“Cuando un
mundo se desmorona y ese reciente pasado comienza a desvanecerse, otro se
vislumbra en la ciudad abrumada” El origen de la tristeza. Pablo Ramos
La pandemia del coronavirus ha puesto al mundo de cabezas.
Un mundo ya sufría una crisis sistémica,
hora esta se vio agudizada por la presencia del virus corona. Todos los
paradigmas que sustentaban la sociedad global han entrado en crisis o por lo
menos están siendo cuestionados. En la historia hay múltiples ejemplos de
sociedades golpeadas por crisis sanitarias o bélicas; las mismas no volvieron a
ser las mismas. Estas crisis provocan
sin lugar a dudas cambios profundos, a veces visibles, otros, muchas veces,
corren como ríos subterráneos por debajo de la superficie esperando salir a la
superficie, como geiseres repentinos.
Siempre son como hitos que marcan un cambio de épocas, a
veces son cambios positivos, otros parecen marcar retrocesos históricos. Pero
de eso pareciera estar hecha la historia humana, no es un proceso lineal hacia
el progreso, como se creyó durante casi todo el siglo XIX y gran parte del XX, sino de marchas y contramarchas, de grandes
saltos hacia adelante, así como profundos retrocesos. Esto es así, porque al no
haber un determinismo histórico, la historia es solo construcción humana
colectiva.
Esto nos obliga a pensar y analizar el mundo que viene, como
será la sociedad futura, ir sacando
conclusiones y estrategias en clave política y económica, en especial nuestra América del Sur.
1. El fracaso de la actual gobernanza global
El fracaso evidente de los organismos internacionales y
regionales, que marcaron la gobernanza global post segunda guerra mundial: FMI,
BM, OMC, NU, o la misma OMS y a nivel regional la OEA. Todas ellas muestran una
incapacidad para aportar ayuda y respuestas ante la situación imperante. En
general fueron organizaciones que, más allá de sus fundamentos teóricos, fueron
instrumentos de dominación imperial del sistema global neo liberal. El mundo
del que formaban parte y eran “gendarmes” está en ruinas. Es por ello que es
necesario construir un nuevo orden mundial, mediante instituciones más
abiertas, representativas, racionales,
que puedan dar respuestas a los graves problemas en base al interés
global, y no de los centros de poder imperial.
En cuanto a Latinoamérica, con una OEA, cada vez más
desdibujada, sometida a los intereses de EEUU, es necesario volver a la
experiencia de la UNASUR, con su capacidad de articular políticamente entre los
países de la región para enfrentar las situaciones de emergencia.
2. Crisis
final del neoliberalismo
Si algo queda en claro es que el neoliberalismo, como
proyecto político imperial muestra hoy todo su fracaso. Es indudable que la
crisis ya es una cuestión sistémica, donde el modelo muestra su inviabilidad
histórica y su nula capacidad para generar proyectos de integración e inclusión
social y económica.
El neoliberalismo, como racionalidad, muestra que está
asentada sobre falacias y sofismas. El individualismo, el egoísmo, el “sálvese
quien pueda” no funcionan. Es mentira la supremacía de lo individual sobre el
interés colectivo. La cooperación es más racional que la competencia. El
mercado no existe como asignador de recursos, no pueden autorregularse, no existe la mano invisible que genera el
equilibrio virtuoso; y tampoco se cumple el mito de que los agentes privados
logran sus beneficios por asumir más
riesgos. En realidad todo el andamiaje “teórico” quedó expuesto y cuestionado a
partir de sus pésimos resultados. Cuarenta años de globalización neoliberal
solo pueden mostrar desastres en todos los ámbitos.
3. El
fin del imperio yanki
EEUU no solo una pasa por una grave crisis política y económica,
sino que además viene arrastrando desde hace años una profunda crisis social y humanitaria.
Esto es el resultado del modelo neo liberal a ultranza que
rige a EEUU, sobre todo a partir de la revolución conservadora de Ronald Reagan
y continuada, con matices, por los siguientes gobiernos.
Las revueltas populares que se producen en casi todas las
ciudades del país, contra el racismo y la violencia extrema de la policía sobre
las minorías negras y latinas, esconden otros datos muy preocupantes. El 44% (140 millones de personas) del pueblo vive en
la pobreza y la desigualdad, de ellos 41 millones viven por debajo de la línea
de subsistencia. A su vez la violencia y la droga se enseñorean en las calles.
En EEUU muere 1 persona cada 15 minutos
por armas de fuego. En 2019 murieron 39.052 personas por disparos. El FBI
estimó 1.206.836 de crímenes violentos ocurridos en todo el país durante 2018,
incluidos asesinatos, violaciones, robos y asaltos con agravantes.
