ANTE EL OPERATIVO MEDIÁTICO DE DESPOLITIZACIÓN

Bicentenario politizado
Por Edgardo Mocca


Las multitudinarias movilizaciones populares convocadas por la celebración del Bicentenario argentino constituyen un acontecimiento político. Los millones que caminaron por el paseo no concurrieron a una kermesse ni a un acto escolar; participaron de una construcción colectiva llena de contenido. La pluralidad social, cultural y étnica, la presencia del interior del país, la masividad de la asistencia de hombres y mujeres del conurbano bonaerense, el carácter marcadamente latinoamericanista y el despliegue de una narrativa histórica heterodoxa y polémica colocan al acontecimiento un poco más allá de las interpretaciones en clave comparativa con las multitudes que se reúnen para festejar triunfos deportivos.
La politicidad del acontecimiento es contundente. No asistimos a una agenda artístico-cultural con una audiencia masiva: quien haya estado aunque sea un rato en la 9 de Julio tiene, seguramente, la poco común sensación de que la multitud -el pueblo- fue protagonista central y no un invitado circunstancial. El sentimiento de pertenencia patriótica estuvo, como pocas veces, asociado a un proyecto colectivo y plural y no a su uso, desgraciadamente frecuente, con designios unanimistas y autoritarios.
A pesar de la extraordinaria aglomeración de personas, no hubo un solo incidente que alcanzara cierta relevancia. No hubo intentos dignos de atención de partidizar o sectarizar el acontecimiento. Como ha sido ya muy subrayado en estos días, el clima del paseo no fue “crispado” sino fraternal y festivo. Da la impresión de que un sector importante de la sociedad mostró un rostro de la Argentina que es imposible encontrar en los principales diarios y canales de televisión. No se vio el miedo ni el ahogo dictatorial de las libertades públicas que se predican desde algunos micrófonos irresponsables. Fue, por fin, la respuesta, postergada en el tiempo, a las beligerantes cacerolas de hace dos años.

Con el justo argumento de impedir un uso gubernamental de la movilización popular hay en marcha un operativo mediático que podría llamarse de despolitización del acontecimiento. En sus variantes más intensas y resentidas, ese operativo cree ver una distancia insalvable entre los organizadores del acto y quienes llenaron las calles. Dice Joaquín Morales Solá en La Nación: “Abajo, la sociedad bullía levantando principios más generosos que una recordación sesgada e ideologizada, que los últimos rastros de una polarización condenada a vivir su otoño”. Confieso que cuando estuve en la Plaza no vi al comentarista, pero, en el caso de que haya estado, tuvo una percepción muy original e interesante, diríamos ficcional. Para el mismo Morales Solá, resulta que el prospecto de un país civilizado y pacífico se esbozó en la reunión de reapertura del Teatro Colón. Lo fue porque hubo peronistas, radicales y socialistas. Siempre a la vanguardia de la rabia antikirchnerista, el analista ha resuelto evocar su propio Bicentenario en lugar del que vivió la sociedad.
Ciertamente, la politicidad de la celebración del Bicentenario no debería interpretarse en términos totalmente coyunturales, ni en clave de cuánto fortaleció circunstancialmente al Gobierno. Lo principal no podría ser eso porque entre estos días y la elección de 2011 van a ocurrir muchas cosas. Habrá acontecimientos de los más diversos significados y nadie puede seriamente creer que la organización de un festejo exitoso pueda asegurar un resultado electoral.
La politicidad, en todo caso, significa que la celebración puso en escena a un mundo social diferente al que diariamente muestran los principales medios de comunicación. Claramente, el suceso se inscribe en un cambio de tendencia que se percibe en los últimos meses. Es un cambio de tendencia que no se deja reducir a si Néstor Kirchner subió dos o tres puntos en tal o cual encuesta. Se expresa en una crisis de la hegemonía de un discurso. Una hegemonía que se insinuó en los días del conflicto agrario, que tuvo en su centro el discurso de las principales empresas mediáticas, y que no pudo expresarse -por lo menos hasta ahora- en una fuerza política capaz de llevarlo al triunfo. Un acto público no puede, por sí solo, modificar una correlación de fuerzas. Pero los actos del Bicentenario traen el mensaje de que esa relación está cambiando.
Mauricio Macri procesado. Julio Cobos sometido al juego de pinzas de una insólita ubicación institucional y los fuegos de la interna radical. El peronismo antikirchnerista sin liderazgo político. Elisa Carrió en el punto más bajo de su credibilidad pública. Los comunicadores del establishment mediático arengando enervados a su tropa. Y como telón de fondo, la marcha de la crisis económica mundial, hoy con epicentro en los países más vulnerables de Europa, desautorizando a ese proyecto alternativo -sojero y financiarizado- que se esbozaba en los tiempos de la derrota de la Resolución 125. Tal vez, ahí podríamos buscar el significado político de este Bicentenario: la creencia en el mundo feliz de los consensos y los pactos de la Moncloa, que consagran la intangibilidad de lo que la Argentina siempre fue y no debe dejar de ser, ya no es el único relato en circulación.

Tal vez, también, en esa ruptura del orden general de las creencias esté la explicación de las pasiones que desató la mirada comparativa con el primer centenario. La Argentina de 1910 “que miraba optimista el futuro” -según reza el lugar común más fatigado en estos días- era el país agroexportador, próspero para sus cúpulas sociales y riguroso con sus clases trabajadoras (ley de residencia contra los extranjeros y de defensa social incluidas). Era también el país de las seudoelecciones fraudulentas, de la “república posible” oligárquica y excluyente.
Claro que no se puede mirar aquel momento desde fuera de la historia ni, mucho menos, trasladar de modo mecánico nuestros dilemas de hoy a aquellas circunstancias. Pero es inevitable que la historia -para ser más justos, habría que decir “las historias”- sea un yacimiento de símbolos, de referencias ideales, de continuidades imaginarias. ¿Cómo, en última instancia, no comprender que desde la celebración de nuestra democracia, de nuestros imperfectos, incompletos y frágiles pero reales derechos sociales, desde nuestras convenciones colectivas de trabajo, desde nuestras asignaciones universales, incluso desde nuestra recuperación después del fenomenal derrumbe de comienzos de este siglo, sintamos el orgullo de ser una Argentina mejor que aquella de hace cien años?
Es posible, entonces, politizar el Bicentenario sin convertirlo en bandera partidaria o en recurso electoral. Politizarlo en el sentido de construir un nuevo piso ideal para nuestro debate. Politizarlo en el sentido de quebrar un monopolio ideológico que impone una mirada sobre nuestra historia como arma hegemónica para el presente y el futuro.

Ya se sabe, sin embargo, que a los mensajes políticos solamente los descifran la práctica y el tiempo. Por eso hay que ver qué uso del acontecimiento de estos días consagra la política. Veremos cuál es el diálogo que con él entablan el Gobierno y la oposición. Naturalmente que no se puede esperar que el uso que hagan unos u otros esté desvinculado de las ambiciones de conservar o conseguir el poder político; sería pedirle a la política que deje de ser política. Lo interesante será saber cómo esas aspiraciones se relacionan con un estado de ánimo social que ya no es idéntico al de hace una semana.
Para la oposición existe el peligro de querer dar vuelta rápidamente la página y simular que no ha pasado nada; seguir imaginando una sociedad encrespada que desea desesperadamente que termine el actual Gobierno. Por ese camino -que parecen sugerirle algunos comentaristas- le esperan el aislamiento y la derrota.
Para el Gobierno, el peligro es el triunfalismo, capaz de confundir el arduo comienzo de una etapa de recuperación con el punto de llegada de esa etapa. Puede ser un buen momento para entender que el diálogo no es claudicación y la profundización de un rumbo no se contrapone con la amplitud de su base de apoyo.

LA CONSTRUCCIÓN DEL PENSAMIENTO NACIONAL


JORGE RACHID


Pensar la Argentina siempre ha sido un desafío, en especial frente a un acontecimiento calendario como es el Bicentenario, que se conmemora en el año 2010.
Sin entrar en terrenos históricos desconocidos, por no ser mi objeto de estudio, la primera pregunta es desde cuando existe nuestro país como territorio común a un proyecto que nos contenga, mas allá de la definición de nación que tiene partida de nacimiento y las actas correspondientes.
La Argentina como tal existe desde la Colonia definida a partir de lo que carecemos- plata-desde el siglo XVl, todavía dependiente del Virreynato del Alto Perú y con la misión del puerto de Buenos Aires como vía de entrada de productos y esclavos. Como vemos desde el inicio de la colonización el puerto fue objeto de negocios, intereses y tensiones con el llamado interior del entonces territorio. Ese puerto y esa ubicación definieron los pasos sucesivos desde la Independencia hasta nuestros días, concepciones de país diametralmente opuestas, que triunfaban unas sobre otras, hasta que un modelo nacional abarcativo, de conjunto, inclusivo con liderazgo construía una concepción nacional.
Así podríamos definir desde las experiencias confrontativas en la Primer Junta entre Moreno y Saavedra, dos concepciones corporizadas en un conjunto de ideas que avalaban el republicanismo en el primer caso y dejaban de descendencia a Rivadavia y su porteñismo expulsivo. En esa línea de acción y ante el predominio de este sector fuimos perdiendo territorios que formaron parte incluso de nuestra declaración de la independencia el 1816. Belgrano llorando junto a Juana de Azurduy por tener que regresar de la actual Bolivia por orden de Rivadavia y sucesivamente dejando Charcas, Potosí y luego la Banda Oriental, subestimando la importancia de la Patria Grande. Lo sufrieron San Martín y la falta de apoyo al proyecto emancipador, Dorrego fusilado por ser federal por la aristocracia portuaria, Rosas invadido por la traición y las tropas brasileras, los caudillos federales por su oposición a la oligarquía porteña, el manejo de la Aduana, el desconocimiento del interior, su rechazo a la Guerra de la Triple Infamia con Paraguay . Sufrieron los pueblos originarios la codicia de la ampliación de la frontera agroganadera a expensas de sus tierras. Sufrieron los sectores populares: los trabajadores, el movimiento obrero organizado, los criollos y los paisanos, las consecuencias del golpismo del 30 y los bombardeos del 55, además del genocidio del 76.
Una historia donde Unitarios y Federales siguen hoy debatiendo bajo otros rótulos. Son las fuerzas antagónicas del neoliberalismo financiero y los de la Argentina productiva. Son los rentistas del campo o los sectores productivos y los trabajadores. Son los apuestan al UNASUR o los que prefieren mantener las relaciones carnales adscriptas a los imperios. Los de las ciencias y tecnologías de punta o el conformismo de los comidities del país pastoril y minero.
El pensamiento nacional se forjó sobre todo ello, sin exclusiones de la historia, forjó asimismo una conciencia nacional expresada por instantes en la radiografía histórica, sin poder darle continuidad por interrupciones y claudicaciones. Fue endeudado el país y avasallado el pensamiento nacional por una nueva lógica dominante en los últimos años, rompiendo los lazos solidarios del modelos social construído por décadas, fue ese modelo social, fragmentado y traficado por los mercaderes del oro ocioso de la especulación y el desenfreno del éxito individual del hoy, egoísta y ambicioso a cualquier costa.
Una nueva lógica de construcción del pensamiento será sin dudas el andamiaje necesario de un nuevo paradigma de los próximos tiempos, basado en recomponer la diáspora social, integrar al conjunto de la población, establecer un marco de Justicia Social, recuperar Soberanía en las decisiones y comenzar un proceso de Economía al servicio del hombre que defina un nuevo Proyecto Nacional de Liberación, basado en la historia de los grandes movimientos populares de los siglos XlX y XX, que hicieron soñar a generaciones de argentinos.

jorgerachid2003@yahoo.com.ar

EL CORDOBAZO,


Por Rodolfo Walsh (Mayo de 1969)

