Antonio
Muñiz
La
victoria
de Bolsonaro en Brasil, marco un quiebre en las expectativa de los movimientos
populares latinoamericanos. Todas las esperanzas estaban puestas, luego del triunfo de Obrador
en Méjico, en una victoria de Lula, o en
su lugar de su candidato Hadad.
Sin embargo el triunfo holgado de Bolsonaro, ganando
en Estados donde el PT era mayoritario, como San Pablo o Rio, marco un quiebre
y profundizo la crisis de los partidos populares en toda Latinoamérica.
El escenario latinoamericano parece hoy un campo de batalla en disputa donde la
derecha neo liberal se ha ido radicalizando hacia posiciones autoritarias y
violentas. Un neo fascismo que la región conoce bien.
Décadas atrás el modelo era ultra liberal en lo
económico y autoritario y represivo en lo político, pero estos procesos eran
llevados a delante por dictaduras militares, si bien es cierto con fuerte apoyo
civil. Ahora, en cambio, llegan con el
voto ciudadano y un amplio apoyo social, no solo de las clases altas, sino
también de las clases medias y bajas. El avance arrollador de la derecha, en los
planos político, mediático y judicial, puso en jaque a los movimientos
populares latino americanos, que solo intentan resistir.
Esta más que claro que detrás de esta ofensiva están
las políticas de EEU que retomó la decisión estratégica de recuperar su patrio
trasero, perdido o en disputa desde el fracaso del Alca en 2005 en Mar del
Plata.
Sin embargo es necesario tratar de entender que está
pasando en estas sociedades que luego de más de una década de gobiernos
populares, más o menos exitosos, se
derrumbaron rápidamente, mostrando una alarmante incapacidad para contener la
ofensiva como para pensar estrategias para volver al poder.
Los casos de Brasil ahora, con la derrota del PT y la
crisis de todo el sistema político, que permitió el triunfo de un ex militar,
de características fascista, aliado al DE norteamericano, marca las
limitaciones políticas del PT, que primero no pudo parar el grotesco golpe
palaciego contra Dilma Rouseff y la posterior persecución mediática - judicial
y la prisión de su principal líder, Lula Da Silva.
Algo similar ocurre en Argentina. El gobierno de CFK
pierde las elecciones de 2015, más por errores propios que por aciertos de la
fuerza de derecha, si bien la coalición gobernante a través de Cambiemos es una
alianza muy fuerte. Esta fortaleza está dada porque además de sumar poder
electoral, tiene detrás a las corporaciones mediáticas, judicial y a los
sectores más concentrados de la economía y la finanzas.
Esta derecha en el gobierno jaqueo a través de una
campaña judicial mediática a toda la principal fuerza opositora, poniendo a la
defensiva tanto al aparato gremial, como a las principales figura política y
también a Cristina Fernández de Kirchner.
Con un facilidad increíble, con la colaboración
entusiasta de algunos dirigentes “opositores” y amedrentando a la oposición con
la cárcel y “carpetazos” avanzo sobre muchas de las conquistas del anterior
gobierno y es más está en un proceso de destrucción de todo el aparato
productivo en beneficio de sus intereses de clase a través de un endeudamiento
feroz que a su vez alimenta la fuga de dólares hacia paraísos fiscales. Nada
nuevo, vinieron a hacer eso, una política de saqueo de las riquezas del país a
través del endeudamiento y la fuga que condicionaran las políticas argentinas
por los próximos 20 años. Lo novedoso es
la facilidad con que lo hicieron, ante
una sociedad autista que no reacciona y una clase política opositora medrosa
Es indudable que los movimientos populares adolecen
de una debilidad extrema. Fueron respuestas
coyunturales ante la crisis del modelo neoliberal que gobernó América
del sur durante las décadas del 80 y 90. Si bien hubo un cambio cultural
importante y tuvo como claros objetivos la inclusión social de amplias franjas
de la población, la industrialización, cierto autonomismo político y económico
frente a las políticas de EEUU, un acercamiento a los nuevos polos de poder
como Rusia y China, etc, no pudo o no quiso abrir un proceso de ruptura
políticas y social sobre el viejo orden neoliberal.
Salvo Venezuela que intento llevar adelante un
proceso de construir un fuerte poder popular que sostenga un nuevo orden post
liberal, basado en un socialismo de raíces nacionales. Lo que le permite
resistir a pesar de las agresiones y bloqueos económicos de EEUU y de varios
países hacia el régimen bolivariano.
Una cierta ideología, el “progresismo”, impregno y constituyo el núcleo de la mayoría de estos movimientos.
El progresismo latinoamericano es una corriente hija del liberalismo político
de raíz positivista decimonónica y un post marxismo que ha renunciado a sus
objetivos revolucionarios. Así podríamos definirla como un “ izquierdismo light”,
que no cuestiona el modelo ni ataca al sistema imperante. Más bien es una
ideología que pretende “maquillar” los problemas sociales o políticos sin
cuestionar el orden neocolonial imperante que los causa.
Esta lógica fue una limitante en todos los
movimientos populares, ya que no cuestiono
el modelo y no atino a nada que pusiera en juego el sistema. Nunca
fueron al hueso de las cosas, simplemente se quedan en la anécdota y en
cuestiones secundarias. Si estas
limitaciones fueron importantes en la etapa de gobierno se convierten en
incapacidad para enfrentar y resistir el avance de la derecha y las políticas
del DE.
Brasil,
la lenta agonía del PT.
Un hecho que marco un quiebre y mostro que la sociedad brasileña
comenzaba a exigir otros derechos y que la estructura del PT pareció no ver. En
2013 hubo masivas manifestaciones populares contra el aumento del
transporte urbano, que consiguió
movilizar alrededor de 10 mil personas. Que luego de una feroz represión hizo
que las manifestaciones populares alcanzaran a millones de personas en las
calles
El PT no entendió que se trataba de un clamor pidiendo más derechos, más
inclusión, mejores servicios sociales, más igualdad, mejor calidad de vida,
etc.
El PT podría haberse hecho cargo de las demandas populares y usar esa
potencia callejera para avanzar en las reformas políticas y económicas
necesarias o negarlas y retroceder asustado ante la gente movilizada.
Dilma Rouseff, comete el error de retroceder hacia políticas de ajuste
económica con el nombramiento de
Joaquin Levy, un economista ortodoxo, ex funcionario del FMI.
Como era de esperar las políticas ortodoxas solo
profundizaron la crisis económica, pero alejaron a las bases populares del PT,
al perder muchas de las conquistas logradas en años anteriores.
Recordemos que Dilma ganó con el 51 por ciento de los votos,
pero meses después su popularidad se situaba por debajo del 10 por ciento. Esta
pérdida de apoyo popular permitió la vergonzosa destitución de la presidenta en
un golpe palaciego.
En el marco de la crisis política y la decadencia económica se agudizo
la grieta en la sociedad brasileña, con un profundo descreimiento en la clase
política y en la democracia.
Este vacío permitió que la derecha ocupe el espacio abandonado por el PT
y avanzo en una caza de brujas mediático y judicial contra los dirigentes y
sobre todo sobre Lula Da Silva, principal figura y candidato. La prisión y la
proscripción de Lula, en una muy burda maniobra fue posible por la falta de
organización y movilización de los cuadros y base del PT.
El petismo vacío las calles y retrocedió en sus políticas de inclusión y
transformación generando un profundo descontento en sus bases, estas fueron
“campo oréjano” para la siembra de los grupos de derecha.
Seguramente no es el fin del PT ni de Lula Da Silva,
pero es indudable que debe profundizar una línea autocritica, corregir errores
políticos, la corrupción es una enfermedad estructural en Brasil. Esa lucha
contra la corrupción es una bandera que no se pude dejar en manos de la
derecha. Y profundizar la organización popular, el debate, y la formación de
cuadros que puedan dar la batalla `política, ideológica y cultural que se
avecina. Es fundamental pensar programas de gobierno que vayan por más
transformaciones políticas y sociales.
Por
Argentina cómo andamos?
Ya en
artículos anteriores hemos desarrollado en más profundidad la situación
argentina.(1) Sin embargo Argentina no escapa a la realidad latinoamericana, si
bien la historia muestra grandes diferencias con el resto del continente y
sobre todo con Brasil.
El peronismo como fenómeno político y transformador
marco para siempre la praxis política de los argentinos. El peronismo como “hecho
maldito de la razón burguesa”, mas allá de sus errores y aciertos, sus miserias
y sus grandezas, como toda construcción humana fue y es un hito en la
organización política y el punto máximo de acumulación de poder y
representatividad popular. El kirchnerismo surge como respuesta a la crisis
casi terminal del 2001, pero no sale de un repollo, surge del seno del
peronismo histórico, del peronismo de la resistencia y de la las luchas del
“Perón Vuelve” de los setenta.
También el
kirchnerismo adoleció de cierto progresismo tardío fruto de la incorporación de
importantes sectores políticos que abrevan en ese espacio ideológico, También
el kirchnerismo es hijo de su época y de alguna manera absorbió la ideología en
boga en el continente.
