Desarrollo nacional o dependencia

Por Bernardo Tirelli

De a poco, y también con conflictos, se va recuperando el control político sobre la economía. El beneficio es innegable ya que es posible debatir y resolver objetivos sociales, creando los instrumentos económicos del Estado necesarios para su cumplimiento y, por tanto, relegando al mercado que es el eufemismo con que suele mencionarse a los grupos de interés económico divorciados del interés nacional y del bien social.
Las medidas macroeconómicas, por sí solas, son insuficientes para corregir el rumbo de la economía hacia una mejor distribución del ingreso que encamine el país hacia el desarrollo social sin retorno. Esto incluye a la política fiscal, llámese retenciones, aunque parte de su recaudación se aplique a la construcción de escuelas, hospitales y viviendas.
Sin negar la importancia de cubrir estos baches de infraestructura y su impacto en empleo directo e indirecto en la industria de la construcción, esta redistribución tampoco asegura el desarrollo. Para imaginar un futuro con estas obras concluidas y con menos enfermos, menos deserción escolar y con calidad de vida en una vivienda digna, hacen falta otras cosas, empezando por más industrias con trabajo de calidad. Los índices de pobreza y desempleo se duplican en niños y jóvenes y hoy todavía existen más de un millón de jóvenes que no estudian ni trabajan.
Mejorar la distribución del ingreso significa cambiar las estructuras que siguen generando concentración y extranjerización económica.

Las transferencias siguen

Durante el menemismo (1995-1999) la venta de activos argentinos a capitales extranjeros alcanzó los U$S 71.000 millones incluyendo las privatizaciones a precios viles. Entre 2003 y 2007 continuó la penetración de multinacionales en sectores clave de la economía argentina sin miras de que este proceso se detenga. Se vendieron 438 empresas argentinas por 18.700 millones de dólares de acuerdo a informes de consultoras privadas. Este proceso está favorecido por dos factores económicos: las empresas resultan baratas y los extranjeros consiguen buena financiación a tasas bajas para las adquisiciones y por un factor cultural: los empresarios argentinos venden. Hay una sola excepción que es el caso de Sancor pero que, paradójicamente el salva taje provino de fronteras afuera. La tendencia seguirá con mayor interés de los fondos de inversión por la Argentina en sectores como recursos naturales, energía, minería y telecomunicaciones y se ven atraídos por los campos y tierras.
Se destaca la participación de Brasil en las adquisiciones donde los empresarios cuentan con ayuda oficial del Banco de Desarrollo. El Estado brasileño fomentó activamente la internacionalización de las empresas nacionales y jugó un rol preponderante en la mayoría de las intervenciones brasileñas en el mercado argentino. Un informe de la CEPAL considera que la Argentina pasa a ser una plaza de envergadura de las inversiones del país vecino. Las modalidades de llegada de los flujos de IED brasileños hacia Argentina han tenido que ver, fundamentalmente, con operaciones de F&A (fusiones y adquisiciones) (55%). En menor medida, aparecen las ampliaciones (25%) y, por último, el establecimiento de nueva capacidad productiva o inversión de tipo greenfield (20%). Los principales sectores en donde tuvieron lugar las operaciones de F&A han sido los de petróleo y gas, materiales para la construcción, alimentos y bebidas y comercio. Por su parte, en el caso de las ampliaciones se repiten los sectores de petróleo y gas y, en menor medida, alimentos y bebidas como los de mayor relevancia; a ellos se agrega derivados de petróleo y gas como sectores de destino de relevancia. Por último, en el caso de las inversiones tipo greenfield, los sectores a los que se condujeron principalmente los flujos de inversión fueron los de construcción, energía eléctrica, alimentos y bebidas, automotriz y autopartes, petroquímicos y químicos.
El año pasado, las firmas medianas y pequeñas dominaron el mercado de fusiones y adquisiciones. De las 160 transacciones que se contabilizaron, sólo 23 estuvieron por arriba de los 50 millones de dólares. El resto fueron operaciones más chicas; y las que se hicieron por montos entre 20 y 50 millones de dólares predominarán también este año.

Fierro y Martín
“Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea….”, la estrofa de José Hernández tal vez tuvo en cuenta a su propio hermano, muy unido a él, paisano, agrimensor, inventor e industrialista. El Martín Fierro se escribe en los tiempos del debate y las luchas enmarcadas bajo la consigna de Sarmiento de Civilización y Barbarie, falsa contradicción que nos llega hasta nuestros tiempos. Sarmiento, que promovió con artículos en Chile la ocupación chilena de territorios patagónicos, porque la consideraba una tierra desértica, frígida e inútil, alentó el desprecio al arraigo promoviendo al hombre extranjero, introdujo métodos y maestros norteamericanos y facilitó el capital foráneo por encima de los hombres y recursos nacionales y su prédica progresista buscó la persecución y pauperización del criollo. Hernández fue opositor político a este progresismo pero no propuso el rechazo de la civilización y la vindicación de la barbarie, sino el acceso de todos a los beneficios de la civilización.
El Chaco sigue de buenas. Se instala una industria para la producción de arrabio, base de la producción de acero, claro que la inversión es brasileña y el oxido de hierro vendrá de Brasil por el Paraná. La unión suramericana depende de la integración de Brasil y Argentina, y de recuperar la idea de edificar un bloque con capacidad propia de industrialización, aseguró el profesor brasileño Helio Jaguaribe en las jornadas de integración organizadas por la Universidad Nacional de Cuyo. “Brasil es un gigante débil, porque tiene un bajo índice de integración social, que es precisamente lo que puede aportar Argentina al cuerpo continental”. Sin embargo, advirtió que los plazos se acortan, y que no hay más de diez años para concretar el proyecto de integración.
Como dice Jaguaribe no hay mucho tiempo. Una forma de achicar asimetrías, además de la principal que es resolver políticas activas de fomento y promoción industrial por el Estado argentino, sería activar el régimen sobre empresas binacionales argentino-brasileñas establecido por un instrumento formal de derecho internacional (Tratado) que establece un trato preferencial si existe propiedad conjunta.
El estado de debate público debe continuar en la búsqueda de consensos mayoritarios que permitan crear un nuevo Estado. Una Argentina de producción y trabajo, un país territorialmente integrado y socialmente justo se realiza con la reconstrucción del Proyecto Nacional entre todos los sectores y actores sociales y productivos que, sin lugar a dudas, abarca a más del 90% del pueblo argentino
En caso contrario todos saben como terminaba la famosa estrofa: “….porque si entre ellos pelean los devoran los de ajuera.”

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