Lecciones políticas para la construcción de otra alternativa
La histórica victoria de Zohran Mamdani en las primarias demócratas y luego en la elección general de Nueva York representa un quiebre político que excede lo local y ofrece enseñanzas útiles para las fuerzas populares y progresistas del mundo.
Según The Guardian, “la victoria de Mamdani confirma que la política progresista, cuando se lleva a cabo con disciplina, visión y vigor, puede tener un gran eco incluso en una ciudad conocida por sus estructuras de poder bien establecidas.”
Este triunfo no es solo una anomalía electoral: es un recordatorio de que la política puede volver a ser una herramienta de transformación social. En tiempos donde el desencanto y la apatía parecen dominar el escenario global, Mamdani y su movimiento lograron demostrar que la oligarquía no es invencible.

Agenda popular, no solo identitaria
La primera lección proviene del eje de su campaña: volver a hablar de lo que la gente vive todos los días. Mamdani centró su mensaje en el costo de vida, la vivienda, el transporte, el cuidado de los hijos y la alimentación. Frente a los intentos de deslegitimarlo como “socialista radical”, el joven dirigente de Queens eligió disputar sentido desde la materialidad: salarios, alquileres y derechos básicos.
Su discurso no se apoyó en la búsqueda de un centro político difuso ni en el marketing ideológico, sino en una convicción: el pueblo vota esperanza cuando siente que esa esperanza tiene contenido concreto. El mensaje fue claro: mejorar la vida cotidiana de las mayorías no es una utopía, sino una tarea política posible.
Esta lógica también interpela a la Argentina. La reconstrucción de una alternativa nacional y popular no puede limitarse al relato ni a la gestión técnica: debe volver a conectar con los problemas materiales y simbólicos del pueblo trabajador, de las PYMES y de las clases medias empobrecidas.
Organización, alianzas y nueva forma de hacer política
La victoria de Mamdani no fue producto del azar. Detrás hubo una estructura militante y social impresionante: 50.000 voluntarios y más de 1,5 millones de hogares visitados. La campaña fue construida desde abajo, combinando movilización territorial, articulación sindical y uso inteligente de las redes sociales.
Fue clave la alianza entre la izquierda radical y la progresista, que permitió derrotar al establishment. El mensaje fue tan pragmático como audaz: no se puede transformar nada sin construir poder social organizado y sin ampliar alianzas más allá de los límites ideológicos.
La juventud desempeñó un rol central, aportando energía, creatividad y capacidad de comunicación. Pero la clave de esa comunicación no fue la técnica, sino la autenticidad política: un mensaje coherente, respaldado por una práctica colectiva.
En términos sindicales, el apoyo de organizaciones como AFSCME, UAW, SEIU y Teamsters fue determinante. La legitimidad conquistada dentro de los trabajadores dio sustento real a su proyecto político.
Estas enseñanzas pueden trasladarse a la experiencia argentina: sin organización territorial, sin articulación entre sindicatos, PYMES y movimientos sociales, y sin un mensaje que convoque a la acción colectiva, no hay alternativa que resista al poder concentrado.
Significado global y proyección hacia América Latina
Lo ocurrido en Nueva York tiene resonancia mundial. En un contexto marcado por el avance de la derecha autoritaria, el neoliberalismo y la fragmentación social, la victoria de Mamdani demuestra que el sistema no es invencible cuando se lo enfrenta con organización, claridad y coraje.
Su campaña también desafió la narrativa dominante sobre el conflicto en Medio Oriente. Pese a los ataques y acusaciones, Mamdani mantuvo su posición en defensa de los derechos humanos del pueblo palestino. Su triunfo probó que la solidaridad y la coherencia ética no son un obstáculo para ganar elecciones.
Para América Latina, y especialmente para la Argentina, la lección es profunda: reconstruir un proyecto nacional implica articular una nueva mayoría social y política basada en la justicia económica, la soberanía y la dignidad del trabajo.
La experiencia de Mamdani demuestra que se puede derrotar al poder del dinero, al marketing vacío y al cinismo político. Que un joven de origen migrante haya vencido al poderoso aparato electoral norteamericano envía un mensaje directo: la esperanza organizada es una fuerza imparable.
Otro camino es posible
La historia de Zohran Mamdani ofrece una enseñanza clara: otro camino es posible. La política puede volver a ser una herramienta para transformar la realidad, si se combina una agenda popular, una organización colectiva y un liderazgo comprometido.
En la Argentina, ese desafío implica recuperar el proyecto nacional, industrial y social que supo construir el peronismo, adaptarlo a los tiempos actuales y reconstruir un sujeto político amplio, que una a trabajadores, productores, jóvenes y sectores medios.
Porque cuando la política vuelve a hablar el lenguaje de la esperanza y de la justicia, el pueblo responde. Y entonces, como demostró Nueva York, las nuevas derechas dejan de ser invencible.
Redacción Data política y económica
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