo históricamente se desmarca por el célebre andarivel de Garrincha y el “loco” Corbata. En efecto desde el gobierno militar nacido en 1943 y mucho más durante su primer gobierno, Perón impulsó un reformateo de la economía y la sociedad argentina; que sin dudas, favoreció de manera indudable a la mayor parte del pueblo. Una economía industrial centrada en el mercado interno y un estado con gran capacidad de intervención en cuestiones productivas y financieras fueron las notas distintivas del peronismo primigenio, modelo al que la U.C.R. se opuso de manera tozuda y contra los deseos e intereses de las franjas mayoritarias del pueblo.
La fuerza nacida en 1891 presto su aparato partidario, los candidatos y la mayor parte de su militancia a la Unión Democrática, el conglomerado reaccionario que se oponía a las medidas impulsadas por Perón desde el gobierno militar nacido del golpe (anti-fraudulento) de 1943. Llegado el peronismo al poder político, la U.C.R. se opuso sistemáticamente con todas las fuerzas de las que fue capaz a las transformaciones que le brindaron al pueblo argentino un nivel de vida superior- por aquellos años- al que recibían los trabajadores en las potencias económicas del mundo capitalista. A modo ilustrativo invitamos al lector a recorrer el debate parlamentario acerca de la creación del Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (I.A.P.I.). La similitud con las posiciones (pro-oligárquicas) típicas de los radicales durante el debate de la resolución 125 en el año 2008 es algo más que casualidad permanente. Muestra el modo de actuar de una fuerza que prácticamente siempre- en los momentos y en los debates decisivos- se alineó indubitablemente con el poder real. En los ’40 y los ’50, el peronismo confrontó contra la oligarquía. Gano (cuando impuso las transformaciones ya citadas) y perdió (golpe de 1955). Pero sistemáticamente la U.C.R. estuvo alineada con la reacción oligárquica y fue su operador político hacia los sectores no oligárquicos Es que una de las características más marcadas por su funcionalidad con la reacción es el sedicente gorilismo que la U.C.R. contribuye a difundir y perpetuar. Es sabido que el esqueleto social de un frente de liberación nacional en nuestra Argentina es la alianza plebeya entre los trabajadores (centralmente contenidos en el peronismo) y las clases medias (durante mucho tiempo representadas por la U.C.R). La constante defenestración que hacía el partido radical no fue sólo una cuestión de tratar de lograr la preponderancia en el “mercado” electoral. También obedeció (y continua haciendo caso) al mandato de la reacción que domina cuando las franjas de la pequeña burguesía ven en los sectores populares al enemigo. Así se invisibiliza y silencia al verdadero poder: el económico llamado por la diputada Vazquez las corporaciones, en las declaraciones utilizadas como epígrafe de este trabajo. Fue necesario que el peronismo se parase por derecha- en la aciaga década del ’90- para que los radicales pudiesen disimular (por poco tiempo) su profunda alienación con el poder real.
No se trata de negar que en los primeros gobiernos peronistas hubo posiciones y gestos autoritarios hacia la oposición política. Pero ello de ningún modo puede justificar la militancia activa a favor del golpe de estado, finalmente consumado en 1955. La U.C.R colaboró activamente con la sedición gorila; cuyos resultados veremos con cierto detalle en el parágrafo siguiente. De modo que aquí queda plenamente expuesto el contenido real de la autoalabanza radical acerca de su carácter democrático y republicano. Nadie es verdadero merecedor de las condiciones mencionadas si avala golpes de estado represivos contra los trabajadores y proscriptivos para las representaciones políticas y sindicales de nuestro pueblo. A modo de cierre del parágrafo y de esta primera parte de nuestro trabajo, extraeremos algunas conclusiones sin reiterar las correspondientes al primer segmento.
1) La U.C.R. pudo presentarse como fuerza popular y alternativa contra el poder económico mientras no hubiera otra con realizaciones tangibles que pudiere desmentirla. Una vez que apareció el peronismo quedó confinada al carácter de fuerza funcional a la peor reacción.
2) La condición de fuerza democrática y republicana debe ser conferida a una que lo demuestre de modo práctico. Por cierto que es impropio llamar así a un partido que impulsó y apoyó- como lo hizo en otras circunstancias de nuestra historia- un golpe de estado que ni siquiera intentaba disimular sus principios, inclinaciones, objetivos y orientaciones antipopulares. Así como la mal llamada Revolución Libertadora debiera pasar a la historia con el mote, más ajustado a la realidad, de Fusiladora, la condición de democrática de una organización política puede postularse si resulta coherente con la historia de la agrupación de marras. Por cierto que el radicalismo no resiste un archivo ni el cotejo crítico con su historia. (Continuará)

“Tareas”

Por J. M. Pasquini Durán
PAGINA 12


No hay razón, legal o política, para que el Gobierno pierda la batalla sociocultural por el Fondo del Bicentenario, como le sucedió con la Resolución 125 sobre las retenciones a la exportación agropecuaria. Comienza a perderla, sin embargo, porque los opositores encontraron una idea-fuerza: “Hay que convocar a sesiones extraordinarias del Congreso”, para la que el oficialismo no tiene réplica equivalente. Todas las versiones conspirativas, de adentro y de afuera, son insuficientes para satisfacer el sentido común del ciudadano que no atina a explicarse la negativa gubernamental a extraordinarias como no sea por el temor a perder la votación y, en consecuencia, a dar marcha atrás con el proyecto que fundamentó los DNU (decretos de necesidad y urgencia) sobre el uso de reservas para pagar la deuda y el relevo del titular del BCRA debido a su negativa a ejecutar una decisión de política económico-financiera internacional.

