De la
resistencia peronista al comunitarismo católico: un linaje de conversión católica en trayectorias
justicialistas.
Humberto Cucchetti
El siguiente artículo se propone
analizar un conjunto de trayectorias provenientes del movimiento peronista y
que suponen un tipo particular de articulación entre lo religioso y lo
político. De este modo, nos referimos a actores que participaron de la
Organización Única del Trasvasamiento Generacional, organización peronista de
principios de los setenta, abocada a la formación de dirigentes políticos y la
militancia territorial. Una línea definida de sus trayectorias combinó, con el
tiempo, un discurso y tipo de prácticas que sintetizaban las imágenes políticas
con los intereses de un comunitarismo católico.
Índice:
Introducción
De la Libertadora al camporismo:
las transformaciones en el peronismo
De Guardia de Hierro al
Trasvasamiento Generacional
Trayectorias peronistas entre lo
religioso y lo político
Conclusiones: conversión religiosa
e inserción política
Introducción
Reproducimos fragmentos de un
testimonio (1) que nos
introduce en el tema que nos proponemos analizar en las siguientes páginas:
Por eso el problema pasa por la fe,
porque sólo la fe puede dotar a los tipos.
Es la cristiandad (…) Nosotros
somos la cristiandad en el acto.
La “cristiandad” como acto supone
una instancia integral,
No es el cristianismo “conversado”…
como el truco. Conversado no va. Jugá flaco.
No puede ser la cristiandad
“conversada”, es “realizada”. Ya está.
Esta idea reaparece, y se distingue
entre un catolicismo formal y otro que impregna todas las instancias de la
vida,
Los que tenían trayectoria católica
eran del partido, del partido católico. Lo primero que te dicen es una patada
en la cabeza, ¿que partido católico,
pelotudo? Hay que ser cristiano y
dar testimonio de Cristo. Conducta, privada,
particular, pública.
Finalmente, podemos citar,
¿Cual es la organización fundamental
del pueblo? La comunidad. Y el centro de la
comunidad es Cristo. El aglutinante
y el centro de conducción también (…) No hay
ninguna forma de convocatoria
posible que no sea Dios.
A partir de esta forma abrupta de
empezar por el “final”, por la visión actual expresada en una biografía
particular, estamos mostrando en bruto una concepción que se tiene de la vida
religiosa. La aclaración válida para este caso es que el entrevistado es un
militante que se inició como activista en la resistencia peronista y que, con
el tiempo y otros compañeros de militancia política, fue combinando su
concepción del peronismo con ideas y valores explícitamente ligados al mundo
católico.
De este modo, podremos analizar una
articulación entre religión y política. Que entre éstas exista una poderosa
afinidad positiva no se manifiesta en un hecho aislado en la sociedad
argentina, no es una rareza ni un producto atípico en trayectorias
justicialistas. Desde los discursos de Perón apelando a la doctrina social de
la Iglesia y al movimiento peronista como continuador de las enseñanzas
cristianas, la prédica popular y justiciera del cristianismo
defendido por Eva Perón, hasta
muchos católicos de la liberación que a finales de los ’60 encontrarán en el
peronismo y el pueblo trabajador el espíritu colectivo de la transformación
social, un espacio común, indistinto en el imaginario de los actores, tan
político como religioso, es construido como síntesis cultural, forma de pensar
la política como actividad santificada por la “palabra de Dios”.
Queremos analizar un conjunto de
trayectorias comúnmente conocidas como Guardia
de Hierro, organización con una sinuosa historia dentro del peronismo
cuyos orígenes hay que buscarlos a comienzos de los años sesenta. El
desplazamiento de trayectorias entre religión y política, en una importante
cantidad de militantes formados políticamente en la Guardia de Hierro o en el
Trasvasamiento Generacional -aclararemos esta diferenciación- tiene
peculiaridades dignas de someter a consideración.
De la
Libertadora al camporismo: las transformaciones en el peronismo
Estas páginas que siguen lejos
están de querer acotar cronológicamente los acontecimientos políticos del par
de décadas que trascurren entre el derrocamiento de Perón en septiembre de 1955
y el tercer gobierno peronista que comenzó en 1973 con la efímera presidencia
de Héctor Cámpora. Constituyen, al contrario, un marco histórico general bajo
el cual entender una red política puntual que se denominó “Organización Única
del Trasvasamiento Generacional” (OUTG), o Trasvasamiento.
Poco tiempo después de su llegada
al poder, y de proclamar en los hechos un proyecto que podemos denominar como
«neoperonista» al intentar integrar las demandas obreras a la vida política del
país extrayendo de ellas la figura del ex presidente derrocado, el lonardismo
se vería incapaz de darle un largo aliento a sus aspiraciones. Bastante lejos
de esta posición, el antiperonismo visceral expresado en importantes facciones
de la revolución libertadora
terminaría imponiéndose con la
asunción de Aramburu el 13 de noviembre de 1955.
De este modo, la influencia de
Perón a través de su liderazgo en el movimiento nacional justicialista era
desafiada bajo dos métodos diferenciados. Uno de ellos, era la posición
antiperonista clásica, por decirla de algún modo, aquella que veía en el
régimen depuesto y sus expresiones políticas y sociales un fenómeno abyecto,
una aberración a ser desterrada y extirpada de la sociedad argentina. El otro
método, podría ser denominado de muchas maneras. A nivel nominal, como dijimos
en el párrafo anterior, se podría calificar de
«neoperonista» por la pretensión de
erradicar o relativizar la figura de Perón de las reivindicaciones favorables a
los sectores obreros y populares. La posición de Perón a partir de su
exterioridad física con respecto a los problemas políticos del país (exilio),
permitió la proliferación de variados intentos por introducir en el peronismo
elementos de composición política que desestimaron su autoridad en el
peronismo. Desde sectores católicos renuentes a
lo que ellos califican “excesos
obreristas”, el mismo Frondizi, y sectores peronistas de los sindicatos o las
nuevas organizaciones juveniles de finales de los sesenta, mantuvieron una
tensa relación con respecto a la instancia de conducción y dotación de sentido
del peronismo.
