Una segunda oportunidad

 Parece prematuro  exponer  una descripción  exhaustiva de los cambios que están sucediendo en la economía mundial a partir de la gran crisis de 2008, nunca del todo superada y la pandemia actual que ha ido agravando una situación ya de por si caótica.

Que quede claro los problemas originados por los cuarenta años de neo liberalismo y globalización de la economía ya estaban latentes y solo la miopía de una clase dirigente global podría negarlos. La Pandemia solo aceleró los tiempos y puso los problemas sobre la mesa, en lugar de barrerlos bajo la alfombra.

La derrota de Trump o el triunfo de los demócratas en EEUU, puso grises y sombras sobre un futuro cercano incierto. El fracaso de Trump más allá de sus payasadas y exabruptos, puso fin al intento de sectores de EEUU de cerrarse  sobre sí mismo y dejar de lado la globalización. El intento de Trump de recuperar el poderío industrial estadounidense a partir traer las líneas de producción hoy dispersas por el mundo, en especial China y Oriente, fue derrotado en las urnas, pero logro mucho consenso sobre todos en las zonas  otrora ciudades industriales, hoy venidas a menos por la desindustrialización de las últimas décadas. El proyecto demócrata siempre estuvo alineado con la idea de la globalización económica y productiva y gobierno global. Este proyecto también está en crisis, por lo que la principal potencia del mundo está en un conflicto que no se puede superar hoy por medio de las urnas. En los próximo meses se verá cómo evoluciona la situación interna yanqui, pero cualquiera sea el camino  emprendido tendrá consecuencias globales.

En el resto del mundo pareciera encaminarse a situaciones de cierre de las economías, a fin de preservar el trabajo y el ahorro y el mercado  interno, impulsando la demanda doméstica, las potencias occidentales están implementando política de desarmar los incentivos a la deslocalización de la producción en Asia. Así Japón acaba de disponer una línea de crédito de 14 mil millones de dólares a disposición de las empresas para que repatríen las líneas y procesos de producción  actualmente instalados en China.

Una tendencia similar se nota en Europa  que ha decidido mantener la nacionalización de empresas estratégicas, como las aéreas. Y desarrollar una política llamada de relocalización industrial, e iniciar un proceso de  sustitución de  importaciones, sobre todos en sectores semi estratégicos, la producción farmacéutica, la producción de energía “verde”, etc. El fantasma de desempleo se instaló en la vieja Europa, hoy muy convulsionada por conflictos sociales económicos, raciales y políticos. La destrucción masiva de empleos pude ser un escenario apocalíptico para la UE.

El modelo neoliberal globalizador cruje.

La actual de crisis mundial ha mostrado con toda crudeza el fracaso del modelo político y económico encarnado en el neoliberalismo y el Consenso de Washington. Todas las teorías que le dieron sustento han mostrado  su inoperancia para dar respuestas.

La crisis del 2008 y la larga recesión que le siguió, mostró, en primer lugar, que la primacía del capital financiero por sobre la organización de la economía mundial destruyó   amplios sectores y regiones, antes prosperas zonas industriales y productivas, para llevar esas industrias a regiones del tercer y cuarto mundo, buscando mano de obra barata, en algunos casos casi esclava,  destrozando el medio ambiente y saqueando recursos naturales. Ese modelo toco su punto límite.

Como segundo   elemento puede citarse la guerra comercial larvada que existía detrás del “exitoso modelo de libre comercio”, políticas de dumping, barreras arancelarias y para arancelarias, destinadas a restringir las importaciones y aumentar exportaciones.  Estas ventajas para comerciales, tenían mucho que ver con “ventajas” que vulneraban leyes, convenios y acuerdos multinacionales. Salarios muy bajos, explotación infantil, sobre explotación de los recursos naturales y depredación del ecosistema, guerras por los recursos, etc, etc. Queda claro que este “libre comercio forzado” solo  ha provocado  crisis sociales, sanitarias, ecológicas.

También el modelo neoliberal  mostró sus limitaciones, ya que mientras las grandes corporaciones ganaban más dinero a partir de baja significativamente sus costos de producción, los países centrales veían aumentar sus costos sociales, a partir del aumento del desempleo, la seguridad social, la recaudación impositiva, lo que obligo a la desmantelamiento del estado de bienestar de post guerra con el costo político y social que eso implicó.

 Todo esto  pone en tela de juicio la lógica del andamiaje social de la globalización,  en teoría, las importaciones de bienes de consumo a bajo precio permiten incrementar el poder adquisitivo de los salarios, pero esas importaciones destruyen los puestos de trabajo internos e incrementan el costo social lo cual  restringe la tasa de beneficios que el gran capital preveía.

Por último y no menor, el mundo que surge en estas cuatro décadas de neoliberalismo, pone en cuestión la hegemonía global tras la caída del muro de Berlín y la debacle de la Unión Soviética. La hegemonía política y militar norteamericana es hoy puesta en cuestión por el surgimiento de otras potencias económicas, como China, la Federación Rusa, India o el surgimiento de nuevos bloques económicos y políticos, como el Brics.

Todos los analistas predicen el reemplazo de la hegemonía yanqui por la China para la década de 2030. Esta situación  llevará seguramente durante estos años a conflictos comerciales y políticos muy duros. Hay que recordar que estas batallas por el liderazgo regional o mundial siempre se han dirimido a través de grandes guerras.

Las salidas a la crisis post pandemia son limitadas, continuar con el modelo actual aceptando el costo en todos los órdenes que este ha generado, pero teniendo en claro que la tasa de beneficio se limita o, se  pone límites a la lógica globalizadora del libre comercio y la libre circulación de capitales. Esta podría ser la salida más racional, volver a un esquema de producción con fortalecimiento del mercado interno en detrimento del sector financiero global, el gran y casi único ganador de este proyecto fallido. Por supuesto que esto no se hará sin conflictos entre los distintos grupos de poder.

 

América Latina y argentina.

Hoy Latinoamérica vive en un estado de convulsión interna muy fuerte. Todos los países de la región están sufriendo las consecuencias de décadas de políticas neoliberales impuesta por el FMI, el Banco mundial, y otros organismos internacionales que son poderes internacionales destinados a penetrar e instaurar en los países periféricos las políticas del consenso de Washington. Hoy los pueblos, en especial los jóvenes, han salido a la calle hartos de políticas económicas que les roban el presente y sobre todo el futuro. Hay manifestaciones populares en Guatemala, Colombia, Ecuador, Perú, Chile, crisis política en Brasil, donde en gobierno de derecha de Bolsonaro fue derrotado en las elecciones municipales y estaduales de ese país. No es  casual, los países de la región, fueron víctimas de golpes de estado sangrientos, que solo sirvieron para instalar las políticas neoliberales y monetarista, que solo han empobrecido a su población, primarizando  su economía, desindustrializaron los países, se privatizo los servicios públicos y aumentó considerablemente la concentración de la riqueza en pocas familias, además de saquear sus recursos naturales y contaminar el medio ambiente.

Esta modelo, como decíamos más arriba, está en crisis y difícilmente puedan sobrevivir en la post pandemia.

Frente a la crisis global y regional, el  sentido común indica que no se puede volver a las viejas recetas que nos han llevado a esta situación. Es necesario plantearnos como país y como región alternativas de desarrollo sustentable,  una política deliberada hacia una mayor soberanía y auto suficiencia nacional. Como decía Alfo Ferrer,  en la década del 80 “un vivir con lo nuestro”.

La salida de la crisis  solo puede lograrse a través de un incremento de la demanda interna, del consumo, de mejores salarios y pleno empleo en marco de una planificación de gobierno sustentable en el mediano y largo plazo.

En este marco es necesario retomar el camino de la reindustrialización acelerada por sustitución de importaciones. Esta fue el camino exitoso de crecimiento y desarrollo nacional desde la década de 1930 hasta su destrucción y punto final con el golpe de 1976, que vino a terminar a sangre y fuego con el sueño de una Argentina industrializada.

