"La política es conflicto, pero también la
capacidad de aunar y conducir fuerzas diversas". Juan D Perón
«La verdad se construye en el diálogo social y en la
comprensión mutua de las personas y no en los dogmas» Gianni Vattimo
La destrucción que el
modelo neoliberal macrista ha
provocado en la economía real de los
argentinos ha generado las condiciones
para que Alberto Fernández plantee la
necesidad de un acuerdo social. A su vez
Cristina Fernández de Kirchner lo propuso como "un nuevo contrato social de ciudadanía responsable”.
Alberto Fernández
presentó la necesidad de avanzar en acuerdos con la industria, el campo y los
gremios "en el marco de un pacto social". La destrucción de la
rentabilidad de las empresas y la licuación del salario en estos casi cuatro
años de otro fiasco del neoliberalismo han conseguido la convergencia inmediata
de esos intereses. El desafío principal es lograr una confluencia rápida para
salir del fondo del pozo al que fueron arrojados por el gobierno de Macri.
"Significa
ponernos de acuerdo entre todos en que durante 180 días podamos recomponer
salarios sin que esto signifique aumento de inflación". AF
La estrategia elegida por todos los gobiernos anteriores
desde la recuperación democrática fue el de construir una hegemonía, sin la “búsqueda
de acuerdos corporativos”, que les
permitiera ordenar el conflicto por la puja distributiva. Visto el fracaso de
esas experiencias políticas, en cuanto a estabilidad y crecimiento macro económico, es necesario replantearse si
no es necesario una gran mesa de concertación
donde equilibrar los intereses
corporativos de cada sector en un plan
de crecimiento y desarrollo donde en la estrategia de negociación se dé la
ecuación “ganar – ganar”.
Si se lograra este
objetivo, sería desde ya, un éxito; aunque tal vez sea necesario doblar la
apuesta y convertirlo en el puntapié inicial para construir un
acuerdo amplio para comenzar a plasmar un tránsito hacia una sociedad más justa
y equilibrada, a pensar un plan de
desarrollo social, político y económico a 20 o 30 años. O sea
trabajar para la construcción de
las bases para un nuevo pacto fundacional entre los argentinos.
El desafío mayor del gran acuerdo social es encontrar
la forma de ordenar la grieta histórica sobre el proyecto de país. No es una
tarea menor administrar el péndulo político y económico de la Argentina.
La historia argentina
permite ver que el péndulo se encuentra en el conflicto irresuelto sobre
el proyecto de país. Uno pretende un país
proveedor de commoditys agropecuarias, mineras y energía, e integrado al mundo
en lógica rentística financiera, que
implica una integración y subordinación a la potencia imperial del momento. Mientras
el otro aspira a un país industrial, de mercado interno y pleno empleo, integrado
socialmente e independiente de las potencias para fortalecer el desarrollo
nacional.
El macrismo en su desastre
económico mostró una vez más la
inviabilidad de un modelo de primarización de la economía , ya se vio
claramente la falta de sustentabilidad en el tiempo de un modelo que deja
afuera del circuito trabajo – producción – consumo a más de la mitad de su
población.
Para romper eses lógica pendular, el gobierno de
Fernández-Fernández tendrá que constituir una alianza política, económica y
social lo suficientemente fuerte que le
de sustento político.
El fracaso de otro
experimento neoliberal, que al igual que el de la última dictadura militar y el
de los noventa de la convertibilidad, concluye en un nuevo default de la deuda
y en otra crisis de proporciones, muestra la necesidad de encarar otros caminos
y pensar otras estrategias.
Este nuevo fracaso y
su crisis consecuente abren las puertas para que el próximo gobierno genere
políticas activas de participación ciudadana a fin de poner en debate los
modelos en cuestión. Es una oportunidad de dar una gran batalla cultural y
política, que ponga blanco sobre negro cual es el proyecto de país que los
argentinos queremos para nuestras
futuras generaciones. Es necesario poner
en marcha espacios de debate y discusión
en todos los ámbitos, desde las organizaciones vecinales hasta los claustros
universitarios, para terminar plasmando en papel un modelo de país consensuado
y acordado por las mayorías.
También esta experiencia de ampliar la participación ciudadana permitirá romper los
estrechos moldes de las instituciones democráticas y las lógicas corporativas
de los grandes grupos económicos y mediáticos, que están pretendiendo
condicionar al futuro gobierno
Un vez más, la salida es la
política.
