“Si se quedan exportando trigo y carne, van a estar
relegados frente al resto del mundo” Ha Joon Chang.
“La protección no garantiza el desarrollo, pero el
desarrollo sin ella es imposible”. Ha Joon Chang.
“Y es más hay que romper con el “tabú” neoliberal,
debemos recuperar el estado empresario, que
actúe e invierta en aquellas
áreas estratégicas donde el privado no
puede o no quiere”
Esta llegando a su fin un nuevo ciclo de
políticas neo liberales en Argentina. Este final nos deja una vez más ante una crisis económica financiera brutal; un
endeudamiento externo condicionante para las próximas décadas y un daño en el
entramando productivo, en especial el industrial, difícil de medir.
Estos resultados no son casuales, ni producto
de “malas praxis”. Es el objetivo
buscado por estas políticas de apertura económica financiera y privilegio de
las actividades rentísticas
especulativas.
Existen sectores importantes y poderosos que
no quieren industrias en Argentina, no quieren que haya mercado interno, no
quieren que haya Estado, quieren un país para pocos, con un mercado interno
chico, que tenga grandes saldos exportables en dólares, que luego son volcados
al sistema financiero y más tarde “apropiados”
y luego “fugados”.
A
partir de marzo de 1976, con el gobierno del proceso cívico militar se inicia
un ciclo histórico, signado por el neoliberalismo, las doctrinas monetaristas y
el Consenso de Washington, que con sus
más y sus menos, llegó hasta la gran crisis del 2001/2 .
En ese periodo el PBI industrial per cápita se
desplomó un 40 por ciento. Las
consecuencias de este “industricidio” no
pueden resumirse solo en términos de caída de la producción física. Estas políticas neoliberales dejan pesadas herencias. Entre ellas, la
desarticulación productiva y una mayor dependencia tecnológica externa; una
primarización de la economía, con un fuerte deterioro de la industria, en
especial el sector pyme, por ende desocupación, pobreza y exclusión social; una estructura de mercados
concentrados y extranjerizados, una
deuda externa condicionante, un sistema comercial y financiero liberalizado y
dependiente de los mercados globales; un estado degradado, sin poder ni capacidad de gestión, al servicio de intereses particulares, un estado vaciado de cuadros técnicos, como consecuencia del
deterioro salarial y de la pobre proyección de crecimiento profesional en la
administración pública; una burguesía , forjada en crisis recurrentes, pero
siempre volcándose a negocios ligados a
apropiarse de recursos del estado, cada vez más con una lógica rentística especulativa.
y, por lo tanto, acumulando a través de la fuga capitales más que a involucrarse en planes de inversión
productiva.
El macrismo, en estos cuatro años llevó adelante
muchas de estas políticas, dejando una secuela de catástrofes en casi todas las
áreas productivas, salvo aquellas muy ligadas al mercado agro exportador,
minero, y la banca y el sector financiero.
El desastre productivo, económico y social que
ha dejado el Gobierno de Cambiemos es evidente con el cierre de 20 mil pymes y
la pérdida de más de 300 mil puestos de trabajo. La capacidad instalada en muchos sectores productivos llega apenas
al 50%.
Reiniciar el
proceso de industrialización.
“Cien
años atrás la economía del país se basaba en las exportaciones de trigo y
carne. La Argentina creció en base a ese modelo, pero esto ya pertenece al
pasado. Si deciden quedarse exportando trigo y carne, van a quedar relegados
respecto al resto del mundo. La actividad primaria no asegura un buen estándar
de vida a la población, porque tiene poco valor agregado y baja capacidad de
generación de empleo.
Este sector puede llegar a ofrecer un aumento rápido de
la productividad en el corto plazo. Pero su crecimiento tiene un techo. En los
últimos cien años, el predominio del modelo agroexportador y la falta de una
estrategia industrial hicieron que Argentina perdiera la oportunidad de estar
entre las principales economías del mundo”.
Chang
Con el próximo gobierno y la vuelta de un
gobierno nacional y popular, es imprescindible encarar una política de
industrialización
Hay que entender que la producción primaria
tiene un techo, no puede crecer indefinidamente, no genera empleo y la riqueza
que produce se concentra en pocas manos, en cambio la industria es generadora
de trabajo, de mercado interno, y si se le suma tecnología e innovación la industria puede crecer y mucho.
A partir de la crisis del 2001 y en
especial de 2003 en adelante , con el tipo de cambio alto y competitivo, acciones
de fomento a la industria y sobe todo medidas para defender y desarrollar un
fuerte mercado interno por parte del gobierno de NK comenzó un ciclo de reindustrilización del
país.
En los siguientes años Argentina creció a tasas muy altas. La crisis mundial de 2008/9,
la crisis producida por la “125”,
más restricciones internas y externas fueron ralentizando el proceso de
industrialización y crecimiento
(2011/15)
Ya hoy superada la etapa de destrucción de la industria por parte
de las políticas macristas (2015/19) y de cara al nuevo gobierno es necesario
relanzar el proceso industrializador.
El desarrollo de la industria nacional
enfrenta grandes desafíos para poder dar un salto cualitativo y volver a crecer
fuerte como entre 2003 y 2011.
El mayor problema de la economía nacional para
crecer y dinamizar la producción industrial es la escasez de divisas. La
situación se agravó en los últimos años por la caída de los precios de los
recursos naturales, la crisis en Brasil, el fuerte endeudamiento externo producto de
las políticas neoliberales que comprometen a futuro grandes sumas de dólares
para afrontar el pago de intereses y capital. Esta restricción externa
requerirá políticas de refinanciar la deuda a mayores plazos, administrar el
comercio exterior, restringir la circulación de dólares, a través de mayores
controles, desdoblamiento del valor del dólar, hay pensar un dólar diferenciado
para la industria y el turismo.
Lo que
es indudable que el cepo impuesto por el gobierno de Macri en sus últimos meses
ha venido para quedarse largo tiempo.
La otra gran restricción es que Argentina sigue muy lejos de cerrar la brecha
tecnológica con los países desarrollados.
Se
requiere una política de fomento a las actividades de investigación,
innovación y desarrollo de nuevas tecnologías. Activar, asociar y vincular los estamentos
estatales, universidades y los organismos de ciencia y tecnología con
la industria.
La experiencia del INVAP, una empresa mixta que fabrica y exporta
alta tecnología puede ser un camino a imitar y replicar en este sentido.
Es
necesario en esta etapa “una sintonía fina” en las políticas sectoriales y
avanzar en cambios estructurales. Con
ese objetivo sería conveniente la
elaboración de un plan estratégico de desarrollo industrial, con amplia
participación de todos los sectores involucrados e interesados.
Entre otras medidas es necesaria la reforma a la ley de entidades financieras,
destinando el ahorro de los argentinos hacia el trabajo y la producción; reforma al sistema tributario, modificando el
actual sistema regresivo; abrir los
canales de comercialización, actualmente muy concentrados, con muchos eslabones
intermedios parasitarios; fomentar el desarrollo de las economías regionales,
agregando valor a las producciones primarias; expandir el mercado interno a
través de mejores salarios, pero también una política de administración del
comercio a efectos de generar dólares y
afrontar el estrangulamiento externo.
Es importante recuperar al Estado activo y
presente, “asociado” con la industria.
Es necesaria una fluida articulación
entre el sector público y el privado. Y es más hay que romper con el “tabú”
neoliberal, debemos recuperar el estado empresario, que actúe
e invierta en aquellas áreas estratégicas donde el privado no puede o no quiere.
Por ultimo una consideración que debe ser
clave en el proceso de reindustrialización, este proceso no puede estar basado
en salarios bajos, Argentina no es similar a los países asiáticos, los trabajadores argentinos tienen
calificaciones y niveles de
productividad alta. La recuperación de la fuerza de negociación de los
trabajadores a través de paritarias libres
permitirá una distribución más
equitativa de la riqueza.
Si pretendemos progresar como sociedad
mediante la construcción de una matriz productiva más compleja, habrá que
incentivar tanto el desarrollo de las aptitudes de los trabajadores para operar
tecnologías progresivamente más sofisticadas como su potencial creativo. Para
eso, debemos avanzar gradualmente en un sistema con mejores condiciones
laborales que dinamicen el mercado interno y estén en sintonía con el nivel de
desarrollo productivo que la economía vaya alcanzando. Esto debe ser así porque
se requieren trabajadores con ingresos suficientes para poder acceder a buenas
condiciones de vivienda, salud, educación,
alimentación y tiempo libre, entre otras necesidades.
Antonio Muñiz
25 de Septiembre de 2019
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