A su vez, y como muy bien logra
mostrar Daniel James, la Resistencia Peronista se fue articulando bajo
principios obreros donde se alternaban tanto militares leales a los sectores
ligados a la “identidad peronista del ejército” como dirigentes sindicales que
lograban eludir las persecuciones de las diversas dictaduras y gobiernos
democráticos que comenzaron a sucederse intermitentemente desde 1955. En
palabras del historiador inglés, la retórica de esta resistencia hacía de la
lealtad al ex presidente un elemento iconográfico y simbólico central en la
militancia justicialista. La capacidad de protesta, en este sentido, no se
basaba en una línea programáticamente socialista, ni en discursos de corte marxista,
sino en una «estructura de sentir» (2) que hacía de los más de diez
años de gestión de Perón, entre sus actividades como funcionario en los
gobiernos de Ramírez y Farrel y como presidente de la nación, una construcción
de memoria legítima donde los obreros fueron “dignificados” a partir de la
intervención del Estado en materia
económica y social. La proscripción del peronismo y la situación de exilio de
su líder, con el constante pregono del retorno de éste, iniciaron una serie de
medidas de rechazo a las autoridades políticas y militares. Si bien estas
medidas eran dispersas y desarticuladas, contribuyeron a forjar aún más los
elementos disruptivos existentes en el peronismo. (3)
Con el desarrollo de los
acontecimientos durante la década del sesenta, y la escalada represiva durante
la dictadura de Juan Carlos Onganía, (4) la militancia peronista
conoció de nuevas incorporaciones. A los actores ya existentes, los dirigentes
políticos que tuvieron rotagonismo durante el período 1946- 1955, las organizaciones
sindicales representadas, por antonomasia, en la Confederación General del
Trabajo cuyo sindicato más importante era la poderosa
Unión Obrera Metalúrgica dirigida
por Augusto Timoteo Vandor, los grupos de la resistencia, y las primeras
“formaciones especiales” e intentos de guerrilla peronista como fueron las
Fuerzas Armadas Peronistas, se suman sectores juveniles de clase media, con
inserción en las universidades y, en muchos casos, con experiencias procedentes
de la militancia católica. La gravitación de los grupos insurreccionales, cuyo
grupo más relevante fue la organización de acción directa Montoneros, fue
creciendo con el tiempo hasta identificarse, en gran medida, con el camporismo
y enfrentándose, al mismo tiempo, con otros sectores, como la acusada
«burocracia sindical» e incluso el propio Perón. Ahora bien, el espectro de
organizaciones peronistas no se redujo, durante estos años, a las
organizaciones sindicales –dominadas por el sector metalúrgico pero con fuertes
disidencias interna que llevó en 1968, una vez producido el desgaste de este
sector por las consecuencias de una actitud ambivalentes ante el arrecio
represivo del onganiato, (5)
a la creación de una central de trabajadores diferenciada del vandorismo, y que
se conoció como CGT de los Argentinos-; ni a los “políticos”, que tuvieron un
margen de acción limitado por las proscripciones al funcionamiento de los
partidos, por sobre todo, al Partido Peronista; ni las “formaciones especiales”
y sus organizaciones de superficie que desde 1970 comenzaron a tener un
progresivo crecimiento en su visibilidad pública y como actores cada vez con
más poder en las decisiones del peronismo.
Guardia de Hierro, a partir de 1972
y con la unión de otras agrupaciones, la
Organización Única del Trasvasamiento
Generacional, no ingresa en ninguno de
estos espacios peronistas e
intentará también dar una lucha política e
ideológica dentro del movimiento
popular.
De
Guardia de Hierro al Trasvasamiento Generacional
Comencemos diciendo que,
estrictamente hablando, los orígenes de la Guardia de
Hierro se remontan a las
actividades ligadas a la Resistencia Peronista. Esto
nos apareció en las entrevistas a
los antiguos militantes de Guardia como en las
publicaciones del grupo.
Generacionalmente, son militantes que eran muy jóvenes
para tener una inserción política
durante los dos primeros gobiernos de Perón
pero que ya pueden comenzar a
desarrollar tareas de militancia en los primeros
momentos del gobierno de Aramburu y
Frondizi. Desde ya, sus actividades eran
marginales, y estaban ligados al
Comando Nacional Peronista que, conducido por
el dirigente César Marcos, recibía
las primeras instrucciones de Perón en su
exilio venezolano.
En este sentido, y como un puñado
de militantes ligados a diversos gremios en
las seccionales de la entonces
Capital Federal, en los años ’62- 63 van a independizarse del Comando Nacional
formando un grupo político con relativa autonomía de las actividades
sindicales. Las trayectorias religiosas de este grupo eran bastante
heterogéneas, e institucionalmente difusas. En el grupo había militantes de
orígenes comunistas que habían decidido volcarse al peronismo. Uno de sus
principales fundadores, Alejandro Álvarez, procedía de una familia peronista y
católica aunque sin militancia institucionalizada ni
identidad católica definida. En
este caso, como en el del grupo fundador, el comienzo de la actividad política
en tiempos cercanos al conflicto entre gobierno peronista e Iglesia
Católica (6) mantenía las
distancias existentes con el catolicismo. Esto no suponía algún tipo de
anticlericalismo, pero al menos remarcaba las diferenciaciones con diversas
configuraciones religiones.
A finales de la década del sesenta,
y después del descenso de la cantidad de miembros en la agrupación, comienza a
extenderse su red de incorporación de militantes. Muchas de estas
incorporaciones procedían del movimiento católico; el motivo de acceso a
Guardia era el de comenzar a realizar actividades políticas dentro de grupos
peronistas, con inserción barrial y una formación doctrinaria que siguiera el
pensamiento de Juan Perón, entonces exiliado en
Madrid.
No obstante, es a principios de los
setenta cuando se produce un intenso crecimiento en el número y extensión de
los militantes. A partir de conversaciones sostenidas con Roberto Grabois, un
dirigente estudiantil universitario de orígenes marxistas, entre 1971 y 1972 se
forma lo que se conoció como «Trasvasamiento Generacional», y más
específicamente «Organización Única del Trasvasamiento Generacional». Con la
fusión de Guardia de Hierro y el Frente Estudiantil Nacional (FEN), (7) la
OUTG se erigió como una organización de
formación de cuadros políticos,
construyendo una vasta red que incluía, como puntos territoriales fuertes,
Rosario, Santa Fe, Córdoba, Mendoza, Mar del Plata, Salta, Buenos Aires y
Capital Federal.