Según datos oficiales, 630.000 personas murieron por
sobredosis de estupefacientes en todo el país entre 1999 y 2016. En 2017
fallecieron 72.000 por esta causa, es decir, en promedio 200 personas por día.
La esperanza de vida en Estados Unidos está retrocediendo
cada vez más con respecto a otros países industrializados. El país avanza
lentamente hacia un desastre: su clase media se está extinguiendo
silenciosamente.
Los cambios brutales en el mercado laboral estadounidense fueron la
causa de esta crisis. Si anteriormente los empleados sin educación superior
podían tener una vida digna, ahora se enfrentan a dificultades cada vez
mayores. Los salarios de la parte más pobre de la población estadounidense,
ajustados a la inflación, no han subido en medio siglo. Entre 1979 y 2017, los
hombres blancos de este estrato social incluso perdieron el 13% de su poder
adquisitivo, según los investigadores.
Trump fue la respuesta de esos sectores medios a esta situación,
el repudio a las viejas guardias demócratas y republicanas que gobernaron EEUU
en los últimos cuarenta años. Así como Obama apareció en su momento como un
alternativa superadora, que rompiera con el pasado y decepcionó todas las
expectativas puesta en él , Trump, solo pudo mostrar la estupidez congénita de
la clase dirigente yanqui, llevándola al paroxismo y al ridículo.
Y si esto fuera poco la privatización total del sistema de
salud, que dejó afuera a millones de
norteamericanos e inmigrantes asentados hace décadas en el país. El Covid 19 y
la falta de políticas de protección sanitaria han generado hasta hoy 4.000.000 de casos, con más de 150.000 fallecidos.
Siendo las proyecciones futuras muy alarmantes en cuanto a vidas humanas. A su
vez como consecuencia de la pandemia se proyectan más de cuarenta millones de
desocupados. Lo que muestra el daño sobre la economía está haciendo la pandemia
y a su vez muestra la estupidez de su presidente de sostener la economía sobre
la salud.
La grave crisis económica, energética, militar y humanitaria
que atraviesa EEUU anuncia la inminente pérdida de su hegemonía, en manos de
China. Esta pérdida los lleva a retroceder y atrincherarse detrás de sus
fronteras, y he aquí un riesgo para nuestro continente, replegarse sobre lo que
ellos consideran su “patio trasero”, Latinoamérica.
Todo con un discurso pueril, agresivo y xenófobo contra el
resto del mundo. Nada más peligroso que un tigre herido y acorralado, el
fracaso los muestra cada vez más torpe, pero también más peligrosos.
4. El surgimiento de China
Tras las reformas en la República Popular de China iniciadas
a fines del siglo XX, hacia comienzos del siglo XXI el país oriental se ha ido consolidando como una gran potencia global.
China se presenta como un poder desafiante ante potencias como Estados
Unidos, Europa o Japón y un actor
relevante para el “sur global”.
China es hoy un actor central en el escenario internacional
actual. En casi todos los frentes.
Si bien fue el lugar de origen del virus, su rápida y
eficiente capacidad para enfrentarlo y disminuir sus efectos de expansión, así
como los daños de sobre la vida y la salud de su población, hacen que salga
fortalecida a nivel global.
El proceso de desarrollo chino es explosivo según queda
visto y se ha acelerado de modo realmente vertiginoso, confirmando el muy
rápido ascenso en materia comercial, económica
y política.
Este desarrollo vertiginoso se basa en una planificación
económica muy centralizada por parte del Estado, empresas privadas muy
eficientes y una inversión importante en educación, ciencia y tecnología. Como
dato indicativo China fue en 2019 el país que más innovador, ya registro cerca
de 60000 nuevas patentes desplazando a EEUU a un segundo lugar. En ese marco China viene ganando la guerra
por el desarrollo de las nuevas tecnologías 4y 5G.
Al mismo tiempo ha lanzado una audaz estrategia de
relacionarse con el mundo. Una estrategia,, conocida como “la ruta de la seda”,
esta iniciativa consiste en el establecimiento de dos rutas combinadas, una de
infraestructuras terrestres y otra marítima, que mejorarían las conexiones
chinas tanto en el continente asiático como hacia el exterior, dando a China
más influencia económica y política a nivel mundial. China esta invirtiendo grandes sumas de dineros en infraestructura
caminera, ferroviaria, portuaria, obras públicas, etc, en países del sur,
incentivando el comercio en busca de materias primas para sus industrias, pero
también mercados para su producción.
