Y pegue, campo, pegue


Por Mario Wainfeld. PAGINA12

“Como en la guerra, hay que ir matando a los de la primera fila. Hay que barrer a la mayoría, a la mugre, para después sí empezar a remar”, expresó con más claridad que fervor republicano Jorge Chemes, ex titular de la Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (Farer) y actual tercer candidato a diputado en las listas del Acuerdo Cívico y Social. Para no dejar resquicio a dudas, Chemes agregó: “hay que cortarles la mano a los Kirchner porque vienen por más”. A riesgo de ser reiterativo, concluyó “lo primero es el enemigo al que hay que matar”.


La sugestiva plataforma electoral del ruralista está descripta a fondo en dos medios alternativos: el diario digital Junio de Concordia, dirigido por el periodista Claudio Gastaldi (diariojunio.com.ar) y el blog de Lucas Carrasco. Cuando se divulgaron las proclamas, Chemes se atajó, diciendo que “hice comparaciones desafortunadas pero no soy golpista”.

Chemes, queda dicho, no es un perejil ni un francotirador. Es un importante dirigente cercano a la Sociedad Rural Argentina y a CRA, que aspira a sumarse al Parlamento. Su arenga no se le chispoteó ni expresa su subjetividad, concuerda con la lógica de las corporaciones que integra. Fueron personas como él y no exaltados aislados quienes cometieron una larga sucesión de agresiones a personas que discrepan con su ideología. Sin agotar la lista, fueron agredidos de distintos modos (hablamos de violencia física y no sólo verbal) los actores Raúl Rizzo y Juan Palomino, los diputados Agustín Rossi y Alberto Cantero, el gobernador Daniel Scioli. Un grupo de partidarios del corte de manos (amén del de rutas) invadió una pista de aeropuerto en el que aterrizó la Presidenta.

Los ataques no son consecuencia de “arrebatos del momento”. Su logística insume tiempo y esfuerzo, necesarios para cualquier logro, como enunciaba un slogan de la dictadura militar. A nadie “se le suelta la cadena”, las agresiones en patota tienen su backstage, forjado entre gente (de) bien.

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Rossi es un blanco predilecto de las agresiones del campo. Quizá esté de más decirlo, pero el presidente del bloque de diputados del Frente para la Victoria es un dirigente respetuoso, firme en la defensa de sus ideas pero también cálido y amigable en el trato personal. Hasta el Tío Tom Eduardo Buzzi lo abrazó después de la sesión en que la Cámara baja dio curso a las retenciones móviles. Los pares del Chivo Rossi lo reconocen como un caballero, cuya conducta cortés no inhibe lo valiente de sus principios. Si no lo fuera, claro, tampoco habría derecho a someterlo a maltratos físicos cuando hace campaña o cuando prepara un asado en su casa, como le pasó el año pasado. En los últimos días fue atacado en Reconquista y en Venado Tuerto (ver nota principal en estas mismas páginas).

Lucas Carrasco, un periodista que vive en Santa Fe y trabaja en Entre Ríos, llevando bien el pulso de ambas provincias, narró el 25 de mayo en el blog Artepolítica cómo se urdió la movida de Reconquista. Se discutió en el local de la Sociedad Rural, con presencia de asociados y de lo que burlonamente Arturo Jauretche llamaba “fuerzas vivas”: empresarios importantes, algunos dignatarios de la Iglesia Católica. Los participantes, que Carrasco identifica con nombre y apellido, eran empresarios, ruralistas, algunos candidatos en las próximas elecciones, un par de intendentes de la zona. Por los detalles, se remite al prolijo informe del colega blogger.

Con carácter más general, todo el despliegue prueba que la seguidilla virulenta no es un fenómeno casual ni una condensación de “patrullas perdidas”, es una táctica orgánica de (cuanto menos) parte de la dirigencia rural.

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Hugo Biolcati es, levemente, más sutil que su compañero Chemes. El pensamiento que sinceró dialogando con Mariano Grondona demuestra que piensa lo mismo. Chemes usa al desgaire la amenaza de “matar” y “cortar manos”, Biolcati desgrana con ligereza promesas de un golpe de Estado institucional con desemboque en Julio Cobos.

Hay patrones más rústicos y los hay, ejem..., más urbanos en sus modales. Pero coexiste en todos ellos un componente autoritario, excluyente en el discurso y en la praxis. No hay motivos para la sorpresa, sus credenciales democráticas son bien escasas y muy firmes los lazos que las ligaron a las sucesivas dictaduras que asolaron este suelo.

Su ingreso a la palestra democrática, su participación en los debates públicos se vienen realizando con reglas propias. Cortes de rutas, desabastecimientos el año pasado. Privación del derecho de expresión en los pagos en que se sienten locales, hoy día.

Los cuestionamientos de la dirigencia opositora que disputa a codazos su favor han sido tenues hasta hace una semana. Ante la brutal radicalización reciente brotaron algunos reproches. Son vacilantes, culposos, tibios. Jamás se repara en que se trata de acciones orgánicas de las entidades “del campo” y no de jugadas aisladas. Siempre se alude a “la bronca” como atenuante cuando no como eximente de acciones que son premeditadas y no pasionales.

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La violencia de los dueños de la tierra tiene larga alcurnia en la Argentina, tanta que estos episodios suenan menores cuando se rememora actos de barbarie anteriores.

Atraviesan un buen momento político, sus acciones están en alza, varias fuerzas de centroderecha quieren a prohombres como Chemes en sus listas electorales. Aun en ascenso privilegian las agresiones como recurso político. Quizá no sea lo más redituable en términos de imagen pública pero tal vez, como en la fábula del escorpión, no puedan con su naturaleza.

Un fenómeno epocal que deja muchas cuestiones para analizar. Vayan dos, a cuenta. La primera, apena el silencio o las elipsis de los defensores de la paz republicana en la Argentina, incluidos los referentes de la oposición, la Iglesia Católica y el rabino Sergio Bergman, apologista de “nuestros hermanos del campo”.

La segunda pregunta inquietante es cuál es el compromiso democrático de esos dirigentes. Y, llegado el caso, qué harían si las urnas les dieran la espalda. Y hasta dónde serían capaces de llegar si tuvieran más poder del que disponen ahora.

La lógica del “escrache” contra natura

Por Sandra Russo. Pagina12

La reacción airada de Daniel Scioli puso bajo otro foco a los “escraches” que los sectores patronales ruralistas vienen llevando a cabo casi sin interrupción desde el año pasado, pero que se intensificaron en la campaña electoral de la que esos mismos sectores participan con sus propios candidatos. Esos ataques de presuntos autoconvocados –a esta altura es obvio que son la fuerza de choque de las que las entidades rurales no se hacen cargo, pero alientan– ya habían dado vuelta la lógica del escrache. Nacidos como intervenciones públicas en casos de violaciones a los derechos humanos que habían quedado impunes por las leyes de punto final y obediencia debida y los indultos, los escraches ya habían sido simbólicamente violentados por los sojeros, pese a que ganaron la puja por la 125. Pero ahora, esos escraches contra natura, además, siembran violencia física en la campaña de la que participan sus dirigentes. Mientras tanto, en la vida cotidiana, esa violencia física, que la derecha más encumbrada y adinerada siembra en la vida pública, reapareció en Lanús, asociada a la extrema barbarie a la que son afectas las clases medias bajas encendidas por los medios de comunicación. La transmisión en directo que TN hizo del conflicto entre vecinos en el que fue asesinado un chico de 16, fue un colmo de información tendenciosa y distorsionada.

La violencia en general es repudiada por todos. Cuesta encontrar a quien la defienda. La violencia en particular en otra cosa. La violencia en particular se ejerce y está siendo ejercida, concreta, física, sistemáticamente, en un armado de territorio rural que aspira al modelo boliviano. Dejar al kirchnerismo “en zona de exclusión” es uno de los objetivos que más se repiten en los blogs rurales. En ese sentido estos “escraches” se abren en dos líneas: la que lleva a los ruralistas a acosar a los dirigentes kirchneristas y a sus familias (fueron agredidos así, entre otros, Jerónimo Vargas Aignasse, Julio de Vido, Patricia Vaca Narvaja, Carlos Kunkel, José María Díaz Bancalari y, por supuesto, quien más cucardas tiene en la materia, Agustín Rossi), y la que intenta ahora, con más énfasis, impedir que los candidatos kirchneristas, los ministros y hasta la Presidenta recorran el interior del país.

El 21 de mayo, en Coronel Suárez, Cristina Fernández debió tolerar el tiro por elevación que fue el ataque al intendente de esa localidad, Ricardo Moccero, a quien un grupo de ruralistas interceptaron para insultarlo y tirarle objetos, después de intentar hacer fracasar el viaje presidencial. “He soportado cosas que nunca se han visto en la Argentina”, dijo la Presidenta en ese acto. En un país en el que diariamente cada candidato opositor exhibe televisivamente su amor por la democracia y la institucionalidad, y en el que los grandes medios son jugadores activos, ese límite fue traspasado sin asombro.

Al día siguiente, Clarín tituló “El campo justifica los escraches a los actos de Cristina y Kirchner”. “El campo” resultaba ser Ulises Forte, vicepresidente de la Federación Agraria. “Los Kirchner se tienen que disfrazar de monos para andar por el interior”, decía. “Si cerca de los actos hay gente y carteles que dicen que no están de acuerdo, ¿qué problema hay?” se preguntaba Forte. El diario no repreguntaba, pese a que en la nota se aclaraba que el medio había dialogado con Forte, es decir que no eran declaraciones levantadas de un cable. Forte es primer candidato a diputado nacional por la UCR pampeana.

Este sábado hubo otra agresión a Agustín Rossi. Quizá su protagonismo durante la pelea por la 125 haya sellado su suerte de blanco favorito de las huestes de la derecha rural. Destinado a poner el cuerpo en el debate y en la refriega humillante del insulto y el huevazo del sojero santafesino, cada vez que Rossi habla en los medios después de un ataque se lo nota casi resignado. Al que siempre llaman también cuando llega la noticia de un “escrache” es a Biolcati, el que se sonreía libidinosamente con Grondona fantaseando un corte institucional. Biolcati justifica las agresiones. Dice que las rechaza, pero las justifica. Es decir, las defiende. Son “una consecuencia lógica”, o “una reacción entendible”. Cualquiera entiende lo que dice. Menos Clarín, que comprimió esas declaraciones en un recuadrito titulado: Biolcati: ni sí ni no.
Al muerto lo trajeron ellos

El pasaje al acto de la violencia verbal a la violencia física marca un límite, como lo marca el pasaje de la violencia social a la violencia política. Es inútil describir a la democracia como un sistema cuya herramienta de intercambio y de lucha es la palabra, si se naturaliza o admite sistemáticamente el pasaje a la violencia física. Si no se lo cuestiona de cuajo.

El viernes, mientras la campaña seguía transcurriendo en estos términos y mientras un relato mediático generalizado le atribuye al oficialismo los atributos del “autoritarismo” o el “desprecio por la institucionalidad”, en Lanús fue asesinado a mansalva un chico de 16 años. Los hechos eran confusos. Había habido tiroteos en distintos puntos de la amplia zona de refriega, que es la larga frontera entre Villa Giardino y el asentamiento de excluidos.