Argentina cuenta con recursos valiosos para re iniciar este proceso de industrialización acelerada, tienen los recursos naturales y humanos y una experiencia histórica, un  saber hacer, que tiene un valor extraordinario.

El caso del petróleo y el litio abren importantes  posibilidades, son ejemplos de oportunidades.

El petróleo por ejemplo, no debería ser no sólo para consumo interno, sino también un bien exportable para generar divisas. Es necesario agregarle valor, por ejemplo en lugar de gas debemos producir  y exportar plásticos, pero para eso es necesario desarrollar una industria petroquímica. En lugar de exportar petróleo crudo debemos  exportar nafta. Pero para eso hay que construir una otra refinería.

En necesario desarrollar  más tecnología en la explotación petrolera tradicional y en particular en Vaca Muerta para hacerla más eficiente y  más rentable

Otro rubro con potencial es el litio, mineral básico para la producción de baterías: es un mineral estratégico,  existente  en pocos lugares del mundo y uno de esos lugares es  en el Norte Argentino, Bolivia y Chile. Lamentablemente la Constitución del 94, con un supuesto fundamento en el federalismo entregó la explotación minera a la provincias y está en búsqueda de recursos para sus arcas concesionó  la explotación de los mejores salares en suelo argentino. Las empresas que hoy lo explotan lo sacan a granel hacia sus países de origen donde es procesado. Es fundamental recuperar ese recurso para los argentinos y constituir empresas que agreguen valor. Esto es así además para muchos minerales que son extraídos con  técnicas que dañan el medio ambiente, dejando muy pocas regalías a las provincias. La meta debe ser agregar valor a todos los productos exportables.

Por ejemplo a partir de las baterías de litio podemos avanzar en la construcción y desarrollo del colectivo eléctrico y por ende en el auto eléctrico. Industrias de gran potencial futuro y en las cuales tenemos capacidad de desarrollo.

Lo mismo puedo decirse de los desarrollos en energía atómica, pequeños reactores, en  industria aero espacial, satélites, comunicaciones, industrias para la defensa, desarrollos 4 y 5 G, farmacéutica, y salud, etc.

Por supuesto que, y el gobierno junto al sector están trabajando en ello, esta el agregado de valor a toda la producción agro pecuaria. Argentina puede y  debe ser uno de los principales exportadores de alimentos elaborados del mundo. Argentina está en condiciones de duplicar y hasta triplicar sus exportaciones en alimentos en un corto plazo.

El potencial de desarrollo existe y siempre existió, pero sigue habiendo restricciones internas y externas que dificultan esta proceso virtuoso. Uno y fundamental es desmontar el andamiaje legal del neoliberalismo que actúa con un lógica saqueadora, de acumulación de capitales y su posterior fuga hacia guaridas fiscales, es necesario controlar los flujos de divisas especulativas, porque son un vehículo de deuda y empobrecimiento. En ese orden es necesario desdolarizar la economía y sobre todo el anclaje dólar precios  internos.

Y la otra restricción que tenemos es la falta de una burguesía nacional. No solo no tenemos una burguesía que pueda liderar un proceso de industrialización, sino que como muestra la historia argentina, es la misma burguesía la que resignó  siempre su rol histórico  y sus intereses de clase al servicio de los negocios de la oligarquía y los capitales extranjeros.

En ese marco un proceso de re industrialización acelerada solo puede ser liderado por un “estado desarrollador”, un proceso  en el que el Estado no solamente regule y vigile sino que en ciertas áreas se convierta en un Estado empresario. En un estado motor de la economía. Un estado que lidere, asociado a los privados, si es posible,  un proceso de investigación, desarrollo e innovación científico tecnológica

Por supuesto que no planteamos un estado omnipresente, que se haga cargo de todo, pero sí de todas aquellas actividades básicas y de aquellas donde el privado no puede o no quiere invertir.

El estado debe fijar el rumbo y las reglas de juego para los actores del proceso económico, y debe premiar a los que las cumplan así como sancionar a aquellas que sacan los pies del plato.

Los países del primer mundo, EEUU o Alemania o China por poner algunos ejemplos esconden el rol del estado. Mientras nos hablan de libre comercio, libre empresa y ajuste del estado como recetas para nuestros países, ellos tienen estados fuertes, asociados a la actividad productiva, invierten ingentes sumas en investigación y desarrollo de nuevos productos y tecnologías, que luego son comercializados por empresas privadas. En estos casos las industrias militares o la industria  espacial, fueron como ejemplo, el comienzo de las nuevas tecnologías que hoy se usan en la vida diaria, como internet, celulares, GPS, etc., subvencionadas por contratos del estado con empresas privadas.

Vamos hacia un mundo donde se cerraran fronteras, donde el comercio entre países será complejo, donde los conflictos por los mercados y  los recursos naturales pueden llegar a ser violentos. Argentina debe cerrarse sobre sí misma, desarrollar un mercado interno fuerte y sustituir con producción local muchos productos que hoy se importan.

 Es probable que estemos en los umbrales de un proceso de integración de bloques geográficos regionales, que disputen el comercio pero también la hegemonía global. Es un escenario así Argentina debe integrarse a Latinoamérica, no solo por razones de hermandad histórica o cultural, sino por razones económicas y comerciales. Un mercado común latinoamericano es un mercado que permitiría escala a nuestra producción, ya que la industria argentina, a pesar de las políticas de destrucción internas durante los gobiernos liberales, tiene prestigio y mercados seguros en la mayor parte de los países de la región.

 

Antonio Muñiz

Noviembre 2020

Apuntes en tiempos de crisis permanente.

“La estrategia sin táctica es el camino más lento hacia la victoria. La táctica sin estrategia es el ruido antes de la derrota”. Sun Tsu 

Hubo en esta última semana dos hechos altamente positivos para el gobierno de AF y para la democracia en la región. Una es la masiva movilización popular el pasado 17 de octubre en apoyo al gobierno, mostrando que el peronismo puede, si quiere, “ganar la calle” en apoyo a su gobierno. Un dato, no menor, poco citado por las crónicas de ese día, la fuerte presencia de la clase media porteña de la ciudad y del conurbano en la movilización. Por el otro, el gran triunfo del MAS de Evo Morales en la elecciones en Bolivia, dejando atrás 11 meses de un gobierno golpista auspiciado por la OEA y los intereses norteamericanos.

Sin embargo el conflicto interno, expresada entre otras cosas por la corrida del dólar, o la acción destituyente de minorías en las calles o la acción de desgaste permanente de los medios concentrados contra todo el gobierno nacional sigue con ímpetu.

La derecha argentina se muestra, como en otras ocasiones, muy  activa, trabajando para el desgaste del gobierno, buscando de mínima debilitarlo y condicionarlo sobre sus futuras políticas. Está en juego el modelo de país para las próximas décadas.

La derecha, por darle un nombre, está compuesta por los grandes grupos ganadores en las últimas décadas, el círculo rojo del empresariado agro exportador, los grupos trasnacionalizados, los medios concentrados y detrás como empleados el periodismo mercenario, parte del aparato judicial y los  servicios de información y como siempre presente la CIA y la embajada. Esta composición muestra su poderío. La alianza Cambiemos es hoy su herramienta electoral, pero mañana puede ser otra. Como dice “no hay lealtades permanente, sino intereses permanentes”.

La minoría activa que se moviliza, es parte de una minoría social y política que siempre estuvo presente en la sociedad argentina. La novedad es que ahora ha ganado la calle detrás de una agenda que les marcan los medios.

No es casual esta acción destituyente, estas se enmarca en una campaña muy fuerte de los intereses anglo yankis en la región, asociados como siempre a la oligarquías locales. Este nuevo “Plan Condor 2” tiene como objetivo barrer todos los movimientos populares en Latinoamérica y resetear a estas naciones en el marco del neoliberalismo globalizante.

