¿Una gran estafa?: ¿Cómo las doce exportadoras se apropiaron 1500 Millones de dólares en 72 horas?

 La fugaz medida de «retenciones cero» del gobierno de Milei, destinada supuestamente a dinamizar las exportaciones, se transformó en un operativo express que benefició exclusivamente a un puñado de multinacionales agroexportadoras, en lo que analistas definen como una transferencia de riqueza sin precedentes en tan breve tiempo.

Por Antonio Muñiz


Tres días. Setenta y dos horas. Ese fue el brevísimo lapso que necesitó una docena de corporaciones para asegurarse un beneficio fiscal de aproximadamente 1500 millones de dólares, en una maniobra que ha dejado al descubierto las profundas asimetrías en el seno del sector agroexportador argentino. La efímera política de «retenciones cero» para las ventas al exterior de granos, anunciada con bombo y platillo el pasado 22 de septiembre y derogada en medio de un escándalo el 25, no alcanzó siquiera a ser percibida por la inmensa mayoría de los productores agropecuarios. En su lugar, se convirtió en el marco de una operación financiera de altísima velocidad que canalizó recursos millonarios desde las arcas públicas y los bolsillos de los agricultores hacia las cuentas de las principales traders globales.

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Las investigaciones periodísticas, corroboradas por datos oficiales a los que tuvo acceso , revelan un mecanismo preciso y expeditivo. Las empresas –entre las que se encuentran Bunge, Louis Dreyfus Company (LDC), Cofco, Cargill y Viterra– registraron Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) por volúmenes descomunales de granos, en muchos casos por cosechas que ni siquiera están aseguradas. Este registro, al amparo de la tasa 0% de derechos de exportación, les garantiza un cupo para exportar en el futuro sin pagar el impuesto, que fue reinstalado en un 26% para la soja.

El Mecanismo de la Apropiación Express

El proceso, según explican especialistas en comercio exterior, fue contundente. “La secuencia fue: declaración jurada de venta sin la mercadería físicamente disponible, obtención del cupo con beneficio fiscal, y posterior compra de la granja al productor con el descuento del 26% que ellas ya no tendrán que pagar”, detalla la economista especializada en agroindustria, Dra. Valeria Sanz, del Centro de Estudios para la Producción (CEP). “La diferencia, esos 1500 millones de dólares, queda como ganancia extraordinaria para la exportadora. Es una triangulación perfecta donde el Estado pierde recaudación y el productor recibe un precio menor por su cosecha”.

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La escala de la operación es abrumadora. Según los registros de la Secretaría de Comercio Interior que dirige Juan Pazo, bajo la órbita del Ministerio de Economía de Luis Caputo, en menos de 72 horas se registraron DJVE por un volumen equivalente a más del 30% de las exportaciones argentinas de soja previstas para todo el cuatrimestre. El dato más elocuente, señalado inicialmente por la periodista Rosalía Costantino y confirmado por fuentes del mercado, es que un 29% de la soja declarada para exportación “aún no se sembró”, correspondiendo a la cosecha que recién se recogerá a partir de marzo de 2026.

“Lo que ocurrió no fue una liberación de fuerzas de mercado para ayudar al productor, sino una carrera preestablecida donde solo quienes tenían la información y la logística para operar a esa velocidad pudieron ganar. Fue un afano a mano armada con el aval del propio gobierno”, afirmó el periodista especializado Matías Longoni en su columna de Bichos de Campo, un concepto que ha resonado con fuerza en los últimos días.