En las entrevistas con sus
miembros, muchos de ellos establecían que, por directiva del propio Perón, el
trabajo la OUTG pasaba por la política territorial y la formación de cuadros
políticos en «retaguardia»: es decir, sin ocupar un lugar de “ofensiva armada”
contra el gobierno militar de Agustín Lanusse, y predicando una lealtad
absoluta hacia la figura de Perón. La
ocupación de un lugar de reserva no
disminuye el peso histórico del Trasvasamiento Generacional. Si bien con la
muerte de Perón la Organización se disuelve como tal, (8) en la
práctica, las redes construidas y los vínculos entablados desde lo político,
siguieron funcionando en institutos de profesionales, publicaciones de revistas
y organizaciones sociales de corte territorial.
Hasta aquí podemos llegar con este
breve repaso de los orígenes de Guardia y su ampliación a partir de su fusión
con la red estudiantil del FEN. En 1977 un conjunto de trayectorias que quedan
colegidas alrededor de la Universidad del Salvador, de la orden jesuita, (9)
tendrá un marcado acercamiento con el Almirante
Emilio Massera, jefe de la Fuerza
Naval; el análisis histórico deberá apuntar a la tarea –nada sencilla- de
esclarecer los alcances del pacto con los sectores de la marina. Por un lado,
tales trayectorias criticaron la política económica de Martínez de Hoz, la cual
tuvo efectos fuertemente desindustrializadores y antipopulares.(10)
Por otro lado, si bien los entrevistados adujeron razones de “protección” como
principal motivación del acuerdo con el Masserismo”,(11) no sería
infundado pensar que, en algunos casos, se llegó a una afinidad ideológica
cuando el almirante Massera se propuso diseñar una propuesta política que
pudiera canalizar el electorado
peronista. De hecho, el espacio que creó
después de la derrota de Malvinas en 1982, cuando la crisis militar avanzaba y
se avecinaba el regreso democrático, se denominó “Partido para la Democracia
Social”, siendo la idea de democracia social uno de los estandartes de la ex
Guardia de Hierro. Años antes, en noviembre 1977, la Universidad del Salvador le otorgó a
Massera el título de Doctor Honoris Causa.(12) No obstante, el
estudio
de este tema deberá ser
profundizado.
Si repasamos nuevamente la
procedencia de los actores, podemos ver que las referencias católicas en
Guardia y en la Organización Única del Trasvasamiento Generacional no son del
todo explícitas. Tomando trayectorias de actores entrevistados o cuyos orígenes
religiosos se han podido precisar, encontramos allí católicos, militantes que
han definido sus orígenes como ateos, espiritistas, y una importante cantidad
de judíos. Sin embargo, aunque las referencias no estuviesen orgánica o
masivamente ligadas al universo católico y mucho menos constituyeran una
proyección política confesional, la presencia católica no estaba para nada
ausente. Un sacerdote, Pedro Faguada, formaba parte de la organización; ahora
es señalado como el “capellán” de la misma. Además, también participaba el ahora
Cardenal Jorge Bergoglio. En 1973, en un plenario de toda la organización
celebrado en la ciudad de Rosario, se realizaron una importante cantidad de
casamientos entre miembros de “Trasvasamiento Generacional” de todo el país.(13)
Sin embargo, puede encontrarse una
veta religiosa en la significación sagrada que tenía la militancia política.
Ante la muerte de Perón el 1 de julio de 1974, el pregon de un misticismo laico
llega a niveles paroxísticos. La revista Hechos e Ideas, dirigida por Amelia
Podetti, una filósofa militante que procedía de Guardia de Hierro, saca un
número doble en homenaje al presidente fallecido.
La publicación condensa una
importante cantidad de discursos de Perón desde 1972 hasta su última alocución
el 12 de junio de 1974. A continuación, reproduce homenajes al líder en
diversas legislaturas (Nación, Ciudad de Buenos Aires y Provincia de Buenos
Aires). La sacralización de un líder que no debía morir (14) llega a un punto cúlmine, pero también
abre un interrogante de la continuidad de tanta devoción religiosa suscitada
por Perón. (15)
Trayectorias
peronistas entre lo religioso y lo político
Con la muerte de Perón y el
virulento antagonismo desatado en la vida política argentina, la OUTG se
disolverá como tal y sus trayectorias recorrerían caminos para nada uniformes.
Esto invita a no generalizar los derroteros seguidos por hombres y mujeres que
provienen del «Trasvasamiento Generacional». Dicha organización tuvo la
capacidad de formar dirigentes políticos que, en los años ochenta y noventa,
ejercieron importantes cargos políticos en los partidos y en funciones del
Estado.(16) En estos casos, se desprendieron del grupo político que
quedó ligado a Alejandro Álvarez y
al retorno de Guardia en los ochenta y fueron, mayoritariamente, referentes de
la Renovación Peronista (17) en esa misma década y, posteriormente,
participaron del menemismo o incluso de la Alianza UCR- Frepaso.
No obstante, quienes no tuvieron
esa trayectoria elaboraron, cada vez con más
intensidad, una adscripción religiosa
marcadamente católica. A este conjunto de
trayectorias lo hemos denominado
linaje de conversión católica. La revista
Hechos e Ideas, a diferencia de su
contenido en los setenta que se ligaba
directamente a la discusión
política del momento, la gestación ideas para la
función pública y la administración
del Estado desde diversas áreas, y la
reproducción de discursos de Perón
e Isabel Martínez, comienza a incluir en los
ochenta artículos de personajes del
mundo católico. Discursos de Juan Pablo II,
como artículos escritos por obispos
locales, son algunos de los ejemplos que se
pueden citar. En el caso de este conjunto de trayectorias,
¿puede argumentarse
la existencia de un desplazamiento
político- religioso?
Buscando en otros documentos históricos,
los más remotos quizás que se puedan conocer de los orígenes de Guardia de
Hierro, y contrastando esta información con entrevistas realizadas, los datos
nos pueden ratificar esa «estructura de sentir» que en el caso de los primeros
guardianes elaboraron una adhesión verticalista a la conducción de Perón. En
los sesenta, el enemigo es el vandorismo, que desafía con mayor fuerza la
conducción del líder. En los setenta, este enemigo se cristalizará en los
Montoneros y la Jotapé. La adhesión a Perón se intensificaba a medida que sus
opositores insistían en cuestionar la capacidad de conducción de éste mismo.