Para el desarrollo de la ruta marítima, el Gobierno chino
está llevando a cabo grandes inversiones en el sudeste asiático, el océano
Índico, el este de África y algunos puntos de Europa. Las rutas terrestres
conectan China con puertos de esas regiones, así como con otros países
asiáticos y Europa a través de Asia Central. Una de ellas es la ruta
ferroviaria entre la ciudad china de Yiwu y Madrid, de más de 13.000
kilómetros, la más larga del mundo. Dentro de la BRI, China ha financiado
también la construcción de gasoductos y oleoductos en Rusia o Kazajistán.
Además, el proyecto todavía está en fase de desarrollo y, aunque ya ha logrado
un gran despliegue de infraestructuras.
China está ganando influencia en Latinoamérica, a pesar de la oposición
de los intereses yanquis en la región, con, por ejemplo la construcción de dos
grandes represas en Santa Cruz (Arg.), el ferrocarril Belgrano Norte (Arg,) que
conectaría con una red ferroviaria que uniría los puertos del Pacifico a través de Perú, Bolivia, Brasil,
hasta San Pablo, ya en el Atlántico.
Todo hace prever que en la próxima década China podrá
desplazar a EEUU en su hegemonía mundial. Por lo menos estamos en una etapa de
fuerte confrontación comercial y económica entre las dos potencias, de difícil
pronostico, aunque la opción China paga unos pesos más en las apuestas.
5. Europa
La UE viene atravesando una serie de crisis desde hace más
de un década. Hoy ya esta crisis pone en juego su existencia misma.
La lógica tecnocrática impuesta por la burocracia de
Bruselas funciona como un corset que ata el desarrollo de la UE, la ideología
neoliberal, y los intereses de la banca alemana, el verdadero poder central,
están conduciendo a la UE a una parálisis y a una incapacidad para dar
respuestas a las demandas sociales. Se fue desmantelando, por ejemplo, el
estado de bienestar en casi todos los países, siendo el sistema de salud el más
devastado, viéndose hoy el resultado con su incapacidad para dar respuesta a la
pandemia.
El neoliberalismo de su dirigencia ha condenado a Europa a
una crisis económica sistémica de más de una década. Esta parálisis ha
provocado la salida de Inglaterra de la comunidad asestando un golpe duro, las
políticas de ajuste brutal impuestas sobre Grecia, y en menor medida España e Italia muestran la
misma lógica de saqueo hacia los pueblos más débiles. Esta claro que no es
casual que Italia y España sean los países más golpeados por la pandemia del Covid19.
La Unión Europea muestra hoy su incapacidad para coordinar y
armonizar políticas para enfrentar
problemas comunes, el estancamiento económico, la pandemia, la ola
inmigratoria, los conflictos sociales de
sus minorías, muchas veces expresada en actos de violencia callejera.
Es indudable que la Comunidad Europea, si no rompe la lógica
economicista neoliberal que la rige, está
condenada a una pérdida de protagonismo y decadencia, hasta su posible
desintegración.
La salida para Europa es una reconversión de sus objetivos
fundacionales, pasar de ser un mercado común a una sociedad de naciones,
construyendo un proyecto común que privilegie una unidad política y social en
beneficio de los pueblos y no de los intereses de la banca. También una mirada
hacia el este, hacia la Federación Rusa y su región, puede dar la vieja Europa
otros aires y otros objetivos. Firmar el certificado de defunción de Europa es
prematuro, es un continente que siempre se ha caracterizado por una gran capacidad
de resiliencia.
6. Latinoamérica en su laberinto
El fin de ciclo de los llamados gobiernos progresistas y la
consolidación de un nuevo conservadurismo en la región, marcan la etapa. Salvo
argentina con el triunfo del FTD, con la formula Fernández – Fernández y una
orientación peronista, y Venezuela, que aun jaqueada y acosada por el
imperialismo yanqui, resiste, el resto de los países llevan adelante políticas
alineadas con el consenso de Washington.
Sin embargo en los últimos meses se han producido violentas
revueltas populares en protesta por la situación económica actual, la falta de
perspectivas de futuro para amplios sectores de población, en especial los
jóvenes, que les marca el
neoliberalismo: Chile, Ecuador, Colombia, Perú, Brasil, etc.
Es indudable que la crisis del neoliberalismo en América, ya
es una cuestión sistémica, donde el modelo muestra su inviabilidad histórica y
su nula capacidad para generar proyectos de integración e inclusión social y
económica. Puede verse con claridad como el modelo de acumulación por
desposesión funciona con total impunidad y los daños que sobre el tejido
social, económico o ambiental provoca.
Esta lógica de saqueo se expresa en violentas acciones de
despojo sobre los pueblos de Latinoamérica, lo que genera nuevos y variados escenarios de
resistencia y lucha en casi todos los países.
