Entrevista al economista Jorge Beinstein "El capitalismo se encuentra en su hora final"

Arnaldo Pérez Guerra. Rebelión

Destacado economista marxista, especializado en prospectiva y economía global, Jorge Beinstein es Doctor en Ciencias Económicas de la Universidad de Franche Comté-Besançon, Francia, y actualmente profesor emérito de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina, donde dirige el Centro Internacional de Información Estratégica y Prospectiva (CIIEP). Ha sido académico en importantes universidades de Europa y América Latina, donde también ha dirigido relevantes proyectos de investigación. Entre sus últimos libros destacan: Comunismo o Nada, La ilusión del metacontrol imperial del caos: La mutación del sistema militar de los Estados Unidos, Capitalismo del siglo XXI, y Crónica de la decadencia: Economía global 1999-2009. Sus trabajos se pueden leer en la web beinstein.lahaine.org.
-¿Cuál es su opinión sobre Chile? Vivimos la doctrina del shock impuesta por la dictadura, el neoliberalismo salvaje, el extractivismo y endeudamiento, la despolitización…

-Creo que Chile nunca ha podido superar la tragedia del 11 de Septiembre. La dictadura remodeló a la sociedad chilena. No es el único caso, también en Argentina la dictadura cívico-militar instaurada en 1976 produjo degradaciones culturales y estructurales que han perdurado hasta hoy. Después de Pinochet ustedes han pasado a una suerte de democracia limitada comprimida por el modelo neoliberal que pudo instalarse y reproducirse como parte de una división internacional (colonial) del trabajo, de una economía global hegemonizada por los Estados Unidos pero que actualmente se está deteriorando rápidamente. Caen los precios de las materias primas sin perspectivas de repunte significativo y durable, eso afecta de manera decisiva al modelo neoliberal chileno.

La burguesía chilena creía que la masacre pinochetista y sus prolongaciones económicas y culturales ‘democráticas’ extirparían por completo la memoria histórica popular, bloquearían para siempre el surgimiento de alternativas antisistema. Es la eterna ilusión de los contrarrevolucionarios siempre desmentida por la realidad. América Latina vive actualmente una época oscura, de arremetidas derechistas, pero también de putrefacción capitalista, entonces lo que parecía imposible, las aspiraciones revolucionarias, puede reaparecer. Las latencias, las memorias subterráneas que se reproducen de manera invisible pueden converger con nuevas formas de crítica teórica y de lucha práctica hasta conformar una avalancha social. Dicha posibilidad no debe ser descartada sino más bien alentada. La evolución de la crisis global y regional abre esa perspectiva”.

Zarpazos de la lumpenburguesía

-¿Qué ocurre en Argentina tras la llegada de Macri al gobierno y cómo caracterizaría sus decisiones?

-Ha significado un violento giro hacia la derecha más extrema del arco político argentino. A los pocos días de asumir se produjeron transferencias de ingresos hacia las elites económicas que por su magnitud y velocidad no tienen precedentes en la historia económica argentina. Esto ha causado una fuerte contracción del mercado interno y en consecuencia la llegada de la recesión. El FMI pronosticó a comienzos de año una caída real del Producto Interno Bruto para 2016 del orden del 1%, aunque viendo lo que ya ha ocurrido en el primer cuatrimestre podemos hablar de un descenso superior al 3%, más allá de lo que anuncie en el futuro el gobierno a partir de cifras manipuladas. Desde la llegada de Macri, se ha producido un apagón estadístico. No se suministran más las cifras oficiales de desocupación, inflación y otros indicadores. No descarto la posibilidad de una suerte de híper-recesión si el gobierno no llega a controlar la dinámica depresiva que ha generado.

Entre los especialistas se discutía en los primeros meses acerca de cual era realmente el modelo económico macrista. Las decisiones económicas han sido tan salvajes, las contradicciones tan evidentes, el desastre tan grande que no cabe pensar que estamos ante un plan estratégico coherente apuntando a una reconversión capitalista de largo plazo, aunque sea oligárquica, sino ante un saqueo donde cada grupo dominante saca su tajada sin importarle lo que vaya a ocurrir en el futuro. Marchamos hacia una crisis de gobernabilidad impulsada por fuerzas entrópicas que se han desatado al derrumbarse el kirchnerismo. Las clases dominantes argentinas operan como una suerte de lumpenburguesía, de burguesía depredadora altamente destructiva. El fenómeno forma parte de un proceso global del mismo signo”.

-Háblenos de la “lumpenburguesía global dominante”…

-Tendríamos que arrancar desde los 70 cuando a partir de la estanflación la recuperación posterior se produjo con tasas de crecimiento económico global declinantes. Esa tendencia de largo plazo fue acompañada por una expansión de los negocios financieros que terminaron por financierizar al sistema mundial de tal manera que hacia 2008 la masa financiera mundial representaba unas veinte veces el Producto Bruto Global (PBG), solo los productos financieros derivados equivalían a unas 11 veces el PBG. El fenómeno forma parte de un proceso más amplio de ascenso del parasitismo como componente hegemónica del sistema capitalista mundial que por supuesto incluye también a la hipertrofia militar, a la narco-economía, al consumo suntuario de las élites globales y su plataforma productivo-comunicacional, etcétera. Se trata de un fenómeno originado hace casi medio siglo pero que en el siglo XXI se manifiesta como una mutación integral del sistema, como la transformación de su núcleo central dominante en una casta parasitaria. En ese sentido es posible establecer paralelismos con otras decadencias civilizatorias como por ejemplo la del Imperio Romano, etapa superior y final de la llamada civilización greco-romana.

La lumpenburguesía -hoy dominante a escala global con centro en el Imperio estadounidense-, es decir, una burguesía degenerada, parasitaria, marca un salto cualitativo en la trayectoria universal del capitalismo, así como la aristocracia militar-consumista de la decadencia imperial fue el resultado de la mutación terminal de Roma.

-Usted señala una crisis de la financierización de la economía mundial y que el Imperialismo despliega como último recurso la “Guerra de Cuarta Generación”: destruir las sociedades periféricas para convertirlas en zonas de saqueos. ¿Podría caracterizar esto y ampliar su visión?