El primer paso es el logro de un gran acuerdo político que dé inicio y
marcó al proceso. Este acuerdo debe ser construido
convocando a todos los partidos políticos, comprometidos con la democracia y
los intereses nacionales. El segundo paso es la ampliación a un ámbito mayor,
donde participen las organizaciones gremiales, empresarios, las iglesias, lo
movimientos sociales, etc, en una gran mesa de debate y discusión, pero con el
claro objetivo de abrir y llevar el debate a las bases. El compromiso de todos
debe ser pensar la Argentina para los próximos 50 años, construir mecanismos de
planificación participativa y sobre todo la construcción de consensos, de un
pacto de convivencia a mediano y largo plazo.
Se debe partir de algunas premisas que no pueden ser puestas en duda.
El primero y más trascendental: “El poder
emana del pueblo. El único soberano es el pueblo”.
El segundo es el
compromiso de todos de construir una democracia social, directa y participativa.
La lógica imperante en nuestra actual constitución, que se basa en que “el
pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes…” es un
concepto que debe ser borrado. Si el
único poder emana del pueblo, es el pueblo quien delibera y gobierna. En
esta lógica es necesario la construcción de instituciones que permitan y faciliten la participación
popular en la toma de decisiones. La democracia social se asienta en la organización
popular y en el poder popular.
A título solo enunciativa detallamos y
desarrollamos a continuación algunos de los grandes temas que deben someterse al
debate. En un proceso de participación activa estos títulos se convertirán en
disparadores de otros y a su vez se profundizaran los ya planteados.
Planificación y rol del estado
Las diversas experiencias de modelos comparados basados en el caso de
países exitosos, coinciden en que resulta fundamental la existencia de un
Estado fuerte y activo. Con capacidad de intervenir en la economía y de actuar
de árbitro en los conflictos, pero también de disciplinar y de asegurar una
relativa igualdad en las condiciones de negociación entre los distintos
actores.
El Estado debe recuperar su capacidad para disciplinar a las elites
capitalistas. Además de dar créditos, subsidios y ayudas varias, los gobiernos
deben poder reclamar en contra parte que las empresas aumenten sus
exportaciones, inviertan, innoven e impulsen el cambio tecnológico.
Es imprescindible romper con los tabú que la ideología neoliberal nos
ha impuesto en los últimos 40 años: la planificación de la economía y del
desarrollo industrial y el estado empresario.
Por supuesto la planificación no puede ser hecha por tecnócratas a
espaldas de los actores de la vida económica ni impuesta de arriba hacia abajo,
por el contrario tiene que surgir de una activa participación de todos los
sectores involucrados. Además debe ser flexible, de rápida adecuación a los errores o las desviaciones
detectadas.
Al Estado le cabe la responsabilidad llevar adelante a través de
mecanismos de participación activa de los actores económicos, cámaras empresarias, sindicatos,
organizaciones sociales, etc, la formulación de un proyecto político, económico,
productivo y social a ejecutarse en un periodo dado.
Estado tendrá que cumplir también un rol de inversor y en
ocasiones de estado empresario en aquellos sectores donde el sector privado
no puede o no quiere participar o que por razones estratégicas sea imperioso
que el estado tenga participación activa
Industrialización
Otro concepto fundamental es que
no hay soberanía nacional sin alcanzar
la industrialización.
En el debate se debe
poner énfasis en la exposición del fracaso del modelo neo liberal agro
exportador, que es necesario poner fin al falso dilema campo – industria. Que
es necesario tener políticas económicas de convergencia y mostrar el papel
activo del Estado en el desarrollo de los países.
Es vital entender
como país que una salida para salir de los continuos fracasos en industrializar
las materias primas que producimos, agregar valor a través de la investigación
y el desarrollo. En vez de exportar commoditys exportar valor agregado con el
consiguiente mayor ingreso de dólares por exportaciones.
Las políticas de
fomento a la industria deben ir acompañadas de un fuerte compromiso del sector
industrial de cumplir con los objetivos planteados por los acuerdo, un adecuado abastecimiento del mercado interno,
mantenimiento de precios, cumplir metas de exportación, etc, a cambio de recibir los beneficios de la
promoción.
Otro concepto clave para desarrollar, y para el cual hay que dejar
atrás la lógica neoliberal imperante. El ahorro interno debe ser para financiar
el consumo, la vivienda y la producción de los argentinos. Hay que desacoplar
la lógica rentística financiera de la banca pero también de sectores económicos
parasitarios q tienden a apropiarse de los recursos nacionales a través de
volteretas financieras y terminan fugando el ahorro interno.
Ciencia y tecnología:
La alternativa surge clara, tenemos que desarrollar en el país la
tecnología que nutra permanentemente a nuestra industria.
Deben quedar claro estos conceptos esenciales: sin tecnología nacional no habrá una industria realmente argentina, y
sin esa industria podrá existir
crecimiento pero nunca desarrollo.
Un área donde el estado debe tener un rol preponderante, tanto solo, o
asociado al sector privado es en el desarrollo científico tecnológico. Es
necesario articular las áreas del conocimiento y el desarrollo tecnológico del
estado: universidades, Conicet, Inti, Inta, etc, con el sector privado a fin de
desarrollar ciencia y tecnologías propias. Existe hoy una oportunidad, estamos
ante otra revolución industrial, subirnos a ella pensando nuestro propio desarrollo, nos permitiría pegar el salto tecnológico, que
nos pondría a la par de las naciones centrales. Esto no es un proceso mágico,
requiere recursos, convicción, planificación y una guía fuerte del estado.
Acceso a los derechos básicos
El nuevo estado debe garantizar el acceso a cubrir las necesidades
básicas de toda la población. El programa hambre cero que lleva adelante el
gobierno nacional debe ser el primer paso de una estrategia permanente de reducir la pobreza y permitir el acceso de
todos los argentinos en el circuito de trabajo – consumo – ciudadanía. El
derecho a la tierra, a una vivienda digna, a la educación en todos sus niveles,
a la salud, a una vejez digna, etc, no pueden ser patrimonio para unos pocos
sino un derecho para todos. Cuarenta años de neo liberalismo nos llevaron a
estos índices de pobreza e indigencia, pero
también a creer que la pobreza es algo natural y que, de última, es culpa de los pobres, sin entender que esta
es producto de la mala distribución de la riqueza.
La comunidad toda debe asumir el compromiso de articular los mecanismos
de inserción social, redistribución de la riqueza, acceso al trabajo, etc, que
permita una rápida disminución de esos índices, hasta llevarlos a los mínimos
posibles.
Democratizar la justicia.
En los últimos años hemos visto con estupor y asombro como el sistema
judicial federal fue siendo cooptado por elementos ajenos al mismo, como los
servicios de informaciones, operadores políticos, periodista o empresarios de
los medios, servicios de informaciones de otros países, y la injerencia siempre
presente de la Embajada y el DE norteamericano, etc. esta cooptación tuvo la
finalidad de utilizar a la justicia como un medio para perseguir, castigar o
amedrentar políticos opositores y dirigentes gremiales y sociales, que no se
subordinan al poder neo colonial yanky en la región.
El fenómeno no es nuevo y se repite como un calco en toda
Latinoamérica, Hasta el mismo Papa Fráncico denunció estas prácticas de “lawfare” o guerra
judicial como herramienta de control sobre opositores. El vicepresidente
ecuatoriano, preso por “sedición” o la prisión
escandalosa de Lula en Brasil, que le impidió ser candidato en su país.
En Argentina las prisiones políticas son moneda corriente, con causas armadas,
tribunales y jueces especiales, prisiones preventivas sin sentencias, fraguado
de pruebas, etc, todos destinados a perseguir a dirigentes kirchneristas.
Es indudable que un sistema democrático no puede convivir con uno de
los poderes del Estado en ese nivel de
corrupción: es fundamental poner punto final a esta vergüenza, para lo cual es
necesario llevar adelante reformas estructurales que permitan democratizar la
justicia, despolitizarla, controlar el accionar de jueces y fiscales, mejorar
la capacitación y la selección de sus miembros, etc. Este proceso requerirá de
un amplio debate con participación ciudadana a fin de consensuar una salida.
Fuerzas armadas y la defensa
nacional
Como resultado del sangriento
hecho por las fuerzas armadas en 1976, la derrota militar de Malvinas y
las asonadas de la década del 80 y principio de los noventa, las fuerza armadas
cayeron en el descredito social y político. La falta de una hipótesis de
conflicto en la región, la falta de un proyecto nacional y el avance de
políticas de achique y ajuste de los
programas neoliberales fueron vaciando de recursos humanos, materiales y de
políticas a las tres armas. Hoy tenemos fuerzas ínfimas, sin capacidad
operativa, cuando este país requiere de amplias fuerzas para cubrir
defensivamente su territorio y sus recursos.
En necesario además recuperar el rol de vinculación entre las fuerzas
armadas y el proceso de
industrialización del país. En ese marco reconstruir fabricaciones militares
para desarrollar tecnologías para la defensa puede ser un motor de crecimiento
de toda la industria nacional.
