LUCES Y SOMBRAS DE VEINTICINCO AÑOS


Por Hugo Presman



Ese 10 de diciembre de 1983 el sol brillaba a pleno. El calor anticipaba el
verano próximo. En esa primavera en retirada, los rayos del sol permitían
atisbar tenuemente los horrores que quedaban atrás.
Había demasiado expectativas, que eran fácil apreciar no estaban sustentadas
en el análisis de la realidad. A ese 10 de diciembre de 1983 se llegaba
después de padecer una enorme derrota popular solo igualada por la implosión
del régimen militar que habían ejecutado lo que los sectores del
establishment se propusieron: la desindustrialización como condición
necesaria y suficiente para llevar a la anorexia al monstruo que habitaba en
sus entrañas: la clase obrera. Esta vez se iba a completar las tareas
pendientes, con los mismos objetivos, de los golpes de 1955 y 1966. Y para
ello no iban a tener escrúpulos. Se iba a desmontar el modelo de sustitución
de importaciones reemplazado por el de rentabilidad financiera sobre
cadáveres, asesinatos, campos de concentración. No iban a dejar delitos por
perpetrar.
Al 10 de diciembre de 1983 no se llegó por un avance popular como había
sucedido una década atrás, sino que fue precipitado por el desbande
provocado por la derrota en Malvinas. Una democracia que nacía condicionada
y emergente de una derrota militar, con una sociedad que había convivido con
el horror y apoyado en franjas importantes el derrocamiento de Isabel Perón
y luego su aprobación de la dictadura criminal.
Es cierto que hubo focos, islas de resistencia desde la perseverancia y
valentía de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo a las oposiciones
parciales de algunos sectores sindicales.
Pero fueron los propios fracasos del régimen en materia económica, social y
militar, junto a la erosión que produjo el conocimiento de sus tropelías
criminales, con la figura dantesca del desaparecido, las apropiaciones de
bebes y menores, el arrojar personas vivas al mar o al río, lo que condujo
al desemboque del 30 de octubre.
Muy diferente había sido diez años atrás, donde a partir del Cordobazo, un
gigantesco avance de masas había permitido el regreso de Perón, la llegada a
elecciones, con una cláusula que proscribía al ex presidente, y la primavera
camporista. Luego la esperada tercera presidencia de Perón. Todo ello empezó
a malograrse a partir de la muerte del jefe de las grandes mayorías
populares, el contragolpe del establishment, las notorias limitaciones del
gobierno de Isabel y los errores garrafales de las organizaciones armadas.
LOS GOBIERNOS DE LA DEMOCRACIA
Ricardo Alfonsín en los dos primeros años se alineó con las expectativas de
aquél 10 de diciembre. La política económica de Bernardo Grispun, el Juicio
a las Juntas, el tratado de Paz y Amistad con Chile, superando la locura del
delirio bélico entre países integrantes de la frustrada Nación
Latinoamericana, una política exterior con grados de independencia, son
algunos de los hitos que merecen reconocimiento. Pero en la fuerte política
de desmalvinización, estaban prefiguradas las debilidades y genuflexiones
futuras. El posibilismo claudicante de la Juventud Radical, la idea de la
imposibilidad de enfrentar a los poderes internos y externos a la luz de la
derrota sufrida, se iba a cristalizar a partir de la llegada de Juan Vital
Sorrouille al Ministerio de Economía. Fue un intento débil de alineamiento
internacional a los nuevos tiempos y avance frustrado en el camino de las
privatizaciones que concretaría desembozadamente el gobierno siguiente.
Alfonsín no era enteramente confiable para el establishment y no se contaba
con las fuerzas armadas para dar un golpe de estado. Se recurrió a un golpe
de mercado y al estallido hiperinflacionario que dejaría en la conciencia
colectiva una herida disciplinadora tan poderosa como en lo político fue el
terrorismo de Estado. La entrega anticipada del gobierno fue la consecuencia
obtenida.
La llegada de Carlos Menem, luego de casi dos años de asociación con Bunge y
Born tuvo como consecuencia un nuevo rebrote hiperinflacionario y la
asunción de Domingo Cavallo como Ministro de Economía. Con su designación
quedo definido definitivamente el rumbo. A partir de ahí, y con la
convertibilidad, se consuma todas las tareas pendientes de la dictadura
criminal, ahora con apoyo popular explícito. Son diez años y medios de una
segunda década infame. La solución de los problemas limítrofes con Chile, es
una de las pocas medidas rescatables de ese período oscuro en donde se
perpetraron los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA y la voladura
intencional de la fábrica de armas de Río Tercero
La Alianza que lo sucedió fue el engendro que incumplió todas las promesas,
menos la que la llevaría a su salida precipitada de la Casa Rosada: el
mantenimiento de la convertibilidad. El estallido arrojó a la Argentina a la
peor crisis política y económica de su historia. De ahí se surgió con una
devaluación fenomenal concretada por el mercado y homologada por el gobierno
de Eduardo Duhalde.
