De más está decir que las políticas neoliberales de este gobierno
están produciendo un industricidio general en casi todas las ramas del sector, en especial aquellas pymes que están orientadas al mercado interno: textil, cuero, juguetes, metal mecánica, etc. Aunque también el resto de las industrias más concentradas, con posibilidades de exportación ven muy compleja su situación. En el rubro alimentos, trasnacionales como Arcor, Mastellone, o Molinos, están sufriendo perdidas importantes. Las razones ya más o menos las conocemos y todos tenemos claro cuál es el diagnostico. El único que no se hace cargo de nada es el gobierno que siguiendo la ideología neoliberal y los programas del FMI está encarando un proceso de reorganizar el país y su matriz productiva en un modelo rentístico financiero, asociada a un esquema agro minero exportador de comoditys.
Está claro que este gobierno no va a cambiar su política económica y que los resultados negativos en casi todos los rubros no son daños colaterales, ni errores, son objetivos estratégicos buscados
Es indudable que la herencia que este gobierno deje a las próximas generaciones será cuantiosa en cuanto a daños en el entramado económico productivo, pero también en el social Una deuda externa que condicionará las posibilidades de desarrollo para varias generaciones futuras, niveles de pobreza, indigencia y desocupación muy similares a los de la crisis del 2001, y un aparato industrial diezmado.
La tarea para un próximo gobierno que pretenda resolver la crisis heredada será titánica y requerirá de un esfuerzo muy grande de toda la comunidad. Si el próximo gobierno solo pretende administrar la crisis sin tocar los puntos de conflicto que nos llevan periódicamente a estas situaciones cíclicas, se perderá otra oportunidad, porque la crisis se lo “llevara puesto”.
La historia económica revela que los procesos de desarrollo económico de los países son esencialmente únicos. Encontrar ese camino y concretarlo es uno de los principales desafíos a los que se enfrentan todos los países periféricos.
En líneas generales, se puede dividir a este desafío en dos sub objetivos complementarios: por un lado lograr un crecimiento sostenido y sustentable en el largo plazo, minimizando las crisis periódicas, y, por el otro, asegurar la distribución equitativa del excedente económico generado.
Sera clave, atendiendo a los supuestos anteriores, para superar la crisis un gran pacto social productivo, basado en una alianza estratégica entre las fuerzas del trabajo y las pymes. Un nuevo pacto fundacional que siente las bases para la construcción una “Patria para todos”. Desde esa base construir consensos que permitan planificar la acción de gobierno, cuyo eje central deberá ser crear trabajo.
Un gobierno nacional y popular deberá orientar todas sus acciones a re industrializar el país y generar un mercado interno fuerte con pleno empleo.
Es necesario entre otras cosas modificar la ley de entidades financieras, poniendo a la banca al servicio de la producción y el trabajo: modificar la ley de inversiones extranjeras, favoreciendo aquellas inversiones productivas de largo plazo y desalentando las especulativas, creación de un Banco Nacional de Desarrollo; generar políticas de fomento para las economías regionales, a través de organismos donde participe la comunidad, los productores, los consumidores y los gobiernos locales; des dolarizar el precio de tarifas y los alimentos; reforma fiscal impositiva progresiva; etc.
Este es un listado tentativo de las acciones de un futuro gobierno, teniendo claro que es preciso desmontar el aparato legal, económico y cultural que da sustento a las periódicas resurrecciones del neo liberalismo.
Necesitamos un estado activo y presente en todos los estamentos productivos, es más necesitamos volver al paradigma del estado empresario que cubra aquellas actividades donde el capital privado no se hace cargo y sobre todo sobre las áreas estratégicas, energía, servicios públicos, tecnologías de punta, etc. Este estado activo puede actuar por si o asociado a capitales privados, pero siempre conservando el 51% del capital accionario y siempre preservando el interés nacional.
El rol del estado es clave en áreas donde se requiera fuerte inversión pero también desarrollo e investigación sobre nuevas tecnologías, por ejemplo la producción de litio en el norte argentino, una reserva mundial que compartimos con Bolivia y chile y que hoy es explotada y exportada como casi toda la producción minera sin agregado de valor alguno.
En necesario desarrollar aquellas áreas donde se puedan generar excedentes exportables, que permitan el ingreso de dólares y eviten las cíclicas crisis en la balanza de pagos. Más en un escenario futuro muy condicionado por el pago de intereses de la deuda. En ese marco es necesario desarrollar y agregar valor a toda la producción de comoditys, tanto alimentos como minerales. Argentina podría desarrollar una industria alimenticia importante con potencialidad de exportación al mundo.
Por último, en este pantallazo general, será necesario poner en marcha las pymes que sobrevivan a la crisis. La que queden en pie seguramente estarán en el mejor de los casos en un 50% de su capacidad productiva , con lo cual con un shock de ingresos como capital de trabajo y un empujón en el consumo estarán en poco tiempo produciendo a una capacidad plena, generando a su vez puestos de trabajo, que retroalimentan la rueda productiva.
Vamos a hacia un escenario internacional complejo donde existe una guerra comercial larvada entre EEUU y China, y donde la mayoría de los países se cierran sobre sí mismos y sus mercados internos. El Brasil de Bolsonaro está en crisis y nada hace prever que la situación mejore, por el contrario las políticas anunciadas por el nuevo gobierno presagian un escenario de oscuros nubarrones para ese país e indudablemente arrastrará a Argentina, su principal socio comercial.
Sera difícil el comercio mundial para muchos de los productos que Argentina produce, por eso es necesario tener una política de comercio muy clara, que beneficie el trabajo de los argentinos. Es fundamental restringir todo lo posible el ingreso de productos que pueda ser producidos por la industria local, pero además agregar valor a aquellos productos que exportamos y sobre todo ir desarrollando tecnologías propias que permitan romper la dependencia tecnológica, generar nuevos mercados y el ingreso de divisas.
Es importante en este rubro la articulación con las universidades, los institutos de investigación y el sector privado, para su desarrollo. El INVAT fue y es un ejemplo de gestión conjunta y desarrollo tecnológicos propios.
Argentina sigue muy lejos de cerrar la brecha tecnológica con los países desarrollados. Acortar esa distancia requiere “sintonía fina” del diseño e implementación de muchas más políticas de estímulo a la industria. Es preciso generar una fluida relación entre lo público y lo privado, conocer las cadenas de valor, los cuellos productivos, las potencialidades de cada empresa y sector, para articular donde y como debe intervenir el estado.
El estado debe ser un socio de las pymes, que de soporte y sustento a la producción, no un “hijo bobo” que ahogue y exprima la capacidad de generar riqueza.
Argentina, con sus pymes debe salir al mundo, acompañado por las estructuras del Estado. Ir a un mundo lleno de acechanzas pero también de oportunidades.
Antonio Muñiz
Presidente del PJ- Lujan
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