“Si ves el futuro dile que no venga”. Por Antonio Muñiz

 Gran parte de los argentinos, como la mayor parte del mundo, están prendidos de una pantalla, siguiendo las acciones de un mundial de futbol. Todo parece pendiente de lo que pasa en Qatar cuando comienza a correr la pelota.

Seguramente hay grupos minoritarios, muy ideologizados, que critican esta dependencia, este supuesto veneno del mercado para adormecer a los pueblos. Sin embargo no parecen ver la gran carga de emocionalidad que conllevan estos juegos, la sensación de pertenencia a un pueblo y una nación.

También se equivocan quienes buscan sacar redito político interno con un triunfo o una derrota del equipo nacional. Da pena ver a la derecha argentina, expresada en los dos pasquines de mayor circulación, Clarín y La Nación, boicotear y esperar el fracaso para supuestamente llevar agua para sus molinos. Esperando que el fracaso y la derrota beneficien sus intereses políticos o electorales futuros, y temiendo que el triunfo beneficie al oficialismo. La historia de nuestro pueblo, sobre todo, el mundial 78, muestra que la pasión por el futbol corre distinto que la realidad política cotidiana.

La euforia por el mundial no tapa una realidad política y económica agobiante, enmarcados en caos global (pandemia, guerras, luchas comerciales, etc) que condicionan mucho más una realidad económica local, producto de una herencia del gobierno anterior de una fabulosa deuda externa, una devaluación brutal y un inflación que fue limando el salario de los trabajadores.

La crisis que vamos atravesando es mucho más que una crisis económica coyuntural, de falta de dólares o alta inflación, como ya hemos vivido en otras épocas. Es una crisis estructural mucha más profunda, es una crisis política. Está en crisis final el modelo neoliberal instaurado en 1976 y consolidado en los noventa con la sanción de la perversa constitución de 1994.

Es un modelo que está en cuestión en el mundo, con la decadencia de las potencias occidentales y el surgimiento de una nueva hegemonía global, liderada por China.

Pero en Argentina alcanza ribetes peligrosos, ya no es una cuestión de lucha de modelos económicos o políticos. Es la podredumbre de grupos económicos, políticos y  sociales, prohijados por 45 años de políticas neoliberales, que nos han llevado hasta acá.

Los que mandan, la vieja oligarquía, pero también grupos de aventureros que en el régimen de anomia en que se han desarrollado han ido consolidando un poder económico y político perverso por sobre el total de la población.

El modelo está en crisis, unos persiguen la persistencia del modelo, no importa el costo social ni político, ya que han sido los ganadores de este tiempo y se han apropiado por saqueo de la riqueza y del trabajo del resto de los argentinos.

El problema que tienen y los mostró  el desquicio que dejó  en macrismo en 4 años es que no tiene un modelo viable que integre a los 45 millones de habitantes. Es un modelo que para sobrevivir debe generar un mayor ajuste y empobrecer aún más a los sectores asalariados y pensionados. Un modelo así solo puede sostenerse por la violencia y la represión. La pregunta es cuanto ajuste aguanta un pueblo antes de rebelarse en las calles?

Las políticas de ajuste permanente, privatizaciones, desindustrialización , apropiación, saqueo y fuga de la riqueza generada  por toda la comunidad, terminan en un gran fracaso, en un colapso de toda la economía, tal como ocurrió en 1982, 1989/90, 2001 0 2019, dejando un país arrasado con mayores índices de desocupación, pobreza e indigencia.

Toda la dirigencia de nuestro país, guiada por intereses de clase, cipayismo, la copia de  modelos  inadecuados, ceguera política,  incapacidad o cobardía, es la gran responsable, por acción u omisión,  de haber transformado un país rico, potente, orgulloso de si mismo, en esta decadencia permanente, que parece no tocar fondo..  

Los datos de la realidad:

En esta última semana se han conocido los datos de nuestra sobre la situación socio económica. A partir de periódicos Informes del Observatorio de la Deuda Social de la UCA que, aunque pueden ser cuestionados en forma parcial por lo menos muestran las tendencias generales de cómo y hacia dónde va esta sociedad.  Aunque se diferencia por matices, en general coincide con las tendencias señalada por el Indec.

Los datos gruesos muestran que la situación social sigue en retroceso a pesar de que ha aumentado la ocupación y la actividad económica. Y que las políticas de auxilio vía subsidios, planes, etc, están amortiguando una situación escandalosa en la base de la pirámide. Salta a la vista claramente que con una disminución en el número de beneficiarios aumentaría drásticamente el índice de indigencia. O sea que hay un porcentaje alto de la población que está cubriendo sus necesidades más básicas, la comida por ejemplo, solo con la ayuda estatal.

Estamos en un modelo que genera algo de trabajo, mayormente informal, pero de bajos salarios. Eso explica la persistencia de la pobreza e indigencia. Estamos en un país de trabajadores cuyos salarios están por debajo de la línea de pobreza

Los datos centrales reflejan la situación al final de tercer trimestre (septiembre) del año en curso. La pobreza alcanza el 43,1%, frente al 42,4% del año pasado y como decíamos la indigencia se redujo del 9% al 8,1%, debido al crecimiento  de los planes sociales. El dato tal vez mas escandaloso de ese informe es que el 61,6 % de los niños viven en situación de pobreza.

Si analizamos la evolución de la pobreza en la Argentina veremos cuál fue el resultado de años de políticas neoliberales y programas sugeridos por el FMI: Año 1975 era del 6%; en 1980, primera crisis de la deuda, era del 20%, y a partir de allí su crecimiento ha sido y es exponencial, llegando a su pico máximo en la crisis 2001 del 65%, bajando al 55 % cuando asume Néstor Kirchner en 2003. Durante la gestión de los gobiernos k la pobreza disminuye hasta estabilizarse alrededor de un poco menos del 30 %. Está claro y las estadísticas lo muestran crudamente cuando las políticas económicas se acoplan a programas del FMI como se hizo durante el fatídico gobierno de Macri la pobreza se dispara. Así en 2018 se escapó el dólar, volvió el FMI y el descontrol cambiario hizo que la divisa pasara de 20 pesos a más de 60. A partir de ese momento hasta 2019, los índices de pobreza pasaron  26,1% en 2015 al 37,6% en 2019.

Todo ello a pesar del aumento de los planes sociales. Desde el 2010 esa ayuda a los hogares se duplicó, pasó del 24,4% de los hogares en 2010 al 40,4% de los mismos en la actualidad. El Informe remata con la información que, sin los planes sociales, la pobreza hoy superaría el 50% y la indigencia estaría rondando el 20%.

Y para completar el diagnostico,  los datos existentes muestran que trabajadores privados, y sobre todo los públicos e informales, llevan meses perdiendo ingresos, a un ritmo constante y creciente. Los informales son los que más perdieron, sin olvidar que este último año el trabajo informal pasó del 31,5% al 37,8%, el peor indicador de los últimos 15 años.

Pareciera que la novedad no es lo mal que estamos, sino la perspectiva que siguiendo este camino estaremos peor.

El gobierno, la oposición y los medios vienen pregonando hipócritamente la trasformación de los planes en trabajo digno, cuando la realidad muestra que esta economía no genera empleo y si lo hace es con salarios bajos, casi de subsistencia.

Estamos en una economía de base extractivista, dependiente de la exportación de commoditys sin valor agregado, una economía que debe generar dólares para pagar la deuda. Una economía que no solo no derrama sino que sirve para  la acumulación y el saqueo en manos de su clase gobernante.

Para ser sinceros, y nadie dice las cosas por su nombre, esta economía cierra casi regalando materias primas, el litio es el mayor ejemplo y con la exportación y el contrabando de granos vía Uruguay y sobre todo Paraguay, por los puertos y rutas de la hidrobia, drenaje por el cual no solo se van nuestros cereales, sino también por donde circula la droga hacia Europa.

Desmintiendo a los agoreros del neoliberalismo, Argentina no es un país pobre. Por el contrario es un país rico, pero sus riquezas son saqueadas y están mal distribuidas.

En cuarenta años argentina se latinoamericanizó, pobres cada vez más pobres y una minoría de ricos cada día más ricos.

Esta es la realidad que afrontamos, la mitad de la población en la pobreza, una inflación galopante originada en parte por la situación internacional y en otra fomentada por la elite económica local que tiende a maximizar ganancias y a apropiarse de los recursos de todos.

Jaqueados por la escases de dólares, no solo para sostener mínimamente el aparato productivo, sino para soportar un mínima corrida. Sin reservas, una inflación que tiende al 100%, altos intereses para financiarse en pesos, y pagos de la deuda en dólares y otra en pesos para 2023 prácticamente impagables.

