TRES PAREDES


Por Martín García

Primera Pared.
Para los que hemos nacido durante los primeros 10 años de gobierno de Juan Domingo Perón, toda la vida hemos estado signados por su gesta y su protagonismo.
Leíamos los libros donde nos decían que Evita nos amaba y ella sonreía coloreada con su rodete color oro.
La gente tenía casas y jardines; licuadora, heladera y tocadiscos combinado.
Había coches argentinos, cine argentino extraordinario y clubes de barrio donde todo el mundo practicaba algún deporte o bailaba con la familia con orquestas.
Ramón Carrillo había resuelto el tema de la salud, y los abuelos tenían jubilación.
La mujer votaba por primera vez, los chicos iban de vacaciones al mar y los padres también.
Vivimos el antiperonismo de cerca y el peronismo por cercanía.
En el barrio éramos de clase media, pero en la esquina comenzaba la villa miseria de donde venían las señoras a limpiar y cocinar.
Allí eran todos peronistas.
Hasta en la pensión de al lado del Almacén de Don Andrés Lires, los Terán, que eran mas negritos que morochos, eran peronistas.
Yo le dije un día -al que tenía mi edad –Hay que decir que somos peronistas y el me contestó: -Y si nosotros “somos” peronistas.
Recibíamos regalos de reyes en las oficinas del Correo argentino, como un mensaje claro de que estábamos incluidos en esa sociedad.
Había universidades obreras, y estudiar y recibirse era gratuito igual que la escuela y el secundario.
Siempre estaban la bandera y los héroes como el Tambor de Tacuarí, que nos enseñaban a ser patriotas y hasta dar la vida por la Patria.
Después vimos volar los aviones que atacaron la Casa de Gobierno y la Plaza de Mayo y aun recordamos la humareda que se veía desde Ramos Mejía y como se escuchaba el estruendo de las bombas que tiraban.
Escuchamos por la radio –“Por cada uno de nosotros que caiga, caerán cinco de ellos” y “A los enemigos, ni justicia”.
Perón renunció para que no hubiera mas muertes y ellos asumieron entre sonrisas y vítores de la clase media.
Después ellos mataron a los nuestros y a unos cuantos que quisieron reponer al gobierno constitucional los fusilaron en Campo de Mayo, en la cárcel de Las Heras; en los basurales de José León Suárez (algunos eran padres de amigos míos).
Militamos en la universidad, en la izquierda, pero cada vez estábamos más cerca del peronismo.
Perón era el líder prohibido y lo prohibido recibía la pátina natural de lo deseado.
Si habíamos de rebelarnos contra todo nada mejor que canalizar nuestra rebeldía hacia el peronismo.
No había algo más desprestigiado en la clase media y ni que decir en las ligas mayores.
Eso los iba a reventar de bronca.
Además, si el pueblo era peronista. ¿quienes éramos nosotros para sentirnos por encima de ése deseo popular?
Crecimos sin poder votar, si no era un golpe militar era otro, subían presidentes de opereta y luego caían cuando se veían obligados a hacer lo que decían, es decir a practicar la Democracia.
Y en Democracia siempre ganaban los peronistas y había otro golpe para no entregarles el poder.
Se habían robado el cadáver de Evita, no dejaban que Perón volviera y acá todo era un desastre.
Los trabajadores iban perdiendo sus derechos y el país iba siendo sometido por el FMI, las cadenas norteamericanas de TV, y todo lo que sabemos de las corporaciones extranjeras.
Por eso cuando logramos que Perón volviera al país con Marilina Ross, con el Tano Piero, con tanta gente querida por nosotros, supimos que habíamos reparado ¡Por Fin! una injusticia de los poderosos y los yanquis y ahora si que iban a ver lo que era la Argentina.
Cuando éramos pibes éramos los únicos privilegiados y pagamos luego nuestra deuda de amor siendo la juventud maravillosa que lo volvió a traer al general al País.
Después de la primavera peronista del 73/74 Perón murió y todo se cayó, nos masacraron, y Argentina se convirtió en una zaga de terror, muerte y perversión.
Pero ya nuestra vida estaba teñida definitivamente por el peronismo, por Perón y Evita de punta a punta.
Cada vez que mirábamos hacia atrás veíamos a Perón y Evita.
Una sociedad nueva que había necesitado de una nueva Constitución en 1949 para darle esa jerarquía al Nuevo Proyecto Nacional de la Justicia Social.