El cronista de TN que estaba en el lugar recogió testimonios estremecedores entre los vecinos de Villa Giardino. Una turba de pobres se había abalanzado sobre el barrio, rompiendo vidrios, quemando autos, armada con palos y armas de fuego. Poco a poco, el cronista fue pasando del otro lado. Ahí los testimonios contaban otra historia: venían todos de un encuentro político, cuando al pasar por Villa Giardino un hombre desde una terraza comenzó a disparar y mató a un chico. Lo que siguió fue la reacción al asesinato. Había que ir a una pausa. El audio no se cortó. Se escucharon voces que les reclamaban algo a los periodistas. Se escuchó una voz, del cronista o de un productor, diciendo “... mostrar las dos cosas”. Y se escuchó, antes de que la transmisión terminara de cortarse: “No, no hay que mostrar las dos cosas”.

Cuando terminó la tanda, lo que pudo verse fue increíble. La escena ya estaba instalada en Villa Giardino. Los vecinos desfilaban para quejarse por la inseguridad y para asegurar que no había habido ningún muerto. Unos decían que ésa era una versión, pero que no era cierta. Otros, que el muerto lo habían “traído del asentamiento”. Increíblemente, el cronista empezó a dar esas versiones como suyas: “Como vemos, se trata de versiones. No está claro. Estos vecinos están cansados de vivir en la inseguridad”. Ya no había “dos lados”, no había “dos cosas”. La cámara se quedaba en Villa Giardino. Los desharrapados eran despojados de su versión de las cosas, que a la sazón parecía más cercana a la real. Los conductores del piso debieron recordarle al cronista apretado que era la información policial la que confirmaba el muerto.

Así las cosas, en un movimiento de pinzas ideológicas, territoriales y sociales, la derecha ocupa la escena con su clásica máscara de reacción. Por los túneles de sentido de estos choques violentos corren llenos de incitación los comentarios que de a cientos ocupan los blogs de la derecha. En Urgente24, por ejemplo, el sitio que dirige Edgar Mainhard, se podía leer en marzo: “Ya están las banderas negras ondeando. Los tractores marchando, la familia agrometalúrgica, el agrocomercio repudiando a la lacra montonera ladrona asesina que visita los valles de nuestra Córdoba. Saben que se van, pero siguen tratando de causar efectos electoralistas para octubre. A octubre no van a llegar. Esta vez que se vayan todos, pero todos. Todos no se fueron, siguen saqueando y siguen destruyendo la república. Adonde vaya un monto lo iremos a escrachar”. (Firmaba: Autoconvocados”.)

A 40 años del heroico Cordobazo


por Lido Iacomini

Hoy, a 40 años de aquellos acontecimientos, es posible intentar establecer los nexos históricos entre el impactante estallido popular de Mayo del `69 –que imprimió su sello a una época- y el desenlace institucional del `73, que devolvió, con la soberanía del voto, el gobierno democrático al movimiento nacional y popular.

Una interpretación extendida en ese entonces –pero una mirada más entre tantas posibles- afirmaba que estábamos ante un viraje histórico de los acontecimientos, un punto de inflexión (¡ya nada sería igual!), una emergencia tumultuosa y palpable de una situación revolucionaria . Una clase obrera nuevamente protagonista junto a un estudiantado movilizado y altamente politizado irrumpían en la escena junto a una nueva izquierda (peronista y no peronista) que venía desarrollándose desde la revolución cubana. Atrás quedaban los debates entre reforma y revolución: las opciones que inundaban las apasionadas tribunas eran si revolución socialista ya ó nacional democrática, si vía insurreccional o guerra popular prolongada. Y por supuesto si peronismo revolucionario o izquierda clasista.

El combativismo de las vanguardias políticas coincidía con las necesidades populares de sacudirse de encima a la dictadura opresiva aunque los objetivos más precisos de las mismas no coincidían con sus aspiraciones e ilusiones más inmediatas: el regreso del peronismo de Perón al gobierno y al poder, el retorno del General a su patria y el cese de la proscripción que, directa o indirecta, total o parcial, sufría el peronismo desde el golpe del `55. Tras 17 años de proscripción el liderazgo de Perón era más fuerte que nunca.

Quienes no veníamos de una tradición peronista teníamos dificultades adicionales para entender la complejidad de la situación en su onda más larga: la que unía el golpe gorila del`55 con el desenlace electoral del `73, facilitado por la insurgencia que abrió el Cordobazo. Los nuevos rasgos que ofrecía el desarrollo industrial argentino, promovido y aprovechado por el imperialismo norteamericano, diferían de las condiciones en que el primer Perón encontró y alentó al movimiento obrero de mitad del siglo XX. Un proletariado joven, principalmente mecánicos y metalúrgicos, facilitó el surgimiento del sindicalismo clasista, estimulado desde una intelectualidad también joven y embebida por el espíritu revolucionario de la época.

Pero el clasismo tuvo serias dificultades para entender el alcance político de la proscripción del movimiento mayoritario y la significación histórica del movimiento nacional en los períodos anteriores a la “libertadora”, principalmente en el papel de Perón como líder instalado en la conciencia y en el imaginario de los sectores populares argentinos. En consecuencia de la decisiva importancia de la lucha por el retorno de Perón a la Patria.

Pero también, largamente amasada, se estaba desarrollando una izquierda peronista, y aunque no menores fueron sus equívocos, importantes fueron sus aciertos. Si bien en lo fundamental tenía el mismo origen social y de clase de la nueva izquierda, era superadora de sus limitaciones en la comprensión del “fenómeno maldito” de la sociedad argentina pero compartía sus voluntarismo político y la arrogancia vanguardista que la hacía ubicarse demasiados pasos por delante de la conciencia y la voluntad de la mayoría de la población.

Así como el 17 de Octubre la irrupción plebeya le dio un viraje a la historia que se institucionalizó con éxito con el primer gobierno de Perón, fundiendo con claridad a esas masas protagonistas en el resultado político casi inmediato que fue el peronismo, el alzamiento revolucionario del Cordobazo desembocó recién luego de una larga y sinuosa lucha política, e incluso “militar”, en la institucionalización de la derrota dictatorial con la llegada de Cámpora al Gobierno y luego de Perón al poder. La incomprensión dominó la escena y las contradicciones políticas y de clases predominaron y de ello se aprovechó la reacción y el imperio agazapado, reconquistando a sangre y fuego el Estado y el poder.

El neoliberalismo se estaba gestando ya y finalmente se enseñoreó.

Nunca se conformará a todos cuando uno recurre a las comparaciones de hechos cercanos en la historia, que hemos vivido e incluso protagonizado, seguramente desde distintas tradiciones políticas, ideológicas y partidarias, con diferentes experiencias y miradas personales. Pero me atrevo a comparar a este cercano final del 2001, al 19 y 20 de diciembre, en que un pueblo golpeado y cercenado por el genocidio y la represión, acorralado por la crisis y la desocupación, le dijo basta al neoliberalismo que nos desarticuló como nación y fue de golpe centro de las miradas y la admiración de los luchadores de todo el mundo. No es el momento de detenerme en si el duhaldismo y los caciques de la Provincia de Bs. As. se enancaron en esa situación en su provecho. Lo cierto es que luego de un duro 2002 de insurgencia y movilización, de desgobierno y Puente Pueyrredón, Duhalde tuvo que llamar a elecciones y nuevamente el desemboque de ese punto de viraje que también fue Diciembre del 2001 culminó en una elección y esta vez fue Kirchner quién ganó. Por puntos pero ganó.

Se hizo cargo del significado y muchas de las demandas del 19 y 20. La política de Derechos Humanos fue su paradigma junto a la no represión. La economía se recuperó y descendió la desocupación. Pero el problema político aún no se resolvió. Hay muchas maneras, nuevamente, de mirar esto. Saque ud. sus propias conclusiones, lector, es necesario. Pero conmemoramos el Cordobazo y por ende el protagonismo combativo de la clase obrera y del pueblo y desde ese lugar yo me atreveré a una posible observación. Tres insurgencias, distintas épocas: en la primera, el 17 de Octubre, la construcción política que heredó la gesta fue el peronismo sin discusión y la izquierda, ciega se le enfrentó; en la segunda, el Cordobazo las nuevas organizaciones surgidas desde abajo, la izquierda (peronista y no peronista) zigzagueó, no fue capaz de asimilar la tradición política vigente aunque hizo esfuerzos en esa dirección y finalmente capotó. Estamos en la tercera, finales del 2001, que no nos dejó de su primera etapa más que el sabor amargo de ver la mezquindad de izquierdas que querían capitalizar para sí las asambleas, los movimientos piqueteros y la movilización, en una parodia de lucha política por la “hegemonía”en la conducción. En síntesis abortaron la organización. El kirchnerismo intentó la transversalidad como forma de asimilar lo nuevo, la diversidad y repotenciar la política como salida hacia una nueva situación. Sin dudas fracasó y se pueden repartir culpas que la hora temprana no nos permitirá transformar en lecciones que alumbren el camino. Lo cierto es que, concientes de que el viejo pejota ya no da para mucho más, estamos sin alternativa de construcción política que aliente el desarrollo de un nuevo movimiento nacional y popular para enfrentar a la renacida derecha que, al decir de Carta Abierta, camina hacia la restauración conservadora. ¿Será la hora de nuevas formas de protagonismo popular? Sin duda en la memoria del pueblo están el 17 de Octubre de 1945, el 29 de Mayo de 1969 y el 19 y 20 de Diciembre del 2001 y no lo digo para asustar burgueses sino para escarbar lo necesario, para ayudar a no olvidar, para hacer honor a quienes fueron sus mártires y protagonistas, para ayudarnos a recuperar la decisión necesaria, la voluntad combativa y la fidelidad a la causa del pueblo y la nación.

Córdoba insurgente

En el anochecer del jueves 29 de mayo de 1969, la ciudad de Córdoba estaba envuelta por un humo de distintos tonos de gris, según el material que ardía en las hogueras y barricadas. Desde colchones viejos hasta automóviles fueron a parar a la la furia del fuego antidictatorial, indiscutible consigna de unidad del Cordobazo a partir de la cual después se discutiría casi todo acerca de los contenidos del estallido.


A la media tarde de ese día, el fuego comenzaba a atenuarse cuando la IV Brigada de Infantería, al mando del general Jorge Raúl Carcagno, avanzaba lentamente por la Avenida Colón para "recuperar" la ciudad tomada.

La tarea no fue fácil porque, en la periferia de los escenarios principales de la batalla, persistían focos de resistencia que duraron hasta el día siguiente, cuando en los centros de poder recién lograban recomponerse para solicitar un escarmiento.

Así, la Bolsa de Comercio de Córdoba hizo sentir su voz indignada reclamando "severas sanciones para los autores de la depredación y el pillaje".

El gobierno nacional, que encabezaba Juan Carlos Onganía, no varió su tozuda filosofía represiva y creó, mediante un fulminante decreto, el Consejo Especial de Guerra que juzgaría sumariamente a quienes "atentaron contra el orden y la seguridad públicas".

Para el comandante del Tercer Cuerpo de Ejército, Sánchez Lahoz, quien había comandado el operativo de represión desde su despacho, los sucesos eran causados por "la intervención de células comunistas, internas e internacionales".

Del otro lado de las barricadas, en la noche del 29 quedaban algunos pocos obreros fabriles, sector que fue la columna vertebral de la impresionante y arrasadora manifestación de fuerza del pueblo cordobés.

Espontáneo u organizado, oportunista o revolucionario, el Cordobazo plantó una estaca mortal en el corazón del régimen y, al tiempo que mostró la fuerza de los trabajadores en pie de lucha, dejó expuestos sus límites para acceder al poder político.

Pero, en la oscuridad de la noche del 29, comenzaron a brillar las ideas que presidirían el debate político en la década siguiente.

LAS CARTAS SOBRE LA MESA

La torpe política del gobierno de Onganía había empujado la unidad en la acción de sectores gremiales que políticamente, tenían muy poco en común.