La estrategia del gobierno de AF pareciera circunscribirse a una tímida  “guerra a la inflación”, en base a acuerdos y consensos y en el otro a “patear para adelante” los problemas estructurales. Que la bomba, si estalla, le estalle al próximo gobierno, esperando en el medio algún milagro: los dólares de Vaca Muerta o la explotación offshore frente a las costas del Mar del Plata, por ejemplo.

Mientras tanto solo queda rogar que los formadores de precios se porten bien y cumplan los acuerdos, que la situación internacional, es especial, el conflicto en Ucrania no escale demasiado y profundizar el ajuste, que el gobierno sigue negando. Está claro que para que esto funcione es necesario un descenso de la actividad económica. Volvemos a repetir que el modelo cierra transitoriamente con la consigna “exportar todo lo que se pueda y mantener salarios bajos en dólares”.

Utilizando la famosa frase escrita en papel en su momento de muerte, ya que un cáncer de lengua le impedía hablar, por Juan José Castelli, “si vez el futuro dile que no venga”.

Pero como suele ocurrir el futuro siempre llega.

Bailando en el Titánic

Y para terminar este análisis, también estamos ante una crisis institucional de suma gravedad, donde oficialismo y oposición juegan un juego de sordos enfrentamiento, donde se han superado los límites del disenso democrático, donde en nombre de la república y la democracia se están demoliendo las pocas instituciones básicas de una Nación.

Todos  bailando en la cubierta del Titanic, con una promiscuidad, falta de decoro y corrupción pocas veces vista en la historia argentina. El nivel de decadencia moral es absoluta. Un minoría política, empresaria, gremial, intelectual, etc, baila en la cubierta preparándose para abordar los botes salvavidas, mientras nuestro pueblo en los subsuelos inferiores trata de sobrevivir ante el naufragio que parece inevitable.

Este nivel de decadencia de nuestras clases dirigentes no es nuevo. Es un fenómeno que comenzó claramente con el nefasto  golpe en 1976, con el golpe militar, que vino a resetear toda la sociedad argentina. Su objetivo era hacer desaparecer al peronismo y a la clase trabajadora, como vehículo de lucha; comenzó ahí una contrarrevolución neo conservadora, nunca completada del todo, pero que ha ido permeando capas de nuestra clase dirigente. Casi como un gangrena se ha ido extendiendo y cubriendo con su pus a los medios de prensa, a los jueces, fuerzas de seguridad, políticos, gremialista, empresarios, intelectuales, etc, grande beneficiarios del descuartizamiento del país, pero a su vez han ido adormeciendo a una sociedad, otrora vigorosa y aguerrida, que mira los hechos, su realidad, su empobrecimiento general, su propia decadencia, sin verla, sin comprenderla. Y para peor muchas veces apoyando y votando a su propio verdugo.

Dos hechos en los últimos meses han puesto de manifiesto y ante los ojos de todos, el nivel de la corrupción social citado. Uno fue el intento de asesinato de la principal líder política de este país. El intento de magnicidio a una figura política trascendente, que además tiene el cargo de Vice presidenta de la Nación, ha pasado sin pena ni gloria por los titulares de los grandes diarios. Languidecen las investigaciones en opacos juzgados y la sociedad ya casi no habla del tema. Un acto de terrorismo como este no puede ni debe ser manejado con este nivel puerilidad e impudicia. Nadie, y la justicia menos, quieren investigar quienes, además del pequeño grupo de perejiles que se usaron como mano de obra, fueron los verdaderos culpables, los instigadores, los financistas y los autores intelectuales. Y porque es esto, porque todo apunta al corazón del macrismo, todos los indicios llevan a grupos mafiosos, de derecha, ligados a Mauricio Macri y su grupo de mayor confianza, los empresarios Caputo y Milman, ladero de Patricia Bulrich.

Que esta justicia, sobre todo la federal actué así a nadie sorprende, es un secreto a voces su permeabilidad ante el poder, el dinero y muchas veces el delito mismo.

Si algo faltaba en esta danza macabra, de contubernios y acuerdos mafiosos entre los grandes medios, jueces, fiscales y fuerzas de seguridad, fue el viaje financiado por Héctor Magnetto y Joe Lewis a un encuentro, casi un “retiro espiritual” bien regado de caros vinos y wiskis añejados, de los más granado y selecto de la justicia federal de Comodoro Py.

No solo cometieron un delito al ir a la residencia de Lago escondido. Eso es un delito tipificado como “Dadivas”, si no que además, se los graba en conversaciones donde hablan de cometer más delitos para tapar el anterior. La conversaciones grabadas son de una gravedad mayúscula, por la manera impune con que se manejan y como en su soberbia no toman a todos por idiotas.

Ante el escándalo, la denuncia en cadena que hace el presidente más las denuncias detalladas que hizo la vice presidenta, han hecho imposible por ahora tapar los delitos. Pero viendo el poder mafioso de esta justicia y como se han manejado otros hechos, es probable que todo vaya quedando en la nada.

En el medio la condena amañada contra CFK, por la causa Vialidad y su notoria respuesta de ella, denunciando a los instigadores directos y un gesto moral y ético pocas veces visto, redobla la apuesta contra toda esta situación mafiosa.

Cerrando esta nota llegan noticias del Perú. Confusas porque los medios de prensa hegemónicos jugaron  a  favor  del golpe blando al presidente legítimo Pedro Castillo: hay manifestaciones populares en Lima y varias ciudades del interior en apoyo a Castillo y pidiendo la reforma constitucional. La constitución de Fujimori del año  1993, es igual que la nuestra, piedra basal del modelo neoliberal conservador. Génesis de todos los problemas institucionales que sufre Perú desde hace décadas y la alternancia sin poder las figuras presidenciales.  En el caso peruano, tal como ocurrió en Bolivia vuelve  a aparecer el ejército y las fuerzas de seguridad como reaseguro del golpe y reprimiendo las manifestaciones populares de resistencia. Esta aparición de las fuerzas armadas en los conflictos políticos puede abrir una puerta a la violencia para estatal tal como ocurrió en los 60 y 70.

Epilogo:

La crisis económica política y social es una crisis estructural mucho más profunda: Es la crisis final del modelo neo liberal que puso su garra en la argentina en 1976.

Es probable que el modelo estalle en sí mismo tal como implosionó en el 2001, y obligue a los sectores populares a salir a la calle en defensa propia como ocurriera hace dos décadas. O tal vez tenga una lenta agonía, con los grupos de derecha queriendo perpetuarse en el modelo, a costa de un mayor ajuste y represión.

El peronismo está en una disyuntiva existencial, con una clase dirigente cómplice de la situación actual, otro con una visión “progre” y reformista, mas allá de las lindas palabras terminan jugando para la derecha y el modelo vigente, por el simple hecho de que le tienen miedo al pueblo en la calle. El peronismo debe elegir ser responsable del derrumbe general que se avecina, por acción u omisión, o se convierte en  una fuerza revolucionaria, que lidere las luchas populares y que ponga de cabezas el modelo neoliberal, desarticulando todo el andamiaje legal y político del coloniaje.
En política en difícil pronosticar los acontecimientos, sin embargo todo parece indicar que están surgiendo fuerzas populares, corrientes subterráneas muy fuertes, buscando el momento, el lugar y el tiempo de salir con ímpetu a la superficie.

Recordando a Althuser, el tren de la historia pasará frente a nosotros, no sabemos dónde ni cuándo, pero hay que estar alertas para cuando ocurra subirnos a él.

“De todo laberinto se sale por arriba”. Por Antonio Muñiz

La famosa frase que de un laberinto se sale por arriba del escritor y poeta Leopoldo Marechal ha tenido diversas explicaciones, desde psicológicas hasta bíblicas. La  palabra laberinto más allá de la figura tradicional del laberinto físico, podemos definirla en  las cuestiones políticas y sociales como “situación confusa y enredada, a la cual no se le encuentra la salida”,

Una vez más CFK pateo el tablero y cambio el escenario. Demolió las paredes del laberinto donde la sociedad argentina esta aprisionada.

Se colocó nuevamente en el centro del escenario político,  luego de meses de soportar un ataque político mediático y judicial, que alcanzó sus puntos máximo con el atentado a su vida y la condena a prisión y la inhabilitación a ocupar cargos públicos.

Su respuesta desconcertó al resto de los jugadores, propios y opositores, dejando a todos en la intemperie.

La oposición envuelta en sus querellas comiteriles, peleando el reparto de un poder que hoy carecen y del que están bastante lejos de tener asegurado, salvo en algunas encuestas hechas  medida para alimentar el ego de alguno dirigentes, nadie hoy puede asegurar a un año vista el resultado electoral en 2023.

