“En estos tiempos e está jugando algo más que el
desarrollo: nuestra propia supervivencia como especie” Fidel Castro
“Esta camisa de fuerzas neoliberal aplicada a la
globalización ha creado un monstruo que recorre el mundo”
“A medida que se
valoriza el mundo de las cosas se desvaloriza, en razón directa, el mundo de
los hombres” Carlos Marx
Todos o casi todos
los pensadores políticos actuales, tienen como eje central el fenómeno de la
globalización. Esto es así porque indudablemente el mundo vive una profunda
crisis económica, financiera, ecológica, militar y ahora para completar el
círculo, una pandemia mundial de difícil pronostico. Casi todos apuntan al neoliberalismo
globalizador como causa de todos los
males.
Universalismo, globalización y neoliberalismo.
En verdad la llamada globalización,
mundialización, o universalismo como lo anticipo Juan Domingo Perón, es un
proceso histórico. El hombre como ser gregario ira avanzando desde la horda
primaria, la tribu, las ciudades estados, los estados nacionales, hacia formas
organizativas más complejas, los estados
continentales y desde estos a una mundialización, o sea una forma de gobierno
global. Este pensamiento planteado por Perón y otros pensadores tiene un carácter multidimensional,
desde lo político, lo económico, lo
científico-tecnológico, lo social, lo cultural, lo demográfico.
Ya Marx anticipo este
fenómeno, como una etapa inevitable del capitalismo, y muchos economistas, aún
distantes del pensamiento marxista ven el fenómeno de la globalización como un
proceso puramente económico, producto de la expansión capitalista en su fase
imperialista.
Está claro que la
fase económica es hoy central, dada la preminencia del pensamiento neoliberal,
como modelo único, pero también hay que tener en cuenta las otras dimensiones a
que hacíamos referencia más arriba.
Este sistema de
interconexión mundial que se inició en el siglo XV, con el surgimiento del capitalismo y las innovaciones
tecnológicas que permitieron la navegación de los mares y por ende ampliaron el
comercio y también la anexión colonial de vastos territorios, dio inicio a la política mundial.
Todo este proceso no
puede ser reducido a un fenómeno puramente económico, porque caeríamos en una
interpretación demasiado dogmática de los
procesos históricos.
Por supuesto la etapa
globalizadora actual puede ser asociada al neoliberalismo, que se inicia a
mediados de la década de 70 del siglo pasado, cuando se rompe el ciclo
keynesiano imperante desde la gran crisis de 1929.
Si, el neoliberalismo
entiende a la globalización como un fenómeno puramente económico, donde el
mercado gobierna y la política administra. Todo está supeditado a los negocios
y aumentar la tasa de ganancia del capital, todo lo demás pasa a ser secundario
o superfluo. Hasta los estados nación, en sus afanes regulatorios se convierten
en una molestia, que debe ser eliminado. Pareciera que el capitalismo, en faz
rentística financiera, ha triunfado. Es el único modelo posible, es el “fin de
la historia”.
Aquí queda claro que
el neoliberalismo es también un fenómeno político, cultural e ideológico.
Enancado en las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (tic), se
esparce por el mundo como una ideología imperial, que pretende cambiar el mundo
a los parámetros del Consenso de Washington, el FMI o la OMC, y subordinar todo
a los intereses económicos financieros de las grandes corporaciones y el
capital trasnacional. Pero también pretende cambiar los parámetros culturales
de cada país. Para construir un mundo globalizado, pero donde no todos son
beneficiarios de los “logros” del sistema sino por el contrario solo una
minoría que se apropia de los excedentes, es necesario un “reseteo” en la mente los ciudadanos que acepten
pasivamente esta situación. Que, es más,
crean que es lo único y lo mejor, que no hay otro modelo posible.
Es por ello que se
han ido conformado grandes aparatos corporativos mediáticos, que operan a nivel global, desde
el cine, la televisión, la música, las redes sociales, etc, que operan en forma
monopólica con un discurso único. Este relato endiosa al individualismo
extremo, el egoísmo, el sálvese quien pueda, el éxito material como meta, el
consumo como paradigma de la felicidad. Este discurso destruye conceptos
básicos que se le anteponen, de solidaridad, comunidad, patria, etc.
En nuestra época, la
cultura es la expresión de conciencia colectiva, por ello el neoliberalismo en
su faz cultural ataca los valores espirituales, morales e ideológicos, y en
especial la identidad nacional.
Construye un hombre
aislado, sin historia, sin patria, sin anclaje ni responsabilidad con el
“otro”, con su prójimo. Sin pensamiento crítico lo rebaja de ciudadano, con
derechos políticos y sociales a mero “consumidor”.
Sobre este aspecto
son muy esclarecedoras las reflexiones hechas por Fidel Castro en 1998, donde
enfatiza el carácter desnaturalizador de esta globalización y su incidencia en
la espiritualidad humana: “Un problema
terrible (...) que estamos padeciendo es el de la agresión a nuestras
identidades nacionales, la agresión despiadada a nuestras culturas, como jamás
ha ocurrido en la historia, la tendencia hacia una monocultura universal”
Si el árbol se conoce
por sus frutos, el resultado de la experiencia neoliberal en los últimos cuarenta
años solo ha mostrado fracasos, destrucción, dolor y muerte a su paso.