Como memoria opuesta a la que construían los sectores de Montoneros y la
tendencia revolucionaria, «Trasvasamiento Generacional» se arraigaba cada vez
con más contundencia a la figura de Perón y las banderas “históricas” del
peronismo.(18) Cuando este tipo de adhesión se intensificaba las
definiciones polares terminaban reforzando las identidades ¡políticas y la
militancia producía efectos simbólicos cada vez más religiosos. La defensa de
Perón devino en incuestionable, sagrada en el sentido durkheimiano.
En la misma época en que diversas
fracciones peronista querían aproximarse a la conducción del movimiento, cuando
algunos eran acusados de construir «entornos» o «cercos» y hablaban de un
peronismo legítimo en contraposición a los gorilas del gobierno,
«Trasvasamiento» comienza a darle prédica a una idea que, si bien hoy los
actores la justifican en términos políticos, en su momento tenía una impronta religiosa
incuestionable: para sus cuadros, «Perón no se muere». A la distancia,
significan esa idea con una acepción táctica, que suponía evitar así la
discusión sobre la conducción del peronismo ante una posible muerte de Perón
y eludiendo cualquier recrudecimiento
de las tensiones y antagonismos internos.
No obstante, en palabras de una
entrevistada, para nosotros, Perón no se moría.
Y no se podía morir porque no había
cumplido su misión histórica.(19)
Esta pista, o indicio como afirmaría Ginzburg, (20)
nos permite hablar de un habitus religioso disponible. Ante la desaparición del
líder, el desencanto político y el fracaso de actores que provienen de Guardia/
Trasvasamiento después del retorno democrático, el viraje que comienza a
producirse queda en gran medida esclarecido.
Después de la muerte de Perón, y
después de una fuerte dispersión de las redes de militantes, el liderazgo de
Alejandro Álvarez logró reunirlas para apoyar a Isabel Martínez, entonces
vicepresidente que asumió la autoridad máxima del gobierno nacional en julio de
1974, dando origen a las Agrupaciones Verticalistas. El gobierno de Isabel
Martínez estuvo caracterizado por el incremento de la violencia entre grupos
parapoliciales y organizaciones guerrilleras.(21) Aún así, se difundió
un verticalismo que quería ver en la jefatura de Isabel la reencarnación de la
conducción justicialista.
Después del golpe, esta
configuración religiosa tiene una cristalización católica. En 1977 se formó la
Hermandad de la Sagrada Familia, donde los militantes que también se insertaban
en la Universidad del Salvador y siguiendo el diagnóstico de Alejandro Álvarez,
deciden hacer un vuelco católico explícito.
La Hermandad funcionaba como eje de
contención espiritual a través de oraciones, misas, confesiones, produciéndose
fenómenos de conversión y reconversión al catolicismo.
En los ochenta un importante
ideario católico es reflejado en las páginas de «Hechos e Ideas». En las
mismas, se da un marcado apego a Juan Pablo II: Es imprescindible que los
hombres de la cultura no permitan que sus corazones se intimiden por el peso
abrumador de la opinión y dejen de defender la verdad con su testimonio, porque
más allá de lo efímero del éxito de la opinión, el verdadero triunfo, la
verdadera gloria, será haber estado al lado de la multitud
de hombres que guardan y comparten
con nosotros estas verdades pero que necesitan que las mismas sigan siendo
proclamadas, con la humildad y con la decisión inclaudicable con que lo hace
Juan Pablo II.22 Mons. Quarracino retomaba las expresiones del Papa para
justificar tanto la evangelización como su traducción contemporánea. La crisis
de la modernidad
secularista debe ser revertida en
sus expresiones actuales:
Algunas veces he expresado,
oralmente o por escrito, en un deseo de síntesis muy prieta, que tres son los
problemas pastorales más graves de la Iglesia hoy en América Latina: la escasez
de sacerdotes (“mal crónico” en nuestras tierras, al decir de Juan Pablo II),
la invasión de las sectas y la ignorancia religiosa.
Señalar esos problemas no implica
desconocer u olvidar otros, como pueden ser por ejemplo la injusticia y la
pobreza, la presencia e influencia de las ideologías.(23)
Estas frases extraídas de
artículos, que no podemos seguir citando o analizando por razones de espacio,
son algunos de los elementos católicos que más fuertemente comienzan a aparecer
en militantes de la ex OUTG. Desde 1983, lo que quedaba del Verticalismo va
perdiendo espacios de poder dentro del justicialismo; mientras más se diluye la
presencia partidaria de ellos en el espectro político, dispersándose en el
escenario de diversos partidos y organizaciones, más nítida se hace la
concentración simbólica a partir de la reaprehensión explícita y sistemática
del catolicismo argentino y la Iglesia Católica en general. Ni siquiera la
cristalización partidaria en Solidaridad en el año 1983 logra gestar una
reunificación fuerte en lo político
partidario. (24)
La concentración simbólica en lo
religioso da un paso más cuando en el año 1988 se forma lo que sus adherentes
denominan la Orden (25) de María del Rosario de San Nicolás. (26)
Allí confluyeron una importante cantidad de ex militante del
Trasvasamiento. Las referencias marianas son centrales en esta Orden que tiene
como carisma la política. La designa la figura de la capellanía, siendo el
primer capellán el sacerdote Alberto Ezcurra Uriburu, anterior líder de la
ultranacionalista y antisemita Tacuara. (27)
La creación de una «Orden
religiosa», reunida a través de laicos, y que se proclama continuadora de la
tradición católica, ¿supone un tipo de despolitización? El trabajo territorial
siguió siendo una constante en el horizonte de los actores. La aparición de la
Orden marca, sí definitivamente, el progresivo alejamiento de estos del Partido
Justicialista. Aún así, la memoria histórica sigue teniendo una connotación
política innegable, en la que más
explícitamente se asume la creencia
religiosa:
El origen de aquella Obra Mariana
se remonta a mucho antes del momento concreto de su fundación. A partir de
1974, después de la muerte del General Perón y de su propia autodisolución como
organización política, una comunidad militante del Movimiento Peronista que,
bajo el nombre de Guardia de Hierro, había actuado en la Argentina desde la
década de los años ’60, debió atravesar un terrible proceso histórico. Desde
las primeras horas del 24 de marzo del año 1976 esa comunidad, que nada tenía
que ver con la guerra civil larvada contra el pueblo argentino, promovida y
desatada pocos años atrás entre dos facciones armadas –la guerrilla subversiva
y los grupos de represión- aparentemente enfrentadas entre
sí con el único objetivos
discernible de instalar en el país un plan de saqueo que aún continúa, no
aceptó ni se resignó a la situación que un gobierno cívico- militar de facto
había iniciado ese día en la República Argentina. La razón y el corazón de sus
miembros, como los de tantos otros, necesitó quizás ese cataclismo para
comprender a qué grado de “descenso” habían llegado las cosas, tanto en su
patria como también en todo el mundo, y a qué estaban expuestos ellos mismos, e
inició un oscuro y complejo camino en la búsqueda de una
síntesis vivida de la fe y la
política. (28)
Al mismo momento en que se iba
desarrollando la militancia alrededor de lo que ellos denominaban «Orden de
María», que comienza siendo una sociedad secreta y después una asociación de
fieles reconocida por la Iglesia Católica, se realiza un nuevo intento de
participación político- partidaria. El Partido de la Solidaridad, conformado en
su mayoría por ex militantes de los setenta, básicamente procedentes del
Trasvasamiento, y que desde finales de los ochenta y principios de los noventa
ante el menemismo se alejan del justicialismo, se
formó en 1993, contando ahora con
nuevas incorporaciones generacionales y apostando nuevamente al crecimiento
territorial. Las ideas católicas tienen allí un fuerte predicamento. Al poco
tiempo, y después de diálogos entablados con el naciente FREPASO, Solidaridad
deja de existir como fuerza para competir electoralmente.
La formación político- religiosa a
partir de los «Cursos de Fideipolítica» es un nuevo eje que profundiza la
tendencia realizada. En ellos, se ofrece una concepción de lo temporal
impregnado de una dimensión espiritual que lo trasciende; lo político no puede
leerse sin la apelación lo sagrado. Una memoria «legítima» del peronismo, desde
el punto de vista de los actores, constituye el elemento de justificación de la
síntesis entre lo religioso y lo político:
Nos dice el General Juan Perón en
la frase final de “La Comunidad Organizada”:
“… sentimos, experimentamos que
somos eternos”. Esta presencia de lo Eterno es lo que da sentido al tiempo que,
para el hombre, no se mide principalmente con el reloj o el almanaque; se mide
con la existencia misma del hombre. (29)
La memoria construida supone una
comprensión religiosa del acontecimiento
político,
¿Puede la historia dar razón de
nosotros? ¿De cada uno de nosotros? Si la miramos estadística y
cronológicamente, no da razón de nada.
El ejemplo es el 17 de octubre de
1945; es un hecho de todo un pueblo, no de alguien en particular. Ni Evita ni
algunos dirigentes gremiales, ni mucho menos, la CGT. Ese momento, fue un
momento de Eternidad en el incesante devenir del tiempo. Ese acto, fue la
purificación de todo un pueblo.
Hubo un camino violento en el
corazón de cada persona; en unos entró el Amor y eso fue el peronismo, en
otros, el odio y eso fueron hasta hoy, los gorilas.(30)
Así, se anuncia la desaparición del
“peronismo físico” como su “transfiguración”, lo que permite legitimar el
significado de la «fideipolítica»:
la expresión y realización de la
obra; mediante el cumplimiento de la misión y durante su desenvolvimiento, es
donde se expresan obediencia, lealtad y disciplina respecto de nuestro Padre,
de nuestro Señor Jesús, de nuestra Nación, de la Patria y del Pueblo.
La fideipolítica tiene temas
constantes, que son los mismos temas de Juan Perón volcados en el hoy de hoy y
en el hacer de hoy, porque la fideipolítica es la política del peronismo trascendente.
El peronismo físico ha desaparecido
pero se ha transfigurado; su espíritu intacto, que el espíritu de la Patria y
de la Nación sostenido y asistido por Nuestro Señor Jesucristo y nuestra
Santísima Madre, la Virgen María, comienza con la fideipolítica a buscar a
cultivar una nueva forma para poder habitarla y ya lo está haciendo. Está
edificando la libertad en Dios.31
La crítica al sistema de partidos y
la representación política terminó siendo central dentro del imaginario del
grupo. Esta crítica tiene una larga data, que se remonta a los orígenes de
Guardia de Hierro. Pero si en los ’60- 70 la misma estaba vinculada a una
práctica legitimada en el movimiento peronista, en los ’80- 90 se traduce en la
defensa de un comunitarismo católico:
Las comunidades están en
condiciones de plantearse un nuevo modelo político y una nueva propuesta de
organización económica. Es decir que es posible pensar su desarrollo desde el
prisma de la cultura argentina, es decir desde la concepción de una democracia
social, orgánica y directa donde el hombre es el sistema. En el nacimiento del
peronismo los trabajadores y Perón tenían ante sí un sistema oligárquico
fuerte. Hoy tenemos ante nosotros un sistema con una crisis terminal y las
comunidades aquí y en el resto del planeta están en condiciones de comenzar su
propia historia. Es sin duda “La hora de los pueblos”, la que
Perón profetizó…
En síntesis, estamos en condiciones
de trazar los planos de una nueva civilización, la civilización de nuestra
cultura, la civilización fundada en virtud
de la solidaridad, la que el Papa llama “civilización del amor”.(32)
Podría pensarse que con los
elementos que se han repasado, el proceso de licuación de lo político en lo
religioso alcanzó suficientes progresos. Esta licuación no supone una
desaparición de la política sino una marcada referencia y justificación
católicas de la memoria construida en nombre del peronismo. No obstante, como
veremos en la conclusión, hay todavía una instancia más que data del año 2000.