-La crisis de 2008 marcó el fin de la expansión acelerada de la trama financiera global, la misma fue una suerte de droga que permitió endeudarse a estados, empresas y consumidores de los capitalismos centrales, pero el ciclo del endeudamiento impune llegó al límite, la explosión de la mega burbuja inmobiliaria fue el punto de inflexión del sistema. Entonces los estados imperialistas realizaron enormes transferencias de fondos hacia los grupos financieros tratando, con éxito, de evitar su derrumbe. Pero no fue más que un parche y no la superación de la crisis.

En 2001, por ejemplo, los negocios con productos financieros derivados, la columna vertebral de la red especulativa global, acumulaban unos 95 billones (millones de millones) de dólares equivalentes a unas 2,8 veces el PBG. En 2005, llegaban a unos 280 billones (unas 6 veces el PBG), y a mediados de 2008, poco antes de la crisis alcanzaban cerca de 680 billones (11 veces el PBG). Se trataba de un crecimiento exponencial, pero a partir de ese momento esa masa especulativa dejo de expandirse, se volvió inestable y desde 2014 se fue desinflando velozmente. Entre fines de diciembre de 2013 y fines de diciembre de 2015 la contracción fue del orden del 30%. En 24 meses se esfumaron unos 220 billones de dólares... ¡Equivalentes a casi tres veces el PBG!

Hasta la crisis de 2008 la expansión financiera operó como una suerte de impulsor inflacionario de la economía mundial. Desde 2014 la contracción financiera opera como un motor deflacionario que empuja hacia abajo a la economía. Dicho de otra manera, en una primera etapa se desarrolló un círculo aparentemente virtuoso (en realidad perverso) donde las deudas crecientes y las ganancias especulativas inflaban el consumo de los países ricos, sus gastos estatales (especialmente los gastos militares), sus innovaciones tecnológicas, sus actividades productivas, lo que a su vez engordaba a la especulación financiera. Pero el funcionamiento de dicho mecanismo produjo finalmente un círculo vicioso depresivo donde la sobrecarga financiera comprime a la economía lo que a su vez deteriora y desinfla a la especulación. Nos encontramos ante la declinación turbulenta de un ciclo parasitario, la más grave crisis de toda la historia del capitalismo.

Si observamos lo sucedido con otras civilizaciones, vuelvo al caso romano, comprobaremos que cuando la pérdida de dinámica llega a un cierto punto la elite dominante trata de utilizar al máximo su último recurso: la fuerza militar. En nuestra civilización burguesa el Imperio -Estados Unidos y sus aliados vasallos occidentales-, intenta saquear al resto del planeta para así postergar su caída. El objetivo es apoderarse y agotar los recursos naturales de la periferia, marginar completamente a sus habitantes o súper explotarlos según los casos. Se trata de un megaproyecto estratégico tendiente a reducir drásticamente sus costos periféricos (mano de obra, insumos mineros y agrícolas, etcétera). Libia, Irak, Ucrania, Afganistán, Siria… nos muestran al Imperio destruyendo sociedades pero sin poder remplazar lo destruido por un nuevo orden colonial, lo que se instala es el caos porque lo que emerge no es una nueva división internacional del trabajo sino la decadencia global. La crisis del Imperio acentúa su locura belicista la que a su vez agrava la crisis”.

Progresismos y capas medias

-Los “progresismos” latinoamericanos parecen desgastados. ¿Cuál es su opinión sobre lo que ocurre en Honduras, Paraguay, Bolivia, Ecuador, Venezuela, la caída del kirchnerismo, las negociaciones de paz en Colombia y la “normalización” de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos?

-Los progresismos latinoamericanos, desde sus versiones más conservadoras como la del Frente Amplio de Uruguay hasta las más radicalizadas como la de Venezuela intentaron reformar los sistemas capitalistas existentes, en algunos casos para humanizarlos, mejorarlos socialmente y en otros para superarlos gradualmente, no se produjeron revoluciones sino reformas más o menos audaces. Esas experiencias pudieron aprovechar la efímera mejora del comercio internacional de materias primas para combinarla casi siempre con ampliaciones de los mercados internos, sobre todo expandiendo el consumo popular. También aprovecharon el retroceso geopolítico del Imperio para construir políticas relativamente autónomas. Pero eso se fue agotando al profundizarse la crisis global a partir de 2008 y sobre todo desde 2014 cuando cayeron los precios de las materias primas a lo que se agregó una ofensiva muy fuerte de los Estados Unidos reconquistando su patio trasero latinoamericano. La misma comenzó desde la llegada de Obama a la Casa Blanca desplegando un complejo y flexible abanico de intervenciones, desde los ‘golpes blandos’ como en Brasil, Honduras, Paraguay y Argentina hasta acciones desestabilizadoras como en Venezuela pasando por el intento de abrazo-de-oso a Cuba y siguiendo por el plan de desarme de la guerrilla colombiana. En este último caso los Estados Unidos intentan lograr la rendición negociada de la insurgencia a través de una sofisticada trama envolvente de presiones directas e indirectas, anzuelos seductores y golpes bajos. Se trata de un juego típico de la llamada Guerra de Cuarta Generación destinada a someter a la insurgencia a una dinámica aparentemente de asimilación al sistema, realmente de destrucción, empezando por sus fundamentos ideológicos revolucionarios hasta llegar a su extinción estructural.

En su ofensiva contra el progresismo los Estados Unidos cuentan con la colaboración de las burguesías latinoamericanas completamente transnacionalizadas. Lumpenburguesías periféricas arrastrando a importantes segmentos de las capas medias.

-¿Se derechizan las capas medias latinoamericanas? ¿Neofascismo? ¿Contrarrevolución? ¿Qué ha contribuido a que el fenómeno ocurra?

