El ruido y la furia.


El fin del relato M

"La vida es una sombra... Una historia contada por un idiota, llena de ruido y furia, que nada significa” Macbeth. William Shakespeare

 “En este mundo traidor / nada es verdad ni mentira / todo es según el color / del cristal con que se mira” Ramón de Campoamor (1817-1901)

Mucho se ha escrito y se escribirá en el futuro sobre esta etapa histórica que nos toca vivir. El periodo macrista y su fracaso dejara muchas enseñanzas para la construcción de una Argentina futura.
Seguramente los que escriban la historia liberal culparan de este fracaso a la inoperancia y el fracaso de sus dirigentes. Seguramente, como ya ocurre, se cargaran las espaldas de Macri, de Peña o Duran Barba, tal como se culpó a De La Rua en 2001.  No es que las personas que encarnan los procesos políticos no sean responsables de su éxito o fracaso, pero en estos casos se hace para negar un hecho real, una vez más la derecha argentina muestra su incapacidad para  generar un proyecto de país que pueda incluir a 45 millones de argentinos. También las recetas económicas neoliberales, monetaristas, adscriptas al Consenso de Washington, mostraron una vez más su inviabilidad histórica. Siempre estas políticas nos han conducido a callejones sin salida, crisis políticas y económicas, con altos endeudamientos, empobrecimiento de la población, desindustrialización y primarización de la producción, inflación, recesión y una brutal crisis externa provocada por la abultada deuda externa, la fuga de capitales y el default como una espada de Damocles sobre todos los argentinos.



La construcción de un relato:
La prensa militante en su campaña contra el gobierno de CFK, instaló  el slogan del “relato K”. Mauricio Macri uso mucho este concepto de irrealidad de los logros de los 12 años de gobierno del matrimonio Kirchner.
Si entendemos, parafraseando a Nietzsche, “que no hay hechos, sino que hay relatos  de los hechos”. O simplificando, que los hechos son relativos y dependen de la visión subjetiva del espectador. Así cada espectador construirá su relato sobre un  mismo hecho. Este relativismo no es nuevo en la cultura occidental moderna, también el texto del epígrafe  hace referencia a la subjetividad. Así el relativismo sostiene que los puntos de vista no tienen verdad ni validez universal, sino que solo poseen una validez subjetiva encuadrada en los diferentes marcos de referencia.
La política es la construcción de un relato colectivo, que nos explique el pasado, podamos entender los hechos del presente y nos proyecte al futuro. Que ese relato logre ser hegemónico, que se convierta en el “sentido común” de esa sociedad.
La política puede entenderse como la confrontación de relatos, es decir la lucha por la apropiación del sentido de las palabras, la apropiación del sentido común, y sobre todo de la subjetividad de las personas.
En ese sentido el macrismo construyó   un relato basado en un concepto “nuevo” la post verdad. Que es la post verdad?  La mentira lisa y llana, usada como herramienta política.
La post verdad es un fenómeno peligroso porque es la propaganda basada en la falsedad y la mentira.  Hay una voluntad de manipulación de la opinión pública en la que se presenta como verdadero algo que, a sabiendas,  es falso y, encima, se justifica  el engaño como un recurso más de la lucha política.
