Dice un proverbio chino que las grandes crisis generan oportunidades, si bien no por repetido significa que sea verdad, es cierto que las crisis nos obligan a pensar y evaluar el presente y sobre todo el futuro.
En el caso de los países esto es más
manifiesto y en el caso de Argentina, es
casi obligatorio pensar al futuro para
trazar una ruta estratégica de políticas y planes para las próximas décadas.
El modelo neoliberal extrativista fue
configurando un país deforme, concentrando su desarrollo en la pampa húmeda, la
producción de granos, en especial soja, los servicios y una lógica financiera
de la economía y la producción.
Se fue profundizando el modelo, con todos sus
defectos, de la argentina agro exportadora de la generación del ochenta.
Su capital, Buenos Aires, era y es una cabeza
de Goliat , tal como la definió Martínez
Estrada, “El problema era capital: Buenos Aires, expandida a la manera de las
jaquecas o de los tumores, era el índice del fracaso de los argentinos para dar
forma armónica a su nación.” [...]
Argentina tiene su territorio económico y
humano deformado, concentrado en el AMBA donde el 2% de su superficie concentra
más del 40% de su población. Hoy la ciudad de Buenos Aires, cuenta con una
población de tres millones de personas, pero un PBI similar a las capitales
europeas, mientras a su alrededor su fue construyendo una área metropolitana,
con islas de prosperidad similares al primer mundo, pero a su vez otras de pobreza extrema, violencia social, pésima
calidad de vida de su población, casi similar a ciudades del cuarto mundo.
Este esquema de país no es casual, se repite
en menor medida en las grandes ciudades de interior, Rosario es un ejemplo de
ello.
Decíamos que no es casual porque hay una
visión “porteño céntrica”, que se mira el ombligo o mira hacia el exterior, no
percibe su territorio interior pero tampoco su potencialidad geo
estratégica. En esto hay que recordar la
zoncera “el problema de Argentina es la extensión”, por lo cual fuimos
perdiendo territorios por falta de políticas estratégicas y miopía de nuestra
clase dirigente.
La clase dirigente argentina subestimó y negó
el desarrollo y la ocupación del Norte argentino y la Patagonia, nunca tuvo una
estrategia de desarrollo de esas regiones, asi como tampoco las cuencas
hídricas, el Mar Austral, las
Malvinas o la Antártida.
Así grandes flujos poblacionales, expulsados
de sus provincias nativas, por falta de trabajo y oportunidades, fueron en busca
de futuro a los centros urbanos, a esto se sumó en la últimas décadas los
flujos de los países vecinos, también expulsados por el modelo extrativista que
destruye capital social y puestos de trabajo.
La pandemia puso de manifiesto la cara de una crisis
que ya estaba latente. Muestra con toda su crudeza el fracaso del modelo
neoliberal y el daño profundo que esta ideología ha causado en el tejido social
y económico del país. El fracaso del
gobierno macrista, última experiencia de la derecha liberal, mostró una vez más su incapacidad para generar
un modelo de inclusión que contenga a 45 millones de argentinos. Es más, solo
pudieron mostrar la rapiña, la corrupción, la sordidez, de una clase dirigente
apátrida, violenta y autoritaria.
Construyendo
escenarios futuros:
Es necesario reconstruir un horizonte
estratégico, que contemple el desarrollo de una nación argentina, que recupere
el tiempo perdido.
Argentina fue pionera en América Latina en
casi todos los aspectos, hasta mediados de la década de 70. La educación laica y obligatoria, la
gratuidad de la universidad (1949), el acceso a la misma por parte los hijos de
los sectores populares, el desarrollo de
la ciencia y la tecnología, fueron configurando
un país industrializado, con desarrollo de la energía hidroeléctrica, la
energía nuclear, la industria aero naval, automotriz, fueron formando una
sociedad integrada, de ascenso social, pleno empleo, salarios altos. En
1975 Argentina tenía un 4 % de pobreza y una deuda externa de 6 mil millones, era
una potencia intermedia con un alto grado de desarrollo económico y humano. En
1974/5 se alcanzó el nivel de mayor
igualdad social: un coeficiente de Gini de 0,35, de acuerdo con la Cepal. Todos los números de la economía argentina
mostraban un nivel muy superior al resto
Latinoamérica y de muchos países del mundo. (1)
Esa Argentina, moldeada así por el peronismo,
sobrevivió con vaivenes y conflictos, hasta 1976, cuando la oleada neoliberal
arrasó con todos los logros históricos,
destruyendo todo a su paso, llevándonos a estos tiempos de decadencia, fracaso
y estancamiento, deteriorándose su institucionalidad
y moral política. Al mismo tiempo que se fue degradando la elite dirigente,
mostrando una ignorancia, una falta de cultura, una falta de sentido de patria
y de nación, que permitieron y la hicieron cómplice del proceso de destrucción.
Para pensar y planificar el futuro argentino se
requiere también pensar el mundo que se viene post pandemia, el escenario
global donde nuestro país estará inserto:
Sus principales características podrían
sintetizarse en:
·
La humanidad afrontará en las
próximas décadas una serie de crisis de carácter global, varias de ellas ya
hacen sentir sus primeras manifestaciones. Las guerras y conflictos armados
regionales, pero que pueden escalar en guerras de mayor alcance; la crisis
climático ambiental, producto de la sobre explotación de los recursos y el uso
de combustibles fósiles, sobre población en muchas regiones y escases de
alimentos. Estos problemas globales requerirán políticas globales. En el caso
Argentina requerirá planificación para
aprovechar las oportunidades y sortear las amenazas.
·
En 2050 se alcanzarán casi los
diez mil millones de habitantes. Estos cambios demográficos tendrán a su vez consecuencias
en otras áreas, como las costumbres, la política o el consumo por ejemplo. Por un lado el mayor protagonismo de la mujer
en la sociedad, y por el otro el aumento de la población
juvenil, cerca del 50% de la población mundial tendrá menos de 20 años en las próximas décadas. La
pobreza extrema en muchos países del mundo, y como contracara, zonas
de riqueza altamente concentrada. Construir una sociedad global más
equitativa será uno de los desafíos.
·
Se están gestando cambios en la
hegemonía global, mientras EEUU pierde terreno, crece la importancia de China
en el juego mundial. Existe una guerra “larvada” entre ambas potencias, por el
liderazgo, hoy, de futuro incierto; pero muestra ya un escenario multipolar, donde además de
ambos países tendrán fuerte presencia: Europa, Rusia, India, etc. A su vez se
irán generando bloques continentales que
irán perfilando una nueva gobernanza global.
·
Se desplazarán las rutas del
comercio mundial desde el Atlántico, en especial el nórdico, vigente desde
hace 500 años, hacia el Océano Pacifico, en especial hacia aquellos
puertos sobre Asia Oriental.
·
Sin dudas cambiaran las formas de representación política, las
instituciones de la democracia neoliberal han demostrado su falta de eficacia
para enfrentar las crisis que enfrenta la humanidad, no solo la sanitaria. Sera
necesario recuperar el Estado de Bienestar, es decir una fuerte presencia del
estado en la vida diaria de las sociedades.
·
El desarrollo de las nueva
tecnologías 4 y 5 G, indican que estamos una nueva Revolución Industrial, con eje en la inteligencia artificial, robotización, nanotecnología y
superconductores con nuevos metales y aleaciones. Esta revolución industrial
marcara por si un cambio no solo en la fax productiva, sino que modificaran los
hábitos y comportamientos sociales y familiares.
