Escándalos de corrupción en el centro del poder, un ajuste que golpea a gran parte de la población, y la presión de los mercados por el dólar. El gobierno llega debilitado al 7 de septiembre, en un clima que combina incertidumbre y desconfianza.
Un escándalo que golpea el corazón del oficialismo
El gobierno de Javier Milei transita sus horas más difíciles. A dos semanas de las elecciones en la provincia de Buenos Aires —consideradas clave para el escenario nacional— estalló un caso de corrupción que sacudió a la Casa Rosada y puso bajo sospecha a su núcleo más íntimo.
Los audios filtrados de Diego Spagnuolo, exdirector de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), revelaron la existencia de un presunto sistema de cobro de coimas equivalente al 8% en las compras estatales de medicamentos. Según las grabaciones, parte de esos fondos se habrían distribuido entre la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, y el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem.
La Justicia federal actuó con rapidez: allanó 14 domicilios, secuestró documentación clave e incautó 266 mil dólares en efectivo. La reacción oficial no tardó: Spagnuolo y su segundo, Daniel Garbellini, fueron desplazados en menos de 24 horas.
La realidad muestra que el gobierno sintió el golpe y tardo mucho en reaccionar. Cuando intento contener el daño, lo hizo tarde y mal. El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, puso en duda la credibilidad del ex funcionario: “Si tenía sospechas y no denunció en su momento, incumplió su deber como funcionario público”. Por otro lado, Martín Menem, involucrado en la denuncia, defendió a su primo Eduardo “Lule” Menem y a Karina Milei: “Pongo las manos en el fuego por ellos. Esto es una operación electoral”.
Las primeras mediciones muestran un alto impacto en la opinión publica, por ejemplo una encuesta de Proyección Consultores, el 75% de los argentinos ya conoce el caso y uno de cada dos votantes libertarios cree que Karina Milei está involucrada.
Inflación en baja, economía estancada
En paralelo, el oficialismo intenta exhibir logros en el frente económico. El propio Milei celebró que la inflación de mayo fuera de apenas 1,5%, la más baja en cinco años. A pesar que ese numero comenzó a subir en los meses siguiente , el gobierno expone que su “motosierra” está dando resultados y cuenta con alto respaldo social. Sin embargo, debajo de esos datos se esconde una realidad menos alentadora.
El freno inflacionario se sostiene con tasas de interés del 70%, lo que encarece el crédito y asfixia a las pequeñas y medianas empresas. Los préstamos productivos cayeron drásticamente, y las tasas para descuento de cheques saltaron hasta el 125 %.
El superávit fiscal, otra de las banderas del gobierno, se alcanzó gracias a recortes profundos en áreas sensibles. Por ejemplo según el Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO), jubilados, científicos y personas con discapacidad perdieron hasta 34,7% de ingresos reales en el último año. El Hospital Garrahan, emblema de la salud pediátrica, sufrió una desfinanciación del 30% en términos reales. Estos recortes se multiplicaron en todas las áreas estatales como universidades, Conicet, INTI, INTA, con miles de despidos, tanto del sector publico como el privado. Estos datos son solo una muestra del alto costo social que el experimento mileista esta haciendo pagar a la sociedad argentina.
Otro dato que el gobierno esconde, en los últimos meses, sobre todo, se disparó el déficit cuasi fiscal a partir del pago de intereses sobre girados por la política del carry trade fomentada para contener el dolar. Según evaluaciones privadas el monto total de pagos de intereses cuadriplica el gasto en jubilaciones, lo cual muestra claramente que el relato de “que no hay plata” para mejorar las jubilaciones, sino que hay una decisión política del gobierno de privilegiar los pago al sector bancario - financiero.
El dolar sigue siendo el centro del problema económico. El gobierno no tiene dolares, no acumula reservas, mientras el tipo de cambio esta planchado por las políticas activas, pero queda cada día mas atrasado frente a la inflación. Estas políticas generaron y un peso sobrevaluado y un país muy caro en dolares. Por ende menos competitivo internacionalemente. Para tener una idea del desfasaje,0 En comparación con la región, Argentina aparece entre los países más caros: un Big Mac cuesta 7,37 dólares, por encima de Brasil (4,90) y Chile (5,20).