Es cierto que el macrismo se enancó  en “valores”, que forman parte de la subjetividad de una parte importante de la población y la llevó  a limites extremos: el individualismo, el sálvese quien pueda, la meritocracia, un darwinismo social y una categoría nueva para la sociedad argentina, la lógica de ganadores y perdedores, la ausencia total del estado, salvo el estado policial autoritario represivo que ponga límites a los que quedan fuera del mercado y la sociedad, a los “perdedores” y proteja la propiedad de los “ganadores”.
Mientras que el gobierno de CFK  tenía como slogan “la patria es el otro”, es decir es otro es mi prójimo, mi hermano, un concepto cristiano de la vida en comunidad, el neo  liberalismo construyó  al “otro” como enemigo. Lo cargó  de todos los males, le atribuyó  la culpa de todos los pecados.
La dialéctica amigo enemigo llevada al extremo y cargada de odio hacia el otro.
“Tener un enemigo es importante no solo para definir nuestra identidad, sino también para procurarnos un obstáculo con respecto al cual medir nuestro sistema de valores y mostrar, al encararlo, nuestro valor. Por lo tanto, cuando el enemigo no existe, es preciso construirlo” Humbeto Ecco. La construcción del otro.
En este caso el “otro” fue CFK y toda la dirigencia políticas y social que acompaño la gestión de los Kirchner. La demonización del gobierno anterior, en la negatividad de las políticas “populistas”, la negación de cualquier éxito o virtud en esos 12 años de gestión, la intención clara y concreta de asociar políticas populares con mafia y delito. También y como añadidura fue construyendo un discurso de demonización de las clases populares, y dentro de estas de los jóvenes y los sectores más pobres y marginados. Es decir a la par que se los excluía de los circuitos del trabajo, el consumo y la educación, se los convertía en parias sin derechos, se construía un discurso autoritario y represivo dentro de la sociedad y las fuerzas de seguridad para sancionar violentamente cualquier resistencia individual o social. La doctrina Chocobar de la Ministra Bulrich, no es aislada, esta encarnada en ciertos sectores de clase media y alta argentina y es causa de hechos lamentables que hemos vivido en estos tres años, como Santiago Maldonado, o un jubilado muerto a golpes, por irse de un supermercado sin abonar. Estos son casos conocidos y divulgados por la prensa, pero existen todos los días otros casos de gatillo fácil, golpes, torturas y abusos de las fuerzas de seguridad sobre los barrios populares del conurbano bonaerense.
Por supuesto que esta construcción  contó  con el apoyo de todo el aparato mediático -comunicacional concentrado y monopólico, con gran parte del Poder Judicial, los servicios de inteligencia y sectores de las fuerzas de seguridad.  
El “periodismo de guerra”, peligroso concepto, creado por el Grupo Clarín y su socio la Nación y que tuvo a su periodista estrella,  Daniel Santoro y sus “investigaciones” sobre la corrupción del gobierno K, muestra la sordidez de este mundo periodístico - mafioso. El caso D Alesio, investigado por el Juez Ramos Padilla, está mostrando el mecanismo perverso de construir causas judiciales contra empresarios, funcionarios del anterior gobierno y sobre todo contra la ex presidenta, a fin de perseguirlos y castigarlos con un odio y un sentimiento de venganza pocas veces visto en la sociedad argentina.

