Neoliberalismo, Génesis y crisis recurrentes


 El neoliberalismo ha conducido a Argentina a una nueva crisis política y económica grave.  Cuatro años de gestión de Mauricio Macri y sus políticas “neoliberales”, basadas en el “Consenso de Washington” y los acuerdos con el FMI han desencadenado una crisis externa, con una secuela de destrucción del aparato  productivo, desempleo, primarización de la economía, desempleo, pobreza e indigencia. Nada nuevo, en Argentina cada vez que se aplicó un programa de este tipo generó  una situación similar.
Si conocemos la naturaleza perversa de estas políticas, el daño en el tejido productivo, social, cultural y moral que provoca y además su previsible fracaso, ¿porque una y otra vez vuelve a implementarse? ¿Porque hay sectores sociales que apoyan este tipo de programas?
Intentaremos dar algunas respuestas y el porqué de las sucesivas y frustrantes experiencias.




El neo liberalismo: ¿Fase terminal del capitalismo tardío?

Es necesario aclarar  que a pesar del fracaso en Argentina y la responsabilidad de estas políticas en  la crisis que sufre la economía mundial, el neo liberalismo está lejos de perder su hegemonía ideológica.

Esto es así porque el neoliberalismo, en todas sus vertientes, es mucho más que un programa económico, es un proyecto político llevado adelante por EEUU y los países centrales hacia los países periféricos. Pero también, a su vez internamente en cada país,  es un proyecto de clase.
Los objetivos últimos tienden a la concentración del capital en las grandes corporaciones mundiales e internamente en una clase social. Pero también tiene objetivos políticos, ya que busca  poner el Estado al servicio del “mercado” y remodelar a  las sociedades actuales, bajo nuevos patrones culturales, sociales y morales y por supuesto económicos –productivos. 
Este proyecto global le da características de complejidad, diversidad, dinamismo y sobre todo resiliencia ante las crisis.
Y a su vez estas características, le permiten, a pesar de las sucesivas crisis y fracasos,  renovarse  y adaptarse a nuevas  situaciones y escenarios.

Una visión  histórica:

El crack financiero  entre 2007 – 2008  hizo tambalear las economías centrales. Puso sobre el tapete la crisis estructural y global del capitalismo basado en la globalización y la acumulación financiera. El “modelo” capitalista imperante desde la década del 70 sufrió sucesivas crisis, en general en los  países y regiones periféricas, pero la crisis originada por la quiebra de la Lemans Brother afectó  al núcleo central del sistema, mostrando claramente los límites estructurales y sus limitaciones a mediano y largo plazo.

La década del 70, con el aumento del precio del petróleo a nivel mundial,  es señalada como el hito inicial, que pone en crisis una etapa caracterizada por un capitalismo basado en la producción, el consumo y  el estado de bienestar, imperantes desde la década del 30,  y consolidándose a partir del fin de la segunda  guerra mundial.
La gran crisis del capitalismo mundial de 1929 puso fin al liberalismo tradicional decimonónico, ya que sus viejas “leyes” condujeron a la gran recesión mundial, pero a su vez las recetas de ese liberalismo para resolverla no solo mostraron su incapacidad, sino que además agudizaron y perpetuaron en el tiempo sus efectos devastadores.
Solo las nuevas ideas del “New deal” , las teorías keynesianas y la segunda Guerra Mundial (1939/45) permitieron superarla y empezar una nueva etapa.
Sin embargo las ideas liberales clásicas siguieron  estando en circulación; desde universidades y centros de difusión se continuó con la difusión del pensamiento y las doctrinas liberales.
Algunos otros autores ponen como fecha del nuevo ciclo neoliberal el 11 de septiembre de 1973, día en que un golpe militar derroca violentamente  el gobierno popular de Salvador Allende en Chile. Bajo el gobierno del general Pinochet se convierte en un laboratorio para las viejas y “nuevas” teorías neoliberales y monetaristas de la escuela de Chicago, con Milton Friedman a la cabeza.
Este golpe fue el prolegómeno de golpes impulsados por del Departamento de Estado y la CIA  de EEUU en los países de Latinoamérica, dentro de lo que se conoció como Plan Cóndor.  Estos  acontecimientos marca la instalación de las bases del régimen económico-político neoliberal en la región.
Estas experiencias, no del todo exitosas, e impuestas por dictaduras militares muy violentas y represivas, sobre todo Argentina y Chile, fueron exportadas hacia primero Inglaterra, con Margaret Tacher e EEU con Ronald Regan y luego ya en los 80 y 90 a casi todo el mundo occidental, a través del “Consenso de Washington” (1989) y los organismos multilaterales de crédito como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Desde la década de 1970 y hasta el día de hoy, el neoliberalismo es “la estrategia ofensiva y contrarrevolucionaria del Capital contra el trabajo y contra los estados nacionales. Por ello, el neoliberalismo debe entenderse  como una  “salida” y “solución” para las élites económicas y políticas mundiales,  con el fin de afrontar la crisis estructural y global del capitalismo tardío”.

Es sabido, desde los clásicos, que el capitalismo tiende a la apropiación y concentración del capital. Pero esta lógica, llevada al extremo, agudiza las contradicciones, profundizando el conflicto inter clases dentro de los países, pero también agudizando el conflicto centro- periferia.

La globalización y el lucha por los mercados a nivel global, por un lado y, por el otro, los niveles de explotación económica, dominación política, estrativismo  a ultranza, desastre ambiental, emergencia climática, endeudamiento global de toda la economía, opresión social y alienación cultural e ideológica, etc.,  que el modelo neoliberal está generando  nos está  llevando a una crisis global, a una crisis civilizatoria según algunos autores. 

Proyecto político de clase

Así lo definíamos más arriba, no solamente es un programa de políticas económicas, sino un proyecto político global.
Pensar el proyecto neoliberal como un programa de políticas, sobre todo económicas, oculta y minimiza su verdadero significado geo-socio-político.
Al neoliberalismo hay que analizarlo desde un punto de vista estratégico y táctico global, como un proyecto imperial.

Suele concebirse  al neoliberalismo como una ideología  estática,  subestimando su resiliencia o sea su  capacidad para resistir los momentos críticos, superar sus fases de fracaso y renovarse y recomponerse.
Como ejemplo de ello, es que en  medio del creciente cuestionamiento al  proyecto neoliberal, sus evidentes fracasos y los efectos nocivos sobre toda la humanidad,  éste en sus aspectos esenciales, continúa adelante.

En este punto también hay que reconocer que el neoliberalismo sigue teniendo  una posición hegemónica. Si bien existen fuertes críticas y se esbozan otros  modelos alternativos, no existe, por lo menos por ahora, un sistema que pueda  poner en riesgo su hegemonía global.

Si bien hoy,  por un lado, la crisis económica global parece ofrecer nuevas oportunidades estratégicas para las fuerzas sociales y las alianzas políticas interesadas en promover y generar un nuevo orden mundial, poniendo  restricciones a los mercados o estrategias regulatorias para construir sociedades más justas y equitativas, por el otro persisten instituciones tanto globales, como locales,  sistemas, leyes y sobre todo un aparato  cultural,  asociadas que le dan sustento y sostienen la hegemonía del neoliberalismo. 

En principio es necesario abandonar posiciones simplistas y voluntaristas sobre este fenómeno y tratar de entender su profundidad  y complejidad. Es necesario detectar sus grietas y contradicciones, desde donde construir modelos alternativos contra hegemónicos.
En principio debemos entender este proceso como una profunda contra revolución contra el orden de post guerra, que ha llevado adelante una profunda transformación social, cultural, política y económica en los últimos 40 años, sobre todo después de la caída de la Unión Soviética, quien encarnaba un modelo distinto y alternativo. El fracaso histórico del “socialismo real”  abrió las puertas a la hegemonía del nuevo capitalismo. 
El neoliberalismo es un proyecto contra revolucionarios porque busca desmantelar al estado nación, a las políticas de  redistribución y justicia social, a las leyes y derechos laborales, todas propias del siglo XX.  Es un fenómeno que articula, por ahora con éxito, múltiples dimensiones, a veces contradictorias: políticas imperiales, neo colonialismo, apropiación y saqueo de materias primas, autoritarismo político, muchas veces con fuertes represiones y guerras de ocupación, con libre comercio y libre circulación financiera. 

El proceso latinoamericano.

El anti liberalismo puede  rastrearse en Latinoamérica  desde el siglo XIX, en las luchas civiles que asolaron la región,  post independencia de esos países. Había un germen contrario a las ideas liberales, importadas de Europa, en especial el libre comercio, impuesto por Inglaterra, en su propio beneficio. A través de la trampa del libre comercio Inglaterra se apropiaba de las materias primas para abastecer sus industrias y luego exportaba a nuestros países sus productos, rompiendo y quebrando cualquier intento de industrialización, aun aquellas casi artesanales.
Regiones enteras fueron sumidas en la miseria y la pauperización, en beneficio de los puertos y la clase “comercial”, que fue enriqueciéndose y convirtiéndose en oligarquías al servicio de los intereses imperiales.
La expansión imperial (comercial y militar) de Inglaterra en los siglos XVIII y XIX, con su bandera del libre cambio, fue un primer intento de globalización del capitalismo.
Luego de la crisis del 29, donde todo el sistema capitalista entró  en una crisis casi terminal, comienza una etapa de luchas políticas y sociales, de resistencia al modelo liberal vigente. Para ese momento Inglaterra estaba perdiendo su hegemonía en manos de EEUU, pero las formas y la ideología eran similares.
Surgen los movimientos nacionales, anti imperialistas y sobre todo industrialistas, basado en el proceso de sustitución de importaciones,  por la tanto se cerraron las economías y se intentó desarrollar un mercado interno fuerte.
Este proceso continuó  con marchas y contra marchas, en un proceso no exento de contradicciones hasta el año 73, que con el aumento de los precios del petróleo y sobre todo el ciclo de golpes militares en Latinoamérica a partir del golpe en Chile, en septiembre de 1973.
Aparece así y se propaga por toda América del Sur y el Caribe las ideas neoliberales, tal como desarrollamos en la primera parte de este escrito.
La hegemonía que fue construyendo el neoliberalismo en Latino América, fue impuesta a sangre y fuego por regímenes militares alineados con las políticas de EEUU. Sin embargo con el regreso a la democracia en los 80, comienza un proceso de luchas políticas y sociales de resistencia. Por ejemplo Alan García en Perú o Raúl Alfonsín en Argentina, en sus primeros años de gestión. Rápidamente fueron abortando estos intentos y subordinando a nuestros países a las políticas neoliberales. 
Es a partir de 1989, con el “caracazo”,  que podríamos marcar como el comienzo de una contra ofensiva de los movimientos populares contra el naciente “Consenso de Washington”. La década del noventa fue el apogeo del neoliberalismo en Latinoamérica, pero también fue el comienzo luchas populares. Al caracazo le sucedió la insurrección zapatista en Méjico, revueltas populares en Ecuador,  Argentina, Bolivia, etc.
Es claro  que las políticas neoliberales se caracterizan en la región por ser autoritarias, colonialistas, anti industrialistas y por supuesto anti populares por lo tanto no tardan en generar un profundo malestar social que termina expresándose en movimientos de protesta y lucha. Así en cada país van surgiendo nuevos liderazgos que encarnan esta lucha, Chávez en Venezuela, Correa, en Ecuador, Lugo en Paraguay, Evo en Bolivia, Lula en Brasil o los Kirchner en Argentina, etc.
Un hito importante en el avance de los partidos populares fue la constitución del Foro de San Pablo, fundada por Lula y el Partido de los trabajadores de Brasil. Este foro se convirtió en una usina de ideas y organización de los partidos y movimientos populares de América del Sur y el Caribe. Entre sus objetivos figuran “Profundizar el debate y procurar avanzar con propuestas de unidad de acción consensuadas en la lucha antiimperialista y popular, promover intercambios especializados en torno a los problemas económicos, políticos, sociales y culturales que la izquierda continental enfrenta”.
Este proceso de ruptura y quiebre de las políticas neoliberales en la región  y la constitución de gobiernos populares en la mayoría de los países marco una década o más de gobiernos exitosos en cuanto a poner límites a las políticas neoliberales  e integrar a amplios sectores sociales a la economía, al trabajo, a la educación, al consumo, etc.
Sin embargo hubo en todo este proceso una incapacidad de generar proyectos políticos alternativos, y un modelo propio de desarrollo.
La ausencia de un programa que fortaleciera las instituciones populares y creara nuevas formas organizativas y de gobernanza en la mayoría de los países. Salvo Venezuela, que apostó  a la construcción del “socialismo del siglo XXI” y una participación activa de los sectores populares. En este caso la muerte prematura de su líder Hugo Chávez complicó el desarrollo del proceso, que a pesar de sus muchas contradicciones y el fuerte ataque de EEUU, todavía sobrevive con fuerte apoyo popular.
La experiencia zapatista en Chiapas es una experiencia interesante de construcción política de otra sociedad y modelos autogestionados.
Es indudable que las muertes de Néstor Kirchner y Hugo Chávez afectaron y debilitaron el proceso de integración regional que era básico para enfrentar en bloque a la ofensiva del Departamento de Estado de EEUU: Pero también los gobiernos sucesivos no avanzaron en el afianzamiento y ampliación del Mercosur, el Banco Sudamericano y demás organismos supranacionales que hubieran permitido una integración económica y política regional.
Esa negativa o imposibilidad de avanzar en la integración o desmontar el aparato interno político, económico, mediático, cultural e ideológico que en cada país sostiene al neoliberalismo fue a la postre una grieta por donde  las políticas de EEUU volvieron a restaurar regímenes neoliberales, conservadores y en algunos casos autoritarios, como Brasil y Argentina.  
Cuando EEUU, luego y como consecuencia de su crisis en 2008/9 se volvió sobre su patio trasero, fue primero por los eslabones más débiles, Paraguay y Honduras, luego los triunfos electorales de fuerzas de derecha en Chile, Panamá y Costa Rica
Esta ofensiva neo conservadora y colonialista, aprovechando las debilidades de los gobiernos populares fue avanzando uno a uno y poniendo en crisis todo el proceso popular y progresista. Brasil víctima de un golpe palaciego a su presidenta Vilma Rouseff y la prisión de su principal figura Lula Da Silva, permitieron el avance de fuerzas de derecha liberales en lo económico pero muy autoritarias y reaccionarias en lo político. En Argentina el proceso fue menos traumático, ya que se dio tras elecciones nacionales libres y transparentes. Si bien luego el nuevo gobierno mostró  rasgos autoritarios y anti democráticos, persiguiendo a la oposición con la prisión o causas  judiciales fraguadas.
En el caso de Brasil y Argentina puede verse con claridad como la falta de profundidad en los cambios estructurales, la falta de un proyecto político alternativo, la falta de construcción de mecanismos de participación y organización popular, hicieron posible el resurgimiento táctico del neo liberalismo, que aprovechando su capacidad de resiliencia, promoviendo “criticas” y “cambios” al modelo neo liberal ortodoxo, pero no transformaciones a nivel de ideas, programas y objetivos. Se disfraza de “nueva derecha”, “derecha moderna”, “gestión eficiente”, denostación de lo político y los políticos y su reemplazo por una elite de ceos, etc. Pero una vez en el poder desempolva su viejo proyecto de clase, asociado al Consenso de Washington y las políticas imperiales de EEUU.
A las mismas recetas, iguales resultados; el neoliberalismo en Latinoamérica muestra una vez más peor cara.
La crisis argentina, la derrota electoral del macrismo y la vuelta del peronismo al gobierno,  la convulsión social y política en Ecuador, con marchas claramente en contra de las políticas  del FMI, la inviabilidad del bolsonarismo en Brasil,  la avanzada imperialista contra el pueblo venezolano, que resiste, un gobierno exitoso en Bolivia, que no acata las doctrina neo liberales, etc, muestran una Latinoamérica, como un territorio en disputa, pueblos en lucha y resistencia.
No hay fin de la historia. La historia sigue escribiéndose, y la construyen los pueblos.


Antonio Muñiz
Octubre 2019

No hay comentarios:

Foro en defensa del Proyecto Nacional y Popular

El Secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, fue el invitado especial del primer Foro en Defensa del Proyecto Nacional y Popular, que contó con más de 250 militantes.