Agregar valor implica modificar la estructura del comercio exterior

Por Santiago Solda


Lentamente, y después de mucho tiempo, en la Argentina se está tomando conciencia de que se necesita agregar más valor a las exportaciones, lo que implicaría modificar la estructura del comercio exterior. Desde hace décadas funciona un modelo que se caracteriza por exportar una alta proporción de bienes primarios, sin valor agregado, y por importar mayoritariamente bienes industriales. El porcentaje de exportaciones industriales fue en los últimos años cercano al 30%. Actualmente ha ascendido un poco, al 34%, y debe seguir aumentando. Ahora bien, el porcentaje de importaciones industriales es contundente: 85%.

Ese intercambio nos impide agregar valor en el país. Establecer industrias en numerosos lugares del territorio que aún mantienen economías preponderantemente agrarias y emplear en ello trabajo argentino elevaría la productividad y el nivel de los salarios. Ello lograría aumentar el nivel de consumo de numerosas localidades, aumentar las tasas de recaudación municipales, provinciales y nacionales, retener más divisas en el país y aumentar las tasas de inversión y de ahorro nacional, para potenciar y hacer posible un fuerte aumento del producto a largo plazo. Eso es lo que se llama desarrollo económico.

Gradual y sostenidamente debemos ir fundando otro modelo a la medida de nuestras capacidades y posibilidades reales, que nos permita alcanzar estos tres objetivos:

1. Fabricar en el país una gran parte de los bienes y servicios de alto valor agregado que hoy se traen del exterior y que podrían generarse localmente, de un modo razonablemente competitivo

2. Seguir elevando la proporción de exportaciones industriales en el total (si se aumentara 2% anual la proporción de las MOI en el total exportado, en 8 años alcanzarían la mitad de todas las exportaciones).

3. Concentrar las importaciones en aquellas actividades que no se elaboran en el país y que son necesarias para la producción nacional, pero sobre todo, dirigirlas a equipos e inversiones de capital que permitieran mejorar la infraestructura de base y montar nuevas inversiones.

Este es un proceso que va a requerir tiempo, buenas políticas y del sostenimiento y apoyo de los sectores y actores económicos que están a favor de un modelo que impulse la producción nacional. Esta última es una cuestión política, que hoy está en el escenario.

Lentamente, se está logrando empezar a fabricar en el país buena cantidad de productos industriales que venían del exterior: motos, autos y sus partes (aun en una muy baja proporción), electrónicos (televisores, computadoras, teléfonos, máquinas de fotos), línea blanca (lavarropas, microondas), calzado, textiles, entre otros. Se debe ir consensuando con los diferentes sectores económicos, y con sus respectivas cámaras para profundizar este proceso. Pero se deben otorgar beneficios previamente pautados, siempre y cuando se acuerde fabricar los mismos con un nivel de competitividad aceptable y habiendo un compromiso explícito, con premios y castigos, de avanzar en la exportación en el mediano plazo.

También está creciendo la proporción exportada de bienes industriales: este año, en los primeros siete meses, frente a un aumento de las exportaciones totales del 22%, las MOI están creciendo a una tasa mayor, del 32%, que es promisoria si se puede sostener en el tiempo. Esta es inferior a la tasa de aumento de las exportaciones primarias, del 58%, pero ello se debe a una caída muy grande en el 2008 (producto de la sequía), y a que la última campaña ha sido muy favorable, lo que es muy bueno para el país.

Pero, reiteramos, lo más importante es implementar buenas políticas de exportación que permitan sostener en el tiempo el crecimiento constante de las exportaciones industriales y de alto valor agregado.

Los datos del comercio exterior publicados por el INDEC de los primeros siete meses ya están mostrando una tendencia para todo el año. Ella indica que se está generando un fuerte aumento de las importaciones a un ritmo del 40% anual. Esto se debe a la fuerte caída del año pasado y al fuerte repunte actual de la economía, que se espera sea del 8% para 2010, que aún utiliza buena parte de productos y partes importadas. Esto hará que se reduzca el superávit de la balanza comercial como estamos viendo en los últimos meses.

Está claro que el superávit del año 2009 fue récord, pero fruto de una situación extraordinaria, debido al control de las importaciones para sostener el saldo global, dada la crisis internacional que afectó a la Argentina. Por esta vía de regulación es muy difícil sostener este proceso en el tiempo, ya que causa problemas en la industria y genera rispideces con nuestros socios, y por ello se debe ir al fondo de la cuestión. Por otra parte, hay que tomar conciencia de que el superávit comercial ha sido, en los últimos siete años, de 12.000 millones de dólares en promedio, por lo que, si se mantienen estos valores (si las exportaciones aumentan el 19% y las importaciones crecen el 40%), será también de 12.000 millones, como fue la norma hasta ahora.

Como hemos señalado, puesto que todavía la proporción de importaciones MOI es del 85% de todas las importaciones, a pesar de los sectores que vienen sustituyendo importaciones, este año el déficit industrial seguramente se ampliará respecto de los valores del año pasado. Si se mantienen las tendencias de los primeros siete meses (las importaciones crecen el 40% y que el 85% de las mismas son industriales; y las exportaciones MOI crecen un 31%), el déficit industrial será de 21.000 millones de dólares. Esto debe asumirse y analizarse en perspectiva: aun en estos valores sería levemente inferior al del 2008. Por otro lado, mientras sigan firmes el proceso de sustitución industrial y el aumento de las exportaciones MOI, el déficit se irá conteniendo, en una primera etapa, y luego reduciendo. Cuanto más consiga el Gobierno convencer a los empresarios para que sustituyan producción industrial, más rápido será el tránsito.

Pero llevará tiempo y necesita persistencia, apoyo político y buenas políticas y programas para que brinde beneficios. Creemos que el desafío representa una buena oportunidad para que nuestro país dé un paso adelante y no sólo crezca, sino que se desarrolle. Sobre todo, permitirá que buena parte de la población, que hoy tiene dificultades económicas, mejore su condición y que numerosas localidades postergadas perciban los beneficios y progresen.

Es una apuesta que necesita de la política. De la alta política. Es decir, de convencer a los principales actores que resultará positivo seguir este camino porque le traerá beneficios al conjunto de la sociedad que brindará muy buenas oportunidades a la mayoría de los actores. Es un buen plan que tiene sentido y vale la pena apoyar.

Economista de AIERA

No hay comentarios:

Foro en defensa del Proyecto Nacional y Popular

El Secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, fue el invitado especial del primer Foro en Defensa del Proyecto Nacional y Popular, que contó con más de 250 militantes.