Veíamos una sociedad feliz de los pobres, que ya no lo eran, ahora eran trabajadores y trabajadoras, chicos estudiando y abuelos cobrando por tantos años de trabajar.
Veíamos a ELMA, Aerolíneas Argentinas, los Ferrocarriles Argentinos surcando el territorio, el IAPI, el INTA, la energía atómica, el acero, el avión Pulqui, el coche justicialista, la locomotora justicialista, el trabajo, la producción, la grandeza de la Patria.
La justicia social, la independencia económica, y la soberanía política.
La tercera posición, el tercer Mundo junto a China y la India, la Argentina potencia.
Esa memoria se deslumbra con el ABC de Argentina, Chile y Brasil como forma actualizada de la integración americana que soñaban Bolívar y San Martín.
De hecho, la pared que elije Perón es San Martín. Y recogiendo la herencia de los primeros habitantes de la tierra, sus parientes (de Perón y de San Martín) que establecían que los hombres llevaban el Poder político y las mujeres el Poder religioso, nombra a Eva Perón, la Evita del Pueblo como “Jefa Espiritual de la Nación” como señalan el historiador “Francisco “Pancho” Pestanha y Graciela Maturo.
Y no solo eso, también recoge aquello que marcaba Rodolfo Kush de la cultura andina, que “solo es verdad aquello que da felicidad” tan diferente a la congruencia europea.
Mucha cosa como para no enamorarse.
Toda una cultura.
Un universo.
“Los días más felices, fueron y serán peronistas”

Segunda Pared.
Muchos de nosotros creímos, después de la derrota de Luder-Bittel ante Alfonsín, que cuando volviéramos al gobierno, después de la “negra noche de la Dictadura del Proceso”, volveríamos a estar como con Perón.
Solo había que elegir un líder que lo emulara.
Ese fue Menem.
Algunos creíamos que iba a ser Antonio Cafiero pero no se dio.
Menem era el caudillo federal de las Provincias del Norte, el impresentable, el transgresor que había anunciado en un discurso de la renovación - en Plaza Once – “Hay que romper relaciones diplomáticas con los EE.UU.”
Menem hizo todo lo opuesto de lo que hizo Perón.
Privatizó todo lo que Perón estatizó, por ejemplo.
Liberó la economía del control estatal para que la manejaran las Corporaciones internacionales.
Mientras que Perón decía lo contrario “La economía nunca ha sido libre: o la controla el Estado en beneficio del Pueblo o lo hacen los grandes consorcios en perjuicio de éste”.
Menem aprovechó que las sucesivas capas arqueológicas de los diferentes gobiernos seudo democráticos y dictatoriales habían ido formando un estado gordo y poco eficiente para acusarlo de ineficiente “per sé” y tercerizar y privatizar todo, con la promesa de que la empresa privada, eficiente de por sí, lo iba a administrar, mejor.
¡Que fiasco!
Mientras las corporaciones hacían su negocio y la Patria se quedaba sin patrimonio, las mercaderías extranjeras entraban al país como “Pancho por su casa” y las industrias cerraban porque no podían competir con ellos, en estas condiciones.
Nos quedamos sin recursos propios para encarar nada, con el pueblo empobrecido como nunca jamás después de Perón, y con la miseria, la prostitución y la droga destruyendo los hogares más marginados de la economía y la sociedad del consumo.
Y por si fuera poco la corrupción política y empresaria instalada en los niveles de “control”, se instaló la ideología privatista, de defensa irrestricta de la utilidad patronal comiéndole el “coco” a muchos de nuestros jóvenes universitarios. Menem puso un “manto” de olvido a los atroces crímenes de la Dictadura del Proceso, se dedicó a manipular y corromper el aparato político del PJ y a revolear comida a lo bruto en las Villas miseria como parte del sistema de compensación ante el desfalco institucionalizado.
El ponía el voto de los “negros” para que las Corporaciones hicieron lo suyo sin necesidad de que apelara la violencia militarizada.
Le comió la cabeza a la Clase Media con los viajes a Miami y a Disneylandia como antes Martínez de Hoz lo había hecho con los viajes a Europa y las camisas francesas a 10 dólares.