La oposición, casi en su conjunto celebró  la sentencia contra CFK, como una victoria  política y el renunciamiento a ocupar cargos futuros, como una aceptación de su derrota.  Como decíamos la oposición sigue en una interna suicida, donde prevalece la estrategia de los sectores más duros de la derecha argentina, prohijada por grupos económicos, que juegan “a cuanto peor, mejor”, tensando la cuerda hasta sus límites.

“Cárcel o muerte” proponen para enfrentar a la principal figura opositora, como objetivo político. Una locura, en un país con nuestra historia de muerte y sangre, casi desde sus inicios fundacionales. Creen realmente que “muerto el perro se acabó la rabia?  Creen que por la violencia o la proscripción de líderes populares pueden modificar la realidad política de un pueblo?   Doscientos años de historia muestran lo contrario, desde el fusilamiento de Dorrego hasta nuestros días, pasando por los oprobiosos golpes cívicos militares que tenían como objetivo, la desperonizacion del país.

En el Frente de Todos:

Por otro lado las fuerzas que confluyen en el Frente de Todos, también sintieron el golpe de la movida de CFK. Por un lado el miedo a perder “el dedo sabio” de Cristina que conducía y daba sentido al conjunto. La pérdida de la conducción provoca zozobras, un miedo a quedar huérfanos,   en el peronismo, acostumbrado desde su fundación a líderes fuertes, como JDP, con gran apoyo popular que marcaban el rumbo estratégico. También es real que hoy el FdT es una alianza heterogénea, solo sostenida por el liderazgo de CFk y también es justo reconocer, por el espanto que provoca en amplios sectores del regreso del macrismo al poder.

Y la decisión de CFK:

Sin querer entrar en análisis psicológicos sobre las acciones y decisiones de CFK, es necesario comprender desde un análisis político sus intenciones.

Es probable que CFK nunca haya pretendido ser candidata en 2023, Seguramente dejo correr la posibilidad de “Cristina 2023” como un manera de en principio mantener sobre su figura la unidad de todo el espacio, por el otro conservar poder para enfrentar a los sectores de la derecha que la vienen hostigando sin piedad y por último, no menor,  es muy difícil que un dirigente político renuncie a un caudal de aprobación del 30/40 %  y del amor de su pueblo, gratuitamente.

 

En principio la vice presidenta mostro una vez más una capacidad de interpretar el momento político, de leer la realidad, de medir los tiempos, pocas veces vista en un dirigente político argentino. Por el otro mostró  con esos gestos una actitud moral y ética desconocida en la dirigencia tradicional argentina.

Se liberó de trabas políticas o conveniencias personales para dar la pelea. Va a pararse en el centro del ring a devolver golpe por golpe. Eligio y le puso nombre a los enemigos, “la mafia jurídica, mediática, política y económica”

 

En primer lugar dijo basta a esa democracia formal, jaqueada y cooptada por los grupos económicos desde 1976 a fecha, pero que alcanzaron su punto máximo con la toma directa del gobierno y del poder durante la gestión Macri. El contubernio empresario, mediático, judicial, servicios de inteligencia, interno  y externos, ha ido creciendo y concentrando poder a pasos agigantados, aun durante este gobierno, del que ella forma parte. Es  clara evidencia de la complicidad de muchos sectores macristas que operan impunemente dentro de las estructura del actual gobierno, en segundas o tercera líneas, pero que son claves a la hora de hacer funcionar o no el aparato del estado. Las recientes denuncias de coimas, cohecho, dadivas, entre fiscales jueces servicios con el auspicio económico de Magneto del grupo Clarín, que llegan hasta la medula misma del gobierno de AF,  muestra la  obscenidad y la putrefacción de todo el sistema.

Este modelo de funcionamiento mafioso se repite una y otra vez desde hace décadas, un poder que desde las sombras conduce y condiciona los destinos de una nación. Seguramente esto sucede en muchos países del mundo, no es fenómeno nuevo, es el capitalismo prebendario y saqueador en su peor versión. Pero mal de muchos consuelo de tontos.

CFK no solo le dijo basta, sino que también le puso nombre y apellido a cada uno de los actores, por lo menos a los principales, la justicia federal de comodoro PY, que en muestra de su impudicia y su creencia en ser intocables e impunes no han dejado delito por cometer y encima en grabaciones de sus conversaciones muestran el deprecio por nosotros, el común de los ciudadanos. Se nos burlan en la cara.

Y mostró  con nombre, apellido y foto al gran capo mafioso Hector Magnetto, Ceo del Grupo Clarin, y artífice  de todas las maniobras de corrupción y negociados en contra del Estado y de los habitantes del país, desde las primeras privatizaciones en la época del golpe militar 1976/83, pasando por su época dorada el menemismo.

No descubrió nada nuevo, todos sabemos y sabíamos cómo funciona la red de corrupción en este país y quiénes son sus jefes, pero todos callamos, hablábamos y denunciábamos en general, casi sin nombrarlos, pero ella le puso nombre y apellido, los mostró , denunció  su impudicia , mostró donde está la podredumbre en este sistema cooptada por el dinero y lo negocios.

Tal vez esos grupos mafiosos, todavía no se dieron cuenta, del tremendo cachetazo que CFK les pegó, los puso en evidencia y eso es mortal para este tipo de negocios fraudulentos.

Se inicia un etapa de “mano pulite” y depuración muy fuerte. Por más complicidades políticas con que pretendan taparlo, les será muy difícil pararlo.

Por supuesto la batalla no será sencilla, en principio puso en marcha a  gran parte del aparato kirchnerista que ha salido a pedir juicio político a los primeros acusados. Seguramente en la semana próxima de harán las denuncias en el Consejo de la Magistratura.

Todos esperamos que se avance en las dos batallas centrales, contra la Corte Suprema, organismo que con su defección y complicidad  ha permitido que la gangrena avance sobre todo el cuerpo social y la ley de medios para romper los monopolios mediáticos que lidera hoy el grupo Clarín

La nueva posición de CFK seguramente tensionará  aún más los conflictos políticos ya existentes. Obligará al FdT a generar las acciones y decisiones que no tomó  en estos tres años, y obligará a su vez a las fuerzas de la oposición, a los sectores económicos con intereses en el mercado interno, las pymes, a las organizaciones de la comunidad, etc,   a definirse claramente de qué lado de la grieta están.

Además y por último en esta nota, la lucha no será sencilla porque la situación internacional está muy complicada, sobre todo para países periféricos como Argentina, y una situación económica muy volátil en lo interno.

Sera necesario mucha voluntad política, mucha organización popular, una movilización permanente y mucho coraje, como el que demostró CFK, para dar la batalla final.

Continuara………

Autor/a

antonio muñiz
Antonio Muñiz

La grieta, el relato y la hegemonía.

Antonio Gramsci fue el primero en plantear que la lucha por el poder primero se da en la sociedad civil, a través de la construcción de una “hegemonía cultural”. Esta batalla se da en los terrenos de la educación, la cultura, la religión, los medios y se triunfa cuando la mayor parte de la sociedad acepta como propio el “relato” que da sustento al proyecto que emana del poder.

En las sociedades modernas esta lucha por la hegemonía cultural y la construcción de un relato esta siempre presente, aun desconociendo los análisis gramscianos. Gramsci describió un hecho que ya estaba en la génesis de la política.


En los años 70 el sociólogo Portantiero, introductor del pensamiento gramsciano en Argentina, planteo la hipótesis del “empate hegemónico”, es decir grupos en pugna luchando por la hegemonía, sin que ninguno pueda afianzar su relato sobre el resto

 “Cada uno de los grupos tiene suficiente energía para vetar los proyectos de los otros, pero ninguno logra las fuerzas necesarias para dirigir el país para imponer su modelo”.

 Portantiero señalaba que en Argentina ese empate hegemónico se inició con el golpe de Estado a Perón de 1955, sin embargo podría rastrearse hasta 1930, con la decadencia del modelo roquista liberal.

Se inicia así un proceso de elecciones, intercalado por golpes cívico militares, pero que no significaban la construcción de una hegemonía permanente.  En este contexto Argentina, hasta nuestro días, no ha podido construir un modelo hegemónico por sobre otros. 

A lo sumo podemos hablar de “hegemonías débiles”. Hegemonías que podían imponerse transitoriamente y su relato era aceptado por una parte importante de la población, pero no por la mayoría de la población, o esa mayoría era muy transitoria y terminaba agotándose en la gestión de gobierno.


Esos dos grupos, luchando por la masificación de sus relatos, también se neutralizaban y jaqueaban unos a otros.  Aun en situaciones de gobiernos militares muy violentos no pudieron imponer el relato del modelo elitista, neoliberal, agro exportador, conservador, a pesar de una fuerza represiva desatada sobre el resto de la población. Un fracaso evidente fue la Revolución Libertadora de 1955, o el golpe de 1976, que tuvieron como objetivo desperonizar el país, es decir aplastar todo vestigio de gobierno popular.

El empate hegemónico es la representación y explicación teórica de la “grieta”, y simboliza en sí mismo el fracaso de los dos sectores en pugna. Al ser una pelea de suma cero, que ninguno haya ganado significa que ambos perdieron. Es difícil en Argentina pensar hoy a la luz de la historia una victoria de una sobre otra, salvo que haya condiciones internacionales que vuelquen la balanza. Tampoco parece probable una síntesis dialéctica entre una y otra, son modelos excluyentes, que encima tienen su base casi al mismo tiempo del nacimiento de la Nación.


Las situaciones de hegemonías débiles, generan sociedades frágiles, fragmentadas. Y una sociedad fragmentada  produce crisis periódicas,  siempre sujeto a golpes de timón,  según el grupo que logre transitoriamente el poder. Lo imprevisible genera desconfianza y miedo y estas, anomia y decadencia.

La debilidad hegemónica  es hoy un fenómeno global. Casi todo el mundo occidental está en un proceso similar, producto de la crisis del capitalismo y de las secuelas que ha ido dejando el neoliberalismo globalizador.

Crisis políticas afectan a muchos  países. EEUU, luego de cuatro años de gobierno de Trump  y la vuelta al gobierno de los demócratas de la mano de Joe Biden, está hoy en una   situación donde los candidatos republicanos alineados con Trump podrían arrasar en la las próxima elecciones, abriéndole el camino al candidato de ultra derecha en las próximas elecciones presidenciales.

 Ahí está también el banquero ecuatoriano Guillermo Lasso, que con apenas año y medio en funciones enfrentó potentes movilizaciones contra sus políticas neoliberales.

Sebastián Piñera, que representaba un “modelo” para el continente y que sin embargo sucumbió ante las rotundas protestas que recorrieron el Chile en los últimos años. El triunfo consecuente de Boric marcó  un cambio de época, un aire nuevo en la anquilosada democracia chilena-

En estos días, el huracán bolsonarista se apagó con pena y sin gloria, hundido en su propio pantano, permitiendo el regreso del candidato popular, Lula, luego de años de persecución, difamaciones, y cárcel por parte del poder. En casi toda Latinoamérica de dio el mismo fenómeno, el fracaso de gobiernos neoliberales, grandes movilizaciones populares y el surgimiento de gobiernos populares. Colombia, Argentina, Perú son  similares a los casos anteriores.

La oleada de movilizaciones populares que recorrió varios países en los últimos años fueron respuesta a la orientación de los gobiernos conservadores/ neoliberales que intentaron reformas laborales, previsionales y tributarias en beneficios de los grupos empresarios y por ende contra los intereses populares.

El ciclo neoliberal está agotado a nivel internacional y las clases dominantes usufructuarios de estas políticas necesitan un nuevo ajuste regresivo de gran magnitud sobre los países  periféricos y la  misma población de sus países.

La pandemia de Covid, la guerra de la OTAN  contra Rusia, el surgimiento de China como potencia hegemónica, la decadencia de Europa y EEUU y la consecuente guerra comercial, la violencia en Medio Oriente, la crisis ambiental y migratoria, el deterioro de los niveles de vida de los pueblos, etc, han puesto de rodillas el modelo globalizador.

En este marco las elites globales  no logran reunir las condiciones políticas y la relación de fuerzas necesarias para llevar a cabo el reseteado de la sociedad global en su beneficio.

 La inestabilidad, la violencia, las oscilaciones, la falta de un modelo sustentable, hacen muy difícil la construcción de «gobiernos hegemónicos sustentables». Esto no significa, a pesar del fracaso e impotencia del modelo neoliberal, la desaparición de este modelo político ideológico. Por el contrario a pesar de sus limitaciones el neoliberalismo construyó  un relato hegemónico durante medio siglo  que ha dejado secuelas de organización política importante en muchos países. Así,  a pesar de las derrota, han consolidado minorías activas muy fuertes, atentas a retomar el poder.

Un fenómeno “nuevo” es la radicalización de sectores neoliberales hacia formas cuasi fascistas, violentas, xenófobas, anti derechos, etc.  Las crisis llevan a sectores  dañados a buscar salidas extremas, salidas mágicas o primitivas pero que le generan a esos sectores pertenencia y un “otro”, identificado como el enemigo.  Estos grupos son utilizados para sembrar el temor, el caos, que justifique salidas autoritarias y violentas.

Las elites saben que será muy difícil la restauración neo conservadora, que limite más los derechos económicos, sociales y laborales populares, sin una fuerte represión que ponga en caja a los sectores que sean perjudicados por las reformas  regresivas.

En el caso Argentino, la derecha más reaccionaria y retrograda, está representada por el macrismo, con nombre y apellido, Mauricio Macri y Patricia Bulrich, y su programa de gobierno esta expresado más crudamente en el libelo “Para que” donde Mauricio expone sin tapujos un programa de gobierno ultra liberal, inviable en democracia, ya que su implementación requerirá “palos y balas” y “bancar muertos en las calles” sobre los sectores del trabajo.

Desde los sectores populares deben estar preparados para una etapa de mucho conflicto y violencia, es fundamental trabajar en la unidad del espacio nacional y popular, organizar y fortalecer toda experiencia de organización popular, ampliar los límites de la democracia, hacia formas de democracia participativa y directa, aislar a los grupos más violentos y reaccionarios y en lo exterior trabajar  en el logro de una unidad latinoamericana fuerte, que permita a nuestros países una mayor inserción en la política y el comercio global.

Un proyecto industrializador, con pleno empleo y salarios altos, que integre y de forma a una comunidad organizada, sin pobreza ni indigencia,  solo será posible integrados en la unidad latinoamericana

No hay salidas individuales, la construcción de la Patria Grande en es el camino para romper el mito del eterno fracaso.

Antonio Muñiz

noviembre 7 2022

Último round.

 De cara al último año de mandato del actual gobierno.

Estamos viendo tal vez el comienzo de un nuevo escenario político y económico de cara al último año de mandato del actual gobierno.

Decíamos en artículos anteriores que  en ocasiones en la historia ocurren hechos o acontecimientos que de golpe , de manera  impensada, hacen evolucionar a las sociedades.  No hay duda de que el ataque a CFK tocó un límite que sacudió la apatía que la pandemia, la crisis económica y la dubitativa gestión del gobierno habían producido en la muy politizada sociedad argentina. La jugada de la oposición que buscaba ‘jubilar’ a CFK resultó en todo lo contrario, su retorno al centro de la escena.

 

El gobierno de Alberto Fernández venia en estos tres años de gestión jaqueado por una oposición cerril, muchas veces violenta,  que desde el primer día estuvo tratando de esmerilar constantemente su accionar. Sumado a la crisis económica generada por la gestión macrista, con una brutal devaluación de nuestra moneda, una inflación cercana al 50%y una deuda impagable, contraída en forma irresponsable y la atadura a las políticas del FMI comprometidas por Mauricio Macri. Si a esta herencia, se le suma la pandemia del Covid19, la larga cuarentena producto de esta, con el golpe muy fuerte sobre la economía, no solo local, sino también global. Y apenas superada la pandemia la guerra ruso ucraniana que puso de cabeza la ya vapuleada economía mundial y la política global, desquiciando los precios de los alimentos y la energía. Los efectos globales de este conflicto todavía son difíciles de mensurar pero se prevé un invierno boreal complicado, sobre todo para la vieja Europa, que quedó  presa de los intereses geo políticos yankys.

En suma este gobierno sufrió los efectos de una tormenta perfecta, y es aún peor porque a estas situaciones imponderables le sumó  su propia impericia en muchos estamentos de la gestión.

Si bien manejo la situación de la pandemia con bastante solvencia y buenos resultados, en el plano político y económico fue haciendo agua, con políticas timoratas, un miedo al conflicto con los factores de poder, un consensualismo que no tenía respuestas del otro lado. Que por el contrario, como los perros, cuando la oposición veía debilidad, olían sangre, iban con más odio y violencia.

Como un boxeador golpeado y siempre al borde del nocaut, solo atina  a defenderse y a tirar golpes esporádicos, esperando el final del round.

El quiebre fue cuando en su afán de odio, los sectores empresarios y políticos de derecha, buscaron destruir a la mayor dirigente del oficialismo, Cristina Fernández de Kirchner. No es casual el ataque a su persona como no lo fue la feroz campaña de calumnias sobre su figura desde hace años. CFK es el punto más alto de acumulación del movimiento popular, y solo su figura y liderazgo político pone freno a las aspiraciones de la derecha de volver a una Argentina pre peronista, sin derechos laborales, ni sociales ni ciudadanos para las mayorías populares. La ola neo conservadora que asola al mundo, liberal en lo económico, pero casi fascista en lo  político, busca a través de sus expresiones en la Argentina, un reseteo de la sociedad, de acuerdo a valores fracasados y pasados en el tiempo. Estos sectores saben que su  principal antagonista fue y es el peronismo y su líder CFK.

Una campaña basada en la mentira y el agravio por los medios de prensa,  por periodistas venales y luego tomado por un aparato judicial, cooptado por los servicios y los intereses corporativos. Uno a uno se fueron cayendo los juicios en su contra, por falta de sustento en sus acusaciones. Solo les quedaba el juicio por la obra pública en Santa Cruz, un engendro que lleva más de tres años de sustentación y que ahora está en las etapas finales. La sobre actuación de los fiscales, trasmitido  casi en cadena por los medios opositores, que terminó pidiendo 12 años de cárcel e inhabilitación para ejercer cargos públicos para CFK, generó  un efecto contrario, la movilización de la militancia y de muchos simpatizantes silvestres en su defensa y apoyo. De forma auto convocada los simpatizantes hicieron guardia frente a su domicilio durante días, convirtiendo cada entrada y salida de su casa en una acto político. Estos hechos colocaron a CFK en el centro de la escena política, ubicándola, como si hubiera hecho falta, en la líder indiscutida del movimiento popular y alineó   a todos los espacios peronista bajo su conducción.

Todos los dirigentes del FDT dejaron sus diferencias y salieron a apoyar enfáticamente a la vicepresidenta. También los dirigentes sindicales, los movimientos sociales, personajes de la cultura, intendentes y líderes políticos mundiales. Este giro político al interior de la alianza de gobierno se profundizó luego del intento de magnicidio, que de haberse concretado hubiera hundido al país en la noche más oscura desde la última dictadura militar.

La reaparición de CFk, luego de más de tres años en un perfil relativamente bajo, originó  en los sectores opositores una reacción. No es casual que en los últimos tres o cuatro meses la aparición pública de pequeños grupos muy agresivos, que originaron diversos escraches contra ella y contra dirigentes de su partido. Fueron frecuentes los actos intimidatorios de estos grupos frente a su domicilio, frente al Instituto Patria, en el Congreso y hasta en la misma Casa Rosada, siempre con  total impunidad y cobertura que le daba la policía metropolitana.

El intento de asesinato de CFK tiene que entenderse en este marco, más allá del ejecutor material del hecho y sus colaboradores  cercanos hay una derecha violenta y anti peronista que no tiene límites en su proyecto político. Es necesario estar muy atentos a la evolución de la causa llevada a adelante por la jueza Capuchetti y el fiscal Carlos Rimolo, ambos de reconocida pertenencia al macrismo, de llegar hasta los responsables directos y los ideológicos. Alguien financió  a estos grupos en su accionar y otros seguramente le dieron letra para el relato magnicida que querían llevar adelante.

Para quien le guste o no, Cristina Fernández sigue siendo la figura líder la política argentina, es al decir de Cooke “el hecho maldito de la oligarquía argentina”. Si quisieron hacerla desaparecer, la jugada le salió totalmente al revés.

Queda todavía la continuación del juicio, donde el prevaricato de los jueces y el fiscal ha quedado de manifiesto. La sentencia de condena ya la tienen escrita los jueces en su escritorio, se la hicieron llegar los abogados de Magnetto y la Nación, arietes perversos de círculo rojo de poder en la Argentina. La duda es si ante estos acontecimientos tendrán el valor de firmarla. Si lo hicieran lamentablemente escalaria el conflicto hasta límites hoy impredecibles.

La economía:

La renuncia  de Guzmán al Ministerio de Economía, muy criticada por lo sorpresivo para algunos, fue una salida, fomentada por algunos sectores internos, pero sobre todo una situación donde el ministro carecía de poder suficiente como para afrontar el golpe del mercado contra las política del gobierno, buscando una devaluación brutal que llevara mayores ingresos hacia los sectores exportadores y concentrados en contra de los ingresos populares. La salida de Guzmán era inevitable, sobre todo por la falta de apoyo político por parte del presidente. Las políticas dubitativas del Alberto Fernández solo hicieron debilitar aún más la  gestión de Martin Guzmán.

La llegada de Sergio Massa, como superministro y con el poder que se le había negado a Guzmán,  fue un golpe muy duro para los sectores que promovían la devaluación.

Massa cuenta con peso político propio, y  contactos muy fluidos con grupos empresarios locales, ejemplo Banco Macro o el grupo Vilas - Manzano, pero además tiene relaciones profundas con el establishment político norteamericano.

El excesivo  consensualismo de Alberto Fernández,  la falta de una metodología para la toma de decisiones en una alianza de gobierno, una comunicación ineficaz, el desorden macroeconómico heredado, evaporaron buena parte del capital político del Frente de Todos, al tiempo que la deuda externa, la escasez de dólares y la corridas cambiarias que tuvo que afrontar, lo obligó  a acordar una agenda política y económica con el FMI.

 Massa asume en un momento muy crítico,  en medio de una corrida muy fuerte  buscando una devaluación importante, basada en la falta de divisas en el Banco Central, una inflación galopante y salarios muy deprimidos: haber cedido a las presiones devaluatorias podría haber generado un caos económico que hubiera puesto en riesgo el gobierno mismo.

Massa, con una voluntad de poder de la que careció el presidente encaro rápidamente las tareas de recomponer reservas, reducir el déficit y morigerar la espiral inflacionaria. Hasta el momento podríamos decir que la gestión Massa es altamente positiva en cuanto al cumplimiento de objetivos fijados. Sus políticas acuerdistas tanto internas con los grupos empresarios más importantes como con el Fondo y el Departamento de Estado Norteamericano, le dieron una espalda  fuerte para encarar algunas políticas de ajuste presupuestario, y algunas medidas cuestionada por lo bajo,  pero tal vez necesarias para sumar reservas, como el dólar soja.

A corto plazo las variables macro económica parecen estar estables, con signos muy positivos en cuanto a actividad económica, crecimiento del PBI, aumento de la ocupación, algunos sectores con una tasa de crecimiento alta y constante. El cuello de botella es y seguirá siendo las reservas de divisas, hoy en un límite muy bajo; la cuestión de la inflación y los bajos salarios, que golpean más directamente a los trabajadores, quedaron  como asignaturas pendientes.

Para el mediano y largo plazo, las políticas están orientadas a desarrollar los cuatro mayores áreas generadoras de dólares: exportaciones agropecuarias, minería, energía e hidrocarburos e industrias del conocimiento.

Como factores positivos también  podemos citar que se destrabó el desembolso de fondos por parte del BID,   la financiación china para la construcción  de la dos represas en Santa Cruz, la Cepernic y la Néstor Kirchner y la Planta nuclear Atucha III. Existen, además, otros datos alentadores, como la expansión de YPF o la construcción del gasoducto Néstor Kirchner, que unirá Vaca Muerta con los puertos, para la exportación de Gas.  Todas acciones de importancia estratégica para lograr el autoabastecimiento energético y también convertir a nuestro país en un exportador de energía .

 Las dos caras de la misma moneda.

El crecimiento de la macroeconomía se mantiene en niveles altos, cercanos al 6% y la caída del desempleo al 6,7%, la menor tasa desde 2015. Sin embargo estos números se ven empañados por una alta inflación cercana al 100 % anual. Se observa  una tendencia persistente de trabajadores con ingresos por debajo de la línea de pobreza, a pesar de ser trabajos de tiempo completo.

Por otro lado puede verse un aumento en el  consumo de sectores de las clases media alta y alta, en supermercados, espectáculos, turismo, ocio y restaurantes contrapuestos al empobrecimiento de pensionados y  jubilados y aquellos trabajadores, la mayoría, cuyos salarios no han acompañado el crecimiento de la inflación, sufriendo un deterioro sostenido desde 2015.

Estamos ante un fenómeno nuevo en la Argentina, es indudable que la concentración de la riqueza que vivimos desde 2015 se ve plasmada en esta nueva realidad: “el crecimiento económico no reduce los índices de desigualdad”. En otras palabras la teoría del derrame resulta ser falsa, como todo el andamiaje teórico del neoliberalismo. Sin políticas activas de redistribución del ingreso el mercado se apropia de los excedentes, generando ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres.

El presupuesto 2023 Proyecciones moderadas y mucha disciplina fiscal

En los acuerdos con el FMI, se comprometieron medidas de estabilización de la economía de corte ortodoxo, principalmente fuertes recortes del gasto público y de la emisión monetaria.