-Lo que muestran países como Brasil, Argentina, Bolivia o Venezuela en su primera etapa próspera es que la prosperidad y la gobernabilidad del sistema no solo reanimaron la voracidad de las elites locales sino que además ‘aburguesó’ a las capas medias ascendentes, ayudó a su integración ideológica con la cima, depredadora, lumpenburguesa, del capitalismo local buscando al mismo tiempo diferenciarse de la clases bajas también ascendentes. Los medios de comunicación concentrados cumplieron un rol decisivo en ese proceso inyectando odio social en un espacio fértil para eso, asociando justicia social con despilfarro, democratización del poder político con corrupción, etcétera. Este brote de irracionalidad pequeñoburguesa forma parte de un fenómeno más amplio, global, de fascistización, que se extiende por Europa e incluye fenómenos como el del llamado ‘Estado Islámico’ en Oriente Medio. Los neofascismos centrales y periféricos aparecen como respuestas reaccionarias a la crisis produciendo a veces contrarrevoluciones no porque hayan existido tentativas revolucionarias reales sino precisamente por la ausencia de revoluciones antisistema capaces de superar la degradación capitalista.

De todos modos la instalación de regímenes reaccionarios no significa el comienzo de una nueva gobernabilidad de tipo elitista y colonial sino la instalación de mecanismos de saqueo que profundizan las crisis. Es lo que se constata en casos como los de Argentina, Brasil o Paraguay y en lo que podría llegar a ser una victoria neofascista en Venezuela.

BRICS y petróleo

-¿Estados Unidos va por el BRICS?

-Evidentemente sí, y acaba de obtener su primer éxito en Brasil. Pero su mega-estrategia global apunta contra China y Rusia. Ambas potencias han constituido una alianza estratégica de largo alcance que va desplazando a los Estados Unidos de Asia, estableciendo puentes importantes con Africa y América Latina. La intervención de la OTAN en Libia y otras en el resto de Africa así como la ofensiva imperialista en Latinoamérica pretenden entre otras cosas frenar la creciente influencia de China y Rusia. El problema del Imperio es que no tiene qué ofrecer a cambio del mercado chino a países como Brasil o Argentina, solo ofrece promesas de ‘inversiones’ mientras realiza o trata de realizar saqueos.

-Estados Unidos intenta apoderarse de las reservas de petróleo y gas mundiales: Afganistán, Irak, Siria, Libia, Ucrania, Yemen... ¿Venezuela?

-Uno de los temas decisivos de la disputa geopolítica euroasiática es el de la guerra energética donde las reservas de gas y petróleo ocupan un lugar central, el control de esas reservas pero también el del transporte: gasoductos y oleoductos, canales, estrechos y otras posiciones estratégicas. Por ejemplo en Asia, y sobre todo en la zona del Golfo Pérsico y de la Cuenca del Mar Caspio, está algo más del 65% de las reservas petroleras globales. Esa pelea se extiende hacia Africa en Nigeria y Angola y hacia América Latina, donde Venezuela ocupa un lugar decisivo con el 20% de las reservas mundiales de petróleo.

Aunque el precio del petróleo está bajo también es verdad que la producción global de petróleo convencional está planchada desde hace casi una década. La irrupción del petróleo de esquisto de Estados Unidos amplió el volumen extraído pero se trata de recursos limitados que en pocos años más -a comienzos de la próxima década- llegará a su máximo nivel y empezará a declinar. Obviamente el dominio de las principales fuentes energéticas permitiría a los Estados Unidos ponerle un pie en el pescuezo de China y otro en el de Europa y jugar al gato y el ratón con el competidor ruso haciendo subir y bajar los precios según su voluntad. Pero Estados Unidos no está ganando esa guerra: no pudo doblegar a Irán, gran exportador energético, no pudo desestabilizar a Rusia, otro gran productor, haciendo saltar por el aire la convergencia ruso-china, y hasta ahora no ha sometido a Venezuela.

-¿Qué piensa que ocurrirá con China y Rusia en las próximas décadas?

-Tanto China como Rusia pudieron emerger como grandes potencias aprovechando el último gran auge de la economía capitalista global. Rusia como potencia energética-militar y China como potencia industrial. En ambos casos las exportaciones hacia los países ricos fueron los motores de la prosperidad. Pero esa etapa global ha concluido. Los mercados desarrollados se comprimen y los Estados Unidos -liderando a la OTAN- acosa a esas naciones emergentes tratando de capturar grandes reservas de materias primas y quebrar el poderío militar en el caso ruso, y en el caso chino intentando esclavizar a la más grande clase obrera industrial del planeta: 250 millones de trabajadores, y subordinar a ese temible competidor financiero e industrial pero también tecnológico y con cada vez mayor capacidad militar. Liquidar la alianza estratégica ruso-china es el objetivo mayor de Occidente.

Pero por otra parte los capitalismos ruso y chino no están fuera de la crisis global, forman parte de ella, son afectados por sus turbulencias, sus contracciones comerciales. Tratan de desacoplarse parcialmente de la decadencia mundial atrincherándose en el espacio euroasiático. El proyecto de la Nueva Ruta de la Seda, una gigantesca red de transporte marítimo y terrestre uniendo a los países de la región, constituye una de sus más grandes esperanzas. Lo que muestra la realidad es que no pueden escapar del desorden global, después de todo esas dos naciones protagonizaron en el siglo XX las dos más grandes tentativas de superación del capitalismo. La inviabilidad histórica del nacionalismo burgués en la era del capitalismo globalizado, aunque se trate de grandes países, abre allí la posibilidad de reintentar nuevamente tomar el cielo por asalto”.

El multimillonario negocio que fomenta Macri con la extranjerización de tierras

La flexibilización normativa responde a un pacto con inmobiliarios rurales para que capitales foráneos desembarquen en el centro del país. El agro, en pie de guerra. FAA y diputados preparan amparos.
Por: Leandro Renou | Para Letra P


En diciembre, Macri en familia en la estancia que tiene en la Patagonia el magnate terrateniente britanico Joe Lewis.
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La decisión del presidente Mauricio Macri de eliminar restricciones a la compra de tierras por parte de extranjeros esconde –y nace de- un pacto con agentes inmobiliarios rurales para fomentar el desembarco de inversionistas foráneos en la zona centro del país, la más rica y productiva de la Argentina. Y puso en guardia a productores locales y a legisladores de la oposición, que irán a la Justicia para bloquear la jugada oficial.

