Es indudable que los
sectores populares y sobre todo la clase media fueron los grandes beneficiarios
de la década kirchnerista.
Sin embargo una parte
importante de esa clase media, pequeños y medianos empresarios, comerciantes,
profesionales, asalariados de altos ingresos, jubilados, votaron en contra del
kirchnerismo y dieron su apoyo a la Alianza Cambiemos.
Esta contradicción,
se ve todavía con más nitidez cuando después de tres años de políticas
antipopulares, que atacan a esos sectores medios, caída de las ventas, alta
inflación, cierre de comercios y pymes, desocupación, caída de ingresos, etc,
haya un importante caudal de votos que todavía acompaña la gestión macrista.
Todas las encuestas
dan un 20/30 % de votos al macrismo, con índices de desaprobación a la gestión y
a la figura de Macri cercanos al 60 %
No deja de ser una desconcertante
contradicción, que ante una gestión desastrosa, que la población reconoce, haya
sectores, que, aun siendo perjudicados, sigan acompañando.
Es indudable que el
neoliberalismo imperante beneficia a determinados sectores de la alta
burguesía, ligados al “campo”, la gran industria, la banca y todos los sectores
basados en un extrativismo y exportación de los recursos naturales.
Pero porque sectores
de las capas medias, que están siendo dañados por las políticas públicas siguen
apoyando, creyendo que todo mejorara, mientras van cayendo por un tobogán,
Porque estos sectores
sociales no pueden ver esta realidad?
Porque confunden sus
intereses con los de las clases más altas?
Porque el “sentido
común” de las capas medias está hegemonizado por las ideas y los intereses de
la alta burguesía?
Gramsci se dedicó a estudiar
cómo se conformaba este “sentido común”. Para ello hurgo en temas jurídicos, ideológicos, cultura, la escuela, religiones,
medios de comunicación, los “relatos” transmitidos
por el poder y la influencia de todo
esto en la formación ideológica del ciudadano
común.
Gramsci llega así a la conclusión de que el “sentido común” de
gran parte de esos sectores sociales medios está ampliamente hegemonizado por
el relato y los intereses de las clases dominantes y no por la conciencia de
sus propios intereses.
En Argentina, por lo
menos, los términos clases media o sectores medios engloban una parte
importante de la población y a una gran diversidad de actores, no siempre
delimitados por el aspecto económico o los ingresos. Sin entrar en un debate
sociológico sobre la “clase media”, podemos a grandes rasgos definir a una
clase media definida por sus ingresos, pero también hay un sector medio
importante, definido por lo socio cultural, aspiracional, y de auto percepción
como clase media.
Es sobre esos
sectores donde la capas medias son fácilmente colonizable por el sentido común
hegemónico.
En nuestra historia
reciente hay numerosos casos de cómo estos sectores apoyaron a golpes militares
que terminaron perjudicándolos, o gobiernos democráticos pero con programas
neoliberales que iban en contra de sus intereses. Un ejemplo, pero que se ha
repetido varias veces, fue el tristemente recordado discurso de Martínez de
Hoz, en 1976, cuando anuncia el plan de gobierno del Proceso militar donde,
entre otras cosas, claramente exponía un programa de destrucción de la pequeña
y mediana industria, sin embargo el empresariado pyme aplaudió y apoyo ese
programa. El resultado de ese gobierno fue el cierre masivo de establecimientos
industriales, con su secuela de desocupación masiva.
Esta ceguera se
volvió a repetir durante el menemismo, con De La Rúa y ahora con la alianza
cambiemos; programas neoliberales que
perjudican a la mayoría de los argentinos, pero que cuentan con apoyo y
consensos en determinados sectores que están siendo víctimas de esos
programas.
Es indudable que el
aparato cultural montado por la oligarquía asociada a los intereses
extranjeros, es muy poderoso, ejerce una acción cultural, ideológica y
psicológica cada vez más sofisticada.
En argentina esos
sectores medios están compuestos por cuentapropistas, comerciantes, pequeños
empresarios, profesionales liberales, y
sectores con salarios altos, pero todos caracterizados por un trabajo
individual, que exacerba el egoísmo y el individualismo.
Formados además en la
escuela “sarmientina”, gran generadora de “mitos” y “lugares comunes”, que
moldearon el pensamiento de millones de argentinos en un modelo de país, que
solo servía a las clases dominantes, Los mitos sobre “el campo”, “una cosecha
salva a la argentina”, “civilización o barbarie”, donde la civilización es todo
lo que viene de afuera, etc, un historia
enseñada sobre héroes o demonios, donde Rosas y los caudillos populares eran
los asesinos sanguinarios y los unitarios porteños eran la civilización. Esta
escuela, con matices, sigue hasta nuestros días, siendo el primer paso en la alienación de los amplios sectores sociales.
Cuentan además con el monopolio de los medios de
comunicación, las redes y los medios estatales, que replican hasta el hartazgo
el relato hegemónico.