Los Ganadores: Un Club Exclusivo con Nombre y Apellido

El botín de 1500 millones de dólares no se repartió de manera difusa. Según el análisis de los registros públicos realizado por la consultora Fábrica de Ideas, el beneficio se concentró en apenas doce empresas. El ranking de las principales beneficiarias es una radiografía del  sector  de la agroexportación global:

  1. Bunge: se aseguró un beneficio estimado en 305 millones de dólares.

  2. LDC (Louis Dreyfus Company): 298 millones de dólares.

  3. Cofco International: 238 millones de dólares.

  4. Viterra: 185 millones de dólares.

  5. Cargill: 179 millones de dólares.

  6. Molinos Río de la Plata: 106 millones de dólares.

El resto del cupo se distribuyó entre otras seis firmas de menor escala, pero igualmente de perfil corporativo y no de producción primaria. Esto muestra la extrema concentración del mercado de exportación de granos en la Argentina. Son empresas con una capacidad operativa y financiera que les permite moverse en horas, algo inalcanzable para un productor mediano o incluso para un acopio local”.

Los Perdedores: El Productor, el Estado y la Credibilidad

Al otro lado de la moneda, los perdedores son claros. El primero es el productor agropecuario, que se encontró con una ventana de oportunidad cerrada antes de siquiera poder asomarse. “Nos enteramos por los medios, y para cuando llamamos a nuestro acopiador, ya nos decían que el cupo estaba agotado. Todo pasó en un fin de semana. Ahora sabemos que cuando vendamos nuestra soja, nos van a descontar las retenciones, que ellos no pagarán. Es un doble perjuicio”, relata un productor de la  provincia de Buenos Aires.

El segundo gran perdedor es el Estado nacional. En un contexto de ajuste fiscal extremo y negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el fisco dejó de percibir 1500 millones de dólares de manera instantánea. Esta cifra equivale, por ejemplo, a casi el 40% de las metas de recorte de gasto público planteadas para el último trimestre del año. Es una paradoja difícil de explicar. Por un lado, se anuncia un ajuste que afecta a la sociedad en su conjunto, y por el otro, se permite una fuga de recursos de esta magnitud en un plazo que raya en lo irrisorio.

La maniobra incluso traspasó las fronteras, generando malestar en socios comerciales clave. Como reportaron este miércoles medios especializados como Bloomberg, asociaciones de productores de soja en Estados Unidos elevaron quejas formales, argumentando que la avalancha de ventas argentinas futuras declaradas en un solo día contribuyó a deprimir los precios internacionales del commodity en el mercado de Chicago, afectando sus propios ingresos en un momento de tensa competencia con China.

La Respuesta Oficial y un Futuro Incierto

Desde el gobierno, las explicaciones han sido escasas y han variado. Inicialmente, se argumentó que la medida buscaba “liquidar stocks” y generar un ingreso rápido de dólares. Luego, ante el escándalo, se cambio el discurso, atribuyendo el problema a una “interpretación técnica” que permitió el vaciamiento del cupo. El silencio de los principales funcionarios involucrados, el ministro Caputo y el secretario Pazo, ha sido notable.

Para el analista político Lucas Romero, director de la consultora Synopsis, el episodio deja una huella profunda. “Más allá del impacto económico inmediato, el costo político es altísimo. Fractura la ya débil relación del gobierno con el interior productivo que no pertenece a la cúpula agroindustrial, erosiona la credibilidad de su gestión ante la ciudadanía que observa cómo se beneficia a unos pocos, y debilita su posición internacional al mostrar una toma de decisiones errática y con consecuencias imprevistas”, sostiene.

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El cierre de esta crónica no puede ser otro que la constatación de una realidad que se repite en la historia económica argentina: la velocidad del capital concentrado para aprovechar grietas normativas contrasta con la lentitud de los eslabones más débiles de la cadena.

Las “retenciones cero” fueron, en la práctica, un espejismo. Un beneficio que existió apenas un fin de semana, suficiente para que las corporaciones, ágiles y previsoras, se asegurara una ganancia monumental. Mientras, en el campo real, el silencio de los productores es el de quienes, una vez más, se quedaron con las manos vacías.

