La restricción externa: ¿Un condicionante en la recuperación económica?

Mientras la economía mundial continúa siendo un rompecabezas desfavorable para la Argentina, el mercado interno sostenido por el consumo mantiene los niveles de empleo. Por Lisandro Mogliati - Lic. en Gestión de Negocios Internacionales Entre las noticias de la semana seguramente el debut del CEDIN como alternativa para la “captura” de dólares que están fuera del sistema financiero, fue toda una novedad, tratando de presentarse como nueva herramienta de ahorro e inversión en “ladrillos” (justamente el sector inmobiliario es uno de los más afectados por la inmovilización del mercado “verde”). Si bien hubo algunas operaciones, no es tiempo aún de evaluar el impacto potencial que pueda tener el CEDIN en la economía argentina, que busca dólares para recomponer sus cuentas (principalmente las cuentas públicas y el nivel de reservas del Banco Central). Las luces amarillas de la economía no son patrimonio exclusivo de la Argentina y la macro internacional no ayuda para avanzar en una pronta recuperación vía el sector externo, la revalorización a nivel mundial del dólar es un problema para la competitividad y es además un enemigo potencial para la continuidad del “boom” de los comodities agrícolas con precios altos y sostenidos. Tampoco es alentador para nuestro país el panorama de la producción de soja y maíz en EE.UU que ajusta hacia arriba las previsiones de la próxima cosecha y está forzando a la baja la cotización a futuro de la oleaginosa, principal complejo exportador de producción primaria y de manufacturas de origen agropecuaria del país. China tampoco ofrece garantías de acompañar en una mejor perspectiva, su economía viene enfriándose y esto puede tener dos efectos colaterales negativos, uno es que pueda mermar la demanda y el precio de los alimentos (cuestión que afectaría principalmente a nuestro país y a su socio estratégico, Brasil) y la otra es que fortalezca su avalancha exportadora de manufacturas a precios insólitos (eventualmente en dumping) que alcanzarían distintos mercados mundiales, afectando las industrias nacionales, que no están en condiciones de competir contra los costos chinos. (ver http://lisandro-mogliati.blogspot.com.ar/2013/03/crisis-mundial-contagio-y-recuperacion.html). Especial atención debemos prestarle a la evolución de Brasil, tanto en términos económicos como políticos, a la conflictividad social que atraviesa nuestro socio del MERCOSUR, debemos añadirle (tal vez una sea causal de la otra y viceversa) la retracción de su economía. Pues cuando el nivel de actividad económica se contrae en Brasil, tiende el real a depreciarse y entonces las exportaciones argentinas, se distancian en términos competitivos de Brasil y las importaciones procedentes del vecino país, tienden a acercarse, acentuando la salida de dólares de la Argentina producto del quiebre de nuestra balanza comercial; al egreso de divisas de nuestro país, debemos añadirle, como factor negativo, la conflictividad que ocasiona en términos políticos, el comercio regulado, por cuanto Brasil viene reclamándole a la Argentina la flexibilización de las importaciones y la supresión de restricciones no arancelarias, de todos modos, lo mismo que Brasil exige eliminar a nuestro país, se implementa en (casi) todos los países que terminan por erigir barreras al ingreso de manufacturas importadas, como mecanismo de protección acentuado en épocas de crisis. Es dable destacar, adicionalmente, que Brasil durante el primer semestre del año, registró un déficit de 3.000 millones de dólares, el peor resultado en los últimos 18 años, situación que no aporta un panorama confortador para la reactivación argentina vía Brasil. Aquí es importante también la definición del acuerdo automotriz del MERCOSUR, la resolución definitiva de la Política Automotriz Común del Mercosur (PAM), porque gran parte del comercio con Brasil está dado por la venta de vehículos, por ejemplo, las automotrices nacionales exportaron en los primeros cinco meses del 2013, más de 180.000 unidades casi todas con destino a Brasil, lo cual mostró una suba del 26 por ciento durante el período. En tanto, en la Unión Europea tampoco aparecen noticias que animen una superación del parate recesivo de la economía del principal bloque de integración regional, la negativa a un direccionamiento por parte del Banco Central Europeo (BCE) y su “alter ego” el gobierno alemán, para contar con una moneda más competitiva, que les permita exportar a las economías que más fuerte han sentido el cimbronazo de la crisis (España, Italia, Portugal, Francia, etc.) y seguir ajustando sus presupuestos, llevan a una encerrona que terminará por hacer colapsar al “euro” y por extensión a la estabilidad integracionista europea que lleva más de 60 años de cohesión (ver http://lisandro-mogliati.blogspot.com.ar/2011/11/se-fragmenta-la-union-europea.html). Además esta semana, hubo un franco retroceso en las relaciones entre la Unión Europea y América Latina (la UNASUR principalmente), debido a la prohibición de uso del espacio aéreo de varias naciones de la UE al Presidente de Bolivia, Evo Morales, acusándolo de transportar como “polizon” al ex analista de la CIA estadounidense, Edward Snowden, quien tiene pedido de captura internacional. Una medida torpe e infundada de varias cancillerías europeas que pasaron por arriba del derecho internacional y del sentido común, con una actitud propia de un neo-colonialismo y una subestimación que no reconoce antecedentes modernos. Esta circunstancia también genera ruidos en el acuerdo de libre comercio Unión Europea – MERCOSUR que ya viene languideciendo y no necesitaba de este altercado diplomático para seguir su rumbo a la disolución irreversible. En definitiva, el sector externo no ofrece a la Argentina un panorama óptimo para estimular una recuperación, no obstante la política nacional de sostener el mercado interno a fuerza de consumo, promueve un circulante en la economía, que si bien sustenta un aumento de precios debido al fortalecimiento de la demanda, logra en lo coyuntural y a la espera de mejores señales de la economía internacional, el sostenimiento del nivel de actividad económica y el empleo, un aspecto no menor en un panorama mundial de extrema complejidad económica, financiera y políticamente inestable.-

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