La realidad no puede ser reemplazada por el relato.

El relato neoliberal mostró  su fragilidad para entender lo que pasaba y el mejor equipo de los últimos cincuenta años mostró una ineficiencia en la gestión realmente notorio.
El macrismo creyó que utilizando las mismas técnicas que le permitieron ganar la elección le servirían para gobernar. Le fue más o menos bien mientras duró la luna de miel con sus votantes, pero exageró su uso y subestimó a la sociedad. Duran Barba cree que el votante promedio “es un chico de 9 años, que tiene un pensamiento mágico, que solo entiende frases cortas, vacías, de buenas intenciones y deseos” es decir un individuo que no logró  desarrollar el pensamiento abstracto.
La crisis provocada por sus erróneas políticas  les mostró que no era así, que el manual de Duran Barba ya no le servía para enfrentar las corridas cambiarias, la inflación y el empobrecimiento cono sociedad que soportamos.
El marketing político  es una herramienta útil y necesaria, tanto en campaña como en la gestión, sin embargo siempre la política está por encima del marketing. Apostar todo al marketing y a un relato edulcorado, lleno de buenas intenciones,  a la “post verdad” como centro del relato, es decir a la mentira y al ocultamiento de los hechos,  como articuladores de la realidad es suicida.
Esta vez la sociedad ha visto la debilidad y la impericia del Gobierno para enfrentar la corrida cambiaria y sus consecuencias  financieras,  monetarias e inflacionarias.  Se vio claramente que el “rey está desnudo” y que no hay relato que pueda disimular la gravedad del momento.
Vidal es un claro ejemplo de una figura construida a través del marketing, con una muñequita tonta, de sonrisa falsa, de escasos conocimientos y nula gestión, se pretendió  construir una dirigente de peso, cuando no es más que un títere vacío. La figura incombustible que querían construir mostró su inconsistencia y cayó estrepitosamente en las últimas elecciones.  El caso Vidal muestra algo básico, que  con marketing podemos construir un candidato, pero no un gobernante.
El gobierno fue víctima también de su propio relato. Creyó que si liberaba las fuerzas del mercado, bajaba impuestos a los sectores más ricos, al agro, la minería y en general a los sectores más concentrado,  bajaba salarios, jubilaciones y el gasto público,  iba a haber una lluvia de inversiones y que poco a poco se iban a ir viendo los “brotes verdes”. Una política económica “ofertista” clásica.  Por supuesto que no iba a  funcionar, porque esas políticas han fracasado a lo largo de nuestra historia y además porque fueron llevadas adelante por funcionarios muy precarios técnicamente. Tan ineptos que no pudieron ver que el mundo había cambiado, que el escenario era otro, los vientos soplaban en contra.
El macrismo entró  en la paradoja de la frazada corta, cubre a algunos y desabriga a otros. A quien eligió fue una respuesta política, no económica.
Por otro lado las medidas de altas tasas de interés en pesos y en dólares, endeudamiento, ajuste, inflación con recesión, hizo  estallar la economía real. Los sectores productivos vieron aumentar sus costos, caída de las ventas, falta de financiamiento, corte en la cadena de pagos con tasas entre el 40 y el 70 %, hacen también inviable la producción y por ese va camino se fue a una parálisis productiva y por ende con quiebras masivas, cierres, pérdida de puestos de trabajo, desempleo masivo  y altos índices de pobreza e indigencia.  
Los grupos financieros  “amigos” fugaron en los últimos dos años más de 72 mil millones de dólares, los sojeros “amigos” no liquidaron los dólares, ni vendieron la cosecha en espera de un dólar más alto. Los grupos económicos “amigos” mostraron claramente sus intenciones, mientras sigan haciendo ganancias en la bicicleta financiera se quedan, cuando se termine se van.  Con este  esquema el modelo macrista no tenía  sustento ni viabilidad en el tiempo.

La luz al final del túnel

La sociedad argentina es mucho más compleja que lo que los funcionarios macristas pudieron ver y comprender dada su pertenecía de clase, pero sobre todo por su bajo nivel cultural e intelectual.
 Hay una experiencia histórica, una memoria colectiva, una práctica, que hace muy difícil que un modelo autoritario, aristocrático, excluyente, anti obrero, desindustrializador,   basado en servicios y en el estrativismo, pueda ser viable y aceptado mansamente por la sociedad argentina.
Las elecciones del pasado 11 de agosto mostraron claramente el rechazo hacia la desastrosa gestión del gobierno de Mauricio Macri.  Si bien las Paso fueron diseñadas para definir las internas de candidatos de cada partido, en un solo día, en elecciones obligatorias, estas últimas dada la amplitud del triunfo de la formula Fernández –Fernández o si se quiere también la catastrófica derrota del oficialismo, han abierto un periodo de inestabilidad política y económica, dado que faltan dos meses para las elecciones generales y casi cuatro para la entrega del poder al nuevo presidente. Una eternidad para la fragilidad de la situación argentina.
Mientras los dirigentes del Frente para Todos, hacen gala de un equilibrio y sensatez admirable, teniendo claro que no es momento de echar nafta al fuego, que una profundización de la crisis la termina sufriendo el pueblo argentino, el macrismo persiste en negar la realidad de que su tiempo ya fue, construyendo un relato perverso y falaz sobre la culpabilidad de los “que votan mal”, al anterior gobierno y al próximo   como responsable de la crisis, con mensajes violentos y esquizofrénicos de muchos de sus voceros. Lamentablemente el poder real abandonó  al macrismo y este solo balbucea algunas frases incoherentes y ensaya algunos cambios que solo lo hacen persistir en errores que nos llevaron a este desastre. Demasiado poco para un tiempo largo hasta el 11 de diciembre.
La historia argentina  muestra que la salida  a estas crisis es la política, que la respuesta no es institucionalista, ni económica y menos comunicacional.

Antonio Muñiz
22 de agosto de 2019




El incendio y las vísperas.

