«Una democracia intervenida». Antonio Muñiz

 

Notas de Opinion:

40 años de democracia – Universidad Nacional Arturo Jauretche

 


 “Somos responsables de la formación de las nuevas generaciones, ayudarlas a ser capaces en la economía y la política, y firmes en los valores éticos. El futuro exige hoy la tarea de rehabilitar la política (…), rehabilitar la política, que es una de las formas más altas de la caridad” Papa Francisco.

A cuarenta años de la reinstauración de la democracia en la Argentina se ha abierto un profundo debate.  Es claro que la democracia argentina entró en un proceso de crisis, producto de la aparición de figuras políticas con un discurso anti democrático, negacionista que la cuestionan y para peor reivindican a los gobierno militares, en especial ultimo proceso cívico militar .

Es indudable que para que este discurso prenda en la sociedad hay un fracaso de la democracia como herramienta de convivencia social y como articuladora en la resolución de los problemas que afronta cualquier sociedad.

Haciendo un balance de estos cuarenta años, lejos quedan  los tiempos donde Raul Alfonsín   decía en sus discursos “con la democracia se come, se educa, se cura”.

El proceso democrático ha mostrado su fracaso en esa garantía básica que prometía Alfonsín allá por 1983. Hoy los números de la economía y de la realidad social son totalmente desfavorables para la mayoría de los argentinos. Un nivel de pobreza e indigencia supera el cuarenta por ciento de la población, con indices mayores para los sectores juveniles. Estos números muestran con crudeza el fracaso de las políticas económicas y sociales implementados en estas décadas

Una democracia intervenida.

 La democracia surgida en 1983, nació con una herencia perversa, la deuda externa y la sugesión a los dictados del FMI.

Estos condicionantes, que venían gestándose desde 1955, se corolan durante el proceso militar, con el programa político y económico de Martinez de Hoz, que expresaba las ideas de la burguesía mas concentradas y extranjerizada y sobre todo los intereses del Departamento de Estado norteamericano, expuestas  en el Consenso de Washington .

 El proceso cívico militar no solo cambio la matriz productiva, pasando de una lógica de producción y trabajo a una lógica rentistica, financiera y extrativista, sino que también fue un intento de formateo de toda cultura argentina anterior.

El neo liberalismo global  ha escindido  el terreno de la economía y la política, queriendo convertir a la economía en una ciencia autónoma, con sus propias leyes y lógicas. Así con la primacía de la economía, lo político queda circunscripto a algunas esferas de lo estatal y el ciudadano ejerce su  derecho político solo en el momento de votar.

 

En esta lógica  todos los hombres están obligados a aceptar al Dios-mercado como único verdadero, a cumplir sus preceptos y a practicar su culto. Su doctrina son las ideas neo liberales, su acto de Fe,  “la mano invisible”, su brazo ejecutor el Fondo Monetario.

Según los sacerdotes de esta doctrina la mano invisible tiene la capacidad de armonizar estos comportamientos individuales, que buscan siempre lo mejor para cada persona de manera egoísta y convertirlos en un bien general para toda la comunidad.

Para sintetizar queda la muy cuestionada conclusión: “El interés general deviene de la suma de los intereses particulares”. O la famosa sentencia de Margareth Thatcher “no existe la sociedad, solo existen los individuos”.

Desaparecen así conceptos básicos como “comunidad, bien común, destino común, patria y nación, etc.”

 

Aquellos que osen violar las normas del mercado, serán ex comulgados y condenados por “herejes”, “populistas”, “socialistas”, etc.

La “democracia” burguesa, liberal, representativa y occidental,  institucionaliza esta  situación. Pone lo social y sobre todo lo político bajo al órbita de economía y sus “leyes naturales” y los dictámenes del mercado. Convierte, en el mejor de los casos,  al ciudadano, el “hombre como ser politico” en un mero “hombre consumidor”.

Así, a pesar de los graves problemas que nuestras sociedades soportan, la respuesta del sistema es la fragmentación y la despolitización de la sociedad.

Se intenta  vaciar de contenidos al debate,  discursos light, sin mayores ideas ni profundidades. Los problemas se van a resolver  en la economía, en “la gestión eficiente” de los Ceos.

Lo más grave es que muchos sectores de “izquierda” y “progres” han ido comprando este discurso y lo toman como propio. Para ver el bochorno de esto es la izquierda socialdemócrata europea  que se convirtió en adalid y defensor del neo liberalismo, tirando por la borda más de 200 años de lucha populares, o ciertos partidos de origen popular y  del progresismo latinoamericano, que acompañaron acríticamente el modelo neo liberal  imperante, siendo el menemismo el ejemplo más extremo y patético.

Como decíamos la post modernidad  despolitiza a la sociedad, circunscribiéndola a lo meramente electoral. Esta primacía de lo electoral desplaza al hombre, sujeto protagonista de la historia, a un mero rol de votante. Pero esta lógica electoralista desplaza también los debates de fondo en la sociedad,  la educación, la salud, el acceso a la energía, la vivienda, el transporte, la seguridad popular, etc.

Ya no “existe”  el pueblo organizado, empoderado, peleando poder y legitimando liderazgos, construyendo poder.

El protagonismo pasa así de liderazgos populares a liderazgos mediáticos, a aparatos políticos, a organizaciones civiles, sociales y religiosas de dudosos fines y oscuros financiamientos.

El político profesional reemplaza al dirigente y al militante, los armados puramente electorales reemplazan a los partidos políticos, con abundantes fondos para campaña publicitaria.  Lo político es mal visto,  y lo reemplazan grupos de “opina todo”, que solo gritan, pelean, insultan, con una total falta de expresión de ideas. Esta nueva forma de “debate político” está regida por el rating, siendo imposible en ese formato un debate serio y profundo de los problemas.

