Para esta etapa hay que pensar en lógica peronista.



La dura represión ejercida por la fuerzas de seguridad en la puerta del Congreso tuvieron como fin de evitar a toda costa que el pueblo movilizado se expresara en contra del presupuesto pactado con el FMI.
 Fue claro y las imágenes lo mostraron que la represión estuvo claramente planificada para  desarticular rápidamente la protesta social.
La aprobación de este presupuesto es importante para la lógica del gobierno macrista porque le permite  demostrar ante la inminencia del G20, que puede aún gobernar este país, que tiene el poder para ajustar y servir a los intereses de los mercados, Por eso la represión tiene un doble fin político, mostrar a al círculo rojo de poder en Argentina y a los mercados que todavía está vivo y puede gobernar y por el otro disciplinar a la oposición, mediante la cooptación de diputados y gobernadores opositores y en su defectos palos y amenazas para los opositores.
Este presupuesto vergonzoso y vergonzante es la cadena con que el FMI nos ata a su yugo. Reduce y empobrece a nuestro país, saquea nuestras riquezas y nos condena por décadas a pagar intereses de una deuda contraída con total irresponsabilidad por este gobierno.
Es indudable que los pueblos resisten y se organizan para impedir estas políticas de saqueo. En la medida que las protestan se expresen escalará la violencia institucional para acallarlas. Este aumento de las políticas represivas va a poner en jaque a las instituciones de la república y después a la misma democracia.
La corrupción imperante en la justicia federal, cooptada por el poder para ejercer y ser parte del aparato represivo del Estado a fin de callar a los dirigentes sociales y políticos opositores, mediante procesos injustificados y/o la prisión preventiva, acompañado siempre por un linchamiento mediático de los grandes medios concentrados, es solo un ejemplo hediondo de la pudrición moral que carcome el Estado y la sociedad toda.
El neo liberalismo, ideología imperante en el mundo, es una ideología que ataca a la sociedad misma, rompe los lazos solidarios entre los habitantes de un país, rompe los vínculos que hacen a una comunidad. Se destruye el trabajo y por ende  a los trabajadores, convirtiéndolos en un recurso económico, es un costo más. Esta deshumanización del trabajador, lo aísla y lo destruye, ya que el trabajo dignifica, da un lugar en la sociedad.
La ideología del “sálvese quien puede”, lógica primitiva que pretende legitimar el neo liberalismo, es una ideología que destruye la familia y a sus integrantes, destruye los lazos sociales, y además destruye al ser humano como tal, convirtiéndolo en el mejor de los casos en un consumidor si puede insertarse en el sistema y sino será un “perdedor” , porque no puede encajar, pero  no le  dicen que ese sistema expulsa constantemente ya que necesita un ejército de  desocupados y pobres para mantener bajos los costos salariales y a su vez contener la protesta.
Además el neo liberalismo es la ideología que el imperio quiere convertir en hegemónica ya que sirve de pantalla a sus intereses. Detrás de consignas como libre comercio, apertura de mercados, libre flujo de capitales, economías insertas y competitivas en el mundo,  se esconde una ideología de saqueo de los recursos de los países periféricos hacia los países centrales.
Pero también en el interior de los países, hay una apropiación de los  recursos desde los sectores medios y bajos hacia los sectores dominantes, siempre aliados y socios de los intereses extranjeros.
Los conflictos hoy en el mundo están siendo originados por esta lógica de saqueo, Medio Oriente es el ejemplo concreto y evidente de la lógica imperial para apropiarse del petróleo que yace en el subsuelo y destruir a esos países si es necesario y sirve a los negocios del gran capital internacional concentrado.
Latinoamérica es escenario también de estas políticas de dominación y saqueo.  Los recursos de Argentina, sobre todo en alimentos y energía son un “bombón a la salida de la escuela” al decir de Melconían un economista del sistema.
Estas políticas por ahora se están dando en un marco de un gobierno legal, elegido democráticamente, pero que poco a poco ha ido perdiendo legitimidad. La realidad indica que están llevando políticas de transferencia de recursos, endeudamiento y fuga de capitales, apropiación de los recursos naturales, Vaca Muerta como ejemplo, construyendo hegemonía transitoria mediante herramientas como el blindaje mediático,  a partir de un grupo “socio” como Clarín, de todo el aparato de seguridad y otro judicial corrupto y  dócil  al poder,  atentos a sancionar toda oposición política y social, la cooptación  de gobernadores y legisladores “opositores”, decretos de necesidad  y urgencia  (DNU), etc. Y sobre todo, hasta ahora,  han contado con una oposición política y gremial autista y medrosa, que no pudo y tampoco quiso poner límites al avance de este modelo de saqueo.
Solo la lucha de muchos movimientos sociales, la resistencia contra los despidos y cierres, caso Télam o Astilleros, los conflictos paritarios, la lucha de los gremios que conforman la  Corriente Sindical de los Trabajadores, el encuentro de Lujan, de hace unos días, y sobre todo las grandes manifestaciones populares de  Diciembre de 2017,  etc, han conseguido hacer más lento, pero no han detenido el avance neoliberal.
Hay que tener claro que estas políticas  no son casuales ni coyunturales, es un plan estratégico del gran capital para adueñarse de nuestros países. Por lo que hay que tener claro desde los sectores populares que la lucha será larga y prolongada, por lo que no puede pensarse en términos solamente electorales,
Es una guerra contra nuestros pueblos y como toda guerra no hay respeto por las formas y los derechos. La democracia representativa les sirve mientras le permite hacer sus negocios. El ejemplo de Brasil y de algunos países de Centroamérica es claro, si la democracia no sirve, se avanza hacia gobiernos autoritarios, neo fascistas, violentos y xenófobos.



Como en Brasil, hay que tener en claro que  el imperio y sus secuaces locales no van a permitir, sin pelear, el regreso de gobiernos populares; que utilizaran todos los recursos a su alcance para impedirlo, aun la cárcel de sus dirigentes, la represión violenta de las protestas callejeras y hasta el fraude electoral o el golpe liso y llano. 
Es necesaria la unidad del campo popular, la construcción de una gran mayoría movilizada y politizada para frenar este modelo en las calles o en las urnas en 2019.
Este gobierno dejara una pesada herencia, un país devastado en lo económico, pero también con instituciones  donde prima  la corrupción y la inmoralidad, Tal como dejo  el proceso militar,  la corrupción moral  heredara  será difícil de resolver.
Los movimientos populares deben entender que la lucha es política, lo económico, lo social o lo sindical son secundarios. 




Es una lucha por el poder,  “quien la tiene más larga para imponer su modelo”
Una salida pensada exclusivamente en lo electoral está condenada al fracaso. Se puede ganar en 2019, pero no se podrá cambiar nada, será un gobierno  de transición que tratara de navegar la crisis, pero esta, más las políticas destituyentes de los sectores de poder,  se lo llevara puesto en los primeros  6 meses.
No hay que subestimar al enemigo, hay que conocerlo, entender quién es?  Cómo funciona?  Cuáles son sus objetivos?  Es básico para tener una estrategia para enfrentarlo.
Pensar con lógica progresista  que esta etapa se supera ganándole las elecciones en 2019, y que se podrá gobernar pactando con el poder,  cambiando matices y morigerando algunas políticas muy extremas, sin cuestionar el modelo en su integridad es  suicida y está condenada al fracaso.
Hay que pensar con lógica peronista, solo la construcción de un movimiento nacional y popular (1), muy fuerte, movilizado, que construya mayorías podrá frenar primero, derrotar después  y construir un nuevo modelo alternativo finalmente.


Antonio Muñiz
Octubre 25, 2018

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