Por sobre la CGT de los Argentinos --antecedente decisivo del Cordobazo, aunque en ese momento fuera más una referencia ideológica que un instrumento concreto de lucha--, legalistas (vandoristas), ortodoxos (peronistas de derecha) e independientes (comunistas, radicales e izquierda independiente), coincidieron en lanzar el paro activo del 29 de mayo.

El lucifuercista Agustín Tosco y el mecánico Elpidio Torres fueron las mayores figuras del Cordobazo, pero en su elaboración y concreción también estuvo el importante gremio de los choferes (UTA) que encabezaba Atilio López, además de Miguel Angel Correa (maderero), Héctor Castro (ATE), Jorge Canelles (UOCRA), Carlos Borelli (petroleros), quienes tuvieron activa participación en las luchas previas que prepararon el clima de la rebelión.

En rigor, puede decirse que la gestación de este gran movimiento duró casi tres años, ya que comenzó con las luchas estudiantiles del 66, cuyo resplandor persistió hasta 1969 y que dejó un movimiento estudiantil activo, fuertemente influido por las movilizaciones de la CGTA y por sus propias reivindicaciones.

La conciencia antidictatorial del estudiantado universitario no estaba en duda. Más aún, en su interior fluía un proceso de incesantes rupturas políticas y reagrupamientos, reflejo de profundas tendencias de cambio que latían en la sociedad.

Los obreros de la industria automotriz, por su parte, en especial los de la planta de Ika Renault, en Santa Isabel, se habían templado en la lucha por sus propias reivindicaciones, contra el llamado sábado inglés y las quitas zonales.

Los choferes de la UTA también venían de duros enfrentamientos con las empresas de transporte urbano de pasajeros, que recién comenzaban a constituirse tras el desmantelamiento un tanto desprolijo de la Corporación Argentina del Transporte Automotor (CATA).

Toda la población, en fin, de una Córdoba libertaria, portadora de una rebeldía legendaria y que ahora atravesaba un momento especial de su historia, no soportaba el opresivo clima impuesto por la dictadura.

A LAS PIÑAS EN EL CÓRDOBA SPORT

"Ciudad en convulsión: Hoy sin transporte y mañana paro total", titulaba el vespertino Córdoba su edición del 15 de mayo de 1969. A 14 días del Cordobazo, no podía pintarse mejor el clima existente en la ciudad.

Detrás de todo, estaban Smata y Uta. El gremio de los choferes de transporte urbano intensificaba las medidas de fuerza para reclamar la antigüedad y la estabilidad para los trabajadores de la anterior empresa, la CATA, que habían pasado a las firmas ganadoras de la licitación hecha por la Municipalidad.

Por ese motivo, la UTA lanzó un paro para el 5 de mayo que se cumplió en un clima de violencia, con varios atentados a los ómnibus que circulaban manejados por sus dueños.
El 12 de mayo, el gobierno nacional dio a conocer la ley 18204 que establecía un régimen de descanso desde el sábado a las 13 hasta el domingo a las 24 (sábado inglés).

La reacción no se hizo esperar: las dos CGT lanzaron un paro para el viernes 16 de mayo, que se convierte en paro de 48 horas, esta vez sí masivo y contundente, de los choferes que peleaban por el reconocimiento de su antigüedad.

El miércoles 14, el Smata convocó a una asamblea de afiliados en el mítico Córdoba Sport Club, una suerte de Luna Park cordobés en el que se realizaban festivales de boxeo y se disputaban los partidos de básquetbol más importantes (incluso los de las Olimpíadas Universitarias, por lo que era un lugar familiar para los estudiantes).

Pese a la prohibición policial, los obreros abandonaron sus puestos de trabajo, subieron a sus ómnibus y se encaminaron hacia el centro, donde arribaron como un aluvión.

A las 15.30 había más de 2.500 en el local de la calle Alvear, cerca de la Avenida Olmos. Afuera, en las calles adyacentes, se concentraban rápidamente los patrulleros y los carros de asalto de la infantería policial.

Con Elpidio Torres (secretario general del Smata Córdoba) y Dirk Kloosterman (secretario nacional del gremio) como oradores, la asamblea aprobó por aclamación el paro de 48 horas, en medio de un tenso clima que se convirtó en silencio absoluto cuando Torres pidió que se obviara la lectura de los considerandos porque en cualquier momento entraba la policía.

El pedido, formulado por el propio Torres, de que los asambleístas se retiraran ordenadamente, fue infructuoso. Los obreros enfrentaron a la policía en Lima y Alvear (esquina opuesta a la de la avenida Olmos) y la batalla ocupó el centro de la ciudad, extendiéndose por las calles Catamarca, Maipú, 25 de Mayo y San Martín. El duelo de piedras y palos contra gases lacrimógenos y balas, que los estudiantes cordobeses conocían muy bien, repetía las batallas de 1966.

Precisamente, el 19 de mayo el gobierno cerró la Universidad "por el actual clima de agitación". Los estudiantes, que habían lanzado las "jornadas de agitación y lucha", intentaron una marcha que fue prohibida por la policía. En la iglesia del Pilar se realizó una misa para recordar la muerte de Santiago Pampillón y nuevamente se enfrentaron policías y estudiantes.

Simultáneamente, los alumnos de la Universidad Católica aparecieron en escena a través de un paro solidario con sus colegas estatales.

LA FÓRMULA DEL PARO ACTIVO DE 36 HORAS

Agustín Tosco, Elpidio Torres y Atilio López tenían, cada cual, una de las llaves para abrir las puertas del Cordobazo. Las diferencias políticas, sobre todo entre Tosco y Torres, eran muchas, pero las bases empujaban mientras el gobierno, con una ceguera política que pasaría a la historia, le cerraba caminos a Augusto Timoteo Vandor, quien, por otro lado, apostaba ahora a golpear la dictadura y negociar en mejor posición.

El guiño del dirigente metalúrgico fue suficiente para decidir a Torres; Tosco tragó saliva y el contacto fue una célebre cena en que se unieron las fuerzas de ambos gremios. El documento, redactado en el ámbito del sindicato mecánico, fue llevado por Tosco a la CGT de los Argentinos, que funcionaba en el local tradicional de la Avenida Vélez Sársfield (hoy es sede de una dependencia del Banco Social de Córdoba), en tanto que Elpidio lo presentó en la CGT vandorista, cerca de la Maternidad Provincial.

El paro activo de 36 horas que se aprobó entonces marcó una nueva modalidad de lucha que se pondría a prueba en las calles cordobesas.

El plan consistió en mantener el funcionamiento del transporte urbano de pasajeros para llevar a los obreros a su lugar de trabajo, cumplir normalmente las tareas hasta media mañana, abandonar las fábricas a partir de esa hora y encolumnarse para marchar hacia el centro y, finalmente, realizar un acto de protesta frente al local de la CGT de los Argentinos.

El clima en las fábricas del entorno industrial cordobés era de una enorme efervescencia. Los obreros, por lo menos quienes estaban al frente de la movilización, sabían que chocarían con la represión policial. Pero estaban organizados, los animaba el odio antictatorial y habían acumulado confianza en su propia fuerza.

El 29 de mayo, desde Materfer, Fiat Concord, Grandes Motores Diesel y Perkins, por la Ruta 9; desde Perdriel e Ilasa, en las cercanías del aeropuerto de Pajas Blancas; desde la central de Lima y Maipú de la Empresa Provincial de Electricidad de Córdoba (EPEC), pero, fundamentalmente, desde Santa Isabel, por el camino a Alta Gracia, las columnas obreras, sólidas, compactas, cargadas de fuerza y rebeldía, harían trizas los sucesivos cordones policiales que esperaban armas en mano.

En su avance hacia el centro, la marcha arrastraba a los trabajadores de centenares de fábricas pequeñas y talleres que encontraba a su paso.

El arquetipo de las batallas que, ese día, se libraron en distintos sectores, fue la que protagonizaron, cerca del mediodía, 5.000 obreros mecánicos frente al Hogar Pablo Pizzurno, en la Avenida Vélez Sársfield. Los esperaba allí el primer escollo policial, salvado con cuanto elemento contundente pudiera ser arrojado. La columna de obreros se partió en dos: una parte se desplazó hacia el centro por la Ciudad Universitaria, arrastrando a los estudiantes que en ese momento estaban en el comedor universitario, y la otra ingresó a los barrios Güemes y Observatorio, donde los manifestantes se sorprendieron por la solidaridad de un barrio poblado por estudiantes y trabajadores que se atrincheraron de inmediato para resistir.

A las 12,30, entretanto, una batalla campal hacía retroceder a la policía en las inmediaciones de la plaza Vélez Sarsfield y, muy cerca de allí, en Bulevard San Juan y Arturo M. Bas, caía la primera víctima fatal, Máximo Mena.

La reacción fue inmediata y en cadena. Con furia, los manifestantes se adueñaron de la ciudad, levantando verdaderos muros de contención (barricadas) contra la policía, que debió replegarse a sus cuarteles dejando la ciudad en manos de los trabajadores, quienes recibían el apoyo de los vecinos.

Hitos de esa lucha fueron la toma del Círculo de Suboficiales del Ejército, en San Luis y La Cañada, los incendios de la firma estadounidense Xerox y de Citroen, en la avenida Colón, de las oficinas de la Dirección General de Rentas, en Mariano Moreno y Caseros, de la Aduana, en Chacabuco al 400.

La llegada del Ejército, junto con las sombras de la noche, el allanamiento a la CGTA, la detención de dirigentes y su juzgamiento y condena por los Consejos de Guerra (Canelles, 10 años de cárcel; Tosco, 8 años; Elpidio Torres, 7) fueron la respuesta de una dictadura que acusaba al comunismo internacional como responsable de semejante pueblada.

"Vengo a cortar la cabeza de la víbora comunista", dijo el gobernador Uriburu, reemplazante de Caballero. Poco después, una jornada similar al Cordobazo, que el ingenio popular llamó el Viborazo, terminaría de convencer a las clases dominantes de que, si querían conservar el poder sin tamaños sobresaltos, debían buscar un camino distinto al que habían ensayado con el golpe de 1966.

(Fuente: Angel Stival y Juan Iturbur - Revista "Los 70")

CARTA DE AGUSTIN TOSCO SOBRE EL CORDOBAZO


'El Cordobazo es la expresión militante, del más alto nivel cuantitativo y cualitativo de la toma de conciencia de un pueblo,en relación a que se encuentra oprimido y a que quiere liberarse para construir una vida mejor, porque sabe que puede vivirla y se lo impiden quienes especulan y se benefician con su postergación y su frustración de todos los días.'
Agustín Tosco



Se me ha pedido que escriba un artículo sobre el Cordobazo. Creo que lo que hay que escribir sobre este hecho de real trascendencia histórica, especialmente para Argentina y América Latina, es un libro. Porque son muchas, variadas y complejas, distantes e inmediatas, las causas que produjeron la circunstancia sociológica - política del Cordobazo.

Durante los meses de prisión en Rawson llené cinco cuadernos sobre el particular. La transcripción de cuatro hojas en un reportaje de la revista 'Inédito', motivó, según difusión pública, que la misma fuera clausurada. Aún así, con el tiempo, ese trabajo ha de aparecer, sin la pretensión de ser una visión totalmente objetiva, pero si al menos una interpretación personal sobre la base de la militancia sindical y de las propias posiciones adoptadas por nuestro gremio el Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba, la Regional Córdoba de la CGT, el conjunto de gremios encabezados por SMATA (Sindicato de Mecánicos y Afines de la Industria Automotriz) y el permanente contacto con las agrupaciones estudiantiles, tanto de la Universidad Nacional como de la universidad Católica. Asimismo con los Sacerdotes del Tercer Mundo y distintas personas de los grupos profesionales y políticos.

