Cuadro de situación de un país en crisis
“El 27 de octubre, peleamos el último round” Mauricio Macri.
Todos
los sectores dan por cerrada la etapa
neoliberal y esperan el próximo 27 de
octubre como un mero ejercicio electoral que ponga en blanco sobre negro la
realidad política imperante. Las formulas del Frente para Todos se impondrán
con holgura en el ámbito nacional, pero también en las provincias y municipios
en juego.
Esta
situación ha jaqueado al gobierno macrista, que creía en sus posibilidades de
cara a una segunda vuelta. El cachetazo que la sociedad argentina le dio fue tan contundente que aún no ha podido
ponerse en pie.
El
macrismo, preso de su propio relato, no pudo entender el pulso social ni las
urgentes demandas de la sociedad.
La
crisis económica, expresada en una muy alta inflación, una brutal recesión, un
cierre de establecimientos industriales y comerciales y una crisis externa muy
compleja, que encima jaqueara el próximo gobierno, un empobrecimiento de la
población, con sectores casi en la marginalidad y la emergencia alimentaria.
Esta
crisis económica ya se estaba larvando desde la asunción en diciembre de 2015.
El macrismo “inventó” una “crisis heredada” para justificar sus políticas de
ajuste, apertura de la economía y la piedra basal de su programa de gobierno,
el endeudamiento externo. Tuvo su primer gran
fracaso en 2018 que lo obligó solicitar el apoyo del FMI, con un fuerte
aumento de la deuda, esta vez aportada por el organismo internacional y un
programa de económico - financiero de ajuste “clásico”. El gobierno cedió el
poco poder que le iba quedando y se subordinó
a los dictados de los técnicos del FMI.
El
nuevo programa aceleró y agudizó la crisis. La inflación tomo un ritmo de
vértigo pero sobre todo se aumentó la deuda externa y su correlato la fuga
constante de divisas, con una perdida preocupante de reservas.
Estaba
todo “armado con alambre”, los mercados tenían claro que todo se desmoronaba
luego del 27 de octubre. Las Paso
aceleraron los tiempos. El resultado mostró el amplio rechazo social y la poca
viabilidad política del modelo que se quería imponer.
Contra las cuerdas:
“El 27 de octubre, peleamos el
último round”,
esta es la frase con la que concluye un spot publicitario del gobierno, que buscaba dar un mensaje de
esperanza hacia sus votantes.
Abandonado
por el círculo rojo del poder, que fue su principal sustento político, rotos
los mecanismos de blindaje mediático que tanto hicieron para sostener toda la
falacia del relato M, en una diáspora de dirigentes y aliados, que buscan
desesperadamente no hundirse con el barco.
Como
en aquella vieja canción infantil, en la alianza gobernante “cada cual atiende su juego”.
El
ejemplo más notorio es Vidal en la provincia, de ser la “niña bonita”, la perla
del Pro, la “leona”, que irradiaba “magia”, en el relato M, pasó a ser un candidato cacheteado, con un
resultado de derrota inminente. Ahora solo busca salvarse y para ello se
distancia de la figura de Macri y quedar medianamente en pie como jefa de una
virtual oposición. Algo que a estos días parece demasiado optimista. Lo mismo
están haciendo los intendentes del Pro, muchos de ellos de origen radical, que
buscan localizar las elecciones, “cortando su boleta” y repartiéndola con las
del Frente de Todos. Está por verse el resultado de esa estrategia en lo local,
pero es claro que le restan votos al candidato en las elecciones del 27. Todo
hace prever que el resultado será todavía más contundente en apoyo a Fernández
y a Axel Kiciliof.
En
este escenario la discusión pasa por si el Pro puede sostener algunos
municipios de la provincia de Buenos Aires, y el número que consigan de
diputados y legisladores y concejales. En disputa, todavía con resultado
incierto, las elecciones en Mendoza el próximo 29 de septiembre y la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires. Muy poco para un proyecto que pretendía cambiar la
matriz ideológica, cultural, política e institucional del país.
En caída libre
La
crisis política y de poder que sufre el gobierno solo hace agudizar la crisis
económica.
La
inviabilidad del programa económico, las contradicciones de política internas,
la impericia, la mala praxis y sobre todo una lógica predatoria, rayana en el
delito, por parte de la mayoría del
elenco gobernante llevaron a esta crisis, pero además condujeron al “default”
de una deuda en pesos tomada por este mismo gobierno. Algo pocas veces visto en
la historia económica. Más grave aún nos llevaron al peligro de default con los
acreedores externos, que pende como una espada de Damocles sobre toda la
población.
Estamos
en una transición política, pero en una situación económica muy compleja y de
difícil pronostico.
No
solo no se puede pagar la deuda con los privados sino tampoco la contraída con
el FMI. Y a ello hay que sumarle la imposibilidad de pago inminente de la llamada
deuda corta, la deuda del Banco Central en Letes (dólares) y Lecaps (pesos).
Esta bola de nieve generada por las altas tasas y las políticas de especulación
financiera que ha llevado adelante el gobierno, se vuelve impagable por su volumen pero también por el déficit
cuasi fiscal que producen. ¿Un plan “Bonex” a la vista? No hay que descartarlo.
Y para
completar el cuadro a una corrida cambiaria le puede suceder una corrida
bancaria. Nadie o muy pocos hablan en público pero la situación es de tal inestabilidad,
que nada puede ser descartado.
La
única salida que tiene este gobierno es ir cerrando cada vez más el cepo
cambiario, patear la deuda para adelante, “re perfilándola”, negociando con el
fondo y rezando que el FMI desembolse los 5700 millones comprometidos. Algo muy dudoso en estos días.
El
macrismo está hoy como esos boxeadores
que llegan “groguis” al final, buscando protegerse de los golpes, sin atinar a
ninguna reacción, solo mirar el reloj y esperar que suene el gong del último
round, que lo salve del nocaut.
Seguramente
la alianza Cambiemos estalle por los
aires después del 27 de octubre, la UCR seguirá su camino hacia la extinción,
los restos del Pro se refugiaran en la CABA, si finalmente Rodríguez Larreta
consigue su reelección, Macri y muchos de sus funcionarios pasaran largas
jornadas recorriendo los juzgados federales, etc. Sin embargo los sectores y
los intereses políticos y económicos que
representan siguen vigentes, agazapados, pero con alto poder de fuego,
esperando su oportunidad para volver a dar un zarpazo.
Como
decíamos anteriormente el gobierno del Frente de Todos recibirá un campo
minado: inflación, recesión, default, devaluación y pobreza.
Estará
condicionado por una situación internacional compleja y turbulenta, los
bonistas, el FMI, los grupos concentrados de la economía, por un lado y por el otro por las demandas
básicas de los sectores populares.
Un
escenario muy difícil, que requerirá mucha política y mucha organización popular
para sobrellevarlo.
Antonio Muñiz
16 de septiembre de 2019
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