Lamentablemente los vecinos de Luján vemos una
ciudad cubierta de basura producto de más de dos meses de conflicto con los
trabajadores municipales. Basurales a cielo abierto en las calles, incluido el
centro comercial, que ve desbordados los contenedores que el municipio puso de
apuro, para paliar el problema.
El conflicto lleva larga data por la
incapacidad del gobierno de la alianza Unión Vecinal, Pro y UCR, de dar una
respuesta medianamente satisfactoria a los trabajadores.
La situación es grave, pero esto es resultado
de un largo proceso de decadencia del gobierno local.
Un intendente ausente en el sentido más
literal del término. No está, no se ocupa, no va siquiera al municipio. Por
ende, una gestión municipal que está paralizada, no hay equipo, no hay
funcionarios que cumplan su tarea, funcionarios de jerarquía que van tres horas
por día al municipio o el secretario de Obras Públicas, que en medio del
conflicto de la basura, se fue muy campante a Rusia a ver el Mundial.
Para agravar más la situación, Luján es el
principal polo textil en tejido plano del país, trabajan en la actividad más de
5000 personas, más todo el trabajo indirecto que esta industria genera. Este
sector está en una crisis muy seria, víctima de las políticas económicas del
gobierno nacional, contra las industrias Pyme. La principal empresa del Parque
Industrial Flandria, productora de telas para jean, cerró sus puertas por 30
días.
En este caos económico y productivo que
vive Luján, la gestión del intendente
Luciani tiene un comportamiento autista. No se ocupa de nada y no da respuesta
alguna a los problemas. Muchos, producto de la crisis que vivimos, pero muchos
otros de larga data, que el gobierno arrastra sin darle respuesta, haciendo que
casi nos acostumbremos a ese estado calamitoso de la ciudad. Entre otros: la
planta depuradora sin funcionar, la Terminal de colectivos en franco deterioro,
falta de inversión y trabajos en la
cuenca del Rio Lujan, con el riesgo de las inundaciones, toda la zona turística
ribereña abandonada, esperando un plan de desarrollo turístico que anuncian año
tras año, pero que nunca implementan.
Así, la municipalidad arrastra un déficit de
más de 240 millones de pesos, no puede pagar los sueldos y lo hace en cuotas;
llena la planta de personal con ñoquis y militantes de Cambiemos, contrata un
número exagerado de funcionarios con sueldos muy altos y desmedidos. Todo esto
hace un cóctel complejo para el futuro de Luján.
Las desprolijidades de gestión van en aumento,
un ex secretario de Economía y actual concejal en juicio oral y público por
comprar(se) alimentos secos a una empresa de su propiedad, en una clara
flagrancia de hacer negocios estando en los dos lados del mostrador.
O lo más grave, la instalación de una usina
termoeléctrica, en un barrio de Luján, violando toda la normativa vigente, que
prohíbe en todo el partido de Luján empresas contaminantes de 3ra. categoría.
Todo el trámite administrativo y su paso por el HCD muestran el desprecio de
esta gestión hacia la ciudadanía y también a todo precepto ético y legal. El
colmo de la arrogancia y la desfachatez, fue llevar patotas al concejo
deliberante para amenazar a la oposición o lanzar una campaña de desprestigio y
calumnias hacia aquellos concejales que no se fueron “permeables” a los dineros
de la empresa, ni se dejaron amedrentar
por las patotas.
Un verdadero mamarracho político y
administrativo que muestra la impericia de los funcionarios y en algún caso
sospechas de venalidad en muchos de ellos.
La lista de problemas que arrastra Luján es
larga y en algunos casos muy complejos de resolver, dado el deterioro creciente
por falta de políticas y de gestión adecuada:
Medio Ambiente, Seguridad, el estado
calamitoso de un hospital municipal convertido en una “caja negra” para
recaudar para un sector del radicalismo local; la falta de servicios públicos
esenciales en barrios y localidades y, entre otras cosas, las obras iniciadas
para la campaña electoral de 2017 y no terminadas, siendo esto una verdadera
estafa a la población. Por ejemplo, la continuación de la remodelación de la
calle San Martin, que quedó paralizada o más grave aún, las obras prometidas en
el barrio Ameghino, iniciadas y canceladas al mes, por falta de presupuesto.
Todo muestra una improvisación que asombra y asusta, porque les quedan todavía
18 meses de gestión.
Todos los vecinos de Luján tenemos la
sensación de que esto no va más, que es necesario dar un giro y dar vuelta esta
situación de decadencia material, pero también moral y ética que sufre nuestra
localidad.
Una de las ciudades más hermosas de la
provincia de Buenos Aires, bendecida por la presencia de la Virgen de Luján,
capital histórica del mini turismo, con un calidad de vida envidiada por otras
ciudades de la región, está hoy convertida en un gran basural, arrastrando los
problemas de una conurbanización creciente, todo fruto de una gestión
ineficiente, que no entiende los cambios políticos, sociales y demográficos que
estamos viviendo y sufriendo: que no tiene un diagnóstico preciso y por lo
tanto no hay planificación.
Hoy la gestión municipal en general requiere
de una mirada distinta, una visión global para dar respuesta integrales a los
problemas. Los municipios no son sólo prestadores de servicios de recolección
de la basura, la limpieza o el mantenimiento de calles. Esa es la visión
tradicional y pasada de época que tiene y lleva adelante Cambiemos.
Hoy una gestión municipal debe dar respuestas
en Salud, con criterios de salud pública que le den sustento y no ser considerada un “gasto”; debe tener una
política de Seguridad ya que, instalar dos camaritas más -que seguro son
negocios de algún funcionario- o poner un policía retirado a cargo, no es tener
política de Seguridad. En una crisis económica como la que viene a Luján,
encabezada por el sector Pyme industrial -sobre todo textil- es necesario que
el municipio implemente políticas para al menos paliar los gravísimos efectos
directos que se producirán y acompañar a los sectores dañados por las políticas
nacionales anti pymes. También la cultura y la educación hoy son áreas de
incumbencia de un estado municipal que debe ser un actor presente y activo,
gran articulador de los recursos humanos y materiales con que cuenta la
sociedad en función de resolver los problemas comunitarios. Para todo esto hace
faltan funcionarios capacitados, con formación y experiencia en administración
municipal, pero sobre todo, con conciencia social y compromiso con la
comunidad. Un cargo en la función pública no es una “beca”, es una
responsabilidad que se asume ante sí y ante los demás.
Luján necesita planificación, pero debe ser
participativa, donde sea la comunidad la que defina hacia dónde vamos y qué
Luján queremos para las próximas décadas.
La gestión Luciani aún está a tiempo de torcer
este rumbo, debe modificar muchas cosas pero sobre todo, y en principio,
necesitamos un Intendente que dé la
cara, que esté presente haciéndose cargo de su responsabilidad. Además debe
transparentar su gestión, ya que lamentablemente hay muchas áreas sospechadas
de serias irregularidades, y no sólo la “termoeléctrica”, existen y es “vox
populi” en la municipalidad “cajas” para financiar la política de seudos
candidatos o grupos políticos minoritarios.
Si no hay un cambio, la figura del Intendente
de estos días, recorriendo los pasillos de los tribunales de Mercedes, podrá
hacerse lamentablemente muy frecuente.
Antonio
Muñiz
Presidente del Partido Justicialista. Lujan
No hay comentarios:
Publicar un comentario