Con un modelo económico controvertido y un panorama político frágil, el gobierno de Javier Milei concluye su primer año de gestión entre elogios, críticas y crecientes dudas sobre la sostenibilidad de sus medidas.
Un año de transformaciones y conflictos
El 10 de diciembre, Javier Milei celebró su primer aniversario como presidente de Argentina, destacando en un discurso cargado de optimismo, la moderación en los índice de precios y la estabilización inicial del dólar y prometiendo un futuro próspero.
Sin embargo, detrás de estas palabras, los indicadores económicos exponen una realidad preocupante: inflación persistente, desempleo en aumento y una pobreza alarmante que afecta a más del 50% de la población.
En el plano político, la crisis ha escalado con escándalos como el del senador Edgardo Kueider, acusado por hechos de corrupción, internas feroces, carpetazos y denuncias contra figuras cercanas al gobierno. Estas controversias van generando desgastes y han incrementado las tensiones dentro del oficialismo y con la oposición.
Reservas en caída libre y tensiones cambiarias
En las últimas semanas, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) intensificó sus esfuerzos para contener la escalada del dólar financiero, destinando USD 870 millones en apenas cinco jornadas, además de los más de USD 800 millones utilizados en el segmento del dólar oficial. Esta política ha generado una presión alarmante sobre las reservas internacionales, que se encuentran en niveles críticos.
El punto de inflexión se dio hace dos semanas, cuando la última licitación del año no logró renovar todos los vencimientos, generando nerviosismo entre los inversores. La estrategia de carry trade, que había servido de refugio para muchos especuladores, dejó de ser rentable ante la aceleración de las cotizaciones del dólar, poniendo en jaque la estabilidad cambiaria. Este contexto derivó en una corrida cambiaría moderada, que persiste a pesar de las intervenciones del BCRA.
El modelo y sus límites
El esquema económico de Milei, basado en un dólar barato y tasas de interés altas, favoreció la especulación financiera pero mostró serias debilidades estructurales. Cuando las reservas alcanzan su límite, el peso se convierte en dólares que terminan fugándose al exterior, dejando tras de sí una mayor deuda y una economía en crisis. La dolarización propuesta como solución definitiva fue quedando en carpeta, tanto por su inviabilidad técnica como por sus posibles efectos devastadores sobre los sectores productivos y el mercado laboral.
Un ejemplo emblemático fue la automotriz Toyota, que demandó USD 780 millones en un solo día para cubrir importaciones diferidas, desnudando los límites del modelo actual.
Además, la cesación de pagos del Grupo Los Grobo, clave en el sector agroindustrial, refleja las tensiones financieras en sectores productivos esenciales. Estas dificultades no solo complican la actividad económica sino que también aumentan la incertidumbre sobre la sostenibilidad de las políticas actuales.
Impacto en los sectores productivos y exportaciones
La crisis también afecta al entramado productivo, con caídas significativas en construcción, industria y comercio. La caída de la actividad productiva, perdida de los salarios y jubilaciones y el aumento de la pobreza y la indigencia, mas allá de los dibujos estadísticos del gobierno, muestran una economía real muy por debajo de los niveles del año anterior
El sector agropecuario enfrenta un triple golpe: dólar barato, insumos más caros en dólares y una caída en los precios internacionales. El sector reclama por quita de retenciones y sobre todo una devaluación, dos objetivos que el gobierno no puede convalidar. Esta situación de perdidas continuas amenaza con profundizar la concentración de tierras y la expulsión de pequeños y medianos productores.
A nivel internacional, factores como la desaceleración de China, la guerra en Ucrania y la depreciación del real brasileño han complicado el panorama exportador argentino. Mientras tanto, la apertura de importaciones y el éxodo vacacional masivo continúan drenando reservas.
Economistas liberales afines al gobierno han advertido que el tipo de cambio oficial está atrasado, sugiriendo un ajuste que podría oscilar entre un 30/40 por ciento, lo que tendría graves consecuencias sociales y políticas.
La dupla Milei – Caputo apuestan todo a un acuerdo con el FMI, que le permita el ingreso de 20 mil millones de dólares y sostener el modelo, por los menos hasta las elecciones próximas. Por el momento, mas allá de mensajes optimistas por parte del gobierno el fondo no parece dispuesto a acompañarlo el modelo, si no hay cambios en la política económica y sobre todo en la paridad del dólar, la acumulación de reservas y la salida del cepo.
Fracturas políticas y el rol de la oposición
En el plano político, el gobierno enfrenta tensiones internas y externas. Escándalos como el caso de Edgardo Kueider y los conflictos con figuras como Mauricio Macri y Victoria Villarruel, la ruptura de los bloques de la UCR, etc, han debilitado la coalición gobernante, que abren serias dudas sobre el curso del proceso político en el 2025.
Por su parte, el peronismo, lejos de desaparecer tras su derrota en 2023, se mantiene como la principal fuerza opositora.
La conducción de Cristina Fernández de Kirchner en el PJ ha generado mayor dinamismo pero también profundizó divisiones ya existentes.
Tensiones internas entre La Cámpora y Axel Kicillof, así como la ruptura en bloques legislativos, reflejan la fragmentación del espacio opositor.
En este escenario Kicillof emerge como una figura clave para las próximas elecciones, con una estrategia basada en una gestión eficiente y una convocatoria a un gran frente político y social.
Un futuro incierto
Como decíamos mas arriba el primer año de Javier Milei en el poder deja un saldo mixto. Mientras el oficialismo sostiene una narrativa optimista, los costos sociales y estructurales de sus políticas son alarmantes. Las tensiones internas, la volatilidad económica y los retos internacionales marcarán un 2025 decisivo para Argentina.
El panorama actual plantea interrogantes sobre la viabilidad del modelo económico y la capacidad del gobierno para sostener su relato de éxito, si no logra mostrar resultados mas concretos.
En tanto, la oposición peronista deberá fortalecerse con ejes claves en la unidad, la construcción de consensos, nuevos liderazgos y sobre todo una agenda de futuro, que lo conecte con una sociedad golpeada y fragmentada por las políticas oficialistas, pero que también lo mira con desconfianza, porque esta presente en la memoria las limitaciones del gobierno peronista anterior.
Los próximos meses serán cruciales para definir si el rumbo actual puede sostenerse en el tiempo o como ha ocurrido tantas veces en la historia argentina, el país se verá obligado a buscar un nuevo camino.
Antonio Muñiz
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