La semana pasada, a través del decreto 820, el Gobierno desmanteló los puntos principales de la Ley de Tierras, aprobada a fines de 2011. Con esa decisión, abrió la tranquera para que capitales extranjeros tengan más facilidades para comprar terrenos en Argentina. Pero eso no es todo. Con la nueva normativa se restringen funciones básicas que antes poseía el Registro Nacional de Tierras. Una, en particular, de extrema relevancia: neutraliza su potestad de requerir, previo a la compra de terrenos, el esquema completo de las empresas que pretenden adquirir, los detalles de hasta el último accionista, una facultad que se le había otorgado al organismo con el objetivo de evitar que se hicieran operaciones ocultando a los verdaderos titulares de los inmuebles rurales y, de esa manera, neutralizar transacciones que favorecieran la concentración de estas riquezas en pocas manos. De hecho, el corazón de la Ley 26.737 era, precisamente, el corrimiento de la capa que recubría las cuestiones jurídicas de las sociedades.

Ante este escenario, algunas agrupaciones del agro y legisladores de la oposición empezaron a analizar impugnaciones. Tal es el caso del diputado del FPV Martín Doñate, que hará una presentación en los próximos días. Pero lo más duro vino por el lado del titular de Federación Agraria (FAA), Omar Príncipe. Se preguntó “quién asesora al Presidente y qué intereses están detrás de este decreto mediante el cual se avanza contra los pequeños productores que todavía esperan la reglamentación de la Ley de Agricultura Familiar”. Y agregó que “una semana antes del Bicentenario de la Independencia, el peor homenaje a nuestros próceres es el de entregar los recursos naturales y favorecer la concentración”.

Esta posición no carece de lógica si se observan las características de la propiedad de la tierra en manos foráneas, que en una parte refleja arquitecturas armadas especialmente para obtener beneficios, ocultar accionistas y radicar compañías tenedoras en el exterior.

Según los datos del último relevamiento de tierras rurales, del año 2013, hay un total de 16.253.279 hectáreas (6,09% de la superficie total) en manos de extranjeros, más de un millón de las cuales corresponden a empresas radicadas en paraísos fiscales. Antigua y Barbuda, Islas Caimán, Islas Vírgenes Británicas, Luxemburgo, Emiratos Árabes Unidos, Andorra, Liechtenstein y la República Oriental del Uruguay cobijan compañías que en Argentina poseen 1.113.654,85 hectáreas. Medido en términos comparativos, esa porción en guaridas fiscales es igual a 55 veces la superficie de la Ciudad de Buenos Aires. En el país vecino hay compañías que poseen 737.000 del total de hectáreas en guaridas fiscales, seguido por Luxemburgo, con 210.000.

A LAS ESCONDIDAS. Técnicamente, la extranjerización de la tierra puede provenir de la compra por parte de extranjeros o bien por la “nacionalidad” que tiene la compañía que es titular de esas tierras. Este último es el caso de las hectáreas en paraísos fiscales, muchas de las cuales son propiedad de dueños argentinos que registraron la sociedad fronteras afuera. Hay ejemplos paradigmáticos: la sociedad Goyaike Sacif está inscripta en Uruguay y en la Argentina es propietaria de 200.000 hectáreas en la provincia de Buenos Aires. La firma, dedicada a la agricultura y a la ganadería, tiene un representante legal en los campos locales, pero los accionistas y verdaderos dueños de la firma son Gregorio Pérez Companc y buena parte de su familia.

Como este caso hay muchos. Por ejemplo, firmas que tienen dos sociedades propietarias, una con el 98% de las acciones y otra con el 2%. Pero esas dos sociedades son contraladas al 100% por una sociedad C que ahora quedará excluida de presentar información al Estado. Ergo, se generará un escenario de especulación con venta de acciones oculto de los controles, que una vez más apunta a esconder a los dueños de la tierra.

Para acceder a estos datos, el Registro de Tierras recabó información de Catastro, Registro de la Propiedad Inmueble y el de las Personas Jurídicas de todas las provincias del país y cruzó eso con información de AFIP y la Inspección General de Justicia (IGJ). Un esquema que era casi único para monitorear datos, sólo alcanzable por los controles de la Comisión Nacional de Valores (CNV) a las firmas que van a cotizar al Mercado de Capitales.

FRIENDLY. Una de las excusas que blandió el Gobierno a la hora de modificar la normativa fue la necesidad de un sistema más amable para la atracción de inversiones. La estadística del Registro de Tierras muestra que, lejos de espantar al capital, con la ley vieja se aprobó el 93,6% de los 186 trámites de pedido de operaciones y fueron rechazados, en los tres años posteriores a la sanción de la norma, sólo 12 certificados presentados.

¿Para qué se cambió entonces la columna vertebral de la Ley de Tierras? Los que vienen trabajando cerca del Gobierno de Cambiemos desde la campaña presidencial aseguran que Mauricio Macri tiene la obsesión de dinamizar la venta de tierras en la zona núcleo (norte de  Buenos Aires y sur de Córdoba y Santa Fe), área que es la más baja en materia de extranjerización y la más rica en condiciones de clima y de cosecha, sobre todo soja. A estos fines, se ha eliminado el límite de mil hectáreas por propietario. Este punto en particular es lo que denuncian la FAA y sus ramificaciones. No habiendo aún un pronunciamiento de la Mesa de Enlace, hoy diluida políticamente.

Las negociaciones por la ley muestran por qué tomó estas características. Ni bien desembarcó en el Registro de Tierras con el cambio de gobierno, Cristina Brunet tuvo una reunión llamativa con la Cámara Argentina de Inmobiliarios Rurales (CAIR). Realizada en marzo y difundida por la propia ex comunera y referente de la línea michetista porteña en su cuenta de Facebook, en la misma se analizó la coyuntura. Además, los inmobiliarios hicieron aportes para abrir el grifo al ingreso de capitales a la zona centro. A pesar de todo, la CAIR fue un paso más allá en las últimas horas, cuando consideró que, si bien los cambios ayudan, “no son suficientes”.