Es sabido que la marcha oficial no está habituada a los retrocesos; pero encerrarse en argumentos formalistas, da la sensación de improvisación y debilidad en la gestión del Poder Ejecutivo y la consiguiente pérdida de credibilidad pública sobre su competencia para manejar asuntos complejos, pese a las evidencias en su favor del pasado inmediato. La memoria social, cuando algo la fastidia, olvida rápido. Lo peor de todo es que alguien tendrá que levantar la factura de esta ocurrencia y, por lo que se pudo ver en el pasado, los traspiés de economía los pagan los titulares de la cartera. Nada menos aconsejable cuando el país reabrió el canje y comenzaron negociaciones con tenedores de bonos.

Los opositores tienen la ventaja de contar con el aparato mediático de las mayores y menores empresas que se sintieron afectadas por la Ley Medios de Comunicación Audiovisual y que están dispuestas a respaldar todo lo que debilite al Gobierno, para ver si pueden impedir la ejecución de las nuevas normas legales. También opera desde la extrema derecha, camuflada como “oposición”, la fuerza remanente, que no es poca, de los defensores del terrorismo de Estado y de los nostalgiosos del neoliberalismo conservador de los años ’90. Por último, en esta sencilla enumeración hay que mencionar a los grupos económicos concentrados, además de los que controlan el poder mediático, muchos de ellos beneficiados por las políticas estatales, que ponen primero su temor a lo que llaman “el populismo”, algo así como el sucedáneo imaginario del comunismo, antes que cualquier otra consideración. Desde ya, los llamados “fondos buitre” hacen su aporte, ya que quieren abortar la reapertura del canje.

Con este “viento de cola”, las oposiciones políticas de centroderecha parecen más de lo que son. Ni siquiera se preocupan por las contravenciones de sus conductas particulares. Sanz y Morales, los dos encargados de la UCR, hace una semana, parados ante las cámaras y micrófonos en la puerta del BCRA (Banco Central de la República Argentina), aseguraban que defenderían a Redrado del autoritarismo presidencial. A los pocos días, en la Comisión Bicameral que trataba los DNU, el mismo Morales, en nombre propio y en el de Sanz, declamaba que el ex titular del BCRA era una pieza secundaria, casi insignificante, que lo mejor que podría hacer sería irse para no perjudicar más al país.

Del mismo modo, en distintos sets de TV se pudo ver en los últimos días a legisladores que reclamaban “soluciones políticas” al problema, cuando muchos de ellos fueron horas antes promotores de la “judicialización”, dándoles intervención a los jueces en un asunto del gobierno (Ejecutivo y Legislativo). La mención completa de marchas y retrocesos, improvisaciones y contradicciones, más una serie de inconsistencias de los opositores, darían lugar a varios tomos con relatos de la picaresca, si no fuera porque algunas consecuencias pueden ser muy serias. En la tarde de ayer, el teleespectador podía pensar que había dos ministros de Economía, Boudou y Redrado, por la manera en que cada uno hablaba sobre las operaciones en los mercados como si el otro no existiera.

El rigor de las posiciones y los graves tonos de las declaraciones opositoras no le dan fuerza a la idea de las extraordinarias sino la necesidad de una porción considerable de la sociedad, sobre todo de las clases medias, de poner a prueba la fortaleza del Gobierno. Los que detestan y los que apoyan, unos para derrotar, otros para robustecer influencias, quieren que la presidenta Cristina consiga sus victorias, o fracase, allí donde ahora ya no tiene mayorías absolutas, ni simples. Para eso es necesario que el oficialismo busque acuerdos con algunas porciones de esas oposiciones que no deberían estar recostadas hacia las derechas.

Hace menos de una semana, este diario publicó un reportaje a Néstor Kirchner, donde el ex presidente imagina la confluencia en el proyecto oficial de dos fuerzas distintas: el PJ y el centroizquierda. Para algunos son agua y aceite, pero hay quienes piensan que los Kirchner no pretenden reunirlas en un mismo frente sino lograr un solo punto de coincidencia, el que se acuerde a la hora de las internas. Mientras tanto, la tarea oficial sería menos áspera. Para conseguirlos, a los barones del “pejotismo”, sobre todo en el Gran Buenos Aires, la Casa Rosada los distinguió de diferentes maneras. No hay constancias tan claras, en cambio, de actitudes parecidas con los partidos de centroizquierda. El oficialismo no tendrá este apoyo sólo porque sus principales enemigos sean de derecha. Peor aún: en la confusión de los tiempos actuales se ha visto a más de una izquierda pasar del brazo con quien no debía pasar.

Es comprensible que, después de seis años de gestión, la paciencia del Gobierno no sea la misma que en los primeros momentos, pero los movimientos sociales que están en la calle, algunos aliados hasta anteayer, tienen que ser recibidos y conversados hasta que se les caiga la lengua, en lugar de dejarlos en la calle, perturbando a otros. Hay algunos que son irredentos porque no esperan soluciones del sistema, pero no serán ellos los que influyan en los votos de centroizquierda sino la habilidad presidencial para lidiar con los revoltosos de manera que el tránsito en la ciudad sólo sea interrumpido por las obras de Macri.

Es mucho lo que puede hacer el oficialismo, pero también el centroizquierda tendrá que aportar esfuerzo propio. Cuando algunos núcleos piden una investigación de la deuda externa, es saludable como una firme y consecuente posición moral desde hace décadas, pero en términos políticos a esta altura más bien es un saludo a la bandera. Al menos mientras la consigna sea sólo un título y nada más. ¿Quién audita, por cuánto tiempo y sobre qué montos de cuáles períodos? Raúl Castells y Nina Peloso ayer ya pusieron su grano de sal para desacreditar la consigna, haciéndose detener en los salones del BCRA y del Nación.