Trabajadores metalúrgicos, del transporte y otros gremios declaran paros para los
días 15 y 16 de Mayo, en razón de las quitas zonales y el no reconocimiento de la
antigüedad por transferencias de empresas.
Los obreros mecánicos realizaban una asamblea y son reprimidos, defienden sus
derechos en una verdadera batalla campal en el centro de la ciudad el día 14 de
Mayo.
Los atropellos , la opresión, el desconocimiento de un sinnúmeros de derechos, la
vergüenza de todos los actos de gobierno, los problemas del estudiantado y los
centros vecinales se suman.
Se paraliza totalmente la ciudad el 16 de mayo. Nadie trabaja. Todos protestan.
El gobierno reprime.
En Corrientes es asesinado el estudiante Juan José Cabral. Se dispone el cierre
de la Universidad.
Todas las organizaciones estudiantiles protestan. Se preparan actos y
manifestaciones. Se trabaja en común acuerdo con la CGT.
El día 18 es asesinado en Rosario, el estudiante Adolfo Ramón Bello. Se realiza
con estudiantes, obreros y sacerdotes tercermundistas una marcha de silencio en
homenaje a los caídos.
El 23 de Mayo es ocupado el Barrio Clínicas por los estudiantes y son apoyados
por el resto del movimiento estudiantil.
El 26 de Mayo el movimiento obrero de Córdoba resuelve un paro general de la
actividades de 37 horas a partir de las 11 horas, para el 29 de Mayo, con
abandono de trabajo y concentraciones públicas de protesta.
Los estudiantes adhieren en todo a las resoluciones de la CGT. Los estudiantes
organizan y los obreros también. Millares y millares de volantes reclamando la
vigencia de los derechos conculcados inundan la ciudad los días previos.
El 29 de Mayo amanece tenso. Los trabajadores de luz y fuerza son atacados con
bombas de gases a la altura de Rioja y Gral. Paz. Una vez más la represión está
en marcha.
Las columnas de los trabajadores de las fábricas automotrices llegan a la ciudad
y son atacados. El comercio cierra sus puertas y la gente inunda las calles.
Corre la noticia de la muerte de Máximo Mena, obrero mecánico. Se produce un
estallido popular, la rebeldía contra tanta injusticia, contra los asesinatos, contra
los atropellos. La policía retrocede. Nadie controla la situación.
Es el pueblo. Son las bases sindicales y estudiantes que luchan enardecidas. El
apoyo total de la población.
Es la toma de conciencia contra tantas prohibiciones. Nada de tutelas ni
usurpadores del poder, ni de cómplices participacionistas.
El saldo de la batalla de Córdoba "El Cordobazo" es trágico. Decenas de
muertos, cientos de heridos. Pero la dignidad y el coraje de un pueblo florecen y
marcan una página histórica argentina y latinoamericana que no se borrará
jamás.
En medio de esa lucha por la justicia, la libertad y el imperio de la voluntad del
pueblo, sepamos unirnos para contruir una sociedad más justa, donde el hombre
no sea lobo del hombre, sino su hermano.
"Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no
tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha
debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores. la experiencia
colectiva se pierde, las lecciones se olvidan.
La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de
todas las cosas. Esta vez es posible que se quiebre el círculo...".
RODOLFO WALSH

EL CORDOBAZO,

Por Rodolfo Walsh (Mayo de 1969)

Trabajadores metalúrgicos, del transporte y otros gremios declaran paros para los
días 15 y 16 de Mayo, en razón de las quitas zonales y el no reconocimiento de la
antigüedad por transferencias de empresas.
Los obreros mecánicos realizaban una asamblea y son reprimidos, defienden sus
derechos en una verdadera batalla campal en el centro de la ciudad el día 14 de
Mayo.
Los atropellos , la opresión, el desconocimiento de un sinnúmeros de derechos, la
vergüenza de todos los actos de gobierno, los problemas del estudiantado y los
centros vecinales se suman.
Se paraliza totalmente la ciudad el 16 de mayo. Nadie trabaja. Todos protestan.
El gobierno reprime.
En Corrientes es asesinado el estudiante Juan José Cabral. Se dispone el cierre
de la Universidad.
Todas las organizaciones estudiantiles protestan. Se preparan actos y
manifestaciones. Se trabaja en común acuerdo con la CGT.
El día 18 es asesinado en Rosario, el estudiante Adolfo Ramón Bello. Se realiza
con estudiantes, obreros y sacerdotes tercermundistas una marcha de silencio en
homenaje a los caídos.
El 23 de Mayo es ocupado el Barrio Clínicas por los estudiantes y son apoyados
por el resto del movimiento estudiantil.
El 26 de Mayo el movimiento obrero de Córdoba resuelve un paro general de la
actividades de 37 horas a partir de las 11 horas, para el 29 de Mayo, con
abandono de trabajo y concentraciones públicas de protesta.
Los estudiantes adhieren en todo a las resoluciones de la CGT. Los estudiantes
organizan y los obreros también. Millares y millares de volantes reclamando la
vigencia de los derechos conculcados inundan la ciudad los días previos.
El 29 de Mayo amanece tenso. Los trabajadores de luz y fuerza son atacados con
bombas de gases a la altura de Rioja y Gral. Paz. Una vez más la represión está
en marcha.
Las columnas de los trabajadores de las fábricas automotrices llegan a la ciudad
y son atacados. El comercio cierra sus puertas y la gente inunda las calles.
Corre la noticia de la muerte de Máximo Mena, obrero mecánico. Se produce un
estallido popular, la rebeldía contra tanta injusticia, contra los asesinatos, contra
los atropellos. La policía retrocede. Nadie controla la situación.
Es el pueblo. Son las bases sindicales y estudiantes que luchan enardecidas. El
apoyo total de la población.
Es la toma de conciencia contra tantas prohibiciones. Nada de tutelas ni
usurpadores del poder, ni de cómplices participacionistas.
El saldo de la batalla de Córdoba "El Cordobazo" es trágico. Decenas de
muertos, cientos de heridos. Pero la dignidad y el coraje de un pueblo florecen y
marcan una página histórica argentina y latinoamericana que no se borrará
jamás.
En medio de esa lucha por la justicia, la libertad y el imperio de la voluntad del
pueblo, sepamos unirnos para contruir una sociedad más justa, donde el hombre
no sea lobo del hombre, sino su hermano.
"Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no
tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha
debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores. la experiencia
colectiva se pierde, las lecciones se olvidan.
La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de
todas las cosas. Esta vez es posible que se quiebre el círculo...".
RODOLFO WALSH

Espejitos de Colores Parte 1: "La mentira financiera"


Nicolás Durán

"La más aborrecida de todas las formas de obtener dinero y con justa razón, es la usura, porque en ella, la ganancia procede del dinero mismo y no de los objetos naturales."

Aristóteles



Los actuales sucesos en Europa nos son tristemente familiares a los argentinos, la tragedia que el capitalismo salvaje representa para los pueblos del mundo es una historia que de la mano de la globalización nos es común a todos. A través de reformulaciones teoricas como la del derrame o "the golden rain" nos vendieron desde la restauración conservadora global nuevos espejitos de colores que pretenden ocultar el verdadero caracter exlcuyende del sistema y la concentración de la riqueza en unas pocas manos. Jean Zeagler, sociólogo suizo, califica a la economía global como un mapa de archipielagos, donde se ven centros sumamente pudientes y más allá de los limites de los mismos, sólo se puede encontrar pobreza y oscuridad. Las consecuencias previsibles del mantenimiento de un sistema financiero ficticio tenían que hallar la luz en algún momento, sin embargo, algo me dice que tras las medidas tomadas por los gobiernos de las potencias económicas mundiales hay una intención oculta que todavía no fue develada.

Para empezar, el sistema financiero, el tipo de cambio y el valor de la moneda son producto más de la ciencia ficción (verdaderamente increible en comparación con una historia de Ray Bradbury o Isaac Asimov) que de consecuencias de operaciones financieras o cambiarias. Se nos ha dicho que el valor real de los bienes en circulación proviene del trabajo, del capital, el interés y la renta, depende que teoría o postura se adopte claro está. Y que el valor de la moneda circulante, papel con valor ficticio que utilizamos para el intercambio de los mismos, es equivalente a la riqueza producida. El "valor" no es una cifra abstracta que proviene de la nada, sino que a través del trabajo podemos llegar a concebirlo, al menos desde una postura bastante inocente para los tiempos actuales. A pesar de ello, el mundo está lleno de usureros, de banqueros inescrupulosos y esto se debe a que cierta gente, y no desde hace poco, ha visto la conveniencia de utilizar esta abstracción para el control social y desvirtuar la verdadera construcción del "valor" en su beneficio. Muy pocas personas entienden en general que significan los datos de la bolsa, la suba o baja de la tasa de interés y ni hablar de la diferencia entre interés activo y pasivo!. Es justamente porque todos estos datos se sustentan en una concepción ideal y no material del valor que desde ese mismo mundo de las abstracciones que tan poca gente comprende se puede modificar y tergiversar completamente la realidad.

El tema tiene miles de aristas, que incluso como desconocedor total de economía no me animo a tratar, reconozco incluso que un análisis superfluo y vago puede resultar hasta incluso irresponsable. Sin embargo de algo si estoy seguro y me gustaría lanzarlo como interrogante, es una cuestión que me huela a gato encerrado. Se nos ha dicho que la moneda circulante debe tener un respaldo, es decir, un equivalente en las reservas que antiguamente se expresaba en oro. Cuando la relación entre ambas perdía equilibrio entonces se producía fenómenos como la inflación. Sin embargo, a mediados del siglo XX, la Reserva Federal de Estados Unidos y los más importantes bancos de por aquel entonces comenzaron a ejercer un fuerte lobby hasta que consiguieron eliminar este requisito, es decir, la equivalencia con la cantidad de oro. Argumentaban, que la cantidad ilimitada de riqueza producida no correspondía con la cantidad limitada de oro disponible. Sin límites ahora para la emisión de billetes necesitaban una excusa, una abstracción que les sirviese para justificar la creación indiscriminada de dinero y esta es, la idea que nos han inculcado de que el único requisito para que se emita moneda con respaldo es que haya una demanda monetaria en el mercado. Un ejemplo claro sería el siguiente: el gobierno estadounidense necesita dinero por lo cual aprueba en el Congreso una ley que autoriza la emisión de 10 dólares, luego de ello se dirige a la Reserva Federal y esta emite la moneda y se la entrega a cambio de títulos de deuda que equivalen al valor del monto emitido más una tasa de interés, o sea, el gobierno norteamericano le debe a la reserva no diez sino once dólares. Las cifras del ejemplo obviamente son irrisorias, las operaciones se dan por miles de millones y nunca en papel moneda impreso, siempre por computadora, aprietan el boton enter del ordenador y "voila", nueva dinero fresco para el mercado. Sin embargo, hay una trampa que no es libremente difundida. Como dijimos con anterioridad se necesita mantener la misma cantidad de dólares en la reserva de los que se encuentran en circulación y en los bancos, por lo tanto, según los funcionamientos internos de la Reserva Federal, esta emite otros 10 dólares que guarda para sí y que srivan de respaldo. Ahora nos encontramos con que se han creado no solamente diez unidades sino 20!!! Y la primer trampa también, ese nuevo dinero creado equivale a DEUDA!!!. Y podemos seguir la cadena. El gobierno norteamericano decide utilizar su nuevo dinero en el rescate de dos companías de gran relevancia por lo que le otroga 4 dólares a General Motors y otros seis a Ford. Ambas empresas se dirigen a una entidad financiera para depositar su dinero con lo cual, al ingresar al sistema financiero la reserva federal debe emitir otros diez dólares más para equiparar sus reservas con la cantidad existente en depósitos bancarios. La cuenta se vuelve así interminable pero con un único beneficiado al final: Los Bancos. Para una explicación más profusa y detallada sugiero que vean la película Zeitgeist Addendum que se puede ver libremente en internet con subtítulos en la que se explica detalladamente la mentira y la estafa concerniente a la creación de dinero. Mi gran pregunta es ¿DE DONDE PROVIENE EL VALOR DE TANTA MONEDA EMITIDA SINO VIENE DEL TRABAJO NI DE NINGUN ELEMENTO MATERIAL? ¿LO INVENTAN SIMPLEMENTE DE LA NADA Y SE VUELVEN RICOS ASI NADA MAS?.

Los últimos planes de salvataje consistieron en la emisión de miles de dólares para "salvar a los bancos" del desastre financiero que ellos mismo crearon, una burbuja que tarde o temprano debía explotar. Ahora bien, si el orígen de la crisis se encontraba en la creación ficticia de "valor" ¿porque se implementan las mismas medidas para apagar el fuego? Aquí es donde me convenzo de que hay gato encerrado. Ellos mismo saben el monstruo financiero que han creado, sin embargo no parecen interesarse en solucionar el problema sino que en vez de repartir el dinero entre el pueblo lo someten a ajustes voraces y otorgan el salvavidas a los pirómanos financieros que causaron este incendio. Definitivamente hay algo que huele mal, no nos olvidemos que la crisis de 1930 fue una de las más fuertes hasta entonces vivenciada, sufrida en su mayor parte por los más vulnerables pero que también con la quiebra de miles de pequeños bancos en todo el mundo permitió que estos fuesen absorvidos por entidades financieras que fueron las grandes beneficiarias del crack, muchas de ellas actualmente involucradas en la crisis de nuestros días y beneficiadas por la misma, como Goldman Sachs y Jp Morgan. Sin embargo, dejo el análisis de su rol para la segunda parte que espero despierte interrogantes en ustedes como la primera.