Con esta previa aclaración y en el entendimiento de contribuir en modesto alcance a la reafirmación de las reivindicaciones populares, redacto estas líneas ligadas a este acontecimiento fundamental de las clases populares sucedido el 29 y 30 de Mayo de 1969.

¿Por que se ha producido el Cordobazo?

Esta es una pregunta que no por repetida, deja de plantearse y de promover la investigación, la imaginación y particularmente el interés de todos los argentinos, desde el más humilde trabajador, hasta el sociólogo desentrañador de los fenómenos sociales, o de los políticos desde conservadores hasta revolucionarios.

En el penal de Rawson nos visitaron a los trece condenados que procedíamos de Córdoba, una Comisión de Solidaridad, compuesta por Compañeros de distintos gremios de esa ciudad, de Trelew y de otras localidades de la Provincia de Chubut. Nos preguntaron qué necesitábamos para nuestra salud, desde alimentos hasta indumentaria.

Respondimos que necesitábamos solidaridad militante. Pronunciamientos. Lucha contra la Dictadura. Les hablamos de nuestros trabajadores, de sus aspiraciones, de sus desvelos, de sus sacrificios. Les dijimos que las fogatas que alumbraban las calles de Córdoba surgían desde el centro de la tierra impulsadas y encendidas por nuestra juventud estudiosa y trabajadora y que jamás se apagarían porque se nutren de la vida y de los ideales de un pueblo rebelado contra la opresión que se ejercía sobre él y estaba dispuesto a romperla, pasara el tiempo que pasara. Dijimos la verdad, la verdad de todo lo que queríamos.

Los trece condenados de Rawson éramos de extracción, situación y condición heterogénea. Pero todos coincidíamos. No exagero al manifestar que varios de los miembros de la Comisión de Solidaridad y ellos están para testimoniarlo, sintieron correr lágrimas sobre sus mejillas. Al fin y en esta tensa conversación, plantearon la pregunta: ¿Por qué se ha producido el Cordobazo?

Respondimos, con lo que creo es la esencia de la respuesta a tanto interrogante y a tantas elucubraciones que andan dando vuelta como conclusiones: el Cordobazo es la expresión militante, del más alto nivel cuantitativo y cualitativo de la toma de conciencia de un pueblo, en relación a que se encuentra oprimido y a que quiere liberarse para construir una vida mejor, porque sabe que puede vivirla y se lo impiden quienes especulan y se benefician con su postergación y su frustración de todos los días.

¿Y por qué Córdoba precisamente? Porque Córdoba no fue engañada por la denominada Revolución Argentina. Córdoba no vivió la 'expectativa esperanzada' de otras ciudades. Córdoba jamás creyó en los planes de modernización y de transformación que prometió Onganía, Martínez Paz, Salimei y Ferrer Deheza y luego Borda, Krieger Vasena y Caballero. La toma de conciencia de Córdoba, de carácter progresivo pero elocuente, es bastante anterior al régimen de Onganía. Pero se expresa con mayor fuerza a partir de julio de 1966.

La reivindicación de los derechos humanos, proceda de donde proceda, en particular de las Encíclicas Papales desde Juan XXIII, encuentran en nosotros una extraordinaria receptividad y así se divulgan especialmente en la juventud y en los Sindicatos. Si hay receptividad es que hay comprensión, y la comprensión deriva en entusiasmo, en fe y en disposición al trabajo, al esfuerzo e incluso al sacrificio para consumar los ideales que ya tienen vigencia en el ámbito universal.

Para reducir la cuestión a sus aspectos más cercanos, las grandes luchas previas al Cordobazo amanecen antes de los dos meses de la usurpación del poder por parte de Onganía. Y estas, tanto como las que posteriormente se plantearon ya que siguen en vigencia, bajo distintas características, obedecen a la toma de conciencia de la necesidad de liberación que es el patrimonio principal de Córdoba dentro del panorama nacional.

Los principales e inmediatos antecedentes

A mediados del mes de Agosto de 1966 nuestra Organización Sindical emitió una Declaración en carácter de 'Solicitada' cuyo título fue: 'Signos negativos'. Fue la primera posición sindical en Córdoba contra la serie de medidas de neto corte represivo que implantaba la Dictadura. Esa declaración tuvo amplia repercusión, no sólo local sino nacional y podríamos decir que prácticamente inauguró la posición rebelde contra la política de Onganía y su equipo.

La muerte de Santiago Pampillón a manos del aparato represivo, puso en evidencia la histórica resistencia estudiantil. Nadie podrá olvidar las luchas y manifestaciones de protesta de todas las agrupaciones, las huelgas de hambre y el propio paro de una hora del movimiento obrero cordobés en solidaridad con los compañeros universitarios. Tuve el honor de integrar una Delegación Sindical de la CGT de Córdoba que acudió a Mendoza al sepelio de Santiago Pampillón. Allí discutimos los cordobeses con Gerónimo Izzeta que se encontraba casualmente y le increpamos la pasividad de la CGT Nacional. Al mismo tiempo que se manifestaba el ascenso del espíritu de lucha de las bases sindicales y estudiantiles contra el régimen, los jerarcas del sindicalismo nacional iban justificando -en actitudes- su posterior proclamación a todos los vientos de la 'filosofía participacionista'.

Tanto como la represión crecía también la resistencia aumentaba. Una manifestación incidental revelaba las distintas formas del repudio al régimen y a sus cómplices. En Córdoba circuló profusamente una hoja impresa que reproducía a Francisco Prado, participando del Festival del Folklore en Cosquin Enero de 1967- mientras era avasallado el Sindicato de Portuarios, despedazado su convenio colectivo de trabajo y despedidos sus dirigentes y militantes más esforzados. Prado era Secretario General de la CGT Nacional. Esas hojas circularon por todo Córdoba y la gente evidenciaba su condena ante la claudicante actitud.

En el mismo mes de febrero de 1967 y en función del Paro Nacional resuelto para el primero de Marzo de dicho año, en esta ciudad se realizaron grandes manifestaciones obreras.

El diario ''Córdoba' reprodujo varias fotografías de los actos y una en particular de la represión, donde constó mi detención junto con varios compañeros de la columna de Luz y Fuerza. Fue un plan de lucha de alcance nacional, frustrado por el incipiente participacionismo y dialoguismo que terminó una vez más confiando, según expresiones del propio Francisco Prado, en el nuevo ministro Krieger Vasena, porque según él: 'Habría cambiado y su gestión podría ser útil a los trabajadores'. Pese a esto, la posición de casi todos los sectores populares, especialmente de Córdoba, conminaba a continuar la lucha.

Quiero transcribir una frase de un documento sindical del 23 de Febrero de 1967, por su carácter premonitorio del 'Cordobazo'. Decía así: 'La historia grande está jalonada de hitos como el que ayer fuera protagonizado por el movimiento obrero de Córdoba, en los talleres y fábricas, en las calles de nuestra ciudad. Porque fue la de ayer una jornada escrita con rasgos vigorosos y expresiones estentóreas que desbordaron los lindes habituales y se prolongaron luego en los grafismos de la prensa y de la televisión, en la retina y en el ánimo de los millares de protagonistas y espectadores que vivieron las secuencias del plan de acción desplegado por la CGT y gremios confederados de Córdoba. Fue una jornada lúcida y comprometida que nos acerca un poco más a la definición crucial que forzosamente tiene que producirse por imperio de la situación a que ha sido arrastrado el pueblo argentino, y sobre la que los trabajadores tenemos adoptada una
posición clara, concreta e irreductible'.

La represión que siguió al paro del primero de marzo de 1967 y la desastrosa conducción de la CGT Nacional produjo un notorio vacío que estuvo signado fundamentalmente por la oposición cada vez más abierta entre las bases sindicales y dirigentes vinculados a ellas y el participacionismo entreguista anidado en la sede de Azopardo en la Capital Federal.

Las bases demandaban un nuevo Plan de Acción. En Tucumán el ataque a los derechos de los trabajadores iba en aumento. En octubre de 1967 la Delegación de Córdoba en el Congreso de la Federación de Luz y Fuerza reclamaba ese Plan de Acción, inspirada en las propias demandas vigentes en nuestra ciudad y denunciaba los hechos más alarmantes que estaban sucediendo.

La preocupación de los dirigentes nacionales se centraba exclusivamente en normalizar la CGT en ese entonces en manos de la Comisión Delegada. ¿De qué teníamos los cordobeses clara conciencia a fines de 1967? ¿Cuál era nuestra denuncia? ¿Cuál era nuestra posición?

En apretada síntesis expresábamos: Bajo el lema de modernización y transformación el gobierno planteó un plan económico, cuya base filosófico-política se asentó aparentemente en el más ortodoxo y crudo liberalismo, en la resurrección del 'dejar hacer, dejar pasar', en la vigencia de un libre empresismo a ultranza, que provocaría la estabilidad y la multiplicación de los bienes económicos del país. Sin embargo esta declamada libertad económica no es sino un esquema destinado sustancialmente a someter al país integrándolo a la crisis del sistema capitalista monopolista como elemento compensador del deterioro cada vez más pronunciado del mismo.

Más adelante señalábamos: 'Ya desde hace tiempo en todas las naciones del mundo ha concluido la etapa del liberalismo que aquí se pregona. Las potencias industriales practican un crudo dirigismo económico; en el sistema interno protegiendo su mercado productor e incluso consumidor por vía de las barreras aduaneras y otros dispositivos complementarios; en el aspecto externo creando organismos internacionales supeditados a ellas que imponen la política de la libre penetración y de la libre explotación de los pueblos subdesarrollados por los monopolios que actúan desde las grandes metrópolis. Esta libertad económica impuesta y dirigida desde afuera, especialmente desde las concentraciones monopolistas norteamericanas a la par de favorecer desmesuradamente a las mismas y a su país de origen, provocan en Argentina la agudización de la crisis y la profundización de los efectos recesivos'.

En los pronunciamientos sobre los aspectos económicos se concluía: 'Lo que se pretende realmente es quebrar a la industria nacional y dejar el mercado de consumo a merced de los monopolios. Así lo ha expresado genéricamente la Confederación de la Industria al referirse que esta política de transferencia formales y reales es en el más benigno de los juicios, un mal signo. En lo que hace a las empresas del Estado la aprobación de la Ley de Hidrocarburos y la Ley de Sociedades Anónimas, confirma crudamente la programática oficial de entrega del patrimonio estatal y de la conducción básica y fundamental de la economía a los intereses extranjeros. Nadie duda ya que el plan trazado es contrario a un auténtico desarrollo, atenta contra el nivel de vida de la población, sirve a los grupos de la reacción y del privilegio, compromete el porvenir del país y lesiona la soberanía nacional'.

En las cuestiones sociales se denunciaba 'el aumento de todos los precios de los artículos de uso y de consumo, agotando la capacidad adquisitiva de las remuneraciones. El incremento de la desocupación. La paralización de la Comisión del Salario Vital, Mínimo y Móvil. La imposición del arbitraje obligatorio para los diferendos laborales. La ley de represión de los conflictos sindicales. La intervención a Sindicatos, el retiro o suspensión de personerías gremiales. La eliminación o restricción de las representaciones sindicales en la Empresa del Estado, incluidos los organismos de previsión social. La violación de los contratos colectivos de trabajo. La ley de congelación de salarios. La modificación de la ley de indemnizaciones por despido. El aumento de la edad para acogerse a la jubilación y la eliminación de las compensaciones por años de servicio'.

