América Latina está transitando un periodo de
resurgimiento del modelo neoliberal, luego de más de una década de aplicación,
con bastante éxito, de un modelo “populista”. Este modelo, con matices, se aplicó en gran parte de
Latinoamérica con el eje Buenos Aires - Brasilia- Caracas, pero que sumó a la mayoría de los países de la región. La
muerte de Chávez y Kirchner, golpes palaciegos en Paraguay y Brasil, y la
fuerte injerencia del DE norteamericano en la región, hicieron que este proceso
se detuviera y debilitada, lo que permitió el avance de fuerzas de derecha
neoliberal asociada a los intereses del imperialismo, con políticas alineadas
con el consenso de Washington.
Sin embargo estas políticas neoliberales han
mostrado nuevamente su ineficacia para resolver los problemas de la región. Por
el contrario estas políticas agudizan la problemática social y económica,
generando una sociedad desigual, con bolsones de pobreza y desigualdad
alarmantes. Esta incapacidad que tiene el neoliberalismo de articular un modelo
de desarrollo integrador está poniendo en jaque su viabilidad y preanuncia el
regreso de políticas contrarias. El fracaso manifiesto del macrismo en
Argentina, la crisis política en Brasil, la situación mundial y la criticas al
modelo de acumulación rentístico financiero a nivel mundial, etc., son el
preanuncio de una nueva oleada de gobiernos populares
El modelo de la post guerra
A partir de la segunda guerra mundial y sobre
todo en las siguientes dos décadas, 50 y 60 América Latina mostró un modelo de
industrialización basado en la
sustitución de importaciones, mercado interno, fuerte injerencia del Estado en
la economía, construcción del estado de bienestar, etc.
Es indudable que el modelo no fue único en
todos los países, ha habido matices importante entre ellos. Sin embargo también
tiene cosas en común por lo q podemos considerar a todos como parte de un mismo
proceso. Un modelo de crecimiento “hacia dentro”.
Este procesos se inició como consecuencias de
la gran depresión del 29, la crisis prolongada, la políticas del New real,
primero y la segunda guerra mundial y de la posterior etapa de reconstrucción
Europa. Estas políticas y esta realidad mundial nuestro países recorrieron la
década en busca de la autarquía, cerrados sobre sí mismos. Ahora bien, el
desarrollo estuvo orientado "hacia adentro" por la vía de la
sustitución de las importaciones, o sea fabricar en el país lo que antes se
importaba, utilizando para ello una estructura de aranceles altos, trabando la
importación, cerrando la economía a los movimientos financieros, desarrollando
un mercado interno, salarios altos y buscando la plena ocupación. Todo
este periodo de vio complicado por
constantes golpes militares, siempre auspiciados por EEUU, que miraba con
desconfianza estas políticas populares y en general, por lo menos en lo
discursivo anti imperialista. Esta inestabilidad política no fue factor de
corrimiento del modelo de ISI, si bien en muchos casos si de hacer más lento el
proceso.
El proceso de ISI mantuvo su vigencia hasta mediados
de la década del 70, cuando la crisis del petróleo genero un cambio de ciclo en
la economía y la política mundial.
A pesar
de la crítica neo liberal al periodo la tasa de crecimiento de la mayoría de
los países fue alta, alcanzando cifras macroeconómicas que no volvieron a
repetirse en la región hasta varias décadas después, Fuerte crecimiento del
PBI, salarios en alza, mejoramiento en las condiciones sociales y laborales de
amplios sectores, crecimiento de una clase media, etc.
Se constituyó el estado de bienestar, buscando
sistemas educativos, de salud, previsionales, laborales etc., de fuerte impacto
en la calidad de vida de la población, financiadas en gran parte por recursos
estatales
El modelo de industrialización basado en la
sustitución de importaciones, permitió grandes logros durante el período
1930/75. Entre los primeros se puede mencionar una elevada tasa de crecimiento
económico, el desarrollo de una clase media y un sector obrero con altos
salarios, con bajos niveles de indigencia y pobreza y con tasas de desocupación
mínimas. En síntesis una sociedad homogénea e integrada.
Tal vez como restricción podemos mencionar que
no se avanzó en la integración con el resto de Latinoamérica, con el objetivo
de tener un mercado común más grande que permitiera una mayor escala de
producción.