FUENTE:  AGENCIAS Y PORTALES DE NOTICIAS

“Productores contra las cuerdas: la otra cara de la crisis”

La reciente maniobra de las exportadoras con las “retenciones cero” expuso, una vez más, cómo el modelo económico vigente favorece a los grandes jugadores de la renta financiera y a las compañías exportadoras, mientras los pequeños y medianos productores quedan atrapados en un esquema que los empuja a la pérdida. Un sector clave de la economía nacional convertido en víctima de políticas que priorizan el negocio financiero,  la minería y la energía por sobre la agroindustria.

por Antonio Muñiz


Un sector golpeado por un modelo económico

El campo argentino atraviesa una crisis estructural que combina viejos problemas con nuevas tensiones. Sequías, altos costos de insumos, presión tributaria, alquileres dolarizados y un tipo de cambio que recorta la competitividad conforman un escenario adverso para los productores.

En este contexto, el episodio de las retenciones cero reveló el sesgo del actual modelo económico: mientras los productores no lograron capitalizar el beneficio, las grandes agroexportadoras acumularon en apenas tres días más de 1.500 millones de dólares en ganancias extraordinarias, gracias a un mecanismo que permitió registrar declaraciones de ventas al exterior (DJVE) sin respaldo físico suficiente. El resultado fue claro: el alivio fiscal terminó en las cuentas de las exportadoras, no en las del productor primario.

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Del productor al rentista

La transformación de la estructura agraria argentina no es reciente, pero se profundizó en los últimos años.  En las ultimas décadas , en especial durante los 90 se produjo un fenómeno de extranjerización y concentración de la propiedad de la tierra.  Según estimaciones oficiales, en la campaña 2023/2024 el 70 % de la superficie cultivada estuvo en manos de arrendatarios. Es decir, la mayoría de quienes trabajan la tierra no son sus dueños, sino productores que deben enfrentar contratos dolarizados cada vez más onerosos.

En provincias como Córdoba, los valores de arrendamiento para la campaña 2024/2025 se ubican entre 4 y 14 quintales de soja por hectárea, con un promedio de 10 qq/ha, cifras que presionan sobre la rentabilidad. En las zonas núcleo, donde la tierra es más fértil, los valores trepan al máximo, lo que vuelve inviable la actividad para los pequeños y medianos productores.

Mientras tanto, quienes poseen la tierra pero no la trabajan logran sostener su renta, ajenos al riesgo productivo. La figura del propietario rentista se consolida como actor dominante, en detrimento del productor familiar y del chacarero que históricamente sostuvo la estructura rural.

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Presión fiscal y dólar planchado

A los costos de producción se suma una carga fiscal agobiante. De acuerdo con el último informe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), en junio de 2025 los productores destinaron en promedio 63,6 % de su renta bruta a impuestos, la mayoría de carácter nacional y no coparticipables.

A esto se agrega la política cambiaria: la apreciación relativa del peso frente al dólar y la volatilidad de los mercados hacen que cada tonelada exportada rinda menos en términos reales. Así, la ecuación económica se vuelve cada vez más desfavorable para el productor.

Un modelo que margina a la agroindustria

La crisis del agro no puede entenderse de manera aislada. Forma parte de un modelo económico que desplaza recursos hacia la renta financiera, la minería y la energía, relegando a la agroindustria a un rol secundario pese a su peso histórico en la generación de divisas.

En este esquema, el productor queda atrapado entre dos fuerzas: el Estado, que absorbe gran parte de la renta mediante impuestos, y los grandes exportadores, que se apropian de beneficios fiscales y ventajas comerciales. En el medio, los pequeños y medianos productores pierden capacidad de inversión y muchos terminan fuera del sistema.

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La paradoja es evidente: producir alimentos en Argentina se ha vuelto un negocio cada vez más riesgoso y menos rentable, mientras que alquilar tierras sigue siendo altamente lucrativo. El país que históricamente fue “el granero del mundo” ve cómo su estructura agraria se transforma en un campo fértil para rentistas y especuladores, no para quienes siembran y cosechan.