Tampoco es casual que Argentina sea un foco de acción muy concreta. Hoy puede decirse que el único gobierno que encarna, ahora junto a Bolivia y Méjico,  una alternativa nacional y popular frente al modelo hegemónico de la derecha.

Tampoco es casual que este sea el momento donde hacen más ruido las acciones destituyentes, ya que luego de un comienzo muy complejo para el gobierno, condicionado por la deuda externa y una crisis social y económica heredada, se le sumo la pandemia del Covid19, ha iniciado un programa de reformas en el modelo económico social. Podría decirse que a pesar de ser medidas que la ciudadanía voto en octubre de 2019 y que además son reformas tímidas y acotadas, estas generan una acciones cada vez más violentas en sectores de la oposición.

 También es justo reconocer que existen áreas importantes del gobierno que no terminan de arrancar, a pesar de los 10 meses de gestión, ministros y funcionario sin peso político y de gestión en áreas claves, que se convierten en contra pesos, así como la continuidad en la segundas líneas de funcionarios macristas, que se ha convertido en verdaderas quinta columnas.

Subestimar a los grupos oligárquicos argentinos es suicida, es una minoría apátrida, saqueadora, violenta y para peor tremendamente bruta e ignorante. Su lógica de acumulación es la especulación, la apropiación por desposesión, el usar al estado para sus negocios, un capitalismo de amigos y de clase.  Carece de proyecto nacional. La gestión de Macri mostró  claramente la incapacidad de estos sectores de generar un programa de gobierno que incluya a los cuarenta y cinco millones de argentinos. Encarnan un modelo que excluye a amplias franjas de la población, lo cual lo hace inviable económica y políticamente bajo un sistema democrático.

Es indudable que el gobierno debe recalcular su estrategia frente a estos sectores. Hasta ahora las buenas intenciones y los gestos de buena voluntad del gobierno solo se han respondido desde el primer día con agresiones y un claro objetivo destituyente.

Está claro que esa estrategia “amistosa” no ha funcionado. Es necesario construir mucha fortaleza política,  generar nuevos liderazgos, nuevos consensos y esto solo se puede lograr articulando con las organizaciones populares (sindicatos, cámaras empresarias, organizaciones de base, sociales, clubes, agrupaciones estudiantiles, y toda expresión de la comunidad organizada),  la lucha política debe ser claramente una lucha por el poder  y para ello hay que abandonar ciertos infantilismos izquierdosos de subestimar la lucha por tomar los resortes del estado.

Los movimientos populares deben ir por el estado, arrebatárselo a los sectores oligárquicos. Tomar el Estado para transformarlo.

Se requiere construir un estado fuerte y organizado, que pueda llevar adelante el proceso de reindustrialización acelerada, como estado empresario, pero también como regulador de la economía, como estado que lleve adelante y conduzca el desarrollo económico y social.  No se trata de volver al viejo estado burocrático, sino de un estado ágil y  eficiente, pero fuerte, para enfrentar y poner límites a los grandes intereses económicos. Hay que refundar el estado bobo, neoliberal, por un nuevo Estado Desarrollador.

Hay que animarse a decir lo “políticamente incorrecto”, aquellos que se calla, expresar la voz de los sectores que están afuera del sistema, aquellos que nadie quiere expresar, construir una voz colectiva desde lo nacional y popular, aunque este discurso espante algunos votos “progres”.

Por ejemplo es claro en la política actual que  no es viable pensarla sin considerar el conflicto como inherente a la misma. En todo caso podrá discutirse como se resuelve el conflicto pero no negarlo. El neoliberalismo con su lógica de apropiación por desposesión, solo puede generar procesos de violencia para llevar adelante su saqueo y por ende va a generar resistencia y lucha de los sectores populares.  El conflicto es inherente a cualquier sociedad humana, es la esencia que da origen a lo político y a la política, pero el colonialismo y su versión actual el neoliberalismo lleva el conflicto al límite. 

El objetivo de sociedad más justa,  de igualdad e inclusión, lleva aparejada una lucha, casi nunca pacifica,  por la apropiación de los excedentes que esa economía produce para volcarla en el bien común.

Es necesario la construcción de fuertes consensos sociales y políticos que de sustento a estas políticas de redistribución del ingreso y pongan límites a los grandes grupos económicos que se sienten dueños de esa porción de la riqueza y a su vez permitan desmontar todo el “aparato legal del coloniaje”, que permite y avala “legalmente” y “culturalmente” el coloniaje y el saqueo.

En el caso argentino existe una larga tradición de participación ciudadana, a partir de consejos económicos sociales, donde los actores discuten y debaten las acciones gubernamentales en cuanto a salarios, precios, condiciones de trabajo, etc. Es conveniente en esta etapa profundizar la apuesta hacia un gran consejo de la comunidad donde se puedan fijar y consensuar los grandes objetivos nacionales y planificar las acciones tácticas.  Igualmente se requiere una fuerte presencia del estado como dador de premios y castigos, como ejecutor de las acciones planificadas. A su vez hay que recuperar el rol del estado empresario en las áreas estratégicas de la economía y en los servicios públicos.

Toda apelación a una burguesía nacional para que ate sus intereses a los de una Argentina desarrollada e inclusiva está condenada al fracaso y la frustración. El gran empresariado argentino es una burguesía fallida, saqueadora, que ha atado sus intereses con los intereses del imperio y sus socios locales, la oligarquía.

También otra falacia es apostar a “una lluvia de inversiones extrajeras”: estas no existen y menos en el mundo post pandemia. Las inversiones que podrían venir tienen solo una lógica especulativa, de rápidos negocios y fuga o ir a financiar actividades extractivistas de saqueo de nuestros recursos. En ambos casos solo sirven para perpetuar la dominación, la primarización de nuestra economía y la pobreza generalizada.

La tares es ardua y compleja, pero es ahora. Hay que ir desmontando la vieja Argentina que muere y sembrar las semillas de una nueva estructura política, social, legal y económica que de forma y sustentabilidad a la Nación Argentina que queremos.

Antonio Muñiz

Octubre 2020

La construcción de un nuevo modelo de desarrollo sustentable.

Escribir una nota de no más de 5000 caracteres como me pidieron los amigos de Motor Económico es una tarea ardua para mí, que tiendo a ser muy extenso, pero el tema que me pidieron lo hace aún más complejo. Trataremos de ser sintéticos y concretos, aunque algunos temas queden en un mero titulo

La llegada del gobierno de Alberto Fernández abrió  la esperanza de que un nuevo modelo de país inclusivo, productivo, generador de riqueza y conocimientos fuera posible.

El nuevo gobierno debió enfrentar de entrada  una crisis económica y social producto de la mala praxis del gobierno macrista. Sin embargo la vida te da sorpresa, y a poco de iniciar la gestión se desató  la pandemia global de Covid19, que puso al mundo en cuarentena.

Para completar el cuadro de crisis la derecha o sea los grandes grupos económicos concentrados, agro exportadores, bancos, energía, comunicación, etc,  únicos ganadores del proceso de cuarenta años de neoliberalismo le están marcando “la cancha” al nuevo gobierno a través de corridas de precios y cambiarias o manifestaciones en la calles, minoritarias pero potenciadas por los grandes medios de prensa. Hay claramente dos modelos en lucha, uno minoritario pero poderoso y otro popular votado por la ciudadanía hace escasamente 12 meses.

Mirar hacia adentro.

Argentina necesita, y es la oportunidad, cambiar drásticamente su proyecto  de país,  debatir otros modelos  alternativos de desarrollo para abandonar el ya caduco, basado en la exportación de materias primas, en la lógica extrativista de la explotación de los recursos naturales no renovables, servicios y sobre todo la financiarizacion de la economía, en detrimento de la economía real de bienes. Este modelo imperante desde 1976, ha entrado en crisis, pero en el medio dejo más del 50 % de población en la pobreza y la indigencia, un aparato productivo monopolizado y extranjerizado, un país endeudado y una sociedad desintegrada.