Conclusiones:
conversión religiosa e inserción política
Como hemos podido ver, de la OUTG
se desprende un conjunto claro de trayectorias que elaboran prácticas y
discursos tendientes a fusionar fe y política. De procedencias heterogéneas,
algunos de formación católica pero sin práctica institucional ni creencias
explícitamente defendidas, otros de orígenes judíos, o marxistas y ateos, hubo
una «conversión» o «reconversión» al catolicismo. Si se puede hablar de una
conversión generalizada en estos sectores, definición que debe ser
conceptualmente elaborada para no caer en equívocos interpretativos, podemos
decir que la misma da un paso más, si se quiere,
cúlmine, en la medida que un
proceso, que ya alcanza décadas, de inmersión en el mundo católico con la
finalidad de justificar religiosa y sintéticamente la práctica política, apela a otro mecanismo típico de la
creencia católica de fuertes raíces marianas. Ex militantes en los setenta, que
desembocan en una «Orden» creada por ellos mismos, y que forman cuadros a
partir de cursos que condensan en un mismo carisma la fe y la política, que
hacen de la advocación de Rosario de San Nicolás y la religiosidad mariana un
elemento de legitimación
central, ahora encuentran
concretado el sueño de la Virgen propia: «la virgen peronista».
Juan Domingo Rodríguez, un
entrerriano nacido en 1949, quien militó en Guardia de Hierro- Trasvasamiento
Generacional, comenzó a “tener apariciones” desde 1978:
Una noche se me manifiesta una luz
muy fuerte, blanca- amarillenta y veo al General Perón sonriendo (...) Tiempo
después comienzo a ver a la Virgen y la veía en su advocación de María del
Rosario de San Nicolás. Aclaro que no era una imagen ni una estatua, era Ella
en persona. Además, cuando veía a mi pueblo, lo veía como cuando uno ve televisión,
bien claro, con los colores bien definidos, como si fuera una postal. Vi a la
Virgen y también veía a Alejandro,(33) a mi viejo y al General
Perón, (34)
A partir de diciembre de 2000,
estas apariciones son acompañados de mensajes de la Virgen María y de Jesús a
Juan Domingo Rodríguez. En esta versión peronista de la Virgen de San Nicolás,
se refuerzan los intermediarios eclesiásticos y políticos designados para
fortalecer la misión: «Hijo mío: Mis mensajes se están multiplicando; es
hermoso verlos peregrinar y
entregarles Mi Corazón a tantos que
me estaban esperando. Hijos Míos: Yo los Guío, no se detengan. Pronto serán
miles los que transiten este camino de salvación.
Bendito los que creen en Mí y
reciben con alegría Mi Corazón. Benditos los que confíen en estos dos hijos:
Alejandro y Navarro35. Bendito sea el Señor. Hazlo conocer en todos los
rincones de esta patria que Yo elegí» (36)
Se llega, de esta manera, a un
punto de fusión entre lo religioso y lo político en el cual lo primero legitima
a lo segundo desde puntos centrales de la religiosidad católica: la creación de
una «Orden», los retiros espirituales de fideipolítica, la adhesión fervorosa a
un culto mariano, en especial el de la virgen de San Nicolás, los mensajes y
apariciones donde la virgen unge a seres concretos para hacer llegar el mensaje
de salvación de los argentinos.
Podemos distinguir una matriz
inicial de inserción en la militancia peronista que data de finales de los ’50
y principios de los ’60. A diferencias de otras expresiones peronistas, un
rasgo que acompañó a Guardia de Hierro en sus orígenes fue el establecimiento
de una adhesión absoluta a las directivas de Perón. Sin lugar a dudas, esto
constituyó a lo que Raymond Williams ha definido como una estructura de sentimiento,
(37 que el propio James acuñó para describir los rasgos de la
Resistencia Peronista. Cuando a principios de los setenta se incorporan la
vasta red universitaria del FEN, estos cuadros político- universitarios,
formados en el clima cultural de la agitación de estudiantil y de las
influencias del marxismo, son, por decirlo de algún modo, “peronizados”.
La matriz de acción política fijada
en el trabajo territorial y la apelación exclusiva a los discursos de Perón
como ejes indiscutibles de la militancia, es utilizada para la formación de los
sectores medios que se incorporan a lo que se llamará Organización Única del
Trasvasamiento Generacional. Al mismo tiempo, otras tendencias dentro del
peronismo comienzan a citar otras fuentes y consignas prácticas como
«socialismo nacional», y desde una discursividad, para algunos tildada de
«heterodoxa», desarrollan una relación por demás tensa con la figura de Perón
como conductor del Movimiento Nacional Justicialista. Para
aquellos, estos últimos eran los
infiltrados en el movimiento que se realimentaban, en su afán de “apoderarse”
del peronismo, con los sectores de la extrema derecha.
En este marco de extrema
polarización y radicalización violenta de los conflictos, la conducción del
Trasvasamiento proclamará que «Perón no se muere».
Si bien hoy se justifica como un
elemento de la discusión táctica, los efectos posteriores parecen ratificar
otra significación de esa proclama.
El 1 de julio de 1974 Juan Perón
fallece. Trasvasamiento llega a una disolución como organización, si bien se
siguen armando redes y estructuras en una forma más dispersa y menos unificada.
Con el golpe y la sucesión de determinados acontecimientos, su núcleo católico
se refuerza académicamente en la Universidad del Salvador. La disponibilidad
católica para significar lo político supera una mera latencia para empezar, en
un ascenso continuo que llega hasta estos días, a ser un dispositivo
activamente operante y centralizador.
No es desmesurado afirmar que la
muerte de Perón fue algo más que la disolución formal de la organización como
espacio dentro del peronismo de los setenta. La muerte de Perón fue, al mismo
tiempo y sin ser exageradamente metafórico, la muerte de «la» interpelación
simbólica decisiva en términos políticos. Fue la muerte del símbolo, del
significado, que permitía una condensación religiosa -quizás criptorreligiosa,
en palabras de Eliade (38 - sin necesidad de explicitar una
peculiaridad (confesional) de lo sagrado enmarcado en el catolicismo.
Aparecen otras lealtades. Serán
ahora Juan Pablo II y la Virgen del Rosario de San Nicolás –siempre exaltando
la trascendencia de Perón- los nuevos íconos de un verticalismo Inclaudicable.
Y una nueva conversión. Metanoia
curiosa, en gran medida, ya que se reivindica La pertenencia histórica al
peronismo. Metanoia que no borra el pasado ni lo ubica simbólicamente como
sinónimo de “error” o “pecado.” Al contrario, siguen siendo los otros, sean
gorilas o montoneros, los portadores del odio irredento que ha condenado al
país a verse sumergido en luchas intestinas.
Pero conversión en definitiva que
hace a los que procedían de un catolicismo difuso reconvertirse en uno de corte
integral y militante, como a judíos, agnósticos y ateos a bautizarse y ser
miembros de la Iglesia Católica.
Exteriormente podría sostenerse,
como aparece a simple y primera vista, un desplazamiento desde la política a la
religión. Pero sería más exacto aseverar que hay una licuación en lo religioso,
que supone la reconfiguración de esto último, antes más ligado a un misticismo
plebeyo de corte peronista, ahora más orgánicamente solidario con las
exigencias éticas y rituales de un catolicismo de corte integral. La figura de Juan Pablo II, de la Virgen del
Rosario de San
Nicolás, la comunidad como centro
de la acción política, son los nuevos estandartes de estas trayectorias que se
iniciaron políticamente luchando por el regreso de Perón a la Argentina. Hoy
sostienen que la única convocatoria posible es Dios.
Notas a pie de página:
1 El entrevistado apela constantemente a su
conocimiento del lunfardo, jerga popular en Buenos Aires. Así, al hablar de
“tipos” se refiere a “hombres y mujeres”; “flaco” es sinónimo de “tipo”; cuando
habla de “truco conversado”, juego de cartas que consiste en “no jugar”,
cuestiona que pueda haber un “cristianismo que no sea práctico”. Creemos
importante preservar
estas expresiones tal cual son
hechas, aclarando la acepción que ellas tienen.
2 Daniel James, Resistencia e
integración. El peronismo y la clase trabajadora argentina 1946- 1976, Buenos
Aires, Ed. Sudamericana, 1990.
3 En esa época pueden citarse,
entre otros casos, la toma del Frigorífico Lisandro de la Torre, en el
industrial y populoso barrio de Mataderos, Capital Federal, en enero de 1959,
cuando un proyecto de privatización de la planta
frigorífica por parte del gobierno
de Arturo Frondizi produjo, como respuesta de trabajadores y activistas
sindicales, la toma del establecimiento.
4 Juan Carlos Onganía asumió la
presidencia en junio de 1966 derrocando al entonces presidente Arturo Illia.
Entre otros hechos significativos, durante su gobierno se produjo, en julio de
1966, la “noche de los bastones largos”, donde
el gobierno ordenó la intervención
de las universidades nacionales como el desalojamiento de las mismas por medios
represivos.
5 El límite del proyecto de Vandor
consistió, según Daniel James, en no definir una línea clara ante la hostilidad
de la dictadura de Onganía. Hasta el momento, los metalúrgicos habían tenido
importantes victorias sindicales, como el
Plan
de Lucha de 1964, debido a la
eficacia de su método de presión a través de paros y ocupación de fábricas y
negociación para detener las medidas de fuerza. El gobierno de Onganía imprimió
un sello represivo que, según James, o se integraba
su política sin mínimos atisbos de
disidencias o golpes tácticos, o se ocupaba una posición francamente
radicalizada y opositora al poder militar. Esta indefinición generó un
descrédito interno y externo de la “burocracia sindical”
que comenzaba a sumar rivalidades
cada vez más acérrimas dentro del movimiento peronista y obrero.
6 Entre 1954- 1955.
7 El FEN, liderado por Roberto
Grabois, comprendía agrupaciones universitarias que en la segunda mitad de la
década del ’60 realiza un fuerte proceso de “peronización”. Integrada por
estudiantes, muchos de ellos de formación católica, otros con antecedentes en
la izquierda, decide acercarse a Guardia de Hierro para desarrollar una
Juventud Política, diferenciada de la Juventud Combativa ligada a Montoneros.
8 Por razones que exceden el
presente análisis, a pocos días del fallecimiento de Juan Perón la OUTG se
disuelve. Según se afirma, así se había establecido antes de su fundación como
organización. Esta disolución no supuso la desaparición de muchas de sus redes
de contención y formación políticas. Sin embargo, se dan las primeras
dispersiones dentro del antiguo espacio.
9 Jorge Bergoglio, actual Arzobispo
de la Ciudad de Buenos Aires, y desde fines de los sesenta ligado a militantes
justicialistas que militaron en Guardia de Hierro, como provincial jesuita en
la década del setenta, le otorgó el control
de la Universidad del Salvador un
grupo de profesionales de la disuelta OUTG a fines de 1974.
10 José Alfredo Martínez de Hoz fue
Ministro de Economía desde 1976 hasta 1981. Sus medidas supusieron una
liberalización de la economía argentina a partir de la reducción de los
aranceles a la importación y, producto de la devaluación monetaria, un aumento
de la inflación en medio de un congelamiento salarial. Una investigación al respecto
es: Jorge Schvarzer, La política económica de Martínez de Hoz, Buenos Aires,
Hyspamérica, 1987.
11 “Masserismo” es la expresión
utilizada para designar el proyecto de poder desarrollado por Emilio Massera.
12 Nuevamente, los entrevistados
justificaron esa medida como una forma de generar lealtades con los militares y
poder proteger a militantes peronistas. Sin embargo, existen causas judiciales
pendientes que vinculan a algunos actores
del peronismo con este sector de
las Fuerzas Armadas. La Escuela Mecánica de la Armada (ESMA) fue el centro de
detención clandestino utilizado por la Fuerza Naval donde se torturaba a
personas detenidas ilegalmente y se les despojaba de
sus propiedades. Allí Massera
habría construido una fortuna con esas
expoliaciones. Al menos un par de personas provenientes del
Trasvasamiento habrían sido los “testaferros” de Massera. Actualmente, son
investigados por la
justicia argentina.
13 Este acontecimiento recibe
interpretaciones divergentes. Sin embargo, un importante número de
entrevistados intenta extraerle cualquier orientación confesional al
Trasvasamiento.
14 Como analizaremos
posteriormente, el Trasvasamiento sostuvo que “Perón no se muere”.