Como últimos detalles de las denuncias contra la reaccionaria política que se llevaba adelante se señalaba: 'Simultáneamente el Gobierno pretende tener un consenso tácito de la opinión pública, pero no abre vías de ninguna naturaleza para probar con la expresión del pueblo si ello es cierto o no, mientras justifica tamaño despropósito con la supuestamente perjudicial de enfrentar a un debate político al país. Con la lógica perseverancia de sus propósitos retrógrados el Gobierno aprueba la Ley de Defensa Civil que militariza a toda la población a partir de los 14 años de edad, bajo el pretexto de asegurar el frente interno, pero con la finalidad de reprimir toda legitima defensa de los intereses económicos, sociales y políticos de los trabajadores. Más adelante dicta la denominada ley de represión al comunismo, que engloba a todas las personas o instituciones que protesten o lleven adelante una acción para proteger sus derechos.
Supera el cuadro represivo macartista dejando al Servicio de Informaciones del Estado la calificación de toda persona que tenga 'motivaciones ideológicas comunistas', añadiendo un régimen punitivo que llega hasta los nueve años de prisión. Intervienen las Universidades Nacionales, anula la participación de la juventud estudiosa argentina en la vida de las mismas, proyecta una reglamentación limitacionista y disuelve los Centros de Organización Estudiantiles. Viola el secreto de la correspondencia cual modernos inquisidores celosos de toda opinión adversa a la dogmática oficial. En el ámbito internacional propuso, felizmente rechazada, la institucionalización de la Junta Interamericana de Defensa, cual moderno gendarme de los Pueblos de América Latina que bregan por su emancipación integral, a fin de mantenerlos en el subdesarrollo, en el estancamiento y en la dependencia neocolonial'

Allí se realizaron denuncias que si bien eran conocidas por todos, no todos la realizaban. Eran las delegaciones cordobesas por lo general las que sustentaban estos planteamientos en todos los ámbitos.

En Córdoba se expresó poco tiempo después una resolución de la CGT local que declaró persona no grata al Presidente Onganía, y eso trasuntaba el creciente desafío al régimen autocrático, no cuestionado a nivel masivo con tanto vigor como se daba en Córdoba.

La rebelión de las bases sindicales

La Comisión Delegada de la CGT Nacional, intentó por todos los medios la construcción de un Congreso adicto a las teorías del participacionismo. Que era hacerse eco de toda la política del Gobierno y lograr la participación en el proceso. Una renuncia clara a las reivindicaciones obreras y populares que merecía una repulsa general.

El 'dirigentismo' de los jerarcas de las organizaciones nacionales, luego de prolijos cortejos de delegados, al estilo de los viejos comités de la política criolla de la Década Infame, resolvió la convocatoria a un Congreso Nacional para la normalización de la Confederación General del Trabajo.

Llegó a tanto la podredumbre de los dirigentes participacionistas, que sostenían que en ese Congreso no podían participar las Organizaciones que estaban intervenidas, entre ellas la de más caudal de afiliados o sea la Unión Ferroviaria, además de los trabajadores portuarios, de prensa, químicos, del azúcar, etc.. Querían hacer un Congreso con los que habían tolerado la Dictadura y sancionar a su vez con tal exclusión a los que habían luchado, habían sido intervenidos y eran perseguidos por los violadores de todos los derechos sindicales.

Todos quienes continuaban fíeles a los principios sindicales, incluso los sindicatos intervenidos designaron delegados a tal Congreso, comprometiendo a quienes estaban con la Dictadura a que en el propio Congreso los inhibieran de actuar. El 28, 29 y 30 de Marzo comenzó el Congreso. Los dirigentes que coincidían con Onganía, no tuvieron el valor de acudir a impugnar a quienes querían excluir desde las bambalinas. El Congreso se realizó con todas las organizaciones combativas, incluidas las intervenidas, y con poco más de la mitad de los delegados suficientes para el quórum se proclamó la lucha contra la Dictadura y el desconocimiento a todos los jerarcas del participacionismo. De allí nació lo que fue denominada CGT de los Argentinos, encabezada por Raimundo Ongaro.

Las bases sindicales repudiaban toda la política de conciliación vergonzosa y una ola de manifestaciones, de actos, todos organizados por los sindicatos de la CGT de los Argentinos, cubrió una verdadera celebración del 1° de Mayo de 1968.

En Córdoba más de cinco mil personas concurrieron al local del Córdoba Sport Club, en el que juntamente con Ongaro hice uso de la palabra denunciando una vez más, ratificando lo que veníamos señalando desde 1966, que la Dictadura hundía al país.

El 28 de Junio de ese mismo año la CGT de Córdoba programó un acto frente al local de la misma, en repudio al Segundo Aniversario de la Dictadura. La represión, como lo hacia repetidas veces descargó todo su aparato y se contabilizaron trescientos veintidós presos entre los manifestantes. El movimiento obrero, el estudiantado, los sectores populares pugnaban por expresar su protesta en la calle y sucesivamente eran reprimidos. Pero no descansábamos. Algunos ya sostenían que no era posible programar actos, ya que la Policía no los permitía y que la gente se cansaba. La mayoría sostuvo que no. No queríamos dejar de lado nuestro derecho a expresamos, a protestar, a exigir soluciones. Una y otra vez nos disolvían encarcelando a trabajadores y estudiantes.

En Septiembre de 1968, la CGT y el Frente Estudiantil en Lucha programó una semana de Protesta en recordación de los Mártires Populares, coincidiendo con el aniversario de la muerte de Santiago Pampillón.

Ya el Gobernador Caballero, que había suplantado a Ferrer Deheza, lanzaba la constitución de un Consejo Asesor, como forma perfeccionada del participacionismo como experiencia piloto para todo el país.

La Semana de los Mártires Populares fue violentamente reprimida. Cayó baleado el joven estudiante Aravena, que hoy aún se encuentra impedido físicamente en forma total, como producto de aquel alevoso ataque.

Los actos fueron disueltos. Se atacó a una manifestación encabezada por dirigentes sindicales, estudiantiles y Sacerdotes del Tercer Mundo, que provenían de una Misa por Santiago Pampillón. Se disolvieron los actos frente a la CGT. Se encarcelaron a varios militantes y representantes sindicales y estudiantiles que estuvieron casi un mes en Encausados.

A fines del mismo 1968, la CGT organizó otro acto que fue igualmente reprimido. Todos sentíamos una real indignación y la condena al régimen tomaba ribetes de furia. Nada era posible hacer. La represión se manifestaba en todo momento. El gobierno seguía su propaganda para el Consejo Asesor. La Federación de Luz y Fuerza suspendía a nuestro sindicato por estar adherido a la CGT de los Argentinos.

Los jerarcas sindicales habían realizado su propio Congreso, pero no tenían ninguna vigencia en las bases. En Córdoba eran abiertamente repudiados por la Clase Trabajadora.

Mientras en todos los órdenes la política de Onganía seguía consolidándose en el sentido de la fuerza y la opresión.

Mientras por otra parte, en el Pueblo crecía la rebelión contra tanto estado de injusticia, de desconocimiento de los Derechos Humanos. A fines de 1968, se cumplió el 20° aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Luz y Fuerza realizó algunas conferencias sobre el particular. Qué cotejo más dramático se realizaba entre el contenido de esta declaración que coronó el final de la segunda guerra mundial y el régimen que imperaba en Argentina. Parecía que tantos sacrificios, tantas vidas, por el respeto a los derechos del hombre, hubieran sido inútiles.

1969: El año del Cordobazo

Hemos reseñado los males del régimen a escala nacional y hemos particularizado las posiciones de Córdoba por ser las más relevantes contra la Dictadura en el orden nacional.

Ya también Hilda Guerrero de Molina, mártir obrera de Tucumán engrosaba las filas de quienes habían caído defendiendo sus ideales, enfrentando al régimen de Onganía.

El régimen comunitario era publicitado desde todos los ángulos del equipo gobernante. Córdoba se había convertido en la experiencia piloto y el Dr. Caballero había constituido su Consejo Asesor que sería convalidado con bombos y platillos en la Reunión de Gobernadores de Alta Gracia. Allí llegó Onganía en el mismo automóvil y en la misma posición ideológica y con los mismos propósitos de Caballero.

Antes habíamos redactado un importante documento. Un documento que se denominaba Declaración de Córdoba y que se dio a publicidad el 21 de Marzo de 1969. Dos meses y días antes del Cordobazo. En él reseñábamos lo problemas principales de orden local que sumados a los de orden nacional y en función a la toma de conciencia del pueblo de Córdoba sobre la validez de sus derechos, podríamos decir que encuadraron la heroica reacción popular del Cordobazo.

En la introducción se decía; 'Nuestra Provincia soporta un descalabro gubernativo, una manifiesta inoperancia en los más altos niveles jerárquicos oficiales, una ineptitud generalizada en la conducción de la cosa pública. Paralelamente a esta ineficacia se destaca un oscuro y torpe manejo de los instrumentos del poder, para favorecer a los círculos del privilegio económico y financiero, para exaccionar los modestos recursos monetarios de la población, para burlar la auténtica representatividad popular mediante el fraude neocorporativista, para manipular desvergonzadamente a algunos miembros de la justicia, intentando abiertamente ponerlos al servicio de la tolerancia cómplice hacia el crimen de algún conspicuo allegado al régimen'.

'No se recuerda que nuestra provincia haya soportado tamañas iniquidades públicas. Nunca el pueblo cordobés contempló, un ejercicio sensual del poder usurpado con la impunidad que se manifiesta, y con el visto bueno de un Poder Central que en muchos casos lo pone como ejemplo de experiencia a proyectarse en toda la nación.'

'Esta situación insoportable en todos los órdenes, obliga a la clase trabajadora cordobesa a repudiar públicamente al gobierno local, a corresponsabilizar a la Dictadura de Onganía de todos sus actos y a actuar cada vez más unida y enérgicamente para lograrla instauración del ejercicio pleno de los derechos y garantías que pertenecen inalienablemente a los trabajadores y ciudadanos, y a la práctica de la función gubernativa en un plano de dignidad y de real interpretación de las aspiraciones del Pueblo'.

Señalábamos y no lo hacíamos nosotros por una elucubración al margen de las posiciones populares, sino como una expresión auténtica que palpitaba en toda la población que: ' Durante bastante tiempo el Gobierno de Córdoba trabajó intensa y solapadamente, para implementar el denominado Consejo Asesor Económico Social. Sus fundamentos se basaron en el supuesto interés por consultar sectores representativos de la comunidad y darles participación en el análisis y programa de los actos gubernativos'.

Luego se indicaba: 'Asimismo se pretende remedar el engendro del Consejo Asesor, con los Consejos Económico-Sociales de vigencia positiva en algunos países del mundo estructurados políticamente sobre la base de la voluntad soberana del Pueblo'.

Y por último, luego de otras consideraciones: 'El Consejo Asesor procura la domesticación de la sociedad, su estratificación definitiva y si hoy se viste con los ropajes de una aparente inocencia, con el tiempo todos deberán lamentar su consolidación como aparato de poder omnipotente, sin apelaciones, en el que se fundamentará y basará el régimen para implantar un sistema de vida repudiado por la historia y con el cual se identificó con su saludo romano el otrora joven camisa negra, hoy Gobernador de Córdoba, Dr. Carlos Caballero.'

Sobre el caso Valinotto, se señalaba, 'la opinión pública cordobesa y también la nacional observan con estupor como un Juez de Córdoba, dispuso la libertad de un criminal basándose en el testimonio, denominado 'de abono' del Ministro de Gobierno, Dr. Luis E. Martínez Golletti, y del Vocal del Superior Tribunal de Justicia Dr. Pedro Angel Spina'.