Menem planteó la era del consumismo (A contrapelo de Perón que dice que el arma del enemigo es el “Despilfarro”), le devolvió la estabilidad económica a la población (lo que le permite “planificar” su pobreza ya que la hiper de Alfonsín le robaba cada día de su propio bolsillo en base a la imprevisibilidad) y el crédito ( ya que aun antes de la inflación galopante la población debía ahorrar y licitar durante 36 meses para comprarse un mísero televisor).
Como una mala copia de Perón, Menem refuerza el Mercosur iniciado por Alfonsín, lejos de la Patria Grande, como una Suramérica de las Corporaciones al servicio de estas, (en lugar de estar al servicio de nuestros pueblos).
Como una calesita muy linda pero a la que no logramos subir los pibes del barrio.
Menem instaura una etapa tan cortante con la historia que inició el peronismo que necesito, a su vez, de una nueva Constitución nacional para definir en esa jerarquía el Proyecto de sumisión incondicional de Argentina al Norte Imperial.
Con los resultados a la vista, la sociedad lo despreció y lo venció en las elecciones del 2003, en la segunda vuelta “virtual” del post 19 y 20 de diciembre del 2001, fecha histórica donde De La Rua también sepultó al radicalismo con sus crímenes de la Plaza de Mayo y su asociación ilícito-política con Cavallo y el poder financiero internacional.
Despues del 19 y 20 de diciembre del 2001, consolidada la estafa de Menem y De la Rua al Pueblo argentino, toda una nueva generación, cada vez que miraba al peronismo, chocaba contra la pared del menemismo.
Para los jóvenes de 35, 30, 25, 20, 16 años, el peronismo era el menemismo, era lo que ellos habían visto y lo demás que le contaban sus padres era una cuestión de otra época imposible de corroborar.
Algunos estaban de acuerdo con sus procederes neoliberales, pero la mayoría, abominó del menemismo.
Para ellos era visualizable el Che Guevara como icono de lucha, rebeldía y coherencia revolucionaria contra el “sistema”, pero Perón y aún Evita eran algo antiguo que recibían del boca a boca de los familiares más grandes de la casa, como algo histórico que ya había pasado de tiempo.

Tercera Pared.
La elección de 2003 corporiza el anhelo del 19 y 20 de diciembre del 2001. Argentina da para más y necesita un cambio.
Los trágicos sucesos de la Plaza de Mayo y la burda estafa de Cavallo y los Bancos hacen caer a la Alianza. El primer recuerdo desagradable era el de De la Rua, el Chacho Álvarez y Cavallo, cada uno por sus propios méritos y en conjunto.
Una pared desagradable con la cual chocar, que generaba un fuerte desengaño a aquellos que los habían votado.
El peronismo –que no los había votado - podía intentar saltar esa pared, pero se encontraría con otro fuerte desengaño: Carlos Menem.
La traición tiene un componente extra que genera vergüenza por lo tonto que es uno al comprar una mentira.
Por dejarse engañar así.
Menos mal que muchos compañeros lo tuvieron claro.
Pero la mayoría de los gobiernos peronistas, municipales y provinciales cayeron en la misma volteada y fueron co-responsables de casi todo lo que sucedió durante los años del menemismo.
Definitivamente la pantalla que muestra a Carlos Menem, su Ferrari Testa Rosa, su avispa” que lo picó, sus “chicas” preferidas María Julia y Adelina D´Alessio de Viola, sus Amiras, su golfito con George Bush padre, mientras se entregaban las empresas públicas a precio vil, es un espejo que devuelve una imagen insoportable.
Para el gobierno de Néstor Kirchner su propio componente peronista le planteaba un fuerte desafío: ¿Cómo explicarle a toda una nueva generación que el peronismo eran Perón y Evita y no Menem y Zulemita?
¿Cómo desembarazarse de la pared menemista del peronismo?
¿Cómo decir de una manera entendible a miles de millares de jóvenes, que el peronismo era todo lo contrario del menemismo, cuando el menemismo había utilizado toda la liturgia peronista?
El bombo de Tula, la marcha peronista, las fotos de Perón y Evita, los dichos del General, en sus expresiones públicas, etc. (aunque para los peronistas su abrazo con Isaac Rojas y su “sociedad” con Alvaro Alsogaray eran todo un símbolo de “entrega” y del cambio respecto al neoliberalismo).
La sociedad de Kirchner con Duhalde solo le daba un “matiz” dentro de la simbología peronista.