Revertir esta situación exige un debate profundo sobre las políticas agrarias y el modelo de desarrollo. Sin medidas que protejan a los pequeños y medianos productores, se modifique el regimen de arrendamientos, se transparenten las operaciones de las exportadoras y reduzcan el peso de la carga fiscal a los productores chicos, la Argentina corre el riesgo de consolidar un agro sin productores: un negocio financiero más dentro de un esquema extractivo que prioriza ganancias inmediatas sobre el desarrollo productivo de largo plazo.

La motosierra de Milei: ¿Cómo el ajuste pone en jaque a la ciencia argentina?

 El gobierno impulsa un histórico recorte presupuestario y una reorientación de la investigación científica, mientras el CONICET mantiene su lugar como el organismo más prestigioso de Latinoamérica. La comunidad alerta sobre una fuga de cerebros y el abandono de líneas de investigación estratégicas.


En los pasillos del CONICET, la desazón convive con la excelencia. Mientras el organismo científico argentino acaba de ser posicionado por séptimo año consecutivo como el más prestigioso de Latinoamérica en el Ranking Scimago 2025, sus investigadores enfrentan una realidad paradójica: el gobierno de Javier Milei ejecuta el mayor recorte presupuestario en la historia moderna de la ciencia nacional.

La llamada «motosierra» ha convertido a la comunidad científica en uno de los blancos más visibles del ajuste. Según el Centro Iberoamericano de Investigación en Ciencia, Tecnología e Innovación, la inversión estatal en el sector cayó un 30,3% en 2024 y se proyecta que caerá al 0,15% del PIB en 2025, un nivel inferior incluso al de la crisis de 2002 (0,17%) y muy lejos del máximo del 0,35% de 2015.

El desmantelamiento silencioso

Los números revelan el impacto concreto de estas políticas:

4.148 empleos perdidos en el sistema nacional de ciencia y tecnología entre diciembre de 2023 y marzo de 2025.

1.513 agentes menos solo en el CONICET, entre despidos, renuncias y jubilaciones, sin nuevas altas.

Pérdida del 40% del poder adquisitivo de salarios y becas desde que Milei asumió la presidencia.

Suspensión de ingresos a la Carrera del Investigador Científico, negándole el acceso a más de 800 postulantes ya evaluados favorablemente.

«El diagnóstico es terrible. La situación es muy grave. Es la mayor caída de la inversión en ciencia y tecnología en Argentina desde 1972, cuando se empezó a medir», señaló Gabriela Dranovsky, codirectora del CIICTI, en diálogo con la agencia EFE.

El Conicet, emblema del sistema científico nacional, bajo la motosierra de Javier Milei. 

La universidad pública: otro frente del ajuste

El desfinanciamiento se extiende con crudeza a las universidades nacionales, donde según el Observatorio de Finanzas Públicas de la Universidad de Buenos Aires, los salarios docentes y no docentes acumulan una pérdida del 40% respecto a diciembre de 2023. El presupuesto universitario para 2025 representa apenas el 0,47% del PBI, el nivel más bajo en tres décadas, muy por debajo del piso histórico del 0,85% establecido por la Ley de Educación Superior. Esta asfixia presupuestaria ha generado una masiva deserción de 12.500 docentes en el primer semestre de 2025, mientras crece la emergencia edilicia en 45 universidades nacionales que reportan 1.840 aulas y laboratorios inutilizables por falta de mantenimiento. «Las universidades están al borde del colapso funcional», advirtió el rector de la UNLP, Martín López Armengol, durante la última asamblea del Consejo Interuniversitario Nacional.

Abandono estratégico: energía nuclear y satélites

El ajuste alcanza también a áreas consideradas estratégicas por gobiernos de distintos signos políticos durante décadas. En la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), el proyecto CAREM 25 -el primer reactor nuclear de potencia de diseño íntegramente argentino- enfrenta su momento más crítico, con un recorte del 78% en su presupuesto operativo que obligó a despedir a 200 especialistas altamente calificados. Paralelamente, en INVAP, la empresa estatal de tecnología, se suspendió el desarrollo de los satélites SABIA-Mar 2 y SAOCOM 3, destinados a monitoreo oceánico y terrestre, a pesar de que Argentina había logrado posicionarse como líder regional en la industria espacial. «Estamos renunciando a capacidades soberanas que llevaron 40 años construir», lamentó el exdirector de la CNEA, Osvaldo Calzetta, en declaraciones al diario Página/12.