"Discutiendo la soberanía económica",

por Por Ariadna Somoza Zanuy- GEENaP
Para Buenos Aires Economico 21-05-2010 /


Discutir la soberanía económica es algo que pareciera estar olvidado bajo el manto de la ajena dicotomía entre ortodoxos y heterodoxos, dicotomía que deja en el olvido a nuestra tradición nacional y popular de la economía, aquella que tanto construyeron Jauretche, Scalabrini Ortiz y otros tantos pensadores nacionales que supimos conseguir.
Tanto la ortodoxia como la heterodoxia son corrientes liberales que han nacido en el Primer Mundo para dar respuesta a las dinámicas y problemáticas de ese mundo.

Alguna será más nacional, más popular o más progresista, pero en definitiva ninguna logra poder comprender y aportar a un proyecto nacional y popular, principalmente porque implica querer mirarnos a nosotros mismos con ojos ajenos. Es este eurocentrismo instalado en todo el pensamiento social latinoamericano que imprime la academia de nuestro continente, el que nos coloca un prisma a la hora de comprender y transformar nuestra realidad. Lo más grave, señala Jauretche, es la intelectualidad local dependiente de los esquemas importados de pensamiento.

La situación descrita se torna aun más grave cuando encontramos que en la actualidad se siguen reproduciendo estos esquemas, siendo que hemos vivido un proceso nacional y popular, que no sólo transformó las bases objetivas de nuestro país sino que también construyó conocimiento alrededor de estas transformaciones, creando así un sistema de ideas, conceptos y valores que fue luego vapuleado y enterrado con el neoliberalismo. La derrota popular que implicó la desintegración de lo construido por ese proceso vivido en términos objetivos se vio así completada por la derrota cultural, principalmente expresada en los contenidos académicos de nuestras universidades públicas, pero también en el pensar cotidiano de muchos intelectuales que dicen ser compañeros.

En el medio de esta derrota cultural, conceptos como soberanía económica parecen ya fuera de moda o extremistas, siendo lo más grave que este parecer compete principalmente a quienes dicen defender el proceso argentino que más avanzó en esa dirección, como lo fue el peronismo. Que se hayan reunido más de mil jóvenes a discutir la soberanía y lo popular en general y que más de trescientos se hayan interesado por la soberanía económica en particular marca una bisagra importante en lo que a la construcción y reconstrucción de nuestra mejor tradición intelectual y política se refiere. Implica fortalecer una militancia y una intelectualidad que pueda acompañar este proyecto de país, aportando y conceptualizando las transformaciones que estamos viviendo hoy en nuestra patria.

Fue en este sentido que se desarrolló, a principios de mes en Chapadmalal, un hecho relevante para la política de nuestro país: más de mil jóvenes profesionales, técnicos y militantes se reunieron para discutir las bases para un proyecto democrático de liberación en el Encuentro Argentina Soberana y Popular, organizado entre Abogados por la Justicia Social y el Consejo Federal de Juventud.

Quizás uno de los hechos más rescatables del encuentro haya sido proponer la discusión sobre temas específicos que hacen a un proyecto nacional, teniendo como base histórica la Constitución del ’49, que consolidó e institucionalizó las transformaciones que se venían dando en el plano social, político y económico.

Es a partir de este marco en que se dieron las discusiones sobre la soberanía económica. A partir del trabajo previo de jóvenes, expresado en documentos temáticos, se trabajó primero en paneles de exposición y luego en talleres que particularizaban y profundizaban los temas. En particular, el panel de soberanía económica estuvo compuesto por jóvenes provenientes de la academia, de centros de estudios, de sindicatos, del capital nacional o representantes de la economía social. Se abordaron los temas antes descritos, se discutió, se marcó el rumbo para el trabajo colectivo de las comisiones posteriores.

Si por soberanía económica entendemos, tal como entendía Scalabrini Ortiz, la posibilidad de salir de las grandes problemáticas de la dependencia, como ser: la moneda y el crédito manejado por la banca extranjera, el estancamiento industrial, la no explotación estatal de la riqueza minera, ni de la hidroelectricidad, la subordinación a barcos, tranvías y restantes servicios públicos extranjeros, podemos ver que los temas elegidos para el trabajo en el encuentro no son casuales: los factores estructurales de la dependencia económica argentina, el rol del mercado financiero y el Banco Central, la generación y distribución de la riqueza, la revalorización del trabajo, el rol de la burguesía nacional, federalismo y economías regionales, recursos naturales y economía social.

Uno de los temas que trabajamos grupalmente fueron las cinco causas fundamentales de la dependencia económica argentina, que a nuestro entender son las siguientes:

1) El liberalismo económico y el modelo agroexportador: el inicio de la dependencia económica argentina. La división internacional del trabajo basada en el libre comercio y que caracterizaba al modelo agroexportador condujo a una doble heterogeneidad estructural que perjudicaba a la Argentina. Por un lado, a una heterogeneidad a nivel nacional en la estructura económica. Por otro lado, a una heterogeneidad internacional en la cual la economía argentina se especializó en la producción de bie­nes primarios mientras que los países centrales se volcaron hacia el desarrollo de las actividades industriales. Esto condujo al deterioro de los términos de intercambio internacionales, generando un mayor distanciamiento de la Argentina con respecto a los países centrales, produciendo de esta forma que el libre comercio sea más ventajoso para los países desarrollados.

2) El endeudamiento externo: la dependencia con el sistema financiero internacional. El fuerte endeudamiento tornó a América latina, y específicamente a la Argentina, en una región muy vulnerable ante los cambio de coyuntura de la economía internacional y, sobre todo, de los mercados financieros. En este sentido, se transformaban en países dependientes de sus acreedores externos y de los organismos financieros internacionales, como por ejemplo el Fondo Monetario Internacional, al ser los encargados de controlar, coordinar y negociar la deuda de los distintos países de la región asumiendo el papel de intermediarios entre los acreedores y los deudores.

3) El papel del Fondo Monetario Internacional: la subordinación argentina a los organismos internacionales. A partir del endeudamiento anteriormente descrito, el Fondo Monetario Internacional fue imponiendo a los países subdesarrollados, y particularmente a la Argentina, a partir de los años ’80 y como consecuencia del crecimiento de la deuda externa, los distintos paquetes económicos neoliberales, como por ejemplo los planes de ajuste estructural en la época de Alfonsín y el Consenso de Washington en la década del ’90, que terminaron beneficiando a los sectores dominantes y perjudicando a los sectores más humildes de la población.

4) El neoliberalismo y sus consecuencias: los planes de ajuste estructural de la década del ’80 y el Consenso de Washington en los ’90.
Tanto el plan de ajuste estructural de los años ’80 como el Consenso de Washington de los ’90 generaron un círculo vicioso de ajuste seguido por una disminución del crecimiento, caída de los ingresos tributarios y la necesidad de un nuevo ajuste para cumplir con los acreedores externos. Además, se profundizó el sistema tributario regresivo, se impuso una apertura externa a los bienes y servicios extranjeros junto con una liberalización financiera y un programa de privatizaciones y desregulación de los mercados. Esto, por supuesto, profundizó la dependencia económica.

5) La independencia del Banco Central: la profundización de la dependencia económica. En este sentido, a partir de la modificación de la carta orgánica en los años ’90 el único papel que cumple el Banco Central de la República Argentina es preservar el nivel de reservas que tiene la Nación, para de esta manera asegurar la estabilidad monetaria. Sin embargo, el objetivo central de esta imposición del Fondo Monetario Internacional era restringir el nivel de intervencionismo del Estado nacional en la economía, al sacarle un instrumento de política económica que es el monetario.

Pero además, al restringir la posibilidad de endeudamiento del Estado con el Banco Central obliga al sector público a recurrir al sistema financiero internacional para cubrir los desequilibrios fiscales. Es decir, la independencia del Banco Central aumenta la dependencia de la Argentina con respecto a los acreedores externos.
Podemos decir entonces que la posibilidad de discutir temáticas que hacen a la construcción de las bases para un proyecto democrático de liberación, entre ellas la soberanía económica, aporta a la construcción de la misma, ya que además de transformar las bases estructurales de nuestra economía (cuestión que creemos ha comenzado en 2003), también debemos dar el debate en la intelectualidad y la militancia para hacerlas una, para que la primera deje de ser mera inteligentzia y esté en consonancia con la construcción de un proyecto nacional y popular, construyendo organización y poder popular también desde las ideas.

El Bicentenario y las “promesas truncas” del primer Centenario


Por Mario Rapoport


La celebración del Bicentenario es oportuna para hacer un balance de la evolución económica y social del país en el largo plazo, aunque algunos análisis históricos basan ese balance, de manera casi obsesiva, en la comparación entre la “brillante” Argentina del primer centenario y la “decepcionante” de nuestros días. “Casi un siglo de caída económica”, se titula un artículo publicado recientemente sobre este tema (Roberto Cortés Conde, en La Nación, 14-5-2010) En síntesis, el argumento es el siguiente. Desde las últimas décadas del siglo XIX hasta la primera década del nuevo siglo, la Argentina pasó de ser un país atrasado y marginal a figurar entre los primeros del mundo por su renta per cápita y sus indicadores de bienestar. Pero la declinación posterior fue igualmente notoria, hasta ubicarnos nuevamente en el pelotón de los países subdesarrollados. Esa declinación coincide, en la óptica de la corriente historiográfica liberal, con el fin del modelo agroexportador, cuando se profundizó la intervención del Estado en la economía y se impulsó un proceso de industrialización que cerró la Argentina al mundo, redistribuyó ingresos de manera irresponsable y la llevó a crisis económicas recurrentes, procesos inflacionarios y un sistema político inestable.

La exaltación del modelo agroexportador empalma, sin duda, con ideas que se expresaban en el primer Centenario. El ex presidente Carlos Pellegrini señalaba, por ejemplo, en la introducción de un libro escrito cuando se celebraba aquel acontecimiento: “La Argentina ocupa ahora una posición tan significativa como la que tenía Estados Unidos a comienzos del siglo XIX y, de continuar esta evolución, antes del fin del siglo XX el país tendrá, sin duda, una importancia igual a la de Estados Unidos en los tiempos presentes”. Propuesta aparentemente modesta, porque comentando esta opinión al presidente norteamericano Theodore Roosevelt, éste le habría respondido que la Argentina necesitaría “menos tiempos que eso” para lograr ese objetivo: sólo cincuenta años (en Martínez y Lewandosky, The Argentine in the Twentieth Century, 1911, p. xliii). Toda leyenda amalgama, sin duda, realidad y fantasía en proporciones diversas y se transmite de generación en generación encubriendo, en muchos casos, los datos objetivos proporcionados por el contexto socioeconómico. El modelo agroexportador, cuyo punto culminante fue la época del Centenario, tuvo una apreciable performance en materia de comercio exterior, y presuntas altas tasas de crecimiento del PIB (no había entonces cálculos del producto e ingreso nacional), lo que alentó a la clase dirigente a imaginar un brillante “destino manifiesto” para la República Argentina. Fue en ese marco que se configuró la metáfora que atribuía al país del Plata la condición de “granero del mundo” o “granero del orbe”, según la generosa licencia poética de Rubén Darío, aunque no se pudieran ocultar los altos niveles de pobreza y las profundas desigualdades sociales que existían en el interior de la sociedad argentina. Ni tampoco, como los autores del libro que citamos lo admiten, desconocer la carencia de una auténtica democracia en un país donde las elecciones estaban manejadas por el gobierno. Resulta “difícil decir si esto es así –afirmaban–, porque no hay una verdadera opinión pública, o si esa opinión pública no existe porque el gobierno usurpa las funciones del electorado” (p. xxii). Opinión pública “invisible” en la que debían incluirse también los millones de inmigrantes que habían venido a trabajar y habitar la Argentina.

La clase dirigente de entonces, una cerrada oligarquía –dueña mayoritaria de las mejores tierras del país–, confiaba, por otra parte, en la supuesta inagotabilidad de las riquezas naturales; en la perenne continuidad del endeudamiento externo, que contribuía a financiar la infraestructura de transporte y el desarrollo urbano y rural (pero también producía repetidas crisis financieras); y en la inamovible disposición del mundo a adquirir y abonar los bienes producidos en las fértiles y vastas extensiones de la Pampa Húmeda.