Y culminaba el análisis sobre este tema: 'El Sr. Gobernador de Córdoba, Dr. Carlos Caballero, ante la renuncia verbal de su Ministro de Gobierno, Dr. Martínez Golletti, resolvió, rechazarla ratificándole su confianza'.

Sobre los impuestos de orden local recalcábamos: 'Los centros vecinales de Córdoba, integrados en su mayoría por trabajadores, han denunciado el asalto fiscal de que son objeto, han protestado, han señalado la ilegalidad de las medidas tributarias, pero el gobierno ha permanecido incólume, ofreciendo una transitoria y demagógica rebaja que no altera la situación de fondo y que ha determinado la resistencia al pago, como único camino para hacerse escuchar, aunque el gobierno sigue y seguirá sordo a los reclamos del pueblo, embebido en su absolutismo y cegado por su tortuoso designio político.'

Sobre los problemas laborales se daba el caso de las 'quitas zonales' que afectaba fundamentalmente al gremio metalúrgico. La anulación de la Ley del Sábado Inglés, que había sancionado en el año 1932 y que rebajaba en un 9,1 °/o los salarios mensuales de los trabajadores. El Departamento Provincial de Trabajo resultaba totalmente inoperante. Se distinguía que 'Córdoba es, a no dudarlo, el paraíso de los recibos en blanco, que sirven para robar de los ya magros salarios de los trabajadores, partes sustanciales y crear la inseguridad en la permanencia de su empleo'. Por otra parte se dispuso el cierre de una serie de escuelas nocturnas de capacitación a la que concurrían los trabajadores, con el fundamento de que se habían agotado las instancias para que los mencionados establecimientos pasaran a formar parte del organigrama secundario provincial.'

Las tropelías de la denominada 'Brigada Fantasma', también enardecieron al pueblo de Córdoba. Decíamos sobre el particular: 'Todo el país conoce ya el increíble episodio de la 'Brigada Fantasma', denominada así por sus oscuras andanzas no en resguardo de la seguridad pública, sino atentando contra la misma.

Intimidando a gente inocente, persiguiendo a supuestos delincuentes y extorsionando a los detenidos'. Se concluía sobre este punto: 'También el episodio de la 'Brigada Fantasma', por más que se haya dispuesto su disolución y la detención de los 'policías' que la integraban, no fue descubierta por la preocupación o la diligencia de los funcionarios del gobierno. Se conoció y se investigó por las denuncias periodísticas que constituye hoy el único medio que tiene el Pueblo para defenderse de alguna manera de los atropellos a que es sometido por un Gobierno, que inexorablemente 'será juzgado como el más nefasto para los derechos de toda la población de Córdoba'.


La asistencia de más de cuarenta jerarcas gremiales a una entrevista con Onganía ha demostrado que el espíritu de lucha de los trabajadores y del pueblo, tienen un fuerte contingente de desertores, sumados a la programática del régimen: política de sometimiento económico, de opresión social, de oscurantismo cultural y de mordaza cívica, sojuzgando a todos los argentinos que quieren un país en el cual se operen fundamentales transformaciones que posibiliten un inmediato porvenir donde impere la justicia social; donde se produzca la independencia económica, liberando a la patria de la penetración y dominio monopolice e imperialista; donde se materialice la soberanía política sobre la base de la libre voluntad popular y donde la democracia integral se practique sin ningún tipo de proscripciones e inhabilitaciones para todos los argentinos'.

Cubríamos el final exhortando a la unidad, a la acción común reivindicativa, de todas las Organizaciones Sindicales para la prosecución de la lucha en defensa de nuestros derechos.

Estalla la caldera

Los trabajadores metalúrgicos, los trabajadores del transporte y otros gremios declaran paros para los días 15 y 1° de Mayo, en razón de las quitas zonales y el no reconocimiento de la antigüedad por transferencia de empresas, respectivamente. Los obreros mecánicos realizan una Asamblea y a la salida al ser reprimidos, defienden sus derechos en una verdadera batalla campal en el centro de la ciudad el día 14 de Mayo. Los atropellos, la opresión, el desconocimiento de un sin número de derechos, la vergüenza de todos los actos de gobierno, los problemas del estudiantado y de los centros vecinales se suman.

Se paraliza totalmente la ciudad el día 16 de Mayo. Nadie trabaja. Todos protestan. El Gobierno reprime.

En otros lugares del país, estallan conflictos estudiantiles por las privatizaciones de los comedores universitarios.

En Corrientes es asesinado el estudiante Juan José Cabral y ese hecho tiene honda repercusión en toda la población de Córdoba. Se dispone el cierre de la Universidad. Todas las agrupaciones estudiantiles protestan y preparan actos y manifestaciones. Se trabaja de común acuerdo con la CGT.

El día 18, es asesinado en Rosario el estudiante Adolfo Ramón Bello. Realizamos con los estudiantes y los Sacerdotes del Tercer Mundo una marcha de silencio en homenaje a los caídos.

El día 20 de Mayo, fui detenido e incomunicado en el Departamento de Policía 'en averiguación de antecedentes'. Recupero la libertad al día siguiente.

El día 21, se concreta un paro general de estudiantes. Una serie de comunicados del movimiento obrero lo apoyan. En Rosario cae una víctima más. El estudiante y aprendiz de metalúrgico Norberto Blanco, es asesinado en Rosario. Se instalan Consejos de Guerra.

El día 22 de Mayo, los estudiantes de la Universidad Católica se declaran en estado de asamblea y son apoyados por el resto del movimiento estudiantil.

El día 23 de Mayo, es ocupado el Barrio Clínicas por los Estudiantes. Es gravemente herido el estudiante Héctor Crusta de un balazo por la Policía. Se producen fogatas y choques. La Policía es contundente, y los choques se hacen cada vez más graves.

El día 25 de Mayo, hablo en la Universidad Católica de Córdoba y hago una severa crítica y condena a los sangrientos atropellos de la Policía y de los arbitrarios procedimientos del Consejo de Guerra en Rosario.

El día 26 de Mayo, el movimiento obrero de Córdoba, por medio de los dos plenarios realizados, resuelve un paro general de actividades de 37 horas a partir de las 11 horas del 29 de Mayo y con abandono de trabajo y concentraciones públicas de protesta. Los estudiantes adhieren en todo a las resoluciones de ambas CGT.

Todo se prepara para el gran paro. La indignación es pública, notoria y elocuente en todos los estratos de la población.

No hay espontaneísmo. Ni improvisación. Ni grupos extraños a las resoluciones adoptadas. Los Sindicatos organizan y los estudiantes también. Se fijan los lugares de concentración. Como se realizaran las marchas. La gran concentración se llevará adelante, frente al local de la CGT en la calle Vélez Sarsfield 137.

Millares y millares de volantes reclamando la vigencia de los derechos conculcados inundan la ciudad en los días previos. Se suceden las Asambleas de los Sindicatos y de los Estudiantes que apoyan el paro y la protesta.

El día 29 de Mayo amanece tenso. Algunos sindicatos comienzan a abandonar las fábricas antes de las 11 horas. A esa hora el Gobierno dispone que el transporte abandone el casco céntrico. Los trabajadores de Luz y Fuerza de la Administración Central, pretenden organizar un acto a la altura de Rioja y General Paz y son atacados con bombas de gases. Es una vez más la represión en marcha. La represión indiscriminada. La prohibición violenta del derecho de reunión, de expresión, de protesta.

Mientras tanto, las columnas de los trabajadores de las fábricas de la industria automotriz van llegando a la ciudad. Son todas atacadas y se intenta dispersarlas.

El comercio cierra sus puertas y las calles se van llenando de gente. Corre la noticia de la muerte de un compañero, era Máximo Mena del Sindicato de Mecánicos. Se produce el estallido popular, la rebeldía contra tantas injusticias, contra los asesinatos, contra los atropellos. La policía retrocede. Nadie controla la situación. Es el Pueblo. Son las bases sindicales y estudiantiles, que luchan enardecidas. Todos ayudan. El apoyo total de toda la población se da tanto en el centro como en los barrios.

Es la toma de conciencia de todos evidenciándose en las calles contra tantas prohibiciones que se plantearon. Nada de tutelas, ni de los usurpadores del poder, ni de los cómplices participacionistas. El saldo de la batalla de Córdoba -El Cordobazo- es trágico. Decenas de muertos, cientos de heridos. Pero la dignidad y el coraje de un Pueblo florecen y marcan una página en la historia Argentina y latinoamericana que no se borrará jamás.

En las fogatas callejeras arde el entreguismo, con la luz, el calor y la fuerza del trabajo y de la juventud, de jóvenes y viejos, de hombres y mujeres. Ese fuego que es del espíritu, de los principios, de las grandes aspiraciones populares ya no se apagará jamás.

En medio de esa lucha por la justicia, la libertad y el imperio de la voluntad soberana del pueblo, partimos esposados a bordo de un avión con las injustas condenas sobre nuestras espaldas. Años de prisión que se convierten en poco menos de siete meses, por la continuidad de esa acción que libró nuestro pueblo, especialmente Córdoba, y que nos rescata de las lejanas cárceles del sur, para que todos juntos, trabajadores, estudiantes, hombres de todas las ideologías, de todas las religiones, con nuestras diferencias lógicas, sepamos unirnos para construir una sociedad más justa, donde el hombre no sea lobo del hombre, sino su Compañero y su Hermano.



Agustín Tosco:

Dirigente sindical clasista. Secretario General del Sindicato de Luz y Fuerza de la provincia de Córdoba al momento de producirse el Cordobazo, fue uno de sus principales dirigentes. En numerosas oportunidades sufrió cárcel y torturas por su militancia política y sindical. El presente artículo fue escrito desde la cárcel de Rawson, en Junio de 1970. Falleció el 5 de Noviembre de 1975 en la clandestinidad, víctima de una dolorosa enfermedad.

Los miserables de Campo de Mayo

Por Pablo Llonto

Perdido a un costado de la ruta 8, el edificio de los tribunales de San Martín es el escenario del más silenciado de los juicios por delitos de lesa humanidad. Allí, el 27 de abril comenzó la “megacausa de Campo de Mayo” sin que la Gran Prensa le dedicara más que una mención liviana.

El asombro y el dolor, la humillación y la ofensa, se preguntan desde entonces, y todos los lunes, miércoles y viernes, ¿cómo fueron capaces? ¿Cómo tanta barbarie?

Por allí pasa hoy el caso de Floreal Avellaneda. El niño de catorce años a quien persiguieron con la crueldad de los SS.

Militante del Partido Comunista era Floreal. De la Fede. De la tierna y sacrificada militancia del periódico, el afiche, la pintada, el volante. De Brézhnev, de Fidel, de Lenín. De las contemplaciones a la historia argentina para entenderla, aunque el partido dijera lo suyo.

Se lo llevaron en abril de 1976. Al Negrito Floreal, a la mamá. Buscaban al obrero, al padre. Metalúrgico de Tensa. Iris, la madre, sobrevivió. El Negrito no.

Los hijos de Hitler, los déspotas, los sedientos de banderas rojas, ahora están sentados en el banquillo. Seis apellidos. Seis veteranos de aquello que pretenden llamar guerra y hasta la misma guerra los repudia.

El Campo de Mayo que en verdad fue Campo de Exterminio, exhibe a su oficial más cobarde negándose a declarar: el ex general Santiago Riveros, de 85 años. No sólo es la cara del olvido, también es la previsible muerte convertida en anciano.