Desde la izquierda es bastante común presentar al oficialismo y sus principales adversarios como “la misma cosa”. Esa visión, más allá de un posible error de análisis, anula la capacidad de usar la propia fuerza para impulsar lo mejor de cada momento, de unos, de otros o de ninguno. Marx creía que la burguesía capitalista debía avanzar en el mundo colonial para desarrollar las fuerzas productivas y gestar al proletariado revolucionario que terminaría con los burgueses. No siempre las profecías de la izquierda se compadecen con la historia real. Nadie pide que bajen las banderas sino que las hagan avanzar con ímpetus renovados, en lugar de plegarse a las indecorosas maniobras en las que suelen enredarse algunos jefes de la derecha local.

Este es un período que tiene a prueba a la mayor parte de la Unión Sudamericana. Por motivos distintos, cada cual los propios, hay crispaciones, para emplear el término de moda, en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Paraguay y Brasil. Chile tendrá que decidir mañana, en segunda ronda, si se vuelca más a la derecha o insiste con la Concertación. Cada uno de los desenlaces tendrá algún impacto en el cuerpo nacional. Aunque ninguno estremecerá más que las imágenes de la catástrofe en Haití. El terremoto es un accidente de la naturaleza, pero sus consecuencias tienen directa relación con las condiciones de vida de la población. Un sismo de igual magnitud, con epicentro también en zonas urbanas, ocurrido hace algunos años en Japón, dejó un saldo de 15 a 20 muertos. En Puerto Príncipe, las cifras provisionales cuentan cien o ciento veinte mil los cadáveres esparcidos por la ciudad. La dimensión de la tragedia recuerda que la lucha contra la pobreza es la tarea principal de la política.

LA GOTA PREVISTA

Un artículo de jorge rachid


Sin dudas en algún lugar, del país o del exterior, se está festejando el inicio del intento de desplazamiento del gobierno nacional, largamente anunciado por comunicadores y embajadas que responden a intereses que representan el proceso de concentración de las riquezas de los últimos 33 años de neoliberalismo, entre las dictaduras y los gobiernos atados a los dictados del Consenso de Washington.

Esa decisión fue tomada hace tiempo y sólo necesitaba de los elementos de decisión política permanentes en el ejercicio del poder. Esa decisión era y es avanzar en cada paso que dé el gobierno hacia la destitución por juicio político, la nueva marca registrada del “golpe blanco” de la administración estadounidense, ya probada en Honduras y en vías de ejecución en Paraguay.

Poco importa si es el BCRA, la ley de medios, el tema del fútbol por TV, la asignación universal o la re estatización de la aerolínea de bandera, todo sirve para esmerilar y deteriorar frente a la opinión pública con el poderoso instrumento de los medios de comunicación, transformando en delincuencial la imagen y los procedimientos de gobierno. Siempre está a mano la frase “atrapen al ladrón” que persigue el fin de que todas las miradas confluyan sobre el sospechoso, en este caso la demonización gubernamental, mientras las maniobras destituyentes corren en las sombras.

Sin dudas la falta de definiciones políticas de fondo, impiden una respuesta política masiva y popular. Perón cerró la etapa inglesa de la autonomía del BCRA, un estado dentro de otro estado, nacionalizando la banca y el crédito y colocando al mismo al servicio de los intereses nacionales, la producción y el empleo. Una medida así convocaría de inmediato a los indecisos y a los enredados en discusiones formales que esconden los intereses sectoriales que están llevando a una lucha fratricida a la Argentina.

Por ello, la confrontación debe ser de ideas claras y concretas, de proyectos de país, de formas de concretarlos con participación efectiva o contraposición también clara y consistente. Solamente esta clarificación de objetivos nacionales permitirá avanzar conociendo con certeza quienes están de acuerdo en uno u otro camino; quienes pueden sumar y quienes restarán; quienes ayudarán a construir y quienes destruyen, mas allá de los discursos, el centimetraje de los diarios o los minutos de apariciones en la televisión.

Para eso hacen falta definiciones por parte de quienes llevan adelante desde el Gobierno esta Política, aunque sabemos que en el poder no se hace lo que se quiere sino lo que se puede, pero es indudable que abrir las puertas, dar un debate de cara a la sociedad como se hizo con la Ley de Medios, con participación popular plena en todo el país, con movilización y definiciones técnicas en un marco político, es el único camino posible para sacar al debate de la simple pugna electoralista en el mejor de los casos y golpista siempre, que se está induciendo arteramente hoy.

Toda medida del gobierno será sospechada, mirada por el ojo de la cerradura por aquellos que solamente piensan en las candidaturas del 2011 y por quienes quieren ya el acceso a la llave constitucional del desplazamiento, para coronar al vice en sus esfuerzos de garantizar intereses “amenazados”, en algunos casos por simples competidores. No quieren nuevos jugadores en la cancha los que usufructaron el poder durante décadas llevando al pueblo argentino a sufrir vejámenes y privaciones que pretenden hacer olvidar, como si las consecuencias sociales todavía no se estuvieran pagando por toda la sociedad. No tiene el gobierno todavía claridad necesaria para evitar caer en el juego que le proponen, ni un marco estratégico definido donde apoyarse.

Sin dudas debe profundizarse el proceso de “deconstrucción” del neoliberalismo estructural para que se vislumbre el camino nacional. Deben contenerse los sectores que por exigir profundizaciones, golpean al gobierno por izquierda; los sectores del campo nacional y popular deben evitar incluirse alegremente dentro de la nueva unión democrática ; el Gobierno debe ampliar el sistema de alianzas y fortalecerse el peronismo militante recreando conducciones claras y de objetivos superiores a los electorales. Perón sufrió traiciones y deserciones, pero su amplia base de sustentación popular tenía no sólo liderazgo sino objetivos claros: la felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación.

De esa forma se podrá superar la maniobra del desplazamiento que llevaría a la Argentina a un abismo ya conocido y padecido.

JORGE RACHID
CABA, 12/01/10
jorgerachid2003@yahoo.com.ar

Crisis con el Banco Central: Amenaza y oportunidad

Por Raúl Isman

“Les pido muy humildemente, sin ningún tipo de aprehensión ni de rencor, que si no supieron gobernar por lo menos nos dejen gobernar ahora y no sigan poniendo palos en la rueda. Los que durante dos veces en la corta historia de la democracia rifaron las reservas del país y nos dejaron al borde de la disolución nacional, hoy se han erigido en los defensores de las reservas”.

Presidente Cristina Fernández de Kirchner, refiriéndose a la U.C.R.


Sería imperdonable que el P.J. y el progresismo permitieran la restauración conservadora. La oposición “Son los que trabajan para desestabilizar al gobierno. Lo que ocurre es que no nos estamos rindiendo al sistema. Llegamos para transformarlo”.
Frases de Néstor Kirchner.



Introducción



Rara vez los veranos en la Argentina resultan apacibles. El del 2010- acunado por el golpismo posmoderno que apareciera sensiblemente el 25 de marzo de 2008- no será la excepción. Pasadas las fiestas findeañeras, en las cuales no fue verificada la amenaza de saqueos prohijados por fuerzas de los arrabales del P.J, la asonada continúa por medio del armado de una crisis en relación con el Banco Central. Mientras la población retoza en las playas, se prepara para desplazarse o simplemente sueño con el paraíso atlántico se reactivo la aviesa campaña golpista cuyo objetivo ya no es in siquiera oculto; que la presidente Cristina Fernández no concluya su mandato. Inclusive lo ha dicho con todas las palabras un legislador radical, la caída antes de tiempo de la mandataria equipararía antiguas limitaciones casi atávicas de la U.C.R con las resultaren equivalente en el P.J. Por si algún desprevenido no lo tiene claro, las fuerzas de la reacción lo han blanqueado en un sinfín de oportunidades.

Digamos a modo de encuadre general un concepto que guía decisivamente el análisis que desplegaremos: la causa fundamental de los infortunios populares es la existencia de un poder económico que somete a los sectores subalternos a explotación, marginación, opresión y más flagelos. Las diversas fuerzas políticas son funcionales o resisten semejante “imperium”. Al matrimonio K se le achaca claramente la dificultad que halla la derecha para licuar su iniciativa política. Es recordado como, en diversas circunstancias históricas, los radicales y otros retoños de la misma familla política entregaron a la derecha ministerios decisivos frente al mínimo revés político. Es que el “pecado” que cometió la mandataria es no someterse a las presiones del poder económico: En efecto, aún en la derrota electoral los K mantuvieron el rumbo consistente en intentar construir un estado con capacidad de intervenir en la economía, alentar la distribución del ingreso, democratizar el acceso a los medios de difusión y continuar la larga lucha contra la impunidad de los crímenes dictatoriales. La oposición, por el contrario, cifra todo su crecimiento en invisibilizar al poder real al cual sirve sin prisa, pero sin pausa. De hecho están parapetados detrás de la muralla de los monopolios mediáticos. Lo dicho no es una cuestión menor. En caso de que las fuerzas opositoras llegaren al gobierno. ¿Pueden hacer algo por el pueblo habida cuenta de su absoluta dependencia con respecto al referido poder real?

Los hechos son por demás conocidos. Un anodino funcionario neoliberal del Banco Central (súbitamente) se convirtió en un resistente por obra y gracia de la tramoya opositora, en realidad los autores del plan. Digamos que Martín Redrado ha sido militante de la dictadura genocida y menemista. Tal vez el error primitivo fuera creer que pudiera servir a una causa opuesta. De Néstor Kirchner puede decirse cualquier cosa; pero no que sea muy eficiente en la búsqueda de aliados. Aún contabilizando la derrota electoral del 28 de junio, mantendría las mayorías parlamentarias si no hubiera sufrido el drenaje de legisladores ingresados por el Frente Para La Victoria. Lo que está sucediendo con el Banco Central puede leerse en los diarios y revistas de los días previos. Para un buen repaso de lo ocurrido pueden consultarse los medios aludidos y recomendamos ver el siguiente video:

http://www.youtube.com/watch?v=gzRvbX-gtOg

Es sabido que la derecha jamás dice cuales son sus verdaderos propósitos.

Cuando dicen calidad institucional, en realidad debe leerse subordinación neocolonial. Cuando dicen consenso, debe interpretarse subordinación de los sectores populares. De modo que trataremos en estas notas de desentrañar lo que sustantivamente se juega en el presente conflicto y alejarnos de lecturas formales y vacías.

Lo que está en debate y en juego


Existen dos ejes centrales para debatir, además del necesario repudio a las maniobras golpistas, Frente a tales contenidos la mayor parte de las fuerzas opositoras hacen gala de una petrofacialidad que excede toda capacidad de asombro. Ellos son:

a) Deuda externa. Y b) Autonomía del Banco Central.

La oposición de la Unión Cívica Radical (U.C.R.) y el PRO al decreto presidencial que prescribe destinar una parte de las reservas a un fondo de garantías para el pago de la deuda externa mueve a risa. En efecto, el Pro no es más que una fuerza articulada en íntima relación con la gran internacional del poder globalizado. Para que el país abone su deuda externa son capaces de volverla eterna y comprometer en ello; no sólo las reservas del Banco Central, si no el conjunto de los recursos productivos nacionales más la virginidad de todas las argentinas y el upite de todos los varones pertenecientes a los sectores populares. De modo que en su oposición no los mueve otra cosa que esmerilar al gobierno. Y la U.C.R es la fuerza que, desde el primer gobierno de la actual etapa democrática, saboteó toda investigación seria de la deuda externa; cuando aún era tiempo para tal necesario debate. En efecto, durante en los primeros tiempos de la gestión del doctor Raúl Alfonsín, el diputado y economista radical Raúl Baglini (hoy operador y asesor del vicepresidente golpista Cleto Cobos) abogó de modo militante por el pago de la deuda desde su púlpito en el Congreso Nacional. Repitamos, era en los tiempos en que, dada la cercanía con la dictadura, aún podía discutirse la legitimidad de la pesada carga. Con posteridad, la nueva deuda tomada y agigantada de modo criminal y exponencial durante el Menemato y el De La Ruato (radical, no hay que olvidarlo) volvió, tal vez, imposible la diferenciación entre legitimidad e ilegitimidad de los compromisos externos. El actual gobierno nacional es el primero que bajó el endeudamiento, tomando la totalidad de la actual etapa democrática. En números simples y también en relación al P.B.I. No hay dudas que esta es una de las causas del odio que recibe por parte de tantos abogados, gestores, brujos disfrazados de economistas o simples alcahuetes al servicio de los usureros mundiales que hacen política desde las fuerzas mencionadas. El desendeudamiento no es una medida aislada. Es parte de un modelo económico que busca la reindustrialización del país, la autonomía nacional y revertir la marginación y exclusión de vastos sectores populares. En tal contexto, un país menos sometido a la presión de los organismos de crédito mundiales puede desarrollar más opciones favorables el crecimiento de opciones productivas diversificadas y para el beneficio de nuestro pueblo. Tal vez no han quedado debidamente impresas en la memoria popular las inspecciones coloniales protagonizadas por los funcionarios del F.M.I. durante el gobierno de De La Rua. En tal sentido se vislumbra que la Argentina contemporánea se halla sometida a un clivaje (contradicción) inocultable: aumentar la deuda externa -volviendo al país más vulnerable con respecto a los capitales globalizados- o disminuirla para aumentar la autonomía nacional y poder profundizar el modelo económico industrialista.

La cantinela de la autonomía del Banco Central y el lloriqueo de las instituciones avasalladas por el “pérfido kirchberuismo” merece un breve análisis. Primero lo institucional ¿No es mancillar las instituciones que el vicepresidente electo sea oponente constante a la presidente que el acompañó en la formula? Sin dudas, lo es. Pero los custodios de la virginidad institucional nada dicen. Y es más, le piden al émulo de Judas Iscariote que no abandone el lugar que usurpa para sacar ventajas en hipotéticos nuevos desempates. ¿Llegará a competir por la presidencia en el 2011 mientras es el vice de un gobierno al que combate? La calidad institucional La U.C.R, el PRO y el peronismo derechoso se la pasan por las asentaderas. Igual que en el caso de la visita del funcionario de los EE.UU. Arturo Valenzuela, quién realizó una presión indefendible. La oposición en pleno… se calló la boca de modo vergonzoso. Lo mismo cuando Cristina fue amenazada durante un viaje. ¿La investidura presidencial no ameritaba un pronunciamiento del conjunto de las fuerzas políticas? La oposición nada dijo porqué fue, de hecho, cómplice. Sus referentes políticos y votantes, sin duda, comparten el insultante apelativo de “yegua” proferido por la voz que oírse dejo en el helicóptero presidencial. La presencia de connotados procesistas y golpistas en las listas legislativas y elencos de funcionarios nos exime de argumentar más para demostrar la íntima ligazón existente entre gran parte de los conglomerados políticos enemigos del proyecto nacional y las fuerzas económicas, sociales y culturales más reaccionarias históricamente colocadas en la vereda de enfrente de la nación y de su pueblo. Las doctora Elisa Carrió declaró que "Se está destrozando la institucionalidad de la República Argentina y convocó para que la oposición logre "evitar un conflicto de poderes generalizado que sólo podría dañar aún más a la ya herida Argentina". "(En el diario oligárquico La Nación, versión digital del 9 de enero del 2010) En realidad, pedir que la oposición salve al país de un escenario (el conflicto de poderes) tal como fue buscado por las fuerzas de marras es como pedirles al Bambino Veira y al padre Grassi que custodien un jardín de infantes. Por otra parte, las instituciones democráticas están a salvo; aún en caso de lanzar una andanada Carrió con su coprodispersor luego de indigestarse con porotos. Es muy difícil diferenciar si la citada dirigente dispara por vía oral o anal. No hablemos del Pro cuyo concepto de calidad institucional significa transformar al ministerio de educación porteño en agencia de espionaje. De modo que las instituciones y su calidad le importan un bledo al aquelarre opositor. Su único interés es desgastar hasta voltear al gobierno popular. En ocasión de sobreseer el juez a cargo a matrimonio presidencial en la causa por enriquecimiento ilícito, la oposición vociferó la necesidad de hacerle juicio político. El análisis del expediente demandó más de un mes. Cuando la jueza María José Sarmiento le dio lugar a los dos amparos impulsados por la jauría opositora… en menos de 6 horas nadie salió a cuestionarla ni a amenazar con la destitución. La magistrada de marras está emparentada con represores de la dictadura. Otra “casualidad” que no es menor y van…

Por otra parte, la cacareada autonomía del Banco Central no es más que una imposición neocolonial. La Carta Orgánica del organismo fue pensada - y tal vez redactada- durante la orgía privatista de los ’90 por un conocido esbirro de la banca usuraria globalizada: Domingo Felipe Cavallo, dos veces ministro de economía, una vez presidente de la institución en crisis. Y nos limitamos a lo reciente. No queremos desarrollar lo referente a la fundación de la institución durante la (infame) década de los ’30.

De modo que salir a rasgarse las vestiduras por la mancillada independencia del B.C. no es más que apostar por un país cercenado en sus posibilidades económicas y sometido a presiones de los poderes globalizados. Una autoridad monetaria no puede estar por encima de los gobiernos electos democráticamente y su aptitud técnica debe estar puesta al servicio de un modelo de crecimiento con inclusión social. Embusteros sin remedio, como el Senador Gerardo Morales, salieron a decir que el gobierno desea manotear las reservas porque se queda sin caja y la función de la oposición es defender las citadas reservas, para proteger el nivel de vida de los trabajadores. Confundidos pensábamos que era un homónimo del legislador de marras el que se desempeñara como viceministro de desarrollo social durante el tristemente recordado bienio delaruista (radical). Pero no, es el mismo sujeto. De modo que cuando dice que no deben usarse las reservas, debe leerse que no deben ser utilizadas para otro cometido que la fuga del ahorro nacional en beneficio de los modernos piratas convertidos en usureros internacionales. De ser conectado a un detector de mentiras, Gerardo los rompería todos. La única posibilidad de que diga la verdad es que se halle soñando.

Otro campeón mundial del dislate es el diputado nacional de la Coalición Cínica Fernando Iglesias. Por la cadena nacional de medios privatizados al servicio de la infamia- únicos espacios donde puede hablar, ya que nadie le puede refutar su supina ignorancia- llegó a decir que la autonomía del B.C. no se discute en ningún lugar serio del mundo. El mundo para el chantapuffi Iglesias es la casa de Carrió porque muchos países, Brasil por ejemplo, no tienen entre sus estatutos la citada autonomía. Por no hablar de Corea, China o Japón. Y Estados Unidos, madre patria de gran parte de la oposición y país donde se acuñó la idea que estamos glosando, metiose la tan mentada autonomía del B.C. (llamado allí F.E.D) en el quinto forro de las esféricas cuando la crisis económica arreciaba. De modo que hemos demostrado cuales fueron las verdaderas intenciones de la oposición. Veamos algunas dificultades del proyecto nacional y porqué esta crisis es a la vez amenaza y oportunidad.

Lo que debe debatirse y algunas limitaciones del gobierno


El gobierno nacional viene resistiendo la doble pinza de la crisis financiera global y el acoso de la derecha, de la cual las fuerzas políticas no son más que un pálido instrumento. La apuesta de los partidos mencionados por forzar una situación que se salga de madre obedece a que- en el marco de la creciente recuperación económica- las posibilidades del Kirchnerismo crecen hacia el 2011. De hecho ya lo marcan diversas encuestas: Néstor y Cristina vienen revirtiendo los bajos índices de aceptación a que habían llegado hacia mediados del año pasado golpeados por el despiadado fuego mediático. De modo que la opción de la oposición no se halla muy alejada de lo que ya decíamos hacia las elecciones del 2007: sus posibilidades de éxito electoral necesitan imperiosamente que crezca el infortunio popular, hasta hacerse lo más doloroso posible.

En tiempos de su máximo potencial político, entre el 2005 y el 2007, le faltó al gobierno la iniciativa para modificar el cepo legal ofrendado por el cavallismo, la carta orgánica del Banco Central. Un nuevo modelo productivo necesita también cambios legales e institucionales; entre ellos una autoridad monetaria capaz de estimular financieramente los desarrollos económicos y la inclusión social, más que resguardar la fría estabilidad monetaria. Hay que recordar que períodos de expansión del bienestar popular- las tres presidencias del general Juan Domingo Perón, la de Néstor Kirchner- fueron etapas inflacionarias. Y cuando predominó la estabilidad del peso, básicamente durante el menemato o el delaruato, se achicó el mercado interno, aumentó de modo exponencial la desocupación, creció la desintegración social y nacional, entre otras aberraciones. De modo que lo ideal es que la economía se desarrolle sin inflación. Pero si la opción es entre el cementerio recesivo de la estabilidad monetaria y el crecimiento que incluye mejoría del bienestar popular con inflación, la opción por la segunda alternativa es clara. Que muchos ciudadanos opten por la primera no es más que uno de los tantos triunfos culturales del neoliberalismo. Por cierto aquí tenemos una magnífica oportunidad para desplegar el debate ideológico cultural. Si lo hacemos logramos dos objetivos. Aportar a que el pueblo avance en conciencia y pegamos con cemento mucho más al conjunto de la oposición con el núcleo selecto del capital globalizado. Por otra parte, no se trata precisamente de un acierto del ejecutivo la presentación de la candidatura del no menos neoliberal que Redrado Mario Blejer, para suceder al Golden boy menemista en el B.C. La confrontación dura contra la derecha mediática y globalizada es más factible si los pueblos pueden avizorar cambios sustanciales modificaciones. Echar a Redrado para poner a Blejer es como sacarse a Hitler de encima optando por Pinochet. Lo cual implica una mirada acerca de las diferencias entre ambos economistas y no una opinión acerca de los valores democráticos de Blejer.

Por otra parte, es inocultable que el gobierno tiene en su máxima virtud, también la fuente de su debilidad. Se trata de su indomable voluntad política, que lo conduce a no doblegarse frente al poder real, ni aún en la derrota. Hasta ha logrado que no se verificase lo que parecía una ley histórica en el peronismo, donde es costumbre rodear de soledad al perdedor. Pero la contratara lo revela la condición de elite del Kirchnerismo, sin vasos comunicantes con gran parte de la sociedad. En efecto, se trata de un verdadero foco pacifista que interpela a los sectores populares como beneficiarios pasivos de los inocultables logros conseguidos o como simples votantes; pero nunca como sujetos activos en la transformación social y política. Siendo de tal modo las cosas, los sectores que podrían ser proclives al gobierno observan lo que ocurre con la crisis del Banco Central; “como malevaje extraño que mira sin comprender” por decirlo en palabras tangueras. Las fuerzas sociales hostiles al proyecto nacional lo analizan con el estrecho lente de su crispación originada en su tradicional gorilismo. Pero carecen de posibilidades de influir en las calles mediante cacerolazos. En efecto, en los countries las cacerolas solo hacen ruidos al cocinar y al estar atravesando nuestra sociedad la temporada estival la posibilidad de sumar manadas de gorilas en protestas callejeras disminuye sensiblemente.