En verdad, esto último estaba enmarcado en una división internacional del trabajo cuyo eje era Gran Bretaña, el poder hegemónico de la época, que proveía sus capitales y manufacturas, y necesitaba las materias primas y alimentos baratos, pero no la competencia a sus productos industriales: esto indicaba las características asimétricas y dependientes de la inserción de Argentina en el mundo. La realidad no tardó, además, en mostrar que el país contaba con una base productiva limitada que distaba de brindar a su población en crecimiento un bienestar como el que empezaban a alcanzar los habitantes de Australia, Canadá, Estados Unidos y las naciones del norte europeo. Cuando estalló la crisis mundial en 1929, la clase dirigente (otra vez la oligarquía en el poder) debió abrazar medidas otrora consideradas revulsivas para sus convicciones, pero ineludibles a la hora de capear una tempestad gestada en otras latitudes. El rumbo industrializador adoptado en la Argentina, sobre las endebles bases heredadas del modelo agroexportador, no fue una respuesta equivocada a las nuevas condiciones del mundo sino la adaptación al panorama impuesto por una realidad que escapaba al control de la elite local. Luego, otra orientación política afirmó ese rumbo y le agregó un programa social del que el país carecía.

Ahora bien, resta saber cuáles son los factores que dan cuenta de la divergencia en el camino transitado por parte de Australia y Canadá, dos países (entonces colonias) que despegaron económicamente en condiciones internas y externas con similitudes a las nuestras: extensos territorios, grandes riquezas naturales y escasa población. Al realizar una comparación con esas naciones, entre las principales diferencias se encuentra la estructura de tenencia de la tierra. Frente al dominio del latifundio en nuestro país, acompañado por un sistema de arrendamiento que dificultaba la incorporación de tecnología, en Australia la posesión de la tierra quedaba en manos de la Corona, y cuando se otorgaban adjudicaciones, se lo hacía exigiendo mejoras en la utilización de la misma.

En el caso de Canadá, predominaba allí la explotación de medianas extensiones personificada en la figura de los farmers, quienes habían obtenido la propiedad de sus campos en forma gratuita y a quienes esa condición les facilitaba el acceso al crédito, haciendo posible la adquisición de maquinarias y el mejoramiento de las explotaciones. Por el contrario, la Argentina no logró generar una clase media rural significativa, lo que implicó, al ser prácticamente el sector agropecuario la actividad económica que motorizaba al país, una gran concentración de poder en manos de grandes estancieros, que promovieron la más amplia apertura comercial a fin de colocar sus productos agrícolas. Esto se diferenciaba de lo que ocurría en Canadá, donde la “Política Nacional”, industrialista, encabezada por el primer ministro MacDonald, facilitó el desarrollo manufacturero desde 1890; o de las preferencias otorgadas en Australia a firmas locales por licitaciones del gobierno, particularmente en torno del abastecimiento de materiales para los ferrocarriles y las comunicaciones en general, incentivando áreas como la metalurgia y la producción de maquinarias agrícolas. Estos hechos muestran las distintas capacidades con que los tres países enfrentaron el proceso de industrialización a partir de la abrupta caída en el comercio exterior que siguió a la crisis del ‘30 y permiten dilucidar el supuesto misterio que se escondería detrás de las divergencias en el grado de desarrollo de sus economías, muy superior, desde esos años, al de nuestro país. Las esperanzas de Carlos Pellegrini no se cumplieron y la Argentina entró al siglo XXI con más incertidumbres que certezas. Pero ello se debe no sólo a un futuro difícil de pronosticar sino, y sobre todo, al balance de un pasado que no ha sido suficientemente bien comprendido.

La dictadura del mercado

Un artículo de Jorge Rachid


Parafraseando a Carlos Marx, que durante más de un siglo instaló la dictadura del proletariado como eje de la discusión política del modelo de construcción social, hoy la dictadura del mercado no merece ni siquiera un análisis superficial por parte de los medios de comunicación.
No existen en el mundo ni liberal ni socialistas eurocéntricos ni políticos promercado de otras latitudes, que se alarmen sobre los efectos devastadores que está teniendo el manejo espurio del sector financiero sobre la destrucción del empleo, la fabricación de pobreza y la marginación de millones de seres humanos.
Sólo se les ocurre aplicar las recetas que los mismos fabricantes de fantasías financieras les alcanzan, mientras las medidas económicas aplicadas, igual que en la crisis del 2009 con Lheman Broders, implican el vuelco de ingentes sumas de dinero público para salvar los bancos de la debacle de los mercados.
Si rápidamente se implementan medidas de ajuste fiscal –dicho en castellano básico– menor financiamiento público para salud y educación, áreas de servicio “no imprescindibles para la producción” , reducción de los salarios de los agentes estatales y los jubilados y pensionados, cuestión que ya sabemos cómo terminó en la Argentina; aumento de la edad jubilatoria para que el hombre produzca más tiempo, y fuerte apertura a la llamada “libertad de comercio”, de acuerdo a los dictados de la OMC, donde los países ricos cierran sus fronteras, subsidian sus productos y los países en vías de desarrollo deben hacer los deberes que demandan la libre competencia del mercado y los organismos de crédito internacionales, tipo BM y FMI.
El mundo se incendia en su lógica capitalista, mientras en nuestro país se debate sobre la cuadratura del círculo. Pero gracias a estar fuera de la lógica de ese mundo, se pudo transitar con preservación del empleo por prácticas estatales de políticas activas, tipo programas REPRO que permitieron conservar durante la crisis 2009, niveles importantes de sostenimiento de la actividad.
¨Como se sentirán los trabajadores alemanes y franceses cuando sus líderes máximos plantean que se debe terminar con los ataques especulativos de las calificadoras de riesgo, tipo Modys o Standar que producen efectos sobre los mercados llevando a quebrar empresas, que luego son apropiadas por fondos buitres, llamados “fondos de inversión”, que las vacían, con su secuela de despidos y las venden al estilo tristemente conocido de Exxel Group en nuestro país. Nuestros economistas estrellas que transitan los medios de comunicación, jamás mencionan estos temas, sólo hablan del riesgo país como una entelequia nacida de un repollo y no de intereses concretos, en especial a la hora del desendeudamiento encarado por el gobierno nacional.

La cultura del trabajo, arrasada por el pensamiento neoliberal por décadas, ha creado incertidumbre en el mundo. El endurecimiento de las leyes migratorias, las restricciones salariales, el ataque a las monedas tipo euro por parte de sectores que se enriquecieron en días, hacen sospechar que estamos frente a un nuevo episodio de lucha imperial por el control de la supremacía mundial.
El empleo, los trabajadores, los humildes y desposeídos son los principales afectados. Nunca como hoy en el mundo se vivió tanta pobreza como tanta acumulación de riqueza, pobreza para quienes trabajan, riqueza para quienes especulan.
Nuestro país está viviendo una etapa de recuperación de dichas políticas que durante años acuñaron el pensamiento único de la cultura neoliberal. Estamos saliendo de eso con el esfuerzo de todo el pueblo argentino pero en especial los trabajadores, que fueron víctimas y soportaron la devaluación del 2001 en sus ingresos, pero acompañaron la recuperación industrial necesaria que permitió la generación de cuatro millones y medio de puestos de trabajo, en estos años.
Pero lo más importante desde mi humilde punto de vista es que permitió recrear el sentido solidario de la seguridad social, tanto desde el punto de vista sindical, como de los recursos del sistema de obras sociales y previsionales, con ese golpe espectacular al corazón financiero de la cultura de la apropiación y la especulación que fue la eliminación de las AFJP.
No quiere decir esto que todo está bien, significa simplemente que en el mundo existe un terremoto ideológico-cultural que ha puesto en duda todas las verdades reveladas que se tenían por certezas, mientras en nuestro país transitamos un camino de reconstrucción nacional apto para pensar con cierto optimismo, que el trabajo vuelva a ser el ordenador social, con un Estado presente que garantice la justicia social implícita en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional.
Para ello terminar con el trabajo en negro, los contratos basura, eliminar la indigencia, reducir la pobreza, garantizar la salud y la educación son caminos a transitar con firmeza, sin pausa, sin claudicaciones hacia un Modelo Social Solidario que recupere las utopías compartidas por parte de grandes sectores de nuestra comunidad.
Cuando los medios de comunicación vuelvan a informar verazmente sobre lo que sucede en el mundo, en especial con los trabajadores –como hoy en Grecia– que sólo muestran las movilizaciones, sin profundizar los contenidos de la discusión de fondo que se está desarrollando, podamos comprender mejor, que en nuestro país podemos discutir, disentir, confrontar pero sin dar un paso atrás en la recuperación de la cultura del trabajo y la solidaridad con un Estado activo, que nos permitió encontrar el camino de la reconstrucción nacional, desde las cenizas mismas de la Patria.

JORGE RACHID
CABA, 12 de mayo de 2010
jorgerachid2003@yahoo.com.ar

“Sus agravios marcan un límite que no cruzaré”

Nicolás Lantos. Página|12

“He invitado a la Presidenta; si va con su marido, su consorte, habrá que sentarse ahí”, dijo el jefe de Gobierno. Cristina Fernández le comunicó que “ante la catarata de agravios” no asistirá a la función. Macri le pidió que “reflexione”.

La reapertura del Teatro Colón se transformó en el escenario en el que estalló la tensión entre el jefe de Gobierno porteño y la Presidenta. Cerca del mediodía, Mauricio Macri dijo: “He invitado a la Presidenta. Si va con su marido, su consorte, como se dice, habrá que sentarse ahí. La verdad es que finalmente es un matrimonio presidencial, como siempre he dicho”. Horas más tarde, a través de una carta Cristina Fernández le anunció que no asistiría a la gala por “la increíble catarata de agravios” que Macri viene dedicándole a raíz de la causa por escuchas ilegales. Después de una semana de silencio ante las acusaciones del jefe de Gobierno, quien insiste en que “todo es una causa armada por el kirchnerismo”, la Presidenta le escribió: “La actitud que usted asumiera por hechos ocurridos en su gestión y con funcionarios designados por usted como Jefe de Gobierno de esta ciudad y la increíble catarata de agravios que ha proferido durante la última semana, llegando el día de la fecha a manifestaciones públicas descalificatorias de índole personal, marcan un límite que no estoy dispuesta a cruzar”. A última hora, el empresario sin hacerse cargo difundió otra misiva en la que le pide que reflexione y reconsidere su posición, aunque en el entorno presidencial dan por sentado que la mandataria no estará el lunes en el palco oficial.

“Me dirijo a usted con motivo de poner en su conocimiento que no concurriré –como hubiera sido de mi agrado– a la velada que con motivo de la reinauguración del Teatro Colón tendrá lugar el día 24 de mayo”, anunció la Presidenta. La apertura de esa sala, luego de más de tres años de refacciones, estaba programada para el mismo 25, pero para evitar superposiciones en los festejos por el Bicentenario y garantizar la presencia de la Presidenta, se había adelantado un día. Sin embargo, los embates de Macri contra el matrimonio presidencial, como parte de su estrategia de victimizarse en la causa que lo investiga por espionaje, llevaron a que Cristina Fernández decidiera bajarse del evento.

“La actitud que usted asumiera por hechos ocurridos en su gestión y con funcionarios designados por usted como Jefe de Gobierno de esta ciudad y la increíble catarata de agravios que ha proferido durante la última semana, llegando el día de la fecha a manifestaciones públicas descalificatorias de índole personal, marcan un límite que no estoy dispuesta a cruzar –marcó en su carta dirigida a Mauricio Macri–. La política no puede ni debe ser una mera ceremonia de cinismo e hipocresía. Por favor no sienta que me ha agraviado con lo que ha hecho o dicho, por el contrario, son actos impropios que sólo lesionan su propia investidura.”

Al mediodía, en un diálogo con la prensa, el jefe de Gobierno había acusado a Néstor Kirchner de usar “siempre el mismo estilo de tratar de descalificar a sus adversarios, a aquellos que no piensan igual que él y creen en una Argentina distinta”, además de dar a entender su disgusto por la presencia del diputado nacional y flamante presidente de la Unasur en el palco oficial del Teatro Colón. Procesado por el juez federal Norberto Oyarbide en una causa por espionaje en el seno de su administración, el principal recurso defensivo de Macri –cada vez más complicado– es acusar al gobierno nacional de haber armado el caso. “La realidad es que no estoy contento con lo que ha hecho Néstor Kirchner con toda esta causa armada que ha generado”, había asegurado el empresario.