Riveros, quien alguna vez se jactó de aquello que hizo diciéndole a un juez que nada más había que buscar, y que asumía “toda la responsabilidad”, sólo fue capaz, hace unos días, de invocar la Constitución para zafar de la indagatoria.

También está Fernando Exequiel Verplaetsen. El jefe de Inteligencia de Campo de Mayo. El patrón de los torturadores. El que amenazó con su bastón a los reporteros gráficos cuando el año pasado lo sacaron del anonimato que brinda un sobretodo, un gorro de invierno y la pinta del “pobre viejito” a quien custodia un Penitenciario.

Ya Riveros y Verplaetsen son apellidos que nada dicen. El dueño de Campo de Mayo, quizás el general más duro de quienes comandaron el genocidio, y el ex jefe de la policía de la provincia de Buenos Aires que celebraba los asesinatos de Cambiasso y Pereira Rossi en 1983, sentirán añoranzas de sus épocas de reportajes, notas, menciones repetidas en los periódicos.

Hoy nada son. Como nada es la prensa masiva, especializada en contarnos los andares de Tinelli, la depresión de los ricos en Palm Beach, distraernos con la gripe porcina, o contarnos que el acto de la CGT es sólo un inmenso caos de tránsito en la Capital.

No esperemos que Clarín, La Nación, Canal 9 y Crónica TV nos cuenten la biografía sangrienta de Riveros, de Verplaetsen, ni quién es el general García, los ex capitanes César Fragni, Raúl Harsich o el oficial de la bonaerense Alberto Aneto.

Nada de aquello les parece periodismo. Tampoco la historia de los Avellaneda. Ni el final del Negrito, ni su cuerpo flotando y acercándose a las costas uruguayas en 1976 para señalarle al mundo que en la Argentina occidental y cristiana también se asesinaban niños en nombre de Cristo.

Una vez más nos queda refugiarnos en Página 12, en Crítica, en alguna crónica de Canal 7 o en la prensa alternativa, el blog de noticias del juicio Campo de Mayo o el comentario boca a boca de quienes se acercan al desvencijado edificio, a un costado de la ruta 8.

Desinteresar al público, al pueblo, de todo lo que ocurrió en el mayor centro clandestino es la tarea de ellos.

Nos queda el boleto de tren, algún colectivo desde Chacarita; la sensibilidad de acercarnos, lunes, miércoles o viernes, a brindar la mínima compañía a los miles de caídos en Campo de Mayo.

Plebiscito y proceso golpista

Por Rubén Dri *

Hace unos días, el conocido amante de los golpes Mariano Grondona y el
patrón sojero Hugo Biolcati se divertían en la televisión jugando a
las adivinanzas sobre el momento en que se produciría el golpe
destituyente. El candidato propuesto, que por otra parte ya tiene el
gabinete en la sombra, es Julio Cobos. La manera sobradora en la que
se expresaron ambos protagonistas es una clara manifestación de la
seguridad con la que camina el movimiento golpista (o ?destituyente?
para no herir oídos delicados). Desde que las patronales del agro se
largaron a hacer el agresivo y violento lockout del año pasado, estuvo
claro para quien quiso verlo que lo que se pretendía como máxima era
la destitución del Gobierno y, como mínima, su debilitamiento. Por
ello a Eduardo Buzzi no le importó que el rechazo de la 125 dañase
logros para los medianos productores, pues lo que se pretendía era
derrotar al Gobierno, debilitarlo para terminar con un Estado que
pretende ?entrometerse? en los negocios sojeros. Aunque a mentes
puristas les incomode, de lo que se trató (y de lo que se sigue
tratando ahora, y el próximo plebiscito es parte de ello) es de la
lucha entre dos proyectos de país enfrentados. No me gusta hablar de
modelos, porque éstos hacen alusión a algo puro, cosa que no se da en
ninguno de los dos proyectos. Si bien es cierto que el proyecto
expresado por el gobierno de Cristina Fernández presenta
contradicciones que lo oscurecen, poseemos algunas claves infalibles
para saber si efectivamente se trata de un proyecto nacional y, en
consecuencia, con beneficios para el pueblo. Se trata de ver cómo lo
tratan Clarín y La Nación, sus voceros más connotados, Mariano
Grondona y Joaquín Morales Solá, y los canales de televisión en manos
en los grandes monopolios. Pocas veces se han visto en nuestra
historia reciente tanto odio, tanta saña, tanta mentira, como la que
diariamente nos muestran los grandes medios de comunicación. Da la
impresión de que nos encontramos bajo la más feroz dictadura, con el
peligro diario de ser asaltados, con la prensa amordazada, aislados
del mundo. Una negra dictadura a la que sólo le falta Auschwitz, como
dijera la pitonisa chaqueña. A partir del feroz lockout con que las
corporaciones agrarias castigaron a la sociedad toda, salió a relucir
el accionar de una derecha reaccionaria que supo conquistar un espacio
social en proporciones que nunca antes había logrado. Su avance es el
dato más peligroso que presenta la actual coyuntura. En un momento en
que finalmente en América latina se está respirando un aire de
autonomía y de solidaridad en proyectos independentistas y
liberadores, esta derecha presenta el peligro mayor. Néstor Kirchner
llega a la presidencia por la ventana, sin base social. Con una
inteligente lectura de lo que había sucedido en la pueblada del 19-20
diciembre de 2001, rápidamente toma diversas medidas direccionadas a
responder a demandas urgentes que habían sido expresadas en dicha
pueblada. Es necesario confesar que nadie o muy pocos, si había
alguno, sospechaba el giro que su gobierno habría de tomar
rápidamente. Recuperación del Estado, saneamiento de la Corte Suprema
y del Ejército, derogación de las leyes de impunidad, fortalecimiento
de los organismos de derechos humanos, una serie de reestatizaciones
como AYSA, Correo Argentino, Aerolíneas Argentinas, fin del negocio de
las jubilaciones privadas, creación del Museo de la Memoria y del
Archivo Nacional de la Memoria en lo que fuera la ESMA,
fortalecimiento de la integración latinoamericana, muerte del ALCA,
creación de Unasur y del Banco del Sur, por citar algunas de las
acciones del Gobierno que hace que se pueda hablar de un gobierno
nacional con medidas en beneficio del pueblo. Para ser efectivamente
?popular? se necesita algo más, participación popular, la que es
imposible sin la creación de un movimiento popular. Este movimiento
existe ?en-sí? o en potencia, en la medida en que se encuentra
fraccionado, sin posibilidades de constituirse en el actor fundamental
de la política del Estado. La política de transversalidad intentada
por el Gobierno tuvo magros resultados, en gran parte por no ser una
iniciativa que creciera de abajo hacia arriba. Desde los ?60 y ?70 la
deficiencia fundamental para una política nacional y popular ha sido
la falta de ese movimiento que supo expresarse en momentos críticos
como 2001, pero que no pudo cuajar en una organización o estructura en
la que se respetasen las divergencias para ser realmente el factor
fundamental de poder. En el proyecto del Gobierno hay una profunda
contradicción entre la política del Estado que, pese a fallas graves,
se orienta hacia la recuperación del Estado con orientación popular en
lo interno y latinoamericana en lo externo, y el instrumento político
formado por el PJ y sus alianzas. De no resolverse esa contradicción
de forma superadora, que sólo puede efectivizarse con la creación del
movimiento popular, se resolverá con un retroceso inevitable. Creación
del movimiento popular, creación de poder popular, de abajo hacia
arriba, es una tarea imprescindible si se pretende que el proyecto
nacional sea verdaderamente popular y tenga posibilidades ciertas de
producir las profundas transformaciones que requiere el país.
Mientras, ¿qué pasa con las próximas elecciones? ¿El movimiento
popular debe desentenderse? Para una respuesta, menester es tener en
cuenta que las elecciones legislativas a mitad de un período
presidencial siempre fueron plebiscitarias, es decir, siempre
sirvieron para aprobar o desaprobar la política del Ejecutivo. Cuando
se produce una fuerte desaprobación, esto es, una derrota del
Ejecutivo, éste ya está muerto aunque todavía pueda durar un tiempo.
Así les pasó a Alfonsín y a De la Rúa, quien pretendió desentenderse
del problema alegando que él no era candidato. Un triunfo de esta
derecha agresiva que ante nada se detiene significará la marcha hacia
la destitución soñada y predicada por Grondona, el inicio del
retroceso hacia el neoliberalismo y todas sus nefastas recetas, la
vuelta del FMI, de las relaciones carnales con el imperio. Los
diversos movimientos populares encontrarán los mayores obstáculos para
su crecimiento. Uno de los aspectos más negativos que se producirían
con el avance de la derecha sería el dar la espalda a la construcción
de la Patria Grande Latinoamericana. La Argentina podría tener el
triste y nefasto papel de ser tal vez el mayor obstáculo para esta
construcción.

* Profesor consulto de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA).

El cinismo de Poder Ciudadano

EDITORIAL de Revista Zoom

Por Carlos Benítez


En los días previos al cierre de las listas en la Capital, nos enteramos por una nota de Eduardo Valdés que circuló por correo electrónico (e incluso se publicó en otro medio virtual), que Laura Alonso, la directora ejecutiva de Poder Ciudadano, ocuparía el cuarto lugar en la lista de legisladores del PRO. Todos esperábamos que la institución se expidiera, desmintiendo o desautorizando a su funcionaria a cometer tan grave hecho ya que su código de ética dice, textual: “Como norma general, es conveniente que ningún miembro se desempeñe en cargos públicos ni partidarios ni se postule a cargos electivos”.

El comunicado que finalmente emitió la aparentemente impoluta ONG, demuestra cómo estas instituciones supuestamente transparentes, siempre con el dedo acusador en alto, poseen un código aparte cuando se trata de sus propias prácticas.

“En respuesta a una columna de opinión (…), la Fundación Poder Ciudadano informó que su directora ejecutiva, Laura Alonso, de acuerdo a las normas internas de la institución, ha presentado la renuncia al cargo que desempeñaba en la institución, con motivo de haber aceptado la candidatura a diputada nacional en las próximas elecciones”.

¿Alcanza con la renuncia? ¿Acaso no debería lisa y llanamente no participar de la política? Está visto que estos son los sectores independientes cuando les conviene, pero a los que en el fondo lo que les gusta es estar de los dos lados del mostrador.

Todo tiene una carga ideológica, pero me parece que estamos habilitados a pensar que Alonso, en su rol de directora ejecutiva, muy probablemente hiciera la vista gorda o mirara con cariño las desprolijidades del PRO, y no tanto las de otros partidos políticos.

Esta es la nueva dirigencia que se pretende aséptica. Como no vienen de la política, no pagan costos, o no quieren pagarlos. Es la otra cara de la política de los gerentes de la que escribimos la semana anterior. Mañana mismo, otras Laura Alonso estarán haciendo sus papers para explicarnos qué candidatos están en condiciones de ser votados, cuáles ya pasaron por el filtro ético de la institución.

¿Hasta cuándo esta sociedad mediatizada dejará de comprar estos buzones? ¿Por qué la gran prensa libre y democrática no ha dicho ni mu, mientras se ocupa tan jocosa como exclusivamente de las miserias de los armados electorales? ¿Nadie se pregunta quiénes financian a estas instituciones o cómo son seleccionados sus cuadros jerárquicos? Seguramente tienen menos transparencia que el agua del riachuelo.

¿Y el default?