LAS PROVINCIAS MÁS COLONIZADAS. Uno de los problemas que tiene la extranjerización de la tierra es que, según el Registro, sólo 964 personas jurídicas tienen casi 13 millones de hectáreas, mientras que cerca de 17 millones de personas físicas poseen sólo 3 millones y medio. Ergo, mucha tierra en muy pocas manos. Si se mide la extranjerización por provincias, Santa Cruz y Misiones tienen el 10,84% y el 13,88%, respectivamente, de su territorio en manos foráneas, seguidas por San Juan, con algo más del 10%, y Corrientes, con más del 13%. Los campos del sur son, además, una de las mayores preocupaciones, considerando la potencialidad de recursos naturales existentes.

@leandrorenou

Por el estancamiento fiscal y la recesión, la recaudación sube 20% menos que la inflación.

Cayeron 52% los ingresos por retenciones a las exportaciones

Por el estancamiento fiscal y la recesión, la recaudación sube 20% menos que la inflación

05.07.16. La recaudación creció en junio un 24%, 20 puntos menos que la inflación interanual registrada oficialmente en la Ciudad de Buenos Aires. Para algunos economistas, la brecha entre ingresos y el crecimiento de los precios revela una recesión de hasta 2,5%, mientras que el diagnóstico hecho por AFIP fue que el resultado de la recaudación del mes pasado fue producto del “estancamiento” y de una baja en el consumo.
 
Mariano Boettner

mboettner@diariobae.com

Los ingresos tributarios de junio alcanzaron un nuevo valor récord nominal de $ 174.596 millones. Con estos ingresos, el primer semestre del año superó los $ 930.970 millones, un 29% más que entre enero y junio del año pasado.

 Para Martín Polo, economista jefe de Analytica, los resultados de la recaudación de junio “marcan claramente una economía estancada, con una recesión de entre 2 y 2,5%. Para el consumo se mantiene una contracción parecida a la de mayo. Para el fisco la dificultad va a estar determinada no tanto por la recaudación sino también por el nivel de evolución del gasto público”, explicó a BAE Negocios.


La baja “real” de recaudación en comparación con la inflación es un síntoma de las modificaciones tributarias en impuestos como Ganancias y retenciones a las exportaciones, según Ramiro Castiñeira, economista de Econométrica. “En un contexto en el que bajó la presión tributaria, es un desafío para el Gobierno bajar el déficit fiscal. La baja recaudación es reflejo de un proceso recesivo”. No obstante, para Castiñeira, no será necesario para el Gobierno tener que revisar la meta de reducción de déficit fiscal: “para este año no sólo hay chances de que cumpla la meta de 4,8% del PBI sino que incluso sea menor, porque en este año el blanqueo va a representar un ingreso que compensará los gastos. Ahora bien, 2017 será otro cantar”.



Por su parte, el ex director del Banco Central Arnaldo Bocco, afirmó ante este diario que “si bien se muestra una baja en el consumo, solamente tiene en cuenta el formal, el consumo en negro seguramente haya bajado mucho más”, y consideró que “no hay forma así de que el Gobierno logre bajar el déficit fiscal si no es financiándolo con deuda”.



Según cálculos privados, el estado de los ingresos tributarios muestran una recesión de hasta 2,5%



Ayer durante la presentación de los números de la recaudación, el titular de la AFIP, Alberto Abad, dijo que en junio los ingresos por IVA, Seguridad Social, e Impuesto al Cheque “tuvieron una evolución razonable”. En tanto, la percepción por el Impuesto a las Ganancia y los Derechos a la Exportación “mostraron los cambios” registrados en la orientación de la política tributaria instrumentados durante el primer semestre del año, dijo el funcionario.



Abad reconoció también que durante junio “la actividad está ‘flat’ (planchada) y el consumo cayó un poco” lo que no ayudó a mejorar los niveles de recaudación del mes, unido a una merma del 80% en las exportaciones de poroto de Soja, 50% en Aceites, y 44% en Pellets. En este marco, el cobro del IVA aumentó 40% para sumar algo más de $ 47.800 millones, con alza del 38% en el IVA Impositivo, es decir, el que se tributa a nivel interno, y de casi el 42% en el Aduanero.
¿Pobreza cero?

 La pobreza aumentó desde diciembre, según estudios de distintos centros de estadísticas, a un nivel de entre el 30 y el 35 por ciento. En un primer momento, durante el verano, como consecuencia de la abrupta suba de precios por la devaluación. 

Pero en el segundo trimestre, el incremento fue principalmente por el tarifazo. Solo en el Gran Buenos Aires hay entre 1,5 y 2 millones de pobres nuevos, mientras que la cifra a nivel nacional es superior al doble.

El primer salto, que se evidenció desde fines de noviembre hasta marzo, tuvo que ver con la fuerte suba en el precio de los alimentos, variable que pesa mucho en la canasta de quienes tienen los menores ingresos. Fue, por eso, también en ese período en el que se observó un aumento de la indigencia, que en la mayoría de los estudios, como en el que hizo el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) junto al Instituto de Economía Popular (INDEP), subió del 5% al 7 por ciento.

En el informe de estos analistas, publicado por estos días, se vio que la pobreza para GBA desde fines del año pasado subió desde un 24,4% al 31,42% en marzo (un 7% más) y luego al 33,25%, casi un 10% más. Esto, según los investigadores Hernán Letcher y Eva Sacco, significa una suba de 1,7 millones de pobres solo en el área metropolitana.

Algo similar encontró el instituto Gino Germani, de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Según este centro, la pobreza en GBA subió del 22% al 35,5% (indigencia pasó de 5,9% al 7,7%). Esto fue porque el porcentaje de pobres pasó de 23,8% al 38,2% en el conurbano (indigencia del 6,8% al 9%), mientras que subió del 12,6% al 21,8% en la Capital Federal, con un incremento de la indigencia del 1,1% al 1,4 por ciento.

Estos guarismos, de medirse en todo el país, significaría que desde que asumió Mauricio Macri en la Rosada habrían entre 4,5 y 5 millones nuevos de pobres, según estimó el investigador de Gino Germani, Eduardo Chavez Molina.