Este pasado 11 de agosto se  realizaron  las elecciones Primarias   Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) y al presentar  los partidos políticos una sola formula, cada uno de ellos, estas se convirtieron en un gran referéndum. Una confrontación entre dos modelos de  país. 
Con el 98,7 % de los sufragios contabilizados, el primero, Alberto Fernández obtuvo el 48 % contra el 32 % del Macrismo. De más esta decir que casi con seguridad, se mantendrá esta tendencia, con la posibilidad de un aumento en los porcentajes del Frente de Todos y una caída más significativa en el Frente Cambiemos
Esto resultados muestran lo que veníamos diciendo dese hace meses, la inviabilidad del neoliberalismo monetarista de construir un modelo  de país que pueda incluir a todos los argentinos.
Una vez más el liberalismo vernáculo nos llevó a una crisis profunda, casi una catástrofe nacional, donde se desmantelaron  todas las políticas sociales llevadas adelante en la década Kirchnerista, y pretendía generar un retroceso de más de 70 años en la conquistas y derechos sociales  adquiridos durante la vigencia del peronismo.




La inoperancia,  la soberbia y la miopía intelectual del macrismo  llevaron a la nación a un nivel de endeudamiento sin precedente, disminuyendo el salario real a los niveles más bajos en décadas, arrasó los derechos laborales, incrementó el desempleo, provocó una inflación que no se veía desde los tiempos de Fernando de la Rúa, llevó a cabo brutales procesos de dolarización de la economía, sobre todo alimentos y energía, inicio  un proceso de desindustrialización y primarización de la economía,  una violenta apropiación de recursos públicos a manos de los amigos del gobierno, se alineo acríticamente a las políticas imperialistas de EEUU y boicoteo los procesos de integración regional y entrego la soberanía económica a las políticas del FMI.
En el plano político llevo adelante un régimen autoritario, violando los más elementales derechos civiles, persiguió al periodismo crítico, encarceló  a empresarios de medios para quitarles sus empresas, hubo violentas represiones contra manifestaciones de protesta popular, llegando al asesinato en manos de la gendarmería y la prefectura de dos personas en el sur, Santiago Maldonado y Rafael Nahuel ,  la persecución de figuras de la gestión anterior en especial la ex presidenta Cristina Fernández, con acusaciones de corrupción, que hasta el momento no han podido ser probados, con el propósito de anularla como figura política y principal cabeza de la oposición y la prisión de ex ministros y dirigentes sociales en causas inventadas y amañadas, donde se los privó del derecho a la defensa.
Una sociedad agredida, violentada por la soberbia de clase reaccionó    votando masivamente a un peronismo unido, que se recicló,  construyendo una nueva  mayoría, con otros métodos y una capacidad de resiliencia que es inherente al peronismo, que ha podido a lo largo de su historia reconstruirse a pesar de golpes de estado, proscripciones, violencias y muertes, con lo que lo ha perseguido la oligarquía argentina.
Es indudable que este triunfo y sobre todo la amplitud del mismo cambian el escenario nacional, pero también es un golpe duro a la oleada neoliberal impulsada por EEUU en Latinoamérica. Es por ello que puede explicarse los exabruptos de Bolsonaro y el silencio notorio en los últimos días del FMI.
