Antonio Muñiz
Los analistas políticos con alguna independencia critica sostienen que la economía macrista ha sido un fracaso, que sobre una economía con problemas tiro nafta al fuego y agudizo todos los problemas,Y que, mas grave aun, el 2017 no será mejor.
Si defienden, como un logro, la gestión política, que la política sostiene todo y con un poco de ingenuidad suponen que la calidad institucional está recuperada, hay dialogo y búsqueda de consensos por parte del gobierno nacional, con la lo cual “hemos recuperado la república”.
Sin embargo llego fin de año y los problemas económicos se agudizaron pero ahora también la política muestra signos de debilidad.
La única verdad es la realidad.
En su comienzo por ser un gobierno en minoría en las cámaras, se auguraba que iba a ser difícil el manejo de la oposición, con leyes trabadas, vetos y negociaciones permanentes. Sin embargo no fue así, el gobierno con una política de acuerdos, chequera y carpetazos fue en
columnando tras de sí a gran parte de la oposición.
Está claro que le ayudo mucho en esta estrategia la fragmentación del FPV – peronismo que por falta de liderazgo en algún caso y falta de ideas en la mayoría, permitió la aprobación de leyes y medidas consideradas vitales ´por el macrismo: fondos buitres, endeudamiento externo, desguace del Anses, anulación por decreto de la ley de medios, el blanqueo de capitales o la de asociación Público Privado etc, etc, Incluso vetó la Ley Anti despidos sin pagar mayores costos políticos.
En ese lapso alcanzo acuerdos con la CGT y con Movimientos Sociales que pocos hubieran esperado, y desactivando posibles focos de conflicto.
También es justo decir que el papel elegido por Sergio Massa, de una crítica verbal y de votarle las leyes importantes que quería el “mercado” ha ayudado mucho a la política macrista.
Este juego peligroso para sus ambiciones presidenciales, pendular entre oficialismo – oposición lo hizo jugar a favor de la “gobernabilidad” y el “sostenimiento de las instituciones” lo puso en un “no lugar”. El tiempo dirá si le dejara réditos electorales de cara al 2019.
Si bien los números de la economía 2016 son todos a la baja, y generan muchas preocupaciones por sus proyecciones futuras estos acuerdos políticos, con un alto costo fiscal, le han permitido llegar a este fin de año con cierta tranquilidad, sortear el fantasma recurrente de diciembre con sus recuerdos de saqueos y caos social y pensar hacia el 2017.
Cuando es mentira la verdad
El mejor equipo de los últimos cincuenta años avanzo de entrada como un elefante en un bazar, aplicando de un saque medidas económicas casi de manual liberal: libero el mercado de cambios, devaluó la moneda, elimino retenciones al campo y a las mineras, transfirió recursos de los sectores populares hacia los más concentrados. Pago a los fondos buitres e inicio un nuevo ciclo de endeudamiento externo. Para agudizar el cuadro, para combatir la inflación impulsó una fuertísima suba de las tasas de interés, redujo la emisión monetaria, genero una caída del poder adquisitivo de los trabajadores y paralizo la obra pública. Así una economía con fuertes desequilibrios en algunas áreas, pero que no estaba en crisis fue empujada a la crisis profunda por impericia de los funcionarios y sobre todo por un tara ideológica de aplicar medidas que han fracasado siempre en la Argentina y que además están en crisis en el mundo. El mundo está tratando de salir de los horrores que el neoliberalismo globalizador ha desatado en los países centrales y aquí estos muchachos se abrazan a un manual económico que atrasa dos siglos.
Sin embargo no es solo incompetencia o tara ideológica, hay también atrás un plan claro de transferir recursos a los grandes grupos concentrados, a los sectores agroexportadores, la banca y las empresas de servicios públicos privatizadas. Esto tiene un costo de cierre de pymes, desocupación del 20%, reducción de salarios, pobreza, endeudamiento y fuga de capitales. Esto según lo tecnócratas son efectos colaterales, que su subsanaran en el largo plazo cuando vengan “las inversiones y se produzca el efecto derrame”. Casi un relato de pensamiento mágico.
Es la política, siempre es la política.
Hay mucha tela para cortar sobre lo económico, tanto lo que pasó como los que se nos viene en 2017/2019. Pero por ahora lo dejamos para otro artículo. Por ahora en este pretendemos focalizarnos en la gestión y sobre todo la política.
Como decíamos más arriba el periodismo mercenario que apoya y de alguna manera blindan a este gobierno pretenden hacernos creer que la fortaleza es la política, en un año con muy pocos logros que mostrar, vender un gobierno exitoso en lo político no es poco. Sin embargo se sucedieron una serie de acontecimientos políticos que mostraron que el rey está más desnudo de lo que parece.
La marcha de las organizaciones sociales junto a las gremiales, pidiendo la ley de emergencia social y garantizando un salario social obligaron al gobierno a pactar y garantizar recursos hacia los sectores más vulnerables de la economía popular, el envió de proyectos de leyes a las sesiones extraordinarias empezaron a hacer agua, como el rechazo a la “reforma política” que en realidad escondía un negociado con las maquinas electrónicas. Fue un duro golpe para el gobierno, pero tal vez el golpe más fuerte fue la aprobación del proyecto opositor en la ley de pago de ganancias sobre el salario de los trabajadores. Negociaciones de último momento en senadores, básicamente con la CGT, sacaron un proyecto más parecido al oficial, pero fue una “victoria a lo pirro”. El gobierno paga un costo altísimo ante una parte de su electorado, que creyó en su promesa de eliminarlo, pero además el proyecto final es inconsistente en los números, no modifica demasiado la realidad actual, suma 400 mil aportantes más que en 2015 y proyecta sumar 600 mil durante 2017 a medida que los salarios aumente vía paritarias. O sea que la promesa de Macri de eliminarlo no solo quedo en la nada sino que peor, duplico el número de trabajadores que deben pagarlo.
Cuál es el costo electoral del macrismo ante las elecciones de 2017? Difícil preverlo pero seguramente no será gratis.
Dos experiencias más que marcan la desnudes política de este gobierno: los únicos sectores que sacaron alguna ventaja en el tema ganancia fueron los del transporte que querían ser eximidos en el pago sobre horas extras, viáticos y otros suplementos salariales. Lo lograron porque hicieron un paro de media jornada que impacto sobre la actividad diaria y el otro fue la movilización de los becarios y empleados del Conicet que con organización y unidad pudieron torcer el brazo al gobierno que pretendía desguazar todas las áreas de ciencia y tecnología.
Como corolario parece que este gobierno puede manejarse políticamente bien dentro de las paredes de los edificios de gobierno, con el viejo método de cooptar a los representantes con prebendas o disciplinarlos con carpetazos, reales o no, ante una justicia que les es dócil y funcional.
Ahora cuando la política se lleva a la calle, hacen agua por todos lados y solo atinan a balbucear políticas represivas o esconderse detrás de los medios amigos que pretenden ningunear la realidad.
Para completar este breve balance de un año duro, dos conceptos:
En primer lugar no se puede pasar por alto la prisión en Jujuy de la dirigente política y social, Milagro Sala. Presa política del régimen semi feudal de los Blaquier y la oligarquía norteña. Milagro esta presa por ser mujer, coya y peronista, porque se animó a construir poder popular con los sectores más pobre y marginados. Todo lo demás, es por ahora puro invento del gobernador Morales, la justicia adicta y los medios locales para justificar su detención. Por ahora todo el proceso es un mamarracho y solo muestra el retroceso de nuestra sociedad. Después de 35 años de democracia hemos vuelto a tener “presos políticos” y ser incluidos en un listado de países de África y Asia que no respetan los DDHH. Una verdadera vergüenza!
Y en segundo lugar hay que entender una de las enseñanzas que esta etapa parece mostrarnos, que las políticas opositoras solo pueden expresarse, por ahora, en las calles y que esta lucha ira generando su propia agenda y sus nuevos dirigentes, tanto en lo político como en los gremial.
Es cierto que a lo largo y ancho de nuestra historia los argentinos hacemos política en las calles.
El protagonismo de los trabajadores ocupados, desocupados y jubilados, y de diferentes sectores populares, fue resquebrajando y complicando los planes del gobierno, logrando hacerlos retroceder en varios casos concretos. Además de los que nombramos más arriba la lucha de las multisectoriales que pudieron retrasar el ajuste en las tarifas de luz y gas fue una experiencia rica y viatalizadora de la política de resistencia popular.
Cada conquista lograda, por pequeña que sea demuestra la importancia de fortalecer y ampliar la unidad de todos los sectores populares.
Pero esta unidad necesita construirse y organizarse para la lucha política, para que la lucha en las calles tenga exito debe apuntar a la construcción de un frente político nacional y popular que pueda pelear poder para los sectores populares.
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