Luego de recibir la carta de Cristina Fernández informando de su ausencia, el jefe de Gobierno intentó revertir la situación a través de la misma vía. En una nueva misiva, le pidió que reflexionara y reconsiderara su decisión, que dice lamentar “profundamente” y también “dejar de lado esa noche las diferencias políticas y personales” para “estar a la altura de la historia” argentina. “No creo que sirva a ese fin que nos pongamos a repasar aquellas cosas que nos dividieron y nos dividen en estos años que nos ha tocado convivir en el ejercicio de la función pública”, ponderó, súbitamente conciliador. “La invito a reflexionar y reconsiderar su posición por el bien de todo nuestro pueblo. Es lo que los argentinos necesitan de sus líderes en este momento”, concluye. Sin embargo, desde el entorno presidencial aseguran que no habrá una vuelta atrás en la decisión. Según le confiaron a Página/12 desde el entorno presidencial, asistir a la ceremonia sería “una muestra de cinismo y una hipocresía muy grande.”

Aunque la relación entre el matrimonio Kirchner y Mauricio Macri no es buena, y se encuentran en las antípodas tanto en lo ideológico como en lo político, fue el avance de la investigación del juez Oyarbide sobre las escuchas ilegales en el marco de la administración porteña lo que tensó los ánimos. Acorralado, Macri recostó toda su estrategia defensiva en plantear el episodio como una gran operación proveniente de la Casa Rosada, redoblando sus ataques contra Néstor Kirchner (principalmente) y Cristina Fernández. De hecho, la última vez que la Presidenta y el jefe de Gobierno porteño se vieron las caras, el 15 de abril pasado en el marco de los almuerzos con gobernadores en la Quinta de Olivos, las cosas terminaron en buenos términos, y hasta se permitieron una humorada. “Me voy, a ver si me termino afiliando al kirchnerismo”, anunció Macri al finalizar la reunión. “No te vamos a aceptar”, fue el retruque presidencial.

Antes que eso, se habían reunido en julio de 2009 en la Casa Rosada. Luego de que,
tras las elecciones legislativas, Cristina Fernández lanzara una invitación al diálogo con distintos sectores opositores, Macri había expresado su voluntad de “ser el primero” en pasar por su despacho y la Presidenta, como gesto de buena voluntad, le dio prioridad. Esa tarde el ex titular de Boca le obsequió un bandoneón con una colección de dvd de tango, y se fue conforme: “Estamos contentos –declaró tras el mítin–, encontré una presidenta muy bien predispuesta, con ganas de debatir y encontrar consensos”. Claro, para ese entonces, la Policía Metropolitana era sólo un proyecto y estaba bueno Buenos Aires.

Informe:

El patriorismo de los medios

de Jorge Rachid

En el año del Bicentenario es necesario –desde mi punto de vista– ubicar el grado de patriotismo que poseemos los argentinos, después de 34 años de degradación constante del ser nacional, de la capacidad de nuestro pueblo en generar riquezas y conocimientos, además de denigrar a todo dirigente de cualquier sector social o político que demuestre compromiso y voluntad de cambiar la realidad.

De la mano de la cultura dominante neoliberal –verdadera invasión extranjera del fin del siglo pasado– la importancia de la Patria pasó a un plano secundario en el marco supuesto de la globalización y la modernidad.

Así como los viejos mal llamados”liberales”, para ponerlo en contenidos, verdaderos cipayos del coloniaje (cipayos llamaban a los soldados indios a órdenes de los británicos en India) de la década del 80 estamparon a nuestros héroes nacionales de la Independencia en el bronce para que no tengan representación humana, congelando su imagen, escondiendo la historia y barnizando de acuerdo a sus intereses el desarrollo de la misma. Ahora son los medios de comunicación masiva, quienes juegan un rol al lado de los intereses concentrados del poder internacional y locales de ubicación ideológica virreynal.

Si observamos desde el exterior las noticias que fluyen sobre nuestro país durante un par de semanas –como he tenido la suerte de seguir–. las mismas exponen un país en llamas, que no respeta la reglas de juego democrático, que avasalla desde el gobierno las instituciones, que amordaza la libertad de prensa, que corrompe lo que toca, que no tiene justicia, entre otras noticias de las pocas que salen en el exterior voceadas por eminentes “patriotas” locales de alto protagonismo, dedicados a expandir una imagen negativa de nuestro país por intereses menores especulativos y electoralistas.

Como si eso fuese poco, en el ámbito local los medios gráficos en especial toman la información de acuerdo a aquellos sectores internacionales que hieren los intereses del país, a saber:

1. Cuando se realiza un reclamo por las Islas Malvinas exigiendo el cumplimiento de las decisiones de la ONU de 1967, los diarios titulan “enérgica respuesta de Gran Bretaña al reclamo argentino” o “tensión con Gran Bretaña”, sin profundizar su propia posición ante el mismo ni los contenidos del reclamo.

2. Si un argentino es elegido por unanimidad de los presidentes del UNASUR para conducir por primera vez dicho desafío, lo esmerilan desde lo doméstico y se lo intenta condicionar desde nuestro propio país, en vez de expresar nuestro orgullo nacional por dicho logro.

3. Cuando un juez norteamericano embarga fondos argentinos haciendo lugar a los fondos buitres, fondos inembargables por otra parte, los diarios hablan del manejo irresponsable del gobierno sin caracterizar la codicia y la operación facciosa del sector financiero.

4. Cuando los presidentes de Alemania y Francia juntos, piden a la Comunidad Europea que limiten las calificadoras de riesgo Modys y Standar por los ataques especulativos sobre el euro, acá nada informan, ni siquiera de la magnitud de la crisis en sus aspectos más íntimos y cómo es que nuestro país está fuera de ello, ni porqué, ocultando las políticas aplicadas que permitieron evadir la encerrona financiera y especulativa.

5. Si los bonistas italianos reclaman por la propuesta de desendeudamiento realizada desde aquí, los medios parecen abogados defensores de los mismos, cuando callaron durante años el tráfico y el saqueo de las AFJP sobre el ahorro interno genuino de trabajadores que le costó al país miles de millones de dólares, en papeles de bonistas argentinos AFJP que aparecieron en las quiebras de Parmalat en Italia y la de ENROM en EE.UU.

6. Si la presidenta argentina en la Cumbre América Latina/Europa les dice a los presidentes reunidos que las crisis no se resuelven con medidas de ajuste que llevan a escenarios sociales convulsivos y estallidos de violencia –según los medios locales– ella les está faltando el respeto a los anfitriones, como si las reuniones fuesen de mano de plástico y comidas sociales, en vez de discutir los temas de la humanidad donde los argentinos tenemos voz y experiencia para aportar.

7. Si en esa misma reunión se pide que las crisis no las paguen aquellos sectores de inmigrantes que ocupan las posiciones laborales más débiles y esforzadas –como siempre ocurre–, defendiendo no sólo el trabajo sino la concepción del hombre como eje de reconstrucción de la sociedad, los medios dicen que nos inmiscuimos en cuestiones ajenas.

8. Lo mismo que acompañar a aquellos hombres y mujeres sacrificados en pos de los derechos humanos, como el ejemplar juez español, perseguidos por la reacción y el conservadurismo patético de sectores marginales e ideológicamente partidarios de las dictaduras de cualquier signo de base nazi, estamos ignorando la justicia española para los medios argentinos, después que dicho juez permitió conocer al mundo las atrocidades que ahora los sectores mencionados no quieren ni escuchar hablar en su propio país.

9. Si un argentino representante de los movimientos sociales –verdaderos emergentes de la crisis y nuevos protagonistas políticos en nuestro país– es invitado a integrar uno de los foros mundiales más reconocidos, integrado por ex presidentes de países desarrollados, su información es ignorada o desmerituada en función de la opinión generada en nuestro medio.

10. Cuando los miembros de los organismos internacionales o las consultoras financieras o las cámaras empresariales de medios juzgan a la Argentina, nuestros diarios históricos aplauden la seriedad y el comportamiento de los verdaderos saqueadores de riquezas que han visto limitado su accionar ante la nueva realidad latinoamericana.

Estos son sólo unos pocos ejemplos de cuánto se han alejado los factores de poder que se expresan a través de los medios de los verdaderos ejes del patriotismo. Hasta han denigrado los festejos del Bicentenario y los han comparado con los del lamentable centenario de la Argentina pastoril y el viaje en carroza de la monarca infanta Isabel, ignorando una valoración de la sumisión europeísta y del pensamiento eurocéntrico que operaba en ese tiempo.

Son los mismos que siguen presentando a Belgrano como un hombre de batallas cuando fue un precursor de educación y de economía; a un Moreno como buen chico en vez de describirlo como un verdadero revolucionario que nos dejó en su corta vida –sesgada por intereses externos– su Manual de Operaciones; lo mismo que ignorar a Monteagudo o al perseguido, encarcelado y expatriado Castelli por patriota. No se menciona que la independencia fue declarada en Tucumán por hermanos latinoamericanos que liberaron las provincias del Río de la Plata, entre ellos bolivianos y peruanos actuales. Se esconde la grandeza de Bolívar para enaltecer a San Martín como si nuestro héroe necesitase de esas comparaciones para ser inmenso por sí mismo.

Es la historia escrita por los supuestos vencedores de Caseros que hoy pretenden seguir hegemonizando la idea de Patria de acuerdo a sus intereses, despreciando en aquel momento al criollo, matando al indio y hoy estigmatizando al inmigrante, condicionando al trabajador y esquilmando al Estado mientras piden menos gasto social. Los que denigran a los pobres bajo el amparo de una supuesta beneficencia, los que creen que por ser pobres son ignorantes y por ser ignorantes no quieren ni tienen derecho a aspirar a una mejor calidad de vida para sus hijos.

Los mismos que en nombre de las supuestas libertades y anhelos democráticos, mataron, fusilaron y desaparecieron argentinos patriotas desde 1955 en adelante; que se apropiaron de niños en delitos que siguen abiertos por negación de identidad. Los que se oponen a la Justicia cuando es en nuestro país, pero aplauden cuando se cazan nazis por el mundo por delitos de lesa humanidad, como si acá hubiese habido un juego de chicos en vez de una matanza planificada y ejecutada por intereses económicos aún vigentes.

El término Patria viene de padre enterrado, de nuestros ancestros, es decir de nuestra historia. Ser patriota es una cuestión cultural cotidiana de no resignarse ni rendirse a la prepotencia intelectual de los enemigos de la Nación, que existen más allá de los llamados a los consensos, siempre vigentes cuando se trata de limitar el poder del pueblo.

La democracia es una expresión de mayorías que se construye desde lo cotidiano, desde los pequeños gestos y no desde grandilocuencias exitistas.
Los argentinos tenemos un largo camino que recorrer en la recuperación de la identidad con Justicia Social. Han sido muchos años de “discurso único” y prepotencia financiera, bajo una cultura dominante egoísta e individualista. Es hora de recuperar nuestra concepción de Patria desde la escuela primaria: debemos sembrar sin esperar cosechas como nuestros antepasados, hombres y mujeres de carne y hueso, con virtudes y con defectos, pero con vocación nacional y latinoamericana.

JORGE RACHID
CABA, 19 de mayo de 2010
jorgerachid@yahoo.com.ar

El patriorismo de los medios

de Jorge Rachid

En el año del Bicentenario es necesario –desde mi punto de vista– ubicar el grado de patriotismo que poseemos los argentinos, después de 34 años de degradación constante del ser nacional, de la capacidad de nuestro pueblo en generar riquezas y conocimientos, además de denigrar a todo dirigente de cualquier sector social o político que demuestre compromiso y voluntad de cambiar la realidad.

De la mano de la cultura dominante neoliberal –verdadera invasión extranjera del fin del siglo pasado– la importancia de la Patria pasó a un plano secundario en el marco supuesto de la globalización y la modernidad.

Así como los viejos mal llamados”liberales”, para ponerlo en contenidos, verdaderos cipayos del coloniaje (cipayos llamaban a los soldados indios a órdenes de los británicos en India) de la década del 80 estamparon a nuestros héroes nacionales de la Independencia en el bronce para que no tengan representación humana, congelando su imagen, escondiendo la historia y barnizando de acuerdo a sus intereses el desarrollo de la misma. Ahora son los medios de comunicación masiva, quienes juegan un rol al lado de los intereses concentrados del poder internacional y locales de ubicación ideológica virreynal.

