La colonialización del comercio exterior
Integradas verticalmente desde el estratégico eslabón marítimo, poseen los puertos privatizados, con silos, elevadores, grúas y muelles. Los especialistas analizan qué se debería hacer para revertir la situación.
Por Agata Grinberg *
Luego de cinco siglos de disputa por la navegación y los mercados mundiales, las coronas europeas, los angloamericanos y otros imperialismos orientales constituyeron la alianza marítima que reguló de forma definitiva los mercados, en un nuevo orden mundial. Con presencia en Holanda, India, Alemania, Inglaterra, Rusia y Argentina; Cargill, André, Continental, Dreyfus y Bunge y Born constituyen el monopolio de la cadena de valor del comercio exterior mundial. Integradas verticalmente desde el estratégico eslabón marítimo, controlan los puertos privatizados, con silos, elevadores, grúas y muelles en la Argentina desde la década del ’90. Además del flete, el seguro, el acopio y la maniobra, definen el perfil productivo de nuestro país proveyendo a los productores rurales del paquete tecnológico. En la línea de Don Corleone, “I’ll make him an offer he can’t refuse”, proveen de la semilla, el fertilizante, el herbicida; con “la garantía” de comprarle en la tranquera la cosecha. En la Argentina de hoy se reproduce una semilla extranjera, con úrea y glifosato extranjeros. Así, la tierra más fértil del mundo expulsa a sus trabajadores rurales, porque el modelo de siembra directa pone el valor agregado en el paquete tecnológico de las multinacionales. Los economistas no pueden explicar la caída abrupta del precio de la soja de 550 dólares la tonelada a 350 dólares, porque no comprenden que en el mercado de Chicago en el precio tiene especial incidencia el accionar de las multinacionales.
Una economía de escala como la argentina, donde se producen alimentos para más de 460 millones de habitantes, requiere del control del comercio exterior por medio de una corporación estatal que actué de forma independiente del capital privado. Argentina necesita un Instituto Argentino de Promoción del Intercambio, un IAPI del siglo XXI. Que esté actualizado tecnológicamente, sea ágil y comercialmente agresivo. Que realice las exportaciones argentinas de las 100 millones de toneladas a granel, otorgándole al productor semilla desarrollada por el INTA; además de un seguro multiriesgo contra la seca, la inundación o el granizo; con estaciones de campaña, silos, elevadores y nacionalizando los puertos privatizados en los ’90. No hay que olvidar que de las 100 millones de toneladas que el país produce, el 92 por ciento es exportado y sólo el 8 por ciento es consumido internamente.
El Estado también tiene que poder planificar la demanda de las 30 millones de toneladas de importación, sustituyendo los productos que estamos en condiciones de fabricar en el país. Una pequeña muestra de la potencialidad del Estado en la materia lo ofrece nuestra propia historia: con lo acumulado por Miguel Miranda (ministro de Economía de Juan Perón) del ’46 al ’48, el gobierno en ese momento pagó los ferrocarriles a ingleses y franceses, creó la Flota Argentina de Navegación de Ultramar, la flota fluvial, Aerolíneas Argentinas, los camiones del IAPI, la construcción del Astillero Río Santiago, Somisa, el Gasoducto Comodoro Rivadavia-Bs. As., el desarrollo del Pulki, Rastrojero, Justicialista, los Institec y Graciela; la moto Puma y el tractor Pampa. Los pactos bilaterales y equilibrados entre Estados nacionales son el camino a la equidad en el intercambio. Por ejemplo, Venezuela ha intercambiado hidrocarburos por productos argentinos a través de fideicomisos donde no es necesario el intercambio en divisas.
De igual y complementaria importancia es un brazo logístico multimodal que integre una flota mercante estatal, que realice el 50 por ciento de los fletes del comercio exterior que le corresponden al país; que integre al ferrocarril en las cargas y las largas distancias por tierra; con las recuperadas Aerolíneas Argentinas y una flota de camiones que llegue con los productos de consumo a todas las provincias, a todos los pueblos, a todos los barrios. Un Estado que ejerza la producción y preste el servicio, además de regular la actividad, porque en el ejercicio de la actividad está la verdadera regulación. Para ello, nuestro movimiento impulsa la creación de la Empresa de Líneas Multimodales Argentina ELMA XXI, que permitiría al pequeño productor o pequeño industrial una estatal hacia el mar, que proteja los precios de nuestros productos y realice el flete y el seguro en toda la cadena del transporte, desde el camión al tren, la barcaza o el buque.
* Presidenta de la Federación Popular del Transporte Argentino Eva Perón.
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