TERREMOTO POLITICO

A esta hora, el terremoto político resultante de la decisión del
Gobierno Nacional de enviar al Congreso la modificación de la fecha de
las elecciones parlamentarias, va decantando a cauces más naturales.
No es que haya cambiado un ápice la furia gorila ante la jugada
política que los deja en pésima posición, adelantando los tiempos y
angostando el margen de maniobra mediático/electoralista que preveían
plácido y en inevitable escalada.

Los planes opositores pasaban, presumiblemente, por amontonar
victorias parciales sobre el oficialismo en elecciones distritales
para crear ?sensación de derrota oficial? entre la opinión pública.
No era un mal plan. Hasta octubre, la orgía mediática haría su parte y
la sensación quedaría instalada: el gobierno está en retirada, pierde
en todos lados, la oposición gana una elección tras otra levantando
las banderas de la renta agraria. Todo resumido en una frase: fin de
fiesta, retraducción del famoso ?postkirchnerismo?.

A nadie se le escapa que la movida oficial vuelve a colocar
definitivamente al gobierno en el centro del ring y en la iniciativa
absoluta de la política. Hay quienes interpretan la movida como un
desesperado gesto de debilidad, se ilusionan con un partido de final
anticipado y se suman, esperando masticar la carne kirchnerista
todavía caliente, como De Narváez o la senadora Chucky Duhalde. Apoyan
porque creen que se trata de un suicidio. Se ilusionan con un Titanic
que ya ha colisionado.

En ese escenario, poco importa si estalla la alianza con Feli Pillo o
si Macri elige refugiarse en su exarcado capitalino como el príncipe
Próspero ante la ?muerte roja? del cuento de Edgar Allan Poe,
olvidando momentáneamente sus apetencias nacionales en virtud de
conservar lo que tiene.
Lo que importa al menemismo residual (que es el duhaldismo y sus
variantes peronistoides), es que el kirchnerismo desaparezca. Creen
que así recuperarán el aparato y con éste, el Poder. Lo demás importa
poco.

El gorilaje de lomo negro (el histórico, representado por la Alianza
2.0), en cambio, desconfía. Para ellos el peronismo es una bestia de
siete cabezas, a la que no alcanza con cortarle una, puesto que le
crecen otras siete. Solamente la acumulación de titulares mediáticos
con noticias de derrotas fraccionadas, administradas en cuotas
mensuales, podría anestesiar a la bestia y propiciar la sangría de
dirigentes con la que ya han exagerado y con la que sueñan en secreto.

La utópica migración de dirigentes de un oficialismo en desbandada
hacia tierras republicanas, era miel sobre hojuelas en el imaginario
gorila. El fin del populismo. Ese era todo el plan político del
conglomerado gorila: instalar un microclima en el que un oficialismo
agónico, derrotado en octubre y ya sin mayoría en ambas cámaras,
radicalizaría sus posiciones ideológicas y se transformaría ante ?la
gente? en el enemigo que ellos ya ven, tomando medidas desesperadas
como la nacionalización del comercio exterior, la nacionalización del
banco hipotecario y otras medidas ?peronistas? que asustan a las
señoras en la peluquería. Y por fin, con todo ?el país? en contra, la
caída.

Ese escenario polarizado, de un gobierno en retirada, lanzando
decretos ?vengativos? de necesidad y urgencia y obviando al Congreso
(opositor), era el ?momentum? deseado por el rejunte gorila, quien lo
aprovecharía para forzar un gobierno parlamentario ?de facto?,
imponiendo medidas de corte liberal que beneficiara a los grupos de
interés que representan.

La hipótesis de máxima de los dirigentes aliancistas, más los Medios,
más los patrones agrarios, que era la renuncia en diciembre o antes de
la presidenta, luego de perder las elecciones de octubre, encuentra en
la decisión gubernamental de adelantar el acto comicial un escollo
insalvable: no hay tiempo físico para rosquear lo necesario, no hay
tiempo para instalar candidatos, para disimular las guerras internas
por las cabeceras de listas, para blindar los distritos a fuerza de
presencia mediática. Un verdadero lío.

La jugada oficialista no deja de tener riesgos. Pero en el balance
político tiene mucho más en del haber que en el debe. Juntar las
elecciones, por ejemplo, con la ?sofisticada? Buenos Aires,
significará un dolor de cabeza para la ?jefa? de la oposición. Elisa
Carrió deberá jugar ella misma en la Capital, donde su candidato Prat
Gay tiene menos vuelo que un chancho, para no perder posibilidades a
nivel nacional.

En la provincia de Buenos Aires, con Néstor Kirchner encabezando la
lista del FpV, Stolbizer y las variantes cobistas y panradicales
desaparecen como por arte de magia y Feli Pillo queda sin chances ante
el que pone los billetes, el Colo, quien encabezará la lista del
neomenemismo esperando rascar votos de la bronca ruralista y de paso
instalarse para el 2011. Tipos como De Narváez, con la tranquilidad
que dan los millones en las Islas Caimán, piensan que una derrota
digna ante NK vale más que un empate con un cuatro de copas.
El cálculo no es malo: Kirchner gana, pero jerarquiza a sus oponentes.
Todos quieren pelear con Mohamed Alí, así te rompa la jeta. Es una
cuestión de chapa.

De cualquier manera, el mejor de los efectos causados por la movida
política más inteligente de los últimos tiempos, sea acaso el forzar a
todos los actores a ser ellos mismos. Adiós a las máscaras de
corrección política y de declamado republicanismo y albas vestiduras
de independencia periodística. En la emergencia, todos saldrán a tirar
con la munición que tengan. Sonarán los clarines de guerra y cada
quien quedará situado en el casillero que realmente le corresponde,
defendiendo los intereses que realmente defiende. La falta de tiempo
obliga a dejar los eufemismos de lado. Eso no puede ser malo.

Nos espera un período agitado, tormentoso, de nuestra historia.
Acunado por la crisis internacional, los actores políticos que buscan
volver al pasado de ajuste y exclusión, deberán mostrar las cartas y
el pueblo argentino se verá forzado a elegir por dos modelos de país.
El que rige actualmente, que lo sacó de su infierno circular o el que
pretende imponer la oposición, que es el que lo puso en ese infierno.
No hay más que sacar cuentas y pensar qué le conviene a la Patria. O
si uno piensa en pequeño, qué le conviene a cada uno.

Publicado por MP
http://pensando-la-argentina.blogspot.com/

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