AL FILO DE LA NAVAJA

Jorge Rachid

Cuando el mundo se debate en la mas seria crisis que hemos vivido y
tengamos memoria personal, en nuestro país, bailando en la cubierta
del Titanic, los sectores dirigenciales políticos y empresariales,
creen que pueden salvarse solos, o lo que es lo mismo, en forma
independiente del resto de los argentinos, desconociendo su
pertenencia, su identidad, el destino común y lo mas importante y
cruel, poniendo en riesgo al resto de los compatriotas.

Ni las demandas sectoriales, satisfechas o no, ni la cercanía
electoral, son motivo suficiente para alterar el curso de la historia
democrática que hemos elegido los argentinos y que nos permite
disentir, criticar, acordar, elegir, ser elegidos, votar y gritar
cuando queremos, sin la sombra negra de la dictadura o la represión.
Valores que hemos ganado entre todos como para encolumnarnos en
campañas difamatorias, perversas y ruines evaluando conductas y
personas sobre las que podemos o no estar de acuerdo, con las que
podemos tener o no empatía, pero que son parte de nuestro pueblo que
no merece un estado de crispación y conflicto permanente, mas allá de
los supuestos justos reclamos que ponen en vilo a la sociedad.

Hace pocos años, los desocupados juntos a los estafados por el
corralito, los desamparados expulsados de la pirámide social junto a
los nuevos cuentapropistas de las ex empresas estatales, vivían la
hecatombe final de un proceso de penetración cultural y económica que
cambió el marco social de la Argentina. De una Argentina productiva,
solidaria en la cultura del trabajo y la protección social, pasamos a
un modelo instalado con sangre y fuego por la dictadura militar,
basado en la codicia financiera, la timba económica y la exaltación
del éxito personal como único objetivo de vida, y así instalaron la
cultura neoliberal, tan solo ayer dominante y hoy en crisis mundial.

Este modelo afianzado en los años de democracia que siguieron,
profundizó su presencia al calor de los dictados de los organismos de
crédito multilaterales avalados por los gerentes locales en puestos
públicos que permitieron la ideología del remate, descapitalizaron
nuestro país y sometieron bajo el slogan de la modernidad y la
globalización, a millones de compatriotas en la desesperanza y el
dolor. Un nuevo genocidio se estaba produciendo en la Argentina, esta
vez de carácter social, profundo y doloroso como el de los
desaparecidos de la noche larga dictatorial.

Este breve síntesis sirve de sustento para evaluar los niveles de
conflicto actuales, que son de un maniqueísmo dogmático, donde el
enemigo es cualquier argentino que no piense como uno. El pensamiento
crítico aplastado durante años parece haberse puesto de pié en su
forma de pensamiento frívolo, donde las formas importan sobre el
fondo, donde la valoración es la de la foto y no de la película que
hemos vivido estos últimos años.

No se pide condescendencia y menos en la faz política, sino acuerdos
de respeto con las críticas que no pongan en juego el destino como
Nación. No se puede alegremente denunciar por narcotráfico y lavado
una ley de la Nación destinada al blanqueo de capitales y hacerlo en
los foros internacionales, cuando esos mismos foros después comparten
los términos de las leyes argentinas.

No es justo, y menos aún ético, que opinen de la crisis los mismos
economistas de la década del 90 que nos llevaron desde la
convertibilidad al corralito sin autocrítica alguna y hoy pretenden
ser nuevamente gurúes, sino adivinos, de los nuevos tiempos. Falta
que sigan midiendo ?el riesgo país? en un mundo financiero que ya no
existe, con consultoras que imponían a nuestro país condiciones
crediticias y reformas estructurales y que han caído en el abismo de
sus propias mentiras, ambición y codicia.

No pueden los medios de difusión ser parte de la mentira cotidiana de
rumor y la falsa información, ni pueden deteriorar sin perder su
credibilidad, las instituciones de la Nación.

No es un juego de buenos contra malos. Es una pugna de intereses
económicos sectoriales o políticos electorales, pero en ningún caso
los golpes pueden ser de ?la cintura para abajo?. Ahí no se pega, es
regla en el barrio, y lo es en la vida, en lo personal y aún en lo
familiar. No es de ?hombre? dirían nuestras abuelas, ese tipo de
críticas. No es de bien, dirían las señoras de la beneficencia.

En medio de una tormenta inédita en lo internacional, hoy la Argentina
está con un esquema consolidado de cuentas públicas e inserción
laboral aceptable, con movilidad en los haberes de la clase pasiva
posible aunque distante del ideal, con grandes y serias posibilidades
de capear el temporal en este año difícil. Queda sin dudas mucho por
realizar en la faz social, hipoteca pendiente de años de crecimiento,
pero no por ello se puede arriesgar el todo por la nada, ante una
elección o un reclamo.