Contraste con políticas anteriores

La actual política de desinversión contrasta marcadamente con las gestiones anterioresA partir de 2003, el CONICET comienza con una recuperación notable, gracias a la política de Ciencia y Tecnología llevada a cabo por el nuevo gobierno. Ingresan contingentes de científicos y científicas. “Los argentinos y quienes nos están viendo a través de la televisión tienen que entender que no hay país posible, no hay país independiente, no hay país que tenga posibilidades de crecimiento, si nosotros no desarrollamos a fondo la investigación en la Argentina”, señalo Néstor Kirchner, en aquel momento.

presidente CONICET

Dr. Daniel Salamone / Presidente del CONICET

En 2007 una de las medidas adoptadas por el entonces gobierno de Cristina Fernández de Kirchner fue la creación de una institución inédita: el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación (MINCyT). Pocos años después se sitúa en el Polo Científico Tecnológico, un espacio que nuclea a la administración y algunos laboratorios del ámbito científico.  Esta política de Estado, junto con un programa especial de repatriación, permite que cientos de científicos y científicas regresen a investigar al país. En 2011 se inaugura Tecnópolis. En 2012, en una decisión histórica entre el sector científico y el productivo, el Gobierno funda YPF Tecnología S.A. (Y-TEC), un modelo innovador, único en la región, en el que se combina YPF, la empresa de energía más grande del país, y el CONICET.

Durante esos gobierno, la inversión en ciencia se multiplica hasta alcanzar el 0,34% del PBI en 2022, con un crecimiento del 125% en becas doctorales y postdoctorales respecto a 2019. «Tuvimos una política activa para que los investigadores que se habían ido durante el gobierno de Macri volvieran al país», recordó el exministro Daniel Filmus, quien destacó que en 2023 se concretó el mayor número de repatriaciones de la última década, con 347 científicos regresando al sistema nacional.

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No solo es dinero: el control por decreto

Más allá del ajuste presupuestario, el gobierno prepara un decreto para intervenir directamente en el CONICET, reorientando las investigaciones hacia áreas que considera estratégicas como energía, minería, salud y tecnología.

La medida, que ya pasó por los equipos técnicos del Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado y la Secretaría de Legal y Técnica, modificaría la estructura de gobernanza del organismo. El objetivo declarado es «ordenar las prioridades científicas» y evitar que se financien proyectos «de baja relevancia».

En paralelo, mediante la resolución 10/2025 publicada en el Boletín Oficial, el gobierno dispuso una «evaluación exhaustiva» en la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología que, según denuncia la Asociación de Trabajadores del Estado del CONICET Córdoba, otorga potestad para eliminar becas y programas bajo criterios de «economicidad».

La ciencia que se apaga: casos concretos

El impacto trasciende las estadísticas y se materializa en proyectos específicos. En el Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (INIBIOMA), el equipo liderado por Marina Alma había desarrollado un sistema basado en cebos y repelentes naturales para controlar hormigas cortadoras de hojas, una alternativa sustentable a los agroquímicos.

La estrategia «push-pull» había demostrado su efectividad: aumentaba la supervivencia de árboles recién plantados del 2% al 54%. «A futuro, pensábamos investigar cómo mantener por más tiempo el aceite en la planta para mejorar la efectividad de la estrategia y escalar estos resultados a plantaciones forestales reales», contó la investigadora. Sin embargo, el recorte dejó esta línea de investigación trunca.