También la Universidad Católica Argentina (UCA), que a través de su Observatorio de la Deuda Social mide pobreza hace años, estimó que la misma está cercana al 35% por estos días. Es que la casa de estudios había calculado que entre noviembre y marzo se habían creado 1,4 millones de pobres y, según dijo el investigador Agustín Salvia, el tarifazo tuvo un impacto importante en los deciles de la población con menores ingresos.

Además, para Salvia el alcance de la tarifa social es limitado. Por otro lado, para el economista también compensó, en parte, la suba en las jubilaciones, las paritarias y la actualización de las asignaciones.

Otro grupo de estudios que calculó una suba importante en los guarismos fue el Centro Scalabrini Ortiz, que durante el kirchnerismo encontró que el porcentaje de necesitados era más bajo que el resto (cercano al 14%) y que ahora es más cercano al 19 por ciento.

Los números “duros” pronostican un segundo semestre difícil.

Por Antonio Muñiz

El gobierno de Macri está entrando en su ansiado segundo semestre. Sin embargo las expectativas desmesuradas del macrismo parecen contrastar con la dura realidad que se ve venir.
 
La inflación supera ampliamente los pronósticos y estaría llegando al 45 % anual. La inflación más alta desde el 2001. Pero quizás lo más preocupante  es que estamos en un proceso de recesión, producto de las “políticas anti inflacionarias”, pero con alta inflación (stanflacion).  El peor de los escenarios para la ortodoxia neoliberal.

Negociación paritaria con salarios  en baja, retraso de las jubilaciones, una brutal  transferencia de ingresos de los sectores populares hacia los sectores más concentrados, a partir de una devaluación del 50 % y sobre todo la quita de retenciones al sector agropecuario. Esto hizo que se   dispararan los precios internos, sobre todo el  de los alimentos.

En ese combo, ya  por si traumático para los sectores medios y populares, iniciaron un “sinceramiento” de las tarifas  de los servicios públicos. En una serie de torpezas, falta de planificación e insensibilidad social aplicaron un brutal saqueo al bolsillo de los argentinos para beneficiar a las empresas del sector. En este caso el mazazo fue duro para los consumos domiciliarios pero más grave fue porque afecto seriamente la viabilidad de muchas industrias pymes, con aumentos del 600 a 2000 %. Después de marchas y contramarchas pactaron una reducción de la tarifa del gas, pero igualmente hace que muchas industrias y comercios sean inviables con esos costos de la energía.

La política de despidos, iniciada por la cesantía  de empleados del estado y rápidamente imitado por el sector privado, alcanzo un pico, hasta la fecha, de 350.000 despidos en el sector formal y se estima que es más de un millón de trabajadores  informales o en “negro”.

Todo este coctel de medidas y decisiones económicas y políticas produjeron un achicamiento del mercado interno, una reducción de las actividades económicas muy fuerte en el sector comercio y en las pymes. El pronóstico para este semestre es que el  consumo seguirá una tendencia declinante, con mayor o menor aceleración, dependiendo de la pérdida de puestos de trabajo.

Lamentablemente para el equipo económico el escenario internacional se complica. Brasil ha entrado en una crisis política de difícil pronóstico, que hace profundizar  la crisis económica financiera en que esta desde hace más de tres años, como consecuencia de las políticas ortodoxas que venía aplicando Dilma Russef. El excedente de la producción industrial  brasileña está entrando en el mercado argentino y se prevé una mayor ofensiva comercial  de los empresarios brasileños para colocar su producción durante el segundo semestre. A su vez las exportaciones argentinas hacia el Mercosur  han ido cayendo, sobre todo el sector auto partes. La crisis del sector automotriz es profunda y aumenta la caída de todo el sector industrial.

Según datos de la consultora económica FIEL, el Índice de Producción Industrial,  a  mayo  la comparación interanual marca una reducción del 3,6%.

Los sectores más afectados con  claros retrocesos son la del Petróleo Procesado (‐4,7%) y siguiendo con Minerales No Metálicos (‐4,9%), Metalmecánica (‐7%), Cigarrillos (‐9,2%) y la producción siderúrgica (‐10,9%). La industria automotriz continúa siendo el sector con mayor caída de la producción, acumulando 12,4% en los primeros cinco meses.

El estudio muestra que la producción de Bienes de Uso Intermedio muestra un ligero retroceso (‐0,2%) en los primeros cinco meses del año, al tiempo que la de Bienes de Capital cae 3,7% en el periodo. Finalmente, la producción de Bienes de Consumo Durable lideraran la contracción de la actividad al reducirse en la comparación interanual 10.9%.

La economía mundial  sigue estando en recesión, China no recupera sus índices de crecimiento d antaño.   Europa sigue en el ajuste, pero con la salida de Gran Bretaña  del Mercado común, es probable que se agudicen los problemas económicos pero que además están generando cambios políticos en el interior de los países. El avance de los partidos de ultra derecha no es un buen signo para el mundo ni para la economía argentina.  EEUU es la única economía que se recupera, pero el avance de Donald  Trump en las presidenciales pone un manto de dudas a cuanto al futuro de ese país.

El manual del economista neoliberal.

El  gobierno de Mauricio Macri está aplicando políticas económicas  “de manual”  de la ortodoxia económica.  Bajar la inflación como sea, aunque tengan que generar una brutal recesión, altas tasas de interés, bicicleta financiera, aumento de las tarifas, baja de salarios, abrir importaciones de bienes de consumo, para bajar precios internos, fuerte endeudamiento externo, etc.

Nada nuevo bajo el sol, un plan de ajuste ortodoxo, aunque pareciera que con escaso nivel técnico y político.  El conjunto del plan económico pareciera que carece de visión estratégica y táctica, ni tampoco de un diagnóstico preciso de la situación de la economía argentina heredada y menos una visión correcta de cuál es la situación de la economía mundial.

La falta de una visión correcta de los problemas que tenía la economía argentina a diciembre, los llevo a generar una crisis donde no la había. A tomar medidas que desencadenaron nuevos problemas, y más graves,  y no solucionaron los viejos.

La visión ideologizada del mundo los lleva a esperar soluciones del exterior, como fuertes inversiones o aumentos del comercio exterior en un mercado que se cierra y donde lo flujos de capital vuelven a los países centrales en búsqueda de seguridad.

