Heinz Dieterich habla de la Argentina:

una mirada bien intencionada, pero muy lejana y más que superficial

Por Raúl Isman.
Docente. Escritor.
Miembro del Consejo Editorial de la Revista Desafíos y colaborador del periódico socialista El Ideal. Director de la revista Electrónica Redacción popular.
raulisman@yahoo.com.ar
www.geocities.com/raulisman http://raulisman.blog.terra.com

Introducción
A menudo, cuando se observan las elaboraciones de ciertos científicos sociales nos da por pensar que son realizadas por la presión de diversos editores; quienes los coaccionan para tomar posición frente a diversas temáticas, sin haber estudiado mínimamente la realidad en debate. Fue lo que nos pareció al leer un trabajo dedicado al conflicto (aparentemente) agrario en la Argentina debido a la pluma del sociólogo germano-mejicano citado en el título. Es habitual en el referido autor la realización de afirmaciones tremendistas, luego no verificadas con el transcurso del tiempo. En el 2004, emplazó a los gobiernos favorables a la emancipación a profundizar su alianza en los inminentes tres meses, so pena de ser rápidamente horadadas sus bases de sustentación por la acción imperialista. Durante el corriente año prácticamente dio por triunfante la acción reaccionaria en Bolivia, responsabilizando a las “vacilaciones” del presidente Evo Morales por semejante retroceso. Nos confesamos como lectores no habituales de las elaboraciones del pensador germano; tal vez por ello nos sorprendió la ligereza, el desconocimiento por la historia y la sociedad argentina y la superficialidad ramplona que puede leerse en el texto que reproducimos integralmente al finalizar nuestras palabras para que el lector pudiera tener una lectura abarcativa y veraz de nuestros dichos.
Dieterich comienza con una inexacta y poco feliz síntesis de la historia argentina contemporánea: “Durante doscientos años la oligarquía agraria de Argentina ha destruido cualquier gobierno progresista que haya desafiado su monopolio de poder”. Si bien es cierto que la oligarquía terrateniente ha logrado bloquear diversos proyectos de transformación en ciertas circunstancias (golpes militares de 1930, 1955, 1966 y 1976), no menos real es el hecho que las coaliciones populares le han impuesto severos límites al predominio de los dueños de la tierra. El retorno de los sistemas de sufragio universal- ampliado además con el voto femenino desde 1948- mostró que los objetivos del golpe del ’30 no se realizaron más allá de poco más de una década de la fatídica asonada. Por cierto que los golpistas de 1955 deseaban destruir al peronismo y a las condiciones económico-sociales a él adscriptas. Es decir, una economía industrial ligada a un fuerte sector estatal capaz de imponerle condiciones a los mercados y con un elevado nivel de integración social. Pero no pudieron y- para peor horror de ellos mismos- cuando más avanzaron en tan antipopular cometido fue con un gobierno peronista, el del doctor Carlos Saúl Menem. Es que se trata de una de las más sonoras paradojas argentinas, un país con cierta proclividad a las contradicciones incomprensibles y exóticas, no aptas para no legos y una tierra francamente proclive a la desmesura. Por otra parte, la existencia de un proyecto como el de los Kirchner demuestra que las imposiciones del poder económico nunca triunfan definitivamente. Las afirmaciones demasiado taxativas- como se ve- conducen a lecturas incorrectas; así como las frases inexactas del tipo de los dos siglos de existencia para la dominación oligárquica. Hace dos centurias, no existía nada parecido a una clase terrateniente. Entre otros aspectos, porque el núcleo fundacional del patriciado argentino se hallaba territorialmente ubicado en la provincia de Buenos Aires; a comienzos del siglo XIX en manos de pueblos originarios en gran medida.