Situaciones similares se replican en otros espacios. En ARSAT, empresa pública de telecomunicaciones satelitales, Ezequiel Mc Govern, responsable de Innovación IT, relató: «El Gobierno desfinanció todos los proyectos. Los créditos que teníamos asignados no se ejecutan. Tenemos que pagar facturas para seguir con la construcción de un satélite, el dinero está asignado, pero el Gobierno no nos deja hacer esos pagos».

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Excelencia versus discurso

La contradicción entre los logros del sistema y el relato oficial se ha vuelto más evidente que nunca. El Ranking Scimago 2025 no solo ubicó al CONICET como la institución de investigación más prestigiosa de Latinoamérica, sino que lo posicionó en el puesto 79 entre 5.000 organismos a nivel mundial.

«Contrariamente a toda la propaganda anticiencia y anti CONICET del gobierno nacional y ante el silencio de las autoridades del organismo, este prestigioso ranking internacional de CyT habla por sí mismo», apuntó Roberto Salvarezza, expresidente del CONICET entre 2012 y 2015.

Ana Franchi, quien lideró el organismo entre 2019 y 2023, remarcó: «Los científicos sufren un destrato constante por parte del gobierno nacional. A pesar de todo eso, siguen trabajando y lo hacen con excelencia».

Fuga de cerebros y futuro hipotecado

La consecuencia más dramática de esta política es el éxodo de investigadores jóvenes. Formar un científico demanda unos 15 años en Argentina, pero muchos becarios no continúan con la carrera ante la falta de perspectivas.

«Este futuro es el que hoy motiva a jóvenes investigadores y a doctorandos a buscar otros horizontes no solo en Europa o EEUU, sino también en otros países latinoamericanos», explicó Salvarezza. Y sentenció: «La defensa del CONICET, así como también de todo nuestro sistema de ciencia y tecnología es fundamental para retomar el camino de un país que pueda insertarse en el mundo con posibilidades de desarrollo. Sin ciencia y sin tecnología, Argentina no tiene futuro».

Gabriel Bover, delegado sindical en el CONICET, graficó la situación en términos concretos: «Hemos perdido casi un 40% del salario desde que asumió Milei. Un investigador promedio tiene problemas para sustentar un alquiler y una cesta básica. Hay gente que hasta trabaja de chófer o en un comercio».

El silencio del liderazgo

Mientras la comunidad científica se moviliza y alerta sobre el desmantelamiento, la actual conducción del CONICET, encabezada por Daniel Salamone, mantiene un perfil bajo. Salamone, investigador especializado en biotecnología animal cuyo nombramiento fue visto con esperanza por algunos sectores, no se ha pronunciado públicamente sobre los recortes.

Este silencio contrasta con la urgencia de la situación. Como advirtió Marina Alma, quien busca financiamiento internacional para continuar sus investigaciones sobre microplásticos en abejas: «El desfinanciamiento de la ciencia no solo deja truncas líneas de investigación que podrían contribuir a estrategias más sostenibles de producción, sino que desmotiva a los jóvenes investigadores, poniendo en riesgo décadas de conocimiento acumulado».

¿Hacia un punto de no retorno?

El gobierno insiste en que su objetivo es reorientar recursos hacia áreas estratégicas y eliminar lo que considera gastos superfluos. Sin embargo, los especialistas advierten que el ecosistema científico no puede desconectarse sin sufrir daños irreparables.

«Esta situación se verá comprometida si continúan las actuales políticas de destrucción», pronosticó Salvarezza. «Sin financiamiento de proyectos, con restricciones para que los jóvenes doctores y personal de apoyo puedan incorporarse a la institución, sin equipamientos e infraestructuras adecuadas, el futuro de la institución es el desguace».

Mientras el debate continúa, los laboratorios se vacían, los proyectos se archivan y una generación de científicos formada con recursos públicos busca oportunidades en el exterior. La paradoja es amarga: Argentina mantiene su liderazgo científico regional, pero al mismo tiempo, sistemáticamente desarma el sistema que lo hizo posible.

 

REDACCION  DATA POLITICA Y ECONOMICA.
FUENTES:  Diarios nacionales, agencias y portales

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