Los únicas inversiones que están viniendo son capitales golondrinas, en busca de ganancias rápidas en el mercado financiero a tasas del  30/40 % anual. Una tasa que hace inviable cualquier esquema productivo. Pero que genera una “burbuja” financiera de difícil pronóstico, cuando los inversores quieran cobrar sus intereses, y convertirlos nuevamente en dólares y volverlos a sus casas matrices. La historia económica argentina nos muestra que cuando esto sucede genera una situación de caos y crisis muy profunda.

Seguramente 2016 va  a ser un año perdido en lo económico.  Aunque  es probable que baje algo la inflación, producto de la recesión y cuando ingresen importaciones baratas, el proceso de endeudamiento permita retomar alguna obra pública y los salarios recuperen algo del poder adquisitivo perdido.

Las expectativas del equipo económico están basadas, que en el corto plazo,   a una lluvia de inversiones (internas y externas) que permitan relanzar la economía

A contramano de la gestión anterior que impulsaba la economía a partir del aumento de la demanda interna, sería la inversión esta vez el motor. Como decíamos más arriba, es una expectativa del manual neoliberal, que pocas veces ha tenido éxito en la economía moderna.  Más bien lo contrario: no hay inversiones en un mercado en recesión y con caída muy fuerte del consumo.

Las críticas a las limitaciones del programa económico, también provienen de la ortodoxia ultra liberal, que cuestiona, con razón, muchas inconsistencias pero que en el fondo están pidiendo un ajuste mayor y más brutal. Algo inviable, dada la situación de precariedad política del actual gobierno.

De no cambiar la orientación económica, algo que no va a ocurrir dado la ceguera ideológica del Presidente Macri, el resto del año será de recesión con inflación. Aunque esta pueda bajar algunos dígitos, seguirá siendo alta. Esta estanflación puede ser un cuello de botella muy difícil de superar, no solo durante 2016 sino también durante 2017.

Los costos del programa económico:

Ya durante el primer semestre se  generó un profundo daño en la estructura  económica productiva

Los sectores más dañados fueron y seguirán siendo los pequeños y medianos comercios de barrio, las pymes,  sobre todo aquellas que puedan sufrir la competencia de productos importados,  trabajadores  informales o por cuenta propia, los trabajadores en gral y sobre todo los jubilados y pensionados. Estos últimos, a pesar de las promesas del presidente, serán los más perjudicados como lo fueron durante la década del noventa.

La estanflación  genera mucho daño en el tejido económico social y mayor será el daño cuanto más dure en el tiempo. Esta situación, generada adrede, por la ortodoxia liberal y la lógica de beneficiar a los sectores  más ricos de la sociedad, tenía como objetivos  devaluar  para equilibrar el sector externo y recuperar competitividad  internacional para poder exportar más, A su vez se buscaba equilibrar  el déficit fiscal, para con ello, según la teorías liberales, contener la inflación.

Comenzando el segundo semestre el horizonte parece más brumoso que lo esperado. La realidad muestra indicios serios de problemas de alimentación y de cobertura de los gastos elementales en muchos barrios populares, sumados a un gran endeudamiento, con elevados índices de desempleo, desinversión, inflación y déficit fiscal, crisis de las economías regionales, perdida de competividad y un dólar que según algunos sectores ya está atrasado, en los valores de diciembre.

Un escenario preocupante.
Por Antonio Muñiz

El gobierno de Macri está entrando en su ansiado segundo semestre. Sin embargo las expectativas desmesuradas del macrismo parecen contrastar con la dura realidad que se ve venir.