Podría decirse que el kirchnerimo durante su última
etapa se cerró en la lógica laclauciana, más que en una lógica peronista.
No hubo
mediatización política, no había un ida y vuelta del líder con su pueblo. Una
burocracia obsecuente reemplazo a la militancia política. Se menosprecio la
organización popular, se despreció a los sindicatos y a los movimientos sociales.
Así fue quedando aislado del resto de la sociedad al no tener línea directa y desconocer
las demandas de esta.
Esto explica en parte la derrota de 2015, pero
muestra la debilidad del modelo, no se quiso avanzar en las reformas
estructurales que la etapa requería. En ningún momento se avanzó sobre la
legislación heredada del proceso militar que dio sustento al modelo neoliberal
imperante en los últimos 40 años, no se tocó la ley de entidades financieras,
la ley de inversiones extranjeras, control del comercio exterior y del mercado
cambiario, etc. La ley de medios por ejemplo, un avance en la democratización y
des monopolización del sector, fracaso porque se abandonó la calle y quedo entrampado en lógica judiciales, Su fracaso termino fortaleciendo a los grupos
mediáticos a los que se quería regular.
La diferencia más notoria con Brasil es que el
peronismo kirchnerismo es una fuerza viva, en proceso de autocrítica pero
también en un proceso de unidad hacia una nueva síntesis. También CFK, aunque
muchos la nieguen y otros ya la hayan jubilado, sigue siendo el punto de
acumulación más alto de los sectores nacionales y populares. Por eso CFK, con
todo, es la única esperanza que queda en América Latina. Este liderazgo
político explica porque está siendo agredida y perseguida en aras de su
proscripción política.
Siempre es bueno releer a Peron, porque marca una de las
razones sobre la limitación que tuvieron los movimientos populares en la Latinoamérica pero también y más
importante un camino a seguir cuando estos movimientos vuelvan al poder: Es
necesario avanzar en “las reformas en lo interno” y de políticas anti imperialistas en busca de “la
liberación en lo internacional”. “Sin las reformas no habrá paz interior
estable y duradera como impone una convivencia creadora y sin liberación no
habrá ni justicia social, ni independencia económica, ni soberanía nacional”
….. “no saldremos nunca de nuestra triste condición de “subdesarrollados” en
tanto seamos tributarios de la explotación imperial”.
“Una Revolución (…) que
sólo quiere cambiar las estructuras superficiales dejando subsistentes las profundas,
está indiscutiblemente destinada al fracaso”? (Perón, Juan Domingo. (2005). América Latina Ahora o Nunca. Buenos Aires:
Cs Ediciones.).
Lo que viene
Si la inviabilidad del neoliberalismo como programa
de gobierno y como ideología para remodelar la sociedad se manifiesta; si las sociedades reaccionan y resisten las políticas
de ajuste, ahí es cuando el neoliberalismo empieza a transmutarse en fascismo.
Una salida hacia el fascismo para poder sostener el modelo capitalista liberal es una estrategia vigente en muchos
países de Europa y ahora en Latinoamérica. Este fascismo y su alianza con EEUU hacen
entrar a la región en aguas cenagosas.
La respuesta
de los sectores democráticos no puede ser una vuelta al sistema
partidocratico, ya caduco, sino la construcción del movimiento nacional, con fuerte trabajo político y cultural en los sectores populares, reaseguro para resistir y construir una
alternativa viable.
El lugar de las batallas deben seguir siendo las
calles, el fascismo va a intentar ocuparla y apropiárselas a través fuerzas de
choque y las fuerzas represivas, la calle debe ser el lugar donde el pueblo se
exprese y resista.
Indudablemente la madre de todas las batallas será
en Argentina en 2019, por lo que es fundamental dotar a este movimiento
nacional en construcción de una herramienta electoral competitiva. Esta
expresión electoral no pude ser otro que un
gran frente nacional. Que sume a todos los partidos políticos opositores, a
los sectores populares, a todas las organizaciones sociales, sindicales y
políticas donde el pueblo se expresa y resiste. Es fundamental preparar un
programa de gobierno que acompañe y de sustento al movimiento nacional, Un
programa que contenga las 100 medidas indispensables para revertir la herencia
que las políticas del FMI van a dejar en la Argentina e iniciar nuevamente un
camino de reformas estructurales que
desmonte el aparato neo colonial vigente y desde allí dar un salto en el
desarrollo industrial, con inclusión social y pobreza cero.
(1)
http://causapopularynacional.blogspot.com/
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