Si observamos desde el exterior las noticias que fluyen sobre nuestro país durante un par de semanas –como he tenido la suerte de seguir–. las mismas exponen un país en llamas, que no respeta la reglas de juego democrático, que avasalla desde el gobierno las instituciones, que amordaza la libertad de prensa, que corrompe lo que toca, que no tiene justicia, entre otras noticias de las pocas que salen en el exterior voceadas por eminentes “patriotas” locales de alto protagonismo, dedicados a expandir una imagen negativa de nuestro país por intereses menores especulativos y electoralistas.

Como si eso fuese poco, en el ámbito local los medios gráficos en especial toman la información de acuerdo a aquellos sectores internacionales que hieren los intereses del país, a saber:

1. Cuando se realiza un reclamo por las Islas Malvinas exigiendo el cumplimiento de las decisiones de la ONU de 1967, los diarios titulan “enérgica respuesta de Gran Bretaña al reclamo argentino” o “tensión con Gran Bretaña”, sin profundizar su propia posición ante el mismo ni los contenidos del reclamo.

2. Si un argentino es elegido por unanimidad de los presidentes del UNASUR para conducir por primera vez dicho desafío, lo esmerilan desde lo doméstico y se lo intenta condicionar desde nuestro propio país, en vez de expresar nuestro orgullo nacional por dicho logro.

3. Cuando un juez norteamericano embarga fondos argentinos haciendo lugar a los fondos buitres, fondos inembargables por otra parte, los diarios hablan del manejo irresponsable del gobierno sin caracterizar la codicia y la operación facciosa del sector financiero.

4. Cuando los presidentes de Alemania y Francia juntos, piden a la Comunidad Europea que limiten las calificadoras de riesgo Modys y Standar por los ataques especulativos sobre el euro, acá nada informan, ni siquiera de la magnitud de la crisis en sus aspectos más íntimos y cómo es que nuestro país está fuera de ello, ni porqué, ocultando las políticas aplicadas que permitieron evadir la encerrona financiera y especulativa.

5. Si los bonistas italianos reclaman por la propuesta de desendeudamiento realizada desde aquí, los medios parecen abogados defensores de los mismos, cuando callaron durante años el tráfico y el saqueo de las AFJP sobre el ahorro interno genuino de trabajadores que le costó al país miles de millones de dólares, en papeles de bonistas argentinos AFJP que aparecieron en las quiebras de Parmalat en Italia y la de ENROM en EE.UU.

6. Si la presidenta argentina en la Cumbre América Latina/Europa les dice a los presidentes reunidos que las crisis no se resuelven con medidas de ajuste que llevan a escenarios sociales convulsivos y estallidos de violencia –según los medios locales– ella les está faltando el respeto a los anfitriones, como si las reuniones fuesen de mano de plástico y comidas sociales, en vez de discutir los temas de la humanidad donde los argentinos tenemos voz y experiencia para aportar.

7. Si en esa misma reunión se pide que las crisis no las paguen aquellos sectores de inmigrantes que ocupan las posiciones laborales más débiles y esforzadas –como siempre ocurre–, defendiendo no sólo el trabajo sino la concepción del hombre como eje de reconstrucción de la sociedad, los medios dicen que nos inmiscuimos en cuestiones ajenas.

8. Lo mismo que acompañar a aquellos hombres y mujeres sacrificados en pos de los derechos humanos, como el ejemplar juez español, perseguidos por la reacción y el conservadurismo patético de sectores marginales e ideológicamente partidarios de las dictaduras de cualquier signo de base nazi, estamos ignorando la justicia española para los medios argentinos, después que dicho juez permitió conocer al mundo las atrocidades que ahora los sectores mencionados no quieren ni escuchar hablar en su propio país.

9. Si un argentino representante de los movimientos sociales –verdaderos emergentes de la crisis y nuevos protagonistas políticos en nuestro país– es invitado a integrar uno de los foros mundiales más reconocidos, integrado por ex presidentes de países desarrollados, su información es ignorada o desmerituada en función de la opinión generada en nuestro medio.

10. Cuando los miembros de los organismos internacionales o las consultoras financieras o las cámaras empresariales de medios juzgan a la Argentina, nuestros diarios históricos aplauden la seriedad y el comportamiento de los verdaderos saqueadores de riquezas que han visto limitado su accionar ante la nueva realidad latinoamericana.

Estos son sólo unos pocos ejemplos de cuánto se han alejado los factores de poder que se expresan a través de los medios de los verdaderos ejes del patriotismo. Hasta han denigrado los festejos del Bicentenario y los han comparado con los del lamentable centenario de la Argentina pastoril y el viaje en carroza de la monarca infanta Isabel, ignorando una valoración de la sumisión europeísta y del pensamiento eurocéntrico que operaba en ese tiempo.

Son los mismos que siguen presentando a Belgrano como un hombre de batallas cuando fue un precursor de educación y de economía; a un Moreno como buen chico en vez de describirlo como un verdadero revolucionario que nos dejó en su corta vida –sesgada por intereses externos– su Manual de Operaciones; lo mismo que ignorar a Monteagudo o al perseguido, encarcelado y expatriado Castelli por patriota. No se menciona que la independencia fue declarada en Tucumán por hermanos latinoamericanos que liberaron las provincias del Río de la Plata, entre ellos bolivianos y peruanos actuales. Se esconde la grandeza de Bolívar para enaltecer a San Martín como si nuestro héroe necesitase de esas comparaciones para ser inmenso por sí mismo.

Es la historia escrita por los supuestos vencedores de Caseros que hoy pretenden seguir hegemonizando la idea de Patria de acuerdo a sus intereses, despreciando en aquel momento al criollo, matando al indio y hoy estigmatizando al inmigrante, condicionando al trabajador y esquilmando al Estado mientras piden menos gasto social. Los que denigran a los pobres bajo el amparo de una supuesta beneficencia, los que creen que por ser pobres son ignorantes y por ser ignorantes no quieren ni tienen derecho a aspirar a una mejor calidad de vida para sus hijos.

Los mismos que en nombre de las supuestas libertades y anhelos democráticos, mataron, fusilaron y desaparecieron argentinos patriotas desde 1955 en adelante; que se apropiaron de niños en delitos que siguen abiertos por negación de identidad. Los que se oponen a la Justicia cuando es en nuestro país, pero aplauden cuando se cazan nazis por el mundo por delitos de lesa humanidad, como si acá hubiese habido un juego de chicos en vez de una matanza planificada y ejecutada por intereses económicos aún vigentes.

El término Patria viene de padre enterrado, de nuestros ancestros, es decir de nuestra historia. Ser patriota es una cuestión cultural cotidiana de no resignarse ni rendirse a la prepotencia intelectual de los enemigos de la Nación, que existen más allá de los llamados a los consensos, siempre vigentes cuando se trata de limitar el poder del pueblo.

La democracia es una expresión de mayorías que se construye desde lo cotidiano, desde los pequeños gestos y no desde grandilocuencias exitistas.
Los argentinos tenemos un largo camino que recorrer en la recuperación de la identidad con Justicia Social. Han sido muchos años de “discurso único” y prepotencia financiera, bajo una cultura dominante egoísta e individualista. Es hora de recuperar nuestra concepción de Patria desde la escuela primaria: debemos sembrar sin esperar cosechas como nuestros antepasados, hombres y mujeres de carne y hueso, con virtudes y con defectos, pero con vocación nacional y latinoamericana.

JORGE RACHID
CABA, 19 de mayo de 2010
jorgerachid@yahoo.com.ar

El mundo al revés

Por Ricardo Foster

El mundo al revés. Este podría ser el título para intentar dar cuenta de lo que está sucediendo en algunas regiones del planeta que, por lo general, solían expresar la pujanza de un capitalismo imbatible. Países admirados y deseados por millones de habitantes del Tercer Mundo; mecas de migraciones que buscaban y buscan huir de sus recurrentes miserias para encontrar, en esos territorios soñados, la oportunidad de una vida digna. Allí todo parecía relucir y brillar como queriendo mostrar lo que significaba ser parte de un modelo exitoso. Sus sombras, sus lados tenebrosos, quedaban opacados por la insistente imagen de sociedades que habían abandonado el atraso apropiándose de las fórmulas de un neoliberalismo triunfante. Incluso, una vez caído el Muro de Berlín, la unipolaridad pareció devorarse todo a su paso avanzando con acelerado apetito sobre las “anacrónicas” estructuras del Estado de Bienestar, verdadera bestia negra de los ideólogos del libre mercado. Entre los ochenta y el fin de siglo se desplegó el tiempo de la absoluta hegemonía material y cultural del neoliberalismo. Cuando los primeros síntomas de la crisis comenzaron a mostrarse la respuesta más a la mano fue descargar sobre los nuevos inmigrantes todo el peso de la sospecha y del racismo. Europa, esos países tan admirados, revolvieron en el desván de sus memorias para reflotar sus ominosos paradigmas xenofóbicos. Los bárbaros seguíamos siendo nosotros, justo en el momento en el que por estas latitudes sudamericanas se iniciaban procesos políticos antagónicos a los dominantes en los años previos, esos que significaron para nuestra región la más escandalosa apropiación de la riqueza por unos pocos abriendo la etapa de mayor desigualdad de nuestra historia, y todo bendecido por el Banco Mundial, el FMI y el consenso de Washington.

En la segunda parte de la década del noventa, cuando la convertibilidad mostraba su verdadero rostro y la Argentina se encaminaba hacia el precipicio, miles y miles de jóvenes hurgaron en los desvanes familiares para encontrar los documentos que les abrieran el paraíso europeo. Tener algún abuelo español o italiano constituía una pequeña fortuna y acrecentaba las chances de escapar de la ratonera tercermundista, de estos horizontes sin destino ni futuro, para llegar a las costas del desarrollo y el consumo. Otros miles, de aquellos que no encontraron nada en los viejos baúles, se aventuraron igual convirtiéndose en indocumentados, pero imaginando que, de todos modos, sería infinitamente mejor carecer de papeles y de identidad legal en Europa que seguir sufriendo el aciago destino sureño. Ilusiones, sueños, esperanzas que corrían parejo al descalabro nacional, ese que venía de la mano del menemismo y de la “irrefutable” lógica de su ministro de Economía que se mostraba como el mejor alumno del FMI y de la mayoría de los organismos internacionales que no se cansaban de elogiar el “modelo argentino”, modelo de desguace del Estado, de endeudamiento creciente y a tasas exuberantes, de flexibilización laboral y de apertura generalizada de la economía. Cuanto peor estábamos, más elogios del establishment financiero internacional y más colas delante de las embajadas buscando con desesperación la puerta de salida del país hacia un destino utopizado. Por esos extraños sortilegios de la historia esos destinos mostrarían su otro rostro: primero el de la xenofobia, después el de la crisis que, inesperadamente, caía sobre esas sociedades tan deseadas y tan admiradas.

Mientras el país vivía la ficción autodestructiva del uno a uno, mientras se esfumaban los ahorros de generaciones de argentinos en nombre de la entrada rutilante al primer mundo, mientras el futuro quedaba hipotecado a cambio de viajar a Miami, las nubes cada vez más oscuras de la tormenta que se avecinaba iban llevando a muchísimos compatriotas hacia una nueva forma de exilio, de esa que habían conocido sus abuelos cuando tuvieron que abandonar sus países de origen a causa del hambre, de la falta de trabajo, de las innumerables formas de la persecución política o religiosa. La taba se invertía, y ahora los nietos desandaban las rutas emprendidas décadas atrás por los antepasados. Europa caminaba, de la mano del euro y de la unión aduanera, hacia el pleno desarrollo incorporando, año tras año, nuevos países que, de la noche a la mañana, salían de sus atrasos seculares, para convertirse en sociedades modernas y pujantes. Una extraña y alucinada ficción que parecía volverse realidad incontrastable desencadenó nuevas prácticas sociales, multiplicó el consumo y transformó profunda y decisivamente las identidades de esos pueblos que pasaban a ser parte de la Comunidad Europea.

España, el destino principal de miles de compatriotas, recibió, durante años de fiesta ininterrumpida, millonarios subsidios para adecuar su economía a la de los países más desarrollados de la Comunidad. Un país de nuevos ricos y de especuladores inmobiliarios fue desplazando la España del franquismo y de la primera transición. Los mismos que expulsaron de a millones a sus pobres hacia estas regiones, al cambiar la hoja de la historia quisieron y quieren impedir a toda costa que desde aquellos países arriben ahora los nuevos inmigrantes. Demasiado esplendor y oropel para percibir los costos que terminarían pagando como sociedad. Demasiado triunfalismo y consumismo desenfrenado hicieron estallar cualquier resistencia a la homogeneidad propia de una globalización cebada con la diferencia y generadora de devastaciones culturales que cambiaron la fisonomía de sociedades enteras. El estallido brutal de la crisis ocurre en un momento en el que los españoles están política y culturalmente desarmados, ausentes de sí mismos, pasivos y aterrorizados ante la posibilidad de perder sus privilegios. La respuesta del “socialista” Zapatero está a la altura de ese terror. Su opción ya la hemos padecido.

2. Mientras tanto nosotros nos hundíamos al mismo tiempo que seguíamos, aunque ya no estuviera Menem, aceptando todas las recomendaciones-órdenes del FMI. El gobierno de la Alianza, expresión espectral de las esperanzas progresistas, iniciaba su mandato con las fórmulas de siempre: ajuste y más ajuste manteniendo a rajatablas la quimera envenenada de la convertibilidad. Lo demás es historia conocida. Desocupación de casi el 25%, años de recesión, aniquilamiento del aparato productivo, enajenación del patrimonio público, leyes ignominiosas para desactivar aquellas otras surgidas en una época argentina atravesada por la idea de los derechos sociales y el Estado bienestarista, especulación enloquecida, megacanje anunciado como la salvación tan esperada, regreso de Cavallo, corralito, estallido de diciembre de 2001, cacerolazos, caída en picada, devaluación asimétrica... y el trabajoso camino de la recuperación emprendido a partir de mayo del 2003.

Como si estuviésemos delante de un espejo invertido, mientras en España Zapatero responde al llamado de Obama para que apresure las medidas ordenadas por la Comunidad Europea (léase principalmente Alemania que ahora también ha anunciado, a través de la liberal-conservadora Merkel, una severa política de ajuste), medidas que, como ya sabemos por experiencia propia, lo único que hacen es empeorar la situación de los pueblos y beneficiar a las grandes corporaciones, en nuestro país se insiste con proteger el salario, el consumo de los trabajadores, la inversión pública e, incluso, la Presidente acaba de anunciar la efectivización de decenas de miles de trabajadores del sector estatal que estaban en condiciones precarias. En España, Grecia y Portugal se avanza sobre recortes de políticas sociales y de jubilaciones además de reducir los salarios de los empleados públicos; en Alemania, y seguramente también en el resto de los países comunitarios, se anuncian severas medidas de control del gasto que abarcará a todos los sectores menos educación. Como un déjà-vu los argentinos miramos entre sorprendidos y extrañados de qué modo Europa repite aquellas fórmulas que nos condujeron directamente a la catástrofe.

Como otra muestra del espejo invertido, mientras en nuestro país se juzga a los genocidas e, incluso, ahora se abre el juzgamiento de los cómplices civiles a través de la figura emblemática de Martínez de Hoz, en España el juez Garzón ha sido suspendido por atreverse a abrir la caja de Pandora de los crímenes franquistas cometidos más de setenta años atrás. Un contraste extraordinario que entrelaza economía y derechos humanos, políticas regresivas inspiradas por el FMI como si no hubiera existido la brutal crisis del 2008 y persistencia en la Justicia española de activos sectores reaccionarios que intentan sellar a cal y canto cualquier intento por remover los crímenes del pasado. Mientras en nuestro país se reglamenta y se pone en funcionamiento una legislación reparadora respecto de los inmigrantes sin papeles, en España y en el resto de Europa se profundizan las leyes persecutorias (y para no quedar rezagado, en Arizona, Estados Unidos, se acaba de implementar una legislación que transforma a los trabajadores indocumentados y a sus familias en delincuentes, se autoriza la acción indiscriminada de la policía y se convierte a la población en potenciales delatores). En ocasiones es muy recomendable mirar lo que sucede en otras partes del mundo para valorar mejor lo que viene aconteciendo en nuestro país. Pero para eso también resulta indispensable desprenderse de esos relatos que han buscado siempre menospreciar nuestra realidad jugando en espejo con aquellas otras realidades siempre sobrevaloradas. Hoy, cuando la economía de los países centrales se enfrenta a una crisis de dimensiones colosales, resulta imprescindible recordar nuestra propia caída y destacar lo que nos ha permitido atravesar las actuales turbulencias sin caer, como en otros momentos no tan lejanos, en el abismo. Saber reconocer las señales del presente y saber desentrañar las mentiras y las falsedades que emanan de las usinas de los defensores a ultranza de las políticas de ajuste es una tarea mayúscula. Allí están los espejos de España y Grecia para que veamos aquello que no debemos hacer.

Romper con la fisiocracia argentina

Juan Santiago Fraschina
Buenos Aires Economico Viernes 7 de mayo de 2010



La fisiocracia fue una escuela económica fundamentalmente francesa de mediados y fines del siglo XVIII. El principal autor de la fisiocracia fue Francois Quesnay, medico de Madame de Pompadour y Luis XV. Quesnay intentó analizar la fisiología interna de la sociedad de Francia para así de esta manera articular su análisis económico, filosófico y sociológico en un sistema teórico omnicomprensivo. Para esto dirigió gran parte de sus investigaciones hacia la explicación de la creación de la riqueza y el modo como esta circulaba por las diferentes clases sociales.
Todo esto para poder comprender la manera de incrementar la prosperidad de Francia y sacarla de su estado de subdesarrollo, sobre todo en comparación con Inglaterra. La idea fundamental de Quesnay, y de toda la fisiocracia en general, era que se podía realizar distintas políticas para impedir el empobrecimiento permanente del país.
Detrás de Quesnay se encolumnaron un grupo amplio de autores, como por ejemplo, el Marques de Mirabeau, quien trabajó junto a Quesnay y lideró la escuela luego de su muerte, Mercier de la Riviere, Letrosne, Baudeau y Du Pont de Nemours.
Según los fisiócratas, la riqueza consistía en los bienes producidos con la ayuda de la naturaleza, como por ejemplo, los productos generados en las actividades tales como la agricultura, la pesca y la minería. En este sentido, el análisis fisiocrático de la riqueza es imperfecto al restringirlo a la producción de la agricultura, excluyendo al conjunto de bienes producidos por la industria.
Con esta concepción de riqueza los fisiócratas elaboraron el concepto de producto neto, es decir, el excedente disponible por arriba del costo necesario para poder producir. Los fisiócratas pensaban este excedente como el diferencial entre los valores de uso que se habían consumido en la producción y los valores de uso que se habían producido, es decir, el producto neto consistía en la riqueza material concreta de bienes útiles.
Uno de los objetivos principales de los fisiócratas consistía en establecer las causas básicas que determinan el nivel general de la actividad económica de un país. En tal sentido, el producto neto se transformó en la variable principal en el esquema teórico de los fisiócratas, al considerarlo el factor básico causante de la expansión o contracción del nivel de actividad económica. Todo lo que incrementa el producto neto generará, según los fisiócratas, una expansión de la actividad económica y, por el contrario, cualquier factor que lo reduzca provocará una disminución de la actividad económica. Por lo tanto, el objetivo principal de cualquier país sería incrementar el producto neto.
Junto con el concepto de producto neto, los fisiócratas desarrollaron la doctrina de la productividad exclusiva de la agricultura, es decir, para los fisiócratas, el sector agrícola es el único capaz de proporcionar producto neto. De esta manera, la agricultura es la única actividad económica capaz de generar un excedente disponible por encima de sus costos necesarios para producir.
En cambio, la industria, entre otras actividades, para la teoría fisiocrática era incapaz de generar un producto neto o excedente. En el sector industrial los trabajadores producen una cantidad de producto similar a los costos de producción, esto es, los bienes consumidos por los productores más las materias primas necesarias para fabricar las mercancías. De esta manera, uniendo las diferentes partes del sistema teórico fisiocrático, queda claro que para esta escuela el nivel general de actividad económica de un país se encuentra determinado por el nivel de producción agrícola, el cual genera el producto neto.
Es así como se pueden producir los círculos virtuosos o viciosos en una economía para los fisiócratas: si aumenta la producción de la agricultura se incrementa el producto neto, lo cual permitirá a su vez volver a aumentar el nivel de actividad del sector agrario; contrariamente, si se reduce la producción agraria disminuye el excedente disponible, lo cual conduciría a una nueva reducción del nivel de actividad de la agricultura y de la economía en general.
Por otro lado, de esta concepción se desprende que para la fisiocracia las personas que trabajan en el sector industrial dependen claramente del producto neto que generan los trabajadores de la agricultura. En otras palabras, todos los individuos que viven en un país y que no trabajan en la agricultura dependen de la cantidad de bienes que los que trabajan la tierra puedan obtener por encima de su propia necesidad.
Ahora bien, el gran problema de la agricultura francesa, según los autores de esta escuela, era la falta de riqueza invertida en el campo. Por lo tanto, su mayor preocupación era eliminar los diversos factores que obstaculizaban el flujo de capital hacia la agricultura. Así, las principales medidas propuestas por la fisiocracia tenían la intención de eliminar estos obstáculos para incrementar la productividad agrícola y con esto aumentar la producción de la agricultura.
Las recomendaciones más importante dada por los fisiócratas para incrementar la producción de la agricultura a través de una afluencia de capital hacia este sector económico tenía que ver con la función del Estado y, muy relacionado a esto, con la configuración del sistema tributario. Con respecto a la función del Estado, los fisiócratas eran partidarios de la constitución de un Estado liberal. Para ellos la pobre situación de la agricultura francesa se debía en gran parte por el intervensionismo del Estado.
Entre las políticas económicas del Estado a las cuales se enfrentaron los fisiócratas podemos mencionar ciertos privilegios exclusivos de diferentes tipos dados a ciertos establecimientos manufactureros, en especial a la industria productora de bienes de lujo, como por ejemplo, privilegios monopolísticos. Estos privilegios generaban en opinión de los fisiócratas una desviación artificial del capital desde la agricultura hacia el sector industrial, lo cual llevaba a una disminución de la producción agropecuaria, una reducción del producto neto y un incremento del subdesarrollo de Francia.
También criticaban, debido a que generaban el mismo efecto que la política anterior, las subvenciones otorgadas por el Estado a ciertas industrias, las cuales eran pagadas como resultado de una extracción del excedente generado por el sector agrario. Otra de las políticas que más perjudicaba a la agricultura, según los autores de la fisiocracia, era la restricción al comercio interior y exterior de los productos agrícolas.
Ante esta situación los fisiócratas reclamaron la constitución de un Estado liberal para acabar con todos los obstáculos impuestos por el sector público que no permitían la afluencia de capital hacia la agricultura. En otras palabras, había que desmantelar todas las políticas e instituciones que implicaban una desviación artificial del capital hacia las actividades improductivas como la industria en lugar de dirigirse al sector agrícola. Por tal motivo, los fisiócratas proclamaban el laisser faire, laisser passer (dejar hacer dejar pasar), que se convirtió en su grito de guerra.
Estrechamente relacionado con la función del Estado, se encuentra el tema del sistema tributario, pues la tributación es el instrumento más poderoso de intervensionismo Estatal. Dicho de otro modo, junto al problema de la fuerte intervención Estatal a través de las políticas e instituciones, existía en Francia una fuerte presión tributaria durante la época en la cual escribían los fisiócratas, como por ejemplo, bajo los reinados de Luis XIV, Luis XV y Luis XVI.
Esto también obstaculizaba, según esta escuela económica, la afluencia de capital hacia la agricultura, pues era este sector económico el que se veía cargado crecientemente por una multitud de impuestos con el objetivo de poder cubrir los gastos de la corona debido a que el Tesoro de Francia se encontraba en bancarrota como resultado de las distintas guerras coloniales, los extravagantes gastos de la corte y el mantenimiento de las diferentes políticas e instituciones intervensionistas del Estado.
Ante esta situación, el sector público francés se veía forzado a adoptar nuevos procedimientos de financiación del déficit, donde el más común era el incremento de la presión tributaria y especialmente sobre el sector agrícola, que además era un sector económico que se encontraba poco desarrollado y, por lo tanto, con poca capacidad de pago. Por lo tanto, la reducción del Estado permitiría la disminución de los impuestos pagados por el sector agrario, lo cual se traduciría en un aumento de la inversión agraria, del producto neto y de la economía en general.
Con el conflicto agrario desatado a partir de la resolución 125 que establecía las retenciones móviles para los productos agrarios las entidades agropecuarias desarrollaron un discurso fuertemente fisiocrático. En primer lugar, la convicción en la centralidad de la actividad agropecuaria en la economía y la idea de que la Argentina debe ser el “Granero del Mundo” como en el modelo agroexportador (1880-1930).
En segundo lugar, el discurso fisiocrático de las entidades agropecuarias se desarrolló en torno a la visión del Estado. En efecto, para las entidades agrarias, como para los fisiócratas, el Estado es visualizado como una carga y una traba para el crecimiento económico. En tal sentido, los representantes del “campo” reclaman la reducción en la intervención Estatal para retornar al libre funcionamiento de las fuerzas del mercado.
Sin embargo, para comprender la elaboración de la doctrina fisiocrática hay que volver nuevamente al contexto en el cual la fisiocracia elaboraron su cuerpo teórico. En el momento que esta escuela construía su esquema de conceptos, Francia era una economía básicamente agrícola y donde el sector industrial era fundamentalmente obra de artesanos. Los métodos de producción capitalistas sólo se aplicaban en algunas parcelas de tierra en el norte del país.
En este contexto francés, donde el sector industrial estaba todavía organizado en su mayor parte sobre bases no capitalistas, en pequeña escala y sólo una proporción muy reducida de los que trabajaban en la manufactura obtenían un excedente por encima de su subsistencia, se comprende la idea de la esterilidad de la manufactura según los fisiócratas. Por lo tanto, es entendible que esta escuela haya podido visualizar un excedente, tanto en términos físicos como en valor, únicamente en la producción del sector agrícola.
Por lo tanto, es justificado el discurso de los fisiócratas ante el contexto de Francia en el siglo XVIII. Sin embargo, es poco entendible el discurso de las entidades agrarias argentina luego de siglos de desarrollo capitalista y la demostración de que los países centrales se han especializado en la producción manufacturera.

