En dos años
y medio de gobierno la sociedad civil esta movilizada en contra las políticas económicas del
macrismo. Desde diciembre a la fecha, hubo numerosas marchas contra el macrismo
y el FMI, que han ido poniendo limites a todo el gobierno.
Los errores
en su política económica y el amplio rechazo social a los programas de ajuste
están llevando a una crisis de envergadura. El gobierno está varado y ha perdido la iniciativa.
Navega en aguas muy densas, fracturado su frente interno, roto su relato que lo
unía a algunos sectores sociales, sin promesas y sin horizonte, solo propone un
programa de ajuste permanente. Después, en algún momento, en el futuro
aparecerán los “brotes verdes”, la bonanza como premio a tantos sacrificios. Un
mensaje que ya no convence, a pesar del
empeño de los medios militantes de construir ese relato y convencer a la sociedad.
Esta
realidad ha llevado al gobierno nacional a una caída vertiginosa en cuanto a
imagen, aprobación e intención de votos: imagen negativa 60%, intención de
votos que no alcanza al 30%, limite crítico para cualquier gobierno, según los
politólogos.
El escenario
es muy complejo, todos los esfuerzos del macrismo por recuperar lo perdido
choca contra la realidad, la crisis económica continua y todos los pronósticos
auguran su profundización. Lo peor para la estrategia del gobierno es que el
plan de ajuste; negociado con el FMI,
afecta principalmente a la masa de votantes que permitieron su triunfo en
2015, jubilados, docentes, trabajadores calificados, pequeños comerciantes,
industrias y de servicios, etc.
El escenario
local es complejo y la única esperanza es que el año próximo, con mejores
cosechas y precios internacionales, el
campo lidere una recuperación. Algo improbable; el valor de la soja hoy está en
los 310 dólares, muy por debajo de los precios que tenía en la década pasada.
El escenario
internacional se está complicando mucho, la guerra comercial ya declarada entre
EEUU y China, Europa y Rusia en danza,
más los conflictos bélicos en medio Oriente, que pueden escalar en una
guerra regional y hasta global.
Este escenario,
no correctamente leído por el gobierno macrista, de cierre de mercados y alta
volatilidad financiera ponen en jaque la economía argentina. The Economist,
diario prestigioso en temas de economía internacional publico hace unos días
que Argentina se encuentra muy debilitada para hacer frente a cualquier
turbulencia en los mercados financieros.
El acuerdo
con el FMI, lejos de solucionar los problemas, los agudizó, al imponer un
ajuste brutal sobre la economía real también
generó un fuerte rechazo social,
que se está viendo estos días en las calles.
EL acuerdo con el FMI solo les dio un poco más de aire, un poco más de
tiempo, antes de la próxima corrida cambiaria y más grave, una corrida
bancaria,
El marketig,
el “coucheo” de dirigentes, la comunicación política simplificada en fórmulas
de buenos deseos, repetidas hasta el cansancio y el sonsonete de una prensa mercenaria
y corrupta, que intenta tapar la realidad con discursos, gritos y debates
armados, hoy ya no alcanzan.
El mal humor
social crece a medida que pasan los días.
Todo hace
prever que el ajuste se hará sentir en los próximos meses, por ende escalara la
protesta social. Al gobierno solo le queda la represión de la protesta, al
carecer ya de políticas de negociación y/o cooptación de los sectores
opositores: pero la represión agudizara la protesta, en un ciclo espiralado de
violencia política callejera.
Nadie en la
política y en su sano juicio quiere eso, demasiada sangre ha corrido ya sobre
las calles de la argentina. Sin embargo es un escenario posible dada la
precariedad política del macrismo, la falta de consensos políticos para llevar
adelante un plan de ajuste como el que planea.
Llama la
atención que el gobierno esté siendo atacado por “fuego amigo”, las corridas
cambiarias fueron productos de fugas de divisas echas por bancos como el JP
Morgan, o el Deustch, ambos con funcionarios de primera línea en el gobierno, o
la negativa de la Sociedad Rural de pagar retenciones, o liquidar los dólares
de las últimas cosechas.
También es
notorio, por ahora solo son operaciones de prensa, la construcción de
candidatos y escenarios de reemplazo del presidente Macri, tanto para 2019 o en
un escenario anticipado. Las operaciones de instalar a Lavagna como “piloto de
tormenta de la crisis”, o la auto postulación de De la Sota como presidente de transición,
las notas periodísticas como la de Fidanza en “La Política Online”, titulada
“Rescatando al soldado Macri”, Rosendo Fraga y hasta el mismo Pagni, pidiendo a
gritos un acuerdo con el “peronismo
racional”, léase gobernadores amigos, legisladores del peronismo federal y el
Frente renovador de Sergio Massa, aun este último con sus tropas algo raleadas,
en busca de apoyo y consenso para llevar adelante el ajuste. Todo lo anterior
muestra la debilidad del gobierno de Macri, pero además la falta de confianza
en su liderazgo por parte de los círculos del poder para afrontar lo que se
viene.
