Por Jorge Devincenzi Gentileza Revista Zoom
La oposición líquida quedó expuesta a una dura derrota política en el Congreso y en la calle mientras disfraza de desconfianza su avidez por participar en el control de una fortuna en dineros públicos. La estatización del sistema jubilatorio marca un paso adelante frente al fracaso de las AFJP e impone al Gobierno una enorme obligación a futuro en un contexto económico convulsionado.
El pueblo no está extraviado, la recuperación del sistema solidario debería tener una aceptación mayor de lo que expresan los medios y los voceros bancarios, pero lo que se decida en el Congreso tendrá su propia dinámica. Al hacer público el proyecto, Cristina alertó sobre los fuertes intereses en juego. La discusión en las cámaras los pondrá en evidencia. La leve caída de depósitos en pesos para pequeñas cuentas, y lo contrario en las grandes, agregan un marco de confianza. Por ahora.
Surfeando en la rompiente
No hay clima de guerra en los grandes titulares, pero tampoco pactos secretos. Los medios desconfían de que algún trasnochado reflote una reforma de la Ley de Radiodifusión que cayó en el olvido luego de ser esgrimida como amenaza.
El fracaso de las AFJP es indiscutible. El gobierno parece más dispuesto a negociar. En términos de publicidad oficial, desperdicia las razones que tarde o temprano deberán tomar los países que en los últimos 20 años optaron por el sistema privado: todos ellos caminan ahora con muleta estatal.
No está mal que la decisión se haya tomado en soledad: un secreto a voces se habría cotizado bien en el mercado, lo que marca el límite del campo propio. Subsisten los problemas de comunicación, y en los discursos oficiales cada tanto aparece una cuota de falta de convencimiento.
En caso de que los ánimos se caldeen, la defensa del proyecto en las calles terminará quedando en manos de la izquierda kirchnerista, donde se recuesta el costado popular y nacional de apoyo a la gestión, un sector que apela a construir organización pero sin dar todavía con la forma adecuada.
A sus dirigentes se les hace cuesta arriba retomar, por un lado, el aspecto esencial del peronismo (una condición cultural tan indeleble como distintiva), sopesar las diferencias históricas, y verse obligados a apoyar todo lo que hacen los funcionarios, a veces inexplicable o decididamente estúpido.
Durante el enfrentamiento con “el campo” se había exagerado el alcance de una medida de sentido común convertida en puerta de entrada hacia una nación justa, libre y soberana, cuando otros países (Ucrania, Tailandia, Brasil, China) habían hecho lo mismo desde perspectivas más modestas. Si se aprendió la lección, no conviene agitar los fantasmas confiscatorios que conmueve a los Cletos medios, algo que suele arrojarlos de cabeza a protagonizar cacerolazos antes que épicas.
Al fin y al cabo, si reconvertir en públicos unos fondos que fueron privatizados se entronca con el peronismo histórico, aquella privatización se vendió empaquetada en nombre de lo mismo. Manuel Mora y Araujo ahora dice que el gobierno es una máquina de destruir confianza: una década atrás era habitualmente contratado por el PJ para formar cuadros políticos.
No despiertes al tigre dormido
Las AFJP son la vaca atada del negocio bancario, compensado por el Estado en 2001 y 2002 y luego puesto a un lado en el reacomodamiento del poder económico concentrado. Eso explica por qué tenemos bancos florecientes que no dan crédito.
Habida cuenta de que este gobierno, con éxito variable, procura ordenar la actividad privada, obtuvo un aplauso cuando abrió la libre Habrá concentración entre las AFJP, pero el negocio no desaparecerá, ni el gobierno parece tener tal voluntad. opción mientras decidía financiar el piso de los retiros. El Estado volvía a prestigiarse en el inconsciente colectivo, pero también anticipaba un futuro incierto para las AFJP. El estallido de Wall Street aceleró las cosas. Sin romper huevos no hay tortilla.
Pero como se escribe en el blog Deshonestidad intelectual, “no se sale impune de poner en jaque la caja principal del capitalismo financiero, aunque esté en bancarrota en lo ideológico y lo material”.
Los bancos privados tienen una capacidad relativa para golpear al peso pero no se van a suicidar.
Habrá concentración entre las AFJP, pero el negocio no desaparecerá, ni el gobierno parece tener tal voluntad. Los empresarios entrarán de lleno en la etapa del regateo.
Un nicho de mercado, el de los sueldos muy altos, seguirá en pie. Y se intentará un control más repartido en la Anses, aunque esté en duda la representatividad de los invitados. Recalde y Rossi anunciaron que no se votaría a libro cerrado. Y cumplieron.
Será mejor que el gobierno no recurra a frases escatológicas, lo que reviviría al enano burgués oculto en medio país. La decisión de un juez de New York obligará a afinar el lápiz de la letra chica. No vaya a ser que nos desplumen por tontos. Griesa embargó 553 y luego 2.000 millones de dólares de las AFJP invertidos en Wall Street para fortalecer el mercado de capitales de Estados Unidos, cuando el sistema privado había sido vendido como creador de un mercado local de capitales. Visto desde otro lado, es justo que los desplumen por tontos.
En el peor de los casos, a los aportantes les quedará el consuelo de haber contribuido a la felicidad de los corredores de bolsa norteamericanos. Para esa eventualidad, la oposición se alineará tras la probidad del magistrado neoyorquino.
Su hombre (el de ella) en la JP Morgan Chase Bank
La titular de la Coalición Cívica anunció el décimo apocalipsis de la temporada alta mientras su gurú particular, el mismo Prat-Gay con anterior domicilio en Londres, concedía una entrevista a Clarín que descula lo que viene bajo el poncho de la oposición.
Hablando sobre la apertura a la libre opción decidida por el gobierno de Néstor Kirchner, Alfonso Prat-Gay dijo: “la gente prefirió que sea una entidad privada que le saque los fondos, antes que la discrecionalidad del sector público”.
Según Prat, la entidad privada es benefactora y el sector público es discrecional; pero Gay además sugiere que la gente goza ser desplumada por el capital privado. Saquear, entrar a saco, y sacar, no tienen la misma raíz etimológica, pero se parecen mucho. Ahora bien, la gente que cree en la multiplicación capitalista de los panes y los peces no depositó el dinero en las AFJP para que se lo saquen sino para que lo acrecienten, y cree en los riegos seguros, nada de verdaderas aventuras sin red.
Luego se disfraza de neoliberal que descubre la vigencia del Estado para beneficio propio: “soy partidario del régimen estatal. El sistema de AFJP estuvo mal diseñado desde el arranque en términos de falta de control, de incentivos perniciosos que llevan a todas las administradoras a tener lo mismo”.
Tiene razón en cuanto a la falta de control (este gobierno ha avanzado más en los discursos que en una real intervención), pero el negocio de saqueo de lo público suponía no ingerencia pública. El primer incentivo fue obligarnos a elegir en libertad, el oxímoron del liberalismo, y ahí está la JP Morgan que Prat Gay representa, esperando el quiebre de la competencia para quedarse con todo, como sucedió con Bearn Stearns y Wamu.
Ante una pregunta sobre la sustentabilidad de las AFJP, el entrevistado recurre a la demagogia pero evade responder: el gobierno quiere hacer caja, dice.
Y luego confiesa ser keynesiano de la primera hora: “hay que disponer de todos los instrumentos fiscales y monetarios para evitar que la economía entre en recesión”, ergo, actuar como la Reserva Federal y sostener la timba bancaria contra viento y marea cuando hasta ayer se decía lo contrario.
El cuco Keynes fue el más heterodoxo de los neoliberales.
Por fin, Prat-Gay lamenta que, en lugar de salvar bancos, “el gobierno gastó esos instrumentos en la expansión de la economía” (sic), pontificando que “hay que ser ortodoxo en la expansión y heterodoxo en la recesión”.
En otras palabras, saqueo en la bonanza, crecer es una mala palabra para nosotros y no para los otros, y flexibilidad en la crisis, socializando las pérdidas.
Fin de Keynes y vuelta a Friedman
Cuando fue eyectado del BCRA en 2004, el ex-director deL FMI Claudio Loser dijo de Prat-Gay: “hay preocupación en el FMI porque su salida podría significar que el gobierno quiere reactivar la demanda”. ¿Salir de la recesión reduciendo la demanda?
Receta for export. Todo lo contrario de lo que hace la banda republicana: reactiva la demanda interna, mientras recurre a una emisión monetaria astronómica y aumenta astronómicamente su deuda externa. ¡Aplausos!
Lo tuyo es mío, lo mío es mío
La superintendencia detectó que desde enero de 2008 los fondos estaban en rojo. En números redondos, por cada 100 pesos depositados, los que soñaban con un retiro opulento se debían conformar con 63 efectivamente acreditados, sin descontar comisiones.
Por cada $100 depositados, los que soñaban con un retiro opulento se debían conformar con $63 acreditados, sin descontar comisiones. El valor de mercado (cápita) de los asociados había bajado de 600 a 150 dólares. La naturaleza del saqueo inaugurado en los ‘90 requería ganancias rápidas y superiores a las de los países centrales. De lo que deriva una primera comprobación: el gobierno argentino decidió no seguir inyectándoles liquidez para sostener artificialmente el valor, al contrario del plan de salvataje de Estados Unidos, donde tarde o temprano se advertirá que la inyección que decidió Bush es un puro y simple pirateo monumental de fondos públicos en beneficio particular de la elite bancaria.
Es correcto recuperarlos para invertirlos en obra pública y aliento del consumo a fin de disminuir las peores contingencias de la crisis.
Luego de la primera manifestación privada que se recuerde (los ejecutivos de las AFJP llevaban carteles de publicidad de sus empresas) se amenazó con inundar los tribunales con recursos contra la confiscación (¡otra vez!) de propiedad privada. Argumento endeble, por cuanto los aportantes no pueden disponer de los fondos, ni ahora ni en el futuro, y deben aceptar la liquidación de pérdidas o ganancias que les presente la AFJP.
Los supuestos afectados se resisten a lo que toman como incautación, pero les parece natural que el Estado les financie los retiros para llegar a la mínima. Además de la esencia inconstitucional del sistema privado, los aportantes al sistema solidario también podrían sentirse naturalmente estafados porque sus fondos son repartidos entre privilegiados que no quieren compartir.
Asimetrías
La crisis “del campo” probó que las delicias de la convertibilidad siguen vivas en ciertas fantasías colectivas.
Cuando se repite que un asesinado en ocasión de robo, vecino de Martínez, era ingeniero, se sugiere que el país gastó mucho dinero para adiestrarlo. Se incita a creer que la violencia social dilapida recursos sin deducir de ello lo mal repartidos que están. ¿Cuánto gastó ese mismo país en educar, proporcionar trabajo, salud y vivienda a sus victimarios? Poco o nada, excepto los 3.000 pesos mensuales que costará retenerlos en una unidad penal con custodia del Servicio Penitenciario Federal.
Algo que ahora se quiere remediar en parte, aunque no lo entiendan quienes ven peligrar el pago a fin de mes del geriátrico donde depositaron a padres y abuelos jubilados luego de que, por sus achaques, se llevaran por delante el nuevo plasma súper-pixelado financiado en cuotas con el dinero de esos mismos abuelos, administrado por un fideicomiso de AFJP. La codicia enceguece: creen estar haciendo negocio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario