Por Antonio Muñiz
“Que tiempos son
los que nos toca vivir que tenemos que defender lo obvio”. Bertolt Brecht
“Un desarrollo
económico que no tiene en cuenta a los más pobres y débiles no es un verdadero
desarrollo.” Papa Francisco
La
política económicas llevadas adelante por el gobiernos de Mauricio Macri, de
neto corte neoliberal, están orientadas
a primarizar nuestra economía, “reconvertir” amplias franjas de la producción
pyme como textiles o metal mecánica, dejando fabricas cerradas y miles de
desocupados, endeudando el país y
privilegiando la renta financiera por sobre los productivo, etc, etc, Un
escenario conocido en cuanto al daño que producen en el entramado productivo,
político, social y cultural de la nación. Ya vivimos el resultado de estos
programas neo liberales: crisis política y económica, desocupación, pobreza y
exclusión.
El
Papa Francisco en sus encíclicas y mensajes ha denunciado esta lógica economicista,
mostrando su falacia y denunciando que las políticas de derrame son una
mentira, pero que también la política neoliberales “matan”.
Pensando
en el día después, cuando haya que comenzar nuevamente la reconstrucción sobre
las ruinas que dejen los neo liberales débenos pensar en nuevas políticas de
desarrollo económico que sirvan a la reconstrucción de la Nación Argentina.
Enseñanzas de la
historia I:
La
historia parece decirnos que no existe alternativa de desarrollo económico
sustentable, con integración social y justicia distributiva, sin una fuerte presencia
del Estado en ese proceso, pero además que es necesario un fuerte compromiso político
y social de todos los actores.
Para esto en
necesario la construcción de un movimiento nacional y popular que tome esto como bandera. Es imprescindible
que la sociedad haga carne la conciencia política que la industrialización y el
desarrollo forman parte de su destino manifiesto como Nación.
Ha
habido en las últimas décadas tres periodos de industrialización acelerada y desarrollo económico: el peronismo 1946/55,
el frondisismo 1958/62 y el kirchnerismo, 2003/15
Sin
entrar a analizar cada etapa histórica en particular podemos ver que se pudo
avanzar, aun con contratiempos y conflictos cuando hubo un frente nacional que
sumo empresarios y trabajadores detrás de las políticas de desarrollo. En el
caso de Frondizi , por ejemplo, hubo un proyecto de desarrollo serio, aunque
excesivamente dependiente. Este proceso careció de apoyo político suficiente,
lo cual lo condeno al fracaso rápidamente.
Es
indudable que hoy la cuestión es mucho más compleja que en las etapas anteriores. El cambio
tecnológico acelerado que a su vez cambia los procesos productivos pero también una economía mundial
en crisis, nos plantea preguntas y no siempre nos da respuestas.
Pero
también la gran diferencia de época y el desafío que se presenta es que
habitualmente se pensó en el desarrollo en términos puramente económicos. Hoy
queda claro que industrialización no necesariamente es desarrollo. Cierto determinismo nos llevaba a pensar que resuelto
lo económico el resto de las variables, sociales, políticas, institucionales se
irían acomodando a medida que el desarrollo mostrara sus frutos.
La
experiencia mostro que no era necesariamente así, procesos exitosos de crecimiento
se daban contextos de dictaduras militares, precarización laboral, bajos
salarios, destrucción del medio ambiente, etc.
Hoy el concepto es más amplio, los tiempos presentes imponen como
condición que sea sustentable en el
tiempo, no perjudique el medio ambiente, que tenga políticas de integración social,
calidad de vida laboral, buenos
salarios, con una distribución justa y
equitativa de la riqueza social.
Un debate desde
el fondo de nuestra historia.
Sorprende que en
la Argentina actual, después de un periodo altamente exitoso en cuanto a re industrialización acelerada, salarios altos, tasas de crecimiento altas, volvamos a discutir si hace falta o no contar con un sector
industrial potente como palanca del desarrollo.
Un
debate que parecía superado por la experiencia
reciente, los procesos de desindustrialización que vivió nuestro país en el periodo
1976/2001 , los años más oscuros y nefastos,
convirtiéndose casi en un genocidio social sumergiendo a la
población a niveles del 50 %, de
pobreza, 25 % de desocupación y una crisis política casi terminal.
La historia Argentina nos muestra que si bien es cierto que a partir de la finalización de las guerras civiles hasta casi hasta fines de
la década del 20, pasó de ser un país
atrasado y marginal a figurar entre los primeros del mundo.
Sin embargo, y contrariamente a lo que hicieron
otras naciones agro exportadoras como
Canadá o Australia, por ejemplo, la elite gobernante en Argentina
mantuvo a rajatabla el modelo de libre comercio, que favorecía el modelo agro exportador
y por lo tanto impedía, como veremos
durante el trabajo, por acción u omisión cualquier intento de
industrialización.
Solo cuando la crisis mundial del 29 puso de golpe
fin al modelo se comenzó a pensar en un proceso de sustitución de
importaciones. Canadá y Australia, de economías similares,
habían iniciado el proceso de industrialización a principios de siglo cuando ya
el modelo agro exportador empezaba a mostrar signos de agotamiento.
Citando a Mario Rapoppot “Muchos economistas e
historiadores sostienen todavía que las riquezas de la época agroexportadora
fueron despilfarradas sin sentido a partir de los años 30, al promoverse la
industrialización y la intervención del Estado, conduciendo así a la
declinación económica del país, la inflación y la inestabilidad política que habrían
imperado bajo el modelo de sustitución de importaciones, pero el análisis
cuantitativo y cualitativo no les da la razón. El país fracasa, porque no
completa su ciclo de industrialización no porque se intenta industrializar.”
Lamentablemente
las políticas económicas actuales son claramente anti industria, sobre todo
anti pymes. Una ceguera ideológica marca las acciones del actual equipo de
gobierno pero sobre todo una ignorancia técnica y política que asombra. “El mejor
equipo de los últimos 50 años”, atrasa décadas y quiere volver al modelo
agro exportador. No entiende que el mundo está yendo hacia otro lado.
La nueva
división internacional del trabajo
Hay
que comprender el contexto global en que nos movemos, sus particularidades,
continuidades y discontinuidades, cuáles son sus tendencias, etc. Hay que tener
un diagnóstico preciso. Resultará
decisivo. Nos mostrara como las naciones se integran y/o luchan entre sí por
los mercados, sus recursos, etc. Toda esta información es preciosa ya que nos
permitirá tener una estrategia política y comercial de inserción en el mundo.
La
nueva división internacional del trabajo se ha complejizado, como las cadenas globales de valor, y nuevos
actores, como los grandes consorcios de capital transnacional o las
asociaciones regionales de países. Sin embargo muchos de sus aspectos siguen
incolumenes, como la división entre países industrializados y otros proveedores
de materias primas, países desarrollados y subdesarrollados, y una economía
financiera globalizadora que perpetua el sistema global de desigualdad.
Es
importante en este esquema la integración regional con los países
latinoamericanos, tanto a nivel de mercados comunes, con una mayor escala, como
la integración productiva y la búsqueda conjunta de nuevos mercados y nuevas
exportaciones. Esta integración comercial y productiva debe avanzar hacia la
integración política, social y cultural de los países del sur.
¿Fin de una
época?
El
nuevo gobierno de Donald Trumps parece marcar el fin de una época. La salida de
Inglaterra de la Unión Europea, las crisis en todos los países de Europa, que
está poniendo en riesgo a la misma unión, el avance de los partidos de
derecha en esos países, etc. Marcan que el mundo está girando, después de las
crisis financieras de 2008 en adelante, hacia otros paradigmas. Volvemos hacia un mundo proteccionista, países cerrados
sobre sí mismos, un proteccionismo comercial y sobre todo de defensa del
trabajo local. En un mundo que continúa en crisis, no solo económico, sino también
de crisis política. Las respuestas militares y las agresiones de EEUU y Europa en Medios
Oriente generan un estado de situación no demasiado optimista para la próxima década.
Elementos para
una estrategia:
En
este mundo complejo y en crisis es que debemos integrarnos, defendiendo nuestra industria, el trabajo de
los argentinos, nuestros mercados. Para eso hacen falta estrategias correctas y
voluntad de llevar adelante estas políticas.
Los
problemas internos del desarrollo económico son muchos. Arrastramos problemas
estructurales de difícil solución. Además la herencia que deje este gobierno
neoliberal será pesada. No se ira sin dejar graves problemas a las generaciones
futuras. Por ejemplo la deuda externa,
que creíamos superada por las refinanciaciones de los Gobiernos de NK CFK han vuelto, en una locura de
endeudamiento acelerado para pagar gastos corrientes del Estado. Convirtiéndose en una hipoteca futura y un cuello de botella
para cualquier política de desarrollo, tal como lo fue en las décadas del 80/90.
El daño en el entramado productivo no será menor, costara años volver a los
índices de productivos, económicos y sociales de la década del 2005/15.
Pero
volviendo a las políticas de desarrollo
surgen preguntas como que áreas desarrollar? Cómo? Con que recursos? Seguimos
pensando en un programa de sustitución de importaciones? O ponemos el eje en
una política de exportaciones agregando
valor a los productos exportados? Cuál
es el rol del capital internacional? Cuál es el rol del Estado?,
Muchas preguntas y pocas respuestas, sobre todo hoy
en un mundo cambiante. Tal vez en unos años, cuando el nuevo rumbo se afiance,
o no, tendremos más claro por donde caminamos y hacia dónde vamos, Pero hoy,
vivimos en un tembladeral donde no hay certezas solo incertidumbre.
Sin
embargo la historia nos ha dejado algunas lecciones.
·
Una
economía cerrada y autosuficiente no es una opción viable. Es necesario pensar
un proyecto que complete la sustitución de importaciones, que disminuya la
dependencia tecnológica y sobre todo financiera. La restricción externa en
Argentina siempre se ha caracterizado por un faltante de divisas para la
importación de productos intermedios o energía para la industria liviana. Este
proceso que se conoce como “Stop and Go” ha sido un cuello de botella en el
desarrollo industrial durante los últimos 70 años.
·
Una
economía moderna y en crecimiento debe
basarse en exportar valor agregado.
·
Desde
ya un modelo productivo exportador como
el que planteamos debe basarse en el agregado de valor a nuestra producciones
de alimentos. El potencial de crecimiento de este sector es muy alto, aunque no
el único sector a promover.
·
Nuestra
producción minera es hoy exportada, sin valor, siendo esto un verdadero
latrocinio por parte de las empresas que se llevan la producción a precios
irrisorios, dejando un daño medio ambiental de enormes proporciones y de
difícil o imposible saneamiento. Los minerales debe salir de argentina con el
mayor valor agregado posible. El caso
del litio, mineral estratégico para la fabricación de pilas y baterías para la
industria electrónica e informática, con ricos yacimientos en el norte
argentino, Bolivia y Chile, es un ejemplo de cómo se podría a partir de ese
recurso natural desarrollar una industria.
·
Si bien pareciera que los mercados
mundiales tienden a cerrarse con lo cual el comercio mundial profundizara su recesión es necesario pensar
y poner en marcha un programa de desarrollo de nuevas exportaciones o
“exportaciones no tradicionales”, también conocido por industrialización por
sustitución de exportaciones (ISE). Las exportaciones no tradicionales o nuevas exportaciones
cumplen importantes funciones en el proceso de desarrollo económico del país,
entre ellas las siguientes:
1)
apertura de la industrialización hacia
ramas y renglones de mayor alcance en la dinámica de la producción, como son
los artículos en proceso de producción (bienes intermedios) y los bienes
instrumentales o de capital; esta nueva vía del desarrollo industrial elevaría
el rango del país en el esquema de la división internacional del trabajo,
consolidaría la capacidad de autosostenimiento de la producción interna y
fortalecería la posición estructural de la balanza de pagos.