Es probable que este triunfo marque el inicio del fin de ciclo neoliberal que intentó reemplazar a los gobiernos populares que gobernaron al región en los últimos veinte años. El neoliberalismo muestra una vez más su incapacidad y su inviabilidad histórica en toda Latinoamérica. Las luchas y movilizaciones populares en Brasil en defensa de la educación, en Puerto Rico, contra un gobierno corrupto, el pueblo venezolano resistiendo la agresión imperialista de EEUU y sus socios regionales,  Ecuador, con fuerte apoyo popular para la vuelta de Rafael Correa, ante la claudicación de su sucesor Lenin Moreno, etc, muestran que otro rumbo es posible.
En el plano interno esta transición va a ser larga y dolorosa. Y las respuestas del gobierno a la derrota fueron bastante erráticas.
El mensaje de Macri post resultado fue una peligrosa maniobra, quiso  remarcar su autoridad deslindando responsabilidades, acusando al pueblo que no lo voto de no comprender sus accionar,  y adjudicando al Frente de Todos, vencedor en las urnas, responsabilidad sobre lo que pueda pasar de aquí a octubre. Obviamente, sus palabras también fueron claras en relación a extorsionar la voluntad popular de cara a las próximas elecciones generales.  “Nosotros o el caos”, “si votan a los otros, háganse cargo de lo que viene”, ese fue el mensaje el día lunes, junto a una corrida cambiaria auto inducida y una espiral inflacionaria sobre los productos de primera necesidad. Esta lógica extorsionadora, no es nuevas en la política argentina, pero siempre han sido un fracaso.
Todo parece indicar que el gobierno, a pesar de algún cambio de ministro, alguna medida intervencionista sobre los mercados a efectos de controlar precios, quitar el IVA a productos básicos o congelar el precio de los combustibles, no tiene demasiadas respuestas. La designación de Lacunza en reemplazo de Dujovne y la primeras medidas anunciadas muestran una persistencia en políticas erróneas que nos han llevado hasta acá.
Una vez más queda demostrado la supremacía de la política sobre la economía. El macrismo derrotado y en crisis es abandonado por sus antiguos socios y sostenes. La derrota en impiadosa con los vencidos, los mercados, principal apoyo, le han soltado la mano y buscan otros aires bajo la conducción de Alberto Fernández. El travestismo de los medios y sus periodistas estrellas, rosa lo impúdico y la falta de vergüenza y de moral de estos, es una muestra más de soledad en que va quedando el gobierno.
El “mercado” idolatrado por  Macri, lo  abandonó. Habla de acelerar la transición, y es más,  hablan de adelantar las elecciones y la asunción rápida del nuevo gobierno. También en este caso, como pasó  con la hiperinflación y saqueos a Alfonsín, cuando este ya no les servía, fue un llamado de atención al futuro gobierno de Menem. El mensaje también ahora es claro, condicionar el gobierno próximo, mostrando quien tiene el poder.
Alberto Fernández y la mayoría de la dirigencia peronista han mostrado prudencia  ante la situación, con declaraciones muy mesuradas que pretenden dar “seguridades a los mercados”. Sin  embargo el gobierno, jugando con fuego,  pretende asustar a la sociedad y a los mercados con el fantasma de una vuelta del kirchnerismo, mientras los medios y los grupos de poder económico y judicial pretenden marcarle la agenda al futuro presidente.
Es una etapa compleja, y peligrosa. Por un lado una crisis política y económica  con vacío de poder y un default inminente puede agitar viejos fantasmas de protestas populares en la calles, con su correlato de represión y violencia.  Los movimientos sociales son como ríos subterráneos, que afloran a la superficie en los momentos menos  pensados.