Falto una estrategia para aumentar la
inversión interna y externa que se orientó sobre todo hacia aquellas áreas de
mayor ventaja comparativa, usualmente hacia los recursos naturales, cobre en
Chile, o petróleo y ganadería en Argentina. Pero que no permitieron aumentar
mayores puestos de empleo o el desarrollo científico tecnológico y siguieron
contribuyendo a una economía desequilibrada.
Hacia mediados de los setenta comienzan a
aparecer luces amarillas de peligro en el proceso, inflación, déficit fiscales,
estancamiento en algunas áreas, ineficiencia en muchas empresas estatales,
etc. Pero todas ellas eran corregibles
en el marco de un proceso general exitoso.
Sin embargo la ola de golpes militares que
fueron sucediéndose en la región, Brasil,
desde el año 64, Perú, Bolivia, Uruguay, Chile y Argentina, que fueron
derrocando regímenes democráticos, tuvieron como corolario el fin del proceso
de sustitución de importaciones, de cualquier proyecto popular democrático, o
de cualquier modelo que aspirara a la autarquía.
El nuevo orden mundial, el consenso de
Washington.
Es indudable que los golpes militares apoyados
por EEUU tuvieron un claro objetivo: alinear a los países de la región bajo la
órbita de las políticas Norteamérica, desmantelar cualquier proyecto
medianamente nacionalista reformista en esos países, destruir cualquier intento
de industrialización independiente y someter a las clases obreras y medias,
altamente politizadas en la época y aplicar aquellas medidas aconsejadas por el
consenso de Washington, de liberar los mercados al comercio y a los flujos
financieros. De mas esta decir que detrás de esta apertura estaba el fin del
proceso de industrialización, y no solo eso la apertura de importaciones, y el
quite de barreras aduaneras hizo que muchos sectores industriales entraran en
crisis finales al no poder competir con la producción extranjera, textiles,
calzados, cuero, juguetes, electrodomésticos, etc.
Al final del proceso Argentina, por ejemplo según
Aldo Ferrer “Bajo la conducción liberal
monetarista”, “la Argentina pasó de ser un país en proceso de desarrollo a otro
en proceso de subdesarrollo”. (1982)
Está claro que todo ese proceso buscaba
desmontar toda la industria nacional, ir hacia una Argentina pre industrial,
pre peronista. Corregir y borrar esa aberración histórica que fue el peronismo
para esa oligarquía neoliberal.
Esta situación se da en toda Latinoamérica.
Por supuesto que con matices dados por la estructura productiva de cada país.
El caso argentino tal vez fue el más
catastrófico, pero Ecuador y México mostraron números de caída significativas
en su capacidad instalada. Brasil se salvó de estas políticas en esa década, ya
los militares en el gobierno y la burguesía paulista no acompañaron ese
proceso. Chile, que fue el experimento de la escuela monetarista de Chicago,
con Milton Friedman, sufrió un proceso “exitoso”, pero no contaba con un aparato industrial
importante, que su principal producción era el cobre que siguió siendo estatal,
y desarrollo sectores fruti hortícolas para la exportación, primarizando su
economía. Con el agravante que sufría una dictadura militar durante 17 años, y
que fue la que aplicó este modelo monetarista, con una fuerte represión,
torturas, exilios y muertes. Tal como aconteció en toda Latinoamérica, siendo
tal vez Argentina donde esta represión se ejerció con mayor saña, tal vez
porque Argentina contaba en ese entonces con una clase obrera altamente
politizada, numerosa y movilizada.
Los resultados:
Es evidente que el modelo de reformas neo
liberales aplicadas en la mayoría de los países latinoamericano durante la
décadas del 80 y 90 difieren de país en país, sin embargo hay algunas
coincidencias claras y sobre en los resultados de este proceso.
En primer lugar, se promueve un principio de
Estado mínimo y de Estado subsidiario. Se asume que mientras menos Estado ello
será económicamente mejor para la sociedad. En principio se cuestiona al estado
empresario, el estado dueño de las empresas de servicios públicos (trenes, energía, agua, etc.), con el
argumento de la ineficiencia de este y los déficit presupuestarios que deja la
gestión estatal de esta empresas. En la mayoría de los casos se avanzó en la
privatización de estas empresas. En general el resultado fue mayores tarifas
por los servicios, que no siempre fue acompañada por mejores servicios y mayor
inversión. En muchos casos luego de décadas de gestión privada se volvió a la
gestión estatal.
Pero esta lógica de estado mínimo fue llevado
a todos los órdenes, así la educación, la salud, la previsión social, fueron
primero objeto de desinversión por parte del estado y luego en muchos casos
traspasados servicios a la gestión privada, con una lógica de libre mercado.
Los éxitos de estas políticas han sido
escasos, y en general han aumentado la desigualdad social, porque han producido
una trasferencia de recursos de los sectores populares y medios hacia los
grupos financieros concentrados, que se ha hecho dueños de esos servicios y por
el otro lado al primar una lógica de oferta y demanda sectores populares no
pueden acceder a esos servicios o bienes o bien tienen que conformase con los
de menos calidad.
Un segundo eje fue la desregulación de la
economía y la producción de bienes y servicios, así como el libre comercio,
acompañado por una disminución de aranceles de importación. El caso chileno por
ejemplo se pasó de un arancel de 100% a 10% en cuatro años. O el caso argentino
donde además se dejó caer el valor del dólar, mediante una “tablita cambiaria”,
por lo cual el dólar toco un piso que hacia barato cualquier producto
importado. Fue el tiempo del turismo argentino en Miami y el “dame dos”. Por
supuesto que estas políticas hicieron estragos en todos los estamentos
industriales, que se habían desarrollado en la etapa anterior. El proceso de
desindustrialización se aceleró, con su secuela de cierres de plantas,
desocupación y por ende pobreza. Toda la economía latino americana se
reprimarizó.
También se liberó el mercado cambiario y se
permitió la libre circulación de capitales.
El ingreso de capitales especulativos estas economías atraídos por las facilidades
de movimiento y en general superiores tasas de interés, hacen que estas
economías entran en periodos de crisis permanente dada que a cualquier atisbo o
inquietud en los mercados hacen que estos capitales regresen a los países
centrales dejando un gran déficit en la
balanza de pagos que deriva en problemas cambiarios y en profundas crisis
económicas.
El objetivo u obsesión de las políticas
neoliberales es la búsqueda de equilibrar los mercados, buscando una inflación
baja y controlada. Este objetivo se busca por la vía teorías monetaristas, de
reducir el déficit fiscal, y de manejar una balanza de pagos estable. Ello
requiere reducir gastos públicos, "achicar" el Estado, y promover una
política monetaria restrictiva. En general puede decirse que esta políticas de
ajuste han fracasado, no solo porque no alcanzaron el objetivo de bajar la
inflación, sino además que esta tuvo picos mucho más altos que en la etapa
anterior, alcanzado picos hiperinflacionarios en muchos países, Brasil,
Argentina, Ecuador, etc. Además de agudizar todos los problemas
macroeconómicos, empeorar la situación socio económica de gran parte de la
población y construyendo sociedades más desiguales.
Las consecuencias:
Una conclusión es que el modelo neo liberal
que se ha aplicado en Latinoamérica no ha derivado en general en más
crecimiento, en más inversión o en mayor estabilidad, más empleo, más inclusión
social, etc., Por el contrario el modelo
presenta niveles macro económicos, pero también sociales preocupantes, con un
aumento de la pobreza y la indigencia alarmantes. Hoy Latinoamérica reina la
pobreza, la marginalidad frente a un sector minoritario que concentra la mayor
parte de la riqueza. El narcotráfico se ha convertido en la principal actividad
económica de algunos países, siendo la “salida laboral” para muchos sectores
juveniles populares. Méjico es tal vez el ejemplo más claro de estas políticas,
que los han llevado a ser un narco estado, un estado fallido, donde gobierno el
crimen organizado, sobre todo en los estados del norte que limitan con EEUU. El
número de muertos anualmente en la pelea por los territorios y los mercados de
la droga alcanza decenas de miles. Lo mismo, en menor medida, pasa en otros países.
La prensa concentrada no da cuenta de estas situaciones pero la realidad es más
fuerte.
No solo el modelo no ha dado respuesta en lo
económico, han construido sociedades duales, desiguales, con grandes déficit,
tanto en salud, educación, viviendas, seguridad, acceso a las mínimas
condiciones dignas e vida.
Esta realidad muestra un escenario de
creciente conflicto social y político, con represión incluida, pérdida de
calidad institucional y libertades democráticas.
Hacia un nuevo modelo de desarrollo:
El neo liberalismo está en franco retroceso en
el mundo. Luego de la crisis del 2008/9 de la Lemont Brother el capitalismo no
ha podido salir de su crisis.