,
·
La pandemia aceleró la crisis del
sistema neoliberal globalizante, que viene en decadencia desde 2008. La crisis del capitalismo
global, no significa, por lo menos en el
mediano plazo la desaparición del
sistema capitalista. Las grandes
empresas multinacionales y la de los
grandes grupos de inversión, seguramente
seguirán teniendo una enorme influencia. La lucha entre los estados y estos
grupos marcara el futuro de la economía mundial. Es fundamental generar límites
a los flujos monetarios, así como a las guaridas fiscales, para que los estados
puedan volver a tener poder de policía para el control de estos.
Es indudable que se viene un escenario de fuerte luchas para
romper la lógica de financiarización de toda la economía global y volver a un
capitalismo más “racional”, que respete al hombre y al medio ambiente como
ejes.
·
Cobraran importancia los sistemas
productivos sustentables, todo lo que se conoce como “economía verde”, es decir
aquellas que da lugar al mejoramiento del bienestar humano e igualdad social,
mientras que se reducen significativamente los daños ambientales.
En este marco global es que debemos
planificar la Argentina de los próximos
30 años.
Aprendiendo de nuestra historia, es importante rescatar el concepto de
planificación participativa. Es decir que la planificación de las acciones de
gobierno no puede ser el trabajo de burócratas, que detrás de supuestos
valores técnicos planifiquen sin la
participación popular. Una planificación eficiente se debe hacerse con todos
los actores de la comunidad involucrados. Es la única forma de garantizar
verdadero consenso, respaldo y control de la comunidad en los objetivos
buscados, como además, para llevar adelante esta planificación se requiere una
fuerte presencia del Estado, es conveniente la creación de organismos altamente
comprometidos, abiertos, participativos y democráticos para el control de este
y para en un ida y vuelta constante evaluar, corregir, ejecutar y volver a evaluar las acciones. Los ejemplos
que puede mostrar el peronismo son los planes quinquenales posteriores a 1946 y la acción del Consejo Nacional de Posguerra,
verdadera usina de ideas y proyectos que marcaron la década peronistas, muchos
de los cuales llegaron a nuestros días.
Debemos pensarnos situados en el aquí y ahora,
rompiendo con el “sentidos común” que nos impuso el neoliberalismo. Esta lógica de pensamiento único que fue
taladrando y penetrando en la mente de los argentinos, incluso ha calado en
muchos dirigentes y militantes del campo popular, generando una ideología de la
resignación, un “no podemos hacerlo”, una incapacidad para romper los límites y
las formas que nos impuso el neoliberalismo, que asi fue moldeando un
pensamiento colonizado en muchas franjas de nuestra sociedad.
A título ilustrativo podemos señalar como ejes
estratégicos a partir de los cuales planificar las acciones de gobierno:
·
Reconstruir la idea de
Nación. Trabajar en la construcción y
fortalecimiento de la identidad
nacional. Es la identidad basada en el
concepto de nación y de patria común, es decir, el sentimiento de pertenencia a
una colectividad histórico-cultural definida, a partir de una cosmovisión común, costumbres, organización social y política. Hay que tener claro que el neoliberalismo,
rompe esos lazos sociales, rompe el concepto de patria, de nación, de una cultura
propia, para imponer una supuesta cultura universal, vacía, individualista y
consumista. Trabajar en la cultura argentina como marca país, no es solo un
nicho económico interesante: las
industrias culturales; sino que también marcan y diseñan el “ser Argentino”,
perdido y desdibujado por décadas.
·
Desmontar la superestructura que
ha ido instaurando el neoliberalismo y varias de décadas de formación mitrista
liberal a partir de la educación, del accionar de los medios, en amplios
sectores de la población. Desmontar
todos los tabúes, que nos ha impuesto el colonialismo político, económico,
cultural y pensarnos desde nosotros,
situados en el aquí y ahora, de acuerdo a nuestras necesidades e intereses.
Construir nuestras propias teorías, nuestros paradigmas, y dejar de usar las categorías euro yanquis
que poco tienen que ver con nosotros.