Kirchner debía alejarse rápidamente de Menem y todo lo que el menemismo, Cavallo y la Alianza significaron para la sociedad argentina a partir del 19 y 20 de diciembre del 2001.
De movida la gente de Kirchner genero la idea de la “transversalidad”.
La transversalidad era, con Perón, una línea natural del “peronismo” de Perón ya que el “peronismo” o el “justicialismo” no existían antes de Perón y Perón incorporó a todo tipo de intelectuales y militantes, del Partido Comunista, del Socialismo, de los sindicatos “rojos”; del anarquismo, del nacionalismo católico, del conservadurismo popular, del radicalismo, etc.).
Sin embargo, el peronismo tradicional desconfió de la “transversalidad” y le sonó (razonablemente ) a una negación del origen peronista del presidente que se refugió en el “Frente para la Victoria” como un sustituto más “mostrable” que el Partido justicialista. Kirchner sumó también, a la manera de Chávez, a sectores de la izquierda marxista y peronista que estaban políticamente en busca de su zona de crecimiento.
Algunos ligados a Patria Libre, históricos de la izquierda combativa; otros los movimientos piqueteros surgentes como el FTV de D´Elía, el MST, Malón, etc.
Es que necesitaba alguna tropa “propia” para ganar un lugar en la calle, antes de negociar con los caudillos territoriales y los dirigentes sindicales del peronismo, ambos sectores con una gran capacidad de movilización.
Entonces, estableció una clara “pared” que lo diferencio netamente del menemismo: La generación peronista que luchó contra la Dictadura del Proceso, y fue víctima de su violencia genocida y su perversión.
La demostración de esa referencia fue la clara lucha institucional por los Derechos Humanos: El “Juicio y castigo a los culpables”.
Ahora este peronismo no hacía referencia directa a Perón y Evita, ya que millones de argentinos jóvenes no habían tenido una experiencia directa con su gobierno y su legendaria gesta.
La pared del menemismo la había hecho poco creíble ,ya que, en nombre suyo, se había perpetrado el mayor saqueo al estado nacional y el peor atentado al trabajo de los argentinos, herramientas principales y otrora paradigmas del justicialismo.
Tampoco aceptaba ni recibía el rebote de la pared menemista, rechazada por millares de miles de argentinos que se persignaban ante su sola mención.
La referencia a la defensa de los derechos humanos y la dignificación de los compañeros peronistas de los ´70 establecieron una “nueva pared referencial” para las generaciones más jóvenes.
La Noche de los Lápices, el apagón de Ledesma; la Noche de las corbatas, (del mundo judicial); la Esma, la masacre de Margarita Belén; H.I.J.O.S.; las Abuelas de Plaza de Mayo, las Madres de Plaza de Mayo, “Familiares”, los cuadros de DD.HH. de los sindicatos, el homenaje de los Colegios, los clubes de barrio, las universidades, los colegios profesionales a sus caídos, a sus desaparecidos, comenzaron a desfilar ante los ojos de millones y millones de jóvenes que lo hicieron suyo.
Cada nueva generación de jóvenes es un canto a la libertad por lo que la idea de la represión, la tortura, la muerte y la desaparición de personas se constituyeron en la peor referencia que un sector podía darle a la juventud.
Ser combatidos hasta ese punto del horror, por sus ideas y sus luchas por la justicia social, fue algo rechazado de manera lapidaria y militantemente por millares y millares de jóvenes en todo el país.
La consecuencia de la política de DD. HH. del gobierno de Kirchner con la causa de las victimas de las Dictaduras la convirtió en su paradigma.
La clase media que se había identificado con aquel autoadhesivo de “Los argentinos somos derechos y humanos”, que comentaba el “Por algo habrá sido…” referido a porque se “llevaban” a los jóvenes peronistas revolucionarios en los años de plomo y que había sido protagonista principal del “Déme dos” (primero de Martínez de Hoz y después del gobierno de Menem, Cavallo y De la Rua), callaron.
Finalmente ellos también habían partícipes del 19 y 20 de diciembre del 2001, ya que fueron saqueados por el “corralito” y habían adquirido el conocimiento “anti establishment” que aquel inusitado robo masivo de los bancos le había causado a sus ahorros y a su credibilidad en la seguridad del “sistema” bancario y del “sistema” en sí mismo.
Después, tendrían la oportunidad de volver a la palestra como lo habían hecho con López Murphy y Lilita Carrió con el “campo”, es decir, con el “antiperonismo”.
El espacio que en los años 50 había ganado Evita como “Jefa espiritual de los argentinos” en la versión de Perón, lo ocuparon ahora las Madres de la Plaza, y aún las “Abuelas” en la versión de Kirchner. Más cerca, con Cristina Fernández Presidenta, las “Madres” irían ocupando el lugar de la “Fundación Evita” al aceptar vehiculizar 400.000 viviendas con fondos estatales, además de la Universidad y otros diversos emprendimientos sociales para los más pobres de la sociedad convirtiéndose en una herramienta “informal” de la conducción.
El “viejo” peronismo desconfió del peronismo de los 70 que –naturalmente-protagonizaba esta nueva “pared” referencial y lo acusó de “montonero”.
La muerte de José Ignacio Rucci, supuestamente a mano de la organización Montoneros establecía un enfrentamiento no solo entre los sectores sindicales y las agrupaciones armadas sino también respecto el mismo Perón.
Para Perón y su gobierno el asesinato de Rucci fue un duro golpe, insalvable si se lo aprecia históricamente en perspectiva.
Todos saben que tanto las huestes de López Rega, los militares peronistas, los militares antiperonistas de esa época, y las organizaciones armadas del peronismo y del ERP estaban infiltrados por agentes de la CIA por lo que, aún las decisiones más propias, tomadas en privado en los diferentes ámbitos pertenecientes a estos sectores, deben reconocerse como acciones “manipuladas” contra Perón y el peronismo como movimiento de liberación nacional antiimperialista.
De hecho, si uno observa quienes fueron los perjudicados y quienes los beneficiados con estos enfrentamientos puede ver con claridad que los más perjudicados fueron los peronistas de todo tipo, matiz y pertenencia “chica” y los beneficiados están afuera de esa realidad y sonríen desde Washington aunque algunos también lo hagan desde San Isidro o Puerto Madero.
De todas maneras, sectores ligados a las organizaciones armadas del peronismo de los 70, como Carlos Kunkel, se hicieron cargo de la “culpa” de la muerte de Rucci y pidieron públicamente perdón en la mismísima CGT, ante las autoridades y representantes de los sindicatos adheridos siendo beneficiados por su comprensión en un claro ejemplo de la madurez y mandato de unidad que los peronistas tienen desde Perón, ahora que pasaron los tiempos turbulentos.
Tiempos “turbulentos” producidos no solo por los hechos locales de la misma dinámica política de los argentinos sino que, como hemos visto en la caída de Salvador Allende en Chile y los “golpes” que se intentan contra Evo Morales en Bolivia, Fernando Lugo en Paraguay y consumado y vencido ya el que se perpetró contra Hugo Chávez en Venezuela, son producidos por la activa “inteligencia” de los servicios de espionaje norteamericanos en consonancia con la acción sobre la opinión pública que disparan las corporaciones mediáticas dirigidas políticamente por las embajadas norteamericanas, verdaderas sede virreinales, en nuestros países.
Cuando uno dice “viejo” peronismo sabe también que se disfrazan de “tales” los peronistas del “menemismo” pero lo de ellos no cuenta.
Han perdido autoridad sobre el “peronismo” de Perón y Evita.
Su acción actual en defensa del “viejo” peronismo esconde la simple disputa de estos sectores remanentes del menemismo contra los sectores que lideran el gobierno de los Kirchner y el partido justicialista.
Es también una disputa ideológica ya que su aporte mayor, aún con un “tinte” folclórico del peronismo de los ´50, deviene del neoliberalismo y del “fin de la historia” de Fukuyama, hoy, claramente “demodée”.
De hecho los “viejos” peronistas como Andrés Framini, Sebastián Borro, Avelino Fernández, Oscar Bidegain, Ricardo Obregón Cano, se identificaron con los “jóvenes” rebeldes de los 60/70 y así se lo hicieron saber a las nuevas generaciones que los conocieron.
Otros como Antonio Cafiero, a pesar de su procedencia sindical, aunque mas moderados, fueron visualizados en épocas de la “Renovación peronista” como liderando a muchos sectores ligados a los movimientos de los jóvenes combativos de los ´70.
Pero, poco a poco, en lo político, el kirchnerismo fue incorporando la liturgia peronista, es decir su identidad “de origen”.
Es así que el Comandante en jefe del Estado Mayor Conjunto de las FF.AA. construye un monolito en homenaje a los militares fusilados en Campo de Mayo durante la Revolución del general Juan José Valle; pone una placa en homenaje a los granaderos caídos en el ataque a la Casa Rosada y la Plaza de Mayo de junio de 1955 (al conmemorarse el 50 aniversario de nuestro Guernica); inaugura una estatua de Valle en el cementerio de Olivos y su Jefe del Estado Mayor conjunto representa al Estado en las tribunas de homenaje a los peronistas fusilados en José León Suárez, y a los muertos del bombardeo a la Plaza de Mayo.
El mismo gobierno se va incorporando a la conmemoración de las efemérides peronistas y los actos se suceden en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno e incluso en los jardines de la Plaza Colón (la contraparte de la Plaza de Mayo) con el Monumento a los caídos por los bombardeos a la Plaza de Mayo.
Es en esta vía de los caídos por las dictaduras sostenidas por el gobierno de turno de los EE.UU. que el kirchnerismo va llegando al peronismo de Perón y Evita y guiando (como un guía turístico) a las nuevas generaciones hacia su identidad peronista, ya sea que fuera por una decisión estratégica o por su intuición política, por decisión propia o movido por las circunstancias.
Son los sectores más ligados al marxismo y su propia historia de luchas que reniega de ese camino ya que su ilusión era teñir al gobierno de su propia epopeya.
Estos sectores de la izquierda se sumaron al kirchnerismo con la mira puesta en la construcción de Hugo Chavez en Venezuela, que hizo “pie” en el marxismo local para armar las organizaciones de base por fuera del ejército.
En los Estados Unidos nunca hicieron “diferencia” entre el comunismo y el peronismo.
Nosotros sí tenemos nuestras diferencias, pero para el caso que nos ocupa no es relevante tácticamente.
Pero queda claro que en Venezuela no había pasado el peronismo y Chávez estaba haciendo lo que Perón ya había hecho en 1946 y de allí en más. Es aquí donde no se podía empezar de cero.
El aporte de los sectores marxistas y “progresistas”, en los primeros años de Néstor Kirchner a cargo del ejecutivo, lograron que los “desaparecidos” no tuvieran filiación política.
Quedaban como “desaparecidos”, es decir se definían por su desaparición, muerte y tortura pero no por las razones que llevaron a su detención por parte de las dictaduras.
En realidad, los desaparecidos –en su gran mayoría- eran militantes peronistas.
Hubo muchos militantes perseguidos por la Dictadura del Proceso, una minoría, que pertenecían a otras organizaciones combativas como el PRT y su brazo armado el ERP, las FAR, etc.
Pero, como todos saben, la amplia mayoría de ellos era peronista, de clase obrera o de clase media, aunque el mayor porcentaje de los detenidos-desaparecidos fueron dirigentes sindicales. Entre la asunción, por parte de Néstor Kirchner de la Presidencia del Partido Justicialista y el conflicto con “El Campo” es cuando los Kirchner * se vuelcan –cada vez más decididamente- hacia su propia identidad política y cultural: El peronismo.
De hecho, su mayor organización de bases, (liderada por un ex dirigente montonero que también perteneciera a la organización Quebracho, Emilio Pérsico), lleva el nombre el “Movimiento Evita” y se expande por todo el país.
Tanto el retorno de Evita como la imagen del “Che” muestran la “pureza” de su pasión revolucionaria y su compromiso militante por la vida y la dignidad de los pueblos, pero también “tapan” la mayor realidad revolucionaria que es que los jefes de la revolución social fueron Juan Domingo Perón y Fidel Castro Ruz.
En relación a Perón, la política económica del gobierno actual atiende una de sus premisas esenciales: “Aquella nación que pierde el control de su economía, pierde su soberanía” y como dijimos, también a esta otra: “La economía nunca ha sido libre: o la controla el Estado en beneficio del Pueblo o lo hacen los grandes consorcios en perjuicio de éste”.
Los 50 mil millones de ahorros públicos depositados en una bolsa de monedas en la banca de Basilea, con libre disponibilidad, le han permitido al gobierno de los Kirchner, fruto de 5 años de crecimiento sostenido en un grado inédito para Argentina, despegarse de la “caída libre” de la economía de los EE.UU. sin pagar su costo -como lo habían hecho otros gobiernos- de corte neoliberal.
Pero el mayor déficit peronista de esta etapa es la distribución de la riqueza acumulada hacia los sectores más sumergidos de la ciudadanía por los gobiernos cipayos.
Los avances porcentuales en esa materia no logran impactar en cuestiones esenciales para el peronismo como es la construcción de viviendas para albergar a las familias cuya destrucción se procuró en las últimas dos décadas, y un mayor vigor gubernamental en el salvataje a la ultima frontera social.
Por otro lado de aquel “50% y 50%” de Perón en el 55 y en el 74 para compartir entre los trabajadores y el capital empresario de la “torta” producida por el trabajo de todos, es decir en el PBI, en la actualidad y después de unos años de gobierno del Frente para la Victoria, el porcentaje de los asalariados alcanza recién al 21%.
En este sentido los estragos culturales causados por los organismos mundiales y otros entes socialdemócratas para-gubernamentales en los cuadros técnicos de la política social del kirchnerismo son muy inferiores a los que acompañaban a Evita y Perón de los 50, mucho más eficaces e inspirados.
Menos clientelistas y más revolucionarios.
En esa área, específicamente, resulta mucho más atinente -desde el punto de vista estrictamente peronista- la notable gestión social de la provincia de San Luis, cuyo gobierno, de extracción justicialista, es opositor al gobierno nacional.
Sin embargo, la mayor identificación peronista del gobierno de Néstor y Cristina Kirchner lo da su política para Suramérica.
Es en la firmeza y hermandad militada por ambos presidentes argentinos, Nestor Kirchner y Cristina Fernández junto a Lula Da Silva, Hugo Chávez Rafael Correa y Evo Morales, donde José de San Martín y por ende, Juan Domingo Perón, encuentran su mayor regocijo.
La negativa al ALCA de Mar del Plata en las mismas barbas de Bush, fue una situación muy similar al NO de Perón al hermano del Presidente Eisenhower en oportunidad de su visita al país (que tan bien describe Leonardo Favio en su “Perón Sinfonía de un Sentimiento”) cuando vino a proponerle a la Argentina justicialista sumarse a la Liga de países anticomunistas en la Cumbre suramericana donde EE.UU. fracasó, ya que todos los gobiernos del continente –exceptuando a Colombia, encabezado por un presidente “títere” y cuyo líder popular, Eliecer Gaitán, acababa de ser asesinado por los servicios de espionaje norteamericanos, le dio el NO al gobierno del héroe de la 2ª Guera Mundial, Ike Eisenhower, en apoyo a la posición argentina lo que sello la suerte de Perón ante el imperio.
También es probable que los Kirchner, desde entonces, estén en la “lista negra” del imperio.
La construcción del UNASUR en detrimento y reemplazo de la OEA y los sucesivos pasos dados en defensa de los países suramericanos amenazados por los habituales “golpes de su inteligencia” de los EE.UU. consolidan un bloque aún superior al soñado “eje” del ABC (Argentina, Brasil-Chile) de Perón.
Perón ya había dicho en Panamá “Hacer la revolución es fácil, nosotros lo demostramos, lo difícil es mantenerse. Solos no es posible hacerlo. Para eso es indispensable la unidad latinoamericana”.
La constitución del Banco del Sur, la coordinación de las Fuerzas Armadas de los países del UNASUR y el reemplazo del dólar en el intercambio Brasil-Argentina deben tomarse como hitos de la integración suramericana soñados y por la cual lucharon Bolivar y San Martín, y también Juan Domingo Perón, en su deseada sociedad con el presidente brasileño Getulio Vargas y con el Presidente Ibañez del Campo de Chile.
En este “imaginario” se criaron los peronistas desde San Martín y los Revolucionarios de Mayo de 1810, relatados por Perón en los ´50 y desde Perón mismo, por lo que no puede haber política más peronista que la política de la Patria Grande del matrimonio Kirchner. (*)
Epilogo.
Es mucho más sensato que la generación que trajo a Perón, de vuelta al país, fuera liderada por Néstor Kirchner y por Cristina Fernández ya que resultan a la vista, mucho más representativos que otros que lo intentaron como el Pilo Bordón y el Chacho Alvarez en 1995.
Así lo demuestran sus actuaciones públicas.
Aunque Néstor y Cristina no fueran más que militantes comunes en los ´70.