Desde ese aparato
cultural trasmiten ese “sentido común” alienante que hace que determinados
sectores sociales tomen decisiones contrarias a sus intereses.
Todo esto fue
descripto por Jauretche en los 60.
Citando a Jauretche, “…… que
cuando los imperios ejercieron el dominio político directamente, bastaba con
“la persuasión” de la artillería que, lógicamente es categórica; pero cuando el
dominio prefiere mantener la ficción de
autonomía jurídica, la colonización
se hace por medios indirectos, se maneja la inteligencia, y la habilidad consiste
en crear una pedagogía colonial, un modo de formación de la inteligencia para que la misma no perciba la situación
real y, más aún, sea su colaboradora.
En el primer caso las dificultades de una liberación
nacional son las que surgen del poder persuasivo
de la artillería; es una situación de hecho y por lo tanto evidente. Son más
profundas las dificultades cuando no se tiene conciencia da la situación de
dominación. O cuando esta es aceptada como algo natural y hasta beneficiosa por
parte de un sector de la población”.
También los sectores
populares son víctimas de esta
colonización desde su infancia, sin embargo la práctica laboral, la fábrica, la
obra, el sindicato, el barrio, la organización social, la solidaridad con el
otro, el compañero, etc, hacen que adquiera conciencia de sí, de su clase y por
lo tanto de su lugar en el mundo y sus intereses.
Argentina, y en eso
se diferencia del resto de los países latinoamericanos tiene una larga historia
de luchas populares y un fenómeno no común al resto, “el peronismo”. Este movimiento construyo una
lógica de pueblo, una praxis exitosa, que mostro que era posible otra sociedad
con una experiencia de gobierno altamente exitosa que moldeo y cambio una
cultura popular, porque el peronismo no es solo una ideología, sino más
profundo, es una “cultura”.
El peronismo es una práctica cultural democrática,
popular, anti imperialista, anti elitista, y eso está en la base y en el
inconsciente colectivo popular.
Es necesario en esta
etapa generar un movimiento político cultural que pueda sumar a esos sectores
medios al movimiento nacional. En esa construcción de una nueva mayoría es
necesaria una alianza de clases que rompa el bloque hegemónico gobernante.
Es complejo, pero hemos tenido experiencia histórica en
esto. En los sesenta y setenta vivimos un proceso de nacionalización de las
clases medias, que rompieron contra décadas de anti peronismo y pudo sumar al
movimiento nacional a amplios sectores, en especial la juventud, lo cual fue un
proceso de ruptura con el pasado.
La batalla es política, siempre es política,
pero uno de los campos es la cultura.
Hay que desarmar la
agenda del adversario. No comprarla y ni adaptarla como pretenden quienes
quieren ser la continuación del macrismo. Construir una agenda propia. Subvertir
el orden imperante; ante la
despolitización del discurso del adversario oponer una mayor politización nuestra;
dar la batalla en las calles que es donde más le molesta, usar las redes y las
técnicas de márketing político, teniendo claro que son solo herramientas, que
lo primordial siempre es la política.
Es fundamental en
esta etapa construir una nueva relación de fuerzas para frenar el embate
neoliberal y generar políticas nacionales y populares. Para ello los sectores
populares deben construir alianzas con
el empresariado pyme, hoy agredido por la política económica, con los pequeños productores
rurales, con los estudiantes, con la cultura, etc, y con la mayor parte de la
clase media. Para ello es necesario construir puentes de acercamiento y diálogo,
dejando de lado diferencias secundarias o contradicciones superadas, como derecha
o izquierda, etc,
Toda división del campo popular es funcional al
sistema de dominación.
Como decíamos más
arriba en el pueblo argentino hay una praxis política colectiva producto de 70
años de peronismo que ha marcado a
muchas generaciones. Existe además una base organizada importante y en crecimiento
para la construcción de una nueva mayoría. Existen organizaciones de
empresarios pymes con una visión nacional, de defensa del mercado interno, organizaciones
sindicales con un programa de acción combativo como la Corriente Federal de los
trabajadores, las dos CTA, sectores de la CGT, la Ctep y numerosas organizaciones
de base, que conforman un entramado político social con mucha potencialidad.
Todas estas experiencias
políticas son la base de una nueva construcción hegemónica que venza de una vez
y para siempre al neoliberalismo, a través
de la conformación de un gran movimiento nacional y popular que se exprese
electoralmente en un frente patriótico.
La responsabilidad histórica en esta etapa es esa construcción
para disputar el gobierno y el poder a los grupos económicos más concentrados. Es
importante tener claro este concepto: disputar
el poder, porque es necesario desmontar el sistema político- jurídico –mediático- cultural y educativo que
hace de sustento y base a todas las ideologías
y proyectos colonialistas y reemplazarlo por un sistema al servicio del pueblo
y la nación.
Antonio Muñiz
Diciembre de 2018
1)
(1)http://nomeolvidesorg.com.ar/wpress/wp-
content/uploads/2017/02/JAURETCHE-LA-COLONIZACION-CULTURAL-INEDITO.pdf
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