El crecimiento previsto por el FMI para 2025, de 5,5% del PBI, hoy ajustado al 4.5 %, se concentra en la intermediación financiera (+30,2%), mientras sectores como salud (-0,5%) y educación (+0,5%) permanecen prácticamente estancados. Igualmente este pronóstico parece demasiado optimista, a pesar de la corrección de estos días, dado que tanto el consumo como la inversión están muy por debajo de los pisos históricos. Sin motores de crecimiento es casi imposible que la actividad económica se despegue. La paradoja es evidente: el modelo baja la inflación enfriando la demanda, pero lo hace a costa de paralizar totalmente la economía real.
El 7 de septiembre: un termómetro político
En este escenario, las elecciones bonaerenses del 7 de septiembre se presentan como un verdadero plebiscito sobre la gestión de Milei. La Libertad Avanza necesita un triunfo para mostrar fortaleza de cara a las elecciones de octubre, sobre todo por consolidar su poder y afrontar los cambios drásticos que planean para después de diciembre. Esto ante la desconfianza de los mercados que están perdiendo la paciencia ante una situación económica asfixiante.
La estrategia oficialista se concentraba en nacionalizar la campaña bonaerense, saliendo el propio presidente a hacer actos en los distritos importantes, tras el estallido del caso ANDIS la campaña se paralizó. Las tensiones internas pre existentes entre los distintos sectores se agudizaron, con acusaciones y sospechas mutuas. Aunque públicamente se descarta una ruptura, por debajo el conflicto puede escalar y alcanzar a otros funcionarios. Un asesor cercano al Presidente reconoció que “se desperdiciaron siete días preciosos de campaña”, con el riesgo de que el escándalo “opaque los logros en materia económica”.
El mismo Jose Luis Espert, candidato a diputado nacional por LLA, manifestó ante sus pares me “cagaron la campaña”, ante el temor que las denuncias afecten un escenario electoral, donde el gobierno había puesto todas las fichas.
Un gobierno acorralado
El gobierno de Milei se enfrenta a lo que varios analistas ya llaman su “tormenta perfecta”:
Políticamente, el escándalo de corrupción golpea el corazón del gobierno, pero ademas anula el relato anticasta y erosiona la credibilidad presidencial. Pero ademas esta siendo jaqueado por el congreso que ha comenzado a rechazar sus vetos o aprobar leyes que tienden a reparar mucho de los daños de las políticas oficiales. Otro dato es el nuevo ordenamiento que se esta gestando alrededor de los gobernadores y el consiguiente rearmado en las cámaras marcan el comienzo de un limite fuerte para su gobierno.
Económicamente, el modelo depende de dolares que no tiene, deuda cara, tasas altísimas y un ajuste recesivo que profundiza las desigualdades. El circulo empresario que apoyó fuerte en el primer año y medio, hoy mira con desconfianza y algunos voceros dicen por lo bajo que le han “picado el boleto” a Milei.
Socialmente, las protestas se multiplican mientras todos los indicadores sociales empeoran dia a dia y la pobreza supera el 55%.
Tal vez el síntoma mas grave es la perdida de centralidad del gobierno, la perdida de la iniciativa, la agenda y el relato. Los últimos discursos de Javier Milei muestran una disociación con la realidad que genera preocupación hasta en sus mismo colaboradores.
En este escenario las elecciones bonaerenses serán más que una disputa provincial: funcionarán como un veredicto sobre el rumbo del país. Lo que está en juego no es solo el futuro de Milei, sino la viabilidad de un proyecto que solo se basa en un ajuste perpetuo con un costo social brutal, acusaciones de corrupción y una parálisis económica sin salida a la vista.
Un analista político lo resumió en diálogo con Noticias Argentinas: “Cuando se rompe la política, es muy difícil gobernar. Y cuando se rompe la confianza, es casi imposible recuperarla”.
El tiempo de las explicaciones se agota.
Agosto 2025
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