Antonio Muñiz 
Agosto 2019

“Burguesía nacional: ¿mito o realidad” (2 parte)

“Los argentinos tenemos que asumir que necesitamos  un empresariado que tenga éxito, un empresariado que tenga rentabilidad, necesitamos empresarios que sean triunfadores, porque eso va a ayudar a aumentar la capacidad de gerenciamiento y de inversión de la Argentina,…, y vamos a poder consolidar esa burguesía nacional, tanto industrial, agropecuaria y demás que necesita este país para poder consolidarse definitivamente” NK

Decíamos y nos preguntábamos en un artículo anterior porque el empresariado de capital nacional, los pequeños y medianos empresarios y en general los sectores medios, históricamente han apoyado proyectos políticos y económicos retrógrados, contrarios a sus intereses. (1)
En la respuesta a estas preguntas está o no la/las herramientas para construir un proyecto político nacional, popular, industrialista y soberano.
Simplificando la historia argentina, puede decirse que a los largo de los 200 años de nuestra patria y aun antes, durante el virreinato,  hubo dos corrientes enfrentadas, dos modelos de país.
Esta contradicción fundante, ya que estaba en las discusiones políticas  post invasiones inglesas y las jornadas de Mayo, es entre un país productor y exportador de materias primas, el comercio,  los servicios y subordinado al capital internacional y por el otro un modelo industrializador, con desarrollo del mercado interno, buenos salarios,  pleno empleo. Un modelo  soberano de desarrollo. Por supuesto que esta contradicción fue mutando y tomando diversas formas a lo largo del tiempo, pero la esencia siempre es la misma. En ese sentido vale la pena releer los escritos económicos de Manuel Belgrano o Mariano Moreno,  ocultados por la “historia mitrista”. (2)
Ante la proximidad de las elecciones presidenciales, y a tres años y medio de gestión del gobierno macrista se ve claramente el enfrentamiento entre estos dos modelos.  Por un lado una gestión oficial que apunta a la primarización de la economía, la desindustrialización, el desmonte del Estado de bienestar construido a lo largo del siglo XX, achique y ajuste del estado y subordinación a los intereses de EEUU y sus herramientas de dominación como el FMI y por el otro el proyecto que podríamos definir nacional y popular de fuerte desarrollo industrial, con inclusión social e integración nacional y latinoamericana.
Para este segundo modelo es necesario reconstruir una alianza política, social y económica que pueda enfrentar al bloque hegemónico hoy en el gobierno. Para ello es necesario sumar a los sectores medios, a los sectores de la educación y la cultura, profesionales y a los empresarios pymes y grandes.
Es indudable, por los menos así lo muestra la historia económica mundial,  que un proyecto de reindustrializar el país y construir un desarrollo autónomo requiere de una burguesía fuerte que lidere el proceso. Sin embargo también la historia argentina mostró la debilidad de esta clase social y su defección en momentos críticos de nuestro pasado. En un artículo anterior hacemos referencia a momentos claves donde la burguesía local renuncia a su rol y se asocia a intereses contrarios a los suyos.
Jauretche, en ese sentido había caracterizado lo que consideró tres fracasos históricos de la burguesía argentina en cuanto a transformarse en lo que denominó “burguesía nacional”, entendiendo por tal la que fuera capaz de liderar un proyecto nacional de desarrollo económico integral, utilizando las herramientas del Estado, siendo en ello fundamental impulsar el desarrollo industrial.
Jauretche situó esos tres fracasos de la burguesía argentina en tres oportunidades históricas, primero en la generación que después de la batalla de Caseros creó la Constitución Nacional de 1853, luego en la denominada “generación del ochenta” hacia fines del siglo 19 y primeras décadas del 20, cuando se agotó el modelo agro exportador y finalmente en la generación de los años 1945 a 1955.
Jauretche había sentenciado con enorme razón que esta burguesía, por su escasa o nula conciencia de clase forma parte del medio pelo argentino, ya que su grupo de referencia es precisamente la oligarquía. De ella copia no sólo un estilo de vida sino también lo que resulta más problemático para el futuro desarrollo de la Argentina: un comportamiento económico de clase, que no es burgués sino oligárquico. (3) 




Arturo Jauretche  que falleció en 1974 no alcanzó a ver los fracasos sucesivos de esa burguesía tanto 1976, al apoyar el programa de gobierno de Martínez de Hoz, la oleada liberal y privatizadora de los noventa y ahora acompañando el proceso de saqueo económico  en vigencia.
Podemos concluir que  cada vez que hubo condiciones objetivas para gestar un capitalismo nacional, la “clase burguesa” aquí defeccionó; no llegó a constituirse como tal. Asumió la lógica de acumulación capitalista  en el  circuito de la comercialización y especulación con condiciones muy favorables, no esencialmente en el de la producción. Así hemos tenido siempre  un empresariado que en realidad no es burgués. Por eso mucho más que una gran burguesía nacional ha terminado siendo oligarquía por su comportamiento objetivo de clase.  (4)
Incluso cuando han incursionada en el sector industrial, optaron por especular un mercado nacional muy reducido pero controlado monopólicamente, como los ingenios azucareros por ejemplo. (5) Rapoport Comportamiento que no ajeno al de su grupo de referencia: la oligarquía tradicional.

Bases para el proyecto industrialista.

A lo largo de la historia argentina esta demostrado que la única clase social que apoyó  consecuentemente, aun con sus limitaciones, un proceso industrializador fue la clase trabajadora.
Es más, fueron sus organizaciones sindicales las que pusieron un límite y muchas veces hicieron retroceder procesos neo liberales de desindustrialización.