Fue el retorno a algunos principios básicos de la economía. La salida
electoral llevó a la presidencia a un desconocido gobernador santacruceño,
después de ser vencido en primera vuelta por Carlos Menem.
El kirchnerismo fue una sorpresa, partiendo de una sociedad fragmentada, con
una pobreza e indigencia extrema. Se cambió el discurso, se privilegió la
política sobre la economía, se hizo una política de derechos humanos
desbalanceada pero positiva en muchos aspectos, se renegoció la deuda
externa con quitas importantes, contra la opinión política generalizada que
era imposible, se reestatizo algunas de las privatizaciones, se designó una
Suprema Corte de Justicia inédita, se disminuyó significativamente la
desocupación, se cambió la política exterior de relaciones carnales
oponiéndose al ALCA, se alineo al país con los nuevos aires transformadores
que surcan América Latina, se creció a tasas chinas, sin mejorar
significativamente la distribución del ingreso. La continuación de Cristina
Fernández, con un cambio considerable de la situación exterior, propuso una
medida impositiva justa pero manejada incorrectamente que generó un
desgastante conflicto con los sectores agropecuarios, cuya derrota dejó al
gobierno en situación de extrema debilidad. Desde ahí avanzó con la
estatización de los fondos previsionales y la recuperación de Aerolíneas. Su
suerte en las elecciones del año próximo es un signo de interrogación que
tal vez traduzca el enorme despilfarro de capital político consumado en
apenas un año.
LOS DILEMAS DE UNA SOCIEDAD
La gravedad y profundidad de los problemas de una sociedad que ha girado a
posiciones extremadamente conservadoras (triunfos de Menem 2003 y Macri
2007, amplio apoyo urbano al paro patronal agropecuario, sin olvidar la
elección del criminal Bussi ), con profunda fragmentación social, con enorme
desigualdad, con núcleos duros e irreductibles de pobreza e indigencia, con
el estallido de los partidos políticos, sólo podría ser, posiblemente,
acometidos por un proceso revolucionario. Eso está muy lejos de suceder en
nuestro país. Es cierto que se podría hacer mucho más cosas dentro del
actual contexto, desde la reforma impositiva a recuperar la minería y el
petróleo, o emprender una lucha que termine con la pobreza extrema en poco
tiempo. Pero eso es pedirle, posiblemente, mucho más de lo que está
dispuesto a avanzar un gobierno claustrofóbico, que actúa sin planificación
y con respuestas sobre la marcha antes los problemas que se van presentando.
Con esas limitaciones y otras muchas que harían un largo listado, donde
además se conjugan manejos pocos claros y un debilitamiento escandaloso de
los organismos de contralor, el gobierno les saca varios cuerpos de ventaja
a sus adversarios.
Enfrente, una oposición que agrupa fragmentariamente, a una mezcla de
procesismo y menemismo. Donde debajo de rostros jóvenes se puede percibir
las orejas de Martínez de Hoz, la calvicie de Domingo Cavallo, o las
primigenias patillas de un riojano.
Carlos Marx sostenía que el hombre hace la historia, pero no en las
condiciones elegidas por él. Las sociedades, hasta que haya propuestas y
actores sociales surgidos de su seno que superen el presente, elige sobre lo
que existe. Y lo que existe seguramente no es lo óptimo sino lo que esa
misma sociedad ha sido capaz de concebir y proponer.
La superación sólo puede venir desde la política y no desde el
enarbolamiento de discursos antipolíticos. La idea de sociedades impolutas y
políticos corruptos e ineficientes es una falacia que alientan los que hacen
política denostando a la política.
Un camino que conduce de ninguna parte a la nada
LOS NÚMEROS DE LA DEBACLE
El Sindicato de la Asociación del Personal de los Organismos de Control ha
producido un trabajo de investigación sobre la distribución del ingreso en
nuestro país en el período 1950-2007. Ahí está expresada en números la
enorme derrota padecida. De la que a veces se habla, pero no se la
internaliza. No como un acto de masoquismo, sino como un prerrequisito para
entender conductas y del pozo profundo de donde partimos.