No es casual, es una forma más de despolitizar y fragmentar  la sociedad en la lógica del neo liberalismo actual, para que no haya un cuestionamiento profundo al status quo imperante. Y si lo hay quede circunscripto a grupos minúsculos de izquierda o progresista que no solo no ponen en peligro el modelo, sino muchas veces lo legitiman, por sus posiciones  infantiles.

Toda esta lógica de destrucción de lo político está asegurado por un aparato mediático y cultural concentrado que va generando un “sentido común”, tal que al decir de Duran Barba, el votante es un  “chico de 9 años, que no, ha  llegado al pensamiento abstracto, solo le llegan por las  emociones”

Así los actos políticos son actividades de jardín de infantes, con globos y baile, o un candidato que se muestra en el escenario como un rockstar, o con una motosierra rompiendo todo. Detrás  una propaganda basada en las “fake news”  (1) y la post verdad, que no son otra cosa q la base del pensamiento gobeliano “miente, miente que algo quedara”. (2)

Esta democracia queda acotada a lo formal y limitada por los grandes grupos económicos, que gobiernan tras bambalinas, que solo dan respuestas a sus intereses de negocios con una lógica predatoria de apropiación de la riqueza y los recursos de toda la comunidad.

Esto lleva a una frustración de los sectores populares, ya que no tienen respuestas a sus necesidades. Comienza así, alimentado también por los medios,  un sentimiento anti democrático, contra  la política y los políticos. Esta pérdida de expectativas sobre la democracia lleva a la búsqueda de salidas de derecha, autoritarias, negacionistas, xenófobas y fascistoide, como vemos en estos días con la candidatura de Javier Milei

En la democracia Argentina, solo en  los 12 años de gobierno popular la política volvió a tomar cierta primacía. Nestor Kirchner pagó la deuda y saco a la Argentina de la auditoria permanente del Fondo Monetario. Lamentablemente el gobierno asumido en 2016  volvió rápidamente a privilegiar la economía, endeudando y sometiéndonos al supervisión rígida del Fondo, quedando  el estado, ajustado e ineficiente, como un único camino para la política y lo electoral como el único espacio de lucha.

Así los medios de propaganda del sistema volcaran su idea de que el momento electoral es el momento cumbre, cuando el ciudadano emite su voto.

Esta forma de ver y hacer la política hace renunciar a toda pretensión de transformar o modificar algo de la realidad.

Tendiendo puentes: volver a la política. 

Es indudable y nuestra historia lo muestra con sangre y dolor, que la democracia es el mejor sistema de gobierno. Aun aceptando su limitaciones, estas se corrigen con mas democracia, no con la supresión de esta.

La constitución nacional tiene una frase perversa, que marca los limites a esa democracia: “el pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes”. Quien peticione en nombre del pueblo comete el delito de sedición.

 La respuesta de los movimiento  populares  debe ser la inversa, construir una democracia participativa y social, ir hacia formas  de democracia directa, construir  comunidad, unir, organizar  y re politizar.

Articular la política de otras formas, profundizar la relación directa con los sectores populares y sus organizaciones, tender puentes  para poder llevar adelante la política en todos los ámbitos y momentos. Sin descuidar lo electoral por supuesto, pero entendiendo la política como una acción permanente de organización y movilización  de los sectores populares, de confrontación con los factores dominantes.

Un estrategia en los sectores populares que tenga como un único camino lo electoral está condenada al fracaso de ante mano.

 Por supuesto que  la crisis global, el surgimiento de gobiernos progresistas débiles y el avance de proyectos neo conservadores autoritarios en la región, marcan una coyuntura compleja para el desarrollo de propuestas emancipatorias.

Sin embargo si queremos construir una alternativa popular necesitamos escuchar más, enseñar aprendiendo, “mandar obedeciendo”, generar espacios de dialogo  desde donde  construir comunidad  organizada, desde donde  pensar la política,

Estar en la lucha cotidiana, en la movilización,  sembrado ideas, construyendo organización y lazos comunitarios sin sectarismos ni exclusiones, politizando el debate para ir re politizando nuevamente a la sociedad.

Debemos dar batalla permanente a esta lógica de subestimación del hombre como sujeto político. El hombre es el centro  de la política, actor y artífice de su historia.

Hay que generar procesos de integración  que sumen y sinteticen la multiplicidad de movimientos  y agrupaciones donde se expresa lo popular,  todos los colectivos: religiosos, políticos,  gremios, movimientos, ong, culturales  y activistas del campo nacional y popular.

Debemos entender que el conflicto es inherente a la condición humana y a la vida en sociedad, que precisamente la política es el medio para resolver y superar conflicto y no el medio para esconderlos y/o negarlos.  

En definitiva construir una nueva síntesis política, que exprese toda la memoria histórica, toda la problemática de los sectores populares y medios,  con iniciativas político-sociales, ocupar el territorio y la calle y desde ahí  potenciar y multiplicar  la construcción de un programa nacional de liberación, que rompa las cadenas de dominación, generando un proceso de soberanía política, independencia económica y sobre todo justicia social.

 

 

 

  • Las fake news (español: noticias falsas) es un tipo de bulo que consiste en un contenido pseudo-periodístico difundido a través de portales de noticias, prensa escrita, radio, televisión y redes sociales y cuyo objetivo es la desinformación.
  • https://culturizando.com/los-11-principios-de-la-propaganda-nazi/

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