Así a la luz de sus
resultados el paradigma neoliberal está siendo fuertemente cuestionado, no solo
desde el pensamiento crítico, sino también desde la realidad misma. El mundo
vive hoy una crisis profunda, compleja, sistémica, multidimensional, un mundo
en guerras permanentes, crisis económicas periódicas y cada vez más profundas,
destrucción del ecosistema humano y la destrucción de comunidades humanas
enteras, que no son de interés económico por parte del imperio. Un sistema
perverso, que deja afuera a millones de personas, pero que además en nombre de
los mercados y los negocios depreda el planeta y destruye los recursos
naturales finitos, no puede ser viable.
Así la lógica que da
pie al neoliberalismo, de maximizar las utilidades, es la que ha entrado en crisis casi terminal.
Ya Carlos Marx sostenía ya en el siglo XIX que “La burguesía suprime cada vez más el
fraccionamiento de los medios de producción, de la propiedad y de la población.
Ha aglomerado la población, centralizado los medios de producción y concentrado
la propiedad en manos de unos pocos”
Es la lógica
imperante, pero llevada al extremo por una fracción, hoy hegemónica, de un
capitalismo monopólico corporativo transnacional con eje en los negocios
financieros, pero con intereses comunicacionales, farmacéuticos, militares de
carácter global con epicentro en los EEUU y ramificaciones en la banca europea,
en especial inglesa.
El neoliberalismo
como "horizonte político", como fin de la historia y la superación de
todos los conflictos, como un proyecto
sustentable capaz de dar respuestas a las necesidades de los pueblos, ha estallado en mil pedazos.
Mirando el futuro
1
No debemos asociar
mecánicamente y confundir neoliberalismo con globalización. La globalización va
a seguir siendo una realidad, más allá del neoliberalismo.
Es importante la
unidad de criterios y la lucha de los pueblos en contra del modelo
neoliberal, ya que este podría llevarnos
incluso a la desaparición de nuestra civilización.
Pero de lo que se
trata, entonces, es de globalizar un nuevo humanismo, nuevos valores, que den
predomino a la verdad, la justicia, la
fraternidad entre los pueblos, que enaltezca la vida. Para ello es necesaria
una revolución en el pensamiento político y económico contemporáneo. El
Objetivo es construir una sociedad más justa y equitativa, que respete al
hombre como centro, un sistema económico productivo que sea sustentable,
subordinado al bien común, que respete el
ecosistema global.
2
"Entonces con el socialismo de Estado derrotado y
el neoliberalismo fallecido por suicidio, el mundo se queda sin horizonte, sin
futuro, sin esperanza movilizadora".
(Papa Juan Pablo II
en 1991 en la Encíclica Centésimas Annus).
Estas palabras
proféticas de Juan Pablo II, hace treinta años, nos pueden llevar a imaginar un futuro post neoliberal donde "… no existe en su lugar nada mundial
que articule esas expectativas comunes; lo que se tiene es un repliegue
atemorizado al interior de las fronteras y el retorno a un tribalismo político,
alimentado por la ira xenofóbica, ante un mundo que ya no es el mundo de
nadie". (García Linera )
Sin embargo esta crisis para nada puede
ocultar para nuestra América, que la
globalización o el sistema mundo, como quieran llamarlo, va seguir existiendo y sobrevivirá al colapso
del neoliberalismo. Por los tanto es necesario pensar como nuestros países se
insertan en el próximo orden mundial, con carácter de socios y no de
subordinados, como lo fueron hasta
ahora.
Hay que tener en
cuenta que se está forjando un nuevo "orden”
multipolar de carácter global, donde Occidente va a perder su hegemonía por
primera vez en los últimos 500 años. Esta multipolaridad va a ser hegemonizado
por los grandes estados continentales, EEUU, China, Rusia, India, etc.
El Papa Francisco, partidario
de un Estado Continental en América Latina, un dijo "orden" multipolar nos brinda a los latinoamericanos un mayor
margen de viabilidad, si nos ponemos en la altura de las exigencias de la época
Es decir, la única
respuesta al desafío que nos somete el nuevo escenario internacional, es la
Nación de Repúblicas de Bolívar, la Patria Grande de Ugarte, el continentalismo
de Perón. Allí se encuentra el núcleo de nuestro conflicto histórico.
“Es por eso que la Comunidad Latinoamericana debe
retomar la creación de su propia
historia, tal como lo vislumbró la clarividencia de nuestros libertadores…….
Nuestra respuesta, contra la política de “dividir para reinar”, debe ser la de
construir la política de “unirnos para liberarnos”. Juan Domingo Perón
Construir una Nación
en la diversidad, donde lo básico es la herencia ibérica, pero en una nueva síntesis americana, basada en una historia
en común de lucha contra el imperio y las oligarquías locales, donde se rescate la riqueza de las diversas culturas originarias, las corrientes migratorias
europeas durante los siglos XIX y XX, en las distintas formas que fue tomando
el mestizaje cultural, con sus conflictos
y contradicciones.
Es la Patria Grande o
la nada. Es difícil si, pero también un
desafió vital.
Antonio Muñiz
Marzo 2020
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