15 En el principio el Verbo era/ Y
el Verbo era junto a Dios,/Y el Verbo era
Dios./ El era, en el principio,
junto a Dios. /Por Él, todo fue hecho/Y sin Él,
nada se hizo, /De lo que ha sido
hecho. /En Él era la Vida/Y la vida era la luz
de los hombres. /Y la luz luce en
las tinieblas /Y las tinieblas no la
recibieron. /Apareció un hombre,
/Enviado de Dios, /Que se llamaba Juan. /El
vino como testigo,/Para dar
testimonio acerca de la luz, /A fin de que todos
creyesen en Él. /El no era la luz,
Sino para dar testimonio acerca de la luz.
/La verdadera luz (el Verbo)
era,/La que alumbra a todo hombre, /Viniendo al
mundo; /Por Él el mundo había sido
hecho, /Y el mundo no lo conoció. /El vino a
lo suyo, /Y los suyos no lo
recibieron. /Pero a todos los que lo recibieron,
/Les dio el poder/De llegar a ser
hijos de Dios: /A los que creen en su nombre.
/Él nos lega el Valor/Él nos lega
la Fe/Él nos lega la Justicia/Nos ha dado el
Poder de ejercerla. /Alumbremos la
Esperanza. Revista Hechos e Ideas, Buenos
Aires, Año 1, n º 5- 6, Tercera
Época, Julio- Octubre 1974.
16 José Luis Manzano (diputado
nacional, Ministro de Interior durante la presidencia de Carlos Menem), Alberto
Flamarique (impulsor del FREPASO, ministro de Trabajo durante la presidencia de
Fernando de la Rúa,), José Luis de la Sota
(gobernador de la provincia de
Córdoba), José Luis Gioja (gobernador de la provincia de San Juan), Julio
Bárbaro (diputado nacional, Secretario de Cultura durante la época de Menem),
Cristina Zuccardi (diputada nacional, impulsora del
FREPASO), entre otros, eran jóvenes
militantes del Trasvasamiento en los años setenta que alcanzaron en las décadas
posteriores importantes cargos políticos sea en lugares electivos, de gestión o
en ambos.
17 Después de la derrota electoral
de 1983, el peronismo sufre una crisis interna en la que un conjunto de dirigentes
políticos plantean la necesidad de racionalizar el programa partidario y tornar
en compatible al movimiento peronista con las necesidades de una continuidad
democrática lejos de las reivindicaciones violentas. Esto se denominó
Renovación Peronista.
18 Por desarrollar un lenguaje que
desafiaba llegaba a desafiar la autoridad política de Perón, y por postular que
el socialismo nacional era el horizonte del pensamiento peronista, Montoneros
fue acusada por el resto de expresiones peronistas, incluyendo el
trasvasamiento, como de “grupo infiltrado” en el movimiento justicialista.
19 Entrevista a Mirtha. Esta
interpretación apareció en varias entrevistas.
20 Carlo Ginzburg, El queso y los
gusanos. El cosmos, según un molinero del siglo XVI, Barcelona, Muchnik
Editores, 1981 (1976).
21 Su ministro de Bienestar Social,
José López Rega, fue el principal organizador de la Triple A.
22 Carlos Ferré, Palabras de
clausura de las segundas jornadas sobre la evangelización de América, en
Revista Hechos e Ideas, Buenos Aires, n º 22, 1989, p.142- 143.
23 Mons. Antonio Quarracino, El
proceso evangelizador y su proyección, en Revista Hechos e Ideas, Buenos Aires,
n º 22, 1989, p. 112.
24 Como veremos, a principios de
los noventa, gran parte de tales actores abandonan el Partido Justicialista, en
disidencia con la política económica neoliberal del presidente Menem. En 1993
fundan el Partido de la Solidaridad, intentando emular la experiencia polaca, y
dándole a ese partido un fuerte programa católico.
25 En un sentido estricto no
estamos en presencia de una «Orden» como sí de una asociación de laicos. Es
significativo que sus participantes la denominen Orden y constituye todo un
tema de indagación el uso de la expresión en el contexto
católico tal cual estos ex militantes
peronistas de la OUTG lo entienden.
26 En la Orden de María
participaron, en sus inicios, el ex represor de la ESMA Jorge Radicce, y el ex
montonero Rodolfo Galimberti.
27 Ezcurra Uriburu abandonó Tacuara
en 1963 y se dedicó a la actividad religiosa como seminarista y posteriormente
sacerdote, si bien siguió pregonando un nacionalismo acérrimo anticomunista y
autoritario. Durante los setenta se
vinculó con la Fuerza Aérea. En los
ochenta trabajó como sacerdote en el Instituto del Verbo Encarnado, comunidad
católica residente en la provincia de Mendoza que reivindica un tradicionalismo
católico militarista. En esta época se acercó a militantes justicialistas. Para
ver su trayectoria en Tacuara recomendamos la lectura de Daniel Gutman,
Tacuara. Historia de la primera guerrilla urbana argentina, Buenos Aires,
Vergara, 2003.
28 Historia de la Orden de María
del Rosario de San Nicolás, publicación sin edición ni año, p. 1- 2.
29 Curso de Fideipolítica, sin
editar, p. 1.
30 Ibídem, p. 7- 8.
31 Ibídem, p. 16.
32 Hacia el Movimiento Comunal,
1992.
33 En referencia a Alejandro
Álvarez.
34 Mensajes de María y de Jesús
para todos los Argentinos, 2004, p. 2.
35 Alfonso Navarro, sacerdote
mejicano, Capellán de la Orden después del
fallecimiento de Alberto Ezcurra.
36 Ibídem, p. 9.
37 Raymond Williams, Marxismo y
literatura, Barcelona, Biblos, 2000.
38 Mircea Eliade, Lo sagrado y lo
profano, Barcelona, Paidós Orientalia,
1998.
Para citar este artículo Humberto
Cucchetti, « De la resistencia peronista al
comunitarismo católico: un linaje
de conversión católica en trayectorias
justicialistas. », Nuevo Mundo
Mundos Nuevos, Número 7 - 2007, mis en ligne le
30 mars 2007, référence du 4 août
2007, disponible sur :
http://nuevomundo.revues.org/document3847.html.
Acerca de : Humberto
Cucchetti CEIL - CONICET (Centro de Estudios e
Investigaciones Laborales- Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas), Argentina. Doctorante
Universidad de Buenos Aires- Ecoles des Hautes
Etudes en Sciences Sociales.
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