Está claro también que este apoyo es necesario para encarar la industrialización, pero no suficiente para construir un bloque hegemónico que lidere el proceso. Es claro que es necesario sumar a los sectores medios, los trabajadores independientes, los profesionales,  los pequeños comerciantes e industriales, etc. Tarea no sencilla porque estos  sectores son  muy propensos a sumarse a experiencia neoliberales, que terminan jugando contra sus propios intereses.
Ha ocurrido a lo largo de nuestra historia que, aun cuando pequeños y medianos empresarios y capas medias se beneficiaron ampliamente cada vez que se intentó un proyecto industrialista, liderado por espacios políticos representativos del ancho sector popular, la gran mayoría de aquellos no solo no apoyó sino que se opuso y contribuyó activamente a su fracaso, muchas veces a través de golpes militares violentos.
Es que la subjetividad de estos sectores ha estado y está ganada por los intereses y la prédica de los sectores oligárquicos contrarios al proyecto nacional.  Su relato, su forma de ver la vida social y personal, su visión de la historia argentina, su inserción es el mundo, etc, es “hablado por otros” en el sentido heidegeriano.  Este pensamiento alienado  les permite aceptar políticas contrarias a sus intereses y necesidades, así apoyaron y apoyan  las políticas neoliberales de la  dictadura militar, pasando por el menemismo, la Alianza y el gobierno de Cambiemos,  cuyos desastrosos resultados para los sectores populares, es decir, trabajadores, capas medias, campesinos y pequeños y medianos empresarios estamos sufriendo.
Sera  necesaria una ardua  campaña cultural e ideológica que permita mutar esa  subjetividad alienada.
También está claro que en el contexto mundial, regional y local complica la puesta en marcha de un proyecto nacional y popular; donde por un lado existe una fuerte campaña de penetración imperialista por parte de EEUU, con una clara inserción en el mundo dentro de la división internacional el trabajo como meros productores bienes primarios, y que nos lleva a un seguidismo de la políticas imperiales globales, tanto en lo económico con el acuerdo con el FMI y su control sobre la economía interna, como la adhesión y acompañamiento a sus políticas agresivas en Medio Oriente. La declaración de “organización terrorista” a  Hezbollah es una muestra del nivel de dependencia de nuestra política exterior.
Tampoco es propicio el orden económico mundial liderado por  las  grandes empresas y corporaciones  oligopólicas con capital internacionalizado e intereses globales. En este orden están insertas las grandes empresas y grupos económicos locales, ganadores de las ultima décadas, asociadas y subordinadas a los intereses del capitalismo financiero mundial. Su modelo de acumulación pasa por la explotación intensiva de los recursos naturales y humanos, y por la apropiación del excedente generado y su posterior evasión a paraísos fiscales. Este modelo de capitalismo rentístico financiero, inviable en el mediano plazo,  pero que hegemoniza un bloque donde además de controlar las herramientas del Estado, los medios de comunicación,  el poder judicial, etc, logra sumar al empresariado pyme, con intereses contrapuestos a los suyos.
Esta  burguesía argentina no tiene ya la posibilidad de liderar un proyecto de desarrollo económico, social, cultural y político que nos haga dar un salto cualitativo hacia adelante como nación y nos saque del actual estado de país semi desarrollado y dependiente.
Es necesario  reflexionar no solo sobre la incapacidad rectora de esta burguesía de liderar un proceso distinto, sino además, como reconstruimos un nuevo liderazgo político y social para la próxima etapa. 


En principio es necesario destacar a  grupos minoritarios, pero activos, de dirigencia empresaria pyme, Apyme, CEEN, CGE, PymeSur, CGERA, etc,  que pueden acompañar pero no liderar un proceso industrializador,  dado su carácter minoritario dentro del sector al que intentan representar y que, más grave aún, estas dirigencias con un pensamiento nacional no consiguen la adhesión a esos postulados de sus propios asociados.
Juan Domingo Perón, en sus últimos discursos, del 1 de mayo y del 12 de junio deja expuesto su pensamiento cuando por ejemplo denuncia el comportamiento agiotista del empresario para boicotear el Pacto Social o marca un camino cuando invita a la clase trabajadora para que "defina qué modelo de país anhela"; "su apelación a la unidad nacional para la liberación"; y su invitación al cambio social a través de un "orden creador y transformador" como respuesta al "orden estático" de la dependencia.(5)
Está claro que el camino es la construcción de un movimiento de unidad nacional para la liberación, donde seria inevitablemente la clase trabajadora su columna vertebral, pero que necesariamente requerirá del apoyo de los sectores medios, las pymes industriales y comerciales, las organizaciones sociales, etc.
Lamentablemente, en esta etapa, la dirigencia sindical, no parece estar a la altura de las necesidades de la época. Los grandes gremios están siendo conducidos por dirigencias que fueron cooptadas por el pensamiento  liberal imperante en las últimas décadas. Conciben al sindicato como una organización administradora de recursos, prestadora de servicios y generadora de “negocios” y no como organizaciones políticas con responsabilidad histórica. Por el otro lado aparece  una nueva camada de dirigentes que parece entender el imperativo de la etapa. En general, sin ser excluyentes,  la dirigencia nucleada  en la Corriente  Federal de los Trabajadores apunta en la dirección correcta de construcción de un frente social y político basado en una alianza estratégica entre la producción, el trabajo, la ciencia y  sobre todo el Estado
Para ello hay que llegar al gobierno, apropiarse de las herramientas del Estado y desde allí aplicar un plan alternativo de protección del mercado interno, re industrializador, con un estado activo, socio del capital privado, pero un estado empresario presente donde haga falta o donde el privado no está o no quiere estar. Ha falta de un  capitalismo privado hay que desarrollar un estado empresario que reemplace a esa burguesía fallida, un estado que aliente a través de inversiones directas aquellos sectores que resulten prioritarios en el plan de desarrollo fijado.
Es importante en una política de desarrollo productivo la existencia de un movimiento cooperativo fuerte  que intervenga en muchos sectores de la economía, tanto en la producción de bienes, su comercialización como en la prestación de servicios financieros, siendo un vehículo de acumulación del capital social y su posterior distribución en la comunidad.
Hace falta además un activo programa de apoyo a la educación,  la ciencia y la tecnología, con una vinculación directa con la producción y el trabajo.
Desde el Estado y con las herramientas del Estado, desarrollar ámbitos de participación, discusión y planificación, con la presencia directa de los empresarios, los trabajadores y el Estado a través de sus diversos organismos, (universidades, bancos, Conicet, INTi, etc) para por un lado  desarrollar el debate ideológico con  todos los sectores de la comunidad, aportando argumentos históricos, políticos y económicos para  ayudarlos a reflexionar  y que  su interés subjetivo coincida con su interés objetivo y por el otro direccionar recursos hacia aquellos sectores industriales definidos como estratégicos. Sera necesario seguramente poner recursos vía compras del estado y  créditos y/o subsidios en actividades productoras de bienes  exportables, generadores de dólares, también  en las destinadas al mercado interno, pero generadores de puestos de trabajo, como la textil, marroquinería, etc. y en aquellos sectores que desarrollen tecnología de punta.
La experiencia internacional muestra que una “burguesía nacional”  puede construirse desde el Estado, utilizando una política de incentivos directos e indirectos,  premios y castigos  y “con tanta libertad de mercado como sea posible y tanta intervención del Estado como sea necesario”, asociando al empresariado en un proyecto de país viable con un modelo popular alternativo al neoliberalismo.

Antonio Muñiz
Julio 2019

Bibliografía

(1) http://causapopularynacional.blogspot.com/2019/07/burguesia-nacional-mito-o-realidad-1.html
(2) Manuel Belgrano “Escritos económicos”
(3) Arturo Jauretche “El Medio Pelo en la Sociedad Argentina”).
(4) http://causapopularynacional.blogspot.com/2019/06/el-pacto-social.html
(5) “Spilimbergo y la Teoría de la Dependencia» , Alberto J. Franzoia, publicado además en “Reconquista Popular” y en “Investigaciones Rodolfo Walsh” en 2006
(6) Historia Económica Social y Política Argentina por Mario Rapoport.- Editorial: EMECE EDITORES SA -.

Foro en defensa del Proyecto Nacional y Popular

El Secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, fue el invitado especial del primer Foro en Defensa del Proyecto Nacional y Popular, que contó con más de 250 militantes.