“La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de
morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer.”
Bertold Brecht
“Renacerá mi pueblo de su
ruina y pagaran su culpa los traidores”
Pablo Milanes
Argentina vive hoy, de la mano del gobierno
macrista y el siempre presente FMI, políticas de ajuste permanente de nuestra
economía, acompañados por una voraz deuda externa y su consecuente fuga de
capitales.
En dos años y medio el modelo capitalista
financiero globalizante endeudó al país en 150 mil millones de dólares, pero a su vez, en una
mezcla de impericia, mala praxis y corrupción nos han sumido en una devaluación
permanente, inflación y recesión. El modelo muestra hoy su agotamiento
económico, pero sobre todo político, ya que en su voracidad extrema y su
avaricia, la derecha neoliberal es incapaz de generar un proyecto de país que
integre y contenga a la mayoría de los argentinos. Por el contrario es
expulsivo; los sectores medios y de los trabajadores no tienen lugar.
Es evidente que el proyecto macrista está
agotado, que corre en tiempo de descuento, que vamos hacia una crisis, que
dejará daños profundos en el tejido social, económico, político y moral.
Como toda política imperialista de saqueo esta
dejará tierra arrasada, con millones de
pobres, miles de industrias quebradas, una deuda eterna que nos condicionará por
décadas, pero sobre todo dejará una república en ruinas, con instituciones
caducas, desprestigiadas y corrompidas. La justicia, la fuerzas de seguridad,
las empresa mediáticas, el periodismo mercenario, son solo ejemplo de la
decadencia argentina. El neoliberalismo,
transforma todo lo que toca en muerte y destrucción.
En este escenario es necesario generar una fuerza
política nacional que enfrente al modelo,
que de la pelea desde la calle pero también desde la lucha ideológica y
cultural, por la hegemonía, pero sobre todo por el poder.
Es necesario apelar a un concepto muy sensible en
nuestra historia; la unidad nacional
¿Qué es
verdaderamente la unidad nacional? ¿Es posible?
La consigna de unir a los argentinos tiene una
larga historia en la política argentina.
La usó el radicalismo yrigoyenista, Forja en su
lucha en la década infame, Perón escribió y la desarrollo, tanto en su gobierno
como en la resistencia. El Perón, de la tercera presidencia, tan incomprendido,
hizo su último esfuerzo de consolidar
una unidad nacional que pacificara a los argentinos y pudiéramos enfrentar la
oleada golpista que asoló Latinoamérica
a principios de los setenta.
Si bien es cierto que varios de los golpes
militares en argentina la usaron como consigna y justificación de las asonadas,
es una bandera del nacionalismo popular en sus diferentes vertientes.
Sin embargo el concepto de nación, patria, etc.,
post Malvinas, fue poco a poco siendo
descalificado, a partir de cierto progresismo de izquierda, que no entiende lo nacional
y sobre todo a partir de la ofensiva del capitalismo imperialista de vaciar de
contenidos nacionales, de negar su historia, olvidar las luchas populares, en
los países sometidos. La ocupación y el
saqueo imperialista vienen siempre de la mano de una colonización cultural que
mine cualquier idea de pueblo y nación.
Como decía Bertold Bretch “Qué tiempos serán los
que vivimos, que hay que defender lo obvio”.
Parece de perogrullo pero es indudable que
Argentina necesita construir una fuerza política que tenga como premisa la
defensa de la Patria y de su pueblo. Y que esa fuerza política tiene que tener
como Norte la Unidad nacional, inserta en la Patria Grande latinoamericana.
La Unidad nacional para enfrentar al
imperialismo y sus siempre dispuestas clases oligárquicas aliadas, pero
insertos en la unidad continental. La historia nos muestra que los proyectos de liberación
crecen y se desarrollan cuando son continentales. Un proyecto individual está
condenado al fracaso.
La unidad nacional no es una cuestión
abstracta, por el contrario es un acto de construcción política e ideológica.
Debe ser multi sectorial, poli clasista e ideológicamente
amplia. Requerirá de la participación activa del conjunto de los actores políticos
y sociales que puedan expresar el más amplio abanico ideológico y cuyo objetivo
es la construcción de un proyecto nacional y popular que sintetice los destinos
de la patria y de su pueblo.
Debe ser una convocatoria a todos los argentinos
que sienten amor por la Patria y creen que su destino está atado al resto de su
comunidad, que nadie se salva solo, como dice el evangelio o que “Nadie se realiza en una comunidad que no se
realiza”, un viejo apotegma peronista. Bajo esta premisa amplia solo quedan
afuera los mismos de siempre, las oligarquías, las empresas que lucran con el
saqueo, todos aquellos argentinos que privilegian el interés personal por sobre
el conjunto de los argentinos.
Esa construcción debe abrevar en nuestra
historia, en las luchas populares, desde los caudillos federales, el
yrigoyenismo, el peronismo, la resistencia y la
lucha del “Perón vuelve”, el kirchnerismo, todas expresiones, con
aciertos y errores, del gran movimiento nacional y popular que viene desde el
comienzo de nuestro ser como nación. No para hacer “arqueología” de las ideas,
sino para hacer una nueva síntesis que nos permita lanzarnos hacia el futuro.
Las luchas de los últimos meses contra el modelo neoliberal van plasmando un programa
de gobierno alternativo: defensa del empleo y la producción nacional,
fortalecimiento del mercado interno a través del aumento real de los salarios,
recuperación de la inversión productiva, en desarrollo social, educación,
ciencia y tecnología, poner freno al saqueo de nuestros recursos naturales,
poner límite al endeudamiento irresponsable del macrismo, soberanía en nuestras relaciones
internacionales, etc,
Es necesario, además, la recuperación plena del
estado de derecho, oscurecido por la ilegal detención de más de treinta presos
políticos, siendo Milagro Sala el caso más emblemático y el cese de las operaciones de persecución
político-judicial - mediática hacia los dirigentes opositores.
Otro eje debe pasar por la democratización de los
medios de comunicación. El monopolio del grupo Clarín, ha ido consolidándose en
estos días, convirtiéndose en la empresa de mayor facturación en la argentina.
Una democracia no puede funcionar junto a una
justicia corrupta, envilecida y cooptada por los servicios de inteligencia y
los intereses de las corporaciones, ni tampoco con un monopolio mediático, el
“verdadero poder”, dueño y señor de la información y las mentes de muchos
argentinos.
Por supuesto este es un programa de emergencia,
para paliar la crisis, en el mediano y largo plazo es necesario producir un
cambio en la matriz productiva, dejando atrás el modelo agro exportador y
desmontar todo el aparato legal, cultural y económico del neoliberalismo, que
son herramientas de dominación.
Es necesario ir fortaleciendo y enriqueciendo
este programa, ampliar las bases sociales y políticas, generar consensos mínimos e ir dándole forma
política a ese movimiento de unidad nacional.
Los nombres y los candidatos por ahora son lo de
menos. La lucha ira generando también los nuevos dirigentes que encabezaran y
llevaran adelante este proyecto.
El neoliberalismo nos conduce
nuevamente hacia el caos. Será responsabilidad nuevamente de las fuerzas populares
sacar a nuestro pueblo de su ruina. Hay que reconstruir la unidad nacional en
un un proyecto de liberación nacional y
social. Sin unidad nacional no tenemos
salida, sin unidad nacional no hay futuro.
Antonio Muñiz
3 de julio de 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario