Buenas y malas ondas

Por Mario Wainfeld. Pagina 12.

El proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual entrado en el Congreso tiene 144 artículos, dotados de una profusa fundamentación, insólita para los usos parlamentarios actuales. Fue editado en un libro de casi 150 páginas, usado como disparador en foros realizados en todo el país. Esa dinámica previa le hace honor, su contenido también.

El texto no fue una invención del kirchnerismo. Sintetiza aportes oriundos de la sociedad civil y del mundo académico decantados en el último cuarto de siglo. Los sonados “21 puntos” cristalizaron parte de esa producción, también hubo proyectos de legisladores de varias bancadas, incluyendo a varios radicales, que fueron pioneros.

El cronista, que forma parte del pelotón que brega por esa norma desde que se inauguró la actual etapa democrática, considera que es un buen proyecto, de clara raigambre democrática e igualitaria. Un debate honesto podría mejorar zonas grises, errores o limitaciones. El cronista señala dos, a su criterio.

- El primero es la eventual amplitud de posibilidades abiertas a las telefónicas, que quizá no amerite borrarse de un plumazo, pero sí tener restricciones más ceñidas.

- El segundo alude a un objetivo encomiable, la protección a la producción nacional. Nada que objetar salvo que su definición es muy imprecisa.

Pasible de esas anotaciones o de otras, el proyecto avanza en aras de la libertad de información, de ampliar el espectro de emisores, de poner coto a los monopolios y oligopolios. No hay ninguna alusión, siquiera lateral, a la limitación de contenidos y sí varios artículos que defienden la libertad de expresión y la de los periodistas. Entre otras experiencias de otros países se recoge la de Defensoría del Público.

Desde luego, afecta poderes establecidos, que tienen razones y derecho de defender su patrimonio. Podrían hacerlo polemizando con calidad afín a la propuesta en cuestión. Eligen otro camino, el del poder desnudo.

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El poder y los ultras: Asombra la baja calidad de los argumentos de los medios que enfrentan esta ley. Pocas notas firmadas, un síntoma de que no es fácil reclutar afinidades aun en sus propios elencos. Y un abandono casi absoluto del razonamiento o del análisis minucioso. Se ostenta la rabia editorial, se muestran aliados de aquende o allende las fronteras, así sean corporaciones de mala fama, como la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

La renuncia al espacio discursivo no ha de ser casual, es una opción. En el ágora, la polémica franca puede dejar mal parados a los damnificados. Por eso se elige la lógica de la “batalla campal”, por usar la calificación con que designó el senador Carlos Reutemann al conflicto del “campo”.

Los defensores de la ley son estigmatizados. No brotaron ayer, de una unidad básica recién creada. La mayoría proviene de un amplísimo movimiento social que insta la reforma, con enorme base en organizaciones no gubernamentales, radios y medios alternativos, universidades públicas y hasta algunas privadas.

El sentido común mediático describe a los académicos como “intelectuales K”, en tanto que los movimientos sociales que se embanderan son “ultrakirchneristas”. Todo un detalle: la condición de ultra sólo califica a los oficialistas. Ningún opositor es “ultra” nada. Ni el patotero Alfredo De Angeli ni el golpista Hugo Biolcati son ultrarruralistas. Tampoco es ultragolpista (ni siquiera golpista) Mariano Grondona, instigador, justificador y encubridor de todos los golpes de Estado de los últimos 55 años. Marcos Aguinis exalta la evasión fiscal, tampoco es ultra...

Sin embargo, vaya si hay ultras en la coalición del rechazo a la norma. Un vistazo a los diarios de ayer puede ser ilustrativo. Vaya, pues, una digresión parcial.

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La efigie de la SIP: Vale la pena leer de cabo a rabo la necrológica, anónima, de Diana Julio de Massot, publicada ayer en La Nación. Su título (“Defensora infatigable de la prensa libre”) da cuenta de la valoración que merece. Su condición de miembro de número de la SIP y de Adepa es un dato resaltado. Hay algunos lugares comunes con que La Nación condecora a los defensores de la clase dominante y sus ideas. Lo que sorprenden, en su despojada brutalidad, son los elogios a su alineamiento político con todos los gobiernos antidemocráticos que asolaron este suelo. Vaya un párrafo como muestra: “Durante los años de fuerte influencia militar en las decisiones políticas argentinas, La Nueva Provincia constituyó el periódico de lectura insoslayable para conocer el pensamiento dominante en la Armada y sobre todo en el ámbito naval de Puerto Belgrano, Bahía Blanca y su zona de influencia”. Aclaremos, por si hace falta. Se la lisonjea por haber conducido un house organ de todas las dictaduras y por reflejar en la última el pensamiento vivo del genocida Emilio Massera. Esa noble influencia inspiró sin duda el editorial del 24 de marzo de 1976, evocado ayer en Página/12 por el periodista Diego Martínez. “Al enemigo es menester destruirlo allí donde se encuentre sabiendo que sobre su sangre redentora debe alzarse la segunda república”, escribían entonces los corifeos de la Armada.

Pasadas dos décadas y media de rutinas republicanas, la SIP y Adepa (una de cuyas figuras viene de fallecer) son vanguardia de la oposición a una norma democrática, defendiendo “infatigables” lo que ellos entienden como “prensa libre”.

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El porotómetro: Así parezca un ritornello, una ley de calidad amerita un debate legislativo acorde. Las primeras reacciones muestran a varias fuerzas opositoras enardecidas, con poco ánimo de discutir constructivamente. El oficialismo deberá sumar trabajosamente los votos necesarios, no le será sencillo.

La planilla de asistencia del acto presidencial de ayer puede ser una señal de alineamientos futuros. Los gobernadores de Neuquén (Jorge Sapag, del MPN) y de Río Negro (Miguel Saiz, radical K) pegaron el faltazo. Tampoco estuvieron los gobernadores peronistas Juan Manuel Urtubey y Mario Das Neves. El salteño sigue cerca del oficialismo, el chubutense le muestra los dientes todo el tiempo. Sus diputados y senadores votaron a favor de las facultades delegadas, en defensa de la gobernabilidad y la sustentabilidad fiscal del gobierno central, que les conviene e interesa.

En materia de medios audiovisuales, su acompañamiento es menos seguro. El temor a la vendetta de los poderosos es un disuasivo. “No es un quilombo nuestro”, explican en confianza, aunque sin adelantar si enfrentarán al gobierno nacional, lo (justo es subrayar) que sería otro entuerto, de diferente naturaleza.

Con el aval de los partidos de centroizquierda en Diputados, quizá la clave del equilibrio parlamentario pase por el socialismo. El gobernador Hermes Binner ha apoyado desde el llano iniciativas afines a la que se tratará. El tono de la ley es progresista, consistente con el ethos del socialismo y hasta algún funcionario del gobierno santafesino participó en los foros ya mencionados, con actitud amigable. Binner sin duda estará tironeado por su prosapia progresista, por sus alineamientos previos versus la presión mediática y la de sus actuales aliados, que apoyan sin rubor a las corporaciones rurales y mediáticas.

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Jugar a más: La información es una riqueza que, como todas, está mal distribuida. Es también un atributo de la ciudadanía social, que no se puede reducir a un derecho del consumidor. Toda ampliación del espectro de emisores lo es también de los derechos republicanos, máxime si ganan terreno organizaciones sin fines de lucro.

Es una mutilación circunscribir la ampliación de ciudadanía de “Rosa de Caballito” o “Carlos de Lugano” a dejar un mensaje de 50 segundos en su radio favorita.

Comunicarse implica informarse e informar, escuchar y hacerse oír. La ampliación del espectro mediático con nuevos protagonistas es un objetivo de alta calidad institucional. Con un añadido digno de mención, que también preocupa a gobernadores de variadas camisetas. La vivacidad de la sociedad argentina, la tradición de su periodismo de trinchera y la de las radios comunitarias augura un nuevo escenario que no será complaciente ni seguidista con ningún gobierno.

Cunde entre nosotros la llamada “ley de Godwin”. Mike Godwin, lo parafraseamos, explicó que “a medida que una discusión se alarga la posibilidad de que se mencione a Hitler o al nazismo propende al ciento por ciento”. Hablaba del ágora informática, la mediática funciona de modo similar. La tendencia a la simplificación, al panfleto es una vertiente naturalizada de la comunicación de masas. En estas pampas, Hitler suele ser sustituido por Hugo Chávez. La apelación al cuco releva de cualquier razonamiento estructurado, de cualquier lectura fina de las circunstancias o de una ley parida en muchos años.

Así están las cosas, cuando el proyecto entra al Parlamento, con una mora de casi tres décadas y con final abierto.

mwainfeld@pagina12.com.ar

Que cambia la nueva ley de Radiodifusión

Los cambios propuestos

La ley dará un nuevo marco legal a los servicios de comunicación audiovisuales, regidos actualmente por la 22.285, heredada de la dictadura.

Apunta a desconcentrar y democratizar la propiedad de los medios e impulsa la creación de nuevos medios.

Sobre las licencias:-

Con el fin de impedir la formación de monopolios y oligopolios, pone límites a la concentración, fijados por cantidad de licencias y por tipo de medio.

- Sólo se podrá tener:
Una licencia de servicio de comunicación audiovisual sobre soporte satelital.

Hasta 10 señales sonoras, de televisión abierta o cable (la ley actual permite que una persona sea dueña de 24).

Hasta 24 licencias de radiodifusión por suscripción.

- A ningún operador se le permitirá que dé servicios a más del 35 por ciento del total de la población del país o de los abonados, en el caso que corresponda.

- Quien maneje un canal de televisión abierta no podrá ser dueño de una empresa de distribución de TV por cable en la misma localidad, y viceversa.

- Las licencias durarán diez años (hoy son por 15) y se podrán prorrogar por diez años más, previa realización de audiencias públicas. Quienes hayan obtenido una renovación o prórroga, no podrán solicitar una nueva extensión de plazo por ningún título.

- Las licencias serán controladas cada dos años, para evitar que con la incorporación de nuevas tecnologías –la digitalización– un licenciatario multiplique sus señales, generando un nuevo modo de concentración.

Los dueños de los medios-

Los responsables de los medios deberán mantener una carpeta de acceso público donde figure toda la información relevante del licenciatario.

- Para ser titular de una licencia se evaluarán criterios de idoneidad y de arraigo en la actividad. Se excluirá a quienes hayan sido funcionarios jerárquicos de gobiernos de facto.

Medios públicos-

El Estado nacional, las provincias, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y los municipios tendrán asignadas frecuencias. (Hasta ahora sólo se preveía a Canal 7 como empresa comercial.)

- Se creará la sociedad de Estado Radio y Televisión Argentina, que tendrá a su cargo la administración, operación, desarrollo y explotación de los servicios de radiodifusión y televisión del Estado.

- Las universidades podrán tener emisoras sin restricciones. Ya no tendrán obligación de constituir sociedades comerciales.

Protección al trabajo local-

La televisión abierta y el cable deberán emitir cine nacional. Como mínimo tendrán que difundir en estreno televisivo seis películas al año.

Podrán “optar por incluir en la misma cantidad, hasta dos telefilms, en ambos casos producidos mayoritariamente por productoras independientes”.

- Se le exigirá a la TV además que el 60 por ciento de su producción sea nacional.

- Las radios deberán emitir un mínimo de setenta por ciento de producción nacional. Por lo menos el treinta por ciento de la música deberá ser de autores o intérpretes argentinos.

El fútbol-

Los derechos exclusivos de transmisión del fútbol no deberán perjudicar el derecho de los ciudadanos a seguir los partidos en directo y de manera gratuita, en todo el territorio nacional. Para esto, la Secretaría de Medios de Comunicación realizará un listado anual de los acontecimientos deportivos de interés general, que serán de acceso universal.

- Los criterios para elaborar el listado serán tres: “Que el acontecimiento haya sido retransmitido o emitido tradicionalmente por

televisión abierta, que su realización despierte atención de relevancia sobre la audiencia de televisión y que se trate de un acontecimiento de importancia nacional o de un acontecimiento internacional relevante con una participación de representantes argentinos en calidad o cantidad significativa”.

La publicidad-

El tiempo de publicidad en la televisión paga estará reglamentado.

- Habrá medidas parafiscales para desalentar la inversión de publicidad en el exterior del país, tales como hacen otros estados como Canadá. Por ejemplo, no se permitirá deducir del impuesto a las ganancias lo invertido en publicidad en el extranjero.

Medios sociales-

Las entidades sin fines de lucro podrán tener licencias de radiodifusión (la ley de la dictadura sólo concebía a la radiodifusión como una actividad comercial. En el año 2005 el Congreso permitió a las personas jurídicas sin fines de lucro ser titulares de licencias, pero con restricciones). La nueva ley reservará el 33 por ciento del espectro para asociaciones, fundaciones, mutuales y otras organizaciones sin fines de lucro.

- Se promoverá la regularización de los medios comunitarios.

Nuevas tecnologías
- En relación con el triple play (la posibilidad de dar los servicios de Internet, teléfono y cable en un mismo soporte), las empresas telefónicas podrán hacerlo cumpliendo una serie de requisitos, entre ellos demostrar que el 70 por ciento de su capital es de origen argentino.

Autoridad de aplicación-

El organismo que regulará los Servicios de Comunicación Audiovisual será dirigido por un órgano colegiado integrado por representantes de la Legislatura nacional, de la segunda y tercera minoría, y representantes del Poder Ejecutivo nacional.

- El Proyecto establece un año de plazo para que las empresas se adecuen a la nueva legislación

COSECHARÁS TU SIEMBRA

Es el libro que revela los secretos del Grupo Clarín. La nueva investigación de Claudio Díaz descubre los intereses del multimedios con los agronegocios y describe su vínculo con los influyentes Rockefeller, Kissinger y Soros. La "escuelita" de cuadros mediáticos con el MIT.

El período que se abrió con la dictadura de Videla y Martínez de Hoz marca el momento cumbre de la reconversión de la Argentina como Nación en vías de desarrollo industrial, con capacidad para expandirse e intentar, a su vez, una independencia respecto del uso de la tecnología nuclear. En este nuevo "formateo", lo que se buscó y logró fue hacerla retroceder al estado pre-peronista de la Década Infame.



De manera muy parecida a aquellos tiempos de país-granja, nuestro territorio, si bien con algunos "islotes" de producción industrial que sobrevivieron desde la época peronista, se transformó a partir de los '90 en una especie de supermercado global para ofrecer sus góndolas de alimentos, cereales y carne principalmente, al resto del mundo. A comienzos de este siglo, dos lobbistas de corporaciones transnacionales como son Rosendo Fraga y Jorge Castro, comenzaron a publicitar la conveniencia de que Santa Fe y Córdoba se convirtieran en el nuevo paradigma de la inserción de la Argentina en el mundo, para así transformarse en uno de los eslabones de la llamada cadena agroalimentaria mundial.



(...) ¿Cómo es posible que Clarín sea, hoy por hoy, más vocero de la oligarquía agro-ganadera que el mismísimo La Nación? ¿Qué punto de encuentro puede haber entre un diario que dice representar el pensamiento progresista e incorpora como columnista de su suplemento rural al mismísimo Jorge Castro?



Parte de las respuestas que necesitamos encontrar está en la composición del capital accionario de Clarín. Se reconoce, oficialmente, que un 18% del mismo se encuentra en manos del Grupo Goldman Sachs, vinculado a transnacionales del lobby sionista norteamericano.



(...) Así y todo, hay que agregar que los clanes Magnetto y Aranda, números 1 y 2 respectivamente del Grupo, detentan una parte importante del capital accionario del diario. Y que en ambos casos sí se sabe que poseen campos en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Corrientes. Ellos mismos lo han reconocido públicamente al revelarse informaciones que los tienen como protagonistas de inversiones o proyectos comerciales.



El caso de José Aranda es el más interesante de analizar. Posee el principal arrozal de la Argentina, ubicado en la zona de Mercedes, en Corrientes, a menos de 10 kilómetros de la impresionante extensión de campo semi-virgen que adquirió el magnate norteamericano Douglas Tompkins. Se diría que son vecinos.



(...) (Los lazos de Tompkins) con las más altas esferas del poder económico se hacen visibles en el flujo de fondos de dos de las asociaciones ecologistas más grandes del mundo a las que está asociado: la International Forum on Globalization (IFOG) y el Funders Network on Trade and Globalization (FNTG).



Si bien el mismo Tompkins es el primordial proveedor de fondos, con más de 1.250.000 dólares invertidos hasta año 2002, entre los apoyos financieros de IFOG figuran tres instituciones de renombre: el Rockefellers Brothers Fund, la Turner Foundation y la Ford Foundation, instituciones vinculadas al banco JP Morgan Chase.



En 1969, David Rockefeller financió una investigación patrocinada por Henry Kissinger, la que culminó en el llamado Iron Mountain Plan (IMP).



El IMP exponía la imperiosa necesidad que tenía el establishment financiero de buscar una forma silenciosa de ganar presencia en las zonas geográficas que sean de interés estratégico para Estados Unidos, en pos de mantener su posición hegemónica a nivel global. Entre muchas de las alternativas propuestas para tales fines sobresalía la utilización de la causa "ecologista" , ya que la misma "cuenta con social suficiente como para no generar demasiadas sospechas entre la población", según lo establecido en uno de los considerandos de la plataforma.



Y algo más interesante todavía: se sabe que la familia de Ted Turner, el magnate televisivo casado con la actriz Jane Fonda, es dueña de varias estancias en la Patagonia argentina, dentro de las que se ubica el famoso Lago Escondido. El hombre es un generoso contribuyente de IFOG, una organización entre cuyos miembros también figuran los hijos británicos de Sir Goldsmith: Edgard (dueño de la revista The Ecologist) y James, banquero de Londres que también operó como ejecutivo del Quantum Fund, de George Soros. Que es a donde queríamos llegar... A Soros, el otro poderoso de las finanzas que entra a jugar en este extraño entramado que se está dando en Corrientes y su zona de influencia.



Ahora, ¿qué tendrá que ver Clarín con todo esto? El diario, tal vez nada. Pero su vicepresidente, José Aranda, sí. Y mucho, como veremos a partir de los próximos párrafos.



(...) El viernes 11 de julio de 2008, un ratito antes de las 20, Luis Landriscina "mateaba" el tiempo en su casa a la espera del inicio, dos horas después, del programa Mano a mano con el campo, que conduce desde hace cuatro años por el Canal Rural. En ese momento sonó el teléfono, el conocido humorista atendió y se encontró con la voz de su hijo Fabio, productor periodístico del ciclo: "Viejo, tengo malas noticias. Acabo de recibir una llamada del canal; quieren que levantes la nota sobre el problema en el Ayuí Grande. Parece que estás pisando callos de gente pesada...".

Landriscina tuvo una actitud ejemplar: "Fabio, nosotros tomamos la decisión de enviar la grabación del programa completo. Si lo cortan sería un caso de censura previa que no podemos permitir. Así que deciles que no sacamos nada...". Su honestidad intelectual quedó sepultada por la impudicia del Grupo Clarín, propietario del Canal Rural, que ordenó levantar la emisión de ese viernes y repetir, en su lugar, el de la semana anterior. Por supuesto, el otro envío nunca fue emitido al aire.



Los pormenores se conocieron días después. Landriscina había convocado a su programa a Enrique Lacour, presidente de la Fundación Iberá, para que explicara el serio impacto ambiental que ocasionaría en un paraíso natural emblemático de la provincia de Corrientes la reactivación de un proyecto en el que estaban metidos el vicepresidente del Grupo Clarín, José Aranda, y el multimillonario. .. George Soros.



La historia es así. A fines de la década del '90, Aranda, asesorado por el ingeniero agrónomo Héctor Huergo, director del suplemento rural de Clarín, compró 36 mil hectáreas en el departamento correntino de Mercedes y se puso a sembrar arroz. Invirtió en ese rubro a sabiendas de que el modelo económico argentino de las últimas décadas se perfilaba cada vez más hacia la producción y exportación de cereales. Le fue muy bien, el negocio se hizo rentable. Buena parte del producto comercializado bajo el nombre de Arroz Gallo, el de mayor consumo en la Argentina, provino del campo de Aranda. No se sabe cómo y cuándo se dio el encuentro, pero ya en el nuevo siglo Soros le propuso al empresario de Clarín conformar una sociedad para incrementar la producción de arroz y conseguir con su venta ganancias extraordinarias, aprovechando el incremento del precio de los granos en el mercado internacional. Se fijaron una meta: exportar más de 130 mil toneladas anuales.



Hasta el 2008, así como se desconocía este acuerdo, tampoco se sabía mucho acerca de los medios de los que querían valerse para sumergir a una parte de Corrientes en una gran olla repleta de la gramínea. Justamente de esa posibilidad hablaba el ecologista Lacour en el censurado programa de Landriscina.



Es que para materializar su negocio, Aranda-Soros pretenden interrumpir el flujo del Ayuí Grande, en el departamento de Mercedes, con un paredón a cota 60 que lo atravesaría por completo, al punto de inundar su lecho completo en decenas de kilómetros de costas. Escribimos en presente porque el proyecto sigue en pie. La propuesta consiste en crear un lago artificial de proporciones descomunales. Tan grande como El Palmar de Colón, Entre Ríos, mayor que la famosa Laguna del Iberá y 12 veces más extenso que el casco urbano de la propia ciudad de Mercedes. ¿Para qué necesitarían semejante lago artificial? Para disponer de agua suficiente destinada al riego de las plantaciones. Es decir: el agua que naturalmente surgió en ese territorio en el amanecer de los tiempos, ahora pasaría a ser propiedad privada de los empresarios.



Tal como está planteado, se inundarían 18.000 hectáreas de ambientes naturales que incluyen pastizales y bosques nativos con vocación ganadera y conservación de la biodiversidad, para transformarlos drásticamente al cultivo de arroz. El reservorio artificial recibiría, a su vez, los efluentes químicos de la gigantesca superficie de plantíos, y el destino de la cuenca del río Miriñay (receptor final de las aguas que terminan en el río Uruguay) podría quedar severamente comprometido, no sólo desde el punto de vista ambiental, sino también productivo, pues la cantidad y calidad de aguas disponibles cuenca abajo ya no serían las mismas.



Quizá porque el tema tomó estado público, el mismísimo suplemento rural de Clarín destacó en su edición del 21 de junio de 2008 la importancia de la inversión "para la producción y la creación de fuentes de trabajo". Pero se ve que la iniciativa ya venía madurándose desde antes. "Hubo intentos de llevar adelante el plan mucho antes, pero la debacle de 2001 nos obligó a desistir en aquella oportunidad" , dijo Mario Freire, a quien se indica como representante de las dos empresas asociadas, es decir: Copra S.A., cuyo titular es José Aranda, número 2 del Grupo Clarín, y Adecoagro, perteneciente al financista húngaro George Soros. "El año pasado tomamos la fuerte decisión de terminarlo y presentarlo a las autoridades" , explicó el propio Aranda al matutino del grupo económico que preside.



Así fue como a mediados de 2008, el gobernador de Corrientes, José Colombi, recibió a Aranda y compañía, quienes le entregaron un informe de 2.000 páginas donde se detallaban "aspectos técnicos y estudios de impacto ambiental y social que demuestran la viabilidad de la iniciativa", según dijeron los inversores. La posición de Colombi no se hizo esperar. En conferencia de prensa el mandatario provincial afirmó: "Saludamos, acompañamos y felicitamos a este emprendimiento del sector privado que ayudará a solucionar cuestiones sociales y da esperanzas de crecimiento a la provincia".



Sin embargo, organizaciones ambientalistas consideran ilegal que un grupo privado se adueñe de un río para hacerlo desaparecer junto a sus bosques y sus especies animales y vegetales. Al mismo tiempo, la Comisión de Recursos Naturales de la Cámara de Diputados de la Nación adelantó en la primera semana de agosto de 2008 que el proyecto inversor debe ser analizado "muy cuidadosamente" por los efectos negativos que podría producir en una zona como la de los Esteros del Iberá. Cuando terminábamos de escribir este libro, el proyecto aún no se había tratado.



(...) De Aranda, que es decir una parte de Clarín, hay otras cosas para contar. El ejecutivo ejerce la titularidad de la Asociación Bradford Argentina, que representa a lo más granado de la oligarquía ganadera. Durante 2008 esta entidad publicó en el diario dos solicitadas en la que defendía la lucha "del campo" contra "la prepotencia del gobierno". Y más todavía: a través de la compañía Copra S.A., que preside el mismo Aranda, Clarín y La Nación se unieron hace siete años para empezar a organizar las exposiciones rurales que tienen lugar, durante los meses de marzo, en distintos polos rurales de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe o Córdoba. Estos eventos concentran a casi todo el espectro del sector agropecuario, lo que les permite acordar negocios por varios cientos de millones de pesos. En la edición 2008, realizada en Armstrong, Santa Fe, se concretaron ventas por $ 380 millones.



Por eso Clarín supo cómo sembrar el terreno durante el chantaje de los pooles sojeros... Su suplemento rural fue muy cristalino cuando en la edición del 22 de marzo de 2008, es decir, cuando se cumplían 12 días del paro, establecía que "el campo fue provocado y ahora reacciona como debe", para agregar que "los productores saben que esta pelea va para largo y por eso deben prepararse". Pocos días antes, en la edición del 8 de marzo, el diario homenajeaba a los sacrificados hombres del campo. En la página central del suplemento sobresalían las fotografías de los titulares de la Sociedad Rural, por entonces Luciano Miguens, y de Confederaciones Rurales, Mario Llambías, brindando con champagne junto al mismísimo Aranda. Buzzi y De Angeli ni figuraban porque, claro, en ese momento no eran del palo... El paro ya estaba en marcha y Clarín parecía salir a dar la bienvenida a los impulsores de la medida. En 2009 el diario repitió la operación. Como si alentara a su tropa de terratenientes a avanzar contra el enemigo a paso redoblado, en la edición del jueves 12 de marzo, Huergo escribía en Clarín: "El aniversario encuentra nuevamente al campo listo para una nueva batalla...".



(...) La urgencia por cerrar filas en derredor de la torre de control del nuevo orden, genera tal dependencia que el más grande grupo de comunicación y formación de ideas y pensamientos de la Argentina no tiene escrúpulo alguno en seguir difundiendo las ideas de quien es uno de los mentores de ese nuevo orden, Henry Kissinger, de quien incluso se ha probado judicial y políticamente su participación en los más sangrientos ajustes practicados en Argentina y los países vecinos durante el período de 1973 a 1980.



(...) En las columnas que firma (en Clarín), este genocida intelectual es presentado como ex secretario de Estado de Estados Unidos, definición que, por verdadera, no hace sino camuflar su verdadera identidad: la de un hombre del poder mundial que les pone la pistola en la cabeza a los países que se niegan a aceptar las reglas de juego de esa sinarquía.



No es casualidad que disponga a su libre albedrío de las páginas del matutino. Porque si este medio es en la actualidad uno de los principales dueños de la riqueza y de las palabras, es gracias al Sr. K. Cuando en 1976 Martínez de Hoz convenció a la camarilla militar de que había que dar el zarpazo, una de las primeras medidas que se decidieron fueron las vinculadas al control de los medios de comunicación, que los patrocinadores del poder mundial ya habían determinado como claves para tener todo bajo control.



Por eso en aquel momento, y a instancias de lo que habían decidido en el Departamento de Estado, Videla y sus esbirros llamaron a los propietarios de los tres diarios más emblemáticos del momento, Clarín, La Razón y La Nación, en ese orden, para pactar la Argentina de los próximos 50 años. El primer paso fue la cesión de Papel Prensa, una empresa que tomaron por 8 millones de dólares cuando, en realidad, los estudios de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas del Estado determinó que valía 250 millones.



Como dueños de la principal productora de papel de la Argentina, Clarín y La Nación (La Razón fue absorbida por el Grupo) consiguieron ahogar a los diarios que no forman parte del poder económico. ¿Por qué, cómo...? Mediante continuos aumentos en el precio de la materia prima esencial para el periodismo gráfico. Obsérvese cómo fue aumentando el valor de la tonelada en los últimos años:



Enero de 2007……$ 1.571

Enero de 2008……$ 1.903

Enero de 2009……$ 2.837



Al llegar la década del '90, el llamado Consenso de Washington determinó que, para ejercer el control del pensamiento, los grandes diarios, la radio y la televisión en manos de grupos o personas amigas y confiables debían abandonar definitivamente su rol como medios de información, para constituirse en usinas ideológicas y de propaganda del neoliberalismo.



En Argentina, después del área de hidrocarburos, la inversión más alta de las corporaciones multinacionales se dirigió hacia los medios de comunicación. Se traspasaron empresas por valor de 10.000 millones de dólares. Y la gran mayoría fueron a parar a manos del Grupo Clarín, que favorecido por la Ley Dromi del gobierno menemista, que derogó parte del artículo 45 de la Ley de Radiodifusión de la dictadura, les permitió a dueños de diarios adquirir radios y canales de TV.

El personaje clave de esta operatoria fue el lobbista del poder mundial Henry Kissinger, un viejo amigo del diario que tiene muchas "colaboraciones" publicadas: hace ya 22 años que Clarín le publica sus artículos de manera regular, a un promedio de ocho al año.



(...) En setiembre de 1990, al asistir a la reunión organizada por el Consejo de las Américas en Nueva York, Kissinger pidió en persona al entonces presidente Menem que se impulsara desde el Estado una legislación que permitiera a los propietarios de diarios argentinos acceder al control de emisoras radiales y canales de televisión, ya que el poder económico mundialista necesitaba de estos medios como nuevas usinas del ideario neoliberal.



(...) Las vinculaciones de Clarín con el poder mundial no se detienen allí. El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, del inglés Massachusetts Institute of Technology) es presentado "hacia afuera" como una de las principales instituciones dedicadas a la docencia y a la investigación en Estados Unidos, especialmente en ciencia, ingeniería y economía. Pero en términos "caseros" es lo que se dice "un formador de cuadros políticos e intelectuales para uso del dominio mundial".



Hasta su muerte, en julio de 2002, uno de los cerebros del MIT era el economista norteamericano Rudiger "Rudi" Dornbusch. Acompañado por su par chileno Ricardo Caballero, ambos hicieron público el 27 de febrero de 2002 un documento de tres carillas titulado "Argentina, un plan de rescate que funcione".



Dornbusch consideraba en el mismo que la profunda crisis económica y social que sufría por ese entonces la Argentina superaba largamente a los propios argentinos. Y por eso mismo, cualquier solución debería ser no sólo diseñada, sino ejecutada por extranjeros. Es decir: proponía la intervención extranjera sobre el Gobierno argentino, al menos sobre las palancas de la política fiscal, monetaria y la administració n de impuestos.



(...) Frente a esta propuesta indecente, en aquel ya lejano marzo de 2002 Clarín apenas informaba sobre la disparatada injerencia de este hombre del MIT. Se había limitado a reproducir en un pequeño espacio un cable de la agencia Diarios y Noticias (DyN), como para cumplir con la publicación de la información pero sin hacer tanta alharaca por el significado de la misma, es decir: un descarado movimiento neo-imperial auspiciado por una entidad con la que tiene acuerdos.



Al respecto, el MIT tiene firmado un convenio con la Universidad de San Andrés, semillero este de donde el Grupo Clarín toma cuadros profesionales, técnicos e intelectuales, tal los casos de Ricardo Javier Anglada, quien se desempeña como Director General de Canal 13, y el internacionalista Juan Andrés Tokatlián, columnista del diario en la sección Política Exterior.



Los acuerdos del Grupo Clarín con el MIT y con la Universidad de Columbia, ligada al Departamento de Estado, también redundaron en este nuevo siglo en la formación de sus periodistas. Desde al menos 2003, el diario envía a integrantes de su redacción que durante períodos que van de los cuatro a los nueve meses regresan formateados con las ideas que incorporan en aquellas mecas del pensamiento liberal. Curiosamente, a su regreso pasan a ocupar cargos como editores o jefes de sección.



(...) La muy promocionada Maestría en Periodismo que el Grupo lanzó en 2001 para formar a gusto y antojo a hombres de la prensa también responde al mandato de los grupos de poder económico locales y extranjeros que necesitan contar con profesionales dóciles. Todos los años, entre 25 y 30 periodistas de la Argentina y de otros países de habla hispana pagan unos 2.500 dólares para que Clarín les enseñe las técnicas del periodismo colonial, que cada uno de ellos ejercerá después en los medios a los que accedan, incluso en algunos de los que controla el propio pulpo mediático.

El capitalismo puede supervivir a la crisis. Pero el mundo no podrá supervivir a otro regreso del capitalismo.

El capitalismo al estilo de Sarah Palin. Naomi Klein. The Guardian.

Estamos viviendo un momento progresista, un momento en que el suelo se está moviendo bajo nuestros pies, cuando todo es posible. Lo que considerábamos inimaginable sobre lo que se podría decir y esperar hasta hace un año, ahora es posible. En una época como esta, es absolutamente crucial que seamos tan claros como sea posible sobre lo que queremos, pues puede que lo logremos. Por lo tanto, las apuestas son altas. Últimamente hablo sobre los paquetes financiero. Todos debemos entender eso, pues es un robo en marcha, el asalto más grande de la historia monetaria. Pero hoy quiero usar un abordaje diferente: ¿Y si realmente funciona el paquete, si se salva el sector financiero y si vuelve la economía al curso en que estaba antes de la crisis? ¿Es eso lo que queremos? ¿Y cómo sería este mundo? La respuesta es que se parecería a Sarah Palin. Presten atención, esto no es un chiste. Creo que no consideramos suficientemente el significado del momento Palin. Piensen sobre esto: Sarah Palin entró en el escenario mundial como candidata a vicepresidente el 29 de agosto, en los comicios de la campaña de McCain, con mucho alarde. Exactamente dos semanas después, el 14 de septiembre, Lehman Brothers entró en colapso, determinando el inicio de la caída financiera global.Así, de cierta forma, Palin fue la última expresión clara del capitalismo tradicional, antes que todo saliera mal. Eso es muy útil porque ella nos mostró -con su manera simple y sencilla- cuál era la trayectoria de la economía de los EE.UU. antes de su actual crisis. Al ofrecernos esta vislumbre del futuro, casi evitado, Palin nos ofreció una oportunidad de hacer una pregunta esencial: ¿Queremos llegar allá? ¿Queremos salvar este sistema precrisis, volver a donde estábamos en septiembre de 2008? ¿O queremos usar esta crisis, y el mandato electoral para un cambio serio después de la última elección, para transformar radicalmente este sistema? Debemos estar seguros sobre nuestra respuesta ahora, pues desde 1930 no tuvimos la combinación potente de una grave crisis y un mandato claramente demócrata progresista para realizar cambios. Debemos usar esta oportunidad o la perderemos.De esa forma, ¿Qué nos decía Sarah Palin sobre el capitalismo tradicional antes de ser groseramente interrumpida por el colapso? En primer lugar, vamos a recordar que, antes que llegara, el público de los EE.UU., finalmente, estaba empezando a considerar la urgencia de la crisis climática, con el hecho de que nuestra actividad económica está en guerra con el planeta y que debemos hacer cambios radicales inmediatamente. Estábamos hablando en serio: los osos polares salieron en la portada de la revista Newsweek.Y entonces llegó Sarah Palin. La parte esencial de su menaje era esta: Los ambientalistas, esos liberales, aquellos buenos samaritanos están todos equivocados. No necesitamos cambiar nada. No necesitamos repensar nada. Sigan manejando sus automóviles que consumen litros y litros de gasolina, sigan yendo al Wal-Mart para comprar todo lo que quieran. La razón de eso es un lugar mágico llamado Alaska. Venga y cometa todos los pecados que quiera."Americanos", dijo ella en la Convención Nacional Republicana, "debemos producir más petróleo y gasolina propios. Escuchen eso de una joven que conoce la Costa Norte de Alaska, tenemos mucho de los dos."Y la multitud en la convención reaccionó cantando: Perfore, baby, perfore. Al ver esta escena por la televisión, con aquella rara y repugnante mezcla de sexo, petróleo y patriotismo fanático, recuerdo que pensé: "Por Dios, la Convención Nacional Republicana se transformó en comicios a favor de destruir el planeta Tierra". Literalmente. Pero lo que Palin estaba diciendo es lo que está empotrado en el propio ADN del capitalismo: la idea de que el mundo no tiene límites.Ella decía que no existen consecuencias o deficiencias del mundo real, pues siempre habrá otra frontera, otro Alaska, otra burbuja. Basta seguir adelante y descubrirla. El futuro nunca vendrá. Esta es la mentira más confortante y peligrosa que existe: la mentira de que el crecimiento perpetuo, sin fin, es posible en nuestro planeta finito.Y debemos recordar que este mensaje fue increíblemente popular en aquellas primeras semanas, antes del colapso del Lehman. A pesar del histórial de Bush, Palin y McCain estaban en ventaja. Y, si no fuera por la crisis financiera y por el hecho de que Obama empezó a entrar en contacto con los electores de la clase trabajadora, al cuestionar la desregulación y la economía del suministro indirecto, ellos podrían haber ganado. El presidente nos dice que quiere mirar hacia adelante, no hacia atrás. Pero para confrontar la mentira del crecimiento perpetuo y de la abundancia sin límites, que está en el centro de las crisis ecológica y financiera, debemos mirar hacia atrás. Y debemos mirar bien atrás, no sólo los últimos ocho años de Bush y Cheney, sino la propia fundación de los Estados Unidos, la propia idea de un estado colonizador.El capitalismo moderno nació con el llamado descubrimiento de las Américas. Fue el pillaje de los increíbles recursos naturales de las Américas que generó el capital en exceso que permitió la Revolución Industrial. Los primeros explotadores se referían a esta tierra como la Nueva Jerusalén, una tierra con una abundancia sin fin, allá, disponible, tan vasta, que el pillaje nunca tendría fin. Esta mitología está en nuestras parábolas bíblicas -de las inundaciones y de los nuevos comienzos, de los arrebatamientos y de las salvaciones- y está en el centro del Sueño Americano de la reinvención constante. Lo que este mito nos dice es que no debemos convivir con nuestros pasados, con las consecuencias de nuestras acciones. Siempre podemos escapar, empezar de nuevo. Esas parábolas siempre fueron peligrosas, lógico, para las personas que ya estaban viviendo en las tierras "encontradas", para las personas que cultivaban esas tierras a través del trabajo forzado. Pero ahora el propio planeta nos dice que ya no podemos creer más en esas parábolas de eternos reinicios. Es por eso que es tan significativo que, justo en el momento en que algún tipo de instinto humano de supervivencia surgió, en el momento en que finalmente parecíamos entender los límites naturales de la Tierra, Palin haya aparecido, la nueva encarnación del desbravador colonial, diciendo: Vengan a Alaska. Siempre hay más. No piensen, sólo tomen. Eso no tiene nada que ver con Sarah Palin. Eso tiene que ver con el significado de aquel mito del constante "encuentro", y sobre lo que él nos dice del sistema económico con el que están gastando billones de dólares para salvarlo. Lo que él nos dice es que el capitalismo, dejado por su propia cuenta, nos llevará más allá del punto en el que el clima puede ser recuperado. Y el capitalismo evitará una contabilidad seria -sea ella de las deudas financieras o de las deudas ecológicas- cueste lo que cueste. Eso porque siempre hay más. Un nuevo arreglo rápido. Una nueva frontera.Las personas estaban comprando aquel mensaje, como siempre lo hacen. Solamente cuando el mercado de acciones fue arruinado las personas dijeron: "Tal vez Sarah Palin no sea una buena idea en este momento. Vamos a apostar en el tipo vivo para tratar esta crisis". Casi sentí que hemos ganado una última posibilidad, un aplazamiento. Intento no ser apocalíptica, pero todas las investigaciones científicas que leo sobre el calentamiento global son alarmantes. Esta crisis económica, terrible como es, nos sacó de aquel precipicio ecológico en el que estábamos prestos a caer con Sarah Palin, y nos dio un poquito de tiempo y espacio para cambiar el curso. Y creo que es significativo el hecho de que, al alcanzarnos, la crisis trajo casi que una sensación de alivio, como si las personas supieran que estaban viviendo más allá de sus posibilidades y ella las detuvo. A lo mejor, pasamos a tener la oportunidad de hacer cosas juntos, en vez de comprar, y eso tuvo un efecto profundo.Pero no estamos libres del mito. Esa ceguera intencional con relación a las consecuencias, tan bien representada por Sarah Palin, está empotrada en la forma como Washington está reaccionando a la crisis financiera.Hay un absoluto rechazo a notar cómo es de mala la situación. Washington prefiere tirar billones de dólares a la basura en vez de descubrir el motivo de este problema. Tal es la fuerza de las ganas de no saber.Además de eso, vemos muchas señales más de la vieja lógica regresando. Los sueldos de Wall Street están casi en los mismos niveles de 2007. Hay un cierto tipo de electricidad en las declaraciones de los que alegan que el mercado de acciones está reaccionando."¿Ya podemos dejar de sentirnos culpables?", prácticamente se pueden escuchar los comentaristas de la TV por cable diciendo. "¿Volvió la burbuja?"Y puede que estén correctos. Esta crisis no va a matar el capitalismo, tampoco lo cambiará sustantivamente.* Sin la enorme presión popular por reformas estructurales, la crisis va a probar que no fue nada más que un duro ajuste.* El resultado será una desigualdad más grande todavía que la que había antes de la crisis,* pues no todos los millones de personas que perdieron sus empleos y sus casas van a retomarlos, seguro que no.* Y es muy difícil reconstruir la capacidad de producción, una vez que muchos equipos se vendieron a precios bajos. Es apropiado llamarle a eso "socorro financiero".* Están socorriendo a los mercados financieros para evitar que el navío del capitalismo financiero se hunda,* pero lo que se está retirando no es agua.* Son personas.* Están sacando personas del navío en nombre de la "estabilización".* El resultado será una embarcación más leve y más tacaña. Mucho más tacaña.* Eso porque una gran desigualdad -los súper ricos viviendo al lado de los económicamente desesperados- requiere el endurecimiento de los corazones.* Debemos pensar que somos superiores a los que fueron excluidos, para enfrentar cada día.* Así, este es el sistema que se está salvando: el mismo, pero más tacaño. Y la cuestión que enfrentamos es:* ¿Deberíamos socorrer este navío, el mayor navío pirata que ya existió, o hundirlo y sustituirlo por un navío más robusto, con espacio para todos?* Un navío que no exija esos rituales de purga, durante los que sacamos a nuestros amigos y vecinos para salvar a las personas de la primera clase.* Un navío que comprenda que la Tierra no tiene la capacidad suficiente para que cada uno de nosotros viva cada vez mejor. Sino un navío que tenga la capacidad de permitir, como el Presidente boliviano, Evo Morales, dijo recientemente en las Naciones Unidas, "que todos vivamos bien".* No se equivoquen: el capitalismo volverá.* Y el mismo mensaje regresará, tal vez promovido por alguien nuevo:* No hace falta que ustedes cambien.* Sigan consumiendo todo lo que quieran.* Hay mucho más.* Perfore, baby, perfore.* Tal vez exista algún arreglo tecnológico que haga con que todos nuestros problemas desaparezcan. Y es por eso que debemos ser absolutamente claros en este momento. El capitalismo puede supervivir a la crisis. Pero el mundo no podrá supervivir a otro regreso del capitalismo.

Cambiar la ley

Por Ariadna Somoza Zanuy *

La Ley de Entidades Financieras que rige hoy data de la época de la dictadura. Fue sancionada en 1977. El nuevo patrón de acumulación pasa a estar basado en el capital financiero en reemplazo de la producción y el trabajo y, por ende, era necesario modificar los marcos normativos. Fue entonces que se sancionó la Ley 21.526, también llamada “Ley Martínez de Hoz”. Junto con la Ley de Radiodifusión y la Ley de Granos se completaba un paquete legal que garantizaría la implementación del modelo neoliberal y su continuidad a lo largo de los distintos gobiernos democráticos. Recién hoy esas leyes se empiezan a discutir.
En términos generales, esa norma buscó la concentración del mercado financiero, eliminó la posibilidad de la existencia de entidades pequeñas, además de garantizar implícitamente que el crédito sea direccionado principalmente al consumo y a la especulación por sobre la inversión. Además, reglamentó el accionar de entidades cooperativas a tal punto que para existir debían cumplir prácticamente los requisitos de un banco más, descartando su aspecto cooperativo y limitando muchísimo su campo de acción.
Esto significaba que cuando el capital industrial requería dinero para inversión se encontraba con un sistema financiero que definía, desde la óptica de su propio beneficio, si le otorgaba el crédito o no, y a qué tasa de interés. Definía las condiciones para ser “sujeto de crédito”, y, sobre todo, lo otorgaba en función de su rentabilidad: si no es un negocio rentable darles crédito a las pymes y sí es rentable otorgar crédito al consumo, generará más facilidades para este último y pondrá trabas para el segundo. Como siempre, los que salen perdiendo son los “pequeños” de la economía, porque también es una realidad que hoy, en la Argentina, la existencia de una economía concentrada muestra que es difuso el límite entre el capital industrial y el financiero, así como entre este último y el capital agroexportador.
Muchos de estos grupos se beneficiaron con el modelo económico kirchnerista. Un tipo de cambio competitivo, superávit fiscales gemelos, políticas activas de empleo, incentivos a la producción, reasignación de recursos vía retenciones a las exportaciones, límites a las importaciones indiscriminadas y otras muchas políticas activas son las que caracterizan al modelo económico kirchnerista. Este no benefició sólo a grupos como Techint, sino principalmente a las pymes, a los trabajadores y a los actores de la Economía Social. Este nuevo modelo requiere, por ende, un nuevo marco normativo que regule la actividad financiera.
Pensemos lo que suele suceder cuando algún actor de la economía quiere acceder a un crédito. Para las pymes se torna muy engorroso, ya que es inmensa la cantidad de requisitos que deben cumplir y, por lo general, no les resulta conveniente la tasa de interés que deben de pagar. La Ley de Entidades Financieras es la garantía legal de esa distorsión. Otro caso de restricción crediticia es para la Economía Social. Cuando actores de ese sector quieren acceder a financiamiento para capitalizar su emprendimiento productivo se encuentran con una problemática similar a la de las pymes, e incluso más. En la Ley de Entidades Financieras vigente se definen estrictas limitaciones para el apoyo crediticio a los actores de la economía social.
En el caso de préstamos al consumo sucede algo similar. Los más débiles sujetos de crédito de la economía, los pobres, suelen tener muchas dificultades para acceder a uno, cuando no se torna prácticamente inaccesible. Pero los grupos económicos financieros no se quedan sin ese mercado, que también puede ser rentable. Han surgido millones de pequeñas “expendedoras de crédito” con sólo mostrar un DNI y un recibo de cobro de Plan Social. Producto de esto es ver a millones de compañeros de los barrios súper endeudados y pagando tasas de interés exorbitantes. Esto también es fruto de la Ley de Entidades Financieras vigente.
Lo financiero, como otros aspectos de la economía, no puede quedar en manos del mercado. Algo tan importante para una sociedad como el consumo, el ahorro y la inversión no pueden estar en manos de grupos económicos que definen el otorgamiento del capital. Es imprescindible para profundizar el modelo económico que la Ley de Entidades Financieras sea modificada. Es necesaria una mayor participación del Estado en la planificación de políticas en este ámbito para contar con los elementos necesarios que permitan que esta nueva estructura económica que comienza a surgir se consolide y siga avanzando.
En Argentina, para sostener el crecimiento económico y la inclusión social y para profundizar la distribución de la riqueza, se necesita un sistema financiero que permita que el Estado tenga un rol activo en la definición del consumo, del ahorro y la inversión. Se necesita que la industria tenga crédito para la inversión en tecnología y trabajo, que las cooperativas puedan capitalizarse y crecer desde sus principios solidarios. El primer paso para lograrlo es modificar la actual la Ley de Entidades Financieras.

Socióloga del Grupo de Estudio de Economía Nacional y Popular (Geenap).

Los dilemas del peronismo

Por Soledad Lofredo. Gentileza Revista Zoom

El escritor, docente y periodista Eduardo Jozami plantea en su nuevo libro Dilemas del peronismo. Ideología, historia política y kirchnerismo (Ed. Norma) las diferencias entre la militancia de antaño y la vida política hoy; el peronismo no como una teoría revolucionaria sino como “la experiencia política de la clase obrera”, y el surgimiento de una “nueva derecha”. En esta entrevista, aborda la actualización del debate entre peronismo verdadero y la necesidad de autoproclamarse peronista para ganar electores.

—¿Qué le inspiró a escribir Dilemas…?

—Este libro reúne los trabajos que escribí entre 2005 y principios de 2009. En algunos casos son trabajos que tienen que ver con mi actividad universitaria, en otros con demandas políticas —sobre el kirchnerismo. Pero más allá de eso, los artículos —que nacieron por diferentes motivos y en diferentes circunstancias— en el fondo tienen una gran unidad porque todos tienen un tema básico, que parte del peronismo pero que también plantea la necesidad de dialogar con otras corrientes de pensamiento.

—A poco tiempo de haber publicado este libro y a un mes y medio de las elecciones, ¿cómo hay que tomar el triunfo del PRO?

—Veo como una calamidad que haya ganado las elecciones. De alguna manera creo que algunos de los temas que estamos planteando se actualizan más. Hay una necesidad de redefinición del peronismo; insisto en que es un movimiento que contra todas las predicciones ha perdurado. El peronismo es, en buena medida, la política de los sectores populares, pero al mismo tiempo puede llegar a diluirse tanto como para que De Narváez diga que es peronista. Y eso no es simplemente una manifestación oportunista de él, sino que mucha otra gente que tenía tradición en el peronismo puede acompañar esa propuesta. Ya desde la época de Menem se puede decir que se es peronista, levantar el neoliberalismo, pero también pueden ser posturas completamente opuestas. Me parece que la derrota electoral muestra la debilidad de los apoyos, el sostén político de un gobierno que se apoya en el Partido Justicialista, pero que nunca sabe realmente cuánto hay de cierto en ese apoyo.

—La oposición del campo, como actor social, ¿se podría haber dado en otra época?

—Puede tener muchas explicaciones: el apoyo internacional, los altos precios de la soja, el importante desarrollo agropecuario. Más allá de los motivos que llevaron al conflicto con el campo, la derecha lo tomó como tema central para construir la oposición al gobierno. El campo, por otro lado, no es una entidad metafísica, son los grandes productores agrarios que hoy han tenido el acompañamiento de la Federación Agraria que en su momento eran los representantes de otros intereses, como los de pequeños y medianos propietarios. Pero estos sectores que identificamos, como la Sociedad Rural, tienen una larga trayectoria de oposición a toda política popular. No nos olvidemos que hubo un paro agropecuario poco antes del golpe de 1976. Me parece que no es caprichoso que sean estos sectores los que están encabezando la oposición de un gobierno que, con todas sus oposiciones y críticas que se le puedan hacer, intentó diseñar un rumbo más popular en la política argentina.

—¿Se puede decir que “el campo” es tanto antiperonista como antidemocrático?

—Los dirigentes de las principales entidades agropecuarias han sido ferozmente antiperonistas. Y no hay ningún motivo para pensar que no lo sean. Pero es curioso, porque son antiperonistas en el sentido más profundo del término: siguen rechazando aquellas tradiciones y aquellos valores que el peronismo trajo a la vida social argentina, como la promoción de los trabajadores, el desarrollo del mercado interno, la preocupación por los salarios, la igualdad social. Pero por otro lado están absolutamente dispuestos a tener aliados que se autoproclaman peronistas. Esto señala cuántas cosas pueden hacerse en nombre del peronismo hoy. Además, durante el desarrollo del conflicto agropecuario, se vieron intentos por usurpar de algún modo el lugar político que le corresponde al gobierno votado por el pueblo. Los dirigentes agrarios cortaron rutas, hablaron en nombre de la sociedad, tuvieron una actitud que, acertadamente, Carta Abierta llamó destituyente, en el sentido de impulsar la desestabilización del Gobierno. Y hoy, cuando se plantean como los fiscales de la República, controlando lo que dice el gobierno y presionando a la oposición, me parece que tampoco esa es una actitud que corresponde a quienes en última instancia son simplemente representantes de uno de los sectores de la producción y de la vida social argentina.

—¿Este conflicto se podría haber dado en épocas de Perón?

—Durante los gobiernos de Perón hubo una relación también conflictiva con el campo, donde no cabe duda que el sector agrario se entusiasmó y hasta propició el golpe de 1955.
—¿Cuáles son los caminos que diferencian al gobierno de Menem y al de los Kirchner?
—Son dos modos de leer la historia del peronismo, en caminos totalmente enfrentados. Menem fue votado por mostrar un proyecto que retomaba muchas de las banderas del peronismo. Se hablaba de la revolución productiva, del salariazo, y después terminó poniendo como Ministro de Economía a Bunge y Born. Y eso fue lo que ellos defendían como una realidad indiscutible: que el poder de los sectores concentrados de la economía no podía discutirse, que quien quisiera gobernar la Argentina sin problemas tenía que seguir ese camino. Y para eso, Menem, como un buen alumno, aceptó la lección que le dieron los grupos económicos cuando provocaron la salida de Alfonsín. Esto hoy tiene su continuidad. Los sectores que se llaman peronistas disidentes creen que cualquier política que tienda a criticar a los sectores agropecuarios concentrados, al capital financiero, a los grandes grupos económicos va a terminar mal. Piensan que hay que acompañar al poder en vez de cuestionarlo. Yo creo que lo que proclamó Kirchner al comienzo de su gobierno nos sedujo a muchos, porque se planteó objetivos de ese realismo mal entendido: derogar las leyes de impunidad, renovar la Corte Suprema, cambiar las relaciones con los Estados Unidos. Todas esas son medidas que se sientan en la vereda completamente opuesta al menemismo. Se volvió a pensar que era posible introducir cambios, que tenía sentido votar y participar. Por supuesto que estos términos tuvieron y tienen sus claroscuros y sus asignaturas pendientes. Pero no hay dudas de que el kirchnerismo introdujo una bocanada de aire fresco como contracara a la experiencia de Menem.

—Las criticas que le hacen al gobierno tanto Macri como De Narváez, ¿le parecen constructivas o destructivas?

—Son las críticas que los opositores maniobran para el desgaste del Gobierno. En realidad, eso, dentro de ciertos límites, es bastante comprensible, pero lo lamentable es lo que expresan políticamente Macri y De Narváez. Es decir: De Narváez es una persona que ha ganado las elecciones con un mensaje en el cual el único recurso medianamente confiable fue el de la inseguridad, planteando una política simplista que, en última instancia, responsabiliza de la inseguridad a los sectores populares, y directa o indirectamente la mano dura. Por otro lado, su mejor carta de presentación ha sido el ser multimillonario, lo cual también está mostrando un cierto retroceso del debate y de la cultura política argentina. Y también es el caso de Macri, que después de algunos meses de no mostrar su perfil excesivamente derechista, está mostrando ese criterio empresarial que lo caracteriza para gobernar la ciudad, con absoluto desinterés por los aspectos sociales, y con absoluto desprecio por la sociedad ha nombrado a un Jefe de Policía comprometido por delitos de lesa humanidad.

—¿Es posible que se autoproclamen peronistas?

—De Narváez se ha comprado la biblioteca de Perón, lo cual es la idea más lograda y acabada de que uno se puede comprar al peronismo. Como no puede comprar a Perón, seguirá intentando comprar las casas donde vivió Perón y todo lo que quiera. Lo que me parece que difícilmente puede comprar es lo que el peronismo tiene más valioso: la tradición popular, la identificación con los trabajadores, con las luchas sociales. Está en las antípodas del pensamiento y hasta del estilo de vida.

—En el libro señala reiteradas veces los límites del peronismo. ¿Cuáles son?

—Tienen que ver con la misma composición que estamos hablando del peronismo. Es un debate que se plantea inmediatamente después de 1955, que con más claridad lo demuestra Cooke. Es un debate que atravesará los años ‘60 y ‘70, pero que sigue siendo actual. No se plantea con los términos de violencia y enfrentamiento que se dieron por aquellas épocas, pero, en última instancia, es la discusión sobre si el peronismo puede llevar adelante una política de transformación sin convocar a otros sectores no peronistas de la sociedad, y al mismo tiempo rompiendo esta falsa alianza con muchos sectores que están dentro del peronismo pero que, como se vio en las últimas elecciones, no se identifican con esa política de transformación. Por eso digo en el libro que a mí no me preocupa la unidad del peronismo, porque puede significar que haya que aceptar a un candidato cuyas ideas puedan ser absolutamente distintas a todas estas políticas que a nosotros nos entusiasmaron. Por eso creo que es otra la idea que debe plantearse: cómo, desde el peronismo, se convoca a un proyecto más amplio, y que no es sólo una cuestión semántica de cuáles son los verdaderos peronistas. Eso no tiene la menor importancia ahora, porque lo define la historia, la práctica. Pero lo que sí está claro es que hoy el kirchnerismo es quien está tropezando con esos mismos límites.

—Como docente, ¿enseña a sus alumnos a acercarse a la política?

—Yo no les sugiero a mis alumnos ningún camino político. En los últimos años he dado muchos cursos que tienen que ver con la política, me interesa debatir y hasta suelo ser apasionado cuando planteo mis posturas, pero no es una especie de capacitación de qué camino tomar o cómo ser un buen peronista. Creo que es importante preservar, desde el peronismo también, un pluralismo importante, demostrando que la universidad es el espacio donde se puede debatir con la mayor amplitud. Si un profesor manifiesta desmedidamente su postura, eso lleva a que a quienes toman los cursos se les haga más difícil participar y debatir.

—¿Ve a sus alumnos comprometidos en la política o rechazándola?


—En general encuentro bastante interés por la discusión. Lo que no me parece es que estén interesados en el camino de la militancia. Hoy, el nivel de participación en la política es bajo, pero en algunos casos participan con interés en los diferentes temas.


—¿Cómo ve la militancia hoy en referencia a la de los años ‘70?


—En los ‘70 se creía que el mundo se podía cambiar, y además pareciera que iba a cambiar muy rápidamente. Entonces sentíamos una compulsión por participar en ese proceso. Hoy creo que la situación que se vive es casi la contraria. Es decir que los cambios significativos parecen difíciles, la frustración de las expectativas políticas ha sido muy grande y además han cambiado mucho las formas de hacer política, los escenarios, el concepto del espacio público. Se han instalado los medios de un modo tan terminante que eso también reduce la participación. Es como si la política se librara en otro espacio. Pero además creo que la gente es escéptica en pensar que la política podría cambiar el rumbo de sus vidas.

Una temporada de parodias

Noam Chomsky

Algunos de los recientes episodios que conmovieron el mundo a través de las noticias, las elecciones en Líbano e Irán, el golpe de Estado en Honduras han generado reacciones sobre las que vale la pena detenerse.

Incluso, la falta de reacción frente a otros casos, como el secuestro de una embarcación por parte de Israel, también tiene mucho que decir.Las elecciones en Líbano e Irán y el golpe de Estado en Honduras son importantes no sólo inherentemente sino también por las reacciones internacionales que han suscitado. La ausencia de reacción ante un acto de piratería israelí en el Mediterráneo es un pie de página...

El Líbano.
Las elecciones del 7 de junio en el Líbano fueron recibidas con euforia por la corriente principal de opinión pública.Me encantan las elecciones libres y justas, escribió el 10 de junio el columnista del New York Times, Thomas Friedman. En Líbano, fue algo genuino, y los resultados fueron fascinantes: el presidente Barack Obama derrotó al presidente iraní Mahmud Ahmadinejad, apuntó.Crucialmente, una sólida mayoría de todos los libaneses, musulmanes, cristianos y drusos, votó por la coalición del 14 de Marzo encabezada por Saad Hariri, candidato respaldado por Estados Unidos e hijo del asesinado ex primer ministro Rafik Hariri.Debemos dar crédito a quien se lo merece por este triunfo de elecciones libres (y de Washington): Si George Bush no se hubiera enfrentado a los sirios en 2005, forzándolos a salir del Líbano después del asesinato de Hariri, estas elecciones libres no hubieran sucedido, escribió Friedman. Bush creó el espacio (durante su discurso en El Cairo), Obama ayudó a avivar la esperanza, precisó.Dos días después, los puntos de vista de Friedman tuvieron eco en una columna de opinión del Times escrita por Elliot Abrams, reconocido integrante del Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos que anteriormente fue funcionario de alto rango en las administraciones de los presidentes Ronald Reagan y George Bush hijo: La votación en el Líbano pasó cualquier prueba realista (...). Los libaneses tuvieron la oportunidad de votar contra Hizbollah y la aprovecharon. Al igual que otros, Friedman y Abrams se están refiriendo a los representantes del Parlamento. Estas cifras son tergiversadas por el sistema de votación confesional de Líbano, que reduce drásticamente el número de asientos otorgados a la más grande de las sectas, los chiítas, que respaldan abrumadoramente a Hizbollah y a su aliado Amal.Sin embargo, como lo han señalado algunos analistas de los más serios, las reglas fundamentales, confesionales, de Líbano afectan negativamente las elecciones libres y justas, en formas aún más importantes. El analista político Assaf Kfoury observa que las reglas fundamentales no dejan espacio para los partidos no sectarios y erigen una barrera que evita la introducción de políticas socioeconómicas y otros temas reales en el sistema electoral.Para Kfoury, esas reglas abren la puerta a la interferencia externa masiva, menor participación de votantes y manipulación y compra de votos, todo ello peculiaridades de las elecciones de junio, aún más que antes. Por tanto, en Beirut, la capital que alberga a casi la mitad de la población del Líbano, menos de una cuarta parte de los votantes elegibles pudo votar sin regresar a sus normalmente remotos distritos de origen. El efecto es que los trabajadores migrantes y las clases más pobres efectivamente son privados de sus derechos civiles en una forma extremadamente injusta, al estilo libanés, favoreciendo las clases privilegiadas y pro occidentales.

Irán.

Al igual que el Líbano, el propio sistema electoral de Irán viola derechos básicos. Los candidatos deben ser aprobados por clérigos gobernantes, facultados para prohibir políticas con las que discrepan, y de hecho lo hacen.Los resultados electorales del Ministerio del Interior de Irán carecieron de credibilidad tanto por la forma en que fueron publicados como por el mismo resultado, disparando una enorme protesta popular brutalmente reprimida por las fuerzas armadas de los clérigos gobernantes. Tal vez Ahmadinejad pudo haber ganado la mayoría si los votos hubieran sido contabilizados justamente, pero los gobernantes aparentemente no estaban dispuestos a arriesgarse.Desde las calles de Teherán, la corresponsal Reese Erlich escribió: Es un genuino movimiento de masas iraní integrado por estudiantes, trabajadores, mujeres y gente de clase media y, posiblemente, la mayoría de la población rural.Eric Hooglund, catedrático y experto en Irán rural, describe un respaldo abrumador para el candidato opositor Mir Husein Musavi entre la gente de las regiones que ha estudiado, y un ultraje moral palpable por lo que llegó a creerse como el robo de su elección. Es altamente improbable que las protestas dañen al régimen clerical-militar a corto plazo pero, como observa Erlich, está sembrando las semillas para luchas futuras.

Israel-Palestina.

No deberíamos olvidar unas elecciones auténticamente libres y justas realizadas recientemente en Oriente Medio, en Palestina, en enero de 2006, ante las que Estados Unidos y sus aliados respondieron castigando a la población que votó equivocadamente. Israel impuso sitio a Gaza y, el invierno pasado, atacó sin misericordia. Apoyándose en la impunidad que recibe como cliente de Estados Unidos, Israel ha reforzado una vez más su bloqueo secuestrando a Espíritu de Humanidad, embarcación del movimiento Gaza Libre, en aguas internacionales, y forzándolo a atracar en el puerto israelí de Ashdod. La embarcación había salido de Chipre, donde se inspeccionó el cargamento: medicinas, materiales de reconstrucción y juguetes. Entre los defensores de derechos humanos a bordo se encontraba la ganadora del Premio Nobel Mairead Maguire y la ex congresista norteamericana Cynthia McKinney.El crimen a duras penas evocó un bostezo, con cierta justicia, se podría argumentar, dado que durante décadas Israel ha estado secuestrando botes que viajan entre Chipre y Líbano.

Honduras.

Centroamérica también escenifica un crimen relacionado con elecciones. Un golpe militar en Honduras ha depuesto al presidente Manuel Zelaya y lo ha expulsado del país.El golpe repite lo que el analista en asuntos latinoamericanos Mark Weisbrot llama, una historia recurrente en Latinoamérica, enfrentando a un presidente reformista respaldado por sindicatos laborales y organizaciones sociales con una elite política corrupta, mafiosa, gobernada por las drogas, acostumbrada a escoger no sólo la Suprema Corte y el Congreso sino también al presidente.La corriente principal de opinión pública describe al golpe como un desafortunado regreso a los malos días de hace décadas. Pero eso es equívoco. Se trata del tercer golpe de Estado en la última década, todos ellos conformando la historia recurrente.El primero, en Venezuela en 2002, fue respaldado por la administración de Bush que, empero, se retractó luego de agudas críticas latinoamericanas y de la restauración del gobierno elegido a través de manifestaciones populares.El segundo, en Haití en 2004, se concretó a manos de los torturadores tradicionales del país, Francia y Estados Unidos. El presidente electo, Jean Bertrand Aristide, fue llevado en secreto a África Central.Lo novedoso del golpe en Honduras es que Washington no lo ha respaldado. En cambio, Estados Unidos se unió a la OEA y se opuso a la toma de poder, aunque vociferó una condena más suave que otros, y no ha actuado al respecto. Contrariamente a lo que han hecho países vecinos, Francia, España e Italia, Estados Unidos no ha retirado su embajador.Sobrepasa la imaginación que Washington no tuviera conocimiento anticipado de lo que se fraguaba en Honduras, país altamente dependiente de la asistencia estadounidense y cuyo ejército es armado, entrenado y asesorado por Estados Unidos.Las relaciones militares han sido estrechas desde la década de los 80, cuando Honduras fue base de la guerra terrorista del presidente Reagan contra Nicaragua.

Que la historia recurrente, se repita una vez más, depende en gran medida de las reacciones dentro de Estados Unidos.

A 35 Años de su asesinato - Rodolfo Ortega Peña, Modelo para armar

Es lógico que así sea, aunque ello evidencia la profunda ruptura social con el propio proceso histórico. Este desconocimiento sobre Ortega Peña se inscribe en un desconocimiento más amplio y general. El ejercicio del olvido al que han sido condenados los argentinos desde el 24 de marzo de 1976 hasta el presente y los artilugios desarrollados para obliterar el pasado con el ejercicio interesado de la desmemoria forman parte del esfuerzo por ocultar dos décadas intensas y profundas durante las que los jóvenes de entonces (entre los que me incluyo) se plantearon con profundo sentido solidario y colectivo ligar sus vidas con la búsqueda de un mundo mejor, más justo e igualitario, aun a costa de los mayores sacrificios.

A su vez, el olvido no es sólo derogación de la memoria. Tiende a colocar en su lugar una mítica narración del pasado: el silencio ha dado lugar a formas de normalización falsificadas, a través de una unívoca interpretación oficial. Se sustituye la cultura social -que actúa como conciencia crítica - deslizándose el sentido conceptual del pasado a través de la opacidad del presente, resignificando la temporalidad rica y múltiple del saber crítico hasta llegar a la clausura de su significación: ninguna cuestión que pudiese plantearse carece de respuesta dentro del propio sistema articulado por la teoría de los dos demonios como eje de una suerte de fundamentalismo democrático.
Rodolfo Ortega Peña pertenece a esa generación que hace cuatro décadas -recogiendo los legados históricos- soñó la revolución cultural, política, económica y social como un hecho posible y actuó consecuentemente, con-vencida de la irrelevancia ingrávida de toda otra tarea que no fuera promover aquel cambio -de acortar los tiempos a una victoria que pensábamos inevitable por el decurso de la historia -, abandonando en muchos casos la tranquila existencia personal (sentida por unos como opacidad triste, y por otros, pese a su éxito biográfico, como una situación de complicidad con un sistema injusto): dispuestos a ofrendar su propia vida si ello resultare una contingencia inevitable.

Estos proyectos revolucionarios de los años 60 y 70, no siempre se expresaron mediante el ejercicio de la violencia, aunque todos por igual sufrieron la violencia represiva del terrorismo de Estado. En la mayoría de los casos, aquellos portadores de la ilusión se habían acercado a la política huyendo de la inmovilidad del pensamiento, para pasar a la acción -en todas sus variantes- abjurando tanto del revolucionarismo de café de una izquierda tradicional con la que pretendían romper y superar, como del burocratismo peronista entrampado en los pliegos del poder proscriptivo.

Esta instancia política, fuertemente vital, no fue una mera contingencia de un deslizarse crispante del tiempo social en que estaba inmersos sus actores sino el intento de una relectura de la historia argentina, en acto de continuidad y cuestión al mismo tiempo, en una instancia fundante de un devenir diferente. Al mismo tiempo, traducía en el campo nacional el peso de las experiencias universales y contenía en su multiplicidad dicursiva el plexo de aquella herencia inmediata y mediata. Tenía un claro sentido reparador y regeneracionista.

Ningún sector social ni estamento profesional o laboral quedó al margen de esta interpelación convocante de los años 60 y 70. Aquellas generaciones existieron sobradamente y fueron muchísimo más que aisladas ínsulas.

La opción revolucionaria recorrió medularmente la sociedad hasta convencerse a sí misma de la factibilidad de la victoria. Más: estas generaciones fracasaron en su intento, y la mayor parte de quienes encamaron aquellos propósitos transformadores fueron aniquilados por el terrorismo de Estado, en sus formas para estatales antes del 24 de marzo de 1976, y luego por la acción directa de las Fuerzas Armadas.

La revolución quedó como una utopía incumplida, como un sueño desvanecido, transformado en un estallido de dolor y sangre. Llegaron los tiempos de derrota y muerte, que no sólo sesgaron la vida de aquellos que estaban animados por el fuego sagrado de sus convicciones sino que hicieron añicos esos proyectos concretos, personales y organizativos. Y aquellos programas, con 'el tesoro' ideológico revoluciona - no y emocional que le dio su encarnadura, quedaron allí perdidos, bajo un pesado manto de silencio, carente de toda resonancia y haciendo incomprensible para las generaciones futuras la densa textualidad de sus proyectos, la capacidad cuestionadora y movilizadora de su palabra y el profundo sentido político de su accionar. Tan incomprensible la acción como su respuesta represiva. Escamoteo interesado, evitante de las preguntas: ¿Qué estaba en juego esos años? ¿Qué y por qué se peleaba?

Es decir, cuál fue el entramado de sueños, ideas, análisis teóricos, compromisos vitales y prácticas germinadoras de un hombre nuevo como constructor de un mundo diferente que fue el signo distintivo de aquellos 'olvidados y proscriptos' desde el silencio y la descalificación.

Rodolfo Ortega Peña es una figura paradigmática de aquellos jóvenes intelectuales de la generación del 60, que vivió el influjo sartreano de la vida como compromiso existencial, desde sus primeros pasos como estudiante hasta el cargo de diputado nacional que ejercía a la hora de su muerte (con su unipersonal Bloque de Base, conformado tras separarse del frente justicialista por el que había sido elegido). El 31 de julio de 1974, cuando los sicarios de la Triple-A comenzaron su cadena de muertes quitándole la vida a los 38 años de edad, sin duda, en su criminalidad, coincidían en el reconocimiento del carácter paradigmático y la proyección de aquel que comenzaba a trascender los propios planos de la militancia para adquirir una dimensión nacional.

En distintas instancias de estos veinticuatro años transcurridos desde aquel crimen he abordado el análisis de quien fue mi hermano entrañable y compañero en la militancia y en la actividad cultural y profesional. Lo hice en su accidentado entierro, en el homenaje a los diez años del crimen a los veinte años, al inaugurarse la plazoleta que lleva su nombre, y en otras oportunidades, de manera escrita, en algunas publicaciones.
Cada vez que debí evocar a Rodolfo públicamente, fui completando mi visión de sus múltiples y riquísimos perfiles. De aquellos trabajos rescato especialmente dos, que hoy reproduzco parcialmente.