La crisis desatada en el Banco Central no es un conflicto “sin necesidad” en el cual se embarcó el gobierno, como dicen los embusteros esbirros del grupo Clarín. El desempeño actoral de muchos de los protagonistas, por ejemplo la jueza Sarmiento, Redrado (que venía desde cierto tiempo saboteando la política económica ralentando la baja de las tasas de interés, entre otras iniciativas), Cobos, Morales, Sanz parece demostrar un tiempo previo de planificación y ensayos, incluyendo el guión previo aportado por el “gran diario argentino”. El sábado 9 de enero, la magistrada semejaba una buena estudiante de arte dramático, mientras denunciaba supuestas presiones del ejecutivo y recitaba la justificación de su impresentable conducta para los medios clarinezcos. Redrado se presentó el viernes como si fuera un partisano en lucha contra la ocupación nazi y Cobos- ataviado como es habitual con su mejor cara de yo no fui,- distribuyó un comunicado en el cual afirmaba que se encuentra política e ideológicamente hablando en las mismas posiciones que lo llevaron a integrar la formula presidencial. Entonces. ¿Por qué la traicionó y se halla tan a gusto en todo armado opositor? ¿Todos los protagonistas buscan los mismos fines en política o unos benefician al pueblo y otros lo perjudican? Detrás de la cháchara consensuística del vice- y del institucionalismo del conjunto de la oposición- se encuentra la intención de esmerilar al gobierno; en la expectativa de mínima. Y en su hipótesis de máxima provocar el cambio de la titularidad en el ejecutivo. De lograr este último objetivo no sólo se burlaría la voluntad popular. También se encontrarían con un B.C. con casi medio centenar de miles de millones de dólares en reservas para hacerlas desaparecer en PRO de la dependencia.


Algunas conclusiones


Las reflexiones desarrolladas han sido quizás demasiado extensas; pero no estarían completas de no subrayar los ejes decisivos en forma de conclusiones.

1) La crisis desatada en el Banco Central sólo es comprensible en el contexto del golpe desplegado por la derecha desde el 25 de marzo del 2008. Luego de las incontables “confesiones” del mismo negarlo sólo puede ser parte de la complicidad con las fuerzas reaccionarias.

2) Las autoridades monetarias deben estar subordinadas a gobernantes democráticos y a un proyecto económico industrializador y de inclusión social. Si se avanza en este debate, habremos aprovechado la oportunidad.

3) La lucha política debe desarrollarse en el marco de batallas ideológico-culturales como la influencia del neoliberalismo implícita en la autonomía del Banco Central. Para que el esfuerzo desplegado pudiera ser más eficiente es preciso no cambiar sólo figuritas. También es necesario que los cambios de funcionarios se realicen colocando figuras consustanciadas con el proyecto nacional y popular.

"El fondo del Bicentenario",

Juan Santiago Fraschina- GEENaP.

Buenos Aires Economico, 8/1/09


El Gobierno nacional tenía básicamente dos formas para financiar los distintos vencimientos de deuda externa de 2010. Por un lado, redireccionar los recursos públicos al pago de la deuda externa. Es decir, utilizar parte de recursos fiscales que se hubieran utilizados para financiar por ejemplo obras de infraestructura para hacer frente a los vencimientos de la deuda externa. En otras palabras, reducir el gasto público para aumentar el superávit primario, y con ese mayor ahorro comprar los dólares necesarios para pagar la deuda externa. Esta alternativa hubiera implicado una disminución de la demanda agregada con la consiguiente caída del mercado interno, quiebre de pequeñas y medianas empresas, aumento del desempleo y pobreza.
Por otro lado, recurrir a la deuda externa aceptando de esta forma tasas de interés extremadamente elevadas, lo cual generaría nuevamente un círculo vicioso de endeudamiento externo. Este camino nos hubiera conducido nuevamente a la dependencia del sistema financiero internacional y del Fondo Monetario perdiendo nuestra soberanía macroeconómica.
Ambos caminos fueron los elegidos en la década del ochenta por Alfonsín y en la década del noventa, durante la convertibilidad. Ambas décadas terminaron con las dos peores crisis de la historia económica y social de la Argentina. En efecto, los años ochenta finalizaron con la crisis hiperinflacionaria y los noventa con la crisis del régimen convertible en el 2001.
Sin embargo, y a contraposición de los sucedido en las décadas anteriores, el Gobierno nacional anunció la creación del Fondo del Bicentenario compuesto por 6.569 millones de dólares con reservas del Banco Central de la República Argentina para pagar la deuda externa de 2010. En este sentido, la creación del Fondo es una demostración más desde el 2003 de sostener políticas expansivas que fortalezcan la reindustrialización con inclusión social a partir de la independencia económica.

EL AUMENTO DE LAS RESERVAS: para esto, uno de los pilares centrales del modelo que se desarrolló a partir de la asunción de Néstor Kirchner a la presidencia fue el fuerte aumento de las reservas del Banco Central, que crecieron de 11.048 a 47.946 millones de dólares entre mayo de 2003 y diciembre de 2009. Dicho de otra forma, las reservas se expandieron un 334% durante el nuevo modelo de acumulación.
Este incremento fue fundamental en un doble sentido. Por un lado, para darle mayor sustentabilidad al crecimiento económico al permitir al Banco Central manejar el tipo de cambio. Dicho de otra forma, a partir del crecimiento de las reservas se aleja la posibilidad de producirse una corrida cambiaria.
¿Qué hubiera pasada si en medio de la crisis internacional desatada este año el Banco Central de la República Argentina no hubiera tenido una gran cantidad de reservas? Ante cualquier incertidumbre en la Argentina se produce una “corrida” hacia el dólar. Si el Banco Central no tiene los dólares suficientes, la compra de dólares se traduce en una devaluación permanente de la moneda nacional seguida de un proceso inflacionario que deteriora el salario real de los trabajadores, genera aumento de desempleo e indigencia.
De esta forma, sin la expansión de las reservas del Banco Central, hoy estaríamos hablando de una fenomenal crisis económica y social como consecuencia del incremento de la incertidumbre a partir de la crisis financiera internacional. Por lo tanto, el crecimiento de las reservas es una de las herramientas centrales del nuevo modelo de desarrollo que genera que el tipo de cambio sea maneja por el Banco Central y no por el mercado, lo cual se traduce en una aumento de la sostenibilidad de la expansión del producto. Esto es fundamental teniendo en cuenta que las crisis repercuten en mayor medida en los sectores populares por vía del aumento del desempleo, la pobreza, la indigencia y la caída de las remuneraciones.
Por otro lado, la expansión de reservas permite incrementar la independencia económica. Los gobiernos de Néstor Kirchner y de Critina Fernández de Kirchner se están haciendo cargo de una de las peores herencias del modelo rentístico-financiero-neoliberal impuesto a mediados de la década del setenta y profundizados por los sucesivos gobiernos democráticos hasta el 2003: la deuda externa.
Con el nuevo modelo de desarrollo basado en la reindustrialización del país se encaró un proceso de desendeudamiento externo que implicó la reestructuración de la deuda externa, que se tradujo en una fuerte quita de capital y reducción de intereses, y el pago al Fondo Monetario Internacional.
Parte de la reducción de la deuda externa se produjo con el ahorro fiscal generado a partir del superávit del sector público. Pero otra parte, como por ejemplo el desembolso al organismo internacional, se produjo con reservas del Banco Central.
De nuevo, ¿qué hubiera pasado si el Banco Central no hubiera contado con estas reservas? La respuesta de nuevo es sencilla: no se hubiera profundizado el proceso de desendeudamiento que caracteriza al nuevo modelo de desarrollo.
Pero además el FMI hubiera seguido imponiendo las famosas condicionalidades que se hubieran traducido como en la década del ochenta y del noventa en políticas ortodoxas de ajuste fiscal, caída de la demanda, desindustrialización de la economía, reducción del salario, aumento de la pobreza, indigencia y concentración del ingreso.
De esta manera, si el Banco Central no hubiera experimentado el fuerte crecimiento de las reservas, el avance del nuevo modelo de acumulación hubiera estado fuertemente condicionado por la especulación y el sistema financiero internacional.

EL FONDO DEL BICENTENARIO: en este contexto, la creación del Fondo del Bicentenario es una demostración más de las fortalezas de la economía argentina a partir de 2003 y de la independencia económico. Permite, por un lado, avanzar con el proceso de desendeudamiento sin tener que recurrir en desventaja al sistema financiero internacional al mismo tiempo que seguir sosteniendo el incremento del gasto público para fortalecer el mercado interno.
Por otro lado, se traduce en una profundización del proceso de reindustrialización y la generación de puestos de trabajo, pues el Fondo al reducir la incertidumbre y generar certezas macroeconómicas implicará un aumento de la inversión como consecuencia de la reducción de la tasa de interés.
Pero además, como son reservas de libre disponibilidad, es decir, reservas superiores a las necesarias para cubrir la base monetaria al tipo de cambio actual, el Banco Central puede seguir manejando el tipo de cambio sin que exista un peligro de corrida cambiaria. En la actualidad el crecimiento de las reservas fue tan significativo que tenemos reservas afectadas a respaldar hasta el 100% de la base monetaria y reservas de libre disponibilidad. En este sentido, son las reservas de libre disponibilidad las que se utilizan, así como cuando se le pagó al FMI, para la constitución del Fondo del Bicentenario.
Las mismas críticas se le realizaron al gobierno de Kirchner cuando decidió pagarle al Fondo Monetario Internacional con reservas del Banco Central: que la utilización de reservas generaría un incremento de la incertidumbre y un corrida cambiaria insostenible para el Banco Central.
Sin embargo, cuando se analiza restrospectivamente la medida se puede observar el error de dicho pronóstico. No sólo que no se produjo una “corrida bancaria” sino que además el Banco Central pudo recuperar rápidamente el monto de las reservas utilizadas. En efecto, antes del pago al Fondo las reservas del Banco Central eran de 28.078 millones de dólares. Luego del pago al Fondo (03/01/06) las reservas del Banco Central pasaron a 18.580 millones de dólares. Rápidamente, el Banco Central recuperó el nivel de reservas, siendo el 02/10/06 de 28.084 millones de dólares, lo cual significa que solamente se requirió 10 meses para recomponer el nivel de reservas anterior al pago al Fondo Monetario Internacional.
En la actualidad (28/12/09) las reservas son de 47.946 millones de dólares, lo cual significa que desde el pago al FMI las reservas volvieron a crecer un 158%. Es cierto que el contexto macroeconómico actual no es el mismo que en el 2006, sin embargo, en el 2010, con pronóstico de crecimiento económico, aumento de las exportaciones, superávit comercial y de cuenta corriente, expansión de la inversión, reducción de la fuga de capitales, el Banco Central estará en condiciones de recuperar gran parte de la reservas utilizadas para el Fondo del Bicentenario.
Por último, surgieron diversas críticas marcando que existen mejores destinos para las reservas del Banco Central, como por ejemplo para eliminar la deuda social. Sin embargo, los problemas sociales en la Argentina no se eliminan con la inyección de una masa dineraria en un solo momento. Los problemas sociales dependen del modelo económico existente, pues no son problemas estáticos sino más bien dinámicos.
Por lo tanto, la constitución del Fondo del Bicentenario con reservas del Banco Central permite sostener la independencia económica para mantener la soberanía política para profundizar el modelo de reindustrialización con inclusión social que nos conduzca a la justicia social.

Juan Santiago Fraschina
Economista del Grupo de Estudio de Economía Nacional y Popular

Foro en defensa del Proyecto Nacional y Popular

El Secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, fue el invitado especial del primer Foro en Defensa del Proyecto Nacional y Popular, que contó con más de 250 militantes.