2)
diversificación del esquema de las
exportaciones mediante la incorporación de nuevos renglones en crecimiento,
contribuyendo de modo positivo a la reducción de la importancia relativa de las
exportaciones tradicionales y, en consecuencia, mejorando la defensa comercial
del país frente a las contingencias externas;
3)
creación de oportunidades para el
aprovechamiento de economías de escalas crecientes, en base de la utilización más completa de la
capacidad productiva existente y de una expansión útil de esa capacidad en
función de la demanda interna e internacional; en consecuencia de lo anterior,
se propiciaría la baja de los precios en el mercado interno, con lo cual el
ingreso real contribuiría mayormente al bienestar y se ampliaría la demanda
global;
Ya están vigentes en varios países, sistemas
de incentivos para impulsar las exportaciones no tradicionales, y van desde
exoneraciones fiscales para los exportadores, pasando por primas de
exportación, hasta un seguro para exportaciones; además de apoyo político en
términos de la construcción de canales de comercialización
·
Estos objetivos deben se sostenido con políticas de largo plazo y con
instituciones financieras que acompañen este proceso. La creación de un Banco Nacional
de Desarrollo como tiene Brasil, o como el supimos tener hasta la dedada del
noventa que otorgue a la industria financiamiento de largo y mediano plazo; de
una reforma de la ley de entidades financieras, que facilite la operatoria
crediticia de los bancos; y también de una nueva ley de inversiones
extranjeras, para que una parte de sus utilidades se reinvierta necesariamente
en el país.
·
Deben plantearse
políticas que favorezcan al mismo tiempo
tanto el sector externo y al mismo tiempo el interno, cuidando la producción industrial y a los puestos de
trabajo: Son necesarias políticas de protección y administración de los
recursos., con el objetivo de tener las
importaciones necesarias para abastecer a la industria y no produzcan efectos no
deseados sobre la producción nacional.
·
Alexander
Hamilton en Estados Unidos y Fiederich List en Alemania hicieron, con la
aplicación de medidas proteccionistas, que ambas naciones se transformen en
potencias industriales. El control de
las importaciones debe ser llevado con criterio, y transformarse en una verdadera política de
planificación del desarrollo,
·
Debe tenerse en
cuenta la mentalidad de nuestros industriales, que nunca pujaron por proteger
sus propias industrias, son otros temas que deben contemplarse. Este es un tema cultural que no debe
soslayarse.
·
Promover
un programa de investigación y desarrollo en ciencias y tecnologías asociadas
al proceso productivo.
·
Un
análisis de las economías emergentes del siglo XX y XXI es que han basado su desarrollo en un tejido
productivo basado en las pequeñas y
medianas empresas. Este armado Pyme fue y es una base para sustentar y potenciar el
desarrollo en todas sus esferas económicas y sociales. Este entramando pyme
permitirá la difusión de los avances a
lo largo de toda la cadena productiva, sino también acelerar la generación de
empleo e ingresos.
·
Este
último punto no excluye a las grandes empresas, sino que tienda a complementar
e integrar las empresas grandes con las
pymes, potenciando el proceso de desarrollo. Es perfectamente viable una complementación
constructiva entre ambos sectores.
·
La historia nos muestra que es necesario
contar con un estado fuerte, con instituciones consolidadas. Un estado “socio”,
que acompañe a los privados, conduzca el proceso, sea dador de premios y
castigos. Los ejemplos de EEUU, Japón o Alemania o más cercanos los “tigres
asiáticos” muestran este camino.
·
Por ultimo tal vez el aspecto más
importante pase por la construcción de un gran frente nacional y popular que
nuclee a empresarios y trabajadores, intelectuales,
clases medias y profesionales, que movilice los recursos humanos y económicos
detrás del gran objetivo de construir una Nación, desarrollada, con inclusión e
integración social, pleno empleo y salarios en alza, altos niveles educativos de su población, con
fuerte inversiones en investigación y desarrollo científico tecnológico. Todo
esto requiere consensos sociales, el planteamiento de objetivos comunes que
superen los conflictos del momento. Una unidad de criterios y acciones que
permitan sumar voluntades en un proyecto nacional común.
Pero esta es todavía una materia ausente en nuestra
clase empresaria y política. Por eso se requiere de políticas fuertes por parte del Estado.
Sin
estado no hay Industrias y sin industria no hay Nación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario