Y entre los males y
los desmanes
Hay cierta gente que -
ya se sabe -,
Saca provecho de la
ocasión;
Comprando a uno lo que
vale dos
Y haciendo abuso de
autoridad
Se llevan hasta la
integridad.
Suscribo nombre y
apellido
Y ruego a usted tome
partido
Para intentar una
solución,
Que bien podría ser la
unión
De los que aún estamos
vivos
Para torcer nuestro
destino...
Informe de situación.
Víctor Heredia
Llegó
diciembre y se cumplieron tres años del gobierno de Mauricio Macri.
Un
tiempo de balance de lo hecho, de los errores y aciertos, también un tiempo de
pensar el próximo y último año de esta gestión.
En
línea general puede decirse que el esquema básico de este gobierno ha sido un plan
clásico neo liberal monetarista. Así entre las primeras medidas estuvo la
desregulación de los mercados cambiario, monetario, financiero y bienes y
servicios. Estas medidas tenían y tienen la finalidad combatir la inflación,
basados en la creencia que esta es un fenómeno exclusivamente monetario. Con
ese objetivo se impone una tasa de interés muy alta y mecanismos financieros
destinados a absorber moneda circulante, tratando de “secar la plaza”. Estas
políticas llevan fomentar el ingreso de inversiones extranjeras de corto plazo,
aprovechando las oportunidades de negocios rápidos, seguros y de alta
rentabilidad en dólares. No es más que la archí conocida “bicicleta
financiera”, cuyo mecanismo ya sufrimos en otras ocasiones.
La
otra herramienta utilizada fue el endeudamiento externo para financiar gastos
corrientes, un error basado en la creencia ideológica que la emisión de moneda
local conlleva inflación.
Además
como políticas anti inflacionarias se redujo el salario real, disminuyendo el
poder de compra de los sectores bajos y medios y la apertura indiscriminada de productos de
consumo masivo, que compiten con la producción local.
De
más esta decir que estas medidas produjeron rápidamente una fuerte caída en la
demanda, afectando sobre todo a las pymes que producían para el mercado
interno.
Las
políticas de desregulación financiera produjeron altas ganancias para el
sector, pero también una fuga constante de dólares, provocando devaluaciones
que a su vez retro alimentan el proceso inflacionario.
No es intención de
esta nota profundizar otras cuestiones que deben ser investigados por la
justicia y las futuras gestiones sobre el alto grado de corrupción imperante en
las primeras líneas de gobierno. Hubo y hay situaciones de negocios lesivos
para el estado y la nación, entre ellas el endeudamiento con comisiones y
bancos amigos, fugas y blanqueos, dólar futuro, beneficios a empresa
amigas, tarifazos, etc., que explican
algunos “errores” de la política
económica.
Indudablemente
estos errores de política económica también están explicados por la miopía
ideológica del neo liberalismo argentino. La
culpa de todos los males es el déficit estatal y la emisión monetaria para
cubrirlo. Así todas las políticas fueron orientadas hacia ese objetivo.
Por
supuesto terminaron hacia
abril/mayo/junio en una corrida cambiaria, seguida por una alta inflación que a
su vez profundizó la recesión económica. En los meses de crisis el Gobierno gastó alrededor de $16 mil
millones de las reservas para sostener el peso, sin embargo el valor del billete estadounidense en promedio
era de $ 18.76 al comienzo del 2018,
llegó a casi 40 pesos en y estabilizándose en 39/40, lo que representa un incremento en
lo que va del año del 108.42%
El
acuerdo con el FMI, que se firmó en junio y se revisó en octubre consiguió frenar
la situación pero profundizó el esquema de ajuste sobre la economía con
objetivos difícilmente cumplibles, como
déficit cero.
Las
señales que muestran la economía y la opinión de expertos internacionales
pronostican un escaso éxito a estas políticas, ya que están orientadas a
“recuperar la confianza de los mercados” basados en la austeridad fiscal y
monetaria.
“El
problema es que la ‘austeridad expansiva’ no funciona”. “El programa del FMI se
centra en ‘generar confianza en el mercado’, pero las recesiones generalmente
no generan tal confianza. Y no existe discrepancia en la postura de que las
políticas que Argentina está implementando en el marco del programa están
afectando negativamente a su economía”. (1)
El
acuerdo con el FMI se basa en el supuesto que
la economía comience a recuperarse en el segundo trimestre del próximo
año a partir del crecimiento de las ventas externas, sobre todo de granos; sin embargo parecen pronósticos
demasiado optimista. La próxima cosecha no sería tan grande como estaba
prevista y que se vaticina un escenario de recesión económica y comercial
mundial, dada las políticas de EEUU de alza de su tasa de interés y la guerra
comercial entre este país y China.
Los
pronósticos de la inflación, tasas de interés y la relación deuda/PIB,
crecimiento de la economía hacia 2019, que han sido acordados por el FMI, muestran su inconsistencia y
permiten ver una situación compleja de
cara al futuro.
Si el
Gobierno se atiene a los objetivos del programa o los intensifica (como hizo en
octubre), existe el riesgo de una recesión prolongada, con su secuela de
sufrimiento y dificultades para millones de argentinos a medida que el
desempleo y la pobreza aumenten con la recesión.
Hubo
una larga sucesión de errores. El primero fue la rápida acumulación de la deuda
en moneda extranjera, el gobierno emitió deuda por 170 mil millones de dólares,
a eso hay que suma 57 mil millones
acordados con FMI. El pago de intereses creció 523% y pasó a ser el 15 % del gasto total y la
relación deuda /PBI creció hasta ser el 87 % en diciembre de 2018.
Como
balance podemos decir que todos los números de la economía son pésimos y los
pronósticos para 2019/20 son nefastos, pronosticándose, aun en los mercados
internacionales, un seguro default.
Además
el daño causado en la economía real es muy grave dada la destrucción de
capital instalado, sobre todo la
reducción de la actividad industrial, (hoy en promedio un 50% de la capacidad
instalada), desempleo, (destrucción de más de 100 mil puestos de trabajo), índice
de pobreza (33,4), un tercio de la
población argentina bajo la línea de pobreza, riesgo país, más de 800 puntos, etc.
Estas
cifras son solo un ejemplo de la situación de crisis y destrucción de la
economía argentina y de la pesada herencia para los próximos gobiernos y las
generaciones futuras.
Antonio Muñiz
22 de diciembre de
2018
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