Si queda una enseñanza de la experiencia neoliberal de los últimos cuarenta años es que es inviable para un país y sobre todo para Argentina, basarse en la explotación de recursos naturales, con una lógica puramente extrativista, cuando el país no maneja los precios, por lo que queda dependiente de los mercados internacionales, sea la soja, carne,  trigo, petróleo o la minería.

Sin Estado  y planificación participativa no habrá desarrollo.                                                                                           

El fracaso mostrado por el modelo neoliberal, con su altísimo costo social, económico y productivo, nos obliga a desandar el camino, debemos pensar con otra lógica, abandonar los paradigmas del neoliberalismo, romper con los tabúes que nos impuso. Repetir lar recetas ya fallidas nos llevara a otra frustración.

Por ello debemos pensar estrategias de desarrollo propias, aprender desde nuestra historia pero también de experiencias exitosas de desarrollo en otros países.

Primero hay que recuperar al Estado, cualquier país moderno requiere de un estado fuerte, dinámico, ágil, movilizador y orientador de los recursos de la comunidad. Un estado que arbitre en los conflictos, pero que premie o castigue, que lleve adelante los objetivos fijados por la comunidad. Es importante perder el miedo al tabú del estado empresario. El estado debe tener un rol empresario en aquellas áreas críticas y estratégicas o donde el capital privado flaquea y no cumple los objetivos. Es síntesis necesitamos un “estado desarrollador”.

Como complemento a este rol del  estado es fundamental instrumentar un plan estratégico de desarrollo. La planificación debe basarse en un criterio participativo, donde sea la comunidad en su conjunto la que fije los objetivos y la estrategia para su concreción.  Este proceso de planificación participativa debe basarse en la premisa de tres ejes complementarios: crecimiento económico, inclusión social y protección ambiental. Sin el cumplimiento de estos tres objetivos simultáneamente no existe desarrollo sustentable. Estado y planificación participativa son las dos herramientas básicas.

También es fundamental pensar un modelo de desarrollo integrados a Latinoamérica. Argentina por sí sola no tiene escala. También en este esquema es prioritario pensar un modelo de salarios altos y pleno empleo, a fin de potenciar el mercado local y regional.  

Por lo cual es necesario de retomar los esfuerzos para poner en marcha el golpeado aparato productivo nacional, reiniciando el proceso de re industrialización.  Seguramente el camino más rápido y lógico en poner en  marcha el aparato productivo, hoy semi parado, y luego avanzar en todas las industrias relacionadas al agregado de valor a las materias primas exportables, granos, carne, minerales, petróleo, energía, etc, potenciando las cadenas de valor, generando empleos y exportándolos con mayor valor agregado.

Descartadas las inversiones extranjeras orientadas al sector productivo como motor del desarrollo, dado el cierre de las economías y las crisis en cada país. Teniendo claro también que la burguesía argentina tiene vicios de origen, taras ideológicas y una incapacidad de conducir un proceso sostenido de reindustrialización. A lo largo de la historia la burguesía nacional defeccionó  en varias oportunidades históricas  y nada hace prever que cambien su conducta. Con el agravante de que muchos de sus negocios trasnacionalizados quedaran  golpeados por las secuelas de la pandemia y la crisis global.

En este esquema es importante el rol del Estado como decíamos más arriba sino también  las mipymes y las  empresas cooperativa, en todos sus niveles y categorías.

Saltando etapas:

Es importante considerar  que un proceso de industrialización por sustitución de importaciones, tal cual ha sido el modelo utilizado en nuestro país corre con la desventaja que se hace lento y pareciera nunca alcanzar los estándares internacionales, por ello es necesario pegar un salto cuali y cuantitativo, o sea saltar etapas y posicionarnos en las áreas claves.

Según los expertos estamos viviendo las postrimerías de la tercera revolución industrial, basada  en la integración de las computadoras y las tecnologías automatizadas en los procesos de producción, las redes y las telecomunicaciones también están presentes. Según otros expertos opinan que ya estamos en el comienzo de la cuarta revolución. Esta está basada en las tecnologías conectadas a internet (internet de las cosas, inteligencia artificial, "big data", la nube, robótica, realidad aumentada, drones, etc.), y que también se denominan Industrias 4.0 o industrias inteligentes.

Es por ello que será necesario y posible planificar el desarrollo industrial potenciando aquellos  sectores intensivos en tecnología, espacial, nuclear, 4 y 5G, biotecnologías, robótica, IA, farmacéuticas, software,  nuevos materiales, etc. 

Por último, otra ventaja de  esta revolución industrial está enfocada a la " economía circular " ecológica y sostenible. Todo se recicla y nada sobra. Este concepto de una eco industria verde es imprescindible para  un planeta de recursos finitos, que  todo se aproveche y nada se deseche.

Hay que plantear  una revolución educativa que prepare a toda la población para el salto tecnológico. Por eso la educación debe ser pensada como un proceso continuo, pero que a su vez  cubra a toda la población, y no solo a los jóvenes, que por supuesto deben ser los sujetos directos y más importantes, aunque no los únicos.

Queda claro que un proceso de desarrollo  como el aquí resumido requiere en principio un fuerte consenso de la comunidad, esto solo se puede lograr con una activa participación de todos los actores sociales, económicos, del conocimiento, de la cultura, etc, en la fijación de los  objetivos estratégicos, en segundo lugar además de un rol muy activo del Estado en todo el proceso productivo, de  invertir fuertemente en salud, infraestructura, educación, en formación laboral y en ciencia y tecnologías.

 

Antonio Muñiz

Octubre 2020

“Argentinos a las cosas”

Dice un proverbio chino que las grandes crisis generan oportunidades, si bien no por repetido significa que sea verdad,  es cierto que las crisis nos obligan a pensar y evaluar el presente y sobre todo el futuro.

En el caso de los países esto es más manifiesto  y en el caso de Argentina, es casi obligatorio  pensar al futuro para trazar una ruta estratégica de políticas y planes para las próximas décadas.

 Luego de cuarenta años de hegemonía de un modelo neoliberal, impuesto a sangre y fuego por la dictadura  militar (1976/83), el país ha ido retrocediendo en todos sus índices sociales y económicos. Ha ido potenciando un modelo caracterizado por la extranjerización de su territorio, monopolización  de su sistema productivo, concentración poblacional en las grandes capitales, en condiciones  de NBI muy altas, la pérdida de la capacidad industrial, con la  consiguiente primarización de la economía, más altos índices de desocupación y por ende pobreza.

El modelo neoliberal extrativista fue configurando un país deforme, concentrando su desarrollo en la pampa húmeda, la producción de granos, en especial soja, los servicios y una lógica financiera de la economía y la producción.

Se fue profundizando el modelo, con todos sus defectos, de la argentina agro exportadora de la generación del ochenta.

Su capital, Buenos Aires, era y es una cabeza de  Goliat , tal como la definió Martínez Estrada, “El problema era capital: Buenos Aires, expandida a la manera de las jaquecas o de los tumores, era el índice del fracaso de los argentinos para dar forma armónica a su nación.” [...]

Argentina tiene su territorio económico y humano deformado, concentrado en el AMBA donde el 2% de su superficie concentra más del 40% de su población. Hoy la ciudad de Buenos Aires, cuenta con una población de tres millones de personas, pero un PBI similar a las capitales europeas, mientras a su alrededor su fue construyendo una área metropolitana, con islas de prosperidad similares al primer mundo, pero a su vez otras  de pobreza extrema, violencia social, pésima calidad de vida de su población, casi similar a ciudades del cuarto mundo.

 


Este esquema de país no es casual, se repite en menor medida en las grandes ciudades de interior, Rosario es un ejemplo de ello.