El debate central


Sorprende en el análisis desplegado por el autor que glosamos la inexistente referencia a la crisis alimentaria mundial; contexto que no puede ser omitido y que recientemente mereció una cumbre preocupada y preocupante de la F.A.O.. Es que los constante incrementos en los alimentos en todo el orbe- y sus secuelas de hambre a escala casi globalizada- provocan que todos los gobiernos se vean forzados a intervenir en los mercados de productos nutritivos; no sólo el argentino. Además, el sociólogo teutón abunda en fantasías propias de la peor derecha. Pruebas al canto, dice: “Otro enigma, no menor, es la tozudez y torpeza con que el gobierno ha manejado el enfrentamiento. Considerando que el núcleo de decisión del gobierno lo forman, en orden descendente, Néstor Kirchner, Cristina Kirchner y Alberto Fernández, todo indica que Néstor Kirchner ha sido el timonel gubernamental de esta batalla. La autosuficiencia proverbial de Kirchner representa, sin lugar a dudas, un factor de explicación importante de la crisis”. En realidad, la imposición de las retenciones móviles fue una (ineludible) necesidad surgida por causa del alza constante de los precios internacionales para los productos agropecuarios (por cierto no debida a la terquedad o no de Kirchner), más allá que el gobierno no haya efectivamente evaluado la reacción que suscitarían. ¿Acaso podía sospecharse el 11 de marzo que la derecha lanzaría un conato de golpe de estado? Por otra parte, el subestimar la fuerza de los pequeños productores constituye un error de carácter táctico. Pero subsanada la equivocación a poco tiempo de comenzar el conflicto, el hecho que los propietarios de tierras menos concentrados en riqueza no hayan aceptado los subsidios y permaneciesen en la orbita oligárquica obedece sin dudas al hecho que los circuitos en los que producen y comercializan son los informales (llamados “en negro”). No sólo para tributar menos (o ningún impuesto), sino para que la mayor parte del personal a su cargo labore sin las correspondientes protecciones en el presente (obras sociales) o a futuro (jubilaciones). El trabajo en negro en áreas agrarias bordea nada menos que el 80% del universo laboral. De modo que el gobierno, movido por la necesidad de proteger el derecho a la alimentación de la mayor parte del pueblo (habitante en ejidos urbanos), pateó un hormiguero y afloraron así desde el egoísmo social de los pequeños productores (que llegaron a desplazar campesinos pobres para apoderarse de sus parcelas y orientarlas hacia la producción sojera) hasta la voluntad golpista de entidades como las Confederaciones Rurales Argentinas (C.R.A.) y la históricamente putchista Sociedad Rural Argentina (S.R.A). La primera contó en sus filas con Jorge Aguado, verdadero ideólogo e intelectual orgánico del golpe genocida de 1976. Su presidente Mario Llambías, durante el acto destituyente celebrado en Rosario el 25 de mayo de 2008, rompió records mundiales de petritud facial al afirmar que el matrimonio presidencial era muy diferente a Perón y Evita. Sólo por impúdico pudor le faltó añadir que si se parecieran más, la oposición de sus representados y la del propio Llambías sería aún más salvaje. La segunda impulsó y se benefició de todos los golpes militares acaecidos entre 1930 y 1976. Responsabilizar a “La autosuficiencia proverbial de Kirchner…, un factor de explicación importante de la crisis”, es no sólo un error político sumamente grueso. Es además expresión de una miopía académica para comprender la realidad rayana francamente con la homérica ceguera. Por otra parte, la sedición agropecuaria que lleva casi un centenar de días se ha desarrollado contra un gobierno que ha favorecido multiplicación de sus ganancias. Mientras tanto, en los 90’ se veía muchos campos al borde del remate y con precios inferiores diez veces a los actuales. Los salvó la intervención crediticia del Banco Nación en los albores de la gestión Kirchner. ¿No es prueba suficiente de la intención golpista de la multiclasista sojera que busca derrotar al gobierno nacional que no se hayan movido un solo día por entonces contrastando con la hiperactividad actual?
Otro manifiesto error por desconocimiento de nuestro autor, que vincula su análisis con los mamotretos de la peor derecha, es cuando menciona a las retenciones como impuestos. No se trata de una cuestión puramente formal y leguleya. De tratarse de verdaderos tributos el gobierno incurriría en violación de la Constitución Nacional; ya que sólo el poder legislativo puede aprobar subas en las gabelas. Las retenciones se hallan reglamentadas por el Código Aduanero y con toda aptitud legal el Poder Ejecutivo puede subirlas y bajarlas; ya que son instrumentos de política económica. Lo dicho al inicio, mejor estudiar concienzudamente la realidad antes que emitir opiniones, como decimos en la Argentina, al voleo.
Dice nuestro autor: “Según las últimas encuestas de opinión, todavía no publicadas, la popularidad de Cristina Kirchner ha caído en los últimos tres meses, del 55-60% a alrededor del 30%.”
La guerra encuestadoril es una de las formas (pos)modernas de la conflagración bélica, que la derecha utiliza de modo por demás persistente y eficaz. Y lo peor de todo es como Dieterich difunde las operaciones mediáticas de la derecha. Según mencionaba recientemente un experto en compulsas, la metodología y el universo al cual se dirigen resulta fundamental para luego obtener determinados resultados. Es así como en los barrios más pobres, el teléfono fijo casi ha desaparecido- por razones diversas- siendo el principal elemento de comunicación el celular. Las encuestas- cuando reflejan caída mayor de la imagen presidencial- son realizadas en zonas de clase media y sectores más acomodados. Y si son implementadas tomando en consideración la opinión de los ámbitos más populares marcan que la aceptación del ejecutivo oscila más o menos el 46 %, el porcentaje con que ganó las elecciones. Es realmente lastimoso que desde la lejana distancia, Dieterich se convierta en (involuntario) epígono y difusor de la derecha.
Otro aspecto que no acordamos con nuestro autor; pero no deseamos debatir en este debate es el de la inflación; tema convertido por la oposición en bandera política, más que en temática económica.
Lo cierto es que la peor omisión de Dieterich es la fuerza social que alienta la reacción golpista y agraria: el capital globalizado y el imperialismo. La noche del 16 de junio la reacción realizó un cacerolazo y los mediáticos generales de la derecha no se privaron de embustes por cometer, aún desmintiendo su propio discurso (pretendidamente neutro e independiente). Mientras la imagen mostraba carteles debidos a uno de los canales manifiestamente reaccionarios que decían “la gente se manifiesta a favor del diálogo”, los primeros planos mostraban a pequeños burgueses “enrages”(rabiosos) gritando a voz en cuello: “Andate Kristina”. Mostraban así su prosapia golpista y destituyente, un curioso y extraño modo de dialogar. Además, los medios mostraban como sucesos en vivo y en directo, grabaciones acaecidas en la Plaza del Obelisco, cuando en el lugar sólo quedaban viandantes o indigentes que han hecho del lugar su vivienda constante.
A modo de conclusión, digamos que lo que se juega es mucho más que la distribución de la renta agraria. Lo que está en disputa es si la Argentina integra la coalición latinoamericana por la emancipación o inclina la cerviz al juego neoliberal. La noche del 16 de junio de 2008 se vivió un dramático episodio más de esta guerra no declarada y de final incierto y abierto. Dieterich debería afinar un poco más el lápiz antes de opinar tan ligeramente.



(Heinz Dieterich)
Fracaso del capitalismo argentino-retorno de la lucha por la liberación nacional

Durante doscientos años la oligarquía agraria de Argentina ha destruido cualquier gobierno progresista que haya desafiado su monopolio de poder. La última víctima de esta tiranía fue el gobierno desarrollista de Perón que, pese a contar con poderosas organizaciones de masas (CGT, PJ) y sectores de las Fuerzas Armadas, fue destruido en 1955. Con la dictadura militar genocida de 1976-1983, apoyada por la iglesia católica, las clases medias, Washington y los medios, la oligarquía consumó el aniquilamiento físico de toda una generación transformadora, iniciado en 1955. Logró su objetivo: una moratoria de treinta años en la lucha de clases y por la liberación nacional. Hoy día, este ciclo llega a su fin y el país vuelve a la secular batalla por el destino de la nación.

2. Los Kirchner entre la espada de la oligarquía agraria y la pared de la crisis económica

En este cruce entre dos ciclos políticos se sitúa el conflicto entre el gobierno Kirchner y la oligarquía agraria; conflicto que tiene sorprendidas a las clases políticas y preocupados a los gobiernos del Cono Sur, e incluso al Vaticano en Roma. Parece un enigma, porque no se entiende porque el pragmático gobierno de Néstor y Cristina Kirchner ---que no es más que una sombra del poder del Justicialismo histórico--- haya decidido desafiar a la oligarquía genocida, en este momento.
Otro enigma, no menor, es la tozudez y torpeza con que el gobierno ha manejado el enfrentamiento. Considerando que el núcleo de decisión del gobierno lo forman, en orden descendente, Néstor Kirchner, Cristina Kirchner y Alberto Fernández, todo indica que Néstor Kirchner ha sido el timonel gubernamental de esta batalla. La autosuficiencia proverbial de Kirchner representa, sin lugar a dudas, un factor de explicación importante de la crisis.
La razón de fondo, sin embargo, es otra: el gobierno Kirchner se encuentra entre la espada de la oligarquía agraria y la pared de la crisis económica. Ante esta disyuntiva resolvió enfrentar a la oligarquía, engañándose sobre la aparente tranquilidad del escenario nacional y la subestimación del poder latente, pero fácilmente activable, del Leviathan oligárquico. Esta decisión de Néstor Kirchner puede convertirse en el mayor error estratégico de su carrera pública.

3. La justificación oficial del conflicto

El motivo público del conflicto es, según la Casa Rosada , que los enormes ingresos de los agroexportadores, particularmente por cereales, oleaginosas (soya) y carnes, deben ser tasadas con un impuesto progresivo adicional ("retención móvil"), a fin de permitirle al gobierno hacer más obras sociales. Nadie duda de que sería justo quitarle a los dueños de la "patria sojera" parte de su enorme riqueza, pero en la política no es suficiente tener la razón; se necesita también el poder para implementarla.
El argumento oficial es débil en dos puntos. La suma impositiva en disputa es relativamente insignificante, entre 1.4 y 2 mil millones de dólares. Para conseguir este monto, se hubiera podido echar manos a las reservas internacionales, lanzar bonos de deuda o pedirle ayuda financiera al gobierno venezolano, entre múltiples otras vías. El segundo problema es que ante la baja credibilidad económica del gobierno, que no informa sobre la inflación, el argumento del uso de excedentes fiscales para obras sociales no convence a las clases medias y menos a las elites.

4. El gobierno pierde popularidad.

Según las últimas encuestas de opinión, todavía no publicadas, la popularidad de Cristina Kirchner ha caído en los últimos tres meses, del 55-60% a alrededor del 30%.Este mensaje de la creciente fragilidad del gobierno no es el primero ni el único. El Kirchnerismo ha perdido electoralmente en los últimos meses las alcaldías de tres grandes ciudades argentinas: Capital Federal; Gral. Pueyrredón (Mar del Plata) y Rosario, además de uno de los cuatro principales distritos electorales del país, Santa Fe. Un mensaje claro de las clases medias urbanas y sectores descontentos.

5. La fragilidad económica del gobierno

Sin embargo, la debilidad más preocupante del gobierno se encuentra en los frentes económicos, de masas y de los medios. La deuda externa ya supera la deuda externa al final del gobierno de De la Rua (2001), llegando a los 144.7 mil millones de dólares. Tan solo el pago de los intereses en 2008 es superior a todas las remuneraciones públicas, y es más que dudable que el gobierno tenga los fondos para liquidar intereses y capital de esta deuda. Argentina podría entrar nuevamente en default, como en el 2001.
La inflación es otra debilidad estructural. El gobierno ha congelado prácticamente la información sobre la inflación, porque muchos gastos públicos están indexados a la tasa de inflación. Ante esta situación, el criterio compartido de muchos economistas es que la inflación oscila sobre el 22%, una dimensión que ninguna economía resiste. Esa alta tasa de inflación, junto con los problemas de desabastecimiento de alimentos, que la oligarquía usa como armamento, puede llevar muy pronto a saqueos de los comercios y levantamientos contra el gobierno en los barrios pobres de la Gran Buenos Aires. Y, a diferencia de Venezuela, el gobierno Kirchner no tiene los fondos ni la logística para neutralizar este peligro.
Existe además, una inflación suprimida, generada por los irreales precios administrativos del Estado en el sector energético. Los combustibles argentinos están atados a un precio de barril de petróleo de 42 dólares, cuando el precio del mercado mundial es de 130 dólares. La refinación local de gasoil está en su punto límite y será necesario importar gasoil a precios internacionales. En el suministro del gas de Bolivia la situación no es mejor. El precio del gas boliviano es en promedio cinco veces mayor al que se paga en las cuencas argentinas y los suministros apenas cubren el 30 % de los volúmenes contratados con el gobierno boliviano. No está claro, donde el gobierno conseguirá los subsidios para financiar los costos de los energéticos del invierno entrante.

6. La fragilidad popular del gobierno Kirchner

El segundo flanco de debilidad de Kirchner es la ausencia de un movimiento de masas coherente y organizado que lo apoye. Kirchner no llegó con el poder del voto popular a la presidencia, sino por default del sistema (Menem) y con apenas el 22% de votos. Para generar apoyo en las clases medias acabó con el "corralito" de los ahorros, logró una reducción negociada de la deuda externa, hizo alianza con algunas e importantes organizaciones de derechos humanos---que hoy día, en algunos casos se ha convertido en cooptación incondicional de éstos--- convirtió a organizaciones piqueteros en grupos de apoyo, vía los planes de trabajo y el sistema de "punteros", y estableció un pacto con "el negro" Moyano de la central sindical peronista CGT.
De esta manera, se sumaron la Federación de Tierra y Vivienda (FTV), de Luis D´ Elía, Barrios de Pie de Humberto Tumini y las demás organizaciones que la Casa Rosada puede movilizar en la calle. Tales entidades tienen cierta utilidad, como cuando la FTV irrumpió recientemente en la Plaza de Mayo para terminar con la protesta escuálida de la oligarquía, previa comunicación telefónica con la Casa Rosada. Pero, de ninguna manera representan una fuerza real para enfrentarse a la oligarquía. Son más clientelas, que un poder orgánico como el que tenía el Partido Justicialista en los años cincuenta. Y tampoco tiene el aparato de Estado bajo control, como muestra la propia Secretaría de Agricultura, de la cual salen recursos para ayudar al paro oligárquico.
La falta de los gobiernos Kirchner de construir un movimiento de masas tiene una razón básica: el proyecto de Néstor Kirchner fue la restauración del sistema burgués, no un proyecto nacional de transformación. Al ser exitoso en lo primero ganó el apoyo mayoritario de la población y de sectores de la elite. Sobre esta plataforma llevó a su esposa a la presidencia. Pero, la fase de restauración ha terminado y el sistema está regresando a su normalidad. El crédito de los Kirchner se agota y la desesperada ofensiva contra la oligarquía acelera su declive.

7.El retorno de la oligarquía y del problema de la liberación nacional

La recomposición del sistema burgués ha hecho superflua la gerencia del Estado por la familia Kirchner. Y si algo explica la limitada agresión de la oligarquía en este momento es, por una parte, porque se encuentra todavía en una fase de acumulación de fuerzas y, por otra, porque le falta aun el líder o, mejor dicho, gerente nacional que encabezase la lucha para derrotar al gobierno.
Dentro del mismo peronismo, las voces son más claras y los competidores a heredar el gobierno andan sin rodeos. El más poderoso, el ex presidente Eduardo Duhalde, dijo en la "Asociación Argentina Amigos de la Fundación Konrad Adenauer" (sic) que la gente del agro que lleva adelante las protestas son "patriotas". Por lógica, entonces, el gobierno es antipatriótico, porque los reprime. Y advirtió "que vamos a tropezar otra vez con la misma piedra, porque la situación es similar a la de 1997, 1998: sin un rumbo, sin un plan nacional de desarrollo, sin inversiones, con inflación, con un balance comercialque se está volviendo desfavorable". La política de Kirchner, concluyó, es "un error político, estratégico, histórico y doctrinario".

8. La liberación nacional

"La oligarquía nativa es un subproducto que solamente será eliminado cuando se liquide la influencia del imperialismo. La lucha, entonces, es de liberación nacional, para liberar el país y alcanzar su triunfo definitivo en el momento, aún lejano, en que América Latina constituya una unidad real y libre de la opresión de los grandes centros cíclicos", acertó en su diagnóstico de la problemática nacional-latinoamericana, el más grande revolucionarioperonista, John William Cooke, hace más de cuarenta años.
Hoy día empieza en Argentina un nuevo ciclo en el secular enfrentamiento de doscientos años que ha determinado el destino de la Patria Grande : los proyectos antagónicos del neoliberalismo oligárquico-imperialista y del desarrollismo burgués.En este escenario aparece, sin embargo, un nuevo actor: la juventud que no conoció el terrorismo de Estado. No marcados directamente por el trauma del terror, esa juventud empieza a estudiarlos paradigmas de la historia argentina y comienza a ver a las víctimas de la dictadura como mártires de la lucha por la liberación nacional y social.
Ante el fin de las ilusiones sobre la economía de mercado, de los gobiernos burgueses y del agotamiento de los discursos de las izquierdas tradicionales, esa juventud argentina y los movimientos sociales buscan un nuevo paradigma liberador. Este paradigma es la combinación del desarrollismo latinoamericano contemporáneo con el socialismo del Siglo XXI. Su enemigo fundamental es elque definió Cooke: la alianza orgánica entre la oligarquía nacional y el imperialismo.
Desmentido
Desde el reciente Congreso sobre el Socialismo del Siglo XXI, en Montevideo, la agencia noticiosa alemana DPA reportó que yo dije, que la agresión militar de Washington contra Venezuela "está cerca". Esta es una soberana estupidez y una falsedad absoluta, responsabilidad exclusiva del corresponsal de DPA.

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