La primarización de la economía y la desindustrialización,
la desocupación, la precarización laboral y
la pérdida salarial, la apropiación ilegal de la tierra y el
desplazamiento poblaciones enteras, lógica extrativista de los recursos
naturales con una fuerte agresión al medio ambiente,
La expulsión de mano
de obra de obra hacia la periferia de las grandes ciudades, fenómeno este ya de
vieja data, genera grandes cinturones de pobreza alrededor de las grandes
ciudades latinoamericanas, con la consecuente producción de pobreza
estructural, falta de viviendas,
escuelas, hospitales, aguas servidas, basurales a cielo abierto, contaminación,
violencia urbana e individual, delito, etc.
Así Latinoamérica se convirtió en el continente más desigual,
con una minoría de grandes fortunas, una clase media en extinción desde hace
décadas, e ingentes mayorías empobrecidas, en situación de pobreza e
indigencia.
La pandemia puso de manifiesto y agudizó todos los problemas que ya estaban. Ningún
país saldrá indemne de esta situación. Aunque todo parece indicar que a algunos
países les pegará mucho más que a otros de acuerdo a como pudo o quiso enfrentar la emergencia. En el caso de
Brasil o Chile, que minimizaron las consecuencias sanitarias y privilegiaron la
actividad económica, el resultado fue una crisis sanitaria con miles de muertos
y una caída de la actividad económica también muy alta. Brasil, a pesar de la
lógica economicista, presenta una caída del 15 % en su actividad, una caída
terrorífica. Lo mismo pasa en Chile y Perú,
donde los sistemas sanitario está saturándose aceleramente y la
actividad económica también está disminuyendo.
7. ¿Hacia un nuevo
consenso global? Un camino lleno de incertidumbres.
Está claro que estamos ante un desorden económico y político
global. Según muchos autores ante una crisis civilizatoria que pone en riesgo
nuestra presencia como especie.
El mundo construido bajo el Consenso de Washington está en
ruinas. Por ende lo que está en debate es la elaboración de un consenso Post
covid19, que siente las bases de un nuevos sistema global. Es clave en la
nuevas premisas la preservación de la vida y la salud de toda la población,
políticas de preservación del medio ambiente, sistemas productivos
sustentables, que tenga claro que los recursos naturales son finitos, una
primacía de la economía real en desmedro
de la lógica financiera, o sea una economía más regulada, sobre todo los flujos
financieros y los paraísos fiscales, una vuelta al estado nación, activo y
presente, que garantice el equilibrio y los recursos.
En este nuevo marco
global vamos hacia una multilateralismo, dejando atrás el mundo unipolar de las
últimas décadas. Como lo preanuncio JDP el mundo marcha hacia un
continentalismo. Es decir la constitución de bloques de países, estos han de
unirse progresivamente sobre la base de la vecindad geográfica y sin pequeños
imperialismos locales. (JDP).
Si bien la realidad geo política es dinámica hoy podemos
vislumbrar a grandes rasgos, EEUU y los países de América del Norte y tal vez
algunos centroamericanos, China y los países del Asia pacifico, India y su
región, Europa, La Federación Rusa, La Unión Africana y por supuesto la Unasur.
Siguiendo el
pensamiento de JDP, que marca un camino ante la incertidumbre, el
continentalismo es un paso previo a una
universalización.
“Difícil y sutil
tarea es ésta para los hombres del futuro: lograr una integración que no
consista en una nueva manifestación enmascarada de imperialismo; (sino)
compatibilizar el universalismo con la indispensable preservación de la
identidad de los pueblos.”
Para Latinoamérica la única salida a la gran crisis y ante el mundo que se vislumbra es la unidad
de los pueblos. “En el caso de nuestro continente la salida es la unidad sudamericana. Debemos
actuar unidos para estructurar a Latinoamérica dentro del concepto de comunidad
organizada, y es preciso contribuir al proceso con toda la visión,
perseverancia y tesón que hagan falta”. JDP
“Tenemos que asumir el principio básico de que
«Latinoamérica es de los latinoamericanos»”.
“Estamos en la aurora
de un nuevo renacimiento, pero seríamos muy ingenuos si confiáramos en que tal
renacimiento resultará un producto espontáneo de la historia del mundo”. Esta
unidad sólo puede surgir de los pueblos mismos antes que de decisiones
arbitrarias. La experiencia histórica así lo enseña. JDP
Estamos una vez más frente
a un nuevo dilema civilizatorio con significativas consecuencias geopolíticas
en el mundo y, por supuesto, para América Latina
Como latinoamericanos, atesoramos una historia tras de
nosotros: el futuro no nos perdonaría el haberla traicionado.
Antonio Muñiz
Julio 2020
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