A partir del discurso
de CFK se plantean nuevos disparadores y cuestiones para definir el tiempo
presente pero sobre todo el accionar político futuro.
La idea del presente
artículo no es analizar el discurso sino ciertas ideas expresadas que tienen a
nuestro criterio una gran fuerza política.
El concepto de
“pueblo”, muy superador de la categoría “ciudadanos”, expresa un giro hacia una
concepción más peronista de la construcción política.
Esta concepción de
pueblo tiene base en toda la doctrina peronista pero también en “La teología
del pueblo” una corriente nacida en la
Argentina tras el Concilio Vaticano II y la Conferencia de Medellín (Colombia,
1968) como rama autónoma de la teología de la liberación que, según varios
autores, ha influido fuertemente en el pensamiento del papa Francisco.
La teología del
pueblo toma la crucial "opción preferencial por los pobres" de la
teología de la liberación, pero se diferencia de ésta por no centrarse en la
"lucha de clases", sino las nociones de "pueblo" y
"antipueblo" y las particularidades que toman las luchas populares y
la cultura en América Latina.
La Teología del Pueblo define cultura como práctica
cultural, esto es, como modo de vivir, como estilo o ethos de un pueblo. La
cultura se va haciendo en la práctica de un pueblo, se construye desde el
pueblo y en el tiempo…. De este modo “el
único sujeto y agente de la historia
humana es el pueblo”… el agente es el mismo pueblo en la comunidad organizada.
Que es el pueblo?
El concepto de
"población" define a la
totalidad de habitantes de un lugar, aun cuando no exista otro rasgo en común
que el de co habitar un territorio, sin embargo en general, mayoritaria o
centralmente, tienen una misma lengua y quizás el mismo origen étnico.
En cambio el “pueblo”
es una creación cultural. "Pueblo", en efecto, es una unidad de
individuos en torno a objetivos comunes, un vínculo que con lleva una voluntad
de acción conjunta.
Al ser una construcción
cultural, no hay una esencia de pueblo, la esencia no es pre existente al ser. Si bien en general hay una historia
en común, una lengua, una identidad compartida, siempre el pueblo es un sujeto en construcción.
Esta claro que puede
haber y hay sectores de una misma población que no tengan objetivos comunes con
el resto, es más puede haber y la historia está llena de ejemplos de objetivos
tan contrapuestos, que solo pueden ser resueltos por la violencia.
Los objetivos del "pueblo"
Podría resumirse que
los objetivos de un pueblo son la concreción de un proyecto histórico común, no
necesariamente explicitado, manifestado en un estilo de vida, de estructuras e
instituciones políticas y económicas y culturales, que lo van configurando,
En términos generales,
cabe afirmar que la meta común, cuya búsqueda une entre sí a los integrantes
del "pueblo", es la
realización humana, individual y colectiva, la satisfacción de las necesidades
básicas y la realización de esa
comunidad de pertenencia, por
ende la organización del país en una nación independiente, en cuyas decisiones
el pueblo participe.
Una voluntad de ser soberano, de constituir y
constituirse como sujeto político. Cuando el pueblo pierde esa voluntad, pierde
su rol histórico y se convierte en un sujeto pasivo, un mero espectador de su
historia.
"Pueblo" y "nación"
Decíamos que uno de los objetivos comunes que
hacen a un pueblo está el ideal de ser una nación independiente y
soberana. Aquí el concepto de Nación es
un pueblo organizado, afincado en un territorio dado, en búsqueda de alcanzar
la plenitud individual y colectiva.
Entra aquí el otro elemento constitutivo: el
Estado. Que podríamos definirlo como las estructuras legales, económicas y
políticas que le dan armazón al concepto Pueblo- Nación.
“Pueblo y anti pueblo “
Si partimos de que existe
un objetivo común que delimita y contiene al pueblo es probable que haya grupos
dentro de la población que no comulguen con esos objetivos nacionales. Es más ocurre, por ejemplo en Latinoamérica, que existen minorías que se oponen al
proyecto de nación de sus pueblos, que prefieren, para mantener su hegemonía
aliarse a potencias imperiales para favorecer su situación tanto económica como
política en detrimento del resto.
Podríamos definir una
concepto de “no pueblo” a aquellos grupos que no concuerdan con el proyecto común.
En cambio incluiremos, en el concepto de "anti pueblo" a los
individuos o grupos que se oponen al "pueblo" en la consecución de
sus objetivos. Que como decíamos en el párrafo de arriba, no solo no
concuerdan, sino ademas combaten y obstruyen los intereses populares.
"Pueblo" y "anti pueblo" en
América latina
Si bien los conceptos
pueden parecer demasiado esquemáticos y que si bien Latinoamérica tiene lazos e
historias en común ente sus países, también es dable reconoce que no todos los
procesos nacionales han sido iguales. Sin embargo podemos hacer un esquema
básico que los incluye a todos y luego
hacer alguna disquisiones del caso argentino.
En Latinoamérica esta
dicotomía Pueblo - Anti pueblo está claramente evidente. Existen en todos los
países Oligarquías, algunas veces aliadas a los sectores medios que luchan, en
muchos casi en forma violenta y autoritaria, contra el pueblo y sus
organizaciones. Estas minorías siempre están ligadas a intereses de estados
imperiales (Inglaterra en el siglo XIX y EEUU en el XX y XXI). Basan su poder
interno en estas alianzas pero también en la posesión de la tierra y el manejo grandes
negocios bancarios y financieros. Ahora le han agregado el manejo monopólico de
los medios de difusión, con lo que se apropian o generan un sentido común, una
cultura que los legitima como elite superior.