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¿Quién le teme a la televisión digital?

Con la nueva tecnología, millones de argentinos dejarán de ser rehenes del cable, monopolizado por el grupo Clarín.
Por Daniel Cecchini y Marcos Cittadini




La puesta en marcha de la Televisión Digital Terrestre y el reciente anuncio de fuertes inversiones en el área realizado por el Gobierno abre una nueva era en las telecomunicaciones argentinas. Significa, también, el trazado de un nuevo mapa en el mercado televisivo, que terminará con la posición cuasi monopólica de los grupos que hoy concentran el negocio del cable, donde Clarín tiene una posición dominante.

Las posibilidades de esta nueva realidad están a la vista. Según anunció el ministro de Planificación, Julio De Vido, en el marco del II Foro Internacional de la Televisión Digital realizado en Buenos Aires esta semana, el objetivo oficial es que alcance al 75% del país este año y a toda la Argentina en 2012. El funcionario agregó también que “antes de fin de mes se entregarán 450 mil receptores gratuitos para captar la señal digital y otros 300 mil se otorgarán el mes próximo, para llegar a más de 1.200.000 antes de fin de año”.

Por otra parte, el Ministerio de Industria que encabeza Débora Giorgi estimó que la TV Digital generará unos 560 mil puestos de trabajo en el país, en forma directa o indirecta, desde personal calificado para la fabricación de los adaptadores para televisores (set-top box) hasta empleados de los nuevos canales que se crearan a partir de la implementación del sistema.

El futuro ya llegó. La puesta en marcha de la televisión digital terrestre es el resultado de un largo camino, en el que cada paso adelante requirió enfrentar, desde el principio, fuertes presiones por parte del Grupo Clarín y sus aliados.

La Argentina eligió –luego de comprobar que es la más aceptada en el mundo– la norma japonesa en su adaptación brasileña (Isdb-T). Esta norma de transmisión permitirá que a través de un mismo espacio radioeléctrico se transmitan varios canales de gran calidad de imagen y no sólo uno como en el actual sistema analógico. La presión del monopolio para que se adopte la norma estadounidense fue alta y obedeció a varias razones. Por una parte, Artear adquirió en los últimos años equipos compatibles a ésta última. Con la elección de la norma japonesa deberán doblar la inversión.

Pero las razones son más profundas. Clarín siempre abogó por la norma americana (Atsc) porque es una norma de alta definición y no de compresión. La Atsc permite por cada señal de televisión abierta un canal de high definition y no cinco de definición digital, como la variante japonesa. Dentro de la compañía explican la estrategia: “De este modo, se protegería la potestad sobre la señal de Canal 13 porque la digitalización haría que la frecuencia del 13 se pueda subdividir también en cinco o hasta 10 canales. La gran pregunta es: ¿en manos de quién van a quedar esos cinco o diez canales? Todo indica que uno o dos quedarían en manos del Grupo por la inversión previa y los demás serían re-licitados”.

Pero está claro que lo peor que le puede pasar a Clarín es que el Estado permita que, a través de la digitalización y la segmentación de las señales correspondientes a las frecuencias de aire, el público pueda tener acceso a entre 20 y 50 canales abiertos, digitales, de buena calidad y gratuitos.
No es para menos: la gran fuente de ingresos del multimedios es el negocio del cable, que maneja de forma cuasi monopólica en los principales centros urbanos del país. Con cerca de 7 millones y medio de usuarios y abonos mensuales que rondan los 100 pesos, mueve miles de millones de pesos al año. El carácter gratuito de la TV Digital, sumado a la pérdida de los derechos del fútbol de Primera División, perjudicará ese mercado en un porcentaje que ya es estimado dentro del Grupo. Las proyecciones más optimistas para la empresa hablan de una merma en el primer cordón del conurbano –el lugar de mayor concentración de población y el epicentro de la primera etapa en el desarrollo de la TV digital– de un 20 %. Allí, con un millón de abonados a Multicanal y Cablevisión, las pérdidas serían de 5 millones y medio de dólares mensuales. Pero eso es sólo el comienzo. Para mantener a sus clientes, deberán reinvertir en tecnología, algo a lo que no estaban acostumbradas porque la falta de competencia no lo hacía necesario.

Aquí, algunos llaman la atención sobre los incumplimientos de los compromisos de inversión del holding. Fuentes cercanas alertan: “Hay menos de 300 mil usuarios digitalizados. La digitalización para alta definición la hicieron con set- top box (adaptadores) viejos, comprados a una subsidiaria de Motorola. Importaron mercadería usada y la pudieron pasar con la excusa de que no es estrictamente para venta, ya que ellos los entregan en comodato. Pero el usuario los paga”.
Otros van más allá e imaginan lo difícil que será vender Internet a quien ya no es cliente del cable.

Una historia con muchas trampas. No es esta la primera vez que el Grupo Clarín conspira para que la información y el entretenimiento gratuitos desaparezcan del mercado. Conviene hacer una breve recorrida por la historia de la televisión por cable para entender las consecuencias de su concentración en pocas manos. Su desarrollo está asociado a la falta de política de Estado para que en todo el país se pueda ver TV en forma abierta. Desde que Canal 7 comienza sus transmisiones con una antena instalada en la terraza del Ministerio de Bienestar Social, la política de expansión siempre se focalizó en los grandes centros urbanos. La producción de contenidos en el interior y las fronteras, a diferencia de nuestros países vecinos, fue escasa o nula en varios períodos de la segunda mitad del siglo XX. Es por eso que muchos pueblos desarrollaron a mediados de los ’60, circuitos cerrados de televisión para transmitir en esas poblaciones. Comenzaron bajando alguna programación de Buenos Aires o emitiendo películas, con muy bajo costo para los vecinos. Eso que fue la génesis de un sistema de llegada de la comunicación al interior se fue extendiendo y pasada la mitad de la década del ’80, empresarios del norte de la capital y el Conurbano vieron el negocio.

En el momento que el cable tomó dimensión masiva (La Argentina llegó a ser el número uno en el mundo en penetración, y hoy se ubica en el puesto 3 con casi un 60 % de su población abonada), entraron al mercado los grandes medios de comunicación. Pero faltaba algo para que todo fuera perfecto: que no se pudiera ver la televisión por aire, ni siquiera en las grandes ciudades. Siempre había existido la posibilidad –sobre todo en Capital y el GBA– de ver los canales de aire con la vieja antena y eso era considerado como un déficit muy fuerte para la política de implantación del cable. En la primera mitad de la década del ’90, las empresas de televisión abierta, poseedoras de la gran mayoría del cable, bajaron la potencia de los transmisores para que cada vez se vea peor el aire. Para hacer eso se ampararon en un vacío legal porque la Ley de Radiodifusión hablaba acerca de las potencias máximas que podían tener los transmisores de TV y radio para no invadir parte del espectro que no les correspondía pero no de potencias mínimas obligatorias.

Lo perverso es que el cable nace para democratizar la comunicación por esfuerzos privados y luego se convierte en un arma de sectores concentrados que lo utilizan como un vehículo comercial primero, destruyendo la televisión abierta usando su posición dominante en la producción de contenidos y su distribución como una forma de presión política.

El medio es el mensaje. Con la llegada de la Televisión Digital Terrestre, el problema para Clarín es que poco puede hacer abiertamente para oponerse a algo que está sucediendo en todo el mundo. En Europa y los Estados Unidos ya se produjo lo que se llama el “apagón analógico”, en Brasil comienzan a fabricar televisores digitales que no necesitan el adaptador llamado set-top box. En un Foro sobre Televisión Digital –similar al que se desarrolló en Buenos Aires– realizado hace pocos días en México, el consejero de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones de España, José Pascual González Rodríguez, aseguró: “La transición de televisión analógica a digital ha revitalizado la industria de la electrónica española, pues desde la fecha que se fijó el apagón hasta hoy se han beneficiado más de 10 mil empresas, generando más de 40 mil empleos, incluso en el contexto de la crisis”.

Pero además, explicó que en su país también tuvo resistencia de las cadenas televisivas.
“Es normal que las cadenas de televisión no quieran cambiar porque tienen que invertir más y les genera incertidumbre, pero ellas deben saber que si hacen las cosas medianamente bien van a obtener más ganancias”, señaló.

Para defender sus intereses Clarín sólo puede utilizar en público argumentos endebles. En los primeros días de abril, se realizó en la Ciudad de Rosario un encuentro de empresarios del mercado del cable que fue usado sobre todo para fustigar al Gobierno por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Pero también hubo espacio para la TV digital. Allí Henoch Aguiar, ex secretario de Telecomunicaciones de la Nación y una de las espadas intelectuales del Grupo, se refirió al tema asegurando que “el Estado debe incentivar la iniciativa privada y no destruirla”. Pero fue más allá:

“La primera duda es ¿cuál es el sustento jurídico de este emprendimiento? Si revisamos todas las leyes de radiodifusión y de competencia, no existe ningún sustento para que el Estado realice emprendimientos que ya los privados han realizado, y sólo puede tener una intencionalidad... sólo llevará a crear una capacidad monopólica del Estado”. Es llamativo cómo el Argumento de Aguiar está emparentado con las desregulaciones dispuestas por la Ley de Reforma del Estado del menemismo. “Como no pueden hacer nada de superficie para oponerse a estas medidas, van a buscar embarrar la cancha”, dicen cerca de Clarín. Resulta llamativo que esta semana, mientras De Vido lanzaba la Televisión digital Terrestre, la tapa de Clarín y los noticieros de Artear, se ocuparan de un supuesto caso de coimas e intentaban salpicar al Ministerio de Planificación Federal, sin ninguna prueba, ni siquiera un indicio convincente. La portada de Clarín del martes decía, instalando la sospecha: “Ventas a Venezuela: De Vido decidía a quién se le pagaba”. Pero la bajada aclaraba que “era legal, pero permitía arbitrariedades”. El jueves, también en la tapa, el ex vice gobernador de Santa Cruz Eduardo Arnold denunciaba: “En los negocios con Venezuela, sin ninguna duda se pagaron coimas”. Pero luego en la nota se podía leer:

–¿Escuchó en Venezuela de que se hablará de comisiones o dinero?

–No. Eso no.

Si la discusión de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual desnudó los intereses del Grupo, la puesta en marcha de la televisión digital los lleva a radicalizar sus ataques al Gobierno ante la perspectiva de seguir perdiendo mercados concentrados y así dejar de ganar millones de dólares al mes.

Foro en defensa del Proyecto Nacional y Popular

El Secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, fue el invitado especial del primer Foro en Defensa del Proyecto Nacional y Popular, que contó con más de 250 militantes.