Decíamos que no es casual porque hay una visión “porteño céntrica”, que se mira el ombligo o mira hacia el exterior, no percibe su territorio interior pero tampoco su potencialidad geo estratégica.  En esto hay que recordar la zoncera “el problema de Argentina es la extensión”, por lo cual fuimos perdiendo territorios por falta de políticas estratégicas y miopía de nuestra clase dirigente.

La clase dirigente argentina subestimó y negó el desarrollo y la ocupación del Norte argentino y la Patagonia, nunca tuvo una estrategia de desarrollo de esas regiones, asi como tampoco  las cuencas  hídricas,  el Mar Austral, las Malvinas o la Antártida.

Así grandes flujos poblacionales, expulsados de sus provincias nativas, por falta de trabajo y oportunidades, fueron en busca de futuro a los centros urbanos, a esto se sumó en la últimas décadas los flujos de los países vecinos, también expulsados por el modelo extrativista que destruye capital social y puestos de trabajo.

 

La pandemia puso de manifiesto la cara de una crisis que ya estaba latente. Muestra con toda su crudeza el fracaso del modelo neoliberal y el daño profundo que esta ideología ha causado en el tejido social y económico del país.  El fracaso del gobierno macrista, última experiencia de la derecha liberal,  mostró una vez más su incapacidad para generar un modelo de inclusión que contenga a 45 millones de argentinos. Es más, solo pudieron mostrar la rapiña, la corrupción, la sordidez, de una clase dirigente apátrida, violenta y autoritaria.

 

 

Construyendo escenarios futuros:

 

Es necesario reconstruir un horizonte estratégico, que contemple el desarrollo de una nación argentina, que recupere el tiempo perdido.

Argentina fue pionera en América Latina en casi todos los aspectos, hasta mediados de la década de 70.  La educación laica y obligatoria, la gratuidad de la universidad (1949), el acceso a la misma por parte los hijos de los sectores populares,  el desarrollo de la ciencia y la tecnología, fueron configurando  un país industrializado,  con  desarrollo de la energía hidroeléctrica, la energía nuclear, la industria aero naval, automotriz, fueron formando una sociedad integrada, de ascenso social, pleno empleo, salarios altos.   En 1975 Argentina tenía un 4 % de pobreza y una deuda externa de 6 mil millones, era una potencia intermedia con un alto grado de desarrollo económico y humano. En 1974/5 se alcanzó  el nivel de mayor igualdad social: un coeficiente de Gini de 0,35, de acuerdo con la Cepal.  Todos los números de la economía argentina mostraban un nivel  muy superior al resto Latinoamérica y de muchos países del mundo. (1)

 

Esa Argentina, moldeada así por el peronismo, sobrevivió con vaivenes y conflictos, hasta 1976, cuando la oleada neoliberal arrasó  con todos los logros históricos, destruyendo todo a su paso, llevándonos a estos tiempos de decadencia, fracaso y  estancamiento, deteriorándose su institucionalidad y moral política. Al mismo tiempo que se fue degradando la elite dirigente, mostrando una ignorancia, una falta de cultura, una falta de sentido de patria y de nación, que permitieron y la hicieron cómplice del proceso de destrucción.

 

Para pensar y planificar el futuro argentino se requiere también pensar el mundo que se viene post pandemia, el escenario global donde nuestro país estará inserto:

 

Sus principales características podrían sintetizarse en:

 

·         La humanidad afrontará en las próximas décadas una serie de crisis de carácter global, varias de ellas ya hacen sentir sus primeras manifestaciones. Las guerras y conflictos armados regionales, pero que pueden escalar en guerras de mayor alcance; la crisis climático ambiental, producto de la sobre explotación de los recursos y el uso de combustibles fósiles, sobre población en muchas regiones y escases de alimentos. Estos problemas globales requerirán políticas globales. En el caso Argentina requerirá  planificación para aprovechar las oportunidades y sortear las amenazas.

 

·         En 2050 se alcanzarán casi los diez mil millones de habitantes. Estos cambios demográficos tendrán a su vez consecuencias en otras áreas, como las costumbres, la política o el consumo por ejemplo.  Por un lado el mayor protagonismo de la mujer en la sociedad,   y por el otro el aumento de la población juvenil,  cerca del  50% de la población mundial tendrá  menos de 20 años en las próximas décadas. La pobreza extrema en muchos países del mundo, y como contracara,  zonas  de riqueza altamente concentrada. Construir una sociedad global más equitativa será uno de los desafíos. 

 

·         Se están gestando cambios en la hegemonía global, mientras EEUU pierde terreno, crece la importancia de China en el juego mundial. Existe una guerra “larvada” entre ambas potencias, por el liderazgo, hoy, de futuro incierto; pero muestra  ya un escenario multipolar, donde además de ambos países tendrán fuerte presencia: Europa, Rusia, India, etc. A su vez se irán generando bloques continentales  que irán perfilando una nueva gobernanza global.

 

·         Se desplazarán las rutas del comercio mundial desde el Atlántico, en especial el nórdico, vigente desde hace  500 años,  hacia el Océano Pacifico, en especial hacia aquellos puertos sobre Asia Oriental.

 

·         Sin dudas cambiaran  las formas de representación política, las instituciones de la democracia neoliberal han demostrado su falta de eficacia para enfrentar las crisis que enfrenta la humanidad, no solo la sanitaria. Sera necesario recuperar el Estado de Bienestar, es decir una fuerte presencia del estado en la vida diaria de las sociedades.

 

·         El desarrollo de las nueva tecnologías 4 y 5 G, indican que estamos una nueva Revolución Industrial, con eje  en la inteligencia artificial,  robotización, nanotecnología y superconductores con nuevos metales y aleaciones. Esta revolución industrial marcara por si un cambio no solo en la fax productiva, sino que modificaran los hábitos y comportamientos sociales y familiares.

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·         La pandemia aceleró la crisis del sistema neoliberal globalizante, que viene en decadencia  desde 2008. La crisis del capitalismo global,  no significa, por lo menos en el mediano plazo la desaparición  del sistema capitalista.  Las grandes empresas multinacionales y  la de los grandes grupos de inversión,  seguramente seguirán teniendo una enorme influencia. La lucha entre los estados y estos grupos marcara el futuro de la economía mundial. Es fundamental generar límites a los flujos monetarios, así como a las guaridas fiscales, para que los estados puedan volver a tener poder de policía para el control de estos.

Es indudable que se viene un escenario de fuerte luchas para romper la lógica de financiarización de toda la economía global y volver a un capitalismo más “racional”, que respete al hombre y al medio ambiente como ejes.

 

 

·         Cobraran importancia los sistemas productivos sustentables, todo lo que se conoce como “economía verde”, es decir aquellas que da lugar al mejoramiento del bienestar humano e igualdad social, mientras que se reducen significativamente los daños  ambientales.

 

 

En este marco global es que debemos planificar  la Argentina de los próximos 30 años.

Aprendiendo de nuestra historia,  es importante rescatar el concepto de planificación participativa. Es decir que la planificación de las acciones de gobierno no puede ser el trabajo de burócratas, que detrás de supuestos valores  técnicos planifiquen sin la participación popular. Una planificación eficiente se debe hacerse con todos los actores de la comunidad involucrados. Es la única forma de garantizar verdadero consenso, respaldo y control de la comunidad en los objetivos buscados, como además, para llevar adelante esta planificación se requiere una fuerte presencia del Estado, es conveniente la creación de organismos altamente comprometidos, abiertos, participativos y democráticos para el control de este y para en un ida y vuelta constante evaluar, corregir, ejecutar  y volver a evaluar las acciones. Los ejemplos que puede mostrar el peronismo son los planes quinquenales posteriores  a 1946 y la acción del Consejo Nacional de Posguerra, verdadera usina de ideas y proyectos que marcaron la década peronistas, muchos de los cuales llegaron a nuestros días.

 

Debemos pensarnos situados en el aquí y ahora, rompiendo con el “sentidos común” que nos impuso el neoliberalismo.  Esta lógica de pensamiento único que fue taladrando y penetrando en la mente de los argentinos, incluso ha calado en muchos dirigentes y militantes del campo popular, generando una ideología de la resignación, un “no podemos hacerlo”, una incapacidad para romper los límites y las formas que nos impuso el neoliberalismo, que asi fue moldeando un pensamiento colonizado en muchas franjas de nuestra sociedad.

 

 

A título ilustrativo podemos señalar como ejes estratégicos a partir de los cuales planificar las acciones de gobierno:

 

·         Reconstruir la idea de Nación.  Trabajar en la construcción y fortalecimiento  de la identidad nacional.   Es la identidad basada en el concepto de nación y de patria común, es decir, el sentimiento de pertenencia a una colectividad histórico-cultural definida, a partir de una cosmovisión  común,  costumbres, organización social y política.   Hay que tener claro que el neoliberalismo, rompe esos lazos sociales, rompe el concepto de patria, de nación, de una cultura propia, para imponer una supuesta cultura universal, vacía, individualista y consumista. Trabajar en la cultura argentina como marca país, no es solo un nicho económico  interesante: las industrias culturales; sino que también marcan y diseñan el “ser Argentino”, perdido y desdibujado por décadas.

 

·         Desmontar la superestructura que ha ido instaurando el neoliberalismo y varias de décadas de formación mitrista liberal a partir de la educación, del accionar de los medios, en amplios sectores de la población.  Desmontar todos los tabúes, que nos ha impuesto el colonialismo político, económico, cultural  y pensarnos desde nosotros, situados en el aquí y ahora, de acuerdo a nuestras necesidades e intereses. Construir nuestras propias teorías, nuestros paradigmas,  y dejar de usar las categorías euro yanquis que poco tienen que ver con nosotros.

 

·         En principio es necesario pensar Argentina como país Latinoamericano, pero también un país marítimo, bi continental y bi oceánico. Esto requiere de políticas activas de ocupación del mar continental, control de la pesca ilegal pero también el desarrollo de una industria  marítima. A su vez políticas diplomáticas activas de defensa del nuestros derechos sobre la Antártida,   las Malvinas y la islas del atlántico sur. 

·         Malvinas debe ser una causa nacional y un eje de nuestra política exterior.    También es conveniente  seguir desarrollando una Política Antártica con el impulso y los objetivos  del período 1947-1976 , que marcó  el Gral Perón,   que consolide indiscutiblemente los derechos argentinos sobre el territorio antártico.

·         También bioceánico, porque además de las amplios territorios nacionales sobre el Mar Austral Argentina tiene los pasos de unión del Atlántico y el Pacifico. En caso de Guerra mundial la inutilización del canal de panamá, dejara como únicos estos pasos; de allí la importancia estratégica de toda la región y la explicación o una de ellas, del porqué de la ocupación británica de las Malvinas y la presencia de una base de la OTAN en el Atlántico Sur. Como decíamos más arriba habrá un cambio en las rutas comerciales hacia la cuenca del Pacifico, sobre todo hacia Asia oriental, por lo que es necesario y conveniente tener salidas a puertos del Pacifico.  Es una cuestión estratégica, la alianza e integración con Chile para sacar nuestros productos por sus puertos. También es factible sumarse al corredor ferroviario que el gobierno chino planea llevar adelante que unirá los puertos peruanos con los brasileños, que atravesara además Bolivia, Paraguay y gran parte del sur de Brasil. La extensión ferroviaria del Belgrano Norte y su conexión con el proyecto chino, permitirá sacar por esa vía parte de la producción del Norte Argentino.

 

·         Reconstruir el estado: el neoliberalismo tiene como objetivo estratégico la destrucción de los estados nacionales, tal cual fueron surgiendo luego de la revolución francesa, a fin de debilitar la idea de nación y destruir sus herramientas de defensa; así poder penetrar las naciones con su lógica imperialista. Pero a su vez necesita un estado débil, pero al servicio de los intereses y negocios del imperio y la minorías oligárquicas de cada país. En el proceso de las últimas décadas fueron arrasando con el estado de bienestar surgido en la segunda post guerra.

  Es fundamental refundar el Estado, re armar un andamiaje político administrativo que empodere a las instituciones estatales a fin de que ser organismos de control y ejecución de políticas publicas orientadas al bien común, que tomen al hombre y su comunidad como fin. Un estado árbitro, que laude basado en los objetivos nacionales y populares, y no en beneficio de los negocios de minorías parasitarias.

Se requiere un estado presente y activo en la vida económica, como articulador de los recursos de la comunidad, pero también liderando el proceso de re industrialización que es necesario encarar. Es necesario superar la idea de estado “subsidiario”, que nos impuso la cultura liberal por el “estado desarrollador”, motor del desarrollo social y económico.

En síntesis una estado fuerte y activo, llevando adelante la planes que surgen de una planificación participativa  desde los organismos de la comunidad.

 

 

·         Es necesario encara r un proceso de industrialización acelerada, que nos permita acortar el tiempo perdido en décadas de destrucción del tejido productivo. En este ámbito es fundamental movilizar los recursos naturales, económicos y humanos, detrás una planificación donde participen los actores, empresarios y trabajadores, a través de sus organizaciones, pero además es necesario sumar a esta planificación a las universidades, los organismos de ciencia y tecnología, a fin potenciar el proceso industrializador a partir del desarrollo de procesos de innovación y desarrollo científico tecnológico. El desarrollo de una industria alimenticia exportadora puede ser una salida pero no la única.  Es necesario aprovechar la revolución tecnológica en ciernes, a partir de las tecnologías 4 y 5 G, para  dar un salto tecnológico.

 

·         Sin querer profundizar, es necesario rescatar dos conceptos demonizados por “el sentido común” liberal, uno es la banca de desarrollo, es decir un sistema bancario que oriente y  focalice el crédito en el desarrollo industrial y en especial hacia aquellas áreas, que la planificación indica como prioritarias; y el otro el concepto de “polo de desarrollo”, que permitirán federalizar la re industrialización, cubrir y poblar el territorio.  Orientar la inversiones productivas y con ellos los flujos migratorios hacia el Norte Grande o la Patagonia, zonas casi vacías hoy.

 

·         Una política de tierras y acceso a la vivienda. Es  indispensable romper con varias décadas de falta de políticas a acceso al suelo. La toma de tierras, tan de moda en los días de hoy, marcan un déficit muy serio de las políticas oficiales hacia el sector. Hay que permitir el acceso a la tierra y luego acompañar a los adjudicatarios de los instrumentos e insumos para la construcción de sus viviendas. El mecanismo de cooperativas para la auto construcción es un vehículo eficiente para la asignación de esos recursos. Es fundamental la creación de un millón de lotes con infraestructura básica. Estos loteos deben hacerse con un criterio de descongestionar el área del AMBA y ocupar territorios vacíos,  localizándolo allí donde se definan los polos de desarrollo,

 

·         En esta lógica. descentralizar las grandes empresas nacionales como ferrocarriles, vialidad nacional,  Fabricaciones militares, YPF y otros, generando alrededor de estas nuevas ubicaciones  verdaderos polos de desarrollo y asentamientos humanos.

 

·          Pensar y planificar  el traslado de la Capital  Federal hacia el interior de la República.

 

·         Integrar el territorio a partir de un sistema de transporte moderno y sustentable, Debe ser multimodal recuperando la planificación estratégica y la integración racional del transporte automotor, ferrocarriles, las fluviales,  aéreas y los pasos fronterizos.

 

 

·         Planificar y asignar los recursos necesarios para lograr una educación integral y permanente que alcance a toda la población.