Por Alfredo Zaiat


En cualquier otro ámbito serían los hazmerreír de la mayoría, burlados por su escasa rigurosidad y finalmente abandonados por ofrecer escenarios futuros sólo en base a sus deseos. Esa debilidad expuesta en más de una ocasión posee un contrapeso que más que compensa la carencia de seriedad en sus análisis. Se trata del apoyo del poder financiero, con su brazo mediático dispuesto a amplificar y construir realidades, moldeando el sentido común económico, que termina atrapando también a cierta heterodoxia y a no pocos integrantes del progresismo testimonial. El papelón más reciente quedó en evidencia en estos últimos días con la acelerada suba de las cotizaciones de los títulos públicos. Desde el último trimestre del año pasado y hasta hace muy poco el fantasma del default de la deuda fue alimentado con fruición por la mayoría de los economistas del establishment, convalidado en reiterados comentarios en el mundo empresario. El derrumbe de los precios de esos papeles era la prueba irrefutable del inevitable peor desenlace. Pero luego de golpear una y otra vez sobre la misma piedra con el costo derivado de afectar las expectativas económicas, ahora dicen que el peligro de default ha cesado y que por ese motivo suben las cotizaciones de los bonos. Algo no deja de ser si antes no era.

La comprensión del proceso económico doméstico enfrenta esa complejidad, que la administración kirchnerista hace poco para desmontar. En este caso la ha favorecido dejando vacío el casillero de la publicidad del programa financiero de este y del próximo año. De todos modos, si bien esa información hubiera servido como arma disuasiva, lo cierto es que revisando los archivos se encuentra que la campaña de la city adelantando una nueva cesación de pagos de la deuda tuvo su comienzo luego de aprobarse el fin del negocio financiero de las AFJP con el dinero previsional de los trabajadores. Los financistas no sólo perdieron la ventanilla de ganar mucha plata fácil, sino que los más perspicaces se dieron cuenta de las implicancias profundas de esa reforma. El entierro de la jubilación privada ha sido la reforma estructural más contundente para que el Estado recuperara márgenes de autonomía en el frente fiscal y financiero, además de plantear la posibilidad de una relación no tan desequilibrada con el poder económico al tener el derecho de nombrar representantes en directorios de unas cuarenta empresas líderes. Esto último ha provocado la reacción del establishment mientras en las filas del arco del progresismo ha sido casi nula la evaluación de la importancia de ese desembarco estatal.

La reconquista de la capacidad de intervenir en áreas sensibles para el interés de las mayorías, al tiempo de recobrar solvencia fiscal presente e intertemporal, explica el bombardeo de críticas desde el poder sobre el manejo de fondos por parte de la Anses, organismo que se ha convertido en una pieza clave de la economía. No colabora para enfrentar esa embestida que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se encuentre en mora en el compromiso de instrumentar la comisión de control sobre esa dependencia, mientras que el Congreso no avanza en la constitución de la comisión bicameral que también la monitoreará. Esos incumplimientos no favorecen el tránsito de reafirmar la legitimidad de la participación del Estado de la economía, en esta ocasión, a través de la Anses.

El fin de las AFJP ha tenido varias derivaciones sustanciales sobre la economía. Una de ellas fue que, en el corto plazo, ha sido una potente herramienta anticíclica para enfrentar en mejores condiciones el impacto negativo de la crisis internacional. El análisis vulgar del actual estado de las cuentas públicas señala que si no fuera por el dinero que antes iba a las AFJP, la situación fiscal sería preocupante. En rigor, el recorrido para comprenderla es el opuesto si se quiere eludir la corriente dominante tributaria de la ortodoxia. La debilidad fiscal del sector público se agudizó en la década pasada con la reforma que impulsó la jubilación privada. El Estado comenzó a transferir recursos previsionales a las AFJP, profundizando su desfinanciamiento, lo que impulsó un ciclo de endeudamiento creciente. Esta dinámica perversa requería de políticas de ajustes permanentes y más adelante, luego del estallido de la convertibilidad, de una sobrerrea-cción para obtener un elevado superávit fiscal. La recuperación de esos recursos, que son propios del sistema de seguridad social, permitió ordenar el desbarajuste de las cuentas públicas provocado por el régimen de AFJP. La situación fiscal consolidada hoy es más sólida a nivel estructural gracias al fin de ese negocio de bancos & afines. En estos meses, la caída de ingresos tiene su origen en el impacto en el comercio exterior de la crisis internacional y en la desaceleración de la economía doméstica. En un escenario de recuperación de la actividad, el horizonte fiscal mostrará un cuadro que será envidia de la ortodoxia, lo que debería abrir las puertas de una recomposición adicional al doble ajuste anual de la movilidad de los haberes de los jubilados para moverse a contramano del fundamentalismo fiscal, entre otras medidas redistributivas.

Otro de los efectos fundamentales del fin de las AFJP ha sido el de obtener mayores grados de libertad en el manejo de los pasivos públicos. La transferencia a la Anses de una inmensa cartera de bonos, deuda que se incrementó por el sistema de jubilación privada, permite una administración bastante más desahogada de los vencimientos y de su refinanciación. Un informe del Estudio Bein & Asociados destaca, por primera vez en el circuito de la city, esa fortaleza del sector público. De acuerdo con sus estimaciones, el 31 por ciento de la deuda total del Tesoro tiene como contraparte a la Anses, el Banco Central y otras agencias gubernamentales. En ese cálculo se incluyó la deuda de los holdouts valuada a un tercio, que sin ese compromiso hoy ese porcentaje se eleva al 35 por ciento. Los precios de “default” de los títulos públicos permitieron a esos organismos comprar deuda en el mercado en los últimos meses. Con el traspaso de los papeles de las AFJP, con el pago al FMI con reservas que generó una deuda del Tesoro con el Banco Central y con operaciones de recompra en la plaza de bonos se estructuró un escenario donde el 29 por ciento de los vencimientos en 2009 son intra sector público. Bein estima que, dependiendo de los supuestos de refinanciación (en especial, los vencimientos del Anses), ese porcentaje se incrementa al 43 por ciento en 2010. Es un margen que brinda bastante alivio al balance financiero del Tesoro. En ese informe se detalla que “en los últimos años, Argentina viene atravesando un acelerado proceso de desendeudamiento: por cancelaciones netas de amortizaciones con superávit financiero, por el pago al FMI con reservas del BCRA, por la reducción de facto de los mecanismos de indexación de la deuda ajustada con el CER (ahorro estimado en 13.500 millones de dólares), por las recompras efectuadas por agencias del sector público y, finalmente, por la decisión de estatizar los fondos de las AFJP”. Para luego precisar que “todos estos factores, sumados al aumento del PIB nominal en dólares producto del crecimiento, contribuyeron a reducir fuertemente el coeficiente deuda pública/PIB”, indicador vital de solvencia de una economía.

La deuda igual sigue siendo una carga, aunque más liviana debido a esos movimientos en la cartera de administración de pasivos públicos, pero fundamentalmente por la defunción del régimen previsional privado. De esa forma, la política económica adquirió más márgenes de libertad y, en especial, puede eludir el tradicional veto del poder financiero. Si no se lo necesita para refinanciar deuda, disminuye su capacidad de influencia en la política económica doméstica. Se trata de una pequeña pero relevante ampliación de los estrechos espacios de autonomía de una economía periférica, que implicó no pocos esfuerzos fiscales. Entre otras razones, esto ha provocado la reacción del establishment, con su elenco de economistas de la city dispuesto a satisfacer mandados. Con la complicidad de ciertos funcionarios técnicos de despachos oficiales, presionan por el regreso a los brazos del Fondo Monetario Internacional para así contrarrestar esos mayores grados de libertad. La trampa está abierta y es visible.

azaiat@pagina12.com.ar

"Este 28 de junio se juega un modelo y un proyecto de país"



La presidenta Cristina Fernández de Kirchner afirmó en Tucumán al anunciar la creación de la Dirección Nacional de Agroenergía y distintas inversiones que "es preciso discutir el voto de la ciudadanía y no de banalidades o circunstancias personales". También, agregó que "el modelo que pusimos en marcha en el 2003 volvió a recuperar al trabajo y la producción".

"Era posible llegar al gobierno no para traicionar lo que se le había dicho a la gente en las elecciones sino para cumplir con la promesa y la palabra empeñada", dijo en un acto en Tucumán.

"En estos seis años, además de protagonizar el crecimiento económico que tuvo Argentina en sus 200 años de historia, vinimos a romper, a terminar definitivamente la idea de que se decía una cosa en la campaña y se hacía otra en el gobierno", afirmó y agregó que "el modelo que pusimos en marcha en el 2003 volvió a recuperar al trabajo y la producción".

"Hay que hablar de lo que uno ha hecho o no ha hecho en los últimos 20 años en el país. Todos los que hoy se presentan para que los juzgue la ciudadanía han estado en algún lado y han respaldado o no determinadas políticas. Hablemos de los hechos", dijo Cristina.

Al anunciar la creación de la Dirección Nacional de Agroenergía y distintas inversiones que "en 2008 se batieron récords históricos a nivel de exportaciones con más de 70 mil millones de dólares" y añadió que "ello representó una diferencia a favor del 125 por ciento".

"El sector industrial ha tenido un importantísimo rol en ese sentido y en la generación de trabajo, que es valor agregado. El modelo, el proyecto vigente desde 2003 recuperó el trabajo, la producción y el esfuerzo como actores centrales de la economía. No nos equivocamos, a pesar de que algunos auguraron otra cosa", dijo.

La Presidenta también aseguró hoy que "el gobierno está dispuesto a discutir los resultados de estos seis años de gestión" y añadió que "no hay variación en los índices de desocupación en relación con el primer trimestre de 2007". "La recaudación fue de más de 20 mil millones de pesos, un 14 por ciento más respecto del año anterior. El mundo, en cambio, está en rojo. Hoy sabemos que, a pesar de todo lo que se dice y publica, el país figuró en 2008 entre los primeros cinco países que recibieron mayor crecimiento en inversión directa, es decir, casi 8 mil millones de dólares, un 23 por ciento más respecto de 2007".

"Es preciso discutir cuáles son las políticas alternativas a las del gobierno" y añadió que quienes nos critican desde 2003, por ejemplo, fueron "los responsables de la política energética del país, produciendo cortes o privatizando el servicio".

"Sería mucho más fácil modificar los errores propios si supiéramos desde dónde habla cada uno. Además, sería un formidable ejercicio democrático. Hay que hablar también de los resultados que esas políticas tuvieron para la sociedad en lugar de descalificar puramente a la política", afirmó Cristina.

Cristina Fernández de Kirchner dijo que "el mercado interno es poderoso y, en la Argentina, la variable de ajuste no pasará nunca más por los trabajadores y los jubilados". "Se trata de una cuestión de sensibilidad personal y de

convicción ideológica y, además, de certeza científica. Hay que mantener el nivel de ingresos de los trabajadores para preservar la economía. Nunca entendí a los economistas que profetizaban el achique, la reducción de los salarios y del empleo. Hay que articular la actividad pública con la privada porque nadie se salva solo", aseguró Cristina.

Por último, agregó que "es preciso hablar de lo que cada uno hizo y no de mi pelo o de mi cartera porque, el 2001, no se llegó en un plato volador sino a través del respaldo de políticas del Consenso de Washington".

"Que cada uno lo recuerde y sepa qué ha hecho. Hay que acordarse de los descuentos a los jubilados, de los megacanjes, de los ajustes, de las crisis empresarias y de los comerciantes, de los ajustes a los trabajadores, que pagaron los platos que otros habían roto. Hay que tener una actitud positiva y constructiva y, también de autocrítica, que no es sólo resorte del gobierno",
concluyó mandataria.

Foro en defensa del Proyecto Nacional y Popular

El Secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, fue el invitado especial del primer Foro en Defensa del Proyecto Nacional y Popular, que contó con más de 250 militantes.