Consideramos urgente y central re-pensar el rol de las fuerzas armadas,
y avanzar en su recuperación en el marco de un proyecto nacional de
emancipación. Nuestro país tiene un territorio extenso y una larga plataforma
marítima, una porción de su territorio ocupada por una potencia de la OTAN. En
este contexto, no tener una profunda política de defensa nacional resulta
suicida. Al mismo tiempo, dejar a las fuerzas armadas sin objetivos claros
resulta claramente peligroso.
Pacto fiscal o una nueva ley de coparticipación
Desde hace décadas se viene
arrastrando un debate inconcluso sobre la matriz impositiva de nuestra
nación. Parche sobre parche con la única lógica de cubrir los desfasajes del desequilibrio fiscal, producto este de
las políticas de ajuste permanente sobre nuestra economía y el pago de capital
e intereses de la deuda externa. Sobre todo a partir de los noventa el problema
se fue agudizando por los desequilibrios en las potestades tributarias y las
responsabilidades de gastos entre la nación y las provincias. Los gastos se
descentralizan en los gobiernos de provincias y municipios pero los recursos se
centralizan en el nivel nacional. Así mientras los servicios básicos salud,
educación, seguridad, son desfinanciados se sigue aumentando la presión
tributaria sobre sectores populares y medios, a través de impuestos al consumo
se disminuyen los impuestos al patrimonio o las ganancias, los bienes suntuarios, etc, que deberían
pagar los sectores más ricos. Esta inequidad también afecta a los sectores
productivos que ven cargar sobre su a actividad una pesada carga, mientras las
actividades parasitarias se ven beneficiadas por quitas importantes.
Es necesario dar
forma a un nuevo esquema tributario más progresivo, que permita que el Estado
se financie en forma sustentable, se eliminen los impuestos distorsivos y paguen aquellos que tienen capacidad
contributiva. Al mismo tiempo es necesario reelaborar un nuevo Pacto Fiscal
federal que respete e incremente las autonomías provinciales municipales,
Estas situaciones solo pueden saldarse a partir de construir propuestas
y consensuar posiciones en el marco de un amplio debate.
La alta concentración de medios
es contraria a la democracia.
La alta concentración económica en la empresas de medios de
comunicación, más la apropiación por parte de estos monopolios de las nuevas
tecnología han generado una situación de
riesgo manifiesto sobre las democracias y las libertades individuales. Ese
control absoluto de la información y la emisión de la opinión, basados muchas
veces en lo que eufemísticamente llaman la “post verdad”, que no es otra cosa
más que la mentira lisa y llana, disfrazada de verdad, busca y muchas veces lo
logra construir una subjetividad, un sentido común, que beneficia sus intereses
políticos y/o corporativos. Como lo vivimos en los países de la región la
prensa se ha convertido en una herramienta poderosa en favor de ideologías e
intereses imperiales.
Democratizar el acceso a la información, desmonopolizar al sector,
abrir canales de participación ciudadana en el manejo de la noticia, se vuelve
imprescindible. La ley de medios del gobierno kirchnerista y sobre todo los
mecanismos de participación que le dieron forma muestran un camino. También hay
que aprender de la experiencia: los
que se ganó en la calle, luego se perdió en los pasillos de la justicia,
Integración latinoamericana
Es necesario generar un gran debate pero a la vez ir construyendo ese
gran espacio latinoamericano, la Patria Grande. Esta construcción es legal, política,
comercial, pero sobre todo cultural
No hay posibilidades de desarrollo ni de liberación si no es formando
parte de un proyecto continental.
Conclusión
Podríamos seguir citando temas y problemas que adolecen a la nación
Argentina, hemos detallado solo algunos para tener una idea de la envergadura
de la construcción de un nuevo pacto fundacional.
Creemos en la participación activa de los ciudadanos en el debate y
resolución de los problemas, en la planificación participativa a través de las
diversas y ricas organizaciones populares, en la construcción de abajo hacia
arriba y en la política como el arma fundamental de los pueblos en la búsqueda
de felicidad y grandeza.
El pueblo argentino tiene antecedentes y experiencia en la construcción
de la patria, debemos buscar en nuestra historia aquellos elementos que nos
pueden servir hoy. No como una lógica arqueológica de las ideas y de la
historia, sino como trampolines que nos puedan lanzar al futuro como Nación.
Negros nubarrones se ciernen
sobre nuestros países, solo con la organización, la movilización y la
participación popular podremos construir
una estrategia de defensa y resistencia.
Antonio Muñiz
Diciembre de 2019
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