Si bien hubo mas “personas” y más “razones” para que Perón volviera a la Argentina en 1973 (Como las “hubo” también para que Nelson Mandela que estaba en la cárcel desde hacía más de 30 años, fuera “desempolvado” para ir a convertirse en el Presidente de Sudáfrica) fueron la clase obrera organizada y la “juventud maravillosa” que lograron su “retorno” definitivo al país. En 1964 la Resistencia peronista y el movimiento obrero organizado, no lo lograron.
Es con la juventud peronista, con las organizaciones armadas juveniles (desde las FAP de Envar El Kadri hasta Montoneros pasando por Guardia de Hierro y las demás agrupaciones combativas ) con las juventudes trabajadoras y sindicales y el sindicalismo peronista y aún las juventudes religiosas( como los Sacerdotes del Tercer Mundo), unidos en un objetivo común: el retorno de Perón a la Argentina, que, en 1973, el general aterriza para siempre en el país al que sirvió, patrióticamente y ante el pueblo que amó con sus actos.
Las cuestiones internas dentro del movimiento nacional justicialista deben resolverse dentro del peronismo.
Son los NO peronistas los que siempre muestran el mayor interés en marcar si un gobierno es peronista o no lo es tanto.
También es cierto que es histórico que el imperio del norte siempre ha actuado sobre las diferencias internas del movimiento nacional.
Así lo ha hecho enfrentando a “Kollas” y “Cambas” en Bolivia, lo que ha logrado este movimiento “secesionista-racista” que ocupa los diarios en estos días y que ha provocado la expulsión del embajador de los EE.UU. por parte del gobierno boliviano de Evo Morales.(Verdadera vergüenza para la diplomacia norteamericana, que no estaba acostumbrada a estos desplantes).
Durante el gobierno de De la Rua, hubo un hecho lateral, verdaderamente histórico en el peronismo, que fue ninguneado por la prensa en ese momento y desconocido luego.
Los viejos dirigentes de las diversas corrientes peronistas como Guardia de Hierro, Lealtad; la Jotaperra; Montoneros, Comando de Organización; “Encuadramiento”; “Comandos tecnológicos”, etc. se reunieron en el Centro Asturiano de la calle Solís y en una cena de gran camaradería firmaron un documento conjunto con miras al futuro, deponiendo cualquier enfrentamiento pasado en pos de la unidad final de los combatientes por la Patria.
Allí los dirigentes “remanentes” de estas agrupaciones, verdaderas organizaciones nacionales de masas en los ´70, demostraron, con su lectura de un pasado violento que los enfrento incluso a los tiros entre ellos, con muertos y heridos, que en su estado natural el peronismo es un movimiento de liberación que no se agota en el internismo enfermizo y que, más allá y más acá de los aportes ideológicos que cada uno suma al del General Perón, el amor por la Patria y en particular por la Patria Grande los une para siempre.
La memoria de los pueblos significa mucho para la vida de sus integrantes.
Nada nace de la nada.
La masa de la identidad se va amasando con lo propio y lo adquirido.
Con el ADN y con lo sucedido. Todo proceso de construcción humano necesita de una pared adonde apoyarse y desde donde imaginarse, referenciarse.
Aunque una pared por sí no sea igual al edificio que la contiene.
Para construir una obra entera, se necesita un Proyecto nacional que comprometa hasta el último habitante y un mensaje claro que le diga a todos y cada uno : “Sos mas que importante, sos imprescindible para la Argentina y para la Patria Grande”.
Seguramente cuando construyamos ese Proyecto Nacional, que nos contenga a todos, incluso históricamente, los argentinos, en tanto suramericanos y latinoamericanos, como si fuéramos un Perón, un San Martín y una Evita y un Che “colectivos”, deberemos plantearnos –en esta etapa - una nueva Constitución Nacional que consagre los principales aportes a esa decisión soberana y actual de nuestra comunidad.
Y quizás esta identidad que rescatemos y re simbolicemos con nuestro compromiso y amor sea la cuarta “pared” que las próximas generaciones utilicen para avanzar.
La identidad de los pueblos oprimidos es un bien secreto.
Masivamente secreto. Y es la semilla de su liberación y su grandeza.
En el futuro, nada será como era antes, pero podemos irnos tranquilos.
Los viejos guerreros del movimiento de liberación nacional ya han puesto sus güevos y las nuevas generaciones han tomado la posta.
MG/

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