En el período 1950-1974, el ingreso promedio de los trabajadores en el PBI
fue de un 44,5%. En el lapso 1975-2006 esa participación se redujo al
29,19%. El pico está en 1954 con 50,84%. El nuevo acercamiento se produce en
1974 con 48,46%. Recién en el año 2006, por primera vez en treinta años,
logró superar el nivel del PBI de 1974. "Sin embargo, dice el estudio, los
indicadores sociales no se acercaron en aquél año, ya que a diferencia de
1974, en este nuevo milenio se observan guarismos altamente desfavorables en
desempleo y pobreza, sumado a ello la gran cantidad de trabajadores en
negro, con amplias desventajas frente a las condiciones laborales de los
asalariados en blanco". Un solo dato más para ejemplificar el tamaño de la
derrota: la población del Gran Buenos Aires que se encontraba por debajo de
la línea de pobreza aumentó de un 5% en 1974 al 53% en el 2002
Todos estos números tienen una imagen implacable en la anécdota que cuenta
el dirigente sindical Miguel Gazzera en "Peronismo, autocrítica y
perspectivas" y que transcribe el historiador Norberto Galasso en su libro
" Cooke: de Perón al Che. Una biografía política". El relato es el
siguiente: "El 25 de septiembre ( de 1955) el general Leonardi concedió una
audiencia a lo que quedaba de la conducción de la CGT. Los compañeros
estaban en la antesala cuando por el despacho pasó un marino. Se detuvo, les
preguntó quienes eren y que esperaban. Respondida la pregunta, los miró
detenidamente y les hizo explotar esta sentencia: - Sepan ustedes que la
revolución libertadora se hizo para que en este país el hijo del barrendero,
muera barrendero. Era el contraalmirante Arturo Rial".
También es preciso aclarar, simplificando y en forma brutal que no fue
Videla el que designó a Martinez de Hoz, sino que los Martínez de Hoz como
clase pusieron a Videla, como antes a Aramburu , Rojas , Onganía y Cia.
LUCES Y SOMBRAS DE VEINTICINCO AÑOS
Se termino de concretar el remate del país en plena democracia y con apoyo
popular. El país padeció desde la hiperinflación hasta la peor crisis
económica del siglo XX. Se aumentó la desigualdad social y se consolidó como
nunca antes un núcleo duro de pobreza e indigencia. Sin pensar en golpes de
estado, la sociedad decidió cambiar los rumbos incorrectos, efectuar virajes
que la encaminara en la búsqueda de sus mejores momentos. Muchas veces la
democracia se vació de contenido, pero las dolorosas experiencias
perpetradas en su ausencia, llevaron a defenderla. A diferencia de la década
del setenta donde el leitmotiv de amplios sectores era la revolución, y se
vituperaba a la democracia como formal, hoy se la reconoce como el marco
necesario para conseguir los cambios. Durante estos 25 años se ampliaron
las libertades individuales, olvidándose los ciudadanos lo que era salir con
su documento de identidad, antes posibles reconocimientos policiales. Nadie
actúa de censor estableciendo que debe verse. Los medios actúan con absoluta
libertad, al tiempo que se acentúa la monopolización de los mismos. Se
amplió el reconocimiento de las minorías y de las opciones sexuales, a
niveles impensables en 1983. Se aprobaron leyes importantes para la vida
cotidiana como la de divorcio y las uniones civiles, otras que
incrementaron la presencia de la mujer en todos los ámbitos. Se discute
sobre el aborto, la despenalización de las drogas. La educación sexual dejó
de ser un tabú. Los quioscos están cubiertos de publicaciones de todas las
tendencias ideológicas. No hay proscripciones. El espacio público está
surcado por manifestaciones. Con la perseverancia y astucia de las Abuelas
de Plaza de Mayo se han consumado milagros como la restitución de la
identidad a noventa y cinco nietos.