Los anuncios apocalípticos continuos y nunca cumplidos, la extrema
dureza en el reclamo con el objetivo declarado de desgastar al
Gobierno, los juicios livianos ante el menor conflicto, la inseguridad
como eje detonador, la judicialización de la política, la
justificación de la dictadura militar, los pedidos de ajuste sin
aporte de otra opción social, la reincorporación al culposo declarado
FMI, la denigración presidencial ante la convocatoria a nuestro país
por el Grupo de los 20, los fogoneos ante los jueces de EEUU por los
fondos buitres encubiertos en realidad por los bancos ex dueños de las
AFJP, la caracterización imperial de la UNASUR, el desprestigio
permanente a Chavez caracterizándolo como ?dictador? sin mencionar las
catorce elecciones ganadas ante presencia de veedores internacional, a
Morales y a Correa contraponiéndolos con Lula, Bachelet y Tabaré ,
estigmatizar al movimiento obrero organizado, desconocer los
movimientos sociales campesinos y urbanos, reinstalar la idea de la
represión a la pobreza contra los cartoneros, los niños en situación
de calle, las familias sin techo y las villas miserias, todo,
absolutamente todo, sirve de ariete del sistema para defender sus
privilegios.

Toda noticia nacional o extranjera traída por la ?prensa libre?, pasa
a ser motivo válido para querer volver a ser el eje dominante en la
pretensión de una Argentina sometida. Sin embargo, nadie iguala el
embate de?la media luna? poseedora de la riqueza gasífera y petrolera
boliviana, con los de la zona invadida por la soja, los Fondos de
Inversión, que además de erosionar y desertizar, han contaminado las
napas y enfermado la tierra y los seres humanos empobreciendo a muchos
compatriotas .

El poder del dinero no se rinde. Se deberá trajinar y militar mucho,
para que tampoco se rindan los que aún creemos que se puede construir
una sociedad mas justa, los que no aceptamos que debemos subordinarnos
al dictado de los poderosos, los que decimos que no debemos ver el
mundo color dinero, aceptando matanzas, invasiones y violaciones
soberanas a aquellos países que se rebelan al statu quo imperial.

Los argentinos hemos protagonizado epopeyas que quedarán grabadas en
la historia de los pueblos, como habernos independizado en la única
revolución triunfante en Latinoamérica desde el inicio, habernos dado
una educación popular y pública que nos convirtió en uno de los
pueblos mas alfabetizados del mundo, haber salvado al mundo de las
hambrunas con solidaridad y afecto, haber recibido refugiados de todos
los rincones del planeta con los brazos abiertos, haber sido capaces
de integrar la inmigración a nuestra cultura sin preguntar el país de
origen, habernos dado la ley del voto obligatorio y los derechos de
los trabajadores, los niños y los ancianos, haber logrado el voto
femenino cuando los países centrales no lo permitían, haber generado
gestas como la revolución del 90 con Alem y del 17 de octubre con
Perón, haber luchado y vencido a través de 18 años de resistencia a
las fuerzas de la reacción y recuperar la democracia y el líder para
nuestro pueblo, haber tenido madres que fueron capaces de vencer la
dictadura con su pacifismo, su dolor y su conciencia, simbolizando una
lucha universal reconocida en el mundo entero, sin olvidarnos de haber
sido capaces del comienzo de la demolición del modelo neoliberal en
las jornadas del 2001, aun vivo en lo estructural.

No somos incapaces ni minusválidos frente a la historia, somos un
pueblo vivo y con esperanzas. Tampoco somos tontos de no saber quien
es quien en el panorama actual, quienes actúan por compromiso y
quienes lo hacen por intereses específicos de cualquier orden. Pueden
ser críticos desde supuestas teoría de izquierda, se puede realizar
críticas desde alguna interpretación del peronismo, o se las puede
hacer aún desde la reacción. Pero todos sabemos que esas críticas no
pueden poner en riesgo la Nación, ni las instituciones de la
democracia, que por mas imperfecta que sea, es el sistema que hemos
elegido los argentinos.

Ninguna idea ni ninguna persona puede considerarse por si misma, ni
como grupo, los ?dueños de la verdad?, los ?salvadores,? ni los
?predestinados? de la Patria, porque eso implica poner en riesgo la
Argentina como destino común de todos nosotros. Con humildad y sin
rencor se puede construir un camino de Justicia Social, Independencia
Económica y Soberanía Política, que reinstale el Estado de Bienestar
con un pueblo feliz y una Patria grande, integrada en una
Latinoamérica unida.


CABA, 10 de marzo de 2003

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