Las proyecciones económicas señalan para el año 2023 una inflación del 60% un crecimiento del PBI del 2%, un déficit fiscal primario equivalente a 1,9 puntos del PBI y déficit financiero (sumado el pago de intereses de deuda) de 3,9 puntos, y un superavit en el comercio exterior de 12.300 millones de dólares. El tipo de cambio promedio del año sería de 219 pesos por dólar, y el correspondiente al cierre del año, de 269 pesos.

Una novedad importante en este proyecto de presupuesto se le planteará a los legisladores que si se dispusiera la eliminación de una serie de beneficios fiscales en favor de sectores, empresas, regiones, etc, se «podría mejorar la performance del presupuesto en 2,4 puntos del PBI». Es decir que el déficit fiscal de 1,9 puntos del PBI pasaría a ser un superavit de 0,5 puntos.

«Si se elimina el déficit fiscal, desaparece la necesidad de financiamiento, que es el principal motor de la inflación», señaló una muy alta fuente del Palacio de Hacienda en referencia a dicha separata.

Lógicamente, la propuesta de Sergio Massa al Congreso se formula por separado «porque se requiere de una decisión política de mucho coraje de los diferentes bloques para votar las leyes que eliminen esos beneficios, como la exención del pago de Ganancias a jueces y otros funcionarios del Poder Judicial, exenciones impositivas a determinadas empresas, diferenciales de tasas de impuestos internos a determinadas provincias…».

Por ahora quedaron en carpeta la leyes que gravan a la renta inesperada y la que buscaba crear un fondo para pagar al FMI con los dólares fugados durante el gobierno de Macri, que impulsa el bloque de senadores del Frente de Todos (FdT). En su lugar, Massa prefirió impulsar un régimen de anticipo del pago del impuesto a las ganancias para las empresas.

En lo relacionado con la inflación, el punto más débil de la gestión económica de AF, el nuevo ministro rechaza las medidas coercitivas. Su estrategia sigue siendo convencer al establishment para llegar acuerdos de precios. En este tema, que golpea fuertemente los ingresos populares, la urgencia ha sido menor y las definiciones se han aplazado para adelante, mientras se diseñaron algunas medidas compensatorias como el adelantamiento de paritarias y los bonos para jubilados. Sin embargo, hasta ahora, la inflación sigue ocupando un lugar principal en el estado de ánimo de los ciudadanos. Habrá que ver el resultado de estas políticas de acuerdo de precios; hasta ahora, AF y Martin Guzmán quemaron gran parte de su caudal político buscando un acuerdo que las grandes empresas nunca cumplieron.

 

Nuevo escenario

Es evidente que la emergencia de Massa renovó la capacidad de gestión del gobierno y a su vez abrió canales de diálogo con la mayor parte del establishment nacional y buena parte del internacional.

Tanto Alberto como Cristina han venido buscando acuerdos y vías de diálogo con la oposición, conscientes que la crisis económica y política y la violencia imperante en algunos grupos de derecha ameritan acuerdos sobre políticas  básicas de estado que garanticen la vida democrática y un piso mínimo de convivencia.

La respuesta de Macri al pedido de dialogo por parte de la vice presidenta, por un lado diciendo que “solo con la constitución al lado” como si alguna vez hubiera respetado las leyes y la instituciones. En el programa de Majul en su canal La Nación + habló  descarnadamente sobre su supuesto próximo gobierno: Ajuste brutal  sobre los derechos populares (baja de sueldos y jubilaciones, despidos masivos, anulación de la leyes del trabajo, cierre de aerolíneas y cualquier empresa del estado, eliminación de las indemnizaciones por despido, etc ) o palos.

Un líder debe bancarse muertos si es necesario en el logro de su proyecto. Peligroso concepto de liderazgo.

También Patricia Bulrich, Presidenta del PRO contestó con un exabrupto el pedido de dialogo, “primero le rompemos la boca y cuando sangren conversamos”.

La coalición de derecha opositora muestra una vez más su cara de violencia y agresión. Su odio al pueblo y a sus derechos: Lejos quedaron los  globos amarillos y los bailes y saltitos ante las cámaras, ya no hay mensajes de paz y esperanza, solo muestran su mueca de odio y venganza.

En este marco no es difícil relacionar a los grupos neo fascistas que intentaron asesinar a Cristina con sectores y dirigentes  del Pro. Los discursos de odio envenenan a la sociedad en su conjunto y por supuesto prende más en aquellos grupos más vulnerables y más primitivos en su pensamiento.

Son notorias las diferencias entre los espacios que conforman Cambiemos. Por un lado el radicalismo no se resigna a ser “segundon” detrás del liderazgo de Mauricio Macri. Cuentan con estructuras en todo el país, numerosos intendentes y gobernadores, tienen una territorialidad que los demás partidos que conforman Cambiemos no cuentan. La Coalición Cívica con su líder se muestra molesta y trata de distanciarse., Larreta el mejor posicionado para un posible 2023, se ve acorralado por  los sectores de los halcones, que lo empujan, más allá de sus deseos, a posiciones muy duras.

El corrimiento hacia la derecha extrema por parte de todo el espacio Cambiemos, lo está haciendo  perder a potenciales votantes moderados y/o  independientes. La ciudadanía argentina tiene todavía memoria histórica sobre la violencia política y los trágicos resultados que trajo en su momento.

Cambio político

 La persecución y el intento de homicidio a CFK jugaron como un factor de unidad donde todos los espacios salieron a apoyarla enfáticamente. El ataque a CFK despertó a las bases del kirchnerismo, devolviéndole una épica y una movilización muy fuerte. Las movilizaciones callejeras en las últimas semanas fueron un síntoma claro de una nueva etapa. Además la consolidación de CFK en su liderazgo y protagonismo la colocan, si ella lo desea, como un candidato presidenciable en 2023.

 Sergio Massa, en su nuevo cargo como súper ministro, le dio al gobierno una capacidad de gestión que no tenía. La híper actividad del ministro y los buenos resultados obtenidos hasta ahora, muestran su capacidad de trabajo, pero también su afán de poder de cara al 2023. Si consigue resolver positivamente la batalla más importante, controlar los precios y a su vez aumentar los salarios, puede ser un candidato muy potable para el FDT, si CFK decide no ser y acompañar desde una candidatura a senadora por la Provincia de Buenos Aires.

En cuanto a Alberto Fernández, en estos días por EEUU visitando la ONU y entrevistándose con figura mundiales, además hay que recordar que es presidente de la CELAC, puede convertirse actor privilegiado para iniciar un movimiento regional a favor de la construcción de la Patria Grande, Malvinas, la deuda externa, el lawfare, o liderar un movida contra los paraísos fiscales, o sea la construcción de un nuevo orden financiero global.

Para finalizar, lo central del nuevo escenario es el retorno de las bases a las calles. Sostener la  presencia de la militancia en la calle y abrir el debate interno, permitirá tensar el conflicto al mismo tiempo que se abra un compromiso de dialogo.

Podemos vislumbrar un escenario futuro con optimismo, si  se sostiene una  economía en crecimiento, con una inflación  controlada, un aumento en el salario real, el reforzamiento de la unidad del peronismo y la movilización popular. En síntesis si se retoma la iniciativa política y económica, hay 2023.

Antonio Muñiz

Septiembre

Argentina: “En busca del tiempo perdido”.

 Argentina lleva más de cuatro décadas de continuas crisis sin encontrar un modelo sustentable en el tiempo, pero que a su vez pueda contener e integrar al total de la población. La contienda siempre permanente en la historia argentina entre un modelo agro exportador dependiente y un modelo autónomo de desarrollo industrial y pleno empleo no ha podido ser saldada.

Romper ese estancamiento requiere una estrategia de largo plazo, que vaya  más allá de los shocks redistributivos pendulares, con distintos beneficiarios según la fuerza política que gobierne, como forma de solucionar los problemas socioeconómicos.

 

El fracaso del modelo neoliberal financiero agro exportador, vigente, aunque con intervalos, desde 1976, nos llevó  a esta crisis estructural que hoy padecemos. Esta situación de crisis permanente, debería llevarnos a pensar un nuevo modelo desarrollo productivo que tenga como objetivo una rápida industrialización y un programa de desarrollo social y económico sustentable e integrador.

 

Un poco de historia.

 

Muchos economistas e historiadores liberales sostienen todavía que las riquezas de la época agro exportadora fueron despilfarradas sin sentido a partir de los años 30, al promoverse la industrialización y la intervención del Estado en la economía, conduciendo así a la declinación económica del país, la inflación y la inestabilidad política que habrían imperado bajo el modelo de sustitución de importaciones, pero el análisis cuantitativo y cualitativo no les da la razón. “El país fracasa  porque no completa su ciclo de industrialización, y no porque se industrializa.” (1) Mario Rapoport.

 

El periodo que podemos denominar de industrialización por sustitución de importaciones (ISIS) duro desde 1930 hasta 1976. Algunos índices muestran lo dinámico que fue este proceso, así por ejemplo en el periodo 1955/65 el crecimiento fue del 34 % siendo desde 1966 hasta 1974 del 6 % anual.  

 

Puede comprobarse que hubo cambios significativos en la matriz productiva: química, petroquímica, automotriz, metalmecánica, adquirieron una gran protagonismo. Todo el período, hasta 1976, puede definirse como un proceso que resultó incompleto debido a la falta de desarrollo de algunos eslabones productivos claves, e impidió una mayor diversificación y complejización de la estructura industrial argentina, generando una dinámica cíclica, conocida bajo el nombre de stop and go (pare y arranque).

En la fase de expansión crecía sustancialmente el mercado interno, aumentando las importaciones de bienes e insumos intermedios destinados a la industria, y por ende, la necesidad de divisas. Pero aumentaba también el consumo de bienes de origen agropecuario, debido a los mayores salarios que pagaba la economía y a los niveles de mayor empleo, con lo cual se reducían los saldos exportables. Cabe acotar que durante todo ese período hubo, a nivel internacional, un aumento constante de los bienes industriales y un estancamiento de los precios de las materias primas exportables, produciendo en la economía local un proceso denominado “deterioro de los términos de intercambio”.

Este desequilibrio en la balanza de pagos traía aparejado un estrangulamiento externo que, según las teorías clásicas, “obligaba” a un ajuste recesivo que se desencadenaba vía una devaluación cambiaria. Se reducía el salario real y el consumo, los saldos exportables crecían y las cuentas externas mejoraban porque crecían las exportaciones y se reducían las importaciones. De esa manera, el ajuste recesivo permitiría alcanzar un nuevo equilibrio y el ciclo se reanudaría nuevamente.

 

Sin embargo podemos decir que a pesar de las marchas y contramarchas en estos ciclos económicos, siempre el crecimiento del sector industrial fue positivo durante el período.

También en lo que respecta a las condiciones de vida, resultó evidente que durante este período el crecimiento económico fue acompañado por un desarrollo social mucho más incluyente con relación a los sectores de menores recursos, por una alta participación de los asalariados en el ingreso nacional y por escasos niveles de desocupación.

Pero este proceso se cortó bruscamente en 1976, impidiendo la consolidación del modelo y la superación de las trabas estructurales.

 

La interrupción del ISI no sobrevino por su agotamiento o fracaso, basta  ver los números de la economía en todo el periodo. Para muestra también vale otro dato significativo es que mientras el porcentaje en 1960 de exportaciones de productos manufacturados fue del 3 %, en 1974 fue de un 24 % sobre el total de exportaciones.

 

El modelo de industrialización (ISI), permitió grandes logros durante el período 1930/76. Entre los primeros se puede mencionar una elevada tasa de crecimiento económico, el desarrollo de una clase media y un sector obrero con altos salarios, con bajos niveles de indigencia y pobreza y con tasas de desocupación mínimas. En síntesis una sociedad homogénea e integrada.

 

1976 y después es otra historia.

 

Con el golpe militar de 1976 empezó una larga noche para la Argentina. La aplicación de las ideas de Milton Friedman y la escuela de Chicago, las nuevas teorías monetaristas y el neoliberalismo que tuvieron a Argentina y Chile como los dos primeros experimentos.  

 

A partir de esas políticas  se modifica el régimen de acumulación, yendo hacia uno basado en la valorización financiera, donde la apertura económica, la apreciación del tipo de cambio, la desregulación y las privatizaciones fueron los ejes centrales. Las exportaciones vuelven a concentrarse en el sector primario y el crecimiento lo dinamiza los flujos de capital internacional y no en el mercado interno. El resultado lo conocemos: mayor pobreza y desempleo y un PBI per cápita en caída libre.

 

El resultado final es que desde 1976 a la fecha, Argentina fue uno de los países del mundo de peor desempeño económico y social. El PIB per cápita creció apenas 0,5% anual entre 1974 y 2019, una de las cifras más bajas del mundo.

 

La distribución del ingreso se “latinoamericanizó”, en tanto pasó de ser una sociedad rica e integrada, con una fuerte clase media y un índice de pobreza similar a países europeos a una nación con índices latinoamericanos, con cerca del 50% de su población bajo la pobreza.

Argentina fue también uno de los países del mundo que más se desindustrializó: entre 1974 y 2019 el PIB industrial per cápita se contrajo 23,4%. A modo de comparación, en Estados Unidos el producto industrial per cápita creció un 65,9% en el mismo período, en Alemania un 71,9%, en Japón un 133%, en Corea del Sur un 2456% y en China un 5829%.

 

Como resultado de todas estas políticas no sorprende que hayan caído todos los indicadores sociales como la formalidad en el mercado de trabajo, el acceso a la vivienda, o la salud, etc, tanto la pobreza estructural como la pobreza por ingresos se deterioraron significativamente. A modo de ejemplo, en 1974 la pobreza por ingresos en el GBA rondaba el 11% -medida con la vara actual del INDEC-. Para 2019 dicha cifra había superado el 35% y, pandemia de por medio, superó  el 40%.

 

 

 

Más allá de la cháchara insoportable de los economistas liberales, que predican el ajuste perpetuo, las reformas laborales y previsionales, la “liberación de los mercados”, que no son otra cosa que la quita de derechos a los trabajadores o el endeudamiento externo constante para tener a la economía argentina encorsetada y atada a los grupo usureros globales. Todas medidas responsable del descalabro económico y financiero argentino, pero que sin embargo vuelven una y otra vez a someter a nuestro pueblo. 

 

Durante 45 años hemos vivido bajo políticas neoliberales de ajuste permanente y sumisión a los organismos internacionales de crédito, con el resultado de una profunda desindustrialización, pobreza e indigencia y en una crisis casi permanente. 

Una breve excepción tuvo lugar entre 2003-2015, período de recomposición de capacidades productivas que permitió retornar a los niveles de actividad industrial per cápita de 1974. Pero dicho proceso se desacelera, producto de la crisis mundial, a partir del 2011 y, particularmente desde 2015, con la desastrosa política macrista que vuelve a hacer caer la producción industrial. A nivel per cápita la industria retrocedió 17%, lo que pone a Argentina entre los países del mundo que más se desindustrializaron; la cantidad de empresas industriales -que había crecido con fuerza entre 2003 y 2011- retrocedió año tras año, calculándose que cerraron cerca de 25000 pymes en el periodo 2015/2019.

 

En este contexto, el actual gobierno, además de heredar una deuda externa irresponsable e impagable y sobre llovido una pandemia que afectó  y cuyas secuelas todavía están presentes en la economía global, debe enfrentar el desafío de sacar al país de la crisis.

 

Así podemos resumir que las periódicas crisis productivas, económicas y financieras, muchas veces reales, otras muchas inducidas por los grupos de poder, han generado un profundo deterioro en las capacidades humanas, productivas y tecnológicas nacionales.

 

Como  el mito de Sísifo, pareciera que nuestro país está condenado una y otra vez a repetir su historia de fracasos permanentes.

 

Revertir este proceso requerirá tanto construir un entorno macroeconómico estable como un nuevo modelo de desarrollo industrial que genere los incentivos para incrementar la inversión, las exportaciones, la innovación tecnológica, con salarios altos y desarrollo de un mercado interno.

 

A continuación, presentamos algunas ideas y propuesta para trabajar y profundizar, para el desarrollo de una agenda que permita salir de esta situación de estancamiento permanente.

 

Una agenda para el desarrollo

 

a)      Recuperar el Estado. Sin un Estado fuerte, o sea un estado desarrollador que regule y a su vez planifique el proceso de desarrollo y que  direccione sus recursos hacia aquellos sectores más dinámicos y prioritarios es imposible encarar el camino del desarrollo.

Un estado fuerte tiene que tener un poder de control y regulación, a través de incentivos y castigos, Un estado “bobo” como el que tenemos hoy, que no tiene estructura ni siquiera para controlar precios o el abastecimiento, solo le sirve a los grupos monopólicos que hacen su negocio sobre las necesidades del pueblo y de la nación.

 

b)      Un modelo de desarrollo sostenible, tanto desde lo macroeconómico como en lo ambiental para el futuro  requiere ante todo consensos y acuerdos políticos que involucren a todos los actores, tanto económicos, como sociales y políticos. Sin este acuerdo político planteado como un gran acuerdo nacional será difícil sino imposible implementar un modelo sostenible en el tiempo. Argentina, bajo gobiernos peronistas,  tiene experiencias de acuerdos políticos y sociales.

 

c)      Integración territorial: es fundamental corregir un viejo error del modelo agro exportador, la macro cefalia urbana generada alrededor del puerto de Buenos aires.  El desarrollo desparejo de la zona metropolitana AMBA, ha generado un área relativamente pequeña del territorio nacional pero donde concentra la riqueza, las industria y gran parte de la población. Como dato de esa desproporción CABA posee un PIB per cápita 6 veces mayor a las provincias más pobres Formosa y Misiones.

 

En un  nuevo modelo de desarrollo es fundamental generar políticas que desconcentren y se ocupe de manera eficiente todo el territorio. Por un lado tenemos un Norte pobre, cuya población emigra hacia las áreas urbanas y por el otro un sur, desierto, ocupado por grandes terratenientes, muchos de ellos extranjeros, y con grandes recursos mineros, energía y alimentos. También es necesario ocupar el mar argentino, rico en petróleo y alimentos. Hoy ocupado por fuerzas de la OTAN, desde la base de Malvinas y saqueado por las grandes flotas pesqueras europeas y asiáticas.

 

d)     Aumentar los ingresos de los trabajadores, bajar la pobreza, las desigualdades, la precarización laboral y el desempleo requieren sí o sí que Argentina incremente su ingreso per cápita, en caída en la última década y directamente en el tobogán a partir de la crisis cambiaria iniciada en 2018. El crecimiento es fundamental para crear puestos de trabajo formales (aproximadamente, por cada punto que crece el PIB el empleo asalariado formal privado crece en 0,7%), y tales puestos de trabajo son la clave para mejorar los ingresos de las familias, reducir el desempleo y la precarización laboral.

e)      Generación y ahorro de divisas, vía aumento de las exportaciones y sustitución eficiente de importaciones:

 

Hay que tener claro que el problema del desarrollo tiene restricciones en el sector externo que históricamente han sido un bloqueo a cualquier política industrialista. Una economía dependiente requiere dólares para sostener el proceso, si no hay divisas, la moneda se devalúa, la inflación se acelera, los ingresos de los trabajadores retroceden, el consumo se desploma y, dado que éste explica más del 60% del PIB, la economía en su conjunto también lo hace.

 

Del mismo modo, por cada punto que crece nuestra economía, nuestras importaciones lo hacen aproximadamente en 2% o sea el doble!, de modo que necesitamos divisas para financiarlas y que el crecimiento no se trunque. Por lo tanto, una de las principales máximas a tener en cuenta es que necesitamos generar divisas sí o sí para incrementar la calidad de vida de nuestro pueblo.

En este sentido, esta agenda debe tener en cuenta como primera necesidad el aumento  sostenido  las exportaciones  y como contraparte un programa de sustitución importaciones eficiente. Aquí es necesario tener un férreo control para evitar la fuga constante de dólares hacia el exterior, además de buscar herramientas de ahorro interno que eviten la fuga hacia el dólar ahorro. Generar herramientas financieras en pesos que puedan garantizar un rendimiento normal contribuirá a la consolidación de una moneda nacional y evitar la especulación frente al dólar y posibles devaluaciones.

Argentina tiene un enorme potencial exportador, no solo alimentos, sino también minería, pesca, energía, etc. en estos casos hay que  romper la lógica extrativista  y tener políticas de fomento para agregar valor a toda nuestra producción. Abrir mercados tanto para productos tradicionales como productos industriales, en ese sentido Latinoamérica es un mercado donde los productos industriales argentinos son altamente competitivos.

Los precios internacionales de los commoditys son beneficiosos para Argentina, es más la crisis global manifestada en estos días en el conflicto de Ucrania, bien utilizada genera oportunidades para nuestro país.

La experiencia de los gobiernos de kirchneristas 2003/15, el único período de movilidad social ascendente desde los años setenta, en el cual la pobreza pasó del 70% de la población -medida con la vara actual del INDEC- a menos del 30% y la desigualdad, el desempleo y la precarización laboral bajaron como no lo habían hecho en décadas. La condición de posibilidad de esa extraordinaria mejora de las condiciones de vida fue la triplicación de las exportaciones de bienes y servicios en una década (de 30 a casi 100 mil millones de dólares).

 

f) Creación de empleos. Necesitamos políticas productivas que estimulen el desarrollo de sectores que puedan crear puestos de trabajo de calidad y bien remunerados. En especial destinados a sectores hoy desocupados, de baja calificación, pero los más vulnerables en el mercado de trabajo.

Sería conveniente planificar la radicación de aquellas industrias, basadas en el armado. Estas industrias generan puestos de empleo, pero a un costo fiscal y precios internos altos. En ese sentido será necesario políticas de fomento de sustitución paulatino de parte importadas por nacionales, mejorando nuestra capacidad productiva pero mejorando nuestra balanza de pagos.

 

Dentro de la política de empleo es conveniente implementar programas de promoción e igualdad de géneros. En Argentina el sector transables están altamente masculinizados, y en muchos de ellos las oportunidades para las mujeres son limitadas. Agravado la situación por el alto porcentaje de trabajo en negro del sector femenino en la industria, donde tres de cada cuatro puestos de trabajo no está registrado y además en general con salarios menores que los trabajadores masculinos.

 

f)       Por último, la dimensión ambiental: debe quedar como premisa “no existe desarrollo posible si no es ambientalmente sustentable”. En ese sentido los modelos de desarrollo tradicionales no siempre cuidaron el aspecto medio ambiental. En general se fue pasando de una aptitud totalmente permisiva, con las consecuencias que estamos viviendo a modelos totalmente restrictivos. Están cuestionadas o directamente prohibidas muchas actividades como la minería a cielo abierto, las semillas modificadas, la ganadería, energía térmica, energía nuclear, etc, renunciando a oportunidades de desarrollo y empleo.

Es necesario un camino donde prime el sentido común y un equilibrio mesurado entre desarrollo y medio ambiente.

Una salida es el desarrollo de nueva energías, con tecnologías no contaminantes, eólico, nuclear, hidrogeno verde, etc, para apuntalar la eficiencia energética son algunas líneas de acción clave de cara al futuro, y que empiezan a ser incorporadas en el diseño de las políticas productivas.

 

Pegar un salto

 

Un programa de industrialización basado en la sustitución de importaciones es hoy relativamente posible, sin embargo tiene varias limitaciones: la primera y más clara es que argentina perdió cincuenta años de políticas neoliberales que no solo destruyeron gran parte del aparato productivo sino que además amplio la brecha entre los países ricos desarrollados y países pobres o sub desarrollados. Perdimos cincuenta años en la carrera por el desarrollo. El proceso de sustitución de importaciones es muy lento hoy para nuestras necesidades. Por lo que es necesario pegar un salto, recuperar el tiempo perdido. Y eso solo se puede hacer con un sólido programa de investigación y desarrollo, donde prime una cultura que busque nuevas tecnologías, nuevos procesos, nuevos modos de hacer las cosas, nuevos productos, etc, para elevar la productividad del trabajo.

Para que esto sea posible se requiere una política de estado que tienda a la construcción de una cultura emprendedora e innovadora.

Esta política debe incluir y darles protagonismo a los  actores de la comunidad: empresarios, trabajadores, científicos e investigadores, ong, los distintos estamentos y organismos del estado, (universidades, Inti; Inta, Conicet, etc) y el sector financiero.

Argentina cuenta con los recursos humanos y materiales altamente calificadas, podríamos  decir sin equivocarnos que Argentina es una fuente de iniciativa emprendedoras, sin embargo tiene uno de los índices de fracaso más altos del  mundo, cerca del 80% fracasan dentro de los primeros dos años. Esto se debe a que por un lado la macro economía y sus continuas crisis quitan previsibilidad a los mercados, por el otro el nulo acceso al crédito para este tipo de iniciativas y la falta de un acompañamiento por parte del estado, sobre todo en los primeros años de vida del emprendimiento.

Las nuevas tecnologías 4 y 5G, la energía, tanto la convencional como las alternativas, los alimentos, la biotecnología, la industria farmacéutica y la salud, las tecnologías aeroespaciales y la industria de la defensa, minería, la industria automotriz y su cambio hacia la electro movilidad, etc, son ámbitos donde nuestro país tiene desarrollos interesantes y ventajas competitivas importantes desde donde construir una base de desarrollo futuro, que permitan saltar etapas en integrar nuestra gente en el trabajo, la educación, el consumo y los derechos ciudadanos.

 

 

Antonio Muñiz

Septiembre 2022

 

 

 

 

 

 

 

Foro en defensa del Proyecto Nacional y Popular

El Secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, fue el invitado especial del primer Foro en Defensa del Proyecto Nacional y Popular, que contó con más de 250 militantes.