La inflación supera ampliamente los pronósticos y estaría llegando al 45 % anual. La inflación más alta desde el 2001. Pero quizás lo más preocupante  es que estamos en un proceso de recesión, producto de las “políticas anti inflacionarias”, pero con alta inflación (stanflacion).  El peor de los escenarios para la ortodoxia neoliberal.
Negociación paritaria con salarios  en baja, retraso de las jubilaciones, una brutal  transferencia de ingresos de los sectores populares hacia los sectores más concentrados, a partir de una devaluación del 50 % y sobre todo la quita de retenciones al sector agropecuario. Esto hizo que se   dispararan los precios internos, sobre todo el  de los alimentos.
En ese combo, ya  por si traumático para los sectores medios y populares, iniciaron un “sinceramiento” de las tarifas  de los servicios públicos. En una serie de torpezas, falta de planificación e insensibilidad social aplicaron un brutal saqueo al bolsillo de los argentinos para beneficiar a las empresas del sector. En este caso el mazazo fue duro para los consumos domiciliarios pero más grave fue porque afecto seriamente la viabilidad de muchas industrias pymes, con aumentos del 600 a 2000 %. Después de marchas y contramarchas pactaron una reducción de la tarifa del gas, pero igualmente hace que muchas industrias y comercios sean inviables con esos costos de la energía.
La política de despidos, iniciada por la cesantía  de empleados del estado y rápidamente imitado por el sector privado, alcanzo un pico, hasta la fecha, de 350.000 despidos en el sector formal y se estima que es más de un millón de trabajadores  informales o en “negro”.
Todo este coctel de medidas y decisiones económicas y políticas produjeron un achicamiento del mercado interno, una reducción de las actividades económicas muy fuerte en el sector comercio y en las pymes. El pronóstico para este semestre es que el  consumo seguirá una tendencia declinante, con mayor o menor aceleración, dependiendo de la pérdida de puestos de trabajo.
Lamentablemente para el equipo económico el escenario internacional se complica. Brasil ha entrado en una crisis política de difícil pronóstico, que hace profundizar  la crisis económica financiera en que esta desde hace más de tres años, como consecuencia de las políticas ortodoxas que venía aplicando Dilma Russef. El excedente de la producción industrial  brasileña está entrando en el mercado argentino y se prevé una mayor ofensiva comercial  de los empresarios brasileños para colocar su producción durante el segundo semestre. A su vez las exportaciones argentinas hacia el Mercosur  han ido cayendo, sobre todo el sector auto partes. La crisis del sector automotriz es profunda y aumenta la caída de todo el sector industrial.
Según datos de la consultora económica FIEL, el Índice de Producción Industrial,  a  mayo  la comparación interanual marca una reducción del 3,6%.
Los sectores más afectados con  claros retrocesos son la del Petróleo Procesado (‐4,7%) y siguiendo con Minerales No Metálicos (‐4,9%), Metalmecánica (‐7%), Cigarrillos (‐9,2%) y la producción siderúrgica (‐10,9%). La industria automotriz continúa siendo el sector con mayor caída de la producción, acumulando 12,4% en los primeros cinco meses.
El estudio muestra que la producción de Bienes de Uso Intermedio muestra un ligero retroceso (‐0,2%) en los primeros cinco meses del año, al tiempo que la de Bienes de Capital cae 3,7% en el periodo. Finalmente, la producción de Bienes de Consumo Durable lideraran la contracción de la actividad al reducirse en la comparación interanual 10.9%.
La economía mundial  sigue estando en recesión, China no recupera sus índices de crecimiento d antaño.   Europa sigue en el ajuste, pero con la salida de Gran Bretaña  del Mercado común, es probable que se agudicen los problemas económicos pero que además están generando cambios políticos en el interior de los países. El avance de los partidos de ultra derecha no es un buen signo para el mundo ni para la economía argentina.  EEUU es la única economía que se recupera, pero el avance de Donald  Trump en las presidenciales pone un manto de dudas a cuanto al futuro de ese país.
El manual del economista neoliberal.
El  gobierno de Mauricio Macri está aplicando políticas económicas  “de manual”  de la ortodoxia económica.  Bajar la inflación como sea, aunque tengan que generar una brutal recesión, altas tasas de interés, bicicleta financiera, aumento de las tarifas, baja de salarios, abrir importaciones de bienes de consumo, para bajar precios internos, fuerte endeudamiento externo, etc.
Nada nuevo bajo el sol, un plan de ajuste ortodoxo, aunque pareciera que con escaso nivel técnico y político.  El conjunto del plan económico pareciera que carece de visión estratégica y táctica, ni tampoco de un diagnóstico preciso de la situación de la economía argentina heredada y menos una visión correcta de cuál es la situación de la economía mundial.
La falta de una visión correcta de los problemas que tenía la economía argentina a diciembre, los llevo a generar una crisis donde no la había. A tomar medidas que desencadenaron nuevos problemas, y más graves,  y no solucionaron los viejos.
La visión ideologizada del mundo los lleva a esperar soluciones del exterior, como fuertes inversiones o aumentos del comercio exterior en un mercado que se cierra y donde lo flujos de capital vuelven a los países centrales en búsqueda de seguridad.
Los únicas inversiones que están viniendo son capitales golondrinas, en busca de ganancias rápidas en el mercado financiero a tasas del  30/40 % anual. Una tasa que hace inviable cualquier esquema productivo. Pero que genera una “burbuja” financiera de difícil pronóstico, cuando los inversores quieran cobrar sus intereses, y convertirlos nuevamente en dólares y volverlos a sus casas matrices. La historia económica argentina nos muestra que cuando esto sucede genera una situación de caos y crisis muy profunda.
Seguramente 2016 va  a ser un año perdido en lo económico.  Aunque  es probable que baje algo la inflación, producto de la recesión y cuando ingresen importaciones baratas, el proceso de endeudamiento permita retomar alguna obra pública y los salarios recuperen algo del poder adquisitivo perdido.
Las expectativas del equipo económico están basadas, que en el corto plazo,   a una lluvia de inversiones (internas y externas) que permitan relanzar la economía
A contramano de la gestión anterior que impulsaba la economía a partir del aumento de la demanda interna, sería la inversión esta vez el motor. Como decíamos más arriba, es una expectativa del manual neoliberal, que pocas veces ha tenido éxito en la economía moderna.  Más bien lo contrario: no hay inversiones en un mercado en recesión y con caída muy fuerte del consumo.
Las críticas a las limitaciones del programa económico, también provienen de la ortodoxia ultra liberal, que cuestiona, con razón, muchas inconsistencias pero que en el fondo están pidiendo un ajuste mayor y más brutal. Algo inviable, dada la situación de precariedad política del actual gobierno.
De no cambiar la orientación económica, algo que no va a ocurrir dado la ceguera ideológica del Presidente Macri, el resto del año será de recesión con inflación. Aunque esta pueda bajar algunos dígitos, seguirá siendo alta. Esta estanflación puede ser un cuello de botella muy difícil de superar, no solo durante 2016 sino también durante 2017.
Los costos del programa económico:
Ya durante el primer semestre se  generó un profundo daño en la estructura  económica productiva
Los sectores más dañados fueron y seguirán siendo los pequeños y medianos comercios de barrio, las pymes,  sobre todo aquellas que puedan sufrir la competencia de productos importados,  trabajadores  informales o por cuenta propia, los trabajadores en gral y sobre todo los jubilados y pensionados. Estos últimos, a pesar de las promesas del presidente, serán los más perjudicados como lo fueron durante la década del noventa.
La estanflación  genera mucho daño en el tejido económico social y mayor será el daño cuanto más dure en el tiempo. Esta situación, generada adrede, por la ortodoxia liberal y la lógica de beneficiar a los sectores  más ricos de la sociedad, tenía como objetivos  devaluar  para equilibrar el sector externo y recuperar competitividad  internacional para poder exportar más, A su vez se buscaba equilibrar  el déficit fiscal, para con ello, según la teorías liberales, contener la inflación.
Comenzando el segundo semestre el horizonte parece más brumoso que lo esperado. La realidad muestra indicios serios de problemas de alimentación y de cobertura de los gastos elementales en muchos barrios populares, sumados a un gran endeudamiento, con elevados índices de desempleo, desinversión, inflación y déficit fiscal, crisis de las economías regionales, perdida de competividad y un dólar que según algunos sectores ya está atrasado, en los valores de diciembre.
Un escenario preocupante.

Foro en defensa del Proyecto Nacional y Popular

El Secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, fue el invitado especial del primer Foro en Defensa del Proyecto Nacional y Popular, que contó con más de 250 militantes.