Orlando Barone ha definido con su habitual precisión, aspectos de la vida
cotidiana: "En la "no democracia" las tapas de los grandes diarios que hoy
leemos debían pasar antes por el control de los militares. Lo que leíamos
entonces era únicamente aquello que a los diarios y periodistas les estaba
autorizado publicar. Todos convivíamos cómplices de la resignación a la
censura. Se nos concedía enterarnos de aquello que los otros querían
enterarnos. Las radios y la televisión eran también un reflejo obediente. Lo
que hoy es natural y democrático- criticar, denunciar y acusar a gobiernos y
funcionarios con pruebas, sin pruebas o porque se nos da la gana- en los
tiempos de la "no democracia" era mortal. No había opositores ni
oficialistas: la política estaba prohibida. En ningún barrio había asambleas
vecinales para reclamar nada. Ni siquiera por la caca de los perros. Los
vecinos estaban tan callados que parecían mudos. La gente caminaba y
conducía los autos disciplinadamente. En las plazas y parques no había nadie
que osara tomar sol en malla. Una remera con leyenda era sospechosa y
temeraria. Un arito en la oreja de un varón una condena. Ya ni nos dábamos
cuenta que nos habíamos acostumbrado a hablar en voz baja. Éramos tan
educados que daba miedo de que estuviéramos muertos. Cuando uno viajaba a
otro país democrático se daba cuenta que allá sí estaban vivos. Éramos raros
porque no les teníamos miedo a los asaltantes, porque los asaltantes también
tenían miedo. A los que les teníamos miedo eran a los policías. El Congreso
era un edificio. Escribir un graffiti era un alto riesgo. No encender las
luces del interior del auto si la policía lo detenía en un procedimiento,
era un acto suicida. Todos automáticamente pálidos se bajaban del auto y
decían si señor, si oficial, si coronel. Si y si. Porque el "no" era
patrimonio de quienes mandaban. Era una sociedad distinta... Los jóvenes no
tienen ese lastre. No entiendo que aún haya gente con nostalgia. Amaban
tanto el orden que no se sentían mal que les impartieran órdenes. Para
sentirse reprimido hay que saber qué es sentirse libre.. Es paradójico, pero
algunos que hoy se rasgan la garganta y denuncian que no viven en
democracia, se la pasan diciéndolo a los cuatro vientos, contradiciéndose.
Sin democracia no existiría el debate acerca de la jubilación estatal y
privada. A nadie se le ocurriría objetar el tren bala. Ni incendiaría trenes
por bronca: porque la bronca era exclusividad legal de quienes mandaban. No
existirían los sabios que saben cosas del Gobierno que nadie sabe, y a veces
ni el gobierno. Los travestís se vestirían de machos. No habría carpas
frente al Congreso porque no habría quienes les alquilaran las carpas.
Tampoco habría lock out rural ni piqueteros. Los maestros dictarían clase
todos los días. Ya no. La "no democracia" es un pensamiento viejo....Las
voces más opositoras, las más insultante y violentas son quienes más hacen
por la democracia, porque le plantean el desafío de estirarse hasta el
infinito como sucede ahora. Y se estira tanto que tolera aquello que es
intolerable. Pero la más feliz prueba de la democracia- la más
fantásticamente democrática- es que hay un vicepresidente opositor al
Gobierno. Y que es feliz y se sonríe."
Para los que son jóvenes, o mayores que dado el cuarto de siglo transcurrido
se han olvidado de aquellas épocas infaustas, merece recordarse un escrito
paradigmático, muy trasgresor y valiente para el silencio de la época,
escrito por María Elena Walsh, en Clarín 16-08-1979, bajo el título
"Desventuras en el País-Jardín de Infantes". Hoy parece una crítica light
pero certera, con elogios a los asesinos, ya que marca con cuidado las
limitaciones a la libertad que padecían los argentinos con párrafos
colocados estratégicamente para hacerlo potable y salvaguardar la vida, como
el siguiente: " Que las autoridades hayan librado una dura guerra contra la
subversión y procuren la paz social son hechos unánimemente reconocidos. No
sería justo erigirnos a nuestra vez en censores de una tarea que sabemos
intrincada y de la que somos beneficiarios. Pero eso ya no justifica que a
los honrados sobrevivientes del caos se nos encierre en una escuela de
monjas preconciliares, amenazados de caer en penitencia en cualquier momento
y sin saber bien por qué"
También es necesario señalar, que como herencia del pasado, continúa la
policía del gatillo fácil, la sospecha por portación de cara, muchas
cárceles convertidas en campo de concentración. Hay un incremento importante
del delito, consecuencia de las políticas económicas aplicadas, la
desigualdad social, la falta de perspectivas de futuro para sectores
significativos.
Apenas algunas de las luces y sombras de 25 años. Los déficits son tan
notorios como la convicción de intentar superarlo dentro de un marco que sea
mucho más que elecciones periódicas.
Es una lección aprendida con mucha sangre. Un aprendizaje tan duro que
aunque las luces iluminen las poderosas sombras heredadas y otras
desarrolladas o continuadas en democracia, la convicción de la defensa de lo
iniciado en diciembre de 1983 parece afortunadamente inconmovible. Pero la
democracia será definitivamente perdurable si es capaz de llenarla de
contenido conjugando la libertad política con la soberanía popular y la
justicia social en un marco de independencia económica y búsqueda de un
destino común en la integración latinoamericana.
Con sus luces y sombras, podemos decir, acudiendo a la poesía de Juan
Gelman: "Hemos quemado el miedo, hemos mirado frente a frente al dolor antes
de merecer esta esperanza/ Hemos abierto las ventanas para darles mil
rostros"

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