 

·         Planificar el desarrollo  el sistema científico-tecnológico, en su máxima jerarquía institucional y presupuestaria, articulando los recursos dentro del esquema del “Triángulo de Sábato”, o sea la articulación entre el sistema científico tecnológico, las empresas privadas y el estado, retro  alimentándose continuamente. Esto debe ser la base del despliegue argentino.

 

 

 A modo de primeras conclusiones:   la crisis global y la local, tal vez nos estén dando una oportunidad de romper décadas de decadencia y sometimiento. Argentina por su historia y su pueblo está destinada a un escenario de liderazgo en el mundo que viene.

Es necesario para ello reconstruir la unión nacional, recuperar nuestro orgullo de ser argentino, romper con la lógica liberal de menoscabarnos, de mirar para afuera, de sentirnos un país fracasado. Argentina tiene un destino integrada a Latinoamérica, con un pueblo integrado a su patria, hacia su suelo, a su historia, atando su destino a la comunidad que pertenece.

Por eso es que, en este momento de quiebre,  pueda ser  posible construir los cimientos de la argentina futura.  La unidad nacional se construye con políticas y metas comunes y estas con acciones de integración, consenso, respeto,  dialogo,  y trabajo en comunidad. Por todo ello es el momento de pensar un nuevo plan estratégico para Argentina para los próximos 30 años. 

Como nos decía con lucidez hace un siglo Ortega y Gasset  “argentinos a la cosas”.

Hoy la historia nos está dando una nueva oportunidad.

 

 

 

Antonio Muñiz

 

1) El coeficiente de Gini mide la condición de un país y la ubica entre 0 y 1, siendo 0 el nivel de mayor igualdad y 1 el de mayor desigualdad.

 

Dar el debate para construir una justicia democrática.



Todos los estudios de opinión pública coinciden en señalar que la justicia es una de las instituciones del Estado con mayor desprestigio.

 Si bien hay consenso sobre la necesidad de mejorar el funcionamiento de todas las instituciones del Estado y sobre todo el Poder Judicial, hay sectores de la misma justicia, de los medios  y de los grupos políticos opositores que cuestionan  la decisión de llevar adelante la reforma.

Los argumentos son  muy flojos, no van al fondo de la reforma, se quedan en la oportunidad y en una supuesta intencionalidad política de  encubrir la corrupción del gobierno de CFK. Esta negativa de la oposición de discutir el fondo de la cuestión, que por otra parte está abierto al debate y a proposiciones superadoras, muestra no solo la endeblez de sus argumentos, sino también la intencionalidad de sostener el status quo de un poder del estado, que huele a podrido desde hace décadas.

Sin entrar en el entramado legislativo y normativo que está en plena discusión y elaboración, a partir del trabajo de una comisión asesora nombrada para ese fin. Sería conveniente re plantear hoy la discusión en sus justos términos, y sobre todo en los marcos del debate.

La preguntas son ¿si no es ahora, cuando? Y porque no ahora? Y viendo los actores que se oponen queda claro que esta justicia le sirve a muchos grupos de poder, por eso el empecinamiento de oponerse porque sí o suspenderlo en el tiempo a la espera de tiempos políticos mejores para la oposición.

Es probable que el gobierno de AF este cometiendo un error táctico, la reforma judicial es un tema demasiado importante como para dejarlos solo en manos de los abogados. La mirada corporativa que pueden hacer los hombres de leyes, puede y de hecho lo hacen sesgar la discusión y alejar la misma del resto de la comunidad.

Está claro que es necesario entre otras cosas “democratizar la justicia”. El poder judicial en su estructura y lógica de funcionamiento en una rémora de la Edad Media, un resabio de la sociedad  pre moderna. Las formas, los procedimientos, los tratos y títulos de “excelencia” o “señoría”, el no pago de impuestos, los cargos casi “hereditarios”, son ejemplos de formas pasadas de moda. Los jueces son ciudadanos comunes que tienen una función específica marcada por la constitución, no son una aristocracia superior al resto de la ciudadanía.

Por esto también es importante abrir el debate a toda la sociedad, que los ciudadanos puedan participar a través de las ong, las universidades, sindicatos, organismos de derechos humanos, etc. O sea, romper los marcos que aprisionan y condicionan el debate serio. La experiencia llevada adelante para la sanción de la ley de medios, ampliamente participativa, es un camino que se debe seguir en las consultas sobre la reforma. La ley de medios se ganó en el debate y en la calle y se perdió en los tribunales y los subsuelos de la política.



             

En este gran debate hay que poner en cuestión toda la lógica del sistema judicial. Es un poder, que además de la corrupción que hoy lo carcome y del cual hablaremos párrafos abajo, es un poder  conservador, patriarcal, machista, represivo, un obstáculo para el desarrollo de cualquier iniciativa o proyecto que cuestione el status quo vigente.

La corrupción del sistema judicial no es nueva. En las últimas décadas se ha producido un fenómeno de cooptación de los jueces, sobre todo federales, por parte de los servicios de informaciones del estado y de los medios de prensa concentrados. Son muchos  jueces federales que son casi empleados de los servicios y de las corporaciones. Hay viejos casos vergonzosos, como la jueza Pura de Arrabal, casi una escribiente del grupo Avila- Manzano en Mendoza y  otros que están saliendo a la luz como el contubernio de jueces como Irurzun, Bonadío o fiscales como Stornelli que distorsionan la justicia a su gusto e intereses de sus patrones. La visita periódica de “servicios”, periodistas “amigos”, representantes del lobby empresario mediático, a los juzgados de Comodoro PY está ampliamente probada.

La experiencia de los últimos cuatro años muestra el grado de deterioro que tiene sobre si la justica en general y la federal en particular. En los años nefastos del macrismo se avanzó sobre la libertad y los bienes de ciudadanos, la prisión de dirigentes políticos y sociales opositores, en causas armadas a medida y respaldadas por intensas campañas de prensa contra esos dirigentes o para apretar a los jueces para que sean funcionales a los deseos del poder.

Estos no fueron hechos aislados, sino formaron parte de una política de utilizar a la justicia como arma para perseguir opositores y garantizar a través del miedo y la coacción la perpetuación del gobierno neoliberal y su proyecto de acumulación de un sector sobre el despojo de las mayorías populares.

Este accionar mafioso denominado Lawfare o la guerra judicial, puede definirse como “el uso indebido de instrumentos jurídicos para fines de persecución política, destrucción de imagen pública e inhabilitación de un adversario político. Combina acciones aparentemente legales con una amplia cobertura de prensa para presionar al acusado y su entorno (incluidos familiares cercanos) de modo que quede más vulnerable a las acusaciones sin prueba, para lograr que pierda apoyo popular para que no disponga de capacidad de reacción”. Lamentablemente no es solo un fenómeno argentino, sino también el lawfare es una herramienta que se utiliza en toda la región, tanto Brasil, como ecuador, son un ejemplo perverso de esto.

Hubo muchos casos en estos años de jueces que fueron atacados desde los periodismo mercenario con campañas de difamación a efectos que se amoldaran al poder de la mesa judicial macrista, o darle razones para el juicio político y forzar su renuncia, como fue el caso de la Procuradora Gils Carbo. En otros casos se forzó el cambio de funciones arbitrariamente, se castigó a los rebeldes y se premió a los jueces dóciles y amigos.

Está  claro que esta forma de funcionamiento está basada en procedimientos profundamente ilegales, que ameritan una profunda investigación y castigo de todos los responsables. Y está claro además que un país no puede funcionar cuando uno de los poderes del estado está en una situación de descomposición tan manifiesto.

El Gobierno cree oportuno dar esta batalla, sabiendo que es una pulseada compleja, sobre un tema técnico que es muy difícil de entender para la mayoría de los ciudadanos, pero que sin embargo impacta  de manera concreta la vida diaria de los argentinos.

En este tema no hay espacio para gatopardismo, cambiar algo para que nada cambie en el fondo. Por ello que es necesario ampliar el debate para lograr el mayor consenso social posible sobre una  reforma profunda sobre el sistema judicial.

Una democracia no puede funcionar si se permite que desde el estado mismo se boicotee el accionar de los otros poderes y se beneficie a los grupos concentrados en contra de los intereses y necesidades del pueblo.

 

Antonio Muñiz

LA DEFENSA DEL FUTURO: ESTADO, INNOVACIÓN, TECNOLOGÍA E INDUSTRIA



La Argentina tiene una enorme memoria  histórica en cuanto al desarrollo de grandes empresas estatales destinadas a consolidar un se han mostrad a industria pesada básica, así como emprendimientos industriales militares que o grandes logros en distintos momentos históricos.

No deben  ser olvidados aquellos pioneros del petróleo, el acero y la energía atómica, como Sabio y Mosconi o los pioneros de la industria naval y aeronáutica, como el Brig. San Martin y sobre todo las políticas del gobierno de Juan Perón, que fueron construyendo una Argentina industrial importante.

Todavía en una pasado reciente, Argentina producía aviones, barcos, blindados, armamento  liviano, misiles, vehículos, desde empresa estatales o mixtas, que fueron un orgullo para la industria nacional y además factor de desarrollo local y regional, generadoras de trabajo y avances en lo científico tecnológico.

A pesar del proceso desindustrializador de los últimas décadas, las traiciones de los gobiernos de turno que fueron diezmando proyectos audaces y ambiciosos, como el Cóndor, desarticulado durante el gobierno menemista junto a la privatización y desguace de gran parte de las empresas estratégicas, que fueron creadas y sustentadas por generaciones; Argentina tiene todavía clústeres que permiten programar en estas  áreas un desarrollo futuro promisorio. Por supuesto que este futuro no aparecerá por arte de magia sino deberá ser el resultado de políticas estatales activas.

Nuestro país cuenta con capacidad técnica productiva para el desarrollo una industria para la defensa. Seguimos contando con un importante desarrollo de la energía nuclear o el desarrollo de industria aero espacial. El INVAT es hoy un modelo de empresa y de desarrollo soberano en áreas estratégicas. Astilleros Rio Santiago, puede ser una base para el desarrollo de una industria naval.

También el  Ministerio de Defensa tiene en su órbita empresas destinadas a fabricaciones militares con  una potencialidad  de desarrollo importante y además cuenta con un poder de compra  que orientada puede fortalecer  al sector pymes, fortaleciendo la cadena de proveedores, el desarrollo de nuevos productos, la fabricación de bienes que sustituyan componentes importados, así como avanzar en innovaciones tecnológico productivas.

Una política clara de fomento  de industrias para la defensa pueden ser un motor del desarrollo pyme y un componente esencial en la salida de la actual crisis económica. Además la experiencia internacional muestra que los grandes avances tecnológicos de las últimas décadas, se basaron en investigación y desarrollo de productos tanto de uso militar como aeroespacial.

En este caso podemos aplicar el conocido el triángulo científico tecnológico o Triangulo de Sábato para explicar el funcionamiento simple pero efectivo de desarrollo científico tecnológico productivo. El triángulo tiene tres vértices, en el primero el estado, liderando el proceso, como diseñador, ejecutor y asignador de recursos, en el otro el sistema científico tecnológico, o sea los generadores de la oferta de tecnología y por último el sector productivo, receptor de esa tecnología. Esos tres sectores deben estar claramente relacionados entre sí, con lazos muy fuertes y duraderos

Para Sábato y Botana, (1968, p. 2) la inserción de la ciencia y la tecnología en un país es un proceso político consciente y se constituye como el resultado de la acción de esos tres elementos fundamentales cuya finalidad es el desarrollo de sociedades contemporáneas. El objetivo es lograr mayor eficiencia productiva aunando  capacidad técnico-científica propia a través de la inserción de la Ciencia y la Técnica en la trama misma del proceso productivo.

Este modelo es claramente aplicable en cualquier desarrollo autónomo, pero es claro en el desarrollo de las industrias para la defensa. Estas requieren un coherente programa  l+D nacionales, articulados, si bien con muy fuerte presencia estatal, entre lo público y lo privado, lo que dará a las industrias la posibilidad de adquirir y a su vez producir nuevas capacidades tecnológicas, en un proceso constante de retroalimentación.  

La principal batalla que hay que dar es la cultural, romper la lógica de la dependencia y la decadencia cultural y ese “acá no podemos hacerlo” que forma parte de nuestro coloniaje cultural.

Sería conveniente iniciar el proceso a partir de un estudio de campo sobre el sector pymes, técnicos, profesionales, autoridades militares y funcionarios, a fin de conocer las realidades y potencialidades para un diagnóstico del sector, pero también ir concientizando de la importancia de estas políticas.



Las áreas a explorar y desarrollar son muy diversas, pero solo a titulo enunciativos podemos mencionar para este artículo:

-          Tecnologías 4 y 5 G. Estas tecnologías de base y uso militar, terminan aplicándose a la actividad productiva (4G) y más orientada a la vida cotidiana (5G), pero en ambos casos estamos en las puertas de una nueva revolución industrial.

-          Comunicaciones, radares, softwares, etc.

-          Tecnología aeronáutica y  espacial.

-          Biotecnologías

-          Equipamiento médico y desarrollo de tecnología para la salud. (la pandemia mostro claramente la necesidad de un desarrollo propio).

-           Desarrollo de la tecnología para el diseño de simuladores de sistemas de combate, fundamentalmente para la instrucción de pilotos de aviones de combate.

-          Desarrollo de  armamento ligero (armamento ligero y munición, lanzagranadas, morteros y su munición, armas de múltiples, tubos, artillería y cañones de carro y su munición, lanzacohetes, pólvoras y explosivos, bombas de aviación, espoletas, minas y cohetes y misiles,  armas modulares lanzadas por avión desde distancia de seguridad).

-          Desarrollo de nuevos materiales y su uso militar.

-          Textil  y confección desde uniformes, ropa para personal médico, insumos para hospitales, etc, existen experiencias a nivel mundial y local de telas “inteligentes” que se adaptan a diversas situaciones y agresiones externas ( bajas o altas temperaturas, ácidos, líquidos, fuego, etc,)

-          Alimentos para tropa en situación de conflicto. Hay desarrollo en universidades de raciones individuales de alto contenido alimenticio y calórico)

-          Naciones Unidas compra casi 300 millones de dólares en material militar, para las fuerzas de paz, habría que entrar en este mercado en especial en las raciones para soldados. Es un nicho de mercado para las pymes muy interesante.

-          Industria naval. Promover la actividad de Astilleros Rio Santiago. 7

-          Promover la creación de una marina mercante nacional.

 Para ir cerrando para este desarrollo es necesario explorar experiencias como el INVAT u otras,  de alianza estratégica entre diferentes organizaciones del estado, universidades y privados. Es un tipo de organización que ha demostrado ser muy eficiente para el logro de objetivos.

Por otro lado explorar  potenciales proveedores pymes, a fin de ir seleccionando, formando y transfiriendo tecnologías a  las cadenas de valor, pero que además estas pymes sean vehículos de desarrollo local y regional. En este esquema habría rescatar el concepto “polo de desarrollo”, idea sepultada durante décadas por el pensamiento neoliberal industricida, pero clave para construir una nación integrada, ocupando racionalmente el territorio a partir de poblaciones que se asienten alrededor de estas industrias.

Las industrias para la defensa pueden ser una herramienta clave para la construcción de soberanía industrial y tecnológica. Estas a su vez implican  ganar grados de libertad política y económica para el país. Por ultimo también son una herramienta de generación de puestos de trabajo, integración y justicia social.

 

Antonio Muñiz

Foro en defensa del Proyecto Nacional y Popular

El Secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, fue el invitado especial del primer Foro en Defensa del Proyecto Nacional y Popular, que contó con más de 250 militantes.