EEUU, con el triunfo de Donald Trump puso en
cuestión, no ya el neoliberalismo pero si la lógica libre cambista que marco la
globalización en los últimos 20/30 años. El proteccionismo yanqui en defensa de
sus industrias y sobre todo el trabajo de los norteamericanos ha mostrado hasta
ahora, signos positivos, por los menos en cuanto a números macroeconómicos
internos. En cuanto a otras políticas como la exterior Trump muestra lo peor
del imperialismo yanqui.
El mundo unipolar que caracterizo todos estos
años donde primo la globalización neo liberal ya llegado a su fin.
Otras potencias cuestionan ese liderazgo.
China, sobre todo está enfrascado en una guerra comercial con EEUU, por el
liderazgo económico, político y también militar. Es probable que vayamos hacia
un mundo multipolar, con el resurgimiento de Rusia, como gran potencia, India y
como ya dijimos China
Cuando se observa cuál ha sido una de las
claves del éxito de los países asiáticos, puede verse el rol del Estado mucho
más presente, más activo. Un estado que oriente al empresario hacia áreas
estratégicas de mayor rentabilidad.
El Estado tiene un papel de agente económico
en aquellas áreas claves y estratégicas. Aquellas áreas que tienen que ver con
la educación y la formación para el trabajo, con investigación y desarrollo,
con poder de policía sobre el mercado, con el simple objetivo de hacer cumplir
las leyes y los marcos regulatorios que se han fijado.
La historia nos marca en que en todo proceso
de desarrollo exitoso el rol de del estado en fundamental. Un estado orientado
a fortalecer los negocios de las pymes, orientar el crédito hacia los sectores
productivos que se definan estratégicos.
El desarrollo de un fuerte sistema nacional de
ciencia y tecnología estrechamente vinculada con las políticas públicas y con
la producción.
La lógica neoliberal nos marca que todo lo del
estado es malo y nos conduce a la ineficiencia, que el mercado es el mejor
asignador de recursos, sin embargo la experiencia de nuestro países nos muestra
que no es así. Sin la presencia activa del estado la economía es regulada por
los grandes grupos concentrados en su beneficio y no el del conjunto.
Es necesario reconstruir el estado para sus
funciones básicas, educación, salud, seguridad, poder de policía, etc, pero
también para ser un socio del empresario local. El estado cuenta con
herramientas poderosas para guiar el desarrollo económico y por ende el
desarrollo social, construyendo comunidades organizadas e integradas. Algunas
de ellas son el compre nacional, usar el poder de compra del estado hacia los
sectores pymes, la captación y redirecionamiento del ahorro interno hacia las
pymes industriales y hacia aquellas industrias que se definan como objetivos
estratégico.
El estado en nuestros países debe tener a su
cargo las empresas de servicios públicos, debe regular las tarifas para que
sirvan al desarrollo fijado.
El Estado tiene en el desarrollo de la
infraestructura de transportes, comunicaciones y energía un papel central para
el impulso del desarrollo industrial.
Esta gestión estatal puede llevar en su seno
participación privada, pero el control siempre debe ser del estado.
También es necesaria la participación de los
trabajadores en la conducción de las empresas estatales, así como la
participación de usuarios y consumidores en los directorios. En necesario hacer
más transparente y participativa la gestión estatal.
La realidad de nuestros países muestra una
burguesía industrial raquítica, sin conciencia de clase, muchas veces asociada
a capitales e intereses extranjeros, sin
vocación industrialista, sin vocación de un proyecto de país que lo tenga por
protagonista.
En cualquier proyecto de industrialización es
fundamental articular a los sectores del trabajo, el estado y el sector
empresario, en un modelo consensuado de
desarrollo integrado y auto sustentable. La falta de ese sujeto histórico, como la burguesía, restringe las posibilidad
de un procesos exitoso. Tal vez esta limitación sea una de las explicaciones de
los fracasos de experiencias anteriores.
Solo el Estado puede reemplazar a este sujeto
e ir creando a partir de políticas activas una nueva burguesía, que arriesgue e
invierta en proyectos productivos. Es
necesario volver al rol de un estado empresario que lidere el proyecto de
desarrollo.
Un ejemplo exitoso es el caso del INVAP en Rio
Negro, Argentina, una empresa de capital estatal, que produce bienes de alta
tecnología. Hay otras áreas críticas, sobre todo en aquellas donde prima la
ciencia, la tecnología y la innovación que requieren de una inversión
importante que los privados no siempre están dispuestas a aportar.
Junio 2019
Antonio Muñiz
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