La historia nos
muestra que estas oligarquías locales siempre se han negado a constituir una
nación soberana y transferir o dejar que el pueblo soberano ejercer su poder
constituyente, ya que esto quitaría las bases de su propio poder. Podría hacer
peligrar sus privilegios y su hegemonía, ya que su poder se afianza en la
alianza externa con el imperio; pero a su vez pondría en riesgo su legitimidad
ya que esta se asienta en regímenes
autoritarios o en el mejor de los casos en regímenes democráticos formales,
pero acotados. Un pueblo soberano y
empoderado en un riesgo para las minorías oligárquicas.
En el caso argentino
donde esta confrontación del pueblo con los sectores oligárquicos,
extractivitas y rentístico financieros viene desde los comienzos como nación y
explican más de 70 años de luchas civiles durante el siglo XIX y los momentos
de fuerte violencia política durante el siglo XX.
Populismos varios y peronismo
Populismos es un
término político para definir determinados regímenes políticos, que cuestionan el
régimen existente, tanto el neo liberalismo, la globalización y en algunos
casos la misma democracia formal. Sin embargo
es un término bastardeado y ya carente de significado. Es populista el Papa Francisco, Berlusconi, los neo nazi de Europa, Trump, Putin, Podemos en España
o Maduro en Venezuela, de derecha o izquierda.
Se convirtió así en
un término despectivo, asociado, según el relato neoliberal, con la corrupción, el clientelismo, la falta de
eficiencia, el despilfarro, etc, Así hoy
el relato neoliberal lo utiliza para
cuestionar todos aquellos regímenes más o menos anti sistema
Sin embargo el
filósofo post-marxista Ernesto Laclau propuso un sentido positivo al concepto
que puede sernos de utilidad para comprender el fenómeno de construcción del
sujeto pueblo.
El pensamiento de
Laclau, muy influyente en Latinoamérica y en Argentina en la últimas décadas, planteó
la necesidad de reemplazar la noción de “lucha de clases” tradicional, por la
idea de que en la sociedad existe una pluralidad de antagonismos, tanto
económicos, políticos, sociales, grupos minoritarios, etc. En tal escenario, no
puede darse por sentado que todas las demandas democráticas y populares confluyan
naturalmente en un programa común unificado contra el bloque dominante. Por la tanto debe ser la
política el articulador de esas
demandas y antagonismos, generando un “pueblo” en contraposición a una elite o
una minoría privilegiada, hegemónica.
El populismo, según Laclau,
comienza allí donde los elementos populares -democráticos son articulados como
una opción antagónica contra la ideología del bloque dominante”. Este
antagonismo activo generara una “radicalización de la democracia”, que tensionara
todo el andamiaje político pre existente.
Queda así demarcado dos bloques en oposición
“Pueblo” “Anti pueblo”.
……………………………………………
Hoy se da un fenómeno
de negación por parte de las elites
culturales y académicas, muchas de izquierda o supuestamente progresistas, del
carácter de movimiento nacional y popular del peronismo, para
menoscabarlo como un simple populismo, negándole su condición de pueblo y
asignándole un carácter de movimiento demagógico, clientelistico, que se asume
como popular para satisfacer a algunas minorías, caracterizado como la chusma,
los cabecitas, los choriplaneros, etc, según las épocas.
Esta negación de lo
popular, y esos lenguajes despectivos hacia aquellos sujetos populares, tiene
que ver con negarle entidad, no reconocerlos y condenarlos a ser los “otros”,
los que están afuera. Ejemplos en la historia argentina hay muchos, sobre todo
en los últimos años del gobierno de CFK, donde el empoderamiento, parcial y a
veces inocuo, de los sectores populares, despertó la ira y el odio oligárquico hacia el
peronismo en general y hacia CFK en particular. Nada nuevo, ya había ocurrido
durante el primer gobierno peronista donde el odio de las clases altas hacia la
figura de Eva Perón alcanzo niveles extremos.
La historia de los
últimos setenta años muestra esa lucha del peronismo contra la oligarquía agro
exportadora, aliada siempre a los intereses del imperio de turno. La oligarquía
sabe y tiene claro quiénes son sus enemigos, en Argentina es el peronismo, en
casi todas sus formas.
…………………
Volviendo a CFK y
tomando lo escrito como base, tiene
sentido histórico y político su convocatoria a un Frente Patriótico, dejando de lado esquemas ideológicos perimidos, por lo menos
en Latinoamérica, como “derechas” o
“izquierdas”, o las contradicciones secundarias, como el aborto, o la lucha
contra el patriarcado, etc, que solo podrán ser resueltas en tanto se pueda
construir una nueva hegemonía que desplace al bloque oligárquico del poder.
En síntesis toda división de lo popular es funcional
al neoliberalismo.
Es necesario construir
unidad y mayorías amplias en esta nueva
etapa política, dar poder al pueblo. Empoderar al pueblo significa empoderar al
individuo pero también y sobre todo a aquellas instituciones que hacen
conformar el poder popular.
Está claro que esta
unidad debe plasmarse desde el punto de vista electoral en un gran frente patriótico,
nacional y popular que enfrente al neoliberalismo; que asuma, combine y supere
dialécticamente todas las diferencias que anidan en el campo popular. El desafío es generar un programa, una “nueva
arquitectura institucional” que refleje una “nueva distribución de poder” en
favor del pueblo.
Antonio Muñiz
Noviembre de 2018
4) http://nuso.org/articulo/teologia-y-politica-en-el-discurso-del-papa-francisco-donde-esta-el-pueblo/
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