Estos
sectores temen un escenario 2001, de caos y violencia, pero más temen que al
calor de una crisis profunda resurja la figura De CFK, tal como muestran las
últimas encuestas. Por eso también algunos medios alientan una anti política,
un “que se vayan todos”, un “todos son iguales”, etc. Un juego peligroso, en una crisis terminal similar al del 2001, la
falta de dirigencia política que pueda rápidamente encauzar el conflicto puede
llevar a una situación generalizada de violencia y anarquía.
Es
interesante ver como los medios de prensa se apropian de los nombres y las
palabras para la construcción de su relato: así el algunos gobernadores, el bloque de Pichetto,
más los diputados del Bloque Federal, más Massa y Barrionuevo son el “Peronismo”.
En su relato el kirchnerismo no es peronismo, es mas no existe, no lo
consideran. No es un actor en esta etapa. Un delirio total que muestra la
ceguera ideológica de los grupos que hoy manejan el país.
Guste o no.
CFK muestra hoy una intención de votos cercana al 40 % en la provincia de Buenos Aires y una
proyección nacional que estaría cercana al 27 % y creciendo.
Es probable
que como dicen algunas encuestas tenga un techo electoral, producto de 12 años
de gestión y el desgaste por medio de la calumnia, la mentira y la injuria de
una prensa hostil y también la persecución por parte del Poder Judicial al
servicio del gobierno y las corporaciones. Pero también los sondeos vienen mostrando un lento, pero persistente
crecimiento en su imagen al calor de la crisis, siendo la única figura que
capitaliza la caída del gobierno.
Igualmente,
en cualquier de los dos casos CFK es y será en 2019 un actor central de la
política argentina, siendo candidata o gran electora en una fuerza opositora.
Algunos gobernadores peronistas, apremiados por cajas deficitarias, el pago de sueldos y alguna obra pública han ido acompañando al macrismo. En algunos casos ese utilitarismo de apoyo se vio aceitado por debilidades ideológicas y otros por afinidades con el modelo macrista. Sin embargo conociendo el ADN peronista, ninguno de ellos acompañara al macrismo al cementerio, seguramente irán despegándose rápidamente, antes que la crisis los arrastre también a ellos. Salvo por ahí Urtubey, que tiene su proyecto atado al macrismo y es más, espera sucederlo, siendo la cara prolija y peronista del ajuste. Según allegados cree que puede capitalizar el descontento y sumar muchos de los votos del macrismo.
Sergio
“Ventajita” Massa juega el mismo juego pero intenta despegarse del macrismo,
pero seducir al poder económico y las corporaciones que puede ser el candidato
del modelo, cuando esta etapa estalle por los aires. El inconveniente de Massa
es que se ha convertido en una figura poco confiable. Sus idas y vueltas, sus
errores políticos, lo han hecho perder posiciones.
Larreta,
Vidal y el, por ahora el caído en desgracia, Marcos Peña, son las figuras
alternativas que tiene el macrismo de cara a las elección de
2019. Podrían serlo si se llegara
a 2019 con cierta normalidad, sin embargo puede que una crisis se los lleve
también a ellos,
Hay muchos
jugadores en danza pretendiendo la presidencia dentro un espacio peronista
opositor, Sola, Rodriguez Saa, Rossi, De la Sota, Capitanich, etc, pero juegan
el juego que CFK les deja jugar. Cualquiera de ellos necesita su bendición para
serlo.
Si CFK no es
candidata, ¿sus votos son transferibles a algún otro candidato que ella apoye?,
difícil saberlo, porque el kirchnerismo duro tiene un componente cerrado y
sectario, pero el grueso es peronista y este electorado tiene una mayor fidelidad
y verticalidad con la figura del líder.
2019 está
muy lejos y la crisis demasiado cerca, cualesquiera sean tiempos futuros,
viviremos la lenta agonía del proyecto macrista, y un seguro triunfo de una alianza opositora,
capaz de cabalgar la crisis y empezar a restaurar los daños que esta gestión
causo al país y a su gente.
La política es construcción humana, por lo tanto esa
alianza opositora amplia, que pueda tomar el gobierno pero sobre todo gobernar
después, está todavía en pañales, si bien esta todo dado, las grandezas y las
miserias humanas también juegan y condicionan la política.
Antonio
Muñiz
11 de julio
de 2018
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