·
En principio es necesario pensar
Argentina como país Latinoamericano, pero también un país marítimo, bi continental
y bi oceánico. Esto requiere de políticas activas de ocupación del mar
continental, control de la pesca ilegal pero también el desarrollo de una
industria marítima. A su vez políticas
diplomáticas activas de defensa del nuestros derechos sobre la Antártida, las Malvinas
y la islas del atlántico sur.
·
Malvinas debe ser una causa
nacional y un eje de nuestra política exterior. También
es conveniente seguir desarrollando una
Política Antártica con el impulso y los objetivos del período 1947-1976 , que marcó el Gral Perón, que
consolide indiscutiblemente los derechos argentinos sobre el territorio antártico.
·
También bioceánico, porque además
de las amplios territorios nacionales sobre el Mar Austral Argentina tiene los
pasos de unión del Atlántico y el Pacifico. En caso de Guerra mundial la
inutilización del canal de panamá, dejara como únicos estos pasos; de allí la
importancia estratégica de toda la región y la explicación o una de ellas, del
porqué de la ocupación británica de las Malvinas y la presencia de una base de
la OTAN en el Atlántico Sur. Como decíamos más arriba habrá un cambio en las
rutas comerciales hacia la cuenca del Pacifico, sobre todo hacia Asia oriental,
por lo que es necesario y conveniente tener salidas a puertos del Pacifico. Es una cuestión estratégica, la alianza e
integración con Chile para sacar nuestros productos por sus puertos. También es
factible sumarse al corredor ferroviario que el gobierno chino planea llevar
adelante que unirá los puertos peruanos con los brasileños, que atravesara
además Bolivia, Paraguay y gran parte del sur de Brasil. La extensión
ferroviaria del Belgrano Norte y su conexión con el proyecto chino, permitirá
sacar por esa vía parte de la producción del Norte Argentino.
·
Reconstruir el estado: el neoliberalismo
tiene como objetivo estratégico la destrucción de los estados nacionales, tal
cual fueron surgiendo luego de la revolución francesa, a fin de debilitar la
idea de nación y destruir sus herramientas de defensa; así poder penetrar las
naciones con su lógica imperialista. Pero a su vez necesita un estado débil,
pero al servicio de los intereses y negocios del imperio y la minorías
oligárquicas de cada país. En el proceso de las últimas décadas fueron
arrasando con el estado de bienestar surgido en la segunda post guerra.
Es
fundamental refundar el Estado, re armar un andamiaje político administrativo
que empodere a las instituciones estatales a fin de que ser organismos de
control y ejecución de políticas publicas orientadas al bien común, que tomen
al hombre y su comunidad como fin. Un estado árbitro, que laude basado en los
objetivos nacionales y populares, y no en beneficio de los negocios de minorías
parasitarias.
Se requiere un estado presente y activo en la vida
económica, como articulador de los recursos de la comunidad, pero también
liderando el proceso de re industrialización que es necesario encarar. Es
necesario superar la idea de estado “subsidiario”, que nos impuso la cultura
liberal por el “estado desarrollador”, motor del desarrollo social y económico.
En síntesis una estado fuerte y activo, llevando adelante la planes que
surgen de una planificación participativa
desde los organismos de la comunidad.
·
Es necesario encara r un proceso
de industrialización acelerada, que nos permita acortar el tiempo perdido en
décadas de destrucción del tejido productivo. En este ámbito es fundamental
movilizar los recursos naturales, económicos y humanos, detrás una
planificación donde participen los actores, empresarios y trabajadores, a través
de sus organizaciones, pero además es necesario sumar a esta planificación a
las universidades, los organismos de ciencia y tecnología, a fin potenciar el
proceso industrializador a partir del desarrollo de procesos de innovación y
desarrollo científico tecnológico. El desarrollo de una industria alimenticia
exportadora puede ser una salida pero no la única. Es necesario aprovechar la revolución
tecnológica en ciernes, a partir de las tecnologías 4 y 5 G, para dar un salto tecnológico.
·
Sin querer profundizar, es
necesario rescatar dos conceptos demonizados por “el sentido común” liberal,
uno es la banca de desarrollo, es decir un sistema bancario que oriente y focalice el crédito en el desarrollo
industrial y en especial hacia aquellas áreas, que la planificación indica como
prioritarias; y el otro el concepto de “polo de desarrollo”, que permitirán
federalizar la re industrialización, cubrir y poblar el territorio. Orientar la inversiones productivas y con
ellos los flujos migratorios hacia el Norte Grande o la Patagonia, zonas casi
vacías hoy.
·
Una política de tierras y acceso a
la vivienda. Es indispensable romper con
varias décadas de falta de políticas a acceso al suelo. La toma de tierras, tan
de moda en los días de hoy, marcan un déficit muy serio de las políticas
oficiales hacia el sector. Hay que permitir el acceso a la tierra y luego
acompañar a los adjudicatarios de los instrumentos e insumos para la
construcción de sus viviendas. El mecanismo de cooperativas para la auto
construcción es un vehículo eficiente para la asignación de esos recursos. Es
fundamental la creación de un millón de lotes con infraestructura básica. Estos
loteos deben hacerse con un criterio de descongestionar el área del AMBA y
ocupar territorios vacíos, localizándolo
allí donde se definan los polos de desarrollo,
·
En esta lógica. descentralizar las
grandes empresas nacionales como ferrocarriles, vialidad nacional, Fabricaciones militares, YPF y otros,
generando alrededor de estas nuevas ubicaciones
verdaderos polos de desarrollo y asentamientos humanos.
·
Pensar y planificar el traslado de la Capital Federal hacia el interior de la República.
·
Integrar el territorio a partir de
un sistema de transporte moderno y sustentable, Debe ser multimodal recuperando
la planificación estratégica y la integración racional del transporte automotor,
ferrocarriles, las fluviales, aéreas y
los pasos fronterizos.
·
Planificar y asignar los recursos
necesarios para lograr una educación integral y permanente que alcance a toda
la población.
·
Planificar el desarrollo el sistema científico-tecnológico, en su
máxima jerarquía institucional y presupuestaria, articulando los recursos dentro
del esquema del “Triángulo de Sábato”, o sea la articulación entre el sistema
científico tecnológico, las empresas privadas y el estado, retro alimentándose continuamente. Esto debe ser la
base del despliegue argentino.
A modo
de primeras conclusiones: la crisis
global y la local, tal vez nos estén dando una oportunidad de romper décadas de
decadencia y sometimiento. Argentina por su historia y su pueblo está destinada
a un escenario de liderazgo en el mundo que viene.
Es necesario para ello reconstruir la unión
nacional, recuperar nuestro orgullo de ser argentino, romper con la lógica
liberal de menoscabarnos, de mirar para afuera, de sentirnos un país fracasado.
Argentina tiene un destino integrada a Latinoamérica, con un pueblo integrado a
su patria, hacia su suelo, a su historia, atando su destino a la comunidad que
pertenece.
Por eso es que, en este momento de quiebre, pueda ser posible construir los cimientos de la
argentina futura. La unidad nacional se
construye con políticas y metas comunes y estas con acciones de integración,
consenso, respeto, dialogo, y trabajo en comunidad. Por todo ello es el
momento de pensar un nuevo plan estratégico para Argentina para los próximos 30
años.
Como nos decía con lucidez hace un siglo Ortega
y Gasset “argentinos a la cosas”.
Hoy la historia nos está dando una nueva
oportunidad.
Antonio Muñiz
1) El
coeficiente de Gini mide la condición de un país y la ubica entre 0 y 1, siendo
0 el nivel de mayor igualdad y 1 el de mayor desigualdad.
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