En una extensa nota hace doce años, decía yo: '¿Desde dónde aproximarnos al recuerdo de Rodolfo? Desde el rechazo de todo encasillamiento, reconociendo que él, como todo ser humano, fue una presencia abierta en sus significaciones, que su vida admite plurales lecturas y que no es posible abarcarlo en su totalidad, ni aquella es reproducible sintéticamente con un puñado de anécdotas o juicios de valor'.

Urgencia vital, preparación Intelectual

'En 1962, en la revista Ficción, que dirigía Juan Goyanarte, Ortega Peña publicó un largo análisis de la novela Sobre héroes y tumbas. En esa nota, escrita poco antes de que tomáramos la decisión política de elaborar y firmar conjuntamente todos nuestros trabajos, analiza el tema de la muerte (aun era tiempo de que nuestra generación la visualizara a través de las obras literarias) y dice: Lavalle, Alejandra, Fernando, muertos. ¿Sus muertes tienen algún sentido o carecen absolutamente de él? ¿Por qué ir a Jujuy? ¿ Por qué morir en 'El Mirador'? ¿Azar de una partida que dispara? ¿Libre determinación en incendiar la casa, su propia vida? La muerte, ¿tiene realmente un sentido que no es posible delimitar en lo orgánico? Allí quedan los restos lacerados de Lavalle. Malolientes. Ahí va su corazón con sus hombres. ¿Llevaba Lavalle dentro, muy dentro, su muerte como Alejandra o Fernando? ¿Fue creciendo esta muerte día a día con su vida, hasta surgir galopando desesperadamente? ¿ O, por el contrario, la muerte se cruza en el camino inesperadamente? ¿Es realmente un elemento irracional que no se puede reducir' Quizá no estamos preparados para responder. Pero la existencia sigue su curso: y allí va Martín, como nosotros, proyectando su vida, abierto a lo inesperado.

'Ortega a los 26 años reflexionaba antropológicamente sobre el sentido de la muerte, que es lo mismo que decir que analizaba el sentido de la vida. Y lo hacía desde su propia proyección vital totalmente comprometida, que llevaría -doce años después de esas meditaciones- a que convergieran las balas sobre su cabeza y a que hoy, transcurridos otros doce años, yo rescate este texto y lo repiense no sobre Lavalle sino sobre Rodolfo mismo. Ya que, quienes lo conocimos, sabemos bien con qué urgencia vivió, prodigando su inteligencia tan fuera del nivel común y su cultura de límites incomprobables, con tal vertiginosidad como si llevara 'dentro, muy dentro su muerte' y ésta fuera 'creciendo día a día con su vida'.

'Pareciera -la historia está llena de ejemplos variados- que hay seres que viven presentidamente su muerte joven y que para ellos, los tiempos de ser y hacer, son como una carrera contra el reloj sin resuello ni descanso. Y Ortega Peña no escapaba a esta característica.

'Recibido de abogado a los 20 años, haciendo al mismo tiempo la carrera de Filosofía, estudiando luego Ciencias Económicas; polemizando con Julián Marías sobre la ontología de Unamuno; con Carlos Cossío sobre la teoría ontológica del derecho; con Tulio Halperín Donghi sobre la significación del Facundo: con Marechal y Sabato sobre la estructura de la novela; con Córdova Iturburu sobre las pinturas rupestres de Cerro Colorado; pocos casos debe haber en nuestro país de un intelectual con tanta capacidad y actividad interdisciplinaria. Al mismo tiempo, con tan poco interés en dedicar su vida prioritaria-mente a cualquiera de esas disciplinas, pese a haber sido hasta el fin, un ávido y obsesivo lector de todas ellas, en castellano, inglés, francés, alemán, italiano, portugués, latín y griego.

'Urgencia por saber, para hacer: es decir el conocimiento como arma transformadora. Es que para Rodolfo no había actividad científica abstracta, había sólo una práctica teórica, absolutamente enraizada con las tareas de la liberación nacional y social. De él sí que, siguiendo Gramsci, puede decirse era un intelectual orgánico ligado al destino de la clase obrera y del pueblo. Porque toda su actividad estaba puesta al servicio del desarrollo político, del avance en la lucha de las clases postergadas: a las que se había integrado por una firme convicción, saltando por encima de su origen social, tratando de darles lo mejor de sí mismo.

'Pero esta urgencia vital no devenía en un sentimiento trágico de la misma. Todo lo contrario, sólo desde el optimismo esperanzador se puede actuar de ese modo. Por otra parte, Ortega Peña era la contraimagen de la solemnidad, un chico grande con una calidez y una ternura que muchas veces con infantil vergüenza por mostrarse desnudo en sus sentimientos, pretendía sepultar con su aplastante racionalidad, esa que se convertía en un arma implacable sólo con los enemigos de los intereses colectivos.

'De esta manera su vida cotidiana no aparecía escindida entre la alegría de los hechos menores y una solemne y grave actitud ante las grandes perspectivas de su existencia, las que integraba en un continuo sin contradictorias percepciones'.

Su humanismo ético y revolucionario

Hace cuatro años, cuando se inauguró por disposición del Concejo Deliberante de la ciudad de Buenos Aires la plazoleta Rodolfo Ortega Peña en la Avda. 9 de Julio, allí donde le mataron, volví a precisar los rasgos de Rodolfo. Decía entonces:
'¿Cuál es el legado de Ortega Peña, su valor paradigmático, lo históricamente rescatable? Cuáles son los grandes trazos de su personalidad, aquellos que aspiramos a que queden indelebles en el tiempo. Porque la historia con sabiduría olvida la crónica política concreta para abstraer y esencializar los valores ejemplarizantes, dejando aquella, para los estudiosos e investigadores.

'¿Es posible ya, señalar, los valores perdurables de una figura como Rodolfo Ortega Peña que laboró con igual fervor, la política como la historia, el periodismo como el ejercicio de la abogacía aplicada en función social? ¿Es posible hacerlo pese a la complejidad de su postura ideológico-política, de este hombre visceralmente peronista, pero intelectualmente un obstinado gramsciano, que heredó la pasión argentina de su abuelo David Peña y como aquél, tributario del sueño alberdiano de construir una gran nación sobre bases jurídicas y económicas sólidas?

'Estoy convencido de que sí es posible. Sin ánimo de hablar ex-cátedra, apunto aquí algunos rasgos a mi juicio definitorios: fue antes que nada un humanista, en el más puro sentido ontológico del término. Sus estudios de filosofía, su búsqueda del saber de los saberes, no era otra cosa que la búsqueda del hombre, de todos los hombres. Su primer compromiso era entonces con el destino del ser humano como tal.

'De este compromiso fundante, nacieron sus quehaceres: la política como servicio a los demás, asumida con el rigor de quien para ejercerla, no consideró suficiente su formación jurídica y filosófica, sino que estudió con igual dedicación las ciencias económicas. Su casi infinita cultura, fue también parte de su aprendizaje para la acción política. Porque sin estas herramientas jamás Rodolfo se hubiera considerado en condiciones de acceder a algo que consideraba absolutamente serio y responsable: la práctica política.

'De aquélla deriva también su irrenunciable compromiso con los derechos humanos, que lo llevó desde el inicio de su profesión al ejercicio de la defensa de los presos políticos, aun y en muchos casos, de quienes estaban en su antípoda ideológica y política.

Un compromiso racionalmente asumido que le hizo transitar el camino de la muerte, porque éste fue lo que más incomodó a quienes planearon el crimen.

'Necesariamente, también allí, radica su inclaudicable postura a favor de las causas populares, saltando sobre el prefijado destino familiar que le hubiera permitido fácilmente ser un brillante abogado de minorías privilegiadas.

'Otro rasgo esencial -y que en estas épocas aparece mucho más destacable - es la honestidad de este hombre que murió pobre, sin más patrimonio que su biblioteca, no por falta de oportunidad de quien asesoró a encumbrados dirigentes sindicales y que pasó por el Congreso de la Nación, rechazando las ofertas altamente beneficiosas en lo económico con que le tentaron para acallar su voz disidente.

'Es que Rodolfo Ortega Peña fue esencialmente un hombre ético, de una profunda eticidad, que lo llevó a soñar con un Hombre Nuevo capaz de construir revolucionariamente un mundo mejor. Revolucionar, como enseña el Diccionario del uso del español de María Moliner, es imprimir un giro diferente a un tiempo determinado o preconizar un cambio radical de las cosas. Y Ortega Peña desde su ética absoluta, jamás se resignó a aceptar el mundo en que le tocó vivir como algo con lo que debía conformarse. Siempre creyó que la humanidad, y en el caso, los argentinos, nos merecíamos un mundo mejor, mucho más justo e igualitario y luchó apasionadamente para que despuntara el alba.

'Pero no nos confundamos, Ortega Peña, no se planteó para sí, tomar el cielo por asalto, y por el contrario, fue un ferviente partidiario de la lucha de posiciones, en el marco de las instituciones republicanas. Por ello este hombre que no pertenecía a organización alguna, aceptó ser diputado de la Nación conformando un bloque unipersonal, para luchar por una democracia auténtica, fiel al mandato recibido. Y porque creía en los valores de la democracia participativa no usó su banca para convertirla en tribuna del petardismo sino que trabajó con ahínco en mejorar las leyes tanto en las comisiones como en el recinto, dando memorables aportes a los debates y convirtiéndose en un fiscal insobornable. Paralelamente llevó su banca a la calle y allí donde hubo una necesidad o una injusticia, lo encontró presente'.

24 años después, hoy, al cumplirse un nuevo aniversario del crimen, quisiera agregar, un hecho sustancial, implícito en todo lo antes dicho. Poco a poco, y por la fuerza de los acontecimientos, el campo popular y revolucionario estaba encontrando la figura capaz de unirlo y liderarlo, en aquel hombre que hizo del antisectarismo y de la unidad, un estilo de vida. Junto a Agustín Tosco, Rodolfo Ortega Peña, aparecía en el escenario político argentino con la capacidad para convertirse en la amalgama que superara las dicotomías y las obstinaciones, y de conducir en el campo de las instituciones republicanas, ese gran movimiento transformador que agitaba la Argentina. No fue casual entonces que su prematura muerte inaugurara la etapa sangrienta del último terrorismo de Estado padecido en el país.


Eduardo Luis Duhalde
Fuente: Revista La Maga, 11/07/03